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VOLUMEN 22, SUPLEMENTO I, MAYO 2015 RESÚMENES DE PONENCIAS REVISTA DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR JUNTA DIRECTIVA DE LA SED Presidente: Dr. D. Contreras Secretario: Dr. V. Mayoral Presidente Pasado: Dr. M. A. Camba Tesorero: Dr. M. A. Carames Vocales: Dr. J. A. Micó Dr. C. Pérez Dr. J. Pérez Cajaraville Dr. J. De Andrés Dr. R. Gálvez Dr. J. Vidal Dr. L. Cánovas Dr. C. Margarit Director Revista de la SED: Dr. L. M. Torres Director página web: Dr. F. Neira REVISTA DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR Director: L. M. Torres (Servicio de Anestesia, Reanimación y Tratamiento del Dolor, Hospital Puerta del Mar, Cádiz) Secretario de Redacción: E. Calderón (Servicio de Anestesia, Reanimación y Tratamiento del Dolor, Hospital Puerta del Mar, Cádiz) Comité de Publicaciones: L. M. Torres (Presidente) (Servicio de Anestesia, Reanimación y Tratamiento del Dolor, Hospital Puerta del Mar, Cádiz) Vocales: J. R. González-Escalada (Unidad del Dolor, Hospital Ramón y Cajal, Madrid) J. Herrera (Unidad del Dolor, Hospital de Valme, Sevilla) A. Martínez-Tellería (Servicio de Anestesia, Reanimación y Tratamiento del Dolor, Hospital Virgen de las Nieves, Granada) J. M. Vaca (Unidad del Dolor, Hospital de Valladolid, Valladolid) Coordinador Área Clínica: J. M. Trinidad (Hospital Universitario Puerta del Mar, Cádiz) Coordinador Área Experimental: J. A. Micó (Departamento de Neurociencias, Facultad de Medicina, Universidad de Cádiz, Cádiz) Comité de Redacción: A. Pernia (Unidad del Dolor, Hospital Puerta del Mar, Cádiz) J. M. Muñoz-Ramón (Departamento de Investigación, Hospital Universitario La Paz, Madrid) J. L. Ortega (Servicio de Anestesia, Reanimación y Tratamiento del Dolor, Hospital Puerto Real, Cádiz) J. Pérez Cajaraville (Unidad del Dolor, Clínica Universitaria de Navarra, Pamplona) Comité Editorial: Acupuntura R. Cobos (Sevilla) Dolor Agudo J. A. Aldrete (Departamento de Anestesiología, Universidad del Sur de Florida, Florida, EE.UU.) O. J. Calvillo (EE.UU.) R. de la Torre (Málaga) O. de León Cassasola (Unidad del Dolor, Roswell Park Center Institute, Buffalo, NY, EE.UU.) A. Espejo (Servicio de Anestesiología, Corporación Nacional del Cáncer, Santiago, Chile) REVISTA DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR Órgano Oficial de Expresión de la Sociedad Española del Dolor Fundada en 1994, por la Sociedad Española del Dolor. Las reseñas de esta revista se publican periódicamente en: Embase/Excerpta Medica, Scirus, Scopus, IME, Serline, Biomed, Cuiden y Scielo. Secretaría de la SED: [email protected] Correspondencia científica: Dr. Luis Miguel Torres Morera Servicio de Anestesiología, Reanimación y Tratamiento de Dolor Hospital Universitario Puerta del Mar Avda. Ana de Viya, 21 - 11009 Cádiz Tel.: +34 956 00 28 97 • Fax: +34 956 00 29 84 e-mail: [email protected] J. C. Flores (Medicina del Dolor y Cuidados Paliativos, Clínica San Camilo, Buenos Aires, Argentina) A. Martínez-Tellería (Granada) R. Miguel (Unidad del Dolor, Hospital Moffitt, Florida, EE.UU.) F. Miralles (Orihuela) A. Montero (Lérida) C. Muriel (Salamanca) R. Plancarte (México) M. Rull (Reus) A. Yánez (La Coruña) Atención Primaria E. Blanco (Salamanca) I. Burgos (Ávila) M. Lubián (Cádiz) Cefaleas M-C. B. Wilson (EE.UU.) Ciencias Básicas J. M. Baeyens (Granada) E. Berrocoso (Cádiz) F. Cerveró (Madrid) M. Feria (Tenerife) S. González Barón (Málaga) C. Martínez-Oliva (Badajoz) Cuidados Paliativos W. Astudillo (San Sebastián) M. Gómez Sancho (Las Palmas) A. Pascual (Valencia) Dolor Crónico D. Abejón (Madrid) R. Arregui (Zaragoza) L. Cánovas (La Coruña) D. Contreras (Jaén) J. de Andrés (Valencia) L. Fiscella (Servicio de Anestesia, Analgesia y Reanimación, Hospital Italiano de Rosario, Rosario, Argentina) R. Gálvez (Granada) A. Haidbauer (Argentina) J. Herrera (Sevilla) A. Kassian (México) V. Mayoral (Barcelona) C. Pérez (Madrid) E. Reig (Madrid) J. L. Rodríguez (Tenerife) M. J. Rodríguez (Málaga) R. Ruiz (Barcelona) Enfermería M. J. Abellán (Cádiz) J. Gómez-García (Madrid) I. López Moraleda (Sevilla) M. D. Sánchez (Cádiz) J. A. Yánez (Málaga) Epidemiología J. Almenara (Cádiz) I. Failde (Cádiz) Fisioterapia J. Mesa (Madrid) R. Torres (Valencia) Farmacología I. Bellido (Málaga) M. Fernández Arévalo (Sevilla) C. Goicochea (Alcalá de Henares) A. Gómez Luque (Málaga) © 2015 REVISTA DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR. © 2015 ARÁN EDICIONES, S.L. Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, transmitida en ninguna forma o medio alguno, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabaciones o cualquier sistema de recuperación de almacenaje de información, sin la autorización por escrito del titular del Copyright. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la Ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos de Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. LOPD: De acuerdo con lo contemplado en la Ley 15/1999, de 13 de diciembre, le informamos que sus datos personales forman parte del fichero automatizado de Arán Ediciones, S.L. Ud. tiene la posibilidad de ejercer los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición en los términos esta- I. Martín (Alcalá de Henares) M. Saldaña (Cádiz) Historia C. Márquez (Cádiz) A. Pérez (Cádiz) Orofacial J. L. de la Hoz (Madrid) Neurocirugía J. de Vera (Tenerife) J. López López (Cádiz) F. Robaina (Las Palmas) F. Seijo (Oviedo) Neurología A. Martínez Salio (Madrid) J. Montero (Barcelona) J. A. Pareja (Ávila) Psiquiatría/Psicología R. Bayés (Barcelona) M. I. Comeche (Madrid) J. Elorza (Cádiz) D. Godoy (Granada) J. Miró (Barcelona) V. Monsalve (Valencia) M. Vallejo (Madrid) Rehabilitación C. del Pozo (Madrid) P. Fenollosa (Valencia) X. Minguéns (Monforte) Reumatología E. Martín Mola (Madrid) J. Vidal Fuentes (Madrid) blecidos en la legislación vigente, dirigiendo su solicitud por escrito a: Arán Ediciones, S.L. C/ Castelló, 128, 1º. 28026 Madrid. Suscripciones: ARÁN EDICIONES, S.L. C/ Castelló, 128 - Telf. 91 782 00 34 - Fax: 91 561 57 87 28006 MADRID. e-mail: [email protected] 6 números al año + suplementos. Tarifa suscripción anual: Profesional: 95 ; Empresa e Institución: 350 e Publicación autorizada por el Ministerio de Sanidad como So porte Válido Ref. SVR. Núm. 134-R-CM. ISSN 1134-8046. Depósito Legal: M-26411-1994. ARÁN EDICIONES, S.L. Castelló, 128 - 28006 Madrid Telf.: 91 782 00 35 - Fax: 91 561 57 87 e-mail: [email protected] http: //www.grupoaran.com REVISTA DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR SEVILLA, 2015 COMITÉ ORGANIZADOR Presidente: Dr. Jerónimo Herrera Silva Dr. Rafael Gálvez Dr. José López Dr. Antonio Montero Dr. Víctor Mayoral Dra. Dolores Rodrigo Dr. Ignacio Velázquez Dr. Javier Vidal Dr. Miguel Ángel Carames Dr. Diego Contreras de la Fuente Dr. Javier de Andrés Ares Dra. Rosalía de la Torre Dra. Chus Berro COMITÉ CIENTÍFICO Presidente: Dr. Luis M. Torres Dr. Manuel Rodríguez López Dra. Luz Cánovas Dr. Ricardo Cruciani Dra. Encarnación Cuéllar Dr. Óscar de León Casasola Dr. José Luis de la Calle Dr. César Margarit Dr. Juan A. Mico Dr. Clemente Muriel Dr. Fernando Neira Dra. Consuelo Nieto Dra. Concepción Pérez Dr. Juan Pérez Cajaraville Dr. Francisco Robaina Dr. Daniel Samper PROGRAMA JUEVES, 28 MAYO DE 2015 XIII REUNIÓN IBEROAMERICANA DEL DOLOR AUDITORIO (SALA SEVILLA 3) 8.45-9.00Inauguración oficial XIII Reunión Iberoamericana del Dolor 9.00-10.30Primera mesa: Dolor oncológico y cuidados paliativos 11.00-12.30Segunda mesa: Investigación y formación en dolor 12.30-14.00Tercera mesa: Manejo farmacológico del dolor crónico 16.00-17.30Cuarta mesa: Técnicas intervencionistas en el manejo del dolor 17.30Clausura XIII Reunión Iberoamericana 18.00-19.30Mesa Premio Mejores Comunicaciones 20.00 Conferencia Inaugural. Inauguración oficial XII Congreso SED 20.30Conferencia - concierto: la guitarra española en el flamenco y copla andaluza Dr. Epifanio Lupión Cruz. Doctor en Medicina y Derecho. Sevilla VIERNES, 29 MAYO DE 2015 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR AUDITORIO (SALA SEVILLA 3) 8.00-8.30 Conferencia Magistral: sonoanatomía de la columna. Dr. Thomas Clark 8.00-9.00 Sesión póster (Dr. Fernando Caba, Dr. Daniel Samper y Dr. Agustín Espejo) 8.30-9.45 Dolor de columna vertebral (Esteve) Moderador: Dr. Francisco Robaina • Efectividad de los opioides mayores para el control del dolor lumbar crónico. Sigue la controversia. Dr. Fernando Neira • Nuevas tecnologías en el manejo del dolor residual de la cirugía de columna. Epiduroscopia. Dra. Ángeles Canos • Radiofrecuencia vía caudal. Dra. Consuelo Nieto Iglesias • Necesidades para la implantación de las áreas funcionales de la columna vertebral. Dr. Francisco Robaina 09.45-11.00 Administración de esteroides epidurales: situación de controversia Moderador: Prof. Dr. Óscar de León • ¿Son útiles los bloqueos epidurales con corticoides en la estenosis de canal? Dra. Mercé Matute Crespo • Posicionamiento de la FDA sobre el uso de los esteroides epidurales. Prof. Dr. Óscar de León • Posicionamiento SED. Dr. Javier de Andrés Ares 11.30-12.45 Polineuropatías dolorosas Moderador: Dr. Rafael Gálvez • Canales y dianas implicadas. Dr. Carlos Goicoechea • Evaluación y diagnóstico. Dr. Bart Morlion • Terapia farmacológica selectiva. Dr. Rafael Gálvez • Terapia intervencionista en neuropatía dolorosa avanzada. Dra. Consuelo Nieto 12.45-14.00 Symposium Grünenthal. El componente neuropático: un factor a tener en cuenta Moderador: Dr. Hermann Ribera • Aspectos fisiopatológicos del dolor crónico con componente neuropático. Dr. Jordi Casanova • Vivir con dolor crónico. Dra. Concepción Pérez • Retos del dolor crónico con componente neuropático en la consulta. Dr. Alejandro Orts 14.00-16.00 Symposium Teva. Abordaje multidisciplinar y calidad de vida en el paciente con dolor irruptivo oncológico • Bienvenida. Introducción. Dr. González Mesa • Abordaje multidisciplinar del dolor oncológico. Dr. César Margarit • Resultados en calidad de vida en pacientes con DIO. Dr. Rafael Gálvez • Ruegos y preguntas. Dr. González Mesa 16.00-17.10 Tratamiento intervencionista del dolor cráneo-facial desde la medicina basada en la evidencia: algoritmo terapéutico Moderador: Dr. Luis Aliaga Font • Cefalea cluster: radiofrecuencia vs. estimulación del ganglio pterigopalatino. Dr. Joaquín Insausti • Neuralgia occipital: estimulación occipital periférica. Dra. María Dolores Rodrigo • Neuralgia del trigémino: radiofrecuencia vs. tratamiento quirúrgico. Dr. Javier Márquez 17.00-19.00 Sesión póster (Dra. María Dolores Rodrigo Royo, Dra. Luz Cánovas y Dr. José L. de la Calle) 17.30-18.30 Manejo del dolor en grupos de pacientes especiales Moderador: Dr. Francisco Martínez Calderón • Dolor en niño con SDRC. Dr. Mariano Fernández Baena • Enfermedades degenerativas dolorosas. Parkinson y ELA. Dra. Presentación Vila • Manejo en pacientes con toxicomanías. Dr. Jesús Maldonado 18.30-19.00 Conferencia Magistral: Future trends in neuropathic pain Dr. Rolf Detlef Treede SALA B (SALA SEVILLA 2) 8.30-9.45 Formación y seguridad en dolor Moderador: Profesor Clemente Muriel • ¿Qué se debe enseñar de dolor en pregrado? Profesor Clemente Muriel • ¿Son útiles los cursos de formación? Dra. Josefa Luisa Ortega García • Docencia postgrado ¿son válidos los cursos de cursos de expertos y máster? Dra. María Rull • Seguridad en dolor. Dr. Juan I. Gómez-Arnau 09.45-11.00 Symposium Cardiva. Novedades en neuromodulación Moderador: Dr. Joaquín Insausti • Estimulación ganglio raíz dorsal. Dr. Antonio Pajuelo Gallego • Estimulación en ráfagas. Dr. David Abejón • Nuevo dispositivo infusión. Dr. Manuel Rodríguez López 11.30-12.45 Infusión espinal en dolor crónico no oncológico Moderador: Dra. Chus Berro • Dosis ultrabajas de morfina en terapia intratecal para dolor no oncológico: mito o realidad. Dr. José Luis de la Calle • Inyección única o infusión continua en dosis intratecal de prueba. Dra. Cristina del Pozo • Ziconotide sola o asociada. Dr. Manuel Rodríguez López 12.45-14.00 Taller Prostrakan. Elegir el tratamiento para el dolor irruptivo oncológico de nuestros pacientes: ¿es una cuestión de minutos? • Estrategias y herramientas para diagnosticar el dolor irruptivo oncológico y claves para la elección del tratamiento. Prof. Dr. Ricardo Cruciani • Opciones terapéuticas: criterios de utilización y preferencias del paciente. Dr. Víctor Mayoral • De la teoría a la práctica: coincidencias y divergencias con los ensayos clínicos tras cinco años de experiencia con fentanilo sublingual. Dr. Juan Pérez Cajaraville 16.00-17.10 Dolor neuropático: fisiopatología y tratamiento Moderador: Dra. María Victoria Ribera • Epidemiología del dolor neuropático. Dra. Inmaculada Failde • Hiperalgesia mecánica: relevancia clínica. Dr. Javier Vidal • Actualización de los algoritmos de tratamiento. Dr. Óscar de León • ¿Es posible predecir la respuesta del DN al tratamiento? Dra. María Luisa Franco 17.30-18.30 Guías de prácticas clínicas en el tratamiento del dolor crónico Moderador: Dr. Daniel Samper • Guía de dolor cervical. Dr. Domingo Ventura • Guía de consenso de opioides en DCNO. Dr. Ignacio Velázquez • Guía de dolor pélvico crónico. Dra. Luz Cánovas Martínez SALA C (SALA SEVILLA 1) 9.00-10.00 Grupo Neuropático: actualizaciones en dolor neuropático Moderador: Dr. R. Gálvez • What’s the best for the neuropathic cancer pain? Rolf Detlef Treede • Presentación de la guía de consenso de dolor neuropático periférico para atención primaria. Dra. Concepción Pérez Hernández 10.00-11.00 Actualizaciones en dolor musculoesquelético Moderador: Dr. Javier Vidal • Sensibilización central del dolor en la artrosis. Profesor Carlos Goicoechea • Factores de riesgo y prevención del dolor en la artroplastia de rodilla. Profesor Dr. Antonio Montero 11.30-12.45 Symposium Archymedes. ¿Puede recuperar el paciente su vida cotidiana gracias al fentanilo intranasal en pectina? Moderador: Dr. Luis M. Torres • Del intervencionismo a la farmacología. Dr. David Abejón • Estudio a largo plazo del fentanilo intranasal en pectina en enfermos con dolor no oncológico de edad avanzada. Dr. Rafael Salazar 12.45-14.00 Síndrome de dolor regional complejo: desentrañando su complejidad Moderador: Dr. Manuel Sánchez del Águila • Síndrome de atrapamiento nervioso. Dr. Thomas Clark • Nuevos criterios diagnósticos. Dr. Diego Díaz • Manejo farmacológico. Nuevas drogas. Dr. Ángel Martínez • Procedimientos intervencionistas. Dr. Juan Santos 16.00-17.10 Grupo de Trabajo Psicología. Nuevas aportaciones en el tratamiento psicológico del dolor crónico: el papel de la resiliencia y la flexibilidad Moderador: Dr. Antoni Castel • Variables psicológicas implicadas en la experiencia de dolor crónico: pacientes vulnerables y resilientes. Dra. Carmen Ramírez Maestre • Psychological flexibility and the application of openness, awareness, and engagement to treatment for chronic pain. Dr. Lance Mccracken 17.30-18.30 Grupo de Trabajo de Cefaleas. Últimos avances en el tratamiento de las cefaleas Moderadora: Dra. Pilar Acín • Cefaleas. Tratamiento farmacológico. Dr. Pedro Bermejo • Dolor de la cavidad oral y máxilo-facial. Dra. Pilar Acín Lázaro • Alternativas terapéuticas no farmacológicas del dolor cefálico y facial. Dr. Pablo Baltanás Rubio SÁBADO 30 MAYO DE 2015 8.00-9.00 Sesión póster (Dr. Rafael Cobos, Dr. José A. de Vera y Dr. Fernando Neira) AUDITORIO (SALA SEVILLA 3) 8.45-9.45 Mesa de controversia: unidades de dolor Moderadores: Dr. José Luis Rodríguez y Dr. Luis M. Torres • ¿Las unidades del dolor son eficientes para los gestores? • Medidas para implementación de las ud en las comunidades autónomas • Medidas para dar mayor visibilidad a las UD • Las unidades de dolor independientes o dentro de unidades de gestión clínica 9.45-11.00 Utilización prolongada de opioides en dolor crónico no oncológico moderador: Dr. Ricardo Cruciani • Análisis de riesgo beneficio en USA. Dr. Ricardo Cruciani • Utilización prolongada de opiáceos para el tratamiento del dolor crónico no-oncológico en Europa: análisis de riesgo beneficio. Dr. Manuel Sánchez del Águila • Estrategias para disminuir riesgo en la prescripción de opiáceos para dolor crónico no-oncológico: la estrategia de salida, la tabla de equivalencia analgésica, formulaciones disuasivas de abuso. Dr. Cesar Margarit 11.30-12.45 Actualización en dolor oncológico Moderador: Dr. Rodrigo Fernández Rebolledo • Radiofrecuencia en cáncer de páncreas, mejor RF de esplácnicos o bloqueo neurolítico del ganglio celiaco. Dr. Miguel Marín • Dolor metástasis ósea. Dr. Ricardo Plankarte • Dolor irruptivo oncológico. Nuevas evidencias. Dr. Ricardo Cruciani 12.45-14.00 Tratamiento del dolor en atención primaria Moderador: Dr. Rodríguez Matallana • ¿Qué piensa el médico de familia de las unidades de dolor? Dra. Francisca García Martínez • Lumbalgias en atención primaria. Dra. Cayetana Sánchez • Opioides de acción rápida en atención primaria. Dr. Rodríguez Matallana 14.00-16.00 Taller Boston Scientific. Nuevas plataformas de neuroestimulación: hacia un tratamiento personalizado del paciente del dolor crónico • Bases electrofisiológicas de la estimulación sin parestesias. Dr. Ricardo Vallejo • Fundamentos físicos y nuevos avances en la estimulación del sistema nervioso. Dr. Bonifacio Vega • Soluciones clínicas en el alivio del dolor crónico: nuevas tecnologías en neuroestimulación. D. Francisco Estella 16.00-17.10 Aportaciones de socios SED. ¿Cuál es la pauta a seguir en el tratamiento del dolor en patologías poco comunes? Moderador: Dr. Miguel A. Caramés • ¿Qué tratamiento a seguir en el paciente frágil? Fármacos o técnicas. Dr. Diego Benítez Pareja • Drogas y conducción. Dr. Enrique Calderón • Síndrome de hombro doloroso tras AVC. Dr. Xoan Miguens • Tratamiento analgésico de la mastocitosis. Dr. Rafael de Alba 17.30-18.30 Dolor irruptivo Moderadores: Dr. Francisco Vara Hernando, Dr. Joaquín Rodríguez Matallana y Dr. Luis M. Torres • ¿Qué aportan los diferentes fentanilos? Oral-sublingual-bucal. Nasal-nasal pectina parche mucoso 18.30 • Estimulación a ráfagas. Dr. Mark Plazier Jessa Zeikenhuis 11.30-12.45 Grupo de Trabajo Neuromodulación. Avances en neuromodulación en el tratamiento del dolor Moderador: Dr. José A. López • ¿Existen otras posibilidades para producir estimulación lumbar sin parestesias? Dr. David Abejón • Estimulación con 10 khz. Dr. Ricardo Vallejo • Recent advances in wireless neuromodulation. Dr. Adnan Al Kaisy • ¿Cuando todo falla: la infusión intratecal? Dr. Francisco Robaina 12.45-14.00 Mesa Opioides. Un pilar esencial en el tratamiento del dolor crónico (Mundipharma) Moderador: Dr. Manuel J. Rodríguez López • Manejo diferencial del dolor crónico oncológico y no oncológico. Dra. M.ª Dolores Bédmar Cruz • ¿Son todos los opioides iguales? Dr. Juan Pérez Cajaraville • Responsabilidad en la prescripción de opioides. Dr. César Margarit Ferri Asamblea socio SALA B (SALA SEVILLA 2) 08.30-09.45 Mesa Hispano Lusa. Modelos de gestión de las unidades de dolor Moderadores: Dr. Francisco Duarte Correia y Dr. Diego Contreras de la Fuente • Organización de las unidades del dolor. Dr. Filipe Antunes • Planes de formación en dolor: áreas de capacitación y acreditación de las unidades del dolor. Dr. José Ramón González Escalada • Accesibilidad a los opioides. Dra. Rosario Alonso • Indicadores de calidad en el tratamiento del dolor. Dr. Juan Pérez Cajaraville 9.45-11.00 Mesa de avances en neuromodulación en el tratamiento del dolor Moderador: Dr. José Antonio López • Dolor de espalda y estimulación eléctrica medular. Dr. José Antonio López • Estudios acerca de la línea media fisiológica. Dr. José F. Paz Solís • Mechanism research for enhancing SCS therapy efficacy. Dr. Lisa Johanek • Tratamiento con electrodos planos quirúrgicos. Dr. Guillermo García March 16.00-17.10 Mesa de tratamiento del dolor orofacial Moderador: Dr. Antonio Blanco Hungría • Dolor neuropático tras procedimientos dentales. Dr. Antonio Romero García • Dolor neuropático orofacial post-quimioterapia. Dr. José Manuel Torres Hortelano • Técnicas infiltrativas en dolor miofascial craneofacial. Prof. Dra. Isabel Moreno 17.30-18.30 Dolor abdomino-pélvico crónico Moderador: Dr. Rafael Cobos Romana • Etiología y prevalencia. Diagnóstico diferencial. Dra. Amparo Rubio • Síndrome de vejiga dolorosa y cistitis intersticial. Dr. José Manuel González Mesa • Distintas alternativas de tratamiento. Dr. José M. Trinidad SALA C (SALA SEVILLA 1) 08.30-09.45 Grupo Oncológico. Avances en el manejo del dolor oncológico Moderadores: Dra. M.ª Dolores López Alarcón y Dr. Javier Arranz Durán • Avances en el manejo del dolor oncológico: tratamiento intervencionista. Dr. Javier Arranz Durán • Adicción a opioides en pacientes con dolor oncológico. Dr. Josep Porta i Sales 9.45-11.00 Planes integrales de salud Moderador: Dr. Diego Contreras de la Fuente • Presente y futuro de la educacion en dolor y especialidad en Europa. Dr. Chris Wells • Plan Nacional del Dolor. Dr. Rafael Gálvez • Plan Junta de Andalucía. Dra. Encarnación Cuéllar • Plan Junta Extremadura. Dra. María Redondo 11.30-12.45 Mesa de controversia: necesidad del diagnóstico del dolor neuropático localizado (Grünenthal) Moderador: Dr. Calixto Sánchez • En contra de los criterios diagnósticos de dolor neuropático localizado. Dr. José Luis de la Calle • A favor de los criterios diagnósticos de dolor neuropático localizado. Dra. Mercé Matute 12.45-14.00 Grupo Trabajo Dolor Agudo. Avances en el tratamiento del dolor agudo Moderador: Dr. Fernando Caba Barrientos • Utilidad del QST en la prevención del dolor crónico postquirúrgico. Dr. Christian Dursteler • Nuevas vías de analgesia postoperatoria. Dra. Carmen Benito • Reconocimiento a las buenas prácticas en el manejo del dolor perioperatorio. Dr. Fernando Caba Barrientos 16.00-17.10 Grupo de Ciencias Básicas. ¿Cómo se investiga el dolor relacionado con el cáncer en modelos animales? Moderadora: Dra. Eva Sánchez Robles • Dolor causado por tumores en animales de experimentación. Dra. Sara González Rodríguez • Dolor iatrogénico: el dolor producido por antitumorales. Dra. Eva Sánchez Robles • Aproximando la medición del dolor entre humanos y roedores. Dr. Enrique J. Cobos del Moral 17.30-18.30 Investigación en dolor. Presente y futuro Moderador: Dr. José de Andrés • Papel de la genética en el dolor. Dra. Maribel Martín • Futuras dianas de la investigación en dolor. Dr. Carlos Goicoechea • Dolor pélvico: en busca de respuestas a un problema no resuelto. Dr. José de Andrés DOMINGO 31 MAYO DE 2015 8.00-9.00 Sesión póster (Dr. Francis Linares del Río, Dr. Francisco Heredia, Dr. Martínez Navas y D. Rafael Galisteo) SALA B (SALA SEVILLA 2) 08.45-10.00 Mesa de tesis Moderadores: Dr. Víctor Mayoral y Dr. Miguel A. Caramés 10.00-11.00 Dolor posoperatorio crónico Moderadora: Dra. Rosalía de la Torre • Mecanismos etiopatogénicos. Epidemiología. Dra. Josefa Luisa Ortega García • Estrategias preventivas. Dr. Manuel Robles • Dolor crónico tras el parto. Dra. Mercedes Echevarría 11.30-12.45 Mesa de Ética. Información clínica y consentimiento informado Moderador: Dr. Antonio Ontanilla López • Ética en la información al paciente y familia. Dr. Jaime Boceta • Empleo de fármacos fuera de indicación en ficha técnica. Dr. Fernando Gamboa • Derecho a la información y consentimiento informado. D. Manuel Pérez Sarabia SALA C (SALA SEVILLA 1) 09.45-11.00 Grupo de Trabajo Radiofrecuencia. Últimas novedades en radiofrecuencia en el tratamiento del dolor Moderadora: Dra. Mayte Bovaira • Complicaciones en radiofrecuencia. Dra. Gisela Roca • Técnicas de radiofrecuencia en dolor neuropático. Dra. Mayte Bovaira • Acreditación en técnicas de radiofrecuencia, un paso más hacia la excelencia en el tratamiento del dolor. Dr. Javier de Andrés Ares 11.30-12.45 Grupo Trabajo Opioides. Manejo de opioides en el tratamiento del dolor: Últimas novedades Moderador: Dr. Ignacio Velázquez • Opioides a largo plazo: eficacia y complicaciones. Dr. Manuel Rodríguez López • Opioides en el dolor neuropático. Dra. Concepción Pérez • Opioides en la lumbalgia. Dr. Ignacio Velázquez 12.45 Clausura Congreso REVISTA DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR SEVILLA, 2015 SUMARIO How to give cancer pain patients better pharmacological treatment? M. Fragoso........................................................................................................................................................................... 1 Diferencias entre dolor basal y dolor irruptor: ¿supone su control un problema frecuente? I. Velázquez Rivera ............................................................................................................................................................. 2 Deficiências actuais no ensino da dor e do seu tratamento na formação em medicina A. Almeida............................................................................................................................................................................ 5 Manejo del estreñimiento inducido por opioides (EIO) M.P. Gómez López................................................................................................................................................................ 7 Corticoides epidurales: ¿sí o no? L. Cánovas Martínez............................................................................................................................................................ 9 Evidencias de la radiofrecuencia pulsada A. Alonso Cardaño............................................................................................................................................................. 10 Complicaciones en técnicas intervencionistas J. De Andrés Ares, G. Roca Amatriaín, C. Nieto, M. Bovaira, M.L. Franco..................................................................... 10 Efectividad de los opioides mayores en dolor lumbar: sigue la controversia F. Neira Reina, J.L. Ortega García.................................................................................................................................... 11 Nuevas tecnologías en el manejo del dolor residual de la cirugía de columna. Epiduroscopia M.Á. Canós Verdecho......................................................................................................................................................... 14 Radiofrecuencia por vía caudal C. Nieto Iglesias................................................................................................................................................................. 16 Propuestas para la enseñanza del dolor en el pregrado C. Muriel Villoria............................................................................................................................................................... 18 ¿Son útiles los cursos de formación? J.L. Ortega García, F. Neira Reina.................................................................................................................................... 19 Seguridad del paciente, SENSAR y unidades del dolor J.I. Gómez-Arnau............................................................................................................................................................... 22 Posicionamiento de la SED con respecto a los corticoides epidurales J. De Andrés Ares, J. Vidal, D. Contreras, V. Mayoral, L. Cánovas, C. Pérez, R. Gálvez, J. Pérez Cajaraville, C. Margarit........................................................................................................................................................................ 24 Tratamiento intervencionista en la neuropatía dolorosa avanzada C. Nieto Iglesias................................................................................................................................................................. 26 Inyección única o infusión continua en dosis intratecal de prueba C. del Pozo Martín............................................................................................................................................................. 28 Estudio a 2 años, para medir la eficacia del fentanilo intranasal en pectina en el dolor irruptivo, en enfermos con dolor no oncológico de edad avanzada R. Salazar Vecino............................................................................................................................................................... 30 Nuevos criterios diagnósticos D. Díaz Rodríguez.............................................................................................................................................................. 32 Nuevos tratamientos farmacológicos en el SDRC Á. Martínez Navas.............................................................................................................................................................. 34 Cefalea cluster: radiofrecuencia vs. estimulación del ganglio pterigopalatino J. Insausti Valdivia, A. Mendiola de la Osa, M. Herrero Trujillano.................................................................................. 38 Neuralgia occipital: estimulación occipital periférica M.D. Rodrigo Royo, P. Baltanás Rubio............................................................................................................................. 41 Tratamiento no farmacológico de la neuralgia del trigémino. Evidencia disponible J. Márquez-Rivas............................................................................................................................................................... 43 ¿Qué opina la atención primaria de las unidades del dolor y de su relación con las mismas? F.L. García Martínez.......................................................................................................................................................... 43 Lumbalgia en atención primaria C. Sánchez Navarro........................................................................................................................................................... 46 Variables psicológicas implicadas en la experiencia de dolor crónico: pacientes vulnerables y resilientes C. Ramírez-Maestre, R. Esteve, A. López-Martínez........................................................................................................... 47 Dolor en niño con síndrome de dolor regional complejo M.J. Fernández Baena....................................................................................................................................................... 50 Enfermedades degenerativas dolorosas. Parkinson y esclerosis múltiple P. Vila Pousada.................................................................................................................................................................. 53 Manejo del dolor en pacientes con toxicomanías J. Maldonado Contreras, M.T. Quel Collado, A. Vela de Toro.......................................................................................... 54 Guía de dolor cervical D. Ventura Vargas.............................................................................................................................................................. 57 Guía clínica de dolor pélvico L. Cánovas, A. de la Iglesia, A. Carregal.......................................................................................................................... 59 Dolor de la cavidad oral y maxilofacial M.P. Acín Lázaro................................................................................................................................................................ 63 Acceso a opioides M.R. Alonso........................................................................................................................................................................ 66 Avances en el manejo del dolor oncológico: tratamiento intervencionista J. Arranz, A. Mencias, R. Calvo, E. Carrillo, J.L. Rodríguez............................................................................................ 69 Utilización prolongada de opiáceos para el tratamiento del dolor crónico no oncológico en Europa: análisis de riesgo-beneficio M.J. Sánchez del Águila..................................................................................................................................................... 71 Dolor de espalda y neuromodulación. Introducción J.A. López López, G. Gómez Benítez................................................................................................................................. 72 Estudios acerca de la línea media fisiológica J.F. Paz Solís, S. de Santiago............................................................................................................................................. 74 Mechanism research for enhancing SCS therapy efficacy L.M. Johanek...................................................................................................................................................................... 75 Estimulación medular crónica y síndrome de cirugía de espalda fallida: tratamiento con electrodos planos quirúrgicos G. García-March................................................................................................................................................................ 77 Plan andaluz de atención a las personas con dolor E. Cuéllar Obispo.............................................................................................................................................................. 80 Plan del dolor en Extremadura M. Redondo Fernández...................................................................................................................................................... 82 Radiofrecuencia en cáncer de páncreas, mejor radiofrecuencia de esplácnicos o bloqueo neurolítico del ganglio celiaco M. Marín Sevilla................................................................................................................................................................ 86 Epidemiología del dolor neuropático I. Failde, M. Dueñas.......................................................................................................................................................... 88 Tratamiento diferencial del dolor crónico oncológico D. Bédmar Cruz, A. Rincón, R. Rosado, L. Izquierdo, M.J. Guinaldo, M.M. González.................................................... 89 Nuevas vías de analgesia postoperatoria M.C. Benito Alcalá............................................................................................................................................................. 93 Técnicas vs. medicación en el paciente frágil D. Benítez Pareja............................................................................................................................................................... 95 Medicamentos y conducción E. Calderón Seoane........................................................................................................................................................... 97 Hombro doloroso tras ictus X. Miguéns Vázquez, C. Colomer Font.............................................................................................................................. 99 Manejo analgésico y anestésico en la mastocitosis sistémica R. de Alba Moreno........................................................................................................................................................... 101 Dolor neuropático tras la realización de procedimientos dentales A. Romero García............................................................................................................................................................ 103 Dolor neuropático orofacial posquimioterapia J.M. Torres Hortelano...................................................................................................................................................... 104 Técnicas infiltrativas en dolor craneofacial I. Moreno Hay.................................................................................................................................................................. 104 Dolor causado por tumores en animales de experimentación S. González Rodríguez..................................................................................................................................................... 105 Dolor iatrogénico: dolor producido por antitumorales E.M. Sánchez-Robles....................................................................................................................................................... 107 Aproximando la medición del dolor entre humanos y roedores E.J. Cobos del Moral....................................................................................................................................................... 109 Síndrome dolor vesical/cistitis intersticial J.M. González Mesa......................................................................................................................................................... 112 Papel de la genética en el dolor M.I. Martín Fontelles, E. Sánchez Robles....................................................................................................................... 113 Dolor postoperatorio crónico. Mecanismos fisiopatogénicos. Epidemiología J.L. Ortega García, F. Neira Reina.................................................................................................................................. 114 Dolor crónico postoperatorio. Técnicas preventivas M. Robles Romero............................................................................................................................................................ 116 Técnicas de radiofrecuencia en dolor neuropático M.T. Bovaira Forner........................................................................................................................................................ 117 Acreditación en técnicas de radiofrecuencia de la SED J. De Andrés Ares, G. Roca Amatriaín, C. Nieto Iglesias, M. Bovaira, M.L. Franco..................................................... 120 Ética en la información al paciente y familia J. Boceta Osuna............................................................................................................................................................... 121 Empleo de fármacos fuera de indicación en ficha técnica F.M. Gamboa Antiñolo..................................................................................................................................................... 124 ÍNDICE DE AUTORES.................................................................................................................................................. 126 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR1 RESÚMENES DE PONENCIAS XII Congreso de la Sociedad Española del Dolor HOW TO GIVE CANCER PAIN PATIENTS BETTER PHARMACOLOGICAL TREATMENT? M. Fragoso Serviço de Oncologia Médica e Unidade de Estudo e Tratamento da Dor. Instituto Português de Oncologia Centro do Porto. Porto, Portugal HOW COMMON IS CANCER PAIN DURING PATIENT´S EVOLUTION? Early reports on the prevalence of pain in cancer patients draw attention to high figures that range from 52% to 77%. More recent studies on the prevalence of pain in patients with cancer show figures that range from 24% to 60% in patients on active anticancer treatment and 62%-86% in patients with advanced cancer, which illustrates that this problem has not been solved (1). Even patients enrolled in places specifically devoted to cancer and/or pain management (oncology/pain /palliative centers or hospices) were still classified as potentially under-treated in 25.3% of the cases (range 9.8%.55.3%) (1). Although prevalence figures have to be interpreted with caution due to methodological issues, such as sample size differences not taken into account in the calculation of the mean prevalence, information about the search methods used to select the articles or about differences between patient groups other than type and stage of cancer, there is substantial evidence that management of cancer pain is often suboptimal (2). Only a small amount of data exists about pain assessment and its management in cancer patients during the various invasive and non-invasive diagnostic procedures at diagnosis or throughout a cancer illness. Such procedures range from radiological imaging procedures, which necessitate the patient to remain in uncomfortable positions for a long time, invasive procedures, biopsies of soft tissues or bone and surgical interventions (3). Similarly, biomedical science has made notable progress in the detection and treatment of cancer. Although we are understandably proud of the greater survival rates we have achieved for many types of cancers, this is all too often accomplished with significant sacrifices in quality of life for our patients. Long-lasting pain after oncological treatments, as occurs with cancer-related neuropathic pain is a common debilitating sequel of cancer and its treatment (4). THE MANAGEMENT OF CANCER PAIN Any therapeutic strategy for cancer pain patients’ depends on what goals are established: Survival, comfort and/or function. The relative priority of these goals for the patient should direct our therapeutic decision-making. In order to accomplish the most effective treatment plan we should take into consideration a number of steps. Pain assessment Cancer-related pain is a subjective, multidimensional experience caused among others by the tumor as well as its treatment; an understanding of the fluctuating nature of pain, either as an improvement or worsening of pain intensity with time, as well as the variables associated with variability in pain intensity among cancer patients, could help patients and providers to anticipate their experience and to target interventions toward those at high risk (5). Pain assessment in patients with cancer should characterize the pain complaint, the fluctuating nature of cancer-related pain as measuring pain at one time point could mask important variability; taking into account the status of the underlying disease, clarifying the pain in terms of its cause, syndrome, and pathophysiology and obtaining details about other factors that may contribute to the illness burden. Consideration should be given to the possibility of pain that may occur subsequently as a result of oncological therapies, supportive therapies, or diagnostic procedures. 2 RESÚMENES DE PONENCIAS How to get better control of pain Once identified cancer pain may need emergent treatment, in case we have intense, uncontrolled pain, or intense suffering. In this particular situation, patient’s evaluation should take a brief consideration of pain characteristics, cancer extent of disease, comorbidities and quality of life, in order to get a quick relief of symptoms. The most frequently used group of drugs in this setting are opioids and anti-inflammatory agents (either steroids or non-steroids). Patient’s follow-up is mandatory and will follow the item of chronic cancer pain. As for chronic cancer pain, we could summarize it in 3 main fields: Chronic pain that has been stabilized under regular medication, acute flare of chronic cancer pain or breakthrough cancer pain; breakthrough cancer pain is considered a particular setting of cancer pain and usually treated as acute intense pain. For the other 2 settings of chronic cancer pain - either “de novo” or flare of chronic pain a systematic approach should be in order attempting to: –– Recognize pain as a symptom, initial assessment, and acknowledging the need for continuous assessment. –– Consider different possible etiologies. –– Select the plan of treatment; pain intensity and the analgesic ladder are useful surrogate markers for this selection, but we should also take into account: • The patient as he may be a fit patient or on the contrary a vulnerable or even fragile one; patient’s expectations, expected survival, desired quality of life should be known by the medical team. • Cancer biology, the kind of visceral or serosa involvement, the possible compromise of the route of administration, the chance of having an effective antitumor treatment, bone involvement. • Malnutrition or comorbidities that might modify the metabolic capability (liver and kidney failure), bowel obstruction, cardio-vascular disease, CNS compromise… • Social and family network, capabiliy to collaborate in maintaining patient’s autonomy, or in keeping up with his handicaps, in keeping with hospital visits, medication cost, cognitive impairment… • Social and political issues meaning medical and pharmacological accessibility. –– Testing treatment efficacy, titrating drugs, modifying therapeutic plan, and considering the need for multimodal approach. –– Non effective strategies need to take into consideration a number of factors –different etiologies for the pain, noncompliance, pain variability, organ failure (liver and kidney), and drug interaction. CONCLUSION Optimizing cancer pain treatment should mean much more than decreasing pain intensity. Apart from pain variability, patient’s expectations’ and hopes change over time. Understanding and responding to changing expectations and needs of patients, taking into account the cancer evolution, the existing anti-tumor treatment options, and the patient’s attitude towards the disease and symptom management is of utmost importance. As was recently published (6) patients determined whether their pain was “controlled” by whether or not they were able to perform activities or tasks and maintain relationships with family or friends, which determined themselves as individuals. REFERENCES 1. Sichetti D, Bandieri E, Romero M, Di Biagio K, Luppi M, Belfiglio M, et al. Impact of setting of care on pain management in patients with cancer: A multicenter cross-sectional study. 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Granada Desde el punto de vista clínico el término dolor irruptivo (DI) es toda una novedad en la literatura científica latina y de reciente adquisición por la literatura anglosajona. El término breakthrough pain (dolor irruptivo) es acuñado por primera vez en EE. UU. en 1990 por Portenoy y Fine, definiéndolo como: “Exacerbación transitoria del dolor que Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR3 tiene lugar en un contexto de dolor basal estable en un paciente tratado con opiáceos de manera crónica”. Distinguiendo tres tipos: dolor incidental, dolor final de dosis y dolor irruptivo espontáneo (1). Colluzzi en 1998, denomina a este tipo de dolor “episódico”, diferenciando: dolor incidental, dolor final de dosis y dolor irruptivo o dolor en crisis (2). Portenoy 2004 define al DI como una exacerbación transitoria del dolor experimentado por un paciente que sufre un dolor basal relativamente estable y adecuadamente controlado y se caracteriza por su elevada intensidad, rapidez de instauración y corta duración (3). En un primer momento, resultó complicado encontrar un equivalente a la expresión inglesa “breakthrough pain” en otras lenguas europeas, ello propició que un grupo de expertos de la European Association for Palliative Care, propusiera su sustitución por la de “episodic pain” o “transiet pain” (4). Aunque el término dolor irruptivo es el que más fortuna ha obtenido siendo el más ampliamente empleado en la literatura científica (5), otros autores han propuesto otras denominaciones que no han adquirido excesivo impacto: “dolor interrecurrente, dolor transitorio, dolor fugaz, dolor episódico” (6). No obstante, el término dolor irruptivo deviene de una forzada traducción de la expresión anglosajona “breakthrough pain”, concepto que literalmente deberíamos traducir como “dolor que atraviesa rompiendo o dolor que rompe atravesando”. Para alcanzar una definición lo más exacta posible de DI, sería conveniente realizar una aproximación semántica al verbo irrumpir. La definición que nos da el diccionario es: “Entrar violentamente en un lugar. Surgir con ímpetu o repentinamente”. Etimológicamente proviene del verbo latino rumpere = romper, de donde derivan los vocablos: erupción (salida brusca e impetuosa), corromper (romper completamente), así como ruta (rupta vía: romper camino) y rutina (ruta muy frecuentada). Del verbo “irrumpir” deriva el sustantivo “irrupción” (acometimiento impetuoso y repentino. Entrada impetuosa en un lugar) y el adjetivo “irruptor” (el que irrumpe), resultando llamativo que el término “irruptivo” no aparezca en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española pues, como queda dicho, el adjetivo de irrumpir es irruptor y no irruptivo, por consecuente, el adjetivo que debería calificar al sustantivo “dolor” sería “irruptor”. ¿Estaremos por tanto, gramaticalmente, ante dolor irruptor en lugar de dolor irruptivo? En nuestro país resulta de obligada referencia el Documento de Consenso que en 2002 firman la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) y la Sociedad Española del Dolor (SED), en el que se establece la definición de dolor irruptivo como: “Una exacerbación transitoria del dolor que aparece sobre la base de un dolor persistente estable”. De tal forma que el dolor irruptivo, acontece en el curso de un dolor basal que se encuentra reducido a un nivel Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 tolerable (EVA < 5), mediante el uso fundamental de opioides mayores, presenta un súbita aparición, gran intensidad (EVA > 7) y corta duración (usualmente inferior a 20-30 minutos). Dentro de la definición de DI, incluimos otro concepto: dolor basal. Por este entendemos aquel dolor constante o continuo de larga duración, asumiendo que esta se refiere a un periodo de 12 o más horas diarias. También se emplean otras expresiones similares en la literatura médica: “dolor de fondo”, “dolor básico” y “dolor persistente” (7). Si bien la mayoría de las referencias en la literatura científica sobre el DI se relaciona su aparición con procesos oncológicos, el DI puede aparecer en enfermedades no oncológicas, es decir, en el curso de un paciente afecto de dolor crónico no oncológico (DCNO). Zeppetella observó que el DI puede llegar a tener una prevalencia del 63% en pacientes con DCNO atendidos en un Hospice (8). Posteriormente otros autores confirman, en distintas publicaciones, la presencia de DI en el contexto de pacientes con DCNO (9-11), incluso Kristine Svendsen realiza en 2005 (9) una definición de DI más amplia, englobando también a pacientes no oncológicos, “aumento transitorio del dolor en un paciente con un cuadro de dolor basal, controlado o no”. En 2010 Portenoy publica que existe mayor incidencia de DI en DCNO 48% frente a 33% DO y mayor porcentaje de dolor espontáneo en pacientes con DCNO, 80% frente a 46% DO (12). Del mismo modo Farrar publica la existencia de DI en DCNO (13). En 2013, Gatti concluye que la prevalencia de DI fue menor en los pacientes con DCNO, sin embargo no hubo diferencias en el número y gravedad de los episodios/día. Llega también a afirmar que el DI aparece con frecuencia en pacientes que no refieren la definición tradicional de Dl (14). Por el contrario, Manchikanti sostiene que no hay evidencia suficiente para aseverar que hay presencia de DI en pacientes con DCNO (15). La incidencia es muy variable (variando del 24 al 95%, según los estudios publicados), aceptándose una prevalencia media en torno al 70% de todos los casos de dolor oncológico. (9) Si tenemos en cuenta su dramática intensidad comprenderemos la importancia del problema, especialmente en términos de alteración de la calidad de vida del paciente y su entorno familiar, incapacidad funcional, alteraciones depresivas y ansiedad (16-19). Otros autores señalan que la prevalencia es del 30-40% en los estadios precoces y del 70-90% en los pacientes con enfermedades neoplásicas avanzadas (2). Según una encuesta realizada por la American Pain Foundation, el dolor irruptivo se presenta en el 96% de los pacientes al menos una vez al mes, el 71% lo experimentan al menos una vez a la semana y el 22% varias veces al día. El 53% de pacientes sitúa la intensidad de su dolor entre 8 y 10 (EVA) (20). Esta disparidad de datos se produce por varios factores: –– Población y zona geográfica estudiada. Una reciente encuesta de la IASP y algunos trabajos recogen que los especialistas del dolor del mundo anglosajón y Europa occidental y del norte, establecieron el diagnóstico de DI 4 con mayor frecuencia que los especialistas de los países de América del Sur, Asia y Europa Oriental y del Sur. –– Metodología utilizada. –– Diferencias en la definición aplicada (5). El DI parece ser más frecuente en los pacientes con enfermedad avanzada, disminución importante de su capacidad funcional, con dolor originario en columna vertebral, con dolor basal en los plexos nerviosos (5). En definitiva, el DI se caracteriza por (5,10,21,22): –– Aparición intermitente y brusca (media de 4 episodios/día). –– Alta intensidad (EVA > 7). –– Intervalo hasta aparición de máximo dolor, 3 minutos. –– Elevada prevalencia (40-80%). –– Duración breve (media de 30 minutos). –– No factores precipitantes un 50%. –– Factor negativo de pronóstico. –– Mayores niveles de ansiedad y depresión. –– Mayor discapacidad. El DI no es una entidad única, es un conjunto de entidades diferentes. Engloba múltiples tipos de dolor con diferente etiopatogenia, mecanismos de producción y factores precipitantes. Sus características clínicas varían en cada persona, varían a lo largo del tiempo y están relacionadas con las correspondientes al dolor basal (9,16,17). Puede existir una asociación entre la presencia de DI y la intensidad o la frecuencia del dolor basal, de tal forma que los pacientes con DI muestran a menudo un dolor basal más intenso o frecuente (5). Tiene un importante impacto socioeconómico, pues disminuye la calidad de vida de los pacientes y familiares, aumenta el costo del tratamiento al incrementar el número de consultas a urgencias y de hospitalizaciones (23). El objetivo del tratamiento del DI es proporcionar un alivio rápido del dolor sin incremento de los efectos secundarios. Lo ideal sería que la medicación para el DI tuviera unas características que se correspondieran con el perfil de los episodios de DI. El inicio de los efectos debe ser, por tanto, rápido, su duración, relativamente corto y alto poder analgésico (24,25). Tradicionalmente, la dosis de medicación utilizada para el tratamiento del DI, se calculaba en base a la dosis de opioides pautada para el tratamiento del dolor base, sin embargo los últimos estudios han demostrado que la dosis óptima se alcanza por ajuste de dosis individual, no pudiéndose predeterminarse por la dosis de opioides de larga duración administrada. Por tanto, la dosis del fármaco empleado para manejar el DI se debe individualizar, entreteniéndonos durante un breve periodo de tiempo en conseguir el ajuste de dosis adecuado hasta conseguir la dosis eficaz, entendiendo esta como una sola dosis del fármaco de rescate que consigue alivio del DI con efectos dosis adversos razonables. Según Coluzzi, la dosis eficaz se alcanza en una media de 5 días, aunque el 82% de sus pacientes la encontró a los 9 días (27-29). RESÚMENES DE PONENCIAS El manejo del DI se centra en la medicación “de rescate” con opioides de liberación rápida (cloruro mórfico s.c., i.m. o i.v.; sulfato de morfina y oxicodona por vía oral). Los inconvenientes de las vías parenterales, infecciones, junto con el conocimiento de que los opioides pueden absorberse más rápidamente a través de la mucosa oral que por el tracto gastrointestinal, han estimulado su empleo a través de la mucosa oral. Los opioides de liberación rápida, tales como morfina y oxicodona presentan el inconveniente de que su inicio analgésico se puede demorar hasta 45 minutos, mientras que el pico de DI puede ocurrir en 5-10 minutos, prolongándose rara vez a la media hora. Con estos fármacos difícilmente conseguiremos ajustarnos de forma rápida y eficaz a la curva del DI (27,28). El fentanilo, por su bajo peso molecular y su alta lipofilia, es un fármaco ideal para el tratamiento del dolor irruptivo. E la actualidad existen diversas formas galénicas de citrato de fentanilo, como el citrato de fentanilo oral transmucoso (CFOT) (28), comprimido bucal de fentanilo (CBF) (30,31), fentanilo sublingual (FSL) (32,33), film soluble bucal de fentanilo (FSBF) (34,35), spray nasal de fentanilo (SNF) (36,37) y fentanilo pectina nasal (FPN) (38). Si bien la definición de DI, prevalencia, características, implicaciones, y modalidades de tratamiento se han descrito ampliamente para el dolor crónico oncológico, la prevalencia, terminología, pertinencia, características y tratamientos del DI en el DCNO, ha sido escasamente estudiada y sigue siendo objeto de debate e incluso de dudas de su existencia (15). Estas dudas que surgen aún entorno al DI, tanto en el DO como en el DCNO, que hacen pertinente la necesidad de más estudios que traten de recoger la influencia que tiene su presencia en la calidad de vida de estos pacientes. Tampoco la doctrina en su tratamiento es pacífica, las limitaciones en la ficha técnica de los ROO al uso exclusivo de DI en pacientes oncológicos, hace que su empleo en pacientes con DCNO se encuentre fuera de indicación, restringiendo su prescripción y exponiendo al facultativo que los use. Por eso, estimamos que la Sociedad Española de Dolor debería amparar este extendido empleo compasivo de los fentanilos en las Unidades de toda España y buscar la fórmula más adecuada para dar el apoyo científico y, por tanto, legal a lo que es una práctica común. BIBLIOGRAFÍA 1. Portenoy R, Hagen N. Breakthrough pain: Definition, prevalence and characteristics. Pain 1990;41:273-81. 2. Foley KM. Pain assesment and cancer pain syndromes. Oxford textbook of Palliative Medicine 2ª ed. Nueva York: Oxford Medical Publications 1998; p. 310-30. 3. Portenoy RK, Forbes K, Lussier D, Hanks G. Difficult pain problems: An integrated approach. In Doyle D, Hanks G, Cherny N, Calman K, editors. Oxford Texbook of Palliative Medicine. 3ª ed. Oxford University Press. Oxford; 2004. p. 438-58. 4. Mercadante S, Radbruch L, Caraceni A, Cherny N, Kaasa S, Naucck F, et al. Episodic (breakthrough) pain. Consensus Conference of an Expert working Group of the European Association for Palliative Care. 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Thronæs M, Popper L, Eeg M, Jaatun E, Kvitberg M, Kaasa S. Efficacy and Tolerability of intranasal fentanyl spray in cancer patients with breakthrough pain. Clin Ther 2015. pii: S0149-2918 (14) 00837-6. 38. Fisher A, Wattineg M, Smith A, et al. Pharmaokinetics and relative biovailability of fentanyl pectin nasal spray 100-800 microg in healthy volunteers. Int J Clin Pharmacol Ther 2010;498:860-7. DEFICIÊNCIAS ACTUAIS NO ENSINO DA DOR E DO SEU TRATAMENTO NA FORMAÇÃO EM MEDICINA A. Almeida Escola de Ciências da Saúde. Universidade do Minho. Braga, Portugal Apesar de ser reconhecida a importância da Dor, do conhecimento dos seus mecanismos e do tratamento das situações agudas mas, principalmente das situações de dor crónica, o Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 seu ensino nos cursos de Medicina não é adequado (1). No entanto, tal não se deve à falta de indicações sobre como deve ser implementado e que temas devem ser incluídos no ensino 6 sobre o tratamento da Dor (2,3), mas sim a falhas na transmissão do conhecimento, portanto na metodologia da educação sobre Dor. Em 2009, 117 escolas médicas nos Estados Unidos e Canadá, 80% e 92% apresentavam pelo menos uma sessão sobre dor nos seus curricula. No entanto a organização dessas sessões não era programado, sendo o ensino fragmentado e insuficiente e muitos dos tópicos considerados como essenciais pela IASP não eram abordados (4). Este estado do ensino da Dor estendia-se também a outros países (5). Além disso, o ensino é apenas de conhecimentos e não se procura avaliar competências (6). Em Portugal existem 7 cursos de Medicina para estudantes que atingem o final do ensino secundário e pretendem ingressar no ensino superior, a maioria com Mestrado Integrado. Além destes, foram recentemente constituídos mais 2 cursos de Medicina com a duração de 4 anos, especificamente para licenciados, isto é, para alunos que já tenham obtido um grau no ensino superior. Nas Faculdades de Medicina, nomeadamente na Escola de Ciências da Saúde (ECS) da Universidade do Minho, em Braga, Portugal, o Curso de Medicina tem o Mestrado Integrado. Quando a ECS surgiu no ano lectivo de 2001-2002, um dos motivos da sua criação foi uma nova metodologia baseada na integração das disciplinas tradicionais clássicas (Anatomia, Fisiologia, etc.), de modo a criar-se um ensino com integração do conhecimento, principalmente no ciclo básico do curso. Posteriormente, outras Faculdades de Medicina portuguesas têm adoptado também este tipo de ensino integrado. O ensino do que é a experiência dolorosa e o tratamento da Dor crónica como uma doença per se não é alvo de um estudo particular nem de uma disciplina específica nos Cursos de Medicina em Portugal. Devido talvez ao seu impacto em tantas especialidades médicas, o estudo e ensino do tratamento da Dor dilui-se em grande parte pelos estágios nas diferentes Residências hospitalares que os alunos frequentam no ciclo clínico (últimos 3 anos) do curso. Normalmente, esse ensino não se encontra listado formalmente em muitas Residências onde com certeza a Dor dos pacientes tem que ser abordada e necessariamente controlada. Formalmente, apenas na “Residência de Medicina II” (5.º ano) se encontra listado o tema “Terapêutica da dor e gestão de doentes com Dor aguda/crónica” (3 horas). Depois, só na última Área Curricular do Curso de Medicina (6.º ano), “Residências Hospitalares – Estágio Final” são ministrados os temas “Cuidados pré-, per- e pós-anestésicos” (1,5 horas), “Cuidados intensivos” (1,5 horas) e “Anestésicos locais” (1,5 horas). Já no que se refere às bases teóricas dos mecanismos de Dor aguda e de Dor crónica e às classes de fármacos que actuam no controlo da Dor, o ciclo básico do curso (os 3 primeiros anos) tem um papel de relevo. No 2.º ano, na área curricular “Sistemas Orgânicos e Funcionais III”, que lida com o estudo integrado da Anatomia, Embriologia, Histologia, Fisiologia e Bioquímica do Sistema Nervoso Central e Periférico e do Sistema Endócrino, são ensinados os temas RESÚMENES DE PONENCIAS “Vias da Dor” e “Histologia dos nociceptores”. No estudo do Sistema Reprodutor, é ensinada a “Analgesia de parto/ Epidural”. No 3.º ano, na área curricular “Biopatologia e Introdução à Terapêutica”, que lida com o estudo integrado da Farmacologia, Patologia, Genética, Microbiologia e Imunologia, são ministrados os temas “Fisiopatologia da Dor” (1 hora), “Antidepressivos tricíclicos, Anticonvulsivantes” (1,5 horas), “Anti-inflamatórios não esteróides (AINE)” (3 horas), “Opióides” (1,5 horas) e “Bloqueio subaracnoideu/Punção lombar” (1,5 horas). No final do 3.º ano, no início do ciclo clínico, na área curricular “Introdução à Medicina Clínica”, é ensinada a “Semiologia da Dor” (3 horas). Todos os temas referidos ao longo do Curso de Medicina são obrigatórios para todos os alunos frequentarem. Ao nível de formação Pós-graduada, a Escola de Ciências da Saúde, através do seu Programa Internacional de Pós-graduação, fornece diversos cursos que os ex-alunos de Medicina e actuais profissionais podem frequentar: “Curso de Sonoanatomia aplicada a bloqueios de nervos periféricos”, “Curso de Acupunctura Médica Contemporânea” e “Curso de Ultrassonografia aplicada às técnicas invasivas na Medicina da Dor”. Recentemente, surgiu uma possibilidade interessante noutra escola de Medicina no âmbito da reforma curricular recente do Mestrado Integrado em Medicina da Faculdade de Medicina da Universidade do Porto (FMUP), onde foi proposta formalmente a criação da Unidade Curricular Optativa (frequenta quem quiser) de “Medicina da Dor”, com os seguintes objectivos de aprendizagem: –– Adquirir conhecimentos multidisciplinares nas áreas dos mecanismos fisiopatológicos, diagnóstico e terapêutica da Dor. –– Conhecer e compreender as diferenças etiopatogénicas entre os vários tipos de Dor. –– Ser capaz de fazer o diagnóstico diferencial entre a Dor nociceptiva, neuropática e mista. –– Ser capaz de propor um plano terapêutico adequado a cada tipo de Dor. –– Ser capaz de aprofundar os conhecimentos em Dor através da auto-aprendizagem. O programa curricular engloba os seguintes temas: –– Epidemiologia da Dor. –– Fisiopatologia da Dor. –– Avaliação de um Doente com Dor. –– Farmacologia e terapêutica da Dor. –– Terapêutica não farmacológica da Dor. –– Psicologia da Dor. –– Dor musculo-esquelética. –– Dor neuropática. –– Dor oncológica. –– Dor visceral. O programa inclui também um estágio prático, a realizar na Unidade de Dor Crónica do Hospital São João, o maior hospital do Norte de Portugal, e o segundo do país (fonte: http://www. dor.med.up.pt/index.php/ensino-formacao/ensino). Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR7 A Faculdade de Medicina do Porto também oferece um curso de pós-graduação em Medicina da Dor, destinada a médicos que se encontram em diversas fases da especialidade, mais frequentemente Anestesiologistas, Fisiatras e Neurologistas. O curso funciona desde o ano lectivo de 2001/2002 para 12 alunos. Curso constituído por 120 horas de componente teórico e 150 horas de componente prático, baseado no Core Curriculum for Professional Education in Pain, publicado pela International Association for the Study of Pain (IASP), destinado a proporcionar formação multidisciplinar na área da dor. Em conclusão, o ensino dos mecanismos de Dor e do seu tratamento não têm áreas curriculares especializadas no plano de estudos dos 6 anos curriculares dos cursos de Medicina. Tal como referido na literatura para outros países, o ensino está fragmentado e não há uma organização central da sequência de temas e das alturas próprias do curso em que estes devem ser ministrados (1). Tal nem seria de esperar tendo em conta o método de ensino actual, de integração dos conhecimentos, agregando áreas do saber que permaneceram estanques ao longo de muito tempo. No entanto, não há e deveria haver um plano organizado do ensino do tratamento da Dor, tendo em conta a sua transversalidade ao longo de praticamente todas as especialidades médicas. Uma das formas que os cursos de Medicina têm de colmatar esta falha é a oferta de áreas curriculares de opção na área da Dor, para as Residências Médicas de Opção, que permitem ao aluno completar a sua formação de base. A outra é sob a forma de cursos básicos e avançados de Pós-graduação. BIBLIOGRAFIA 1. Vadivelu N, Mitra S, Hines RL. Undergraduate Medical Education on Pain Management across the Globe. Virtual Mentor 2013;15(5):421-7. 2. Pilowsky I. An outline curriculum on pain for medical schools. Pain 1988:33(1):1-2. 3. International Association for the Study of Pain (IASP). Core Curriculum for Professional Education in Pain. Charlton JE, ed. 3rd ed. Seattle, WA: IASP Press (2005). Available at: http://www.iasp-pain. org/Education/CurriculumDetail.aspx?ItemNumber=729 4. Mezei L, Murinson BB; Johns Hopkins Pain Curriculum Development Team. Pain education in North American medical schools. J Pain 2011;12(12):1199-208. 5. Poyhia R, Kalso E. Pain related undergraduate teaching in medical faculties in Finland. Pain 1999;79(2-3):121-5. 6. Arwood E, Rowe JM, Singh NS, Carr DB, Herr KA, et al. Implementing a paradigm shift: Incorporating pain management competencies into pre-licensure curricula. Pain Med 2015;16(2):291-300. MANEJO DEL ESTREÑIMIENTO INDUCIDO POR OPIOIDES (EIO) M.P. Gómez López Especialidad Anestesiología y Reanimación. Especialista en Dolor y Cuidados Paliativos. Profesora Asociada. Universidad Nacional de Colombia. Ex Presidente Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor (ACED). Miembro de la Comisión Directiva de la Federación Latino Americana de Dolor (FEDELAT) INTRODUCCIÓN Los opioides son una parte integral muy importante del manejo del dolor. En la últimas dos décadas ha habido un incremento dramático en el uso de opioides para el manejo del dolor crónico y se observan estadísticas tan altas como las de Estados Unidos que reportan que un promedio de 90% de pacientes tratados en centros especializados de dolor, reciben opioides (1,2). Desafortunadamente, el efecto analgésico de los opioides, a menudo se acompaña de efectos adversos como: sedación, mareos, náuseas, vómito, estreñimiento, dependencia, tolerancia y depresión respiratoria (1,3). El estreñimiento es el efecto adverso más frecuente y puede ocurrir en un 72 a 80 % de los pacientes que reciben opioides según una revisión reciente de Cochrane (4). Esta incidencia varía según la definición de estreñimiento y el diseño de los estudios y fluctúan entre 15 y 90 % (1). A largo plazo causa morbilidad importante, reduce la calidad de vida y actividades y produce costos secundarios para el individuo y para el sistema de salud (1). Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 El sufrimiento por el estreñimiento en algunos pacientes puede causar la disminución o suspensión de los opioides, prefiriendo el control inadecuado del dolor (4). DEFINICIÓN Hay muchas definiciones de estreñimiento, en parte por las diferencias en la normalidad; por ejemplo hay personas sanas que tienen un rango de evacuación intestinal que varía de 3 veces al día hasta 3 veces a la semana (4). Los pacientes con estreñimiento inducido por opioides a menudo tienen condiciones como dolor por trauma agudo, postoperatorio o dolor por cáncer y otros reciben manejo multimodal del dolor por muchos años (dolor crónico no maligno) Por lo tanto, la definición debería investigar el cambio basal de los hábitos intestinales en el momento de iniciar los opioides (1). Los cuatro factores auto-reportados son: 1) reducción en la frecuencia espontánea de evacuaciones; 2) desarrollo o 8 RESÚMENES DE PONENCIAS empeoramiento del esfuerzo para las deposiciones; 3) sensación de evacuación incompleta, y 4) consistencia más dura de las heces (1). Los criterios diagnósticos de estreñimiento Roma III no aplican para los pacientes con estreñimiento inducido por opioides (EIO) porque se refieren al estreñimiento funcional que se caracteriza por carecer de anomalías fisiológicas demostrables (5). CAUSAS DEL ESTREÑIMIENTO Se pueden dividir en: –– Orgánicas: tumores, alteraciones neurológicas (lesiones espinales), endocrinas y metabólicas (uremia, hipercalcemia, hipocalemia), pacientes con fisuras anales, colitis, enfermedad diverticular, hemorroides, hernia o rectocele (4,5). –– Funcionales: la inmovilidad, inactividad y debilidad. Estilo de vida relacionado con dieta baja en fibra, pobre ingesta de líquidos o ambas. Falta de privacidad o factores ambientales (4,5). –– Medicamentos: opiáceos, anticolinérgicos, antiespasmódicos, antidepresivos, antiácidos, antieméticos (5). EFECTOS GASTROINTESTINALES DE LOS OPIOIDES Retrasan el tránsito gastrointestinal, inhiben el peristaltismo, aumentan el tono de los esfínteres intestinales, incrementan la absorción de líquidos por la prolongación del tiempo para la absorción y disminuyen la secreción de electrolitos y agua en la luz intestinal (2,3,5,6). El reflejo de la defecación se altera por una reducida sensibilidad para la distensión e incremento del tono interno de los esfínteres (5,6). MANEJO El manejo médico del estreñimiento continúa siendo poco óptimo y muchos pacientes expresan su insatisfacción con las terapias convencionales (7). En la profilaxis del estreñimiento se sugiere promover la actividad, mantener una buena ingesta de líquidos, maximizar el contenido de fibra en la dieta y, sobre todo, anticipar la aparición del estreñimiento (5). Los laxantes funcionan ablandando la materia fecal, estimulando el peristaltismo o ambos. Se clasifican de acuerdo a su mecanismo de acción: laxante que forman bolos, osmóticos, estimulantes, suavizantes y lubricantes. Los más ampliamente utilizados son las preparaciones estimulantes: los que contienen senna, bisacodil, picosulfato de sodio y lactulosa (4). Las publicaciones recientes del grupo de trabajo paneuropeo del manejo del EIO en cuidado paliativo (Larkin 2008), recomiendan el uso de laxantes ablandadores y estimulantes, pero aconsejan escoger los laxantes de acuerdo a la situación individual de cada paciente (4). Aunque los laxantes ablandadores son utilizados frecuentemente, no son lo suficientemente eficaces. Los estudios que comparan los diferentes laxantes no muestran evidencias conclusivas. El uso de antagonistas específicos de los opioides es una aproximación más apropiada (3,4). Algunos medicamentos novedosos para el manejo del EIO son (3): –– Naloxona: opioide antagonista no selectiva que revierte la disminución de del tránsito intestinal. –– Metilnaltrexona: antagonista de receptores opioides a nivel periférico. No bloquea las acciones centrales analgésicas pero bloquea los receptores opioides gastrointestinales responsables del EIO. La evidencia con metilnatrexona subcutánea fue clara en análisis combinados de 287 participantes en comparación con placebo. Fue efectiva en pacientes de cuidados paliativos cuando los laxantes convencionales fallaron (4). –– Prucalopride: estimula la motilidad al actuar en los receptores de 5 hidroxitriptamina 4 (5-HT4). Una publicación reciente demostró su eficacia en un estudio aleatorizado controlado en 358 hombres (7). Los estudios recientes favorecen la utilización de tres fármacos adicionales en el manejo del EIO, dos incluyen antagonistas periféricos de receptores opioides mientras que el tercero es un agente secretor intestinal, lubiprostone (7,8). Una aproximación elogiable al manejo del EIO es combinar opioides fuertes con un antagonista opioide efectivo el cual no bloquea los beneficios de la reducción del dolor. Un ejemplo es oxicodona/naloxona. La naloxona es un antagonista de los receptores opioides que tiene un efecto local gastrointestinal en los receptores opioides y se inactiva completamente por el hígado después de su absorción. La FDA aprobó recientemente una fórmula de liberación prolongada de oxicodona/naloxona. La variación de esta combinación es el desarrollo de naloxegol, un derivado de naloxona pegilada que no cruza la barrera hematoencefálica, de tal manera que actúa solamente en la periferia. CONCLUSIÓN Los antagonistas de receptores opioides metilnaltrexona (6 estudios, 1.610 pacientes), naloxona (4 estudios, 798 pacientes) y almivopam (4 estudios, 1.693 pacientes) fueron todos superiores a placebo (7). Metilnaltrexona está restringida por su administración subcutánea, mientras que almivopam está indicada solamente por corta duración en íleo postoperatorio (4,7). Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR9 Los avances terapéuticos más recientes en el EIO es el hallazgo reciente de la combinación opiáceo/antagonista opioide, el desarrollo del antagonista opioide pegilado y la evidencia de la eficacia del lubiprostone (2,8). BIBLIOGRAFÍA 1. Gaertner J, Siemens W, Camilleri M, Davies A, Douglas A, Drossman A, et al. Definitions and Outcome Measures of Clinical Trials Regarding Opioid-induced Constipation. J Clin Gastroenterol 2015;49(1):9-16. 2. Wald A. Constipation: pathophysiology and management. Curr Opin Gastroenterol 2015,31:45-49. 3. Khansari M, Sohrabi M, Zamani F. The Usage of Opioids and their Adverse Effects in Gastrointestinal Practice: A Review. Middle East J Dig Dis 2013;5(1):5-16. 4. Candy B, Jones L, Goodman ML, Drake R, Tookman A. Laxatives or methylnaltrexone for the management of constipation in palliative care patients. The Cochrane Library, 2011, Issue 8 pp 1-50. 5. Flores JA, Lara A, López M, Aréchiga G, Morgenstern D. Clínicas del dolor y cuidados paliativos en México: manejo del estreñimiento inducido por opiáceos. Conclusiones de un grupo de expertos. Rev Soc Esp Dolor 2009;16(8):468-481. 6. Akbarali HI, Inkisar A, Dewey WL. Site and mechanism of morphine tolerance in the gastrointestinal tract. Neurogastroenterol Motil 2014;26:1361-7. 7. Ford AC, Brenner DM, Schoenfeld PS. Efficacy of pharmacological therapies for the treatment of opioid-induced constipation: systematic review and metaanalysis. Am J Gastroenterol 2013;108:1566-74. 8. Chumpitaz D, Lara A. Existe correlación entre la dosis de opioide y el tiempo de respuesta a metilnaltrexona. Rev Soc Esp Dolor 2012;19(1):11-17. CORTICOIDES EPIDURALES: ¿SÍ O NO? L. Cánovas Martínez Unidad de Dolor. Complexo Hospitalario Universitario Ourense CHUO. Ourense HISTORIA DE UNA ALERTA Abril 2014: alerta de la FDA sobre problemas neurológicos graves con corticoides epidurales (http://www.fda.gov/downloads/Drugs/DrugSafety/UCM395196.pdf). –– Advertencia en el etiquetado. –– Información a los pacientes. –– No aprobación de la FDA. –– No demostrada eficacia y seguridad. –– Revisión FAERS (base de datos de eventos adversos) y 14 casos de la literatura. –– Reunión de Expertos para evaluación de esta técnica. Agosto 2014: la ISIS considera la alerta engañosa e inexacta. Publica en su página la eficacia del uso de corticoides en este tipo de intervenciones, no sólo reduciendo o eliminando el dolor y disminuyendo el uso de opioides, sino también evitando en muchos pacientes el tratamiento quirúrgico. Afirma que la declaración fue emitida por la división reguladora de la FDA y no por la Iniciativa de Uso Seguro (SUI) de esta agencia reguladora (https://www.spinalinjection.org/). –– La SED, emite un comunicado al respecto ese mismo año (Tabla I). –– Julio-agosto: Manchikanti L, Candido KD, Singh V, Gharibo CG, Boswell MV, Benyamin RM, Falco FJ, Grider JS, Diwan S, Hirsch JA. Epidural Steroid Warning Controversy Still Dogging FDA. Pain Physician 2014;17:E451-74, que venía trabajando en el uso de corticoides epidurales durante meses conjuntamente con un amplio panel de expertos de diversas sociedades científicas americanas Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 dedicadas al tratamiento del dolor (Multi-Society Pain Workgroup), establece estas evidencias (Tabla II): • Evidencia I en el dolor producido tanto por hernias discales como por radiculitis lumbosacras. • NE II para infiltraciones caudales, interlaminares y transforaminales lumbares. • NE II abordaje interlaminar en niveles cervicales y torácicos. • No evidencia para abordajes transforaminales torácicos o cervicales. TABLA I. COMUNICADO DE LA SED No identifica vía No distingue el tipo de corticoide: particulado o no Sociedades americanas consideran este informe inexacto (Update on ISIS Response to FDA Statement on ESIs, June 2014) Unilateral (“regulatory división de la FDA” y no con la “Safe Use Initiative” – SUI de la FDA) Ojo con la ficha técnica: triamcinolona TABLA II. MULTI-SOCIETY PAIN WORKGROUP Riesgo del abordaje transforaminal tanto a nivel torácico como cervical Estos riesgos no han sido aprobados con abordajes interlaminares (hecho no mencionado por la FDA) No extrapolar los riesgos entre diferentes segmentos vertebrales y diferentes vías de abordaje 10 RESÚMENES DE PONENCIAS –– Consensus Opinions from a Multidisciplinary Working Group and National Organizations (Anesthesiology 2015;XXX:00-00). RESUMEN –– Uso de guantes y mascarilla estéril. –– Interlaminares lumbares y cervicales siempre con control de imagen. –– Contraindicar o limitar a casos muy especiales los corticoides cervicales transforaminales, sobre todo en niveles como C1/C2 y C7/T1 donde la arteria vertebral pierde su protección ósea y queda expuesta y donde sus variables anatómicas se observan más frecuentemente. –– Interlaminares cervicales se recomiendan a nivel C7-T1 pero no a niveles más altos de C6-C7. –– Comprobar por imagen que hay espacio epidural adecuado, previa a la colocación de la aguja, en las interlaminares lumbares. –– El médico debe decidir en base a riesgos/beneficios el realizar una epidural interlaminar o foraminal. –– Dos grupos no pudieron llegar a un consenso sobre si un no-particulado, como dexametasona, debe ser utilizado en las inyecciones lumbares transforaminales iniciales. –– Dos no podían decidir si las interlaminares cervical y lumbar se pueden realizar sin contraste en pacientes con alergia al contraste o reacciones anafilácticas. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 1. 2. 3. 4. http://www.fda.gov/downloads/Drugs/DrugSafety/UCM395196.pdf. http: //www.spinalinjection.org/. portal.sedolor.es Manchikanti L, Candido KD, Singh V, Gharibo CG, Boswell MV, Benyamin RM, et al. Epidural Steroid Warning Controversy Still Dogging FDA. Pain Physician 2014;17:E451-74. 5. Rathmell JP, et al. Safeguards to Prevent Neurologic Complications after Epidural Steroid Injections. Consensus Opinions from a Multidisciplinary Working Group and National Organizations. Anesthesiology 2015; XXX:00-00. EVIDENCIAS DE LA RADIOFRECUENCIA PULSADA A. Alonso Cardaño Servicio de Anestesiología. Hospital San Pedro de Logroño. La Rioja La ablación por radiofrecuencia ha pasado a formar parte del grupo de técnicas intervencionistas mínimamente invasivas más utilizadas en las Unidades de Tratamiento del Dolor Crónico. El paso de una corriente de alta frecuencia a través de un electrodo tiene efectos a través de la temperatura y de la creación de campos electro-magnéticos que actúan sobre los tejidos que queramos lesionar, produciendo resultados variables en función del tiempo aplicado, impedancia, voltaje… La radiofrecuencia convencional (RFC) se ha demostrado eficaz en la mejoría del dolor en patologías que afectan al raquis fundamentalmente, siendo esta localización la que con más frecuencia afecta al individuo. La radiofrecuencia pulsada (RFP) se aplica en aquellos casos con riesgo de lesión de vías nerviosas que asocian un componente motor. Los estudios que demuestran la evidencia de esta técnica tan ampliamente extendida no son abundantes, especialmente si tenemos en cuenta aquellos ensayos controlados y randomizados, y que son contemplados en las revisiones de la Colaboración Cochrane. Se trata de revisar la literatura científica más reciente y relevante en este ámbito, y contrastarla con la evidencia del trabajo que realizamos día a día con los pacientes. COMPLICACIONES EN TÉCNICAS INTERVENCIONISTAS J. De Andrés Ares, G. Roca Amatriaín, C. Nieto, M. Bovaira, M.L. Franco Grupo de Radiofrecuencia de la Sociedad Española del Dolor El tratamiento del dolor es una disciplina de la medicina que está creciendo de manera exponencial en el mundo. El tratamiento del dolor se ha ido tornando más complejo con la realización de técnicas intervencionistas que acarrean una mayor dificultad en su realización, así como una serie de posibles complicaciones que hay que tener en cuenta. La mayoría de las técnicas se realizan hoy en día con la inestimable ayuda de técnicas de imagen, como la ecografía y la fluoroscopia. Pese a la gran ayuda de estas, las complicaciones de las mismas pueden surgir y el personal que las realiza debe estar preparado no sólo a prevenirlas, sino a identificarlas cuando se produzcan y tratarlas precoz y adecuadamente. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR11 Pese a la mejor formación de los profesionales, el empleo de técnicas mejor descritas y protocolizadas, las complicaciones pueden surgir y muchas de estas pueden llegar a ser incluso fatales, como se ha demostrado recientemente tras las serias complicaciones surgidas en Estados Unidos con la epidemia de infección fúngica sistémica, así como con el empleo de corticoides particulados en técnicas epidurales transforaminales. En las complicaciones que pueden surgir en los procedimientos intervencionistas influyen los siguientes factores: –– Distinta formación de los médicos dedicados al dolor. –– Inexistencia de superespecialización en dolor. –– Falta de formación adecuada y protocolizada en dolor. –– Falta de documentación adecuada de las complicaciones que surjan. –– Falta de registro universal de las mismas. –– Falta de protocolos en las complicaciones que puedan surgir. –– Falta de formación adecuada en el personal de apoyo: enfermería, auxiliares. En resumen, las complicaciones al realizar técnicas intervencionistas pueden surgir, por lo que el personal debe estar preparado para prevenirlas, diagnosticarlas precozmente y saber tratarlas adecuadamente, con el fin de evitar secuelas de las mismas. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 1. The National Uniform Claims Committee. Specialty Designation for Interventional Pain Management- 09. Available at: www. cms. hhs.gov/transmittals/Downloads/r1779b3.pdf 2. Manchikanti L, Pampati V, Falco FJE, Hirsch JA. Growth of spinal interventional pain management techniques: Analysis of utilization trends and Medicare expenditures 2000 to 2008. Spine (Phila Pa 1976) 2012 July 11. 3. Manchikanti L. The growth of interventional pain management in the new millennium: A critical analysis of utilization in the medicare population. Pain Physician 2004;7:465-82. 4. Bogduk N, editor. Practice guidelines for spinal diagnostic and treatment procedures. 2nd ed. International Spine Intervention Society, San Francisco; 2013. 5. Institute of Medicine. To Err Is Human: Building A Safer Health Care System. Washington, DC: National Academy Press; 1999. 6. Fitzgibbon DR, Posner KL, Domino KB, et al. Chronic Pain Management: American Society of Anesthesiologists. Anesthesiology 2004;100(1):98-105. 7. Wilkes M, Johns M. Informed consent and shared decisionmaking: a requirement to disclose to patients off-label prescriptions. PLoS Med. 2008;5(11):1553-1556. 8. Sitzman T. Adverse event protocol for interventional pain medicine: The importance of an organized response. Pain Medicine 2008:9 S1 108-112. 9. LaBan MM, Kasturi G, Wang IM. Epidural corticosteroid injections precipitating epidural hematomas with spinal paresis. Am J Phys Med Rehabil 2007;86(2):166-7. EFECTIVIDAD DE LOS OPIOIDES MAYORES EN DOLOR LUMBAR: SIGUE LA CONTROVERSIA F. Neira Reina, J.L. Ortega García Servicio de Anestesia, Reanimación y Tratamiento del Dolor. Unidad de Gestión Bloque Quirúrgico. Hospital Universitario Puerto Real. Cádiz INTRODUCCIÓN El dolor lumbar es una causa importante de dolor, discapacidad y detrimento económico para las personas, sus familias y para la sociedad en general. Hasta el 85% de la población general presentará dolor lumbar en algún momento de sus vidas. En la mayoría de los casos, el dolor se alivia en cuatro a seis semanas y las personas pueden regresar a sus actividades normales. Sin embargo, se ha estimado que hasta en el 30% de los casos el dolor persiste hasta un año o más (1). Muchas personas presentan episodios recurrentes de dolor lumbar o nunca se recuperan plenamente de un episodio inicial. El dolor lumbar supone un gasto económico enorme a la sociedad, se estima que sus repercusiones directas e indirectas exceden 100 mil millones de dólares anualmente sólo en los Estados Unidos (1). El uso de los opiáceos continúa como un tema polémico en el tratamiento del dolor crónico no oncológico (DCNO), y en particular del dolor lumbar (DL) crónico. A pesar del debate en curso hay una tendencia creciente a prescribir los Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 opiáceos para el tratamiento del DCNO. Desde el 2000, los opiáceos de acción corta y larga experimentaron una tasa de crecimiento anual de un 26,5% y un 39%, respectivamente (1). Aunque muchos médicos creen que los opiáceos constituyen una herramienta valiosa en el tratamiento del DCNO, hay todavía un número importante de profesionales que permanecen indecisos, o aun opuestos al uso de estos fármacos. Una encuesta reciente de 100 médicos canadienses que estudia las actitudes ante el uso de los opiáceos para el dolor crónico confirmó que el 35% de los médicos generales y el 23% de los médicos de cuidados paliativos nunca usarán los opiáceos para el tratamiento del DCNO (1). Los médicos son reacios a prescribir los opiáceos en el DCNO por el riesgo de la adicción, la somnolencia que afecta la funcionalidad y la inefectividad general de los opiáceos (1). Los opiáceos se han convertido en una herramienta cada vez más popular para ayudar a tratar a los pacientes con DL crónico. La prevalencia de la prescripción de opiáceos para el DL crónico varía según el contexto de tratamiento, pero se ha encontrado que está tan bajo como el 3% o tan alto como el 66%. 12 La prescripción de opiáceos es más frecuente en los pacientes con deterioro del estado funcional. A pesar de las significativas preocupaciones en torno al uso de los opiáceos, hay todavía pocas pruebas en la bibliografía sobre su eficacia y efectividad para el tratamiento a largo plazo del DL crónico. El tratamiento con opiáceos debe valorarse como una opción terapéutica en pacientes con dolor crónico no oncológico. Se debe determinar la opción terapéutica más eficaz en cada paciente de tal forma, que habrá pacientes que se beneficien de utilizar una técnica invasiva como primera opción terapéutica, obviando la escalera analgésica de la OMS, que en ciertas ocasiones va a retrasar e incluso ensombrecer el pronóstico del paciente (2). Actualmente los opiáceos más utilizados en el dolor crónico son: morfina, fentanilo TTS, buprenorfina TDS, oxicodona, oxicodona/naloxona, tapentadol, hidromorfona, metadona, tramadol y codeína. Los opiáceos se han convertido en una opción válida y con mejor relación beneficio/riesgo que los AINE en muchos pacientes. El tramadol se ha difundido de forma importante como monoterapia o asociado a otros analgésicos, permitiendo mejorar la calidad de vida y el confort de muchos pacientes. La comercialización de dosis bajas de opiáceos potentes (fentanilo, oxicodona, tapentadol) ha facilitado su utilización y ajuste de dosis, minimizando la aparición de efectos secundarios que inicialmente se presentaban con frecuencia y evitando el rechazo del paciente hacia estos fármacos. El mejor conocimiento de los mecanismos de acción y la experiencia alcanzada con estos fármacos, en el tratamiento del dolor lumbar crónico, ha permitido obtener una gran flexibilidad y eficacia en su utilización. Ello permite el inicio, mantenimiento, incrementos y descensos de dosis e incluso su retirada cuando así se requiera; ajustando la dosis según la intensidad del dolor y las condiciones particulares de cada paciente, con mínimas incidencias y efectos secundarios. INDICACIONES Dolor nociceptivo y neuropático (NE I, CG B, R A) (3). Los opiáceos han demostrado su eficacia en el tratamiento del dolor nociceptivo y neuropático (C, D, R) (4). El tratamiento con opiáceos está indicado en el dolor moderado a severo donde han fracasado otras terapias (NE III, CGP, RI) (3). Los opiáceos con actividad prolongada son eficaces en el control del dolor crónico continuo (NE I, CG B, R A) (3). Los opiáceos no suelen ser eficaces en el tratamiento del dolor inflamatorio o compresivo/mecánico (A, D, M, R) (5). CONTRAINDICACIONES El tratamiento con opiáceos tiene una contraindicación relativa en: inestabilidad psiquiátrica, efectos adversos o fal- RESÚMENES DE PONENCIAS ta de eficacia, trastornos habituales en el uso de sustancias, incapacidad para realizar el tratamiento, falta de cumplimiento del tratamiento, inestabilidad social y apnea del sueño excepto en CPAP (NE I, III, CG A, R C) (3). TITULACIÓN Se debe titular el opiáceo hasta que se obtenga un nivel adecuado de analgesia (NE I, CG B, R A) (3). Durante la fase de titulación del opiáceo se pueden administrar opiáceos de rescate a dosis razonable (NE III, CG P, R I) (4). Se recomienda iniciar la dosificación del opiáceo a la misma dosis que fue efectiva en ocasiones anteriores (NE III, CG P, R I) (3). Se debe seleccionar la dosis del opiáceo en base a las necesidades del paciente; la dosis máxima no está predeterminada (NE I, CG B, R A) (3). Cuando es necesario suspender el tratamiento con opiáceos, no se debe hacer de forma brusca, se recomienda disminuir la dosis progresivamente del 10-25% semanal (C, D, R) (5). ROTACIÓN DE OPIÁCEOS Puede mejorar la eficacia a largo plazo (NE II, CG A, R A) (4). Se recomienda modificar la dosis o efectuar la rotación de opiáceos para minimizar los efectos adversos (NE I, CG B, R A) (3). La rotación de opiáceos y el cambio de la vía de administración, se deben plantear en caso de aparición de efectos secundarios refractarios e intolerables para el paciente o en caso de tolerancia al opiáceo. Para ello, se debe tener en cuenta las dosis equipotentes. En caso de eficacia insuficiente (NE I, CG B, R A) (3): –– Se debe individualizar la titulación de la dosis. –– Incrementar la dosis del 25 al 100%. No se debe incrementar la dosis en más de 5 vidas medias. –– Titular sólo un fármaco a la vez, mientras se observa en el paciente efectos aditivos. –– Aumentar la medicación. –– El incremento de la medicación está limitado a la aparición de efectos secundarios o a la evidencia de falta de eficacia. –– Realizar rotación de opiáceos basada en la titulación y en la tabla equianalgésica. EFECTOS SECUNDARIOS Se debe finalizar el tratamiento con opiáceos cuando los efectos secundarios superen a los beneficios obtenidos (NE III, CGP, R I) (3). Los posibles efectos adversos de los opiáceos deben ser previstos y tratados preventivamente o precozmente (NE IIA) (6). La mejor estrategia para controlar los efectos secundarios, Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR13 inducidos por los opiáceos, es disminuir la dosis del opiáceo un 25-50%, dependiendo de la severidad de dichos efectos (D) (7). En caso de estreñimiento se recomienda: estimulantes del peristaltismo preventivos en todos los pacientes; si no hay aumento del peristaltismo en 48 horas se debe aumentar la dosis de los laxantes; si a las 72 horas persiste, se realizará un examen rectal. Si no se resuelve el estreñimiento se administrarán supositorios, enema o citrato de magnesio (NE I, CG B, R A) (3). Los laxantes están contraindicados cuando hay signos y síntomas de obstrucción intestinal (NE IIIA) (6). La asociación de oxicodona y naloxona por vía oral proporciona analgesia efectiva y mejora la función intestinal (8). En caso de náuseas y vómitos: considerar el tratamiento preventivo con antieméticos, añadir o incrementar la dosis de los adyuvantes no opiáceos; si la analgesia es satisfactoria disminuir la dosis del opiáceo un 25%, tratar la causa mediante: antagonistas de la serotonina, metoclopramida, escopolamina, etc. (NE I, CG B, R A) (3). En caso de sedación: determinar si es debida a los opiáceos, eliminar los depresores del SNC no esenciales. Si la analgesia es satisfactoria, disminuir la dosis del opiáceo un 10-15%. Añadir o incrementar adyuvantes no opiáceos o no sedantes para mejorar el alivio del dolor y poder disminuir la dosis del opiáceo. Añadir fármacos estimulantes durante el día (cafeína). Cambiar de opiáceo (NE I, CG A, R B) (3). En caso de prurito: considerar el tratamiento con antihistamínicos o cambiar de opiáceo (NE I, CG A, R B) (3). En caso de alucinaciones o disforia: evaluar la etiología subyacente. Eliminar los fármacos con actividad sobre el SNC (ejemplo: corticosteroides) (NE I, CG A, R B) (3). En caso de disfunción sexual: reducir la dosis. En los hombres puede ser útil la inyección de testosterona (NE I, CG A, R B) (3). Los opiáceos a altas dosis durante un periodo prologado de tiempo pueden provocar hiperalgesia (5), observándose una disminución de su efectividad e incremento del dolor (NE III, CGF, RI) (3). La asociación de paracetamol con opiáceos potencia su efecto analgésico, permite reducir la dosis y disminuir la severidad de los efectos secundarios (B) (7). OPIÁCEOS EN EL ANCIANO La utilización de los opiáceos en personas de edad avanzada requiere tener presente una serie de consideraciones: la dosis inicial debe reducirse un 30-50% y se debe incrementar de forma gradual. Los intervalos de la posología deben ser más largos. Requieren una monitorización estricta de la eficacia y posibles efectos adversos. Se debe hacer una valoración de la función renal de forma periódica. Es importante el tratamiento eficaz del estreñimiento en este tipo de pacientes, por su tendencia natural hacia el mismo. Las instrucciones que se Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 den a estos pacientes deben ser de forma detallada y a la vez lo más claras posible. La dosis inicial de opiáceos en los ancianos debe ser del 25-50 % de la dosis recomendada en el paciente joven. La titulación se debe hacer lentamente (25%), hasta la disminución del 50% del dolor o hasta que el paciente indique un alivio satisfactorio del dolor (B) (7). Existe una gran variabilidad interpersonal y las dosis deben ser tituladas en todos los pacientes (NE IV) (9). Los opiáceos de corta vida media son la mejor elección en estos pacientes (morfina, hidromorfona y oxicodona) (D) (7). El tratamiento del dolor episódico con opiáceos se debe hacer en el momento de su aparición, no de forma pautada (NE IA) (6). Se deben evitar los analgésicos con vida media larga (ej. metadona) en los pacientes de edad avanzada, por el riesgo de acumulación y toxicidad. Si se utilizan, se deben titular con gran precaución (D) (7). CONCLUSIONES El uso prolongado de opioides se justifica en base al diagnóstico y la severidad de los déficits funcionales. En casos leves a moderados de dolor lumbar, los opiáceos se deben utilizar con precaución individualizando los casos. Los opiáceos deben ser prescritos con estrictas normas de tiempo, cantidad y duración, y con parámetros de cese definitivo. Se debe evaluar la eficacia del opiáceo prescrito (10). BIBLIOGRAFÍA 1. Deshpande A, Furlan A, Mailis-Gagnon A, Atlas S, Turk D. Opiáceos para el dolor lumbar crónico (Revisión Cochrane traducida). En: La Biblioteca Cochrane Plus, 2008 Número 4. Oxford: Update Software Ltd. Disponible en: http://www.update-software.com. (Traducida de The Cochrane Library, 2008 Issue 3. Chichester, UK: John Wiley & Sons, Ltd.). 2. Interagency Guideline on Opioid Doping for Chronic Non-cancer Pain: An educational aid to improve care and safety with opioid therapy 2010. Citado el 2 de marzo de 2011. 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Disponible en: http://www. icsi.org/pain__chronic__assessment_and_management_of_14399/ pain__chronic__assessment_and_management_of__guideline_.html. 6. AGS Panel on persistent pain in older persons. The management of persistent pain in older persons. J Am Geriatr Soc 2002;50(Supl. 6):205-24. 14 RESÚMENES DE PONENCIAS 7. Herr K, Bjoro K, Steffensmeier J, Rakel B. Acute pain management in older adults. Iowa City (IA): University of Iowa Gerontological Nursing Interventions Research Center, Research Translation and Dissemination Core; 2006 Jul. p. 113. Citado el 6 de marzo de 2011. Disponible en: http://www.guideline.gov. 8. Löwenstein O, Leyendecker P, Lux E A, Blagden M, Simpson KH, Hopp M, et al. Efficacy and safety of combined prolongad-release oxycodone and naloxone in the management of moderate/severe chronic non-malignan pain: results of a prospectively designed pooled analysis of two randomised, double-blind clinical trials. BMC Clin Pharmacol 2010;10:12. Citado el 2 de marzo de 2011. Dispo- nible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2955588/ pdf/1472-6904-10-12.pdf. 9. Australian and New Zealand College of Anaesthetists and Faculty of Pain Medicine. Acute Pain Management: Scientific Evidence. Third edition 2010. Citado el 28 de febrero de 2011. Disponible en: http://www.anzca.edu.au/resources/books-and-publications/ acutepain.pdf. 10. Chaparro LE, Furlan AD, Deshpande A, Mailis-Gagnon A, Atlas S, Turk DC. Opioids compared to placebo or other treatments for chronic low-back pain. Cochrane Database of Systematic Reviews 2013, Issue 8. Art. No.: CD004959. doi: 10.1002/14651858.CD004959.pub4. NUEVAS TECNOLOGÍAS EN EL MANEJO DEL DOLOR RESIDUAL DE LA CIRUGÍA DE COLUMNA. EPIDUROSCOPIA M.Á. Canós Verdecho Unidad de Referencia de Tratamiento del Dolor. Hospital Universitario y Politécnico La Fe. Valencia INTRODUCCIÓN El FBSS (Failed Back Surgery Syndrome) es una entidad clínica dolorosa con un impacto significativo en el individuo y la sociedad, cuya incidencia varía entre el 5-40 % según las revisiones publicadas. Se asocia con sufrimiento, discapacidad, disminución de la calidad de vida y aumento del coste a la sociedad en general, ya sea directamente por el coste sanitario o indirectamente por la pérdida de productividad a causa del absentismo laboral y la jubilación anticipada, que debe manejarse en un “entorno interdisciplinario”. Según los últimos estudios publicados, la mejoría tras nueva cirugía raquis con instrumentación es cada vez menor, con un éxito del 30 % después 2ª cirugía de columna, 15 % tras la 3ª cirugía y aproximadamente un 5 % después de 4ª reintervención quirúrgica (1,2). Debido a la complejidad del síndrome y diversidad etiológica existen pocos trabajos donde se gestionen de forma clara las directrices de tratamiento que hay que seguir (3-5). Chan y Peng (3), y posteriormente Praveen Ganty y Manohar (4), proponen algoritmos para la evaluación y manejo de estos pacientes en el contexto de un equipo multidisciplinario prestando especial atención a la historia del dolor y su relación con la cirugía realizada. El algoritmo se basa en la intensidad percibida del dolor, su localización, la discapacidad física que lo acompaña y la angustia psicológica, así como la experiencia profesional en la Unidad del Dolor y la disponibilidad de las opciones de tratamiento según el hospital, siendo la última decisión la elección del paciente. Posteriormente, Kallewaard JW (5) realiza una publicación en la que concluye que si el dolor neuropático radicular lumbosacro no responde a los tratamientos conservadores o intervencionistas, la epiduroscopia se puede realizar como parte de un enfoque multidisciplinario (Fig. 1) (5). Subacute lumbosacral radicular pain Chronic lumbosacral radicular pain Epidural corticosteroid administration failes (Pulsed) radiofrequency treatment failed Surgical options excluded or contraindicated Optimal pharmacological treatment Epiduroscopy Spinal cord stimulation Intrathecal drug delivery Fig. 1. Algoritmo de tratamiento en dolor radicular lumbosacro. EPIDUROSCOPIA/IESS (INTERVENTIONAL ENDOSCOPY SPINAL SURGERY) Técnica diagnóstica La epiduroscopia/IESS (Interventional Endoscopy Spinal Surgery) ha sido reevaluada recientemente para el “diagnósRev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR15 tico” del dolor radicular del FBSS. Nos va a ayudar en la identificación de las estructuras dolorosas del espacio epidural, como hiperemia, cambios en la vascularidad, fibrosis y adherencias, estenosis del receso lateral, hernia de disco y la hipertrofia ligamento amarillo, estableciendo un mejor diagnóstico y la administración de la terapia adecuada. Hallazgos diagnósticos a valorar durante la IESS: –– Inestabilidad funcional (concepto Rafaelli) (6): fimbria transversal que se adhiere a la duramadre con distensión dolorosa de meninges y tejido perineural de tracción, con estenosis total o parcial. –– Grado de fibrosis (Heavner) (7): • Grado 1: Hilos sueltos de adherencias de material fibroso que conectan la duramadre y los tejidos blandos que cubren la pared posterior del canal espinal. No hay resistencia al avance. • Grado 2: Láminas de material fibroso, más abundante que en el grado 1, llenan parte del espacio epidural. Hay una cierta resistencia al avance alcance. • Grado 3: Hoja grande de material fibroso denso ocupa la mayor parte del espacio epidural. Hay una resistencia significativa al avance alcance pero la discontinuidad del material fibrosa permite el avance y visualización de la duramadre. • Grado 4: El espacio epidural está completamente ocupado por material fibroso y no se puede avanzar. Es difícil distinguir duramadre de fibrosis adherencial. –– Inflamación o hiperemia. –– Cambios en la vascularización. –– Epidurografía caudal pre / post procedimiento: Excelente herramienta para evaluar la ausencia o disminución de la permeabilidad del canal espinal y forámenes a nivel lumbar y sacro, y con ello la estenosis del canal espinal central, recesos laterales, y forámenes neurales pre y postepiduroscopia. Con la combinación de ambas técnicas podemos evaluar de forma sistemática el canal espinal y quizás con mayor precisión que con las técnicas de diagnóstico más convencionales tales como la MRI. Técnica de tratamiento La epiduroscopia/IESS (Interventional Endoscopy Spinal Surgery) como “tratamiento” del dolor radicular del FBSS por fibrosis es una buena técnica de tratamiento previo a otras alternativas. La ventaja fundamental de esta técnica, desde un punto de vista económico, es evitar que el paciente pase nuevamente por una nueva cirugía de columna o retrasar e incluso evitar, que tenga que implantarse un Estimulador Medular (Epiduroscopia resulta mucho más económica que cualquiera de las otras dos alternativas mencionadas). Los ensayos clínicos reportan los resultados del tratamiento favorables en 30 % a 50 % de los pacientes. Las complicaciones Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 son raras y están en relación con la velocidad o el volumen de infusión de fluidos epidurales o punción dural accidental. En pacientes con FBSS y con adherencias epidurales la posibilidad de liberación de dichas adherencias con IESS ha sido calificada con un buen nivel de evidencia: EVIDENCIA 2B (5) para FBSS según las guías basadas en la evidencia publicadas por la Asociación Americana de Médicos Intervencionistas en el Tratamiento del Dolor (estudios observacionales, series de casos, junto a ensayos randomizados y controlados). En una revisión sistemática realizada en pacientes con FBSS y adhesiólisis espinal endoscópica (8) se concluye: –– Adherencias espinales parecen ser la causa más importante del dolor lumbar y/o radicular en pacientes con FBSS –– Adherencias epidurales pueden comprometer la nutrición de la raíz nerviosa y contribuir a la persistencia de la inflamación. –– Adhesiólisis Endoscópica Espinal puede permitir que mejore la vascularización y la movilidad de los nervios lumbares. –– Permitirá la entrega de medicamentos terapéuticos (anestésicos locales, esteroides, O2-O3) para reducir la inflamación las raíces nerviosas. NUESTRA EXPERIENCIA En nuestra Unidad existe un protocolo de tratamiento del dolor lumbar y/o radicular en los pacientes con FBSS en los que queda muy claro el posicionamiento de la IESS según la clínica y evolución del Síndrome (FBSS). Actualmente se ha realizado la técnica en 40 pacientes, 31 con diagnóstico de FBSS, 9 pacientes con estenosis de canal. Los resultados obtenidos hasta la fecha son similares a los estudios publicados variando entre 30-45 %. Cabe reseñar que aunque en el 78,5 % de los pacientes sometidos a la técnica hubo concordancia con los hallazgos patológicos descritos en la Resonancia magnética (MRI), en el 17,85 % se visualizaron signos de fibrosis que no se describieron con la MRI. Solo en un paciente de los 28 no se evidenció fibrosis que sí estaba descrita en la RM. CONCLUSIONES La fibrosis epidural moderada/severa es una patología subyacente en la mayoría de los pacientes con FBSS. La epiduroscopia demuestra que la prevalencia de la fibrosis epidural grave después FBSS es sustancialmente más alta que lo que se informa en general, en las evaluaciones de MRI. En resumen, la información obtenida a través de epiduroscopia lumbosacra tiene un significativo valor diagnóstico y pronóstico y puede ser útil en el tratamiento de los pacientes con dolor lumbar y / o radicular del FBSS. 16 RESÚMENES DE PONENCIAS El conocimiento detallado de la anatomía, histología y patología del espacio epidural lumbar mejorarán nuestra capacidad para estudiar y tratar a este Síndrome tan complejo y frecuente en las Unidades del Dolor. BIBLIOGRAFÍA 1. Mark P. Arts, Nicola I. Kols, Suzanne M. Onderwater, Wilco C. Peul, Clinical outcome of instrumented fusion for the treatment of failed back surgery syndrome: a case series of 100 patients, Acta Neurochirurgica 2012;154(7):1213. 2. Hazard RG. Failed back surgery syndrome: surgical and nonsurgical approaches. Clin Orthop Relat Res 2006;443:228–32. 3. Chan C, Peng P. Review Article: Failed Back Surgery Syndrome. Pain Medicine 2011; 12:577-606. 4. Praveen Ganty and Manohar Sharma. Failed back surgery syndrome: a suggested algorithm of care. British Journal of Pain 2012; 6. 5. Kallewaard JW, Vanelderen P, Richardson J, et al. Epiduroscopy for Patients With Lumbosacral Radicular Pain. Pain Pract 2013;14:36577. 6. Raffaeli W. How we can see and treat the epidural space: Epiduroscopy. European Journal of Pain. Supplements 2011;5:395-9. 7. H. A. Bosscher, J.E. Heavner. Incidence and Severity of Epidural Fibrosis after Back Surgery: An Endoscopic Study. Pain Practice, Volume 10, Issue 1, 2010 18–24. 8. Salim M. Hayek. Effectiveness of Spinal Endoscopic Adhesiolysis in Post Lumbar Surgery Syndrome: A Systematic Review. Pain Physician 2009;12:419-435. RADIOFRECUENCIA POR VÍA CAUDAL C. Nieto Iglesias Unidad del Dolor. Hospital Universitario Fundación Alcorcón. Alcorcón, Madrid INTRODUCCIÓN Los efectos de la radiofrecuencia pulsada (RFp) sobre el tejido nervioso, tanto desde el punto de vista biológico como clínico, han sido estudiados (1) desde que fue descrita por Sluijter en 1998 (2), si bien aún no queda del todo claro cuáles son los mecanismos del efecto analgésico que produce. La aplicación de potentes campos eléctricos en las inmediaciones de las neuronas induce fuerzas electroforéticas sobre elementos cargados del tejido, lo que se traducirá en cambios en canales y bombas de iones que modificarán la sensación dolorosa. Por otro lado la RFp, también puede inducir la aparición temporal de poros, depresión de la transmisión sináptica, disfunción de receptores y expresión de genes en el asta dorsal medular (a distancia) a través de la vía c-fos, activación de los sistemas descendentes antinociceptivos o alteraciones en la microglia (3-9). Todas estas alteraciones dependen del campo eléctrico y son independientes de la temperatura. El efecto clínico es beneficioso sin los efectos adversos secundarios a la destrucción de tejido que produce la radiofrecuencia ablativa o convencional (RFc), si bien han sido demostrados cambios ultraestructurales de la RFp sobre el tejido nervioso (5)5. Por otro lado Cohen y cols. demostraron la mayor eficacia de la RFp sobre los ganglios de la raíz dorsal que sobre el nervio periférico. TÉCNICA La aproximación habitual al ganglio de la raíz dorsal es foraminal, utilizando como herramienta la fluoroscopia y actualmente también la ecografía. Sin embargo, en ciertos pacientes, resulta muy dificultosa o imposible esta aproxi- mación por lo que se ha desarrollado una vía intracanal o epidural intraforaminal tanto a través del hiato sacro como interlaminar. Existen múltiples electrodos de radiofrecuencia intracanal en el mercado español aunque, técnicamente hablando, la aproximación por vía sacra es similar. El punto de entrada en la piel se marca con el arco de fluoroscopia en proyección lateral identificándose el hiato sacro. El punto de entrada debe estar a unos 2 cm por debajo de los cuernos sacros a nivel de la membrana sacro coccígea a fin de garantizar una entrada del electrodo lo más horizontal posible. El punto de entrada suele estar situado en el inicio del surco glúteo. Seguidamente se infiltra con anestesia local en el punto de entrada y tejido subcutáneo. Posteriormente se inserta un introductor epidural a través de la membrana sacro-coccígea y se avanza unos centímetros dentro del canal sacro, siempre por debajo del foramen de S3. Una vez dentro del canal epidural, se retira el fiador y se introduce el electrodo comprobando la localización con una visión lateral del fluoroscopio. En este momento se coloca el arco de rayo en posición antero-posterior y se asciende hacia cefálico con el electrodo hasta llegar a la raíz deseada (en la imagen del rayo se deberá colocar la punta del electrodo en el margen inferior del pedículo del nivel tratado). Esta técnica puede realizarse con electrodos directamente o a través de epiduroscopio que permite la visión directa. Una vez que se alcanza la raíz deseada se ha de comprobar que la estimulación motora a menos de 0,5 V (con una frecuencia de 2 Hz) provoca una contracción muscular que debe corresponder al trayecto nervioso que estamos estimulando y la estimulación sensorial a menos de 0,5 V (con una frecuencia de 50 Hz) provoca una parestesia en la zona que vamos a tratar que debe ser congruente con la clínica del paciente. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR17 Con estimulaciones negativas será necesario recolocar el electrodo. No existe acuerdo en lo que respecta a los parámetros de tratamiento, existiendo varios protocolos según los autores. Ha sido utilizada RFp con una duración de tratamiento desde 4 a 12 minutos, desde 45-60 voltios y 42 grados de temperatura máxima. La tendencia actual es disminuir el tiempo de las ráfagas a 5 ms con una frecuencia de entre 2 y 5 Hz (ráfagas). Estos parámetros han sido utilizados con buenos resultados para prevenir los picos de temperatura que se producen en la punta activa del electrodo (por encima de 42 grados) manteniendo altos voltajes (45-60 voltios), proporcionando un potente campo eléctrico suficiente para lograr resultados clínico (10-17). También puede utilizarse la técnica para realizar radiofrecuencia bipolar (intra y extra canal) (18). Una vez realizado el tratamiento, el paciente debe ser observado para minimizar o monitorizar posible complicaciones (vigilar movilidad de extremidades) sin necesidad de ingreso hospitalario. INDICACIONES La principal indicación de la aproximación caudal lo constituye el dolor radicular que no permite la aproximación foraminal por alteraciones anatómicas primarias o adquiridas, como el síndrome de cirugía fallida de espalda, debido a la dificultad del acceso foraminal por la propia artrodesis y los injertos interartrodésicos y radiculopatías lumbares de otro origen como estenosis de canal, sobre todo múltiples. Han sido publicados casos de tratamiento exitoso en pacientes diagnosticados de dolor regional complejo y neuralgia postherpética. CONTRAINDICACIONES Las contraindicaciones son las mismas que cualquier técnica invasiva sobre el espacio epidural (no firma de consentimiento informado, infecciones, trastornos de la coagulación, alteraciones psiquiátricas o cognitivas graves, embarazo...) o aquellas situaciones en las que un aumento de la presión en el espacio epidural, en el caso de utilizar infiltración con anestésicos locales y/o corticoides, pueda desencadenar complicaciones (glaucoma, procesos expansivos en el sistema nervioso, etc.). Hasta la fecha no se han descrito complicaciones graves, las más frecuentes son las neurológicas, perforación de la dura y un caso de neumoraquis resuelto espontáneamente. En resumen, las publicaciones son escasas (reporte de casos o series) y poco sólidas para sentar evidencia, aunque la téc- Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 nica parece segura, efectiva y muy útil en algunos pacientes y patologías. BIBLIOGRAFÍA 1. Cosman E, et al. 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Intradiscal pulsed radiofrequency for chronic lumbar discogenic low back pain: A one year prospective outcome study using discoblock for diagnosis. Pain Physician 2013;16:E435-E442. 7. Hagiwara S, Iwasaka H, Takeshima N, Noguchi T. Mechanisms of analgesic action of pulsed radiofrequency on adjuvant-induced pain in the rat: Roles of descending adrenergic and serotoninergic systems. Eur J Pain 2009;13:249-52. 8. Park HW, Ahn SH, Son JY, Kim SJ, Hwang SJ, Cho YW, et al. Pulsed radiofrequency application reduced mechanical hypersensitivity and microglial expression in neuropathic pain model. Pain Med 2012;13:1227-34. 9. Sluijter ME, Imani F. Evolution and mode of action of pulsed radiofrequency. Anesth Pain Med 2013;2:139-41. 10. Bhaskar A, Cosman ER Jr. A novel technique to deliver epidural pulsed radiofrequency for the management of lumbar radicular pain – A case report. Presented at: 1st Word Pain Symposium of WIPF. November 14-17, 2013. Kolkata, India. 11. Omar-Pasha. Application of pulsed radio frequency to the dorsal horn and dorsal root. Acta Neurochirurgica Supp 2011;108:85-95. 12. Reverberi, et al. Epidural pulsed radiofrequency with optimization of current flow in the treatment of failed surgery syndrome. Pain Practice 2012;12(S1):91. 13. Sindaco, et al. PRF Treatment at ganglionic level by epidural space with pasha electrode in neuropathic radicular pain. Proc Eur J of Pain Supp 2010;4:120. 14. Calcarella, et al. Effect of bipolar PRF with multifunction epidural electrocatheter for management of lumbosacral radiculopathy. Proc Neuromod in Eur 2009. 15. Rohof O. Caudal Epidural of pulsed radiofrequency in post herpetic neuralgia (PHN); Report of three cases. Anesth Pain Med 2014;4(3):e16369. doi: 10.5812/aapm.16369. 16. Lifford R, Ghazi A, Cosman ER Jr. A novel technique to deliver epidural pulsed radiofrequency for the management of persistent lumbar radicular pain in failed. Back surgery syndrome - A case report. Presented at: 7th World Congress of World Institute of Pain (WIP). May 7-10, 2014. Maastricht, Netherlands. 17. Vigneri S, et al. Effectiveness of pulsed radiofrequency with multifunctional epidural electrode in chronic lumbosacral radicular pain with neuropathic features. Pain Physician 2014;17:477-86. 18. Calcarella, et al. Effect of bipolar PRF with multifunction epidural electrocatheter for management of lumbosacral radiculopathy. Proc Neuromod in Eur 2009. 18 RESÚMENES DE PONENCIAS PROPUESTAS PARA LA ENSEÑANZA DEL DOLOR EN EL PREGRADO C. Muriel Villoria Director Cátedra Extraordinaria del Dolor. Universidad de Salamanca. Salamanca. Fundación Grunenthal INTRODUCCIÓN La docencia es uno de los aspectos del Dolor que pueden ayudar a potenciar la especialidad entre el colectivo médico. Por ello, los organismos internacionales como la IASP, intentan promocionar en las facultades de medicina el conocimiento del Dolor como enfermedad. Partiendo de la experiencia personal, y recogiendo las sugerencias de un artículo publicado en el año 2012 por John Loeser en la revista Pain Clinical Updates titulado Cinco problemas en la gestión del dolor, que nos recordaba la conferencia que el maestro Jhon Bonica daba en el primer Congreso de la SED celebrado en Toledo, donde planteaba que uno de los problemas del dolor es la educación inadecuada de los futuros médicos en el tratamiento del dolor. Expongo a continuación una revisión de las nuevas propuestas para impartir los conocimientos de medicina del dolor a los estudiantes de medicina. Para los futuros médicos generales la formación en dolor no sólo es trascendente por la prevalencia y las invalideces a que conducen, sino también por la estrecha relación de contenidos con otras especialidades como medicina interna, rehabilitación, neurología y traumatología. Sin embargo, la repercusión sociosanitaria del Dolor no tiene suficiente reflejo en los currículos de medicina. DÉFICIT DE FORMACIÓN La formación de los profesionales sanitarios está considerada como un continuo que se extiende desde el bachillerato hasta que se abandona el ejercicio de la profesión. Ésta se divide en tres etapas fundamentales (grado o licenciatura; posgrado y especialidad; formación continua y desarrollo profesional continuo), que constituyen la cadena educativa médica. La primera etapa tiene lugar en las facultades, donde se da una formación básica e integral en los fundamentos de la medicina; se ponen los pilares básicos y la estructura troncal del futuro profesional. Por ello es necesario reflexionar, ser flexibles y adaptarse a los requerimientos específicos de cada momento y situación docente. Desde que se creó la primera universidad en Salerno, en el año 1098, hasta nuestros días han pasado muchas cosas y han cambiado notablemente los contenidos profesionales y los medios destinados a la enseñanza de la medicina. Aceptando la idea básica de que los estudios de medicina deben buscar la capacitación para el ejercicio profesional correcto y adecuado, la primera etapa, de formación del licenciado o grado, se considera el período formativo más fértil e imprescindible en la adquisición de los fundamentos básicos y sólidos de la medicina. Por ello, esta etapa es crucial en la formación de todo médico y es, a su vez, la gran asignatura pendiente. Los nuevos planes de estudio que se han establecido en las universidades españolas por el proceso de adaptación al Espacio Europeo de Enseñanza Superior (EEES) proponen una potenciación de la formación del grado, al objeto de formar médicos capaces de tomar decisiones y dar consejos sobre los problemas de salud de la población. Se cambia el proceso de enseñanza-aprendizaje para incentivar la adquisición de competencias y promocionar el autoaprendizaje. La mayoría de los médicos tiene un déficit de conocimientos de historia clínica y exploración en dolor. Un estudio australiano, que evaluó a 166 pacientes el día del alta de un servicio, evidenció que el 55% tenían dolor crónico; sin embargo, sólo se realizó anamnesis en el 40 % y exploración en el 14 %, en contraste con más del 98 % de exploraciones cardiológicas, respiratorias y digestivas que se les había realizado a estos pacientes. Asimismo, en una encuesta dirigida a médicos de atención primaria de nuestro país, el 58 % consideró que su interpretación de los datos de la anamnesis era deficiente o muy deficiente y sólo el 29 % se consideró capacitado para explorar correctamente a un paciente con dolor. Esta insuficiente formación en dolor es debida a la ausencia de sistematización de la anamnesis y exploración en libros de texto, a la disparidad entre la exploración y a que la exploración consume más tiempo que otras. No obstante, esta situación está cambiando con la incorporación de alguna asignatura de dolor a las facultades de medicina. CONOCIMIENTOS QUE DEBEN ADQUIRIR LOS ALUMNOS En la reformulación actual de la enseñanza del dolor, para adaptarlo a las nuevas necesidades, hemos tenido en cuenta la opinión de estos expertos y hemos seguido las directrices de la EUA (European Universitary Association), la IASP, la SED, haciendo hincapié en las enfermedades más frecuentes y en el conocimiento de habilidades clínicas. Los alumnos deben conocer los conceptos fisiopatológicos de dolor y en base a estos puedan plantear el diagnóstico y tratamiento correctos, serán capaces de aplicar sus conocimientos y habilidades para realizar los principales aspectos en el diagnóstico y la evaluación del dolor, serán capaces de tener conocimiento de las técnicas más frecuentes en trataRev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR19 CONCLUSIONES miento del dolor, serán capaces de manejar los tratamientos con fármacos a través del conocimiento de los mecanismos, las complicaciones y la indicación. Por lo tanto, la orientación general de la enseñanza de pregrado está encaminada a formar médicos generalistas, no especialistas; debe potenciarse la historia clínica y exploración y el conocimiento del dolor con mayor prevalencia en atención primaria. Tratándose de enfermedades a menudo crónicas, es importante que los alumnos aprendan a comunicarse con pacientes con limitación funcional, porque este tipo de contactos provocan una actitud positiva ante la discapacidad. A pesar de la excelente labor que realizan algunos profesores de universidad de cara a prestigiar la enseñanza del dolor y mejorar los conocimientos de los futuros médicos de nuestro país, las nuevas orientaciones docentes indican que la enseñanza debe ser menos teórica en forma de clases magistrales y basarse más en casos problema. Debemos reflexionar sobre el modo en que se enseña en la actualidad el dolor y tender a unificar la manera en que se realiza. Tanto los libros de texto como los programas informáticos interactivos centrados en problemas clínicos pueden ser útiles para el pregrado. NUEVOS MÉTODOS DE ENSEÑANZA BIBLIOGRAFÍA El número de horas lectivas que se dedican al dolor en nuestro país es variable, con una media de 24 h teóricas. Pensamos que el número de créditos ECTS no debe ser inferior a 20 que supone un total de 500 horas. Los algólogos debemos implicarnos en el primer ciclo de medicina y convencer a otros profesores de que es de nuestro ámbito explicar la fisiopatología, la semiología y la propedéutica, lo que supone una mayor integración vertical entre asignaturas clínicas y preclínicas. Por otra parte, sería aconsejable la coordinación de algunos temas que se imparten en varias asignaturas, como el dolor oncológico o el dolor neuropático. 1. Institute of Medicine Committee on Advancing Pain Research, Care, and Education. Relieving pain in America: blueprint for transforming prevention, care, education, and research. Washington, DC: National Academies Press; 2011 2. Chang HM, Gallagher R, Vaillancourt PD, Balter K, Cohen M, Garvin B, Charibo C, King SA, Workman EA, McClain B, Ellenberg M, Chiang JS; American Academy of Pain Medicine Undergraduate Education Committee. Undergraduate medical education in pain medicine, end-of-life care, and palliative care. Pain Med 2001;1:224. 3. Rozman C. La educación médica en el umbral del siglo xxi. Med Clin (Barc) 1997; 108: 582-6. 4. Penzo W. Enseñanza teórica y enseñanza práctica: ¿una clasificación pertinente? Med Clin (Barc) 1995; 105: 654-7. 5. Rodríguez-Artalejo F, Banegas-Banegas JR, Rodríguez- Artalejo A, Rodríguez-Artalejo C. Un modelo para el análisis de la actividad académica en medicina. Med Clin (Barc) 1997; 108: 499-502. 6. Universidad de Salamanca. Resolución de 15 de diciembre sobre el plan de estudios de Licenciado en Medicina. Madrid: BOE de 19 de enero de 1996; 17: 131-9. 7. Universidad de Salamanca. Facultad de Medicina. Guía académica 2008-2009. Salamanca: Gráficas Varona; 2008. 8. Mirón-Canelo JA, Sáenz-González MC. Valoraciones y opiniones de los estudiantes de medicina sobre la formación del pregrado. Educ Med 1999; 2: 53-8. 9. Pedraza-Muriel V. Formación médica y necesidades sociales. Med Clin (Barc) 2001; 116: 658-63. 10. Friedman M. Cómo curar la sanidad. Revista de Humanidades Médicas 2003; 1: 80-112. Método personal En la Universidad de Salamanca, a través de la Cátedra Extraordinaria del Dolor ¨Fundación Grunenthal¨ va a implantar un Curso de Dolor on-line ofertado no solo a los alumnos de medicina sino a todos los alumnos al área biosanitaria, que sirve para contabilizar los créditos correspondientes a una asignatura transversal. ¿SON ÚTILES LOS CURSOS DE FORMACIÓN? J.L. Ortega García, F. Neira Reina Servicio de Anestesia, Reanimación y Tratamiento del Dolor. Unidad de Gestión Bloque Quirúrgico. Hospital Universitario Puerto Real. Cádiz OBJETIVOS DE LOS CURSOS DE FORMACIÓN Nos tendríamos que preguntar ¿para qué deberían servir los cursos de formación? Para: –– Mejorar la calidad de la formación continuada sanitaria, contribuyendo a mantener y aumentar las competencias de los profesionales sanitarios (1). Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 –– Adecuar la formación continuada sanitaria a las necesidades de salud de los ciudadanos y al desarrollo tecnológico, científico y de organización, eficaz y eficiente, del sistema sanitario y sus profesionales (1). –– Garantizar la calidad de las prestaciones sanitarias a través de la formación continuada, herramienta fundamental de la política de gestión de personas y fórmula 20 de garantía de eficacia de cualquier proceso de transformación y cambio (1). –– Dar respuesta formativa al mapa de competencias individuales del personal sanitario. –– Obtener un certificado con valor curricular para: bolsa de empleo, oposiciones, acreditación profesional, carrera profesional, etc. Si alcanzamos estos objetivos serán útiles los cursos de formación, pero ¿qué requisitos tienen que cumplir los cursos de formación?: –– Los cursos de formación deben ser organizados por un órgano de prestigio reconocido. –– Los cursos de formación deben estar acreditados por la Agencia de Calidad Sanitaria de la Comunidad correspondiente. LA FORMACIÓN CONTINUADA Es un proceso de enseñanza-aprendizaje activo y permanente al que tienen derecho y obligación los profesionales sanitarios, que se inicia al finalizar los estudios de pregrado o de especialización y que está destinado a actualizar y mejorar los conocimientos, habilidades y actitudes de los profesionales sanitarios, ante la evolución científica y tecnológica y las demandas y necesidades, tanto sociales como del propio sistema sanitario (2). Son objetivos de la formación continuada (2): –– Garantizar la actualización de los conocimientos de los profesionales y la permanente mejora de su cualificación, así como incentivarles en su trabajo diario e incrementar su motivación profesional. –– Potenciar la capacidad de los profesionales para efectuar una valoración equilibrada del uso de los recursos sanitarios en relación con el beneficio individual, social y colectivo que de tal uso pueda derivarse. –– Generalizar el conocimiento, por parte de los profesionales, de los aspectos científicos, técnicos, éticos, legales, sociales y económicos del sistema sanitario. –– Mejorar en los propios profesionales la percepción de su papel social, como agentes individuales en un sistema general de atención de salud y de las exigencias éticas que ello comporta. –– Posibilitar el establecimiento de instrumentos de comunicación entre los profesionales sanitarios. RESÚMENES DE PONENCIAS estándares previamente establecidos. Si la valoración supera el punto de corte establecido, se garantiza el reconocimiento formal de los mismos y la actividad resulta acreditada. Con este proceso, se promueve y reconoce la calidad de la formación que se destina a los profesionales sanitarios. Las Agencias de Calidad Sanitaria acreditan diferentes modalidades de procedimientos: actividades de formación continuada, Programas, Sesiones y Jornadas/Congresos (3). Las actividades de formación continuada contemplan: cursos, talleres, seminarios y rotaciones (3) –– Los cursos son actividades formativas dirigidas a la adquisición de conocimientos y mejora de la competencia en una materia específica y determinada, con participación de uno o varios docentes, en distintas sesiones definidas y estructuradas en el tiempo (3). –– Los talleres son actividades formativas predominantemente prácticas cuyo objetivo fundamental es el desarrollo de habilidades (3). –– Los seminarios son actividades formativas donde se aborda con carácter monográfico y en profundidad un tema determinado, respondiendo a una necesidad formativa concreta planteada en un momento dado (3). –– La rotación es una estancia a tiempo completo o parcial de profesionales en centros diferentes a los de su trabajo habitual, con el fin de conocer experiencias y adquirir competencias en áreas muy concretas y en técnicas específicas en las que dichos centros son referentes (3). Acreditación de Programas de Actividades de Formación Continuada Este modelo permite la acreditación de conjuntos de dos o más actividades de formación continuada, que no se hayan acreditado anteriormente por el modelo andaluz. Un programa puede estar constituido por cursos, talleres, rotaciones y/o seminarios (3). Las actividades del programa deben dar respuesta a un mismo objetivo o propósito general, relacionado con el desempeño de la práctica profesional y en términos de actualización, desarrollo o adquisición de competencias. En función del nivel calidad logrado en las actividades del Programa, el programa podrá obtener un nivel de acreditación avanzado, óptimo o excelente (3). LA ACREDITACIÓN DE LOS CURSOS DE FORMACIÓN Acreditación de sesiones Actualmente es requisito indispensable, para que un curso sea reconocido, el estar acreditado por una Agencia de Calidad Sanitaria. La acreditación de una acción formativa es un proceso de valoración de esta, en el que se utilizan criterios y La Comisión de Formación Continuada de las Profesiones Sanitarias define las sesiones clínicas como actividades periódicas programadas donde un grupo de profesionales intercamRev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR21 bian información científica, opiniones y experiencias sobre áreas de competencias comunes en su práctica diaria. Establece una duración mínima de 1 hora y una duración máxima de 2 horas (3). Acreditación de jornadas y congresos La Comisión de Formación Continuada de las Profesiones Sanitarias define las jornadas o congresos como aquellas actividades de corta duración en las que se actualizan conocimientos sobre un área determinada con una estructura de ponencias y mesas de debates (3). MODALIDAD DE FORMACIÓN Según sus características puede ser: presencial, semipresencial, no presencial, e-learning. Cada modelo debe responder a los objetivos de la formación que se imparte. Los cursos semipresenciales y no presenciales tratan de responder a la adquisición de conocimientos sin necesidad de desplazarse a un lugar determinado, limitado en la actualidad por las necesidades laborales de los profesionales sanitarios. La modalidad e-learning requiere una infraestructura más compleja. Según la FUNDESCO, la teleformación “es un sistema de impartición de formación a distancia, apoyado en las TIC (tecnologías, redes de telecomunicación, videoconferencias, TV digital, materiales multimedia), que combina distintos elementos pedagógicos: instrucción clásica (presencial o autoestudio), las prácticas, los contactos en tiempo real (presenciales, videoconferencias o chats) y los contactos diferidos (docentes, foros de debate, correo electrónico)” (4). Esta modalidad permite la comunicación entre participantes síncrona y asíncrona y un seguimiento exhaustivo del trabajo de las personas que participan en las acciones formativas. Sin embargo, la incorporación de las nuevas tecnologías a la formación no garantiza que la formación sea efectiva. Es necesario seleccionar los medios, los recursos y las herramientas en un diseño global de las acciones formativas que, a su vez, debe sustentarse en una teoría del aprendizaje que lo justifique (4). Hay que tratar de modificar el concepto de “docente transmite” por “alumnado aprende”. Partiendo de esta premisa, se definirán las funciones en la labor de tutorización y las tareas que se deben realizar antes, durante y al cierre de cada curso (4). La teleformación se centra más en el aprendizaje que en la enseñanza, por lo que la organización de los contenidos didácticos y de las actividades que hay que realizar debe cuidarse con atención. El rol de las personas que participan en los procesos formativos e-learning va cambiando cada vez más, no se consideran tan sólo receptoras pasivas, sino que se les implica para la resolución de problemas usando los contenidos Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 aportados. Por tanto, la clave del aprendizaje se centra ahora en lo que el alumnado hace en lugar de lo que el profesorado hace (4). Uno de los diseños de acciones formativas más comunes en teleformación es el basado en e-reading y en el modelo deductivo, que parte de la definición de conceptos y de la trasmisión de conocimiento desde unos contenidos, o persona experta, al alumnado. Este modelo es el seguido por muchos de los cursos que conocemos en nuestro entorno que dispone de (4): –– Contenidos en versión on-line para ser leídos. –– Cuestionarios de autoevaluación como actividades de aprendizaje o evaluación, basados en la memoria inmediata. –– Exámenes o cuestionarios finales que aparecen durante la lectura del contenido disponible, basados en conceptos. El aprendizaje es significativo cuando se conectan ideas nuevas con el conocimiento que ya se tenía. Para ello son útiles (4): –– Niveles crecientes de profundidad de los contenidos. –– Uso de mapas conceptuales. –– Acceso a la información en diferentes formatos. –– Actividades de aprendizaje variadas para ayudar a la creación/modificación del esquema conceptual propio. –– Actividades para potenciar los niveles de análisis y creatividad con respecto a los contenidos y metodologías. La formación debe dirigirse a la resolución de problemas reales y adecuados al contexto en el que, posteriormente, se va a desenvolver el alumnado. En este caso son adecuadas: las simulaciones y actividades de solución de problemas como parte de la presentación de los contenidos; la disposición de recursos que permitan analizar el problema desde diferentes puntos de vista: documentos, vídeos, animaciones, foros, blogs, wikis...; la interacción entre participantes, para aunar el conocimiento y las experiencias, así como para poner en práctica las nuevas destrezas; la evaluación del aprendizaje integrada en las actividades planteadas. Se recomienda que la evaluación se realice de forma continua valorando las actividades que cada participante ha realizado en el cómputo general del curso (4). La información debe plantearse desde múltiples perspectivas para ser capaz de solucionar problemas que, habitualmente, no tienen una única solución. Por tanto, es importante plantear: actividades de aprendizaje basadas en la búsqueda de información disponible proveniente de diferentes fuentes; casos prácticos que proporcionen experiencias de aprendizaje contextualizadas; disponibilidad de informaciones de síntesis y conclusiones que permitan avanzar con facilidad en los procesos de aprendizaje (4). La labor docente en e-learning está centrada en el apoyo, guía y asistencia hacia cada participante, para lograr que acceda y comprenda los recursos que se ponen a su disposición en los diferentes soportes, y pueda integrarse en el grupo y método de aprendizaje para evitar el abandono producido por el sentimiento de soledad (4). 22 RESÚMENES DE PONENCIAS BIBLIOGRAFÍA 1. Decreto 203/2003, de 8 de julio, por el que se regula el procedimiento de acreditación de las actividades de formación continuada de las profesiones sanitarias. BOJA n.º 142, Sevilla, 25 de julio 2003. Página núm. 16.989. 2. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. ¿Qué es la formación continuada? Disponible el 06/04/2015 En: http://www.msssi.gob. es/profesionales/formacion/formacionContinuada/queEs.htm. 3. Me_jora F. Guía del responsable de formación. Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía. 2015. 4. Picón Cano M. Guía de tutorización e-learning. Instituto Andaluz de Administración Pública. 2013. SEGURIDAD DEL PACIENTE, SENSAR Y UNIDADES DEL DOLOR J.I. Gómez-Arnau Sistema Español de Notificación en Seguridad en Anestesia y Reanimación (SENSAR). Hospital Universitario Fundación Alcorcón. Madrid El informe To err is human publicado por el Institute of Medicine en el año 2000 conmocionó al mundo al afirmar que los errores médicos evitables provocaban más muertes que los accidentes de tráfico, el cáncer de mama y el SIDA juntos. Desde entonces, la seguridad del paciente es un tema que está en la agenda de todas las organizaciones sanitarias. La mortalidad estimada era entre 44.000 y 98.000. En los años posteriores se han multiplicado los estudios realizados en el ámbito hospitalario del mundo desarrollado para conocer la magnitud del problema. En nuestro país, el estudio nacional sobre los efectos adversos ligados a la hospitalización (ENEAS) realizado en 24 hospitales públicos revisó la historia clínica de 5.624 pacientes y encontró una incidencia de efectos adversos del 9,3 %, de los cuales el 42,6 % se consideraron evitables y 4,4 % se asociaron a la muerte del paciente. Las cifras anuales estimadas para todo el estado ascenderían entonces a 418.000 efectos adversos, 178.000 efectos adversos evitables y 18.400 muertes. En 2008 el Ministerio de Sanidad y Consumo publicó el estudio APEAS, estudio sobre la seguridad de los pacientes en atención primaria de salud, en el que se revisaron 96.047 consultas y se encontró una prevalencia de efectos adversos de 18.63 por mil, la mayor parte leves o moderados (92,7 %) y evitables (70,2 %). En 2009 el Ministerio de Sanidad y Política Social publicó el estudio IBEAS sobre prevalencia de efectos adversos en hospitales de Latinoamérica, en el que participaron cinco países y se estudiaron 11.379 pacientes. La prevalencia de efectos adversos fue de 10,5 % y 6,7 % produjeron la muerte del paciente. Aunque con muchas dificultades metodológicas, los estudios tanto españoles como internacionales han servido para que, en primer lugar, todos los países interesados tuviesen un estudio nacional que determinase su posición en el mundo y, más importante, han puesto de manifiesto un problema hasta entonces poco debatido a esta escala, estimulando el desarrollo de actividades dirigidas a mejorar la seguridad de los pacientes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) puso en marcha en el año 2004 la Alianza Mundial por la Seguridad del Paciente (AMSP) con el objetivo de coordinar, difundir y acelerar la mejora de la seguridad del paciente en todo el mundo y como medio para propiciar la colaboración internacional y la adopción de medidas entre los estados miembros, la secretaría de la OMS, los expertos técnicos y los consumidores, los profesionales y los grupos industriales. La identificación de las cosas que van mal en la asistencia sanitaria es un elemento fundamental para adoptar medidas y definir estrategias de mejora. Además de las revisiones de historias clínicas, nuestro conocimiento sobre seguridad del paciente debe proceder de varias fuentes: –– Indicadores de seguridad del paciente. –– Reclamaciones de pacientes. –– Sistemas de notificación de incidentes. Uno de los aspectos más frustrantes tanto para los pacientes como para los profesionales es el fracaso de los sistemas sanitarios para aprender de sus errores, de forma que estos se repiten una y otra vez. La notificación de incidentes puede ser una de las soluciones a este problema, ya que permite la identificación de los riesgos y las debilidades del sistema. De esa forma, los esfuerzos pueden dirigirse a realizar los cambios que hay que hacer para reducir la probabilidad de dañar a otros pacientes. Entre las ventajas que ofrece el aprendizaje en seguridad del paciente a partir de incidentes sin daño y no solo a partir de los efectos adversos cabe señalar: los incidentes sin daño son entre 3 y 300 veces más frecuentes que los efectos adversos, por lo que permiten un mejor análisis cuantitativo; existen menos barreras para su notificación; permiten estudiar estrategias de recuperación que han evitado daños, por lo que se pueden implantar intervenciones proactivas y contribuir a desterrar la cultura de culpa; y reducen el sesgo retrospectivo por el que se tiende a buscar culpables cuando las cosas han salido mal. –– Otras fuentes de aprendizaje en seguridad del paciente: rondas de seguridad, grupos de discusión, cribado, anáRev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR23 lisis de riesgos, análisis en modo de fallos y sus efectos y un largo etcétera. En términos generales, un programa de comunicación de incidentes ”representa un tipo de sistema de información en seguridad que depende de las notificaciones realizadas por los profesionales de primera línea sobre errores, cuestiones de seguridad, efectos adversos e incidentes que ocurren en situaciones habituales de trabajo”. Los sistemas de comunicación de incidentes tienen una larga historia de utilización en ámbitos como la aviación, la energía nuclear, las plantas petroquímicas, la producción de acero, las operaciones militares y el transporte aéreo, antes de comenzar a usarse en medicina. En España, el Plan de Calidad del Sistema Nacional de Salud elaborado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad tiene como objetivo elaborar una propuesta de cambio normativo que permita la notificación no punitiva de efectos adversos, así como pilotar el sistema de notificación y comunicación de incidentes y efectos adversos (Sistema SiNASP). En enero de 2009 se constituyó en Alcorcón, por integrantes de los servicios de Anestesia de los hospitales citados a continuación el Sistema Español de Notificación en Seguridad de Anestesia y Reanimación (SENSAR) (www.sensar.org). La idea que subyacía en el inicio de este proyecto fue consolidar las iniciativas e interés de los servicios de anestesia en un sistema nacional dotado de entidad jurídica y económica que permitiese un desarrollo dinámico. Por otra parte, bajo el proyecto inicial subyace la ilusión y ambición de crear un sistema nacional de comunicación de incidentes que llegue a ser el de la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Tratamiento del Dolor (SEDAR) y el de la Sociedad Española del Dolor (SED) por lo que se ha impulsado un acuerdo con ambas. La configuración de SENSAR como sistema de comunicación de incidentes tiene varias características: –– Los incidentes comunicados tienen origen y final en el ámbito del servicio. Cada hospital es dueño de sus propios incidentes y los comunicadores conocen que sus incidentes son analizados y discutidos por miembros de su servicio sin la participación de la dirección del hospital ni de otras estructuras ajenas. De este modo SENSAR es, en primera instancia, una herramienta local para la mejora de la seguridad asistencial que se ofrece a los servicios de anestesia del país. Mientras dura el análisis o el incidente no se ha cerrado, solo los analizadores y el comunicador, este a través del código emitido por el sistema, tienen acceso al mismo. Esta característica de ser incidentes de anestesistas manejados por anestesistas debería otorgar mayor confianza a los comunicadores. –– Una vez analizados, los incidentes pasan a la red nacional, donde pueden ser vistos por los anestesistas con clave de “analizador”. Los incidentes permanecen almacenados en un servidor seguro y son accesibles a los analizadores de otros hospitales. Estos pueden busRev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 carlos mediante búsqueda booleana u otros motores de búsqueda. –– El conocimiento del origen de los incidentes dentro de la comunidad de analizadores puede facilitar el contacto rápido y directo entre hospitales. Los analizadores de un hospital determinado pueden solicitar ayuda o información para el manejo de incidentes parecidos. –– Además de la razón aducida antes, la búsqueda de incidentes en otros hospitales se justifica por la necesidad de aprender de incidentes similares o por razones de estudio para tareas de epidemiología pero, sobre todo, para estudiar agregados de incidentes con patrones similares y proponer precauciones o medidas universales para el resto de anestesistas. Los incidentes que se repiten en varios hospitales o que tienen una especial relevancia deberían promover actuaciones suprahospitalarias y supra-CC.AA. En este sentido, SENSAR tiene además características de un sistema nacional de especialidad. –– Por otra parte, el conocimiento del origen de los incidentes por hospitales debe permitir también el estudio de los incidentes por hospitales similares, agrupados estos en grandes hospitales terciarios, hospitales generales, etc. o bien agrupando los hospitales que pertenecen a una determinada CC.AA. Si la tasa de comunicación es adecuada el sistema permitirá en el futuro el estudio a nivel nacional y la comparación con otros países, la comparación entre CC.AA, etc. A continuación se puede visualizar un esquema de la configuración en red de SENSAR. SEMSAR local Comunicación incidentes SEMSAR local Análisis incidentes Comunicación incidentes Medidas Análisis incidentes Medidas SEMSAR nacional Agregación datos Procesamiento información Alertas - Boletines - Difusión SEMSAR local Comunicación incidentes Medidas Fig. 1. Análisis incidentes SEMSAR local Comunicación incidentes Medidas Análisis incidentes 24 RESÚMENES DE PONENCIAS Por otra parte señalamos algunos datos de la actividad obtenida en 2014: Medidas adoptadas: Fig. 2. Tipo de incidente: Fig. 4. Por otra parte, la actividad de SENSAR no solo radica en el ámbito de la comunicación de incidentes. Actualmente desarrolla diversos proyectos docentes en asociación con otras entidades sanitarias. Esperamos que la incorporación de las Unidades del Dolor al sistema de comunicación de incidentes ANESTIC por una parte, y el desarrollo de actividades conjuntas constituya un importante hito en la Seguridad del Paciente. Fig. 3. POSICIONAMIENTO DE LA SED CON RESPECTO A LOS CORTICOIDES EPIDURALES J. De Andrés Ares, J. Vidal, D. Contreras, V. Mayoral, L. Cánovas, C. Pérez, R. Gálvez, J. Pérez Cajaraville, C. Margarit Junta Directiva de la SED Desde la Junta Directiva de la SED, estamos preocupados por la alerta que redactó la FDA en lo referente a la seguridad y eficacia de la administración de corticoides en el espacio epidural a finales de abril de 2014 (http://www.fda.gov/downloads/Drugs/DrugSafety/UCM395196.pdf). En ella la FDA advierte del uso de corticoides por vía epidural realizando las siguientes consideraciones: Seguridad: “en casos poco frecuentes, la inyección de corticosteroides en el espacio epidural de la columna puede resultar en graves eventos adversos, como la pérdida de la visión, derrame cerebral, parálisis y muerte”. Se insta a que estos riesgos se añadan a la etiqueta del medicamento. Se anima a que estos riesgos se sopesen sobre los posibles beneficios y sean explicados al paciente, previa a la realización de la técnica. Se establece la siguiente información adicional que debe ser explicada al paciente: Se han descrito raras pero serias reacciones adversas, en relación con la inyección epidural de corticoides en la columna para el tratamiento de dolor de cuello y espalda, y el dolor que se irradia a los brazos y piernas, como la pérdida de la visión, derrame cerebral, parálisis o muerte”. “No se ha establecido la eficacia y seguridad de la inyección de corticosteroides en el espacio epidural de la columna, y la FDA no ha aprobado este uso para corticosteroides”. “Consulte con su profesional de la salud sobre los beneficios y riesgos de las inyecciones epidurales de corticosteroides, junto con los beneficios y riesgos asociados con otros tratamientos posibles”. “Busque atención médica inmediata si tiene síntomas inusuales tras recibir una inyección epidural de corticosteroiRev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR25 des, como pérdida de la visión o cambios en la visión; hormigueo en los brazos y piernas, debilidad o entumecimiento repentinos en la cara, brazos o piernas en uno o ambos lados del cuerpo, mareos, dolores severos de cabeza o convulsiones”. “Reporte cualquier efecto secundario de inyecciones epidurales con corticosteroides al programa MedWatch de la FDA, usando la información en la sección `Contáctenos´ en la parte inferior de la página”. Se establece la siguiente información adicional para profesionales de la salud: “Se han reportado raros pero graves eventos neurológicos adversos con las inyecciones epidurales de corticosteroides, entre ellos, infarto de la médula espinal, paraplejia, tetraplejia, ceguera cortical, derrame cerebral y muerte”. “Estos graves sucesos neurológicos se han dado con el uso de fluoroscopia o sin ella”. “No se ha establecido la eficacia y seguridad de la inyección de corticosteroides en el espacio epidural de la columna, y la FDA no ha aprobado este uso para corticosteroides”. “Hable con sus pacientes sobre los beneficios y riesgos de las inyecciones epidurales de corticosteroides y otros tratamientos posibles”. “Recomiende a sus pacientes que busquen atención médica inmediata si tienen síntomas tras recibir una inyección epidural de corticosteroides, como pérdida de la visión o cambios en la visión; hormigueo en los brazos y piernas, debilidad o entumecimiento repentinos en la cara, brazos o piernas en uno o ambos lados del cuerpo, mareos, dolores severos de cabeza o convulsiones”. “Informe sobre cualquier suceso adverso de inyecciones epidurales con corticosteroides al programa MedWatch de la FDA, usando la información en la sección `Contáctenos´ en la parte inferior de la página”. Desde la Junta Directiva queremos realizar las siguientes consideraciones al respecto: El informe no distingue la vía de administración de corticoides, si es interlaminar o transforaminal. El informe no distingue el tipo de corticoide si es particulado o no particulado, con las importantes consideraciones entre unos y otros. Algunas sociedades científicas estadounidenses relacionadas con el tratamiento del dolor han calificado este comunicado como inexacto y con conclusiones que pueden inducir a error, sobre todo el párrafo referente a la seguridad y la eficacia de los corticoides por vía epidural (Update on ISIS Response to FDA Statement on ESIs June 2014). La alerta de la FDA ha sido redactada de manera unilateral la denominada “regulatory división de la FDA” y no la “Safe Use Initiative”-SUI de la FDA que venía trabajando en el uso de corticoides epidurales durante meses, con un amplio panel de expertos de diversas sociedades científicas americanas dedicadas al tratamiento del dolor (Multi-Society Pain Workgroup), englobando las siguientes sociedades: –– American Academy of Neurological Surgeons (AANS). –– American Academy of Pain Medicine (AAPM). Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 –– American Academy of Physical Medicine and Rehabilitation (AAPM&R). –– American College of Radiology (ACR). –– American Pain Society (APS). –– American Society of Anesthesiologists (ASA). –– American Society of Neuroradiology (ASNR). –– American Society of Regional Anesthesia (ASRA). –– American Society of Spine Radiology (ASSR). –– Congress of Neurological Surgeons (CNS). –– International Spine Intervention Society (ISIS). –– North American Neuromodulation Society (NANS). –– North American Spine Society (NASS). –– Society of Interventional Radiology (SIR). (la ASIPP American Society of Interventional Pain Physicians fue invitada pero se negó a participar). La finalidad de este grupo multicientífico de trabajo es redactar un consenso de recomendaciones con respecto a la administración segura de corticoides epidurales. El grupo de trabajo realizó las siguientes recomendaciones tras su reunión: Respuesta de las Sociedades Científicas al aviso de la FDA de los posibles daños por el uso de corticoides epidurales. Normativa consensuada para la realización de la administración segura de corticoides epidurales: 17 recomendaciones. 1. Las epidurales interlaminares cervicales se asocian a un riesgo poco frecuente de lesión neurológica catastrófica. 2. Las epidurales transforaminales cervicales con corticoides particulados se asocian a un riesgo poco frecuente de complicaciones neurovasculares catastróficas. 3. Todas las epidurales interlaminares cervicales deben ser realizadas guiadas por imagen, siempre con visión AP y lateral u oblicua contralateral y con dosis test de contraste. 4. Las epidurales transforaminales cervicales deben ser realizadas con contraste bajo visión real con fluoroscopia o sustracción digital en un plano frontal. 5. Las epidurales interlaminares cervicales se recomienda sean realizadas al nivel C7-D1, pero no por encima de C6-C7. 6. Ninguna epidural cervical debe ser realizada sin revisión de las pruebas de imagen previas que demuestran espacio epidural adecuado para su realización. 7. No se deben usar corticoides particulados en infiltraciones epidurales transforaminales cervicales. 8. Todas las epidurales interlaminares lumbares se deben realizar bajo guía visual, con adecuadas visiones AP y lateral u oblicua contralateral y dosis test de contraste. 9. Las epidurales transforaminales lumbares deben ser realizadas administrando contraste bajo visión fluoroscópica a tiempo real y/o sustracción digital en un plano frontal, antes de inyectar cualquier sustancia. 10. Un corticoide no particulado (dexametasona) debería ser usado en la inyección inicial en Inyecciones transforaminales epidurales lumbares. 26 RESÚMENES DE PONENCIAS 11. Hay situaciones en las que se pueden emplear esteroides particulados en las epidurales transforaminales lumbares. 12. Se recomienda usar alargadera en todas las epidurales transforaminales. 13. Se deben usar mascarilla y guantes estériles. 14. La decisión final entre interlaminar o transforaminal la debe realizar el médico intervencionista sopesando riesgos y beneficios de cada técnica para cada paciente. 15. Se pueden hacer epidurales interlaminares cervicales o lumbares sin contraste en aquellos pacientes con demostrada alergia a contrastes. 16. Se pueden hacer epidurales transforaminales lumbares sin contraste en pacientes con alergia documentada a contrastes, pero en estos casos los esteroides particulados están contraindicados. 17. No se recomienda sedación moderada o profunda para infiltraciones epidurales. Si se realiza sedación superficial, el paciente debería ser capaz de comunicar dolor u otra sensación adversa. Adicionalmente, se ha publicado recientemente en la revista New England Journal of Medicine un ensayo clínico sobre la eficacia y seguridad de los corticoides en el tratamiento del canal estrecho (Friedly JL, Comstock BA, Turner JA, et al. A randomized trial of epidural glucocorticoid injections for spinal stenosis. N Engl J Med 2014;371:11-21), que muestra la no diferencia con el grupo control de lidocaína al 0,5% y una mayor incidencia de efectos secundarios, recomendando que no se utilicen en esta patología. Además se publica una editorial al respecto que discute la evidencia de las infil- traciones epidurales de corticoides. Sin embargo, y debido a los importantes fallos metodológicos, recomendamos que la lectura de este artículo y el editorial acompañante se haga junto al reciente artículo de revisión y respuesta a los mismos que ha sido publicado por Laxmaiah Manchikanti y cols. en el último número de la revista Pain Physician (Randomized Trial of Epidural Injections for Spinal Stenosis Published in The New England Journal of Medicine: Further Confusion Without Clarification. Pain Physician 2014; 17:E475-E487). Otro aspecto a tener en cuenta es que la ficha técnica de algunos corticoides particulados, como el acetónido de triancinolona, no tiene indicación para su administración epidural. Explícitamente la ficha técnica dice: “Posología y forma de administración: esta formulación está disponible sólo para su utilización por vía intramuscular profunda y por vía intraarticular, por lo que no debe utilizarse para uso intravenoso, intradérmico, intraocular, epidural o intratecal”. Desde la SED consideramos que se debe informar a los pacientes de los posibles, pero poco probables, riesgos de la administración de corticoides epidurales, modificando el consentimiento informado de las técnicas que lo incluyan. Posiblemente sea recomendable añadir un consentimiento explícito como tratamiento compasivo de los corticoides, teniendo como referencia el Real Decreto que regula el uso de fármacos en condiciones especiales, http://www.boe.es/ boe/dias/2009/07/20/pdfs/BOE-A-2009-12002.pdf. La Junta Directiva también ha hecho un primer contacto con la Agencia Española del Medicamento, del cual les mantendremos informados. TRATAMIENTO INTERVENCIONISTA EN LA NEUROPATÍA DOLOROSA AVANZADA C. Nieto Iglesias Unidad de Dolor. Hospital Universitario Fundación Alcorcón. Alcorcón Madrid INTRODUCCIÓN El dolor neuropático se define como el dolor causado por una lesión o enfermedad del sistema somatosensorial, una patología de alta prevalencia que puede afectar a un 7-10% de la población mundial. Con frecuencia, los pacientes que sufren este tipo de dolor no responden al tratamiento farmacológico o los efectos secundarios de los mismos son inaceptables, con lo que recurrimos a tratamientos invasivos o mínimamente invasivos para mejorar el dolor y reducir los efectos secundarios de la medicación. He realizado una revisión de la evidencia y la recomendación de las diferentes técnicas que se emplean en la actua- lidad, temiendo en cuenta que utilizar placebo en estudios de técnicas intervencionistas es difícil y por tanto hay pocos estudios metodológicamente correctos, el grado de rigidez de las revisiones cada vez es mayor (se atiende a número de pacientes, homogeneidad de los grupos, calidad, eficacia, tiempo de seguimiento, calidad de vida, predilección de pacientes y balance riesgo-beneficio). Este grado de calidad de la evidencia (CE), nivel de envidencia (NE) y grado de recomendación (GR) vería según los revisores de los diferentes grupos y la “no evidencia” no significa necesariamente que la técnica sea ineficaz (Guyak con número 48 en Pain 2013). El nivel de evidencia y recomendaciones se basan en las referencias bibliográficas referidas en la bibliografía 1, 2 y 3. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR27 NEUROPATÍAS DOLOROSAS –– De ambos no hay estudios por los que la recomendación es inconclusa. Neuralgia postherpética –– Infiltraciones epidurales y paravertebrales: 3 estudios metodológicamente correctos sugieren que infiltraciones epidurales (repetidas) de anestésicos locales y corticoides, en la fase temprana de la neuralgia herpética (NH) pueden prevenir la neuralgia postherpética (NPH). –– Bloqueos simpáticos: no se recomienda la realización. –– Infiltración intratecal de metilprednisolona: 3 RCTs. Cuatro inyecciones intratecales en un mes con mejoría de 1 a 2 años. Pero ni ha podido ser reproducido, por lo que el grado de recomendación es inconcluso y fuera de la práctica clínica. –– Bombas implantables: no estudios disponibles para la NPH. –– Estimuladores de cordones posteriores: una serie de casos prospectivos con buenos resultados. –– Estimulación cerebral profunda: series de casos con escasa mejoría (4 de 11 pacientes). –– Radiofrecuencia pulsada (RFp): un estudio RCT avala la utilización de RFp. El procedimiento se realizó una vez a la semana durante 3 semanas sobre los nervios intercostales de los segmentos afectados y de los adyacentes, con buenos resultados. Este estudio se correlaciona con estudios abiertos. Grado de evidencia baja y recomendación inconclusa por la necesidad de reproducir el estudio. Neuropatía diabética y otras neuropatías –– Bloqueos nerviosos: no hay estudios. –– Estimulación de cordones posteriores: pocos estudios prospectivos con buenos resultados, pero con complicaciones que pueden llegar al 33%. –– Bombas implantables: no hay estudios. –– Estimulación cerebral profunda: la federación europea de sociedades neurológicas encontró es sus revisiones una débil pero positivo resultados. 70% de los pacientes con mejoras importantes. –– La IASP considera la evidencia baja y la recomendación inconclusa. Lesiones nerviosas periféricas y avulsión de plexo braquial –– La extirpación del nervio se considera de elección en nervios aislados y puramente sensitivos o en neuromas. –– Lesiones en la zona de entrada de la raíz dorsal (DREZ), también se considera de elección en la avulsión de plexo braquial. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 Neuropatía central –– Secundaria a lesiones medulares: muy pocos estudios (solo series de casos) de baja calidad con estimulación medular, DREZ, bombas intratecales y estimulación cerebral profunda. –– Secundaria a accidentes cerebrovasculares: estimulación cerebral superficial. Existe una revisión sistemática importante donde encuentran una débil recomendación para el uso de la estimulación de la corteza motora, pero son sólo series de casos. –– Estimulación cerebral profunda: los resultados de los estudios de estimulación cerebral profunda y superficial son inconclusos. –– Estimulación de cordones posteriores: sólo una serie de 45 pacientes donde sólo 3 mejoran un 60%. Los autores no lo recomiendan. Radiculopatías –– Infiltraciones epidurales: la sociedad americana de dolor (APS) publicó una revisión de alta calidad dolor se demostró una débil recomendación para las infiltraciones epidurales de esteroides en los casos de radiculopatía secundarios a prolapso discal, se basó en una evidencia moderada de beneficio a corto plazo. –– Inyección caudal: Iversen publicó un RCT con escasos beneficios de la inyección caudal de esteroides en la radiculopatía crónica comparado con placebo. –– La sociedad americana de médicos intervencionistas en dolor (ASIPP) publicó otra revisión con: fuerte recomendación para infiltración caudal, fuerte recomendación a corto plazo para infiltración interlaminar y débil a largo plazo, fuerte recomendación infiltraciones lumbares transforaminales, fuerte recomendación para interlaminares cervicales. –– Otra sistemática revisión para aguda y subaguda dolor radicular tiene buenos beneficios a corto plazo y posiblemente a largo plazo. –– Otras revisiones sistemáticas muestran una débil positiva recomendación para la vía transforaminal (mejor que interlaminar o caudal pero a corto plazo). Consideran que un 40% de los casos 147 en la aproximación interlaminar ciega, no llega a su destino y que cuando se realiza una aproximación transforaminal con fluoroscopia la medicación llega a la porción anterior donde se encuentra la diana. –– La IASP considera que la evidencia es moderada con débil recomendación a corto plazo. En el caso de la infiltración epidural cervical consideran que puede ser bene- 28 RESÚMENES DE PONENCIAS ficiosa tanto por vía interlaminar como transforaminal, pero teniendo en cuenta que puede tener complicaciones importantes. –– Radiofrecuencia: en base a los estudios revisados, que la RFp poseen débil evidencia a corto plazo tanto para la radiculopatía cervical como lumbar. La RFc presenta una débil evidencia a corto plazo para la radiculopatía cervical y no se recomienda para la radiculopatía lumbar con moderada calidad de estudios. Síndrome de cirugía fallida de espalda Estimulación de cordones posteriores, es la técnica con mayor evidencia (moderada) y débil recomendación. El resto de las técnicas como infiltraciones epidurales, bombas intratecales, y la estimulación cerebral profunda poseen un grado de recomendación inconcluso por estudios de baja calidad con débil evidencia. Síndrome de dolor regional complejo (SDRC) Una de las técnicas con mayores beneficios es la estimulación de cordones posteriores medulares el SDRC tipo I. Los bloqueos simpáticos presentan una limitada evidencia pero con riesgo bajo y debe ser realizada en fases tempranas de la enfermedad en el caso del SDRC tipo II. También es limitada la evidencia para la infusión de medicación intratecal pero mejor cuando se utiliza baclofeno en el caso de distonía asociada a SDRC tipo II. Neuralgia del trigémino En general se considera que los diferentes tratamientos (radiofrecuencia, Glicerol, balón de compresión y la radiocirugía estereotáctica) presentan una muy limitada evidencia y que la cirugía por descompresión, aunque es la más agresiva presenta mejores y más duraderos resultados. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 1. Dworkin, et al. Interventional management of neuropathic pain: NeuPSIG recommendations. Pain 2013;154:2249-61. 2. Manchikanti et al. An update of comprehensive evidence-based guidelines for interventional techniques in chronic spinal pain. Part II: Guidance and recommendations. Pain Physician 2013;16: S49-S283. 3. Van Zundert, et al. Evidence-based interventional pain medicine according to clinical diagnoses. Pain Practice 2011:423-9. INYECCIÓN ÚNICA O INFUSIÓN CONTINUA EN DOSIS INTRATECAL DE PRUEBA C. del Pozo Martín Unidad del Dolor. Hospital Puerta de Hierro Majadahonda. Madrid INDICACIÓN Aunque la indicación del tratamiento mediante infusión intratecal de fármacos no es el motivo de esta ponencia, es preciso señalar que la realización de un test intratecal puede ser propuesta para: –– Tratamiento de diferentes tipos de dolor. –– Tratamiento de espasticidad. –– Tratamiento de pacientes espásticos con dolor. Es importante considerar el tipo de dolor a tratar –nociceptivo, neuropático o mixto–, ya que en los dos últimos casos, a priori, se estima una duración del test mayor. Muchos pacientes necesitan la reincorporación a una actividad próxima a la normalidad para poder realizar una correcta valoración del mismo. CONCEPTOS RELEVANTES Uno de los riesgos más temidos a la hora de aplicar un tratamiento a nivel espinal es el desarrollo de una infección meníngea. Por ello la realización del test intratecal requiere unas estrictas medidas de asepsia, en cualquiera de las modalidades de aplicación. Para disminuir al máximo este riesgo, el test intratecal debe durar el mínimo tiempo posible. Esto dificulta la modificación de la analgesia previa, referida fundamentalmente a otras vías de administración de opioides, ya que su disminución en un corto espacio de tiempo puede sesgar o influir en la interpretación del resultado. FACTORES QUE INFLUYEN EN LA DETERMINACIÓN DE LA MODALIDAD DEL TEST INTRATECAL –– Duración estimada del test. –– Presencia de patología asociada: • Inmunosupresión. • Anticoagulación. –– Dificultades en el contexto personal del paciente y/o de la institución: • Ausencia de un entorno familiar colaborador. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR29 infusión intratecal a través de un sistema completamente implacable (bomba interna). • Problemas para el seguimiento ambulatorio del paciente. • Disponibilidad de recursos materiales. SISTEMA DE APLICACIÓN DEL TEST (TABLA I) FÁRMACOS Los fármacos base para realizar el test intratecal son: la morfina para el tratamiento del dolor y el baclofeno para el control de la espasticidad. No obstante, se puede pensar en otros como el ziconotide o la clonidina, así como en asociación de fármacos –la más consolidada es la de morfina con bupivacaína–, dependiendo del tipo del dolor, de la tolerancia a la medicación y de su eficacia. Para efectuar una correcta titulación, se van realizando incrementos progresivos de dosis hasta obtener un resultado satisfactorio para el alivio del dolor o disminución de la espasticidad, o bien hasta desarrollar efectos adversos de la medicación o ausencia de control de síntomas a dosis moderadas-elevadas del fármaco ensayado. TIPO DE TEST (TABLA I) Existen dos formas de realizar el test intratecal de fármacos: –– Inyección única (bolo): aplicación de una dosis determinada de medicación. Dependiendo del fármaco a testar es importante considerar los posibles efectos derivados de su administración, fundamentalmente cuando se trata de dosis crecientes. –– Infusión continua: la dosis de fármaco diaria prevista se va infundiendo de forma mantenida. Permite ajustar la cantidad de medicación de forma puntual, según la respuesta del paciente (efectos adversos, dosis insuficiente o sobredosificación). Reproduce la situación posterior de la –– Aplicación única: los “bolos” de fármaco para la realización de un test intratecal se pueden aplicar en inyección percutánea por dosis, o bien a través de un catéter intratecal percutáneo previamente implantado. –– Infusión continua: dependiendo de la duración estimada del test, puede realizarse a través de una bomba externa conectada a un catéter intratecal percutáneo, o bien conectada a un reservorio intratecal implantado quirúrgicamente (este último procedimiento se reserva para casos en los que se prevé una muy larga duración de test). BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 1. Grider JS, Harned ME, Etscheidt MA. Patient selection and outcomes using a low-dose intrathecal opioid trialing method for chronic nonmalignant pain. Pain Physician 2011;14:343-51. 2. Harned ME, Salles SS, Grider JS. An Introduction to Trailing Intrathecal Baclofen in Patients with Hemiparetic Spasticity: A description of 3 Cases. Pain Physician 2011;14:483-9. 3. Mirasol JM, Ribera H, García-Pradera I, Meli M, Rengel A. Catéter intratecal con reservorio en el síndrome postlaminectomía. Vía clínica y protocolo. Rev Soc Esp Dolor 2008;3:183-6. 4. Deer TR, et al. Polyanalgesic Consensus Conference-2012: Recommendations on Trialing for Intrathecal (Intraspinal) Drug Delivery: Report of an Interdisciplinary Expert Panel. Neuromodulation 2012;15:420-35. 5. Mohammed SI, Eldabe S, Simpson KH, Brookes M, et al. Bolus intrathecal injection of ziconotide (Prialt®) to evaluate the option of continuous administration via an implanted intrathecal drug delivery (ITDD) system: a pilot study. Neuromodulation 2013;16(6):576-81. 6. De Andrés J, Asensio-Samper JM, Fabregat-Cid G. Advances in intrathecal drug delivery. Curr Opin Anaesthesiol. 2013 Jun 28. TABLA I. TIPO DE TEST Y SISTEMA DE APLICACIÓN DEL MISMO Tipo de test Sistema de aplicación Bolo Infusión continua Dosis única percutánea Catéter intratecal percutáneo conectado a una bomba externa Catéter intratecal percutáneo Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 Sellado Conectado a una bomba de infusión externa Reservorio intratecal implantado quirúrgicamente, conectado a una bomba externa 30 RESÚMENES DE PONENCIAS ESTUDIO A 2 AÑOS, PARA MEDIR LA EFICACIA DEL FENTANILO INTRANASAL EN PECTINA EN EL DOLOR IRRUPTIVO, EN ENFERMOS CON DOLOR NO ONCOLÓGICO DE EDAD AVANZADA R. Salazar Vecino Hospital Comarcal de Inca. Mallorca, Islas Baleares INTRODUCCIÓN En el tratamiento del dolor de moderado a intenso, tanto en el causado por un proceso oncológico, como en los enfermos no oncológicos, está indicado el tratamiento con opiáceos mayores, puesto que su utilización depende de la intensidad del dolor y no del pronóstico (1). Este supuesto, ampliamente aceptado por la comunidad científica, se da también cuando hablamos de dolor irruptivo oncológico (DIO), pero ya no es tan firme cuando se trata de este mismo dolor en enfermos no oncológicos (2). Y eso a pesar de que las características del mismo son similares al dolor irruptivo oncológico (3): una prevalencia parecida de entre el 60 y el 75 %, mismo número de episodios, como muestra Davies en la última revisión de 2013 (4), en este caso van de 1 episodio al mes, hasta 5 o 6 al día (media de 2,6 al día), una duración de entre 2-3 minutos a 2 horas y las mismas características de dolor somático, neuropático o mixto, siendo más frecuente el de tipo incidental, en relación con una actividad motora y por ello, más predecible, pues el grueso de los pacientes lo son por afectación musculoesquelética. En las Unidades de Dolor hay una gran variedad de patologías en las que tenemos controlado el dolor de base, entre otros medicamentos, con opiáceos mayores: neuralgias del trigémino, cefaleas en racimos, SDRC, rehabilitación tras la colocación de una prótesis…, pero sobre todo lumbalgias severas ya por síndromes post-laminectomía, artrosis generalizadas o hernias discales, cervicobraquialgias, coxalgias y gonalgias pendientes de prótesis o inoperables, en las que el dolor irruptivo a la deambulación o la realización de actividades sencillas de la vida, supone un problema y un reto, dada la merma en la calidad de vida que supone para nuestros pacientes. En estos pacientes, los opioides de inicio de acción rápida (ROO), y en concreto el fentanilo intranasal en pectina, por su fácil aplicación, liberación inmediata y rápido inicio de acción, al adaptarse más al perfil del dolor irruptivo, puede aportar un importante alivio del dolor incidental, aumentando con ello la calidad de vida de nuestros pacientes al mejorar la deambulación, la posibilidad de realizar sus tareas habituales y domésticas, y la calidad de sueño (5,6). MATERIAL Y MÉTODOS Se trata de un estudio que en principio era de 6 semanas y que posteriormente se alargó a 12, 18 y 24 meses (Tabla I), para valorar la eficacia del fentanilo nasal en pectina, en el tratamiento del dolor irruptivo a la deambulación, de enfermos con distintas patologías no excluyentes, pudiendo padecer 2 o más de ellas (Tabla I), de edad avanzada, con el dolor en reposo controlado con distintos opiáceos (Tabla I), antidepresivos, anticomiciales, ansiolíticos, AINE, distintos bloqueos con anestésicos locales + corticoides (epidurales lumbares o caudales, infiltraciones sacroiliacas, infiltraciones en rodilla y/o cadera con ácido hialurónico, infiltraciones miofasciales y con toxina botulínica…). Si bien en las primeras 6 semanas no se modificaron los tratamientos ni se realizaron técnicas, sí que posteriormente se cambiaron y se hicieron infiltraciones, si lo precisaron, para tener controlado y con el mínimo de efectos secundarios el dolor basal. Para ello se midió: EVA en reposo y EVA en movimiento a las 0, 2, 4 y 6 semanas y a los 12, 18 y 24 meses; cuestionario sobre el estado de salud SF-12; cuestionario de salud EuroQol (EQ-5D); escala de calidad de vida europea; test de evaluación funcional de Oswestry e índice de problemas de sueño MOS a las 0, 4 y 6 semanas, 12, 18 y 24 meses. Por último, la impresión global del cambio según el paciente (PGIC) a las 6 semanas, 12, 18 y 24 meses. RESULTADOS Todos los parámetros medidos mejoraron de forma significativa, excepto el EVA en reposo, que lo hizo, pero no significativamente, pasando de 1,7 (0-4) al inicio, a 1,2 (0-3) a las 6 semanas, a 1,5 (0-3,5) a los 12 meses y 1,3 (0-3,2) a los 18 y 1,2 (0-3) a los 24. El EVA en movimiento mejora de forma muy significativa, pasando de los 6,55 (4-9) puntos en la visita basal a 2,8 (1-5) a las 6 semanas, 2,5 (1-5) a los 12 meses, 2,7 (1-5,5) a los 18 meses y a 2,4 (1-4,8) a los 2 años. El cuestionario de salud SF-12, mejora significativamente de 33,33 (8,33-60) al inicio a 46,22 (10,41-82,91) a las 6 semanas, 47,4 (8,12-80) a los 12 meses, a 46,85 (9,15-76,66) a los 18 y 47,06 (8,33-79,45) a los 24 meses. El cuestionario de calidad de vida EQ-5D, pasa de 0,44 (0,115-0,760) de la 1ª visita a 0,599 (0,115-1) a las 6 semanas, a 0,580 (0,115-1) a los 12 meses, a 0,587 (0,115-1) a los 18 meses y a 0,595 (0,115-1) a los 24 meses con, también, significación estadística (p < 0,001). El estado de salud del EQ-5D, aumenta de 40,75 (20-70) a las 0 semanas, a 50,6 (20-80) a las 6 semanas y a 51,3 (20-80) a los 12 meses, a 50,8 (20-75) a los 18 meses y a 50,9 (22-77) a los 24 meses. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR31 En el test de evaluación funcional de Oswestry, se ve como el grado de incapacidad desciende de 56,5 (30-80) de la visita basal, a 47,4 (20-72) a las 6 semanas y a 47,8 (20-76) a los 12 meses, a 47,9 (22-77) a los 18 meses y 47,8 (23-77) a los 24 meses. MOS, incidencias en el sueño, también mejora de 33,58 (9,44-75,55) a 24,58 (5-55,5) a las 6 semanas, a 24,4 (5-52,2) al año, 24,38 (5-52) al año y medio y a los 24,50 (5-55). Por último, el PGIC grado de satisfacción del paciente, que se evaluó a las 6 semanas, año, año y medio y 2 años, fue significativa, al valorar la totalidad de los pacientes como que se encontraban mejor o mucho mejor. DISCUSIÓN El diseño del estudio fue en principio de 6 semanas, pero con posterioridad y para valorar la tolerancia y si había algún problema de adicción, debido a los pocos estudios existentes de utilización de fentanilos de liberación inmediata a largo plazo, se decidió alargarlo en principio a un año, posteriormente a un año y medio y a 2, teniendo intención de continuar el seguimiento en el futuro. Esto obligó a poder cambiar los tratamientos de los pacientes en función de la evolución del dolor. Si tenían una reagudización, se les modificaba la pauta analgésica o, si era posible, se les hacía una infiltración, y al revés, si constatábamos una importante mejoría, se les rebajaba la medicación. Pero en todo momento, se les mantuvo la posibilidad de utilizar el fentanilo nasal en pectina para el dolor irruptivo, que por supuesto, seguían teniéndolo y distinguían muy bien de dichas reagudizaciones. De manera que, pasadas 6 semanas, para el mantenimiento del dolor de base controlado, si el paciente aquejaba un dolor localizado, por ejemplo en la cadera y no iba a ser operado en los próximos meses, se le hacía una infiltración de la misma con ácido hialurónico de larga duración hasta cada 6 meses, o una infiltración caudal o lumbar si aumentaba la radiculopatía (una tanda de 3 al año) o infiltraciones con toxina botulínica en las contracturas del cuadrado de los lomos o del psoas iliaco en las secuelas post-artrodesis. Con ello, se mantenía el dolor en reposo controlado e incluso, como se ha dicho, se pudo bajar la medicación, que también se hacía si el paciente manifestaba cualquier efecto secundario (somnolencia), para mantener en todo momento el máximo de funcionalidad. La causa de abandono de la utilización del fentanilo Roo, en las 6 primeras semanas, 2 casos fueron por efectos secundarios (náuseas y mareos). TABLA I. TABLA DE DIAGNÓSTICOS Y MEDICACIÓN Tiempo N.º pacientes Edad 0 semanas 6 semanas 12 meses 18 meses 24 meses 22 (20 M/2 V) 20 (18 M/2 V) 13 (11 M/2 V) 11 (9 M/2 V) 10 (8 M/2 V) - 60-88 (74,72) 61-89 (75,7) 62-87 (75,90) 62-88 (77,3) 8 7 6 4 4 3 1 3 4 4 2 4 3 2 4 4 3 1 3 2 0 4 3 2 1 Diagnóstico Aplast. vertebral Estenosis de canal Gonalgias/coxalgias Hernia discal Espondilolistesis Secuelas post-artrodesis Rehabilitación PTR Opiáceo de base (mg/día) Oxicodona/naloxona Hidromorfona Tapentadol Fentanilo TTS Tto. dolor irruptivo con fentanilo nasal en pectina Dosis media (μg/dosis) 14 8 8 7 5/2,5-60/30 mg/d 5/2,5-40/20 mg/d 2 8-16 mg/d 2 100-200 mg/d 2 25-75 μg/d 3 8-16 mg/d 1 200 mg/d 1 25 μg/d 5/2,5-40/20 mg/d 2 4-8 mg/d 0 5/2,5-40/20 mg/d 2 4-8 mg/d 0 1 25 μg/día 1 12 μg/día 120 190 220 210 100-400 μg/d 100-400 μg/d 100-400 μg/d 2,58 (1/sem a 4/día) 2’4 (1/sem a 4/día) 2’8 (1/sem a 4/día) 2’6 (1/mes a 4/día) 100-200 μg/d Media de aplicaciones Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 2 2 1 32 RESÚMENES DE PONENCIAS En el transcurso del 1er año, tras esas 6 semanas, abandonaron 7 pacientes la utilización del fentanilo de liberación inmediata: –– 4 por desaparición del dolor: • 2 de las gonalgias, por operarse de PTR. • 1 de los aplastamientos vertebrales, por desaparición del dolor. • 1 de las hernias, tras infiltración transforaminal. –– 1 por falta de eficacia: estenosis de canal con gran claudicación, que se operó poco después. –– 1 por problemas económicos. –– 1 por éxitus. En el periodo que va del año al año y medio, abandonaron el tratamiento 2 pacientes, muy frágiles, entre ellos el de más edad, 89 años, dado la limitada vida que podían llevar, lo que aconsejó la retirada de mucha de la medicación que tomaban. De entre los 18 a los 24 meses hubo otro fallecimiento, por lo que a los 2 años han llegado 10 pacientes. Llama la atención que, fuera de los brotes de reagudización, las cifras en la valoración del dolor, una vez estabilizado, prácticamente no cambian. También, cómo en algunos enfermos, el control del dolor en reposo se consigue con apenas un comprimido al día de oxicodona/naloxona de 5/2,5, por la mañana, que le cubre las horas en que están activos y luego usan el fentanilo en una o dos ocasiones, para realizar las tareas domésticas y salir a la calle, por llevar una vida autónoma. Otro dato relevante es que, en el transcurso del primer año y medio, se produjo un incremento de la dosis media por episodio de 120 μg a 220 μg (a pesar de que un paciente usa el fentanilo una media de 1 vez a la semana) y se consideró que la explicación no es que se haya creado tolerancia, sino que han ido quedando los pacientes más crónicos, con más dolor a la deambulación y sin posibilidades quirúrgicas: las secuelas post-artrodesis, las estenosis de canal que afectan desde D-12 a S-1 y no se considera apropiado operar, dadas las enfermedades concomitantes que padecen (IRC, Epocs, IC, diabéticos…). Sucede lo mismo con respecto a algunos de los pacientes que padecen coxalgia o gonalgia (de los que se han operado 3 y una está ya en lista de espera para su otra rodilla), porque de los 18 a los 24 meses ha descendido el consumo de la medicación de base y el número de aplicaciones que se ha utilizado el fentanilo nasal, lo que achacamos a que los pacientes han pasado un “muy buen invierno”, con menos episodios de reagudización o quizá que han realizado menos actividad. CONCLUSIONES El fentanilo nasal en pectina ha mejorado el dolor irruptivo a la deambulación de este colectivo de pacientes de edad avanzada, en algunos casos hasta que el paciente pudo ser operado y con ello solucionarse la causa del mismo (1 de estenosis de canal, 3 de PTR) y en otros, los más mayores del grupo, que son conscientes de su estado de salud y de la edad que tienen, permitiéndoles llevar el tipo de vida que les corresponde por edad y ser autónomos y/o no necesitar ayuda para su cuidado personal, la realización de pequeñas actividades que le dan sentido a sus vidas, mejorando su calidad de vida y de sueño, con un alto grado de satisfacción. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 1. Rodríguez López MJ. Manual práctico sobre utilización de opiáceos potentes en el tratamiento del dolor crónico. Rev Soc Esp del Dolor 2003. 2. Biete i Solà A, Camba Rodríguez M, Escobar Álvarez Y, Gálvez Fuente R, Mañas Rueda A, Rodríguez Sánchez C, et al. Nuevos enfoques en el diagnóstico y tratamiento del dolor irruptivo oncológico: Documento de Consenso. 2012. 3. Cánovas Martínez L, Rodríguez Rodríguez AB, Castro Bande M, Pérez Arviza L, López Soto C, Román Nuñez R. Tratamiento del dolor irruptivo. Rev Soc Esp del Dolor 2012;19(6). 4. Davies A et al. Brakthrough cancer pain: An observational study of 1000 European oncology patients. Journal of Pain and Sympton Management 2013. 5. Salazar Vecino R. Titulación de opiáceos en dolor crónico no oncológico. VIII Curso Básico de Formación en Dolor. Fuengirola; 2014. 6. De Andrés Ares J. Dolor de comienzo súbito: dolor irruptivo. VIII Curso Básico De Formación En Dolor. Fuengirola; 2014. NUEVOS CRITERIOS DIAGNÓSTICOS D. Díaz Rodríguez Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Universitario Virgen Macarena. Sevilla El síndrome de dolor regional complejo (SDRC) clásicamente se conocía con los términos de distrofia simpático refleja o causalgia entre otros; y que se pueden considerar variaciones de un problema muy similar. El primer término acuñado fue el de causalgia, en el año 1864 por Silas Mitchell, en soldados que referían dolor que- mante y atrofia muscular en los lugares donde habían sufrido lesiones. Unos años más tarde, en 1900, Paul Sudeck señalaba que el síndrome podía tener también un componente inflamatorio, y pasó a utilizarse el nombre de distrofia de Sudeck. Casi medio siglo después objetivan una mejoría del cuadro clínico tras la realización de bloqueos del sistema nervioso Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR33 simpático del área afectada, lo que propicia un nuevo cambio de nombre hacia distrofia simpático refleja. Pero como existían pacientes en los que no se ponía de manifiesto la presencia de este componente mediado simpáticamente, nos encontrábamos ante una gran variedad de cuadros clínicos que parecen tener una relación clínica y fisiopatológica. Intentado reunificar definiciones y nomenclaturas en el año 1993 la IASP propone la utilización del término SDRC. Con este término intentan ponerse de manifiesto las características clínicas del síndrome, regional, porque su distribución es regional y suelen afectar a la porción distal de un miembro o siguiendo un gradiente de distal a proximal. Y complejo, haciendo referencia a la variedad clínica del fenómeno encontrado en el grupo de pacientes, además del dolor. Actualmente no existe ninguna prueba diagnóstica que se constituya en el gold estándar para el diagnóstico del SDRC. Y este pasa fundamentalmente por la realización de una minuciosa historia clínica y exhaustiva exploración física para poner de manifiesto los signos y síntomas clínicos. Se han utilizado algunas pruebas diagnósticas como el test cuantitativo sensorial (QST), los test de función autonómica y las pruebas de imagen para evidenciar los cambios tróficos como la gammagrafía ósea en tres fases. Pero el diagnostico continúa siendo fundamentalmente clínico y apoyado por la respuesta del paciente a las intervenciones terapéuticas. Lo que motivó la necesidad de utilizar unos criterios diagnósticos que permitiesen unificar criterios. Así la International Association for the Study of Pain (IASP) en el año 1993 estable cuatro criterios diagnósticos: –– Presencia de un elemento nocivo desencadenante o causa de inmovilización, en el SDRC tipo I; o una lesión nerviosa en el SDRC tipo II. –– Dolor continuo, alodinia o hiperalgesia, desproporcionados con respecto al estímulo desencadenante. –– Evidencia en ocasiones, de edema, cambios en la vascularización de la piel, o anomalías en la actividad sudomotora de la región del dolor. –– Ausencia de otras condiciones nosológicas que puedan explicar estos síntomas. Estos criterios se caracterizan por tener una gran sensibilidad (1), pero una baja especificidad, próxima a 0.4; lo que lleva a un sobrediagnóstico del síndrome. Situación ésta que dificulta enormemente el poder obtener datos epidemiológicos fiables para el SDRC, o la homogeneización necesaria para poder desarrollar estudios rigurosos sobre este síndrome. Esta situación hace que en el año 2003 se reúnan un grupo de investigadores y expertos clínicos en SDRC para establecer unas recomendaciones y proponer unas revisiones sobre los criterios diagnósticos de la IASP. Los criterios consensuados y propuestos en esta reunión pasaron a conocerse como los Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 criterios diagnósticos de investigación, o más comúnmente llamados criterios de Budapest, que incluyen signos objetivos y características fisiopatológicas, y logran una mejoría en la especificidad (0,68), manteniendo una alta sensibilidad (0,99). Estos criterios son: –– Presencia de dolor continuo desproporcionado con respecto al desencadenante inicial. –– Al menos un síntoma en tres de las siguientes cuatro categorías: • Sensorial: Hiperestesia, alodinia. • Vasomotor: Asimetría temperatura, cambios en la coloración de la piel. • Sudomotor/edema: Edema, cambios en la sudoración, asimetría en la sudoración. • Motor/trófico: descenso del rango de movimiento, disfunción motora (temblor, debilidad, distonia), cambios tróficos (pelo, uñas y piel). –– Al menos un signo en dos o más de las siguientes categorías: • Sensorial: Hiperalgesia al pinchazo, alodinia táctil o tras movimiento articular. • Vasomotor: Asimetría térmica, asimetría en la coloración. • Sudomotor/edema: edema, sudoración asimétrica, cambios en la sudoración. • Motor/trófico: descenso del rango de movilidad, disfunción motora, cambios tróficos. –– La situación no puede ser explicada por otra causa en grado de dolor o disfunción. Estos nuevos criterios reflejan una gran mejoría en el diagnóstico con fines clínicos, pero presentaban todavía una especificidad baja si queríamos utilizarlos para la investigación. Pero en estudios posteriores se objetivó que modificando las reglas y exigiendo la presencia de más de los cuatro grupos de signos y síntomas propuestos se logra incrementar la especificidad al 0,94, pero perdiendo sensibilidad. Y aunque quizá no puedan ser utilizados, en su concepción inicial, con fines de investigación; la posibilidad de aplicación a pie de cama si permite que se establezcan como una buena ayuda para realizar el diagnóstico clínico. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 1. Harden RN, Bruehl S, Stanton-Hicks M et al. Proposed new diagnostic criteria for complex regional pain síndrome. Pain Med 2007;8:326-31. 2. Harden RN, Bruehl S, Perez RS, et al. Validation of proposed diagnostic criteria (the Budapest Criteria) for complex regional pain syndrome. Pain 2010;150:268.74. 3. Baron R, Janig W. Complex regional pain syndromes- how do we escape the diagnostic trap? Lancet 2004;364:1739-41. 34 RESÚMENES DE PONENCIAS NUEVOS TRATAMIENTOS FARMACOLÓGICOS EN EL SDRC Á. Martínez Navas Unidad Dolor Crónico. Hospital Nuestra Señora de Valme. Sevilla INTRODUCCIÓN En los últimos 150 años múltiples tratamientos farmacológicos han sido empleados en el SDRC, incluido el “Laudanun” (tintura de opio) por Weir Mitchell, quien acuñó el término de “causalgia”. Desafortunadamente, casi ninguno de los fármacos empleados en la práctica clínica han sido valorados en RCT doble ciego por diferentes razones; entre ellas se encuentran la falta de criterios diagnósticos uniformemente aceptados y la sospecha ampliamente extendida de que el SDRC tiene un origen psicógeno. Además, la falta de pruebas diagnósticas gold-estándar ha impedido el desarrollo de RCT bien diseñados por lo que existe poca evidencia científica que sirva como guía del tratamiento. Como consecuencia de esto, en la práctica clínica se extrapolan los resultados de RCT, revisiones sistemáticas y metaanálisis sobre dolor neuropático para el manejo del dolor en pacientes con SDRC. Sin embargo, el SDRC difiere de otros síndromes de dolor neuropático, al encontrarse implicados otros tejidos y sistemas como la microcirculación, el hueso y las vías inflamatorias. Actualmente, datos fiables ponen de manifiesto una implicación variable de la sensibilización central, alteraciones óseas y características de las eferencias simpáticas en diferentes momentos y diferentes individuos, por lo que no podrán ser tratados con un único fármaco. Los tratamientos mejor estudiados basados en su relación con otros síndromes de dolor neuropático son: ADT, gabapentina y pregabalina, carbamazepina, opioides, clonidina, nifedipina, antagonistas alfa-adrenérgicos, parches de lidocaína 5% y capsaicina tópica. Los fármacos ensayados específicamente en el SDRC son la calcitonina, bifosfonatos, corticosteroides y más recientemente la inmunoglobulina i.v. No debemos olvidar que los mejores resultados terapéuticos en el SDRC los obtenemos cuando hacemos un abordaje multidisciplinar y al tratamiento farmacológico asociamos procedimientos de recuperación funcional. ¿Monoterapia o polifarmacia?: la monoterapia es mejor para evitar efectos indeseables, reducir costes y facilitar la adherencia terapéutica del paciente. Sin embargo, una polifarmacia racional es frecuentemente necesaria, especialmente para el control de algunos síntomas del SDRC. Además, cuando desarrollamos un régimen farmacoterapéutico en un paciente con SDRC siempre debemos plantearnos objetivos a largo plazo. ANTIINFLAMATORIOSINMUNOMODULADORES Los AINE, inhibidores COX-2, corticosteroides y los agentes eliminadores de radicales libres se emplean con la intención de controlar el dolor y la inflamación en el SDRC. Sin embargo, la inflamación en el SDRC es principalmente neurogénica, iniciada por mediadores inflamatorios en las terminaciones nociceptivas aferentes y ningún fármaco ha sido estudiado para este tipo de inflamación. En este sentido, asumir que la eficacia contra la inflamación secundaria en un proceso infeccioso o traumático predice también eficacia contra la inflamación neurógena, realmente no está demostrado. Mientras que los AINE han sido empleados para tratar algunos síndromes de dolor neuropático asociados con inflamación con un nivel de evidencia 3, la experiencia clínica de algunos autores pone de manifiesto su eficacia sólo en algunos casos de SDRC, con un nivel de evidencia 4 (1). Otro estudio ha puesto de manifiesto la falta de eficacia de los AINE en SDRC tipo I (2). Sin embargo, algunos AINE específicos pueden ser más útiles que otros: por ejemplo, ketoprofeno, además de su típico efecto antiprostaglandina puede tener un significativo efecto anitbradiquinina y antiprostaciclina. Celecoxib, un inhibidor selectivo de la COX-2, aunque inicialmente se comunicó alguna utilidad (nivel de evidencia 4), aún no ha sido valorado en SDRC (3). Infliximab, un inhibidor del TNF-alfa, demostró disminuir los niveles de citoquinas y el dolor en 2 pacientes con SDRC (4). Los corticosteroides orales son los únicos antiinflamatorios para los que hay evidencia científica en SDRC basada en RCT (nivel de evidencia 1) (5). La mayoría de las publicaciones hacen referencia a casos agudos en los que la inflamación es más frecuente y, por tanto, se desconoce si tienen un efecto beneficioso similar en el SDRC crónico, en el que los niveles de citoquinas proinflamatorias son menores (6). Parece probado que una terapia con corticosteroides durante un tiempo reducido puede estar indicado en SDRC con evidentes signos de inflamación. BLOQUEADORES DE LOS CANALES DE CATIONES Los fármacos que bloquean la entrada de sodio o calcio en la neurona disminuyen el potencial de acción. Los más frecuentemente utilizados son anticonvulsivantes cuya eficacia en dolor neuropático se ha puesto de manifiesto en diversos RCT, metaanálisis y revisiones sistemáticas con un nivel de evidencia 1. La gabapentina fármaco de primera línea en dolor neuropático, llamó la atención de los especialistas en dolor tras una comunicación anecdótica de su eficacia en SDRC (7). RCT han demostrado su eficacia en NPH y neuropatía diabética periférica con un nivel de evidencia 2. Sin embargo, una serie de casos en adultos y un caso pediátrico sugieren su eficacia en SDRC con un nivel de evidencia 4 (8,9). La pregaRev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR35 balina tiene como principal ventaja que se puede administrar 2 veces al día. Actualmente no existen datos que evalúen la pregabalina en SDRC. Carbamazepina, si bien tiene su principal indicación para tratamiento de la neuralgia del trigémino, un RCT de pacientes con SDRC puso de manifiesto que dosis de 600 mg/día durante 8 días proporcionaban una disminución del dolor comparado con placebo (nivel de evidencia 2) (10). Oxcarbazepina, similar a la carbamazepina aunque con menos efectos adversos, sobre todo depresión de la médula ósea y fallo hepático, no ha sido estudiada en SDRC. La fenitoína es un fármaco de 3ª línea en SDRC, sobre todo en casos con gran actividad ectópica nerviosa, con un nivel de evidencia 2. La lamotrigina ha sido estudiada en dolor neuropático, pero no en SDRC. No existe experienca con levitiracetam y topiramato en SDRC. AUMENTO DE LA NEUROTRANSMISIÓN MONOAMINÉRGICA El cerebro ejerce un potente efecto inhibidor en el asta dorsal mediado por neurotransmisores monoaminérgicos, sobre todo, noradrenalina. Metaanálisis de RCT ponen de manifiesto la eficacia de antidepresivos heterocíclicos (ADHC) en el dolor neuropático, considerándose fármacos de 1ª línea (nivel de evidencia 2) (11). De cada 100 pacientes con dolor neuropático que toman ADHC, 30 tendrían un descenso del dolor de un 50%, por tanto un NNT 3. Los ISRS no han demostrado ninguna eficacia analgésica (nivel de evidencia 4). El NNT para los ISRS es muy superior al de los ADHC (citalopram 7.7 y paroxetina 2.9). La medicación placebo para dolor neuropático, frecuentemente alcanza NNT 6, por tanto los fármacos con NNT 5 o 6 probablemente no sean superiores al placebo. La venlafaxina y los nuevos ISRNS tienen un valor anecdótico en dolor neuropático (nivel de evidencia 4) y no han sido ensayados en SDRC. OPIOIDES Tan solo un RCT ha sido realizado con morfina de liberación retardada en SDRC, concluyéndose que no existe diferencia en la reducción del dolor cuando se compara con placebo después de 8 días de tratamiento (10). Sin embargo, diversos estudios ponen de manifiesto la eficacia y seguridad de los opioides en dolor neuropático en general, con un nivel de evidencia 2 (12). Existe un creciente consenso sobre que los opioides son una opción terapéutica de 2ª-3ª línea. La metadona puede tener ventajas en dolor neuropático gracias a su acción antagonista NMDA y el tramadol también debido a su efecto inhibidor de la recaptación de NA y serotonina. Los principales inconvenientes relacionados con los opioides son la tolerancia y toxicidad a largo plazo, así como que su administración a dosis altas a largo plazo puede empeorar la Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 alodinia y/o la hiperpatía. Sin embargo, actualmente considera razonable su empleo en SDRC, especialmente en enfermos con crisis de dolor (14). ANTAGONISTAS DEL RECEPTOR NMDA Los antagonistas del receptor NMDA (ketamina, amantadita y dextrometorfano) han sido evaluados en dolor neuropático y SDRC, pero su toxicidad y dosis efectiva han sido demasiado elevadas. La ketamina ha sido empleada vía tópica, oral, intravenosa y, recientemente intratecal, tanto para el dolor neuropático como para el SDRC, sin evidencia científica que apoye su uso. Su administración i.v. en dosis anestésicas durante 5 días fue beneficiosa en un estudio en fase II con 20 pacientes. Aunque un estudio piloto ha puesto de manifiesto una remisión completa mantenida durante 6 meses en 16 de 20 pacientes (nivel de evidencia 3), la ketamina actualmente se considera una droga de abuso y puede ser tóxica. Su empleo en SDRC está respaldado por una serie de casos (nivel de evidencia 4) (15). La amantadita ha mostrado algunos beneficios en dolor neuropático relacionado con el cáncer (nivel de evidencia 2) y en dolor neuropático crónico (nivel de evidencia 4), pero no ha sido estudiada en SDRC. ANTIHIPERTENSIVOS Y ANTAGONISTAS ALFAADRENÉRGICOS Clonidina es un agonista alfa2-adrenérgico, más empleado en el pasado, cuando se consideraba que el SDRC era un dolor mantenido por el simpático. Se puede administrar por vía oral, transdérmica y epidural (nivel de evidencia 3). Aunque una serie de casos demostraron beneficios de clonidina transdérmica en la alodinia e hiperalgesia del SDRC local (nivel de evidencia 4) (16), una revisión sistemática no proporcionó datos convincentes sobre el empleo de clonidina en SDRC (nivel de evidencia 1), por lo que raramente es empleado actualmente en SDRC (17). La nifedipina, un bloqueante de los canales de calcio, ha demostrado utilidad en SDRC a dosis de 60 mg/ día en una serie de casos no controlados (nivel de evidencia 4) (18). La fentolamina y fenoxibenzamina son antagonistas alfa-adenérgicos, a veces discutidos en el SDRC como agentes de 3ª línea. Dos series de casos apoyan el uso de fentolamina, que parece ser más eficaz en SDRC de menos de 3 meses de evolución (18). Es un fármaco caro que debe ser administrado vía i.v., por ello no es muy empleado. TRATAMIENTO DEL DOLOR DE HUESO CON CALCITONINA O BIFOSFONATOS El hueso está densamente inervado por pequeños axones nociceptivos. La remodelación vigorosa del hueso puede ser 36 dolorosa porque los osteoclastos reabsorben hueso, acidificando el medio extracelular para disolver los cristales de hidroxiapatita, lo cual activa receptores nociceptivos sensibles al ácido. La inhibición de la reabsorción ósea puede disminuir el dolor en algunos pacientes con SDRC. La calcitonina tiene efectos antinociceptivos independientemente de sus efectos sobre el hueso y se ha encontrado efectiva en algunos síndromes de dolor agudo y crónico. Generalmente se administra vía nasal y no suele tener efectos adversos en pacientes normocalcémicos. La calcitonina es uno de los pocos tratamientos del SDRC estudiado mediante RCT. Un metaanálisis de un número limitado de estudios controlados (nivel de evidencia 1) demuestra la utilidad una dosis intranasal de 100-300 U/día en SDRC (19). Sin embargo, 2 revisiones sistemáticas consideradas de calidad científica (nivel de evidencia 2) demuestran resultados contradictorios (20). Los bifosfonatos (alendronato, risedronato, ibandronato y zoledronato) también enlentecen la reabsorción ósea y pueden ser útiles en SDRC. Varios antiguos bifosfonatos orales (risedronato = actonel y alendronato = fosamax) han sido estudiados en SDRC, sin embargo no existen datos concluyentes sobre los nuevos fármacos administrados en infusión i.v. periódica (ibandronato, zoledronato). Una revisión sistemática identificó 2 estudios de alta calidad sobre el uso de bifosfonatos en SDRC (nivel de evidencia 2) (21,22), que comunicaron una mejoría significativa del dolor. Uno evaluó la administración i.v. de clodronato, 300 mg/día durante 10 días y el otro la administración i.v. de alendronato, 7,5 mg/día durante 3 días. Un RCT de calidad metodológica demostró utilidad de alendronato v.o. en SDRC (23). La osteonecrosis de mandíbula es una rara complicación relacionada con la administración de bifosfonatos a dosis muy elevadas (superiores a las empleadas en la osteoporosis) y a largo plazo en cánceres de hueso y mama. Por tanto, esta complicación no constituye una preocupación en pacientes que reciben bifosfonatos para tratamiento del SDRC (24). Inicialmente se comunicaron casos de fractura atípica de fémur relacionada con la administración de bifosfonatos a largo plazo, sin embargo recientemente el Registro Nacional de Salud Danés no confirmó dicha relación (25). FARMACOTERAPIA PARA OTROS SÍNTOMAS EN EL SDRC CRÓNICO La distonía es la alteración del movimiento más frecuente en el SDRC y habitualmente requiere tratamiento independiente. La distonía es dolorosa por sí misma y puede empeorar el dolor por impedimento de la perfusión tisular. El tratamiento de la distonía está estandarizado, si bien los mecanismos de la distonía en SDRC y de otras distonías postraumáticas son diferentes de las distonías mediadas por disfunción de los ganglios basales. Aunque trihexylfenidato puede ser considerado, generalmente el baclofeno es el tratamiento de 1ª elección. Inicialmente se debe prescribir v.o., si bien produce sedación que muchos pacientes no toleran al aumentar las RESÚMENES DE PONENCIAS dosis. En estos casos se puede considerar su administración vía intratecal. Hay una evidencia creciente de que Bachofen tiene efectos analgésicos independientes de su efecto relajante muscular. El empleo a largo plazo de BZD o ciclobenzaprina no es eficaz ni bien tolerado. La toxina botulínica es eficaz en distonías limitadas a pequeñas áreas (Tabla I). TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO EMERGENTE En 2010 un RCT puso de manifiesto una modesta eficacia del tratamiento con IGIV en el SDRC establecido (1). Las bases para su uso están en relación con la detección de anticuerpos a autoantígenos neurales no identificados en un grupo de pacientes con SDRC (26). En este RCT sólo 12 pacientes lo concluyeron, por lo que estos hallazgos deben ser confirmados. Una dosis inferior (0,5 g/kg) a la empleada en otras indicaciones neurológicas (2 g/kg) fue empleada en este estudio, por tanto, dosis superiores deben ser consideradas. Además la IGIV es cara por lo que su uso no está muy extendido. La IGIV se cree que no sólo actúa interfiriendo con los autoanticuerpos sino también regulando a la baja las citoquinas proinflamatorias. Una revisión Cochrane encontró eficacia de la administración sistémica de anestésicos locales i.v. en el dolor neuropático, pero no en el SDRC (27). En algunos casos aislados se ha obtenido beneficio con bombas subcutáneas de lidocaína, aunque con una alta incidencia de náuseas (28). Sildenafilo aumenta la actividad del óxido nítrico, modulando el flujo sanguíneo con el resultado de vasodilatación. Algunos autores lo prescriben con la finalidad de mejorar la perfusión en el SDRC que afecta a las extremidades, pero no se han publicado resultados concluyentes aún. Existe una evidencia creciente para el uso de cannabinoides en el dolor neuropático periférico y central, sobre todo en el dolor asociado con esclerosis múltiple (29). Aunque no ha sido investigado en SDRC, la legalización de drogas como la marihuana abre la posibilidad de en un futuro poder investigar la utilidad de ciertas drogas en el SDRC. La toxina botulínica tipo A ha sido empleada durante años en alteraciones musculares y trastornos de espasticidad por su capacidad para inhibir la liberación de acetilcolina en sinapsis colinérgicas. Sin embargo, también inhibe un neurotransmisor no colinérgico como el glutamato y la liberación de terminaciones nerviosas primarias aferentes de neuropéptidos como la sustancia P y el péptido relacionado con el gen de la calcitonina, lo cual podría explicar su utilidad en el dolor neuropático. La inyección intradérmica de toxina botulínica mejoró el dolor espontáneo, la quemazón, alodinia y el umbral de dolor frío en 25 pacientes con neuralgia postraumática (30). Cuando se empleó en asociación con bloqueos simpáticos con bupivacaína en un paciente con SDRC la duración de la analgesia fue mayor (31). Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR37 TABLA I. GUÍA DE FARMACOTERAPIA EN EL SDRC Dolor medio-moderado Analgésicos simples y/o bloqueos Dolor agudo, intratable Opioides y/o bloqueos Inflamación, sudor y edema Esteroides en fase aguda y AINE en fase crónica. Inmunomoduladores Depresión, ansiedad e insomnio Antidepresivos analgésicos y ansiolíticos Hiperalgesia y alodinia Anticonvulsivantes, bloqueantes canales sodio y/o antagonistas NMDA Osteopenia, inmovilidad y cambios tróficos Calcitonina o bifosfonatos Alteraciones vasomotoras Bloqueantes canales de calcio, simpaticolíticos y/o bloqueos TRATAMIENTOS TÓPICOS El tratamiento tópico debe ser diferenciado del tratamiento farmacológico transdérmico como el parche de fentanilo, cuya finalidad es producir una acción sistémica a través de la piel. La medicación tópica permanece de forma local en terminaciones nerviosas cutáneas, vasos sanguíneos y otras células de la piel. Sus principales efectos adversos son rush y reacciones de hipersensibilidad cutáneas. Las opciones de tratamiento tópico a considerar en SDRC son el parche de lidocaína 5%, la mezcla eutéctica de prilocaína y lidocaína (EMLA), capsaicina y DMSO. Algunos autores han empleado la crema EMLA en SDRC (nivel de evidencia 3) (32). El parche de lidocaína 5% fue aprobado por la FDA para su uso en NPH, sin embargo puede tener eficacia en algunos fenómenos de SDRC como la alodinia (nivel de evidencia 4) (33). Capsaicina es un agonista altamente selectivo para el receptor TRPV1 que se expresa en neuronas sensoriales nociceptivas centrales y periféricas. Su administración tópica produce activación y posterior destrucción de terminaciones nerviosas nociceptivas. Su uso está limitado por la sensación quemante dolorosa que produce en el sitio de aplicación hasta que produce la denervación. En un RCT (nivel de evidencia 2) demostró una modesta eficacia en NPH. Un estudio preliminar de altas dosis de capsaicina tópica más anestesia regional en SDRC demostró una eficacia parcial (nivel de evidencia 3) (34). En 2009, la FDA aprobó un parche de capsaicina de alta concentración, 8% (Qutenza®). Dos RCT han sido favorables para la capsaicina de alta concentración frente a la de baja concentración en dolor neuropático periférico, incluida la polineuropatía sensitiva distal asociada al VIH (35). DMSO es un agente capturador de radicales libres, que en un estudio de calidad puso de manifiesto una mayor reducción significativa del dolor frente al placebo administrado en crema al 50% durante 2 meses (36). BIBLIOGRAFÍA 1. Goebel A, Baranowski A, Maurer K, et al. Intravenous immunoglobulin treatment of the complex regional pain syndrome: A randomized trial. Ann Intern Med 2010;152:152-8. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 2. Rico H, Merono E, Gomez-Castresana F, et al. 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La prevalencia de la enfermedad se estima entre 0,5 y 1,0/1.000 (1). La IHS (2) clasifica la cefalea en racimos en el grupo 3 dentro de las cefaleas primarias grupo que comprende: 3. Cefalea cluster y otras cefaleas trigémino autonómicas: 3.1. Cefalea en racimos (CR) 3.1.1. Cefalea en racimos episódica (CRE). 3.1.2. Cefalea en racimos crónica (CRC). –– El dolor se acompaña de al menos uno de los siguientes: • Congestión conjuntival y/ o lagrimeo ipsilateral. • Congestión nasal y / o rinorrea ipsilateral. • Edema palpebral ipsilateral. • Sudoración periorbitaria y facial. • Miosis y/o ptosis palpebral. • Sensación de intranquilidad y agitación. –– La frecuencia de los ataques es de uno a ocho diarios. –– No se puede atribuir a otra enfermedad. La forma episódica de la enfermedad es más frecuente que la crónica, los criterios diagnósticos de estas dos formas son: –– CRE: al menos dos episodios incluidos en un periodo de entre 7 a 365 días y separados por periodos de remisión de mas de un mes. –– CRC: los ataques recurren por más de un año sin remisiones o con periodos de remisión de menos de un mes. FISOPATOLOGÍA CRITERIOS DIAGNÓSTICOS –– Al menos cinco ataques que cumplen completamente los criterios B-D. –– Dolor severo o muy severo unilateral orbital, supraorbital y/o temporal que dura entre 15 y 180 minutos si no se trata. Es importante para comprender cómo los tratamientos sobre el ganglio esfenopalatino mejoran los síntomas de la enfermedad (Fig. 1). El dolor unilateral severo se produce por la activación de la primera rama (oftálmica) del trigémino. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR39 vía trigémino-hipotalámica, aunque no sería imprescindible para desencadenar el cuadro completo. RADIOFRECUENCIA DEL GANGLIO ESFENOPALATINO Fig. 1. Aferencias dolorosas del sistema trigémino vascular hacen sinapsis en el complejo trigémino cervical (TNC) y sus neuronas se proyectan al tálamo desde donde se extienden a zonas de la corteza conocidas por su actividad en la captación del dolor. También un efecto directo del hipotálamo o una activación refleja de las eferencias parasimpáticas del núcleo salivatorio superior (SSN) a través del ganglio esfenopalatino (PPT) producen los síntomas parasimpáticos ipsilaterales al dolor. Un tercer mecanismo de lesión simpática, posiblemente por cambios vasculares en el seno cavernoso con la consiguiente irritación de las fibras causando el síndrome de Horner parcial. El sitio principal en el SNC para disparar el dolor y controlar los aspectos cíclicos está en la región gris hipotalámica posterior (HT), modulada por el núcleo supraquiasmático (SN). (ICA: arteria carótida interna; NV: nervio trigémino; SCG: ganglio cervical superior). Los síntomas autonómicos como el lagrimeo se deben a la activación parasimpática procedente del séptimo par (facial) que a través de los nervios petrosos acceden al ganglio esfenopalatino y desencadenan los síntomas de activación parasimpática, lagrimeo y rinorrea ipsilaterales al dolor (3). En la parálisis simpática (miosis y ptosis palpebral) se barajan dos posibles fuentes: –– Una disregulación autonómica de posible origen central asociada a una alteración hipotalámica (4). –– Una vasodilatación o edema perivascular debida a la hiperactividad parasimpática durante los ataques comprometiendo el canal carotideo del seno cavernoso y consecuentemente las fibras simpáticas que lo atraviesan (5). Los periodos de remisión, las variaciones estacionales y la regularidad horaria de los ataques, característicos de la enfermedad, sugieren la implicación del hipotálamo en el origen de las crisis. Se han visto diferentes cambios hormonales, como disminución de la testosterona, de las hormonas reguladoras del tiroides y la melatonina en estos pacientes. Esto también se ha comprobado mediante pruebas de imagen funcional, como PET y RNM funcional (4). Por tanto podemos considerar el cluster como un síndrome hipotalámico y la activación del reflejo trigémino facial sería secundario a la activación de la Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 Existen pocos trabajos publicados, fundamentalmente dos uno en el que la radiofrecuencia térmica del GEP consigue mejoría en un 60,7% de los pacientes con CRE y sólo 30% de los pacientes con CRC (6), mientras otro posterior encuentra mejoría en los dos grupos de pacientes en un 60%, tanto en la intensidad del dolor como en la frecuencia de los ataques (7). Otro trabajo de 1999 cifra la mejoría en un 42% de los pacientes (8). Los efectos secundarios más frecuentes fueron epistaxis, anestesia en el velo del paladar. Existe muy poca experiencia en el tratamiento con radiofrecuencia pulsada (9,10). Estimulación Se exponen a continuación los dos tipos de tratamientos se realizan con estimulación en el cluster. Estimulación de nervios occipitales Las diferentes series de casos publicadas cifran la mejoría en la frecuencia de los ataques en un 60% y la intensidad del dolor en un 49% (11). A destacar el periodo de latencia entre el implante y el comienzo de la mejoría clínica que puede llegar a ser de 2 o más meses (12), lo que puede hacer poco útil realizar una fase de prueba. No parece existir una técnica estandarizada pues en unos estudios se implantaba un solo electrodo y en otros dos electrodos; unos lo hacen con anestesia general y otros con anestesia local y sedación. La tendencia es a implantar un electrodo en cada lado para evitar el desplazamiento del dolor al lado no tratado. Las complicaciones detectadas son menores siendo el desplazamiento de los electrodos la más frecuente; también se ha descrito la infección del implante que obliga a recolocarlo. Estimulación del ganglio esfenopalatino Se han descrito dos abordajes: Infrazigomático, con el mismo acceso a la fosa pterigopalatina que al realizar radiofrecuencia sobre el ganglio, se introduce el electrodo a través de la aguja (Fig. 2) (13), los pacientes recibían estimulación al iniciarse un ataque de cluster. Los resultados en un grupo de 8 pacientes fueron de desa- 40 Fig. 2. Colocación de electrodo en el ganglio esfenopalatino con acceso infrazigomático (Ansarinia, 2010). RESÚMENES DE PONENCIAS parición completa del dolor (61%), reducción parcial (> 50%) en 3 pacientes (17%) y no mejoría en 4 pacientes (22%). Sólo se ha publicado un trabajo. Abordaje transpalatino, con un nuevo dispositivo estimulador del ganglio esfenopalatino (Autonomic Technologies Inc.) que se introduce por el conducto palatino mayor situado en la vecindad del tercer molar. Se realiza bajo anestesia general y el electrodo se introduce en la fosa pterigopalatina próximo al ganglio esfenopalatino, se fija mediante unos tornillos al proceso zigomático del maxilar. Se comprueba radiológicamente la correcta situación del electrodo inmediatamente después del implante (Fig. 3). Existe un salo trabajo publicado con este sistema (14), que no está comercializado todavía, en el que se implantan 28 pacientes con unos resultados de control total del dolor en el 67 % de los ataques. Diecinueve de los 28 pacientes (68%) experimentaron una mejoría clínicamente significativa, de ellos, siete (25%) consiguieron una reducción del dolor ≥ 50% de los ataques tratados, 10 (36%) una reducción del número de ataques ≥ 50% y 2 (7%) consiguieron una reducción de ambos, intensidad y frecuencia de los ataques. Los efectos secundarios más frecuentes fueron alteraciones sensoriales en áreas inervadas por las ramas del nervio maxilar, seguido de desplazamiento del electrodo 6,3% o colocaciones erróneas del mismo en 12,5%, lo que produjo una incidencia de reoperaciones del 18%. En tres pacientes se retiró el implante por desplazamiento o mala colocación. Fig. 3. Electrodo estimulador del GEP, situación radiológica después del implante y mando que permite la programación y la activación del electrodo (Schoenen, 2013). Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR41 ESTIMULACIÓN CEREBRAL PROFUNDA HIPOTALÁMICA La evidencia de la participación del hipotálamo en las crisis de cluster, hace que el hipotálamo sea un objetivo de tratamiento en esta patología. El electrodo se coloca en sustancia gris hipotalámica postero-inferior. Existe un limitado grupo de publicaciones que en total suman 56 pacientes, que obtienen un total de respuestas positivas de alrededor del 60% (15). Los efectos secundarios alteraciones visuales, diplopía y vértigo fueron los más frecuentes. Otros fueron cambios de humor y ataques de pánico. Menos frecuentes fueron una hemorragia detectada en un TAC craneal, una hemiparesia y pérdida de consciencia transitoria durante el test de estimulación que remitieron completamente. Un paciente falleció como consecuencia de una hemorragia producida por el implante. CONCLUSIONES A la vista de los diferentes sistemas y tratamientos, parece que lo más lógico y lo que algunos autores preconizan (12) sería un algoritmo de tratamiento en el que tras agotar las posibilidades del tratamiento farmacológico en primer lugar se debería considerar la radiofrecuencia del ganglio esfenopalatino, si esto fracasa, la estimulación de los nervios occipitales, o la estimulación del ganglio esfenopalatino cuando esté disponible, son similares en eficacia, efectos secundarios y riesgos. En último lugar quedaría la estimulación cerebral profunda del hipotálamo, debido a sus posibles complicaciones letales. BIBLIOGRAFÍA 1. Jensen RM, Lyngberg A, Jensen RH. Burden of cluster headache. Cephalalgia 2007;27(6):535-41. 2. Olesen, Bousser, Diener, Dodick, First, Goadsby, et al. The international classification of headache disorders. Cephalalgia 2004;24(1):9-160. 3. Drummond PD. Mechanisms of autonomic disturbance in the face during and between attacks of cluster headache. 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La convergencia de aferencias sensitivas entre estos sistemas es responsable de las interacciones somatosensoriales inhibitorias y excitatorias entre los dos. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 La conexión, anatómica y funcional, trigémino-cervical es lo que nos permite entender, en una gran medida, el beneficio que se consigue con la estimulación eléctrica de los nervios occipitales en distintos tipos de cefalea y algias faciales. NUESTRA EXPERIENCIA: UNIDAD DEL DOLOR “HOSPITAL CLÍNICO UNIVERSITARIO ZARAGOZA” Periodo de junio de 2002 a febrero de 2015 en el que se han tratado a 70 pacientes, 55 mujeres y 15 hombres, de 48,9 años de edad media (R. 27-80). Pacientes seleccionados con diagnóstico de migraña transformada, cefalea en racimos y neuralgia occipital, refractarias al 42 RESÚMENES DE PONENCIAS tratamiento. Son 40 con migraña transformada, 4 casos de cefalea en racimos y 26 con neuralgia occipital y/o del trigémino. Se trata, en todos los casos, de cuadros severos, muy invalidantes, con un tiempo medio de evolución de 142,2 meses, y en los que habían fracasado otras alternativas terapéuticas. El implante completo del sistema se ha realizado en 68 pacientes: el tiempo medio de tratamiento es de 52,4 meses (R. 1-136). La eficacia está valorada según la variación, antes y después del implante del sistema, en dolor continuo, dolor en las crisis y número de crisis, funcionalidad, descanso nocturno, actividad social y laboral, reducción del tratamiento farmacológico, estado emocional y satisfacción del paciente con la estimulación (Tabla I). Se considera como resultado muy bueno, la mejoría global del 90%, bueno, con mejoría entre el 80-60%, regular, mejoría entre 50-20%, y malo cuando es inferior al 20%. Los resultados globales en los 68 pacientes han sido: muy bueno en 28 pacientes (41,1%), bueno en 28 (41,1 %) regular en 7 (10,2%) y malo en 5 (7,3%). Valoración según el diagnóstico –– En migraña transfomada, implante completo realizado en 39 pacientes y en estos el resultado es muy bueno en 16, bueno en 17, regular en 3 y malo en 3. –– En neuralgia occípito-trigeminal, el sistema completo se ha implantado en 25, con resultados muy bueno en 11, bueno en 9, regular en 3 y malo en 2. –– En cefalea en racimos, con implante en 4 pacientes, se valoran como muy bueno en 1, bueno en 2 y regular en 1. Las complicaciones registradas han sido: migración del electrodo en 3 casos. Decúbito del electrodo en 5 pacientes. Decúbito en conexión intermedia en 2. Estimulación dolorosa en 2 casos. Rotura de la extensión intermedia, en 2 ocasiones en el mismo paciente. Hemos tenido 8 complicaciones en el bolsillo del generador, dolor en 6, infección en 1, y reacción a cuerpo extraño en 1. Infección en diferentes localizaciones del sistema en 5 casos (en estos esta incluido el caso del bolsillo). Torsión del generador en 1 caso. En 20 casos hemos tenido que retirar alguna parte del sistema o el sistema completo, generador más electrodo en 15 pacientes, los dos electrodos en 2, el generador en 1, un electrodo en 1 y la conexión intermedia en 1. Los motivos de la retirada han sido: en 5 pacientes por curación, en 4 por decúbito, en 3 por infección, en 2 por pérdida de la eficacia, ineficacia más infección en 1, ineficacia más decúbito 1 caso, infección más decúbito más curación 1 caso, reacción a cuerpo extraño 1 caso, decúbito más migración en 1 y rotura del electrodo en 1 caso. De estos 20 en 17 permanece retirado, en los otros 3 se ha recolocado. En cuanto al seguimiento de los 68 pacientes, 46 se mantienen en tratamiento, 3 pacientes han fallecido por motivos no relacionados con el implante, en 2 pacientes el sistema está apagado y en 17 pacientes el sistema permanece retirado. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA Complicaciones Se han registrado complicaciones en 21 de los 68 pacientes en los que se hizo el implante completo, considerando como complicación todo tipo de suceso hasta los de carácter leve y ya resueltos, y tanto si corresponde a complicaciones del sistema implantado como a los de la estimulación. En alguno de los pacientes se ha registrado más de una complicación. 1. Aló KM, Holsheimer J. New trends in neuromodulation for the management of neuropathic pain. Neurosurgery 2002;50:690-704. 2. Burns B, Watkins L, Goadsby PJ. Treatment of medically intractable cluster headache by occipital nerve stimulation: Long-term follow-up of eight patients. Published Online March 8, 2007. DOI: 10.1016/S0140-6736(07)60328-6. 3. Piovesan E, Kowacs P, Tatsui C, Lange M, Ribas L, Wemeck L. Referred pain after painful stimulation of the greater occipital nerve in humans: Evidence of corergence of cervical afferences on trigeminal nuclei. Cephalalgia 2001; 1:107-9. 4. Popeney CA, Aló KM. Peripheral neurostimulation for the treatment of chronic, disabling transformed migraine. Headache 2003;43:369-75. 5. Rodrigo MD, Azcona JM, Quero J, Lorente C, Acín P, Azcona J. Peripheral neurostimulation in the management of cervicogenic headache: Four case reports. Neuromodulation 2005;8:241-8. 6. Rodrigo MD, Quero J, Cía P, Escartín R, Acín P, Bono C, et al. Estimulación eléctrica invasiva de C2-C3 en el tratamiento del dolor cefálico y facial: Neuralgia occipital. Migraña transformada. Cefalea en racimos. Algias faciales. Rev Soc Esp Dolor 2008;6:382-91. 7. Weiner RL, Reed KL. Peripheral neurostimulation for control of intractable occipital neuralgia. Neuromodulation 1999;2:217-21. TABLA I. VALORACIÓN. VALORACIONES PRE Y POSTRATAMIENTO Parámetros Pretratamiento Postratamiento EVA dolor continuo 5,6 ± 2 (valores medios) 0,8 ± 1,8 (valores medios) EVA dolor en crisis 8,32 ± 2 (valores medios) 3,3 ± 2,9 (valores medios) Número de fármacos 4,4 ± 1,5 (valores medios) 1,4 ± 1,7 (valores medios) Ánimo deprimido 71,4% pacientes 13,2% pacientes Descanso nocturno 92,8% pacientes (muy mal/mal) 86,7% pacientes (normal) Actividad físisca general Normal 20% pacientes Normal 82,3% pacientes EVA: escala analógica visual. Intensidad del dolor. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR43 TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO DE LA NEURALGIA DEL TRIGÉMINO. EVIDENCIA DISPONIBLE J. Márquez-Rivas Servicio de Neurocirugía. UGC Neurocirugía Provincial. Grupo IBIS: Neurociencia Aplicada Hasta hace pocos años, la NT que no respondía a tratamiento médico tenía pocas opciones adicionales una vez descartadas causas primarias como tumores o lesiones vasculares que pudieran producirla. Además, las opciones disponibles, fundamentalmente la lesión del V par mediante diferentes agentes, químicos, mecánicos o térmicos, o la exploración quirúrgica del V par a la salida del tronco cerebral tenían un cierto grado de morbilidad y mortalidad que las hacía ser consideradas solo muy tardíamente en el tratamiento de nuestros pacientes. Sin embargo ahora, con el progreso del conocimiento en cuanto a la anatomía vascular y del tronco cerebral, el desarrollo de abordajes microquirúrgicos más avanzados y de menos invasión y la entrada de otras armas terapéuticas el manejo de estos pacientes empieza a cambiar sustancialmente. De hecho, en este momento el manejo más adecuado de un paciente con NT primaria que no ha respondido a tratamiento farmacológico se debate intensamente, incluyendo: 1. Cuáles son las técnicas más eficaces, y en las que el balance riesgo-beneficio está más estudiado. En este momento entran en juego no solo la termo-coagulación o la exploración quirúrgica, en sus diferentes versiones, sino además, el tratamiento radio-quirúrgico, el control mediante neuro-modulación periférica o central e incluso el tratamiento mediante inhibición cortical. Todos ellos además presentan diferentes niveles de seguridad, morbilidad y eficacia y en muchas ocasiones ser proponen a los pacientes sin estar aclaradas sus ventajas sobre abordajes más clásicos. 2. Cuál es el perfil del paciente ideal para cada uno de ellas para considerarlas como primera terapia. Parece claro que la cirugía de descompresión trigeminal debe ofrecerse a personas jóvenes en los que el riesgo microquirúrgico de una cirugía craneal sea bajo, pero no es evidente que ocurre cuando, por ejemplo estos enfermos han sufrido irradiación previa. 3. Cuál es el orden a aplicar o si puede desarrollarse o proponerse un algoritmo de manejo. No está aun claro si son técnicas sumatorias o escalonables o si la realización de alguna de ellas contraindica la realización de otras. 4. Cuál es el nivel de evidencia que tenemos de cada una de estas lesione. En esta sesión presentamos la evidencia disponible para cada una de ellas, consideraciones acerca del momento y escala de aplicación y su eficacia en términos de control de la enfermedad y coste-efectividad. ¿QUÉ OPINA LA ATENCIÓN PRIMARIA DE LAS UNIDADES DEL DOLOR Y DE SU RELACIÓN CON LAS MISMAS? F.L. García Martínez Centro de Salud El Greco. Sevilla Aunque hay constancia de la creación de las primeras clínicas del dolor en los años 60 y 70, es en los años 80 cuando se produce el boom de las clínicas del dolor que suponiendo un salto cualitativo en el tratamiento del dolor; nacen en y para los hospitales sin participación ni relación alguna con la AP. Los resultados del estudio Pain in Europe hace saltar las alarmas cuando se evidencia que la gran mayoría de los pacientes con dolor son tratados en Atención Primaria por profesionales poco formados y sin ninguna relación con la Unidad del Dolor de referencia, lo que es motivo de preocupación, tanto en la SED, manifestado a través de su entonces presidente, Dr. Rodríguez López, que hace una llamada de atención a la problemática del tratamiento del dolor en AP anunciando negociaciones con el Ministerio de Sanidad al que, incluso pide una pequeña revolución para afrontar este problema, o voces tan autorizadas como la del profesor Barutell pidienRev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 do más protagonismo de la AP en el tratamiento del dolor, y ambos apelando a la importancia de la coordinación AP-UD. También desde las Sociedades científicas de AP, SEMERGEN y SEMFYC se aborda el problema y se reivindica, igualmente, más protagonismo de la AP en el tratamiento del dolor y más relación con su UD de referencia. Todos los que analizan este problema llegan a la misma conclusión: el dolor no se trata adecuadamente en AP, principalmente porque su formación es deficiente, y la coordinación con las UD no existe, ambos íntimamente relacionados. Proliferan estudios, guías, manuales, documentos de consenso, etc. Que proponen diversos modelos organizativos para dar solución al problema y que podemos resumir en 4: 1. Derivación directa desde AP a las UD de referencia. 2. Derivación a través de las especialidades de la patología causante del dolor. 44 RESÚMENES DE PONENCIAS 3. Creación de UD en los Centros de Salud dependientes o en íntima relación con la UD hospitalaria. 4. Creación de la figura del “Referente de dolor en el Centro de Salud” como nexo de unión con la UD de referencia. Analicemos las 4 propuestas: 1. La Guía de Estándares y Recomendaciones, como la mayoría de las guías apuestan por la derivación directa sugiriendo una serie de recomendaciones que optimicen el tratamiento del dolor en una estrecha relación con su UD de referencia. Como son sesiones clínicas conjuntas, interconsultas ágiles a través de teléfono, correo electrónico, etc., circuitos sencillos y ágiles, información clínica compartida, planificación de actividades como formación, etc. Así mismo se establecen protocolos de actuación y criterios de derivación a las UD aunque cada guía, cada hospital, cada unidad, establece unos criterios propios y a menudo totalmente diferentes. Pero sean cuales sean estos criterios, la experiencia nos ha demostrado que a la hora de la verdad son ineficaces y, a pesar de los esfuerzos por conseguir una coordinación AP-UD, esta no existe y el dolor sigue estando infratratado o mal tratado, lo que exige una reflexión buscando los motivos. La hoja de ruta desde la AP a la UD publicada por el Dr. Gálvez en la Guía de Estándares y Recomendaciones para el dolor osteomuscular, que podría ser extrapolable a todo el dolor crónico, en mi criterio, choca con los problemas crónicos ampliamente ya comentados: la escasa formación del médico de familia en el tratamiento del dolor propicia que no se agoten las posibilidades de tratamiento en AP y no se apliquen correctamente los criterios de derivación establecidos; por otra parte al médico de AP, aunque estuviera formado no se le permite solicitar, en muchos casos, exploraciones que permitan un diagnóstico etiológico, y en tercer lugar, la derivación a otras especialidades, para que desde estas se deriven a las UD, veremos más adelante, que no ha resultado eficaz, amén de las trabas burocráticas y administrativas o de la capacidad que tengan las UD para poder atender a todos los pacientes que se les remita, y por último la continuidad asistencial que también veremos más adelante deja bastante que desear. Ante la propuesta de derivación directa con este o similares algoritmos se teme la avalancha de pacientes que colapsarían las UD, pacientes que llegarían tarde, mal tratados y por problemas que podrían haber sido tratados en AP evitando la derivación, achacando este fenómeno a la falta de formación del MF. Que si bien es un factor muy importante, posiblemente el más importante, no debemos señalarla como la única responsable, sino que debemos considerar esta falta de coordinación, protocolización, vías de comunicación, etc. como un problema multifactorial, multidisciplinar, de diversa índole y muy complejo en el que cada cual debe asumir la responsabilidad que le corresponde, incluida la formación del médico de familia. En este sentido, revisé ampliamente la literatura y quise, además, tener una información directa encuestando a 90 médicos pertenecientes a 18 centros de salud de Sevilla, a los 3 directores de distrito que había entonces y a los directores de las tres Unidades de Dolor, encuesta de 26, 29 y 9 ítems, respectivamente. Fruto de aquel trabajo resultó el artículo publicado en 2007 en la Revista de la SED. En los resultados podemos ver que en los ítems referentes al conocimiento y relación de los médicos de AP con su UD de referencia, repitiendo la misma encuesta 5 y 15 años después para ver qué había cambiado, resulta paradójico que 15 años después los médicos de AP refieran que a pesar de conocer todos la existencia de una UD de referencia, conocen menos su funcionamiento, tienen menos relación y menos facilidad de acceso. De los 29 ítems dirigidos a los directores de las 3 UD de Sevilla, en el referido trabajo, 9 iban destinados a analizar su relación con la AP. Sus respuestas coincidieron algunas con las de los médicos de AP y en otras discrepaban, aunque en conjunto reflejaban la escasa relación entre ellas. Evidentemente, algo falla, y no es solamente la deficiente formación del MF. 2. Surge esta segunda propuesta como alternativa y con el objetivo de ofrecer una mayor calidad asistencial, y a su vez filtrar pacientes a través de las especialidades a las que corresponden las patologías causantes del dolor. El estudio PANDHORA evidencia que siendo Traumatología seguida de Medicina de Familia las especialidades que derivan más pacientes a las UD, el tratamiento con el que llegan había sido prescrito por AP un 46% frente al 31% por Traumatología, siendo esta diferencia superior en el estudio Pain in Europe en el que el 70% de los tratamientos de los pacientes recibidos en las UD habían sido prescritos por AP frente al 27% de Traumatología. TRATAMIENTO PREVIO A INGRESO EN UD Pandhora Pain Atención Primaria 46,3% 70% Traumatología 31,1% 27% Al llegar a las UD a un porcentaje importante de pacientes se le cambia el tratamiento, sin diferencias significativas según de donde vengan remitidos. Este estudio también pone en evidencia la demora que sufren los pacientes para ser recibidos en las UD, y conRev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR45 cluye: “Nuestros resultados sugieren que muchos de los pacientes vistos por el médico de familia son remitidos previamente al médico traumatólogo y posteriormente a la Unidad del Dolor”. Menos de 3 meses 75 10,2% Entre 3 y 12 meses 249 33,7% Entre 1 y 3 años 204 27,6% Entre 3 y 10 años 116 15,7% 10 años o más 94 12,7% Está claro que muchos pacientes recibidos por otras especialidades han derivado directamente a UD sin haber modificado el tratamiento prescrito en AP sufriendo, además la consiguiente demora de dos derivaciones en vez de una, por lo que derivar a los pacientes desde AP a través de las especialidades no mejora la calidad de asistencia, no filtra pacientes y sí alarga significativamente el tiempo que tardan en llegar a las UD padeciendo, mientras tanto, un dolor no controlado. 3. Otra opción es la creación de UD en los CS. Propuesta por algunas instituciones, partidos políticos, sociedades científicas y expertos; sin embargo he observado que se lanza la idea pero no se explica claramente ni quiénes las formaría ni cómo desarrollarla. ¿Las formarían MF del propio CS?, ¿las formarían especialistas en dolor pertenecientes a las UD de referencia? Hoy se habla hasta la saciedad del concepto de “red asistencial” apelando a la integración funcional de todos los profesionales que garanticen la continuidad asistencial. En el concepto de Área sanitaria, los centros periféricos de especialidades son atendidos por las distintas especialidades que se desplazan desde el hospital (Traumatología, Cirugía; Dermatología, Neurología, Reumatología, etc.). ¿Sería posible aplicarlo a las UD? ¿Podrían asumir desde las UD consultas en los CS? Sinceramente, yo no lo veo como un proyecto viable. La otra posibilidad es crear estas unidades con médicos del CS. Hace unos años se ofreció como un programa más en los CS la consulta de dolor, al igual que tabaquismo, planificación familiar, u otros programas. Se destinaban tres horas a la semana interrumpiendo dos días la agenda de medicina general 1,5 horas cada una. La penuria de recursos y el tiempo testimonial para atender a un gran volumen de pacientes que nos derivaban el resto de los compañeros hicieron inviable aquel proyecto y hubo que abortarlo. Al igual que mi consulta se fueron cerrando todas las que se abrieron por aquel entonces en los distintos centros de salud 4. Considerando que la opción 2 no mejoraba la calidad asistencial además de demorar la llegada de los pacienRev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 tes a las UD, la opción 3 como más compleja y más difícil de instaurar, y ante la ineficacia demostrada por la opción 1 por los motivos anteriormente expuestas, son muchas las opiniones que apuntan como la mejor opción: la creación de la figura del “Medico Referente en dolor en el CS”. Basándose en datos extraídos del estudio Pain in Europe, numerosos estudios y opiniones de expertos coinciden en afirmar que no se trata adecuadamente el dolor en AP y que esto podría solucionarse formando a un médico de cada centro de salud que posteriormente sea el referente en dolor de su centro de salud. De hecho, el año pasado se instauró como objetivo del SAS en los CS el nombramiento de un referente en dolor. He llamado a todos los CS de Sevilla para preguntar si había referente en dolor y cuál era su formación y su función. Los resultados fueron decepcionantes. En la XX Jornada de Opioides celebrada en Madrid en noviembre de 2012, sugerí la figura del Referente en dolor en los CS. Teniendo en cuenta la magnitud del problema y el volumen de pacientes, el referente en dolor no puede tener la misma consideración que el médico que desarrolla otro programa en el centro de salud, sino que para que pudiera realmente asumir con garantías esta función, en mi opinión debería cumplir los siguientes requisitos: –– Integración durante un periodo de tiempo suficiente en una UD para adquirir una formación específica sólida. –– Dedicación exclusiva: consulta y consultor; al principio más consulta que consultor para posteriormente, y en la medida que los médicos del centro de salud se vayan formando, ser más consultor que consulta. –– Realización de algunas técnicas menos agresivas que se realizan en las UD (Infiltraciones, etc.). –– Organización de la formación en su CS conjuntamente y con su UD de referencia. –– Ser el nexo de unión con la UD de referencia y a su través se derivarán los pacientes del centro de salud a la misma. Si, generalmente, desde los servicios de Anestesia, que no sé quiénes, cuántos ni cómo lo harán, pero algunos lo hacen, liberan a facultativos de sus funciones de Anestesiólogo para dedicarse en exclusiva a la UD, ¿por qué no hacerlo en AP? Se me ha invitado a participar en este congreso para que conteste a la pregunta: ¿qué opina la Atención Primaria de las UD y su relación con la AP? Personalmente opino que: 1. Las UD marcan un antes y un después en el tratamiento del dolor, suponiendo un importante salto cualitativo en el tratamiento del dolor. 2. Que este salto de calidad no se hace extensivo a la AP, ya que para que este se produzca deben producirse una serie de cambios estructurales, incluida la formación del MF, que permitan la imprescindible estrecha coor- 46 RESÚMENES DE PONENCIAS dinación AP-UD de referencia, que en la actualidad no existe. Pero si comparo con la situación de hace 20 años, cuando empecé a interesarme por este problema, algo ha cambiado; ya es un cambio importante que un médico de AP participe en un congreso de dolor y se aborde este problema; incluso en los congresos de AP tampoco se trataba este tema y hoy no hay congreso de AP en el que no se trate. Se han editado guías y documentos tratando de establecer las directrices para el correcto tratamiento del dolor en AP y sus distintas formas de coordinarse con las UD de referencia. Me satisface leer este documento de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina en el que las facultades europeas piden que el grado de Medicina forme en dolor pero las Universidades no dan el paso adelante en este sentido. Como tampoco se da el paso adelante en el programa de formación MIR en el que debería completar su formación el médico de familia. Esta opinión la avalan numerosos estudios que consideran que es en la universidad y posteriormente en el periodo MIR en donde deben formarse los MF, no en cortos periodos de aprendizaje como expresa un estudio danés. Aunque el Plan Andaluz de Salud de Atención a las Personas con Dolor 2010-2013 especifica claramente la estrategia formativa específica para profesionales del SSPA vinculados con la atención al dolor. En este sentido desde la Unidad del Dolor del Hospital de Valme se imparte un curso con los siguientes objetivos a nivel de la atención primaria: –– Seleccionar a una serie de médicos de familia verdaderamente interesados en el dolor y fomarlos mediante un curso teórico-práctico con rotación dentro de una UD. Una vez formados, ellos se encargarán de actuar de formadores de sus compañeros, contando con la colaboración de la Unidad del Dolor. –– Puesta en marcha de un Programa de Formación básica tanto para los médicos de familia como para la enfermería. –– Establecimiento de una Red de Atención al Paciente con dolor desde la atención primaria hacia la atención especializada como solución a los problemas actuales de las UD. Se realiza una encuesta a los directores de los centros de salud de Sevilla capital y a los dependientes del Hospital de Valme y se observa que, realmente, algún impacto ha tenido la realización de este curso Pero me da la impresión de que, excepto iniciativas puntuales aisladas, son más las declaraciones de buenas intenciones que los esfuerzos por poner los medios necesarios que establezcan las vías de comunicación eficaces para que las ideas expresadas den sus frutos. Se necesita, no una pequeña revolución como pedía el Dr. Rodríguez, se necesita una gran revolución que nos permita ver la luz al final de este largo túnel, esa luz que brille desde las Facultades de Medicina, desde las comisiones de especialidades, desde los organismos sanitarios, desde las UD y desde la propia AP, y mientras esta no se produzca, podemos estar hablando indefinidamente de lo que debería ser pero no es. LUMBALGIA EN ATENCIÓN PRIMARIA C. Sánchez Navarro Medicina Física y Rehabilitación. Hospital Virgen de Valme. Sevilla El dolor lumbar es un problema de salud importante entre la población de los países industrializados y una causa importante de gastos médicos, absentismo laboral y discapacidad, consumiendo en dichos países alrededor del 1,7 % del PIB (1,2). La prevalencia total del dolor lumbar excede del 70 %, con picos entre las edades de 35 y 55 años (3). El 25 % de los pacientes con dolor lumbar tiene dolor intenso que les produce gran discapacidad (4) y en el 80 % de los casos de lumbalgia no se le puede atribuir una etiología definida (5). Debido a la gran prevalencia del dolor lumbar en la población, constituye uno de los principales problemas médicos y socioeconómicos por el alto coste que constituye (en EE.UU. supone un gasto de 100-254 billones dólares/año). Es por ello que en su manejo intervienen, además del médico de atención primaria, múltiples especialistas (medicina física y rehabilitación, reumatólogo, traumatólogo, neurocirujano, anestesista...) que utilizan distintos enfoques de tratamiento, utilizándose una gran variedad de intervenciones terapéuticas lo que supone un elevado coste económico. Establecer unas pautas conjuntas de actuación entre los diferentes especialistas permitirá: –– Establecer claramente que solo los pacientes con signos de alarma o que no respondan a tratamientos después de un tiempo considerado suficiente sean derivados al especialista, evitando el aumento de las listas de espera, consultas innecesarias y prolongación de los tiempos de incapacidad laboral. –– Que el paciente se reincorpore lo antes posible a su actividad normal, ya que se considera que el factor pronóstico más importante para la cronificación del dolor lumbar es el tiempo que el paciente permanece de baja laboral (4). Se distinguen dos cuadros clínicos dentro de la lumbalgia, según el tiempo de evolución (6): Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR47 –– Lumbalgia aguda: cuando la evolución de los síntomas es inferior a los 3 meses. La lumbalgia aguda es una enfermedad generalmente benigna y autolimitada que tiende a mejorar espontáneamente en el 80-90 % de los casos. Solo un bajo porcentaje de pacientes van a evolucionar hacia la cronicidad, entre un 10 y un 20 %. –– Lumbalgia crónica: cuando la duración de los síntomas es superior a las 12 semanas. El dolor lumbar de más de 12 semanas de duración debe ser estudiado en Atención Especializada. Es fundamental la realización de una historia clínica dirigida que nos ayude a valorar la gravedad del cuadro y nos indique la necesidad o no de derivación del paciente a Atención Especializada. BIBLIOGRAFÍA 1. Verhaak PF, Kerssens JJ, Dekker J, Sorbi MJ, Bensing JM. Prevalence of chronic benign pain disorder among adults: A review of the literature. Pain 1998;77:231–9. 2. Insausti J. Lumbalgia inespecífica: en busca del origen del dolor. Reumatol Clin 2009: 5(52):19-26. 3. Walker BF. The prevalence of low back pain: a systematic review of the literature. J Spinal Disord 2000;13:205-217. 4. Helloh M, et al.: Identification of prognostic factor for chronicity in patiens with low back pain: a review of screening instruments. Int Orthop 2009;33(2):301-313. 5. González MA, Condon MJ. Incapacidad por dolor lumbar en España. Med Clin 2000;114: 491-2. 6. Hestbaeck I, Leboeuf-Y de C, Manniche C. Low back pain: what is the long-term course? A review of studies of general patient populations. Eur Spine J 2003;12:149-165. VARIABLES PSICOLÓGICAS IMPLICADAS EN LA EXPERIENCIA DE DOLOR CRÓNICO: PACIENTES VULNERABLES Y RESILIENTES C. Ramírez-Maestre, R. Esteve, A. López-Martínez Facultad de Psicología. Universidad de Málaga. Málaga INTRODUCCIÓN Desde sus primeras formulaciones, el Modelo de Miedo-Evitación al Dolor (1) ha generado numerosos estudios. La mayoría de estos trabajos proporcionan abundante evidencia de que el miedo al dolor se asocia con una disminución de las actividades y con un estado de malestar general. Los estudios que aquí se presentan parten de una modificación de este modelo en la que se contemplan dos vertientes alternativas, postulando que, ciertas variables antecedentes a la experiencia de dolor, explicarían la probabilidad de que el individuo lleve a cabo conductas de miedo y evitación o, por el contrario, de afrontamiento activo y aceptación. Dichas conductas facilitarán comportamientos consecuentes que explicarían el grado de discapacidad de los pacientes con dolor crónico. Los resultados y conclusiones que a continuación se comentarán se derivan del desarrollo de un proyecto de investigación, a lo largo de casi cinco años, en el que se pusieron a prueba dichos postulados. Nos centraremos en algunos resultados relativos al papel de la resiliencia y el optimismo en la experiencia de dolor, las diferencias entre hombres y mujeres y el estudio prospectivo. EL CAMINO DE LA ADAPTACIÓN: SOBRE LA RESILIENCIA Una de las limitaciones del Modelo de Miedo-Evitación al Dolor (1) es que se ha centrado en el estudio del círculo vicioso que hace que aumente el dolor y la discapacidad, pero no se ha prestado especial atención, ni teórica ni empírica, a la “vía Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 positiva”, que llevaría a la recuperación (2). En este sentido, la resiliencia se ha conceptualizado como un constructo multidimensional que incluye factores disposicionales de personalidad y ciertas habilidades específicas, cuya función última es adaptarse a situaciones estresantes. En el contexto del dolor, los individuos resilientes son pacientes cuyo dolor interfiere poco en su actividad diaria y en su estado de ánimo. Algunos estudios señalan que la resiliencia es una variable muy relevante a la hora de predecir el dolor y el funcionamiento en los pacientes con dolor crónico. Un trabajo realizado por este grupo de investigación (3) concluye que altos niveles de resiliencia se relacionan con altos niveles de aceptación del dolor y un mayor uso de las estrategias activas de afrontamiento. A su vez, la aceptación y las estrategias activas se asocian con la mejor adaptación de los pacientes (mejor funcionamiento, mejor estado de ánimo y menor intensidad de dolor percibida). Además, aparece una relación directa de la resiliencia sobre el estado de ánimo (ansiedad y depresión). Parece que la resiliencia, como característica positiva de personalidad, podría jugar un papel crucial en el bienestar de los pacientes con dolor crónico y en el proceso hacia la capacitación de los mismos. Una característica importante de la personalidad resiliente es el optimismo disposicional (4). Son muchos los trabajos recientes que analizan el papel del optimismo en la experiencia de dolor y los mecanismos de intervención que permiten que los pacientes con dolor “actúen” como optimistas (5). Este grupo de investigación llevó a cabo un trabajo en el que se analizaron las relaciones de optimismo y el pesimismo con las estrategias de afrontamiento y el nivel de adaptación del paciente con dolor crónico (6). El estudio encontró que los pacientes con altos niveles de optimismo utilizaban en mayor 48 medida las estrategias de afrontamiento activas (más eficaces), mientras que los individuos con puntuaciones altas en pesimismo hacían un uso más frecuente de las pasivas (ineficaces). Además, el tipo de estrategias utilizadas se relacionó con la intensidad de dolor percibida, el nivel de funcionamiento y deterioro, y el estado de ánimo del paciente. Este resultado coincide con los encontrados en trabajos previos y sugiere que el optimismo disposicional podría actuar haciendo que el paciente con dolor no se autoconceptualice como discapacitado. Parece pues confirmarse que ciertas variables antecedentes a la experiencia de dolor podrían predecir la probabilidad de que el paciente con dolor crónico lleve a cabo conductas que determinarían cuál es su grado de discapacidad. Estas conductas tendrán que ver con la aceptación y el tipo de afrontamiento. En este sentido, diversos trabajos empíricos señalan que la aceptación del dolor tiene una relación directa con el nivel de actividad del paciente mientras que el afrontamiento se asocia con el estado de ánimo (7). Este resultado coincidiría con el hecho de que aceptar podría significar seguir funcionando y participar en las actividades diarias a pesar de tener dolor e independientemente de su estado de ánimo. Se ha señalado que el principal componente de la aceptación de los pacientes con dolor crónico es su compromiso con las actividades de la vida diaria. Lo cierto es que la relación entre la aceptación y un menor nivel de discapacidad es un resultado consolidado (3,7). Sin embargo, la relación entre aceptación y estado de ánimo arroja más interrogantes. Si bien son numerosos los trabajos que encuentran esta relación en sus resultados, en los estudios de este equipo de investigación, la aceptación del dolor sólo se relaciona con el estado de ánimo si no aparece en el mismo modelo las estrategias de afrontamiento (8). En el caso contrario (7), será el afrontamiento activo el que se asocie con niveles más bajos de depresión y ansiedad. LA EXPERIENCIA DE DOLOR EN HOMBRES Y MUJERES Numerosos trabajos de revisión indican un interés creciente por las diferencias entre hombres y mujeres en diversas variables relacionadas con la experiencia de dolor. En general, los resultados de estos estudios proponen que hombres y mujeres experimentan el dolor de forma diferente. Así, son varios los trabajos que muestran que las mujeres sienten mayor intensidad de dolor y niveles más altos de ansiedad ante el mismo (9). De hecho, estudios previos señalan que las mujeres son más sensibles a los estímulos de amenaza y miedo y esto, desde el marco teórico del miedo-evitación, podría provocar incrementos en la percepción de dolor (10). Los resultados de trabajos de este equipo de investigación informan de mayor dolor entre las mujeres con dolor crónico que entre los hombres con la misma dolencia (9). Por otro lado, a pesar de que los hombres manifiestan menores niveles de ansiedad ante el dolor y de intensidad percibida de dolor, las mujeres se adaptarían RESÚMENES DE PONENCIAS mejor, en tanto que funcionan mejor y presentan iguales niveles de depresión y ansiedad que los hombres (9). Se discute la influencia de los roles de género en estos resultados, siendo que las normas del rol masculino dicta una mayor tolerancia al dolor, mientras que las normas del rol femenino determinan la aceptación del dolor por parte de la mujer, como una parte normal de la vida, aunque permite una mayor expresión del dolor percibido (11). Partiendo de esta información, emergen nuevas cuestiones relativas a la influencia de dichas diferencias en la experiencia de dolor crónico. Es interesante conocer si el sexo/género introduce nuevas relaciones entre las variables incluidas en los modelos teóricos. Sabemos que hay diferencias entre hombres y mujeres. Ahora, debemos conocer el impacto de las mismas en las relaciones entre las variables clave de los modelos teóricos. En este sentido, el trabajo llevado a cabo por este equipo en 2014 (9) señaló que el modelo teórico mencionado anteriormente, derivado del Modelo de Miedo-Evitación, muestra un buen ajuste en ambos sexos por separado. De esta forma, las personas más resilientes tienden a aceptar su dolor. Los pacientes que aceptan (hombres y mujeres), manifiestan percibir una menor intensidad de dolor, tienen un mayor nivel de actividad diaria y un mejor estado de ánimo. Por otro lado, los pacientes con más miedo al dolor muestran mayores niveles de ansiedad y depresión. Sólo en la muestra de hombres dicho miedo se relaciona con una mayor intensidad de dolor, siendo esta la única diferencia encontrada en función del sexo del paciente. Por lo tanto, los resultados sugieren que el modelo teórico propuesto presenta un buen ajuste empírico tanto en hombres como en mujeres. ANÁLISIS PROSPECTIVO Con mucha frecuencia, las publicaciones en dolor inciden en la importancia de llevar a cabo estudios prospectivos que analicen las variables psicológicas que conducen al paciente con dolor crónico a la discapacidad. Siguiendo el hilo conductor de esta ponencia, el análisis longitudinal contribuirá al mejor conocimiento del papel de los factores resilientes, como protectores ante el impacto negativo que produciría en el individuo el padecimiento de dolor (2). Los estudios ya mencionados, que muestran que la resiliencia predice una mejor adaptación al dolor, son transversales. De esta forma, puede que el citado valor protector sólo aparezca en el caso de dolor persistente y no permita predecir la discapacidad ante una crisis aguda. En esta línea, un reciente análisis prospectivo llevado a cabo por este equipo de investigación, señala una relación entre la resiliencia y menores niveles de depresión durante el dolor agudo, aunque la hipotetizada relación de la resiliencia con la discapacidad no aparece. Podríamos concluir que, en dolor agudo, la resiliencia contribuirá a la adaptación del paciente sólo a través de un mejor estado de ánimo. De hecho, la depresión parece jugar un papel clave. Así, durante Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR49 el dolor agudo y en los primeros estadios de cronificación (6 meses), la depresión se relaciona positivamente con la intensidad de dolor y la discapacidad. Además, los niveles de depresión a los 6 meses mantienen una relación directa y positiva con la intensidad de dolor y la discapacidad a los 12 meses. Estos resultados coinciden con aquellos que sugieren que, puesto que la depresión tiene que ver con la pasividad, podría jugar un papel muy importante en relación con la discapacidad durante los primeros periodos de cronificación (12). Para terminar, no podemos obviar el papel determinante del catastrofismo, en el proceso de cronificación, como agente de vulnerabilidad. En el trabajo descrito, como postula el Modelo de Miedo-Evitación, durante el periodo agudo del dolor, el catastrofismo se muestra como antecedente de las creencias de miedo y la ansiedad ante el dolor y mantiene relaciones directas, positivas y significativas con la discapacidad. Posteriormente, los únicos antecedentes de la discapacidad del paciente con dolor crónico serán el catastrofismo y la discapacidad que haya presentado en estadios previos. Por tanto, parece que el catastrofismo no es sólo un antecedente cognitivo del miedo al dolor. Por el contrario, su influencia en el proceso de cronificación parece compleja y más amplia, siendo este un tema que requiere más investigación. la tarea denominada Best Possible Self, ayuda a los pacientes a centrarse en los aspectos positivos. Por otro lado, atendiendo a la vulnerabilidad, el catastrofismo se ha mostrado como una variable determinante en el proceso de desadaptación al dolor, siendo varios los trabajos que destacan su valor predictivo sobre la discapacidad. En tanto que la acción positiva de la resiliencia se lleva a cabo a través del afrontamiento eficaz y la aceptación del dolor, posiblemente estaría indicada una intervención, en el marco de la ACT dirigida a desconectar de los pensamientos catastrofistas de la acción. Finalmente, el papel de factores resilientes como el optimismo o la autoeficacia están jugando un papel protagonista en las intervenciones dirigidas a la re-evaluación de los objetivos vitales y la resolución de conflictos entre metas. Los resultados que aquí se presentan son parte de los obtenidos en el proyecto de investigación denominado “Variables psicosociales implicadas en el proceso de cronificación del dolor”, financiado por la Junta de Andalucía, como proyecto de investigación de excelencia (P07-SEJ3067); así como por el Ministerio de Economía y Competitividad (PSI200801803). BIBLIOGRAFÍA CONCLUSIONES E IMPLICACIONES CLÍNICAS En conclusión, tanto en hombres como en mujeres, la resiliencia juega un papel crucial en el bienestar de los pacientes con dolor crónico y en el proceso hacia la capacitación de los mismos. Mientras, el catastrofismo aparece como uno de los más importantes agentes de vulnerabilidad en la experiencia de dolor. Siendo así, identificar los procesos a través de los cuales los pacientes resilientes se adaptan mejor al padecimiento de dolor, a través de un nivel satisfactorio de funcionamiento diario y de bajos niveles de desajuste emocional, podría ayudar al clínico a intervenir sobre los pacientes mal adaptados a su dolor. Ciertamente, quedan muchos interrogantes respecto a cuáles son los mecanismos concretos que caracterizan dichos procesos. Sin embargo, la intervención sobre el optimismo, como un rasgo que caracteriza la personalidad resiliente, queda bien documentada en recientes estudios empíricos (5). Si previos trabajos sugieren que los patrones comportamentales de los optimistas proporcionan modelos de afrontamiento eficaz que pacientes mal adaptados podrían aprender, numerosos trabajos empíricos muestran la posibilidad de aumentar los niveles de optimismo. De hecho, un reciente estudio de Hannsen y cols. (5) muestra cómo una intervención muy breve, diseñada en laboratorio para aumentar el optimismo, ejerce influencia sobre el dolor. Lejos de las intervenciones diseñadas para eliminar comportamientos poco adaptativos, Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 1. Vlaeyen JW, Linton SJ. Fear-avoidance and its consequences in chronic musculoskeletal pain: A state of the art. Pain 2000;85:31732. 2. Crombez G, Eccleston C, Van Damme S, Vlaeyen JWS, Karoly P. Fear avoidance model of chronic pain. The next generation. Clin J Pain 2012;28:475-83. 3. Ramírez-Maestre C, Esteve R, López AE. The path to capacity: Resilience and spinal chronic pain. Spine 2012;4:1-8. 4. Ramírez Maestre C, Esteve MR. Disposition and adjustment to chronic pain. Curr Pain Headache Rep 2013;17:312-23. 5. Hanssen MM, Peters M, Vlaeyen JWS, Meevissen YMC, Vancleef LMG. Optimism lowers pain: Evidence of the causal status and underlying mechanisms. Pain 2013;154:53-8. 6. Ramírez Maestre C, Esteve R, López AE. The role of optimism and pessimism in chronic pain patients adjustment. The Spanish Journal of Psychology 2012;15:286-94. 7. Esteve MR, Ramírez Maestre C, López AE. Adjustment to chronic pain: The role of pain acceptance, coping strategies, and pain-related cognitions. Ann Behav Med 2007;33:179-88. 8. Ramírez-Maestre C, Esteve MR, López AE. Fear-avoidance, pain acceptance and adjustment to chronic pain: A cross-sectional study on a sample of 686 patients with chronic spinal pain. Ann Behav Med 2014;48:402-10. 9. Ramírez-Maestre C, Esteve R. The role of sex/gender in the experience of pain. Resilience, fear, and acceptance as central variables in the adjustment of men and women with chronic pain. J Pain 2014;15:608-18. 10. Ramírez-Maestre C, López AE, Esteve R. Personality characteristics as differential variables of the pain experience. J Behav Med 2004;27:147-65. 11. Alabas OA, Tashani OA, Tabasam G, Johnson MI. 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Globalmente, el SDRC sigue siendo un reto diagnóstico y terapéutico debido a la falta de conocimiento sobre su fisiopatología exacta y la carencia de pruebas de diagnóstico objetivables, de modo que cuando se produce un diagnóstico de SDRC puede existir una cierta incertidumbre porque su catalogación depende exclusivamente de signos observables y síntomas informados por el paciente. Así, un paciente puede ser diagnosticado o no según los criterios empleados. También existe un cierto dilema con respecto al tratamiento, ya que se han empleado diferentes modalidades terapéuticas con beneficios cuestionables dado que la mayoría de las terapias propuestas se justifican en series de casos no controlados, con muestras pequeñas, que no estaban bien definidos o sólo en pacientes individuales. A esta incertidumbre se añade que, a pesar de que el SDRC es una entidad clínica muy bien definida en los adultos, durante mucho tiempo se puso en duda su presencia en niños y adolescentes. Esta situación ha ido evolucionando en estos últimos años debido, sobre todo, a la publicación de diversos artículos en los cuales se ha descrito claramente la existencia de este síndrome en niños y en adolescentes. FISIOPATOLOGÍA Se especula con la participación de la inflamación neurogénica, al menos en las etapas más tempranas del desarrollo CRPS. Se ha objetivado el aumento de los niveles tisulares del péptido relacionado con el gen de la calcitonina, sustancia P y el factor de necrosis tumoral-α (TNF-α) en varios estudios en adultos. También se ha apreciado una extravasación de proteínas en condiciones experimentales. Otros estudios han detectado un incremento de citokinas proinflamatorias que se encuentran elevadas durante meses o años después del inicio de los síntomas. No se han realizado estudios similares en pacientes pediátricos, dejando abierta la cuestión del papel de la inflamación en el SDRC pediátrico. La frase “dolor mantenido por el simpático” se ha utilizado durante muchos años, y se considera a menudo como sinónimo de SDRC. Utilizando este argumento, los bloqueos simpáticos han sido un pilar del tratamiento en adultos con SDRC durante décadas. Sin embargo, no todos los pacientes con SDRC tienen una prominente participación del sistema simpático clínicamente, y muchos no responden a las intervenciones dirigidas a bloquear el sistema nervioso simpático. Sin embargo, hay evidencia de que el sistema nervioso simpático está involucrado en mecanismos que van más allá de la inervación simpática. Los niveles de catecolaminas circulantes se alteran en los adultos con SDRC, aunque estos estudios están limitados en su alcance y la interpretación. Otro mecanismo propuesto ha sido el aumento de la sensibilidad adrenérgica periférica en base a estudios realizados en adultos, pero no existen estudios en la población pediátrica. Aunque los pacientes pediátricos a menudo se quejan de síntomas relacionados con el sistema nervioso simpático, tales como mareos y aturdimiento, las pruebas diagnósticas apropiadas no han sido concluyentes para establecer una disfunción autonómica. A diferencia de los adultos, que presentan periodos de aumento y disminución de la temperatura, los niños afectados por lo general se quejan de frialdad y cianosis en la extremidad implicada. Una vez que se identifique la preminencia de la afectación simpática o la preminencia de los factores inflamatorios podríamos centrar el tratamiento mediante la realización de bloqueos simpáticos si bien la práctica actual parece depender más de la atención multidisciplinaria. Asimismo, existen numerosas observaciones que apuntan hacia un papel destacado del sistema nervioso central en la fisiopatología del SDRC. Uno de los hallazgos más fascinantes en la investigación del SDRC ha sido la descripción de la reorganización cortical. Este fenómeno se observa también en pacientes con dolor de miembro fantasma, y se encuentra también pacientes adultos y pediátricos con SDRC. La reorganización se produce tanto en la corteza motora como en la sensitiva. La respuesta a la estimulación del SNC periférico puede ser medida mediante electroencefalografía, electromagnetoencefalografía y resonancia magnética funcional. Estas herramientas se han utilizado para demostrar que las cortezas sensoriales, tanto primaria como secundaria, encogen funcionalmente en el SDRC. Cabe destacar que la reorganización revierte en gran parte después del tratamiento y el alivio de los síntomas en los adultos. Este fenómeno se correlaciona con hallazgos similares en el dolor por miembro fantasma. Por otro lado, la corteza motora aumenta funcionalmente en el SDRC. Los trastornos del movimiento se producen con cierta frecuencia tanto en adultos como en niños con SDRC. En los adultos, existe una correlación entre los trastornos del movimiento y la gravedad y menor edad de inicio del cuadro Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR51 que, curiosamente, no se extrapola a la población pediátrica. Así, si los trastornos del movimiento son más frecuentes en pacientes adultos jóvenes, parecería coherente que los niños debieran experimentar una frecuencia mayor. Sin embargo, no hay evidencia de un patrón tal; esta característica podría representar un verdadero hallazgo, o puede ser el resultado de una diferencia en la definición o la documentación de los síntomas motores en niños con SDRC. Si se confirmara tal circunstancia, se podría considerar las diferencias de desarrollo en la neuroplasticidad, o interrelaciones entre cortezas sensorial y motora que pudieran justificar por qué los síntomas motores ocurren con menor frecuencia. CLÍNICA Estudios recientes han demostrado que, a diferencia de la población adulta, el 90% de los casos aparecen en niñas, con un rango de edad comprendido entre los 8 y los 16 años y que se afectan más frecuentemente las extremidades inferiores, especialmente los pies. El SDRC en los niños se caracteriza, por lo general, por un cuadro de dolor con una intensidad severa, definido como “sensación de quemazón”, acompañado de alodinia, sobre todo táctil y con signos de disautonomía como cambios de temperatura y coloración en la extremidad afectada. En la mayoría de los casos se asocia la existencia de un traumatismo previo de intensidad menor, si bien existen casos en los cuales no hay ninguna causa razonable que pueda ser identificada. El SDRC presenta un curso progresivo, caracterizado por dolor e impotencia funcional que da lugar al desarrollo de un círculo vicioso con aumento del dolor y la falta de uso de la/s extremidad/es afectada/s. Los signos de presentación más frecuentes son: disminución en la amplitud de movimiento y alodinia en el 100% de los niños, cambios en la coloración de la piel en un 90%, cambios en la temperatura y edema en el 85%. Para evitar la cronificación de esta situación es fundamental que tanto el diagnóstico como el tratamiento sean lo más precoces posible con el fin de conseguir una recuperación plena, de forma que en aquellos niños en los que se ha realizado un diagnóstico precoz (menos de 3 meses) se logra una remisión completa, en comparación con aquellos cuyo diagnóstico se retrasa. En estos niños con retraso diagnóstico puede aparecer un cuadro de dolor prolongado, con deterioro funcional, junto con otras complicaciones que pueden ocasionar discapacidades prolongadas y facilitar la aparición de trastornos psicológicos asociados como resultado del dolor, la falta de sueño y las limitaciones en la actividad. El SDRC puede progresar a través de distintas etapas (temprana, distrófica y atrófica); la existencia de estas etapas implican la presencia de un periodo crítico para orientar el tratamiento de una forma eficaz para conseguir la recuperación funcional de la extremidad afectada. En los niños, a menudo, se produce un retraso tanto en el diagnóstico como en el trataRev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 miento debido a que el SDRC en ellos es relativamente raro y aún desconocido por un grupo considerable de profesionales. Existen una serie de características clínicas del SDRC en la población pediátrica que difieren del SDRC desarrollado en el adulto, tanto en su ubicación como en el género y el tratamiento: –– Las extremidades que se afectan con mayor frecuencia en los niños son las inferiores frente a las extremidades superiores que son las más afectadas en los adultos, en una proporción de 6:1; este hecho se debe, probablemente, a que las lesiones en los niños se deben, más frecuentemente, a los deportes y a los juegos y no al trabajo o al uso excesivo de la extremidad tal como ocurre en los adultos. –– En los trabajos publicados el diagnóstico de SDRC aparece con mayor frecuencia en niñas que en niños, con una relación de 7:1; por el contrario, en los adultos esta relación entre mujeres y hombres es más baja; de 2:1. –– Por último, la recuperación completa de la extremidad afectada es más frecuente en niños, mientras que la discapacidad a largo plazo es relativamente común en los adultos. FACTORES DE RIESGO Se ha investigado en adultos la presencia de factores de riesgo potenciales aunque no hay pruebas concluyentes. Ciertos grupos de antígenos de linfocitos humanos se han asociado con el SDRC, así como se han identificado agrupaciones familiares del síndrome y se ha asociado una mayor prevalencia de migraña. Por otra parte, la simple observación de que el SDRC se observa mayoritariamente en los niños caucásicos sugiere la presencia de factores genéticos. Del mismo modo, el abordaje multidisciplinar debe contemplarse desde una perspectiva psicosocial en la que un conjunto de factores individuales y ambientales interactúan e influyen en la evolución del cuadro, el desarrollo de los síntomas y la respuesta al tratamiento. En disonancia con este enfoque, no existe un consenso generalizado en aceptar la importante contribución de los factores psicológicos en la etiología y el mantenimiento de los síntomas. Existen numerosas publicaciones que ponen de manifiesto la mayor implicación de los factores psicológicos en adultos con SDRC que en pacientes con otras condiciones de dolor crónico. Sin embargo, el rigor metodológico de estos estudios por la inconsistencia en la definición de dolor crónico y disfunción psicológica han cuestionado sus resultados. Con respecto a la población pediátrica no existe tanta bibliografía, si bien existe una tendencia generalizada a considerar la importancia del distrés psicológico en la génesis y mantenimiento del SDRC. Así, en varios casos clínicos publicados se ha constatado la comorbilidad psicológica en estos pacientes, si bien tal afirmación carece de la consistencia de una metodología adecuada que sustente dicha hipótesis. Estudios realizados en 52 niños afectados por el SDRC basados en entrevistas clínicas psiquiátricas o evaluaciones estandarizadas de los trastornos psicológicos, concluyeron que los niños y adolescentes con este síndrome presentan una alta prevalencia de malestar emocional elevado en comparación con sus compañeros sanos y que tienden a pertenecer a familias con un elevado nivel de estrés. Sin embargo, dichos estudios también revelaron que poseen niveles normales de angustia emocional, síntomas depresivos, inteligencia y funcionamiento familiar. Claramente, los factores psicológicos son aspectos importantes de la experiencia biopsicosocial general del SDRC y deben ser evaluados e identificados como objetivos de tratamiento. En cuanto al absentismo escolar los niños con SDRC presentaron menos días escolares perdidos que los niños con cefalea o dolor abdominal. Esta circunstancia es destacable por el hecho de que el SDRC se caracteriza típicamente por dolor constante, mientras que el dolor de cabeza y el dolor abdominal pueden ser intermitentes. Ciertamente, la identificación y el tratamiento de las alteraciones psicológicas concomitantes, tales como síntomas de depresión o ansiedad, así como la intervención sobre la dinámica familiar y las respuestas de los padres a los comportamientos de dolor, son objetivos importantes en el abordaje del SDRC pediátrico. En consecuencia, el tratamiento debe implicar esfuerzos interdisciplinarios coordinados que abordan los aspectos biológicos, físicos y los aspectos psicosociales y secuelas de esta enfermedad compleja. TRATAMIENTO La administración de medicamentos varía entre profesionales y puede incluir medicamentos, como los bifosfonatos, antiinflamatorios no esteroideos, antidepresivos tricíclicos, anticonvulsivantes, opioides, anestésicos tópicos, antagonistas NMDA (ketamina, memantina, sulfato de magnesio), baclofeno, benzodiacepinas, corticosteroides, vitamina C, calcioantagonistas y calcitonina intranasal. No se conocen ensayos clínicos aleatorios prospectivos de medicamentos para el SDRC pediátrico y la utilización de los mismos se realiza empíricamente sin que existan estudios de seguridad que avalen su empleo, que también se encuentra limitado por los efectos secundarios. La vitamina C se podría considerar para los niños que tienen una fractura, lesión de tejidos blandos, o intervención quirúrgica con una intención preventiva. La ketamina tópica ha sido beneficiosa en la reducción de la alodinia en adultos, pero no se ha estudiado en poblaciones pediátricas. Existen trabajos que valoran la eficacia de los antidepresivos tricíclicos y gabapentina, que se han mostrado eficaces para permitir la terapia física. La acupuntura, la acupresión, el calor (moxibustión), la terapia magnética, el láser o la estimulación eléctrica son tera- RESÚMENES DE PONENCIAS pias no invasivas que también se han empleado en el SDRC. Otros abordajes no farmacológicos incluyen terapia física, terapia ocupacional y terapia recreativa. Estudios realizados en niños han mostrado beneficio para ciertos componentes como la presión progresiva y táctil, desensibilización y carga de peso. La rehabilitación funcional fomenta el logro individual de independencia funcional máxima, la independencia en actividades de la vida diaria y el retorno a las actividades deseadas. Por tanto, en el SDRC pediátrico el objetivo de la rehabilitación es la recuperación de las deficiencias que afectan a la casa, la escuela y la comunidad. Los tratamientos psicosociales son un componente importante de un plan terapéutico en el SDRC. Los objetivos principales del tratamiento psicosocial son mejorar las habilidades en el manejo del dolor y de la restauración de la actividad normal. Los enfoques psicosociales también pueden ser valiosos para facilitar la comprensión y la aceptación del dolor, el apoyo a los pacientes a medida que participan en sus terapias de rehabilitación, y mejorar el funcionamiento emocional y familiar. El empleo de terapias invasivas para el tratamiento del SDRC en niños y adolescentes es habitual en algunos centros. Se ha descrito la utilización de técnicas invasivas como el bloqueo lumbar simpático y/o la inserción de catéteres epidurales, anestesia regional intravenosa, o medicamentos por vía intratecal en niños que no responden a los tratamientos convencionales o medicamentos. Igualmente se ha publicado la utilización de la estimulación eléctrica de cordones posteriores como una terapia efectiva en casos refractarios a otros abordajes terapéuticos. El empleo de tratamientos invasivos no puede ser recomendado en base a estudios concluyentes dado que hasta el momento sólo se ha realizado un ensayo cruzado controlado con placebo para valorar la eficacia de las terapias invasivas y, específicamente, la influencia de los bloqueos simpáticos lumbares sobre el dolor espontáneo y evocado, y los niveles de sensibilidad. Otros estudios tienen un menor nivel de evidencia y defectos metodológicos que no permiten una conclusión sobre una relación causal entre el procedimiento y el resultado. En nuestra experiencia, el abordaje del niño/adolescente con SDRC debe incluir un enfoque multidisciplinar en el que se incluya un tratamiento psicológico, rehabilitador y médico que permita el alivio del dolor y la reinserción en la actividad habitual. De un lado, la terapia psicológica nos permite discernir los factores subyacentes que contribuyen en el mantenimiento y ocasional agravamiento del cuadro clínico. El tratamiento rehabilitador tiene como objetivo recuperar la funcionalidad de la extremidad afectada para lo cual el paciente debe tener una intensidad de dolor que permita la aplicación y realización de las terapias indicadas. En este sentido, nos parece que como cuadro de dolor neuropático, inicialmente debemos emplear anticonvulsivantes y/o antidepresivos, y, ocasionalmente, tramadol y opioides potentes. Si el niño preRev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR53 senta alodinia y no mejora con tratamiento farmacológico, consideramos indicado la aplicación del parche de capsaicina. Existen casos que revierten con este abordaje y no requieren otros tratamientos. No obstante, en algunos niños el dolor persiste y recomendamos la infusión epidural continua de anestesia local por un periodo aproximado de 2 semanas tras lo cual procedemos a la retirada del catéter y la valoración de su eficacia en la resolución del cuadro. Algunos casos no remiten tras los tratamientos propuestos y requieren el implante de un electrodo de estimulación medular dorsal que puede ser suficiente para conseguir la remisión del cuadro doloroso. 3. 4. 5. 6. 7. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 8. 1. Goldschneider KR. Complex regional pain syndrome in children: Asking the right questions. Pain Res Manage 2012;17:386-90. 2. Logan DE, Williams SE, Carullo VP, Claar RL, Bruehl S, Berde CB. Children and adolescents with complex regional pain syndro- 9. me: More psychologically distressed than other children in pain? Pain Res Manage 2013;18:87-93. Pedemonte Stalla V, Medici Olaso C, Kanopa Almada V, Gonzalez Rabelino G. Síndrome doloroso regional complejo tipo I. Análisis de una casuística infantil. Neurologia 2014. Availabla at: http:// dx.doi.org/10.1016/j.nrl.2013.12.016 Zernikow B, Wager J, Brehmer H, Hirschfeld G, Maier C. Invasive treatments for complex regional pain syndrome in children and adolescents. Anesthesiology 2015;122:699-707. Katholi BR, Daghstani SS, Banez GA, Brady KK. Noninvasive treatments for pediatric complex regional pain syndrome: A focused review. PMR 2014;6:926-33. Meier PM, Zurakowski D, Berde CB, Sethna NF. Lumbar sympathetic blockade in children with CRPS: A double blind placebo-controlled crossover trial. Anesthesiology 2009;111:372-80. Rodríguez-López MJ, Fernández-Baena M, Aldaya-Valverde C. Tratamiento del SDRC en niños mediante la estimulación eléctrica medular. Rev Soc Esp Dolor 2013;20:180-5. Olsson GL, Meyerson BA, Linderoth B. Spinal cord stimulation in adolescents with complex regional pain syndrome type I. Eur J Pain 2008;12:53-9. Tan EC, Zijlstra B, Essink ML, et al. Complex regional pain syndrome type I in children. Acta Paediatr 2008;97:875-9. ENFERMEDADES DEGENERATIVAS DOLOROSAS. PARKINSON Y ESCLEROSIS MÚLTIPLE P. Vila Pousada Unidad de Dolor. Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno-Infantil. Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas ENFERMEDADES DEGENERATIVAS DOLOROSAS –– Parkison. –– Esclerosis múltiple. Tanto la enfermedad de Parkinson (EP) como la esclerosis múltiple (EM) tienen en común: –– Son enfermedades crónicas. –– Progresivas. –– Etiología desconocida. –– Origen en disfunción del SNC. En el caso de la EP existe una degeneración neuronal en la sustancia negra con disminución en los niveles de dopamina. En la esclerosis múltiple se observan lesiones anatomopatológicas del tipo de: –– Inflamación. –– Desmielinización. –– Degeneración de axones sensitivos y motores. –– Gliosis. Y alteraciones electrofisiológicas: –– Bloqueo de conducción. –– Hiperexcitabilidad neuronal. –– Generación de potenciales ectópicas. En ambas enfermedades las causas del dolor pueden ser iguales a las de cualquier otro sujeto, neuropático, nociceptivo y/o mixto y el tratamiento ser el convencional. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 Ahora bien, ambas pueden tener dolor que tiene una relación directa con la enfermedad y el tratamiento puede diferir. Dolor y EP: se desconoce el origen; hay autores que hablan de un síntoma primario, esto es, origen en SNC y otras consideran el dolor en la EP una consecuencia de la rigidez discinesia o distonía. Lo más probable es que no haya un origen único y que el resultado sea una consecuencia tanto de mecanismos centrales como periféricos. La clasificación del dolor en la EP más usada es la de Ford, que habla de cinco tipos de dolor. –– Músculo esquelético. –– Radicular neuropático. –– Neuropático central. –– Distónico. –– Acatísico. Es fundamental para el adecuado control del dolor en la EP el cuadrar el dolor en alguno de los tipos de la clasificación de Ford. Hay varios aspectos del dolor en la EP que ayudan a reconocer que el dolor tiene una relación con el Parkinson, y son: –– Máxima intensidad del dolor en el lado más afectado por la enfermedad. –– Mejoría del dolor tras la administración de tratamiento dopaminérgico. –– Aparición del dolor en los periodos “off” de la enfermedad y mejoría en los periodos “on”. 54 RESÚMENES DE PONENCIAS Los mejores resultados en cuanto a disminución de las EVA los tienen el dolor distónico y neuropático central, con una respuesta en el 37% y 40% respectivamente frente a un 17% y 14% en el músculo esquelético y central. El otro grupo de pacientes especiales con dolor son los enfermos de EM. Ya dijimos que se debe a la presencia de lesiones focales en la sustancia blanca, llamadas placas, en las que se objetiva una pérdida de mielina y un grado variable de destrucción axonal. Es la enfermedad neurológica y la causa de discapacidad neurológica más frecuente. La presencia del dolor es mayor de lo esperado, con series de hasta un 85%. Es importante diferenciar si el dolor es causado por una lesión de las vías somatosensoriales o en neuronas motoras superiores en cuyo caso se puede asociar otras características como la espasticidad. Actualmente se habla de cuatro tipos de dolor en la EM: –– Dolor neuropático central continuo: • Disestesias. • SDRC. –– Dolor neuropático central intermitente: • N. del trigémino. • Signo de L’ hermitte. –– Dolor neuromuscular. –– Mixto: • Cefalea. • Lumbalgia. El dolor asociado a la EM, a pesar de la incidencia que tiene en la enfermedad, ha sido muy poco estudiado y hay pocos datos para saber cuáles son las mejores opciones para el alivio de este. Los tratamientos empleados van a ser aquellos ya usados en la población sin EM y según la naturaleza de este se accederá a los diferentes grupos terapéuticos, antiepilépticos (gabapentina, pregabalina, cloracepan), antidepresivos (tricíclicos, duloxetina), AINE, opioides (tramadol, oxicodona, morfina, tapetadol), triptones. Mención especial al uso creciente de los derivados cannabinoides sobre todo el delta 9-tehabido cannabinol y el derivado sintético nabilona que se están usando en el tratamiento del dolor y los espasmos musculares de la EM, con una disminución del dolor pero una alta incidencia de efectos adversos, náuseas, mareos. Como conclusión queda claro que hoy en día son necesarios nuevos estudios sobre la incidencia del dolor en este grupo de enfermos. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 1. Ayuso-Peralta L, de Andrés C. Tratamiento sintomático de la EM. Servicio de Neurología Hospital Universitario Príncipe de Asturias, Alcalá de Henares. Servicio de Neurología. 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Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno-Infantil. Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas INTRODUCCIÓN Los opioides son útiles en el tratamiento del dolor agudo y crónico, oncológico y no oncológico. Se está produciendo un aumento del uso de opioides, asociado a un incremento del abuso de estos analgésicos (1). DEFINICIONES La OMS definió la toxicomanía como la absorción voluntaria, abusiva, periódica o crónica, perjudicial para la persona y la sociedad, de drogas o sustancias naturales o sintéticas. Desde hace unos diez años, el concepto de adicción está sustituyendo al de toxicomanía. La adicción puede definirse como el proceso mediante el cual, una conducta, a la vez puede permitir la obtención del placer y la anulación o atenuación de una sensación de malestar interno, se vuelve imposible de refrenar y prosigue, pese a que la persona tiene conocimiento de sus consecuencias negativas, caracterizada por la búsqueda y el uso compulsivo de la droga, y por cambios neuroquímicos y moleculares en el cerebro, resultado de un progresivo establecimiento de tolerancia farmacológica y dependencias física y psíquica. EPIDEMIOLOGÍA El observatorio español de la droga y la toxicomanía publica en 2013 que la representación de las sustancias psiRev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR55 coactivas más extendidas entre la población española de 15 a 64 años fueron el alcohol y el tabaco. Entre las drogas de comercio ilegal, las más extendidas fueron el cannabis y la cocaína, con prevalencias en los últimos 12 meses que sobrepasan el 2% (9,6% para cannabis, 2,3% para cocaína) y el éxtasis con una prevalencia de 0,7% en los últimos 12 meses. La prevalencia de uso de sedantes (11,4%), tranquilizantes (9,8%) y somníferos (4,4%) con o sin receta médica en los últimos 12 meses, sólo se ve superada por el alcohol y tabaco. La prevalencia de la adicción en los pacientes que están siendo tratados de dolor crónico con opiodes es muy variable (2,8%-50%) según diferentes estudios (2).Los pacientes en tratamiento de mantenimiento con metadona refieren dolor crónico como un trastorno comórbido frecuente, con una prevalencia que oscila desde un mínimo de 37%-55,3%. El dolor crónico es frecuente en los pacientes con adicción a los opiáceos (3). FACTORES DE RIESGO Una historia previa de abuso de opiáceos es el mejor predictor de riesgo. Otros factores de riesgo importantes son las limitaciones funcionales relacionadas con el dolor; el tabaquismo; una historia familiar de abuso de sustancias; un historia de un trastorno del estado de ánimo, historia de abuso sexual infantil; participación en el sistema jurídico; y estresores psicosociales. Estudios previos indican que los pacientes más jóvenes con dolor crónico (menores de 65 años) están en mayor riesgo de abuso de opioides. Con respecto al género, las mujeres con dolor crónico con problemas emocionales tienen mayor riesgo de un uso inadecuado de opioides, mientras que los hombres con problemas legales tienen más riesgo del mal uso de los opioides (2,4,5). Las conductas aberrantes que predicen el riesgo de adicción se describen en la tabla I. EVALUACIÓN DEL RIESGO Hay una serie de instrumentos de detección de la adicción, validados y desarrollados para el ajuste de tratamiento del dolor crónico. Un ejemplo, es el Pain Medication Cuestionare (Tabla II), que tiene una alta validez y fiabilidad. Consta de 26 ítems. Refleja una serie de actitudes potencialmente disfuncionales y comportamientos aberrantes relacionados con el uso de fármacos para el dolor (2). Otra herramienta sencilla es la Opioid Risk Tool (Tabla III) que tiene sólo ocho preguntas sencillas de rellenar por el médico o por el paciente y calcula el nivel de riesgo de adicción (6). Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 PACIENTE EN TRATAMIENTO CRÓNICO CON OPIOIDES Los criterios de adicción (1) en pacientes en tratamiento con opiáceos para el dolor crónico son los siguientes: 1. Intenso deseo por las drogas y preocupación sobre su disponibilidad. 2. Evidencia de uso compulsivo de drogas: –– Aumento de la dosis no reglada. –– Dosificación continuada a pesar de los efectos secundarios significativos. –– El uso de medicamentos para tratar los síntomas no relacionados con el dolor. –– Uso no aprobado durante los períodos libres de síntomas. 3. Evidencia de comportamientos aberrantes: –– Manipulación del médico para obtener la droga adicional. –– Adquisición de medicamentos de otras fuentes médicas o de no. –– Venta de drogas. –– Uso no autorizado de otras drogas (alcohol u otros sedantes/hipnóticos durante la terapia). TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO EN PACIENTES CON TRASTORNOS DE ADICCIÓN Los pacientes con dolor con un trastorno de adicción coexistente son difíciles de tratar (2). Los pacientes con un trastorno de adicción activo deben ser remitidos para el tratamiento de la adicción (5). El uso de medicamentos con un inicio lento y larga duración puede ayudar a reducir el riesgo de comportamientos aberrantes. No debe administrarse opioides de acción corta para el dolor irruptivo. TABLA I. CONDUCTAS ABERRANTES (RIESGO DE ADICCIÓN) La venta de medicamentos recetados Falsificación de recetas Robar o prestar drogas a los demás La inyección de las formulaciones orales La obtención de los medicamentos sin receta Abuso concurrente de alcohol o drogas ilícitas Escalada de dosis y otro incumplimiento de la terapia Múltiples episodios de pérdidas de recetas Deterioro de la capacidad funcional Resistencia a los cambios en la terapia repetida 56 RESÚMENES DE PONENCIAS TABLA II. PAIN MEDICATION QUESTIONNAIRE I believe I am receiving enough medication to relieve my pain My doctor spends enough time talking to me about my pain during appointments I believe I would feel better with a higher dosage of my pain medication I the past, I have had some difficulty getting the medication I need from my doctor(s) I wouldn’t mind quitting my current pain medication and trying a new one, if my doctor recommend it I have a clear preference about the type of pain medication I need Family members seem to think that I may be too dependent on my pain medication It is important to me to try ways of managing my pain in addition to the medication (such as relaxation, biofeedback, physical therapy, TENS unit, etc.) At times, I take pain medication when I feel anxious and sad or when I need help sleeping At times, I drink alcohol to help control my pain My pain medication makes it hard for me to think clearly sometimes I find it necessary to go to the emergency room to get treatment for my pain My pain medication makes me nauseated and constipated sometimes At times, I need to borrow pain medication from my friends or family to get relief I get pain medication from more than one doctor in order to have enough medication for my pain At times, I think I may be too dependent on my pain medication To help me out, family members have obtained pain medications for me from their own doctors At times, I need to take pain medication more often than it is prescribes in order to relieve my pain I save any unused pain medication I have in case I need it later I find it helpful to call my doctor or clinic to talk about how my pain medication is working At times, I run out of pain medication early and have to call my doctor for refills I find it useful to take additional medications (such as sedatives) to help my pain medication work better How many painful conditions (injured body parts or illnesses) do you have? How many times in the past year have you asked your doctor to increase your prescribed dosage of pain medication in order to get relief? How many times in the past year have you run out of pain medication early and had to request an early refill? How many times in the past year have you accidentally misplaced your prescription for pain medication and had to ask for another? La inclusión de detección toxicológica en orina en el contrato puede ser útil en la maximización de cumplimiento del tratamiento (8). CONCLUSIONES Los pacientes que sufren adicción tienen una enfermedad crónica, que se puede controlar pero no curar. La normalización de la conducta adictiva puede ocurrir con el tratamiento y se puede mantener con un buen programa de recuperación. Estos pacientes a menudo sufren dolor crónico y su control adecuado es un imperativo médico, ya que de no hacerlo, invitamos a la adicción y puede provocar la recaída. La evaluación y el cuidado continuo de estos pacientes deben ser abordados desde un marco multidisciplinar. El manejo del dolor crónico en estos pacientes puede ser un reto, porque la dependencia a sustancias complica el tratamiento del dolor, pero con una adecuada evaluación y gestión, este puede ser exitoso, lo que conducirá a una mayor funcionalidad y calidad de vida. Los opioides son eficaces para el control del dolor en pacientes con adicción en remisión, mejoran el dolor y la funcionalidad, y previenen una recaída o exacerbación de la enfermedad adictiva. Los mejores resultados en dolor crónico se obtienen cuando se aborda de forma conjunta el dolor y la adicción. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR57 BIBLIOGRAFÍA TABLA III. OPIOIDS RISK TOOL Mujer Hombre Historia familiar de abuso de sustancias Alcohol 1 3 Drogas ilegales 2 3 Prescripción de drogas 4 4 Alcohol 3 3 Uso de drogas ilegales 4 4 Prescripción de drogas 5 5 Edad (16-45 años) 1 1 Historia de abuso sexual en la infancia 3 0 Trastorno obsesivo compulsivo, esquizofrenia, trastorno bipolar 2 2 Depresión 1 1 Historia personal de abuso de sustancias Trastorno psiquiátricos 1. Hojsted J, Sjogren P. Addiction to opioids in chronic pain patients: A literature review. European Journal of Pain 2007;11:490-518. 2. Bailey JA, Hurley RW, Gold MS. Crossroads of Pain and Addiction. Pain Medicine 2010;11:1803-18. 3. Dennis BB, et al. Evaluation of clinical and inflammatory profile in opioid addiction patients with comorbid pain: Results from a multicenter investigation. Neuropsychiatric disease and treatment 2014;10:2239-47. 4. Huffman KL, Shella E, Sweis G, Griffith SD, Scheman J, Covington EC. Nonopioid substance use disorders and opioid dose predict therapeutic opioid addiction. Journal of Pain 2014. doi: 10.1016/j. jpain.2014.10.011 5. Chang Y, Compton P. Management of chronic pain with chronic opioid therapy in patients with substance use disorders. Addiction Science and Clinical Practice 2013;8:2-11. 6. Ballantyne JC. Treating pain in patients with drugdependence problems. BMJ 2013;347:f3213. 7. Gourlay DL, Heit HA, Almahrezi A. Universal precautions in pain medicine: a rational approach to the treatment of chronic pain. Pain Med 2005 6(2):107-12. 8. Passik SD, Kirsh KL. Addictions in pain clinics and pain treatment. Ann N Y Acad Sci 2011;1216: 138-43. 9. Eyler ECH. Chronic and acute pain and pain management for patients in methadone maintenance treatment. The American Journal on Addictions 2013;22:75-83. GUÍA DE DOLOR CERVICAL D. Ventura Vargas Unidad Dolor, Servicio Anestesiología, Reanimación y Terapia del Dolor. Hospital Universitario Puerto Real. Cádiz. Miembro de EMNIPRE (European Multidisciplinary Network In Pain Research and Education). Unidad de Tratamiento del Dolor. Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz. Sevilla. Cofounder Instituto para el Estudio y Tratamiento Integral del Dolor (IETID) INTRODUCCIÓN En países desarrollados, se reconoce a las enfermedades del sistema musculoesquelético como causa de ausencia laboral, en los cuales los desórdenes del cuello y la columna vertebral se identifican como cauda importante de morbilidad. Se señala que el dolor de cuello es de etiología multifactorial, incluyendo causas físicas y psicosomáticas. Los pacientes de dolor crónico representan un dilema diagnóstico y terapéutico al clínico a causa de la controversia que se encuentra en la literatura publicada, por lo general se dividen en dos grandes categorías: postraumáticas y degenerativas, esta clasificación incluye mecanismos de flexión y extensión así como mecanismos de lateralización. Las condiciones degenerativas incluyen la espondilosis degenerativa, las enfermedades del disco, hernias de disco, considerando que algunos casos degenerativos pueden ser secundarios a una lesión anterior. La prevalencia del dolor crónico cervical es alta, alcanzando un 25-30% de la población en los países industrializados. Más de un 34% de la población ha experimentado dolor cervical en el último año, un 13.8% lo presentó durante más de 6 meses, siendo un 22% para mujeres y un 16% para los Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 hombres. El síndrome facetario cervical es la causa más frecuente de síntomas de la columna cervical, con una prevalencia aproximada de 54 a 67%. El objetivo de las guías es identificar las características clínicas de dolor cervical, definir la etiología y los diagnósticos, señalar los síntomas paraclínicos y establecer los criterios de referencia. Se define al dolor cervical crónico, no específico, como el dolor que se localiza a nivel anterior, posterior o paravertebral durante las funciones de inclinación, extensión y flexión, ya sea localizado en las estructuras musculares, óseas, viscerales, y paquete vasculonerviosos durante más de 12 semanas de evolución. Es un criterio de buena práctica clínica que el médico, en su primer contacto, inicie su estudio con las pruebas complementarias pertinentes y evalúe los puntos clave, signos y síntomas neurológicos. Ha de considerar los hallazgos y los datos de alarma para referencia a ortopedia y/o rehabilitación. Así como, la factibilidad y disponibilidad de los recursos que determinarán las derivaciones de pacientes. Existen unos protocolos de búsqueda de las guías con evidencia. 58 Criterios de inclusión: –– Documentos escritos en inglés o español. –– Publicados durante los últimos 5 años. –– Documentos enfocados a diagnóstico o tratamiento. Criterios de exclusión: Primera etapa en las estrategias de búsqueda: inicialmente, se buscan las guías relacionadas con el tema, la búsqueda, se limita a humanos, documentos publicados en los últimos 5, años, utilizando el término “chronic neck pain”. En esta estrategia de búsqueda también se incluyeron los subencabezamientos (subheadings): disorder, classification, diagnosis, radiologic evaluation, epidemiology, prevention y se limito a población adulta. En una segunda etapa se profundizó en otras referencias, como: ACR appropriateness Criteria. American college of radiology 2010. Chronic neck pain. Expert Panel on musculoskeletal imaging. National Guideline Clearinghouse. Por otro lado, también es preciso catalogar o clasificar la enfermedad; se puede hacer según diversos elementos: Según la presentación clínica (Qubec Task Force Classification of Whiplash Associated Dosirdres (WAD)): –– Ausencia de síntomas: 0. –– Dolor de cuello, rigidez o sensibilidad única: 1. –– Dolor de cuello y signos musculoesqueléticos: (rango de movimiento y/o sensibilidad): 2. –– Dolor de cuello y signos neurológicos (ausencia de reflejos tendinosos profundos, debilidad y déficit sensoriales): 3. –– Dolor de cuello y fractura o dislocación: 4. Otros parámetros de clasificación se basan en procedimientos radiológicos en pacientes con o sin historia de traumatismo anterior, antecedentes de neoplasia previa, cirugía previa de cuello, posibilidad de síntomas neurológicos, patologías previas como espondilosis, patología degenerativa. Según estos, se establecen clasificaciones en función de los siguientes procedimientos radiológicos: radiografía de columna cervical, melografía de columna cervical, TAC de columna sin contraste, melografía y TAC de columna cervical postmielografía, RNM de columna cervical sin contraste, escaneo de cuello con Tc-99m, arteriografía con inyección de la faceta articular de la columna cervical para bloque selectivo de la raíz nerviosa. PLAN TERAPÉUTICO Y EDUCATIVO El plan terapéutico y educativo del protocolo se compone de dos subplanes (genérico y específico). 1. Un plan genérico encaminado a aliviar el dolor, evitar la cronicidad y las recidivas por medio de la educación del paciente, para que: Identifique y limite las fuentes externas de sobrecarga biomecánica. Mejore de la movilidad, la propioceptividad y los desequilibrios musculares que pudieran mantener una tensión incrementada sobre la estructura irritada que ha generado el dolor. RESÚMENES DE PONENCIAS 2. Un plan terapéutico específico encaminado a aliviar el dolor por medio del tratamiento de los principales generadores primarios de dolor: puntos gatillo, desarreglos intervertebrales, radiculopatías. El plan genérico se dirige a todos los pacientes y el específico a aquellos en los que se identifique un generador primario de dolor. La evidencia disponible no permite establecer un plan terapéutico y educativo diferente para la cervicalgia mecánica que para la crónica dado el carácter de reagudizaciones episódicas que esta última presenta. La diferencia esencial en el abordaje a ambos tipos de cervicalgia estriba en dos aspectos: 1. En la cervicalgia crónica “debe realizarse una reeducación de la propioceptividad oculocervical” (no necesaria en la subaguda). Las personas con cervicalgia crónica tienen alterada la cinestesia cervicocefálica (la habilidad de reposicionar con precisión la cabeza tras un movimiento activo en el plano horizontal) por alteración del sistema propioceptivo cervical. 2. La intervención sobre la cervicalgia subaguda debe ser más precoz y preferente que sobre la crónica. Hay evidencia de que la fisioterapia en la fase subaguda de los desórdenes cervicales proporciona mejores beneficios que la no intervención, tanto en la prevención del dolor crónico como de los costes asociados por bajas laborales. Por último, indicar que el presente protocolo no propone un tratamiento para el síndrome de desfiladero torácico. Se ha tratado de identificar en el protocolo diagnóstico, pero sólo para tener establecido el diagnóstico diferencial con las radiculopatías de origen vertebral. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 1. Medina i Mirapeix F, Meseguer Henarejos AB, Montilla Herrador J. Guía de práctica clínica para el diagnóstico fisioterápico de la cervicalgia mecánica. Fisioterapia 2000;22(monog 2). 2. Montilla Herrador J, Valera Garrido JF, Medina i Mirapeix F, Rabal Conesa C, Martín Fernández AM, Lillo Navarro MC. Identificación y valoración crítica de la evidencia científica sobre cervicalgia y Fisioterapia. Fisioterapia (en prensa). 3. Meseguer Henarejos AB, Medina i Mirapeix F, Gascón Cánovas JJ, Esteban Argente I, Torres Vaquero AI, Alcántara F. Prevalencia, consecuencias y determinantes de la cervicalgia Fisioterapia 2000;22(monog 2). 4. Koes BW, Bouter LM, Van Mameren H, Essers AH, Verstegen GM, Hofhuizen DM, et al. The effectiveness of manual therapy, physiotherapy, and treatment by the general practitioner for nonspecific back and neck complaints. A randomized clinical trial. Spine 1991;17:28-35. 5. Kamwuendo K, Linton SJ. A controlled study of the effect of neck school in medical secretaries. Scand J Rehab Med 1991;23:143-52. 6. Aaras A. 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Cánovas1, A. de la Iglesia2, A. Carregal3 (Guía Clínica elaborada por la Sociedade Galega da Dor e Coidados Paliativos. SGADOR. Resto de autores: C. Diz, A.B. Rodríguez, P. López Pais, M. Corujeira, D. Abejón, J. Pérez, A. Rey) 1 Complexo Hospitalario Universitario de Ourense. Ourense. 2Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña. A Coruña. 3Complexo Hospitalario Universitario de Vigo. Vigo DEFINICIÓN Dolor localizado en la parte baja del abdomen y/o pelvis de más de 6 meses de evolución. Principales conceptos anatómicos La inervación sensitiva de las vísceras abdominales y pélvicas proviene del sistema de aferente visceral general. Estas aferencias viscerales realizan la mayor parte de su entrada en la médula en los niveles L2-T12 (lo que algunos autores denominan componente simpático) y en un componente sacro (que algunos autores consideran parasimpático). –– El conocimiento de la anatomía y la embriología de las aferencias viscerales generales permite comprender ciertos rasgos típicos del dolor visceral frente al somático. –– Frente a la somatotopia que presenta el dolor de origen somático (localización precisa del dolor en la superficie cutánea por ejemplo), el dolor visceral carece de esta: localización imprecisa de la víscera afectada. –– Ausencia de una segmentación clara en el dolor visceral. –– La imposibilidad de poder establecer una relación precisa entre una estructura del SAVG y una víscera concreta o parte de esta. En la inervación somática existe una buena correlación entre la estructura inervado por una raíz o un nervio sensitivo o motor periférico y que permite la realización de bloqueos motores o sensitivos de zonas concretas con resultados predecibles. Esta falta de correlación en el dolor visceral se traduce clínicamente en la baja posibilidad de predecir cuál será el resultado del bloqueo de una estructura nerviosa del SAVG. Principales conceptos fisiológicos La nocicepción visceral presenta algunas características que la diferencian de la somática. Entre los aspectos más característicos de la fisiología de la nocicepción visceral destacaríamos: 1. Las fibras aferentes viscerales envían tanto información referente a la nocicepción como a procesos de regulación homeoestáticos más generales. 2. Los nociceptores viscerales son neuronas tipo C o Aδ con capacidad mecanorreceptora y polimodalidad. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 3. Los nociceptores pueden ser sensibilizados y originar hiperalgesia visceral. 4. Las fibras aferentes viscerales son más escasas que las somáticas y su distribución medular es multisegmentaria y más difusa que sus homólogas somáticas. Su manifestación más obvia sería el carácter no segmentario, difuso y mal localizado del dolor visceral. 5. Las aferencias viscerales presentan convergencia central con diferentes neuronas de segundo orden, tanto a nivel medular como supraespinal. Su manifestación más característica sería los fenómenos de incremento del área de dolor por superposición de regiones viscerales somáticas, la posibilidad de que una víscera enferma pueda originar patología en otros territorios, tanto somáticos como viscerales no enfermos y finalmente el componente afectivo y emocional característico del dolor visceral. 6. Existen mecanismos de sensibilización central. 7. La nocicepción visceral está integrada en los fenómenos de regulación homeoestática visceral general y está modulada por los sistemas descendentes reguladores. Por ello situaciones como el estrés pueden modificar la percepción del dolor. DIAGNÓSTICO Clínico (hay que priorizar ciertas alarmas) –– Signos de alarma en EF: • Anorexia asociada o no a pérdida de peso. • Signos de desnutrición. • Ictericia. • Edemas. • Masa u organomegalia. • Sangre en heces u orina. • Tacto rectal con presencia de fecalomas o dedil manchado de sangre. –– Signos y síntomas sospechosos de origen orgánico: • Pérdida de peso involuntaria. • Sangrado GI: hematemesis, rectorragia, melenas. • Vómitos significativos o biliosos. • Fiebre persistente. • Diarrea severa de evolución crónica. • Dolor persistente en el cuadrante superior derecho o inferior derecho. 60 RESÚMENES DE PONENCIAS • Dolor que irradia a la espalda. • Disfagia. • Úlceras orales. • Anemia. • Artritis. • Exantemas sin causa aparente. • Síntomas nocturnos. • Antecedentes familiares de enfermedad intestinal inflamatoria. Pruebas diagnósticas (Tabla I) TIPOS DE DOLOR PÉLVICO SEGÚN EL ORIGEN –– Síndrome dolor prostático. –– Síndrome de dolor vesical/cistitis intersticial. –– Síndrome dolor uretral. –– Síndrome escrotal. –– Vulvodinia. –– Síndrome miofascial. –– Neuralgia del pudendo. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO (TABLA II) TRATAMIENTO INTERVENCIONISTA Bloqueos y radiofrecuencia (Rf) (Tabla III) –– El dolor pélvico crónico es una entidad patológica propia excluido origen infeccioso o neoplásico. –– EGF: síndrome de intestino irritable. • Target sistema simpático • Esplácnicos > celiacos • RF dual o nimbus • RF + fenol • PHS + impar vs. PHI TABLA I. Sospecha de neoplasia – Sangre oculta en heces: cáncer colorrectal – Hematuria macro o microscópica: cáncer urológico – Ecografía – Técnica de elección: TAC EM Mapeo sensorial del dolor pélvico: T7-L1 (Tabla IV). Tipo de estimulación (Fig. 1). Sospecha de patología gástrica intestinal – Rx baritada – Endoscopia Sospecha de patología urológica – Sedimento/urocultivo – Ecografía – Cistoscopia Sospecha de patología ginecológica – Cultivo cérvix –si sospecha infección pélvica – ECO transvaginal –si anomalía estructural en examen vaginal – RNM –útil si sospecha de adenomiosis o endometriosis – Laparoscopia diagnóstica –gold standard – Si sospecha endometriosis o adherencias – No hallazgos en 1/3 Pruebas específicas: – Estudios electrofisiológicos de conducción nerviosa del suelo de la pelvis – Test neurofisiológicos (atrapamiento del pudendo): • Técnica neurofisiológica de Snooks y Snash • EMGr • Bloqueo nervio pudendo • Reflejo bulvo cavernoso • RMN con neurografía Estimulación sacra* A favor: –– Facilidad técnica. –– Facilidad para la estimulación. En contra: –– Sólo se puede estimular una raíz por electrodo. –– Poca experiencia. Estimulación retrógrada** A favor: –– Posibilidad de estimular S2-S4. En contra: –– Dificultad de la técnica epidural. –– Dificultad para rebasar L5-S1. –– Dificultad de estimular. • Respuesta al bloqueo simpático • Estudio controlados no aleatorizados (REGENCE. Washington 2014) NE IIb-III • Nuevos targets: estimulación ventral (T9-T10) Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR61 TABLA II. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO GENERAL DEL DOLOR ABDOMINOPÉLVICO Analgésicos simples Paracetamol. Considerar su uso si todavía no se ha probado AINE. Dolor de etiología inflamatoria Antidepresivos Amitriptilina (el más usado). Venlafaxina y duloxetina Dolor neuropático. No son específicos Antiepilépticos Gabapentina y pregabalina Dolor neuropático Opioides Efecto beneficioso en un pequeño número de pacientes Otros agentes Capsaicina tópica. Dolor neuropático Urológicos Sd. dolor prostático: 1. Alfabloqueantes 2. Antibióticos Sd. vejiga dolorosa: 1. Tratamiento médico: – Analgésicos – Corticoides – Hidroxizina 2. Tratamiento intravesical: – Lidocaína o lidocaína + heparina Sd. dolor escrotal: 1. Sd. dolor testicular 3. Antiinflamatorios 4. Opioides 5. Fitoterapia 6. Polisulfato de pentosán sódico 7. Relajantes musculares – Antidepresivos – Polisulfato de pentosán sódico – Antibióticos – Inmunosupresores – Gabapentina – Inmunorregulador oral – Quercetina – Polisulfato de pentosán sódico – Heparina intravesical – Ácido hialurónico 2. Sd. dolor epididimal 3. Sd. doloroso post-vasectomía Tratamiento general del dolor Endometriosis y adenomiosis 1. Analgésicos simples 2. AINE 3. ACO 4. Hormona luteínica Sd. dolor vaginal y vulvar 1. Psicoterapia 2. Fisioterapia Sd. dolor uretral Tratamiento general del dolor GINECOLÓGICOS Dismenorrea 1. Analgésicos simples 2. AINE 3. ACO/DIU GASTROINTESTINALES Intestino irritable 1. Antidiarreicos. Loperamida 3. Antidepresivos tricíclicos 2. Antiespasmódicos 4. Fármacos que modulan la serotonina Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 5. Gabapentina 6. Ocreotide 7. Agonistas opioides 62 RESÚMENES DE PONENCIAS TABLA III. TRATAMIENTO INTERVENCIONISTA Técnica Indicación RF de la cadena simpática lumbar (1C) Dolor visceral: colon transverso riñón uréteres testículos TAC/escopia RF convencional 80 °C 60 s x 2 Añadir 0,5 ml fenol 6% en cada nivel RF del plexo hipogástrico (1C) Dolor pélvico oncológico: colon descendente, recto, vagina, vejiga, próstata, testículos, vesícula seminal, útero y ovario Tenesmo después de la anastomosis rectal Neuropatía post-RT en vísceras pélvicas Escopia Rf/bloqueo neurolítico del ganglio impar (1C) En dolor maligno/no maligno Dolor perineal de origen visceral SDRC en región genital Dolor fantasma (ano, recto) Coxigodinia Dx diferencial dolor origen desconocido Escopia RF bipolar convencional 80°, 90 segundos Rf del nervio pudendo Diagnóstico y/o tto. de dolores perineo-vulvares Abordaje posterior: – Escopia/US/RM Abordaje anterior: – US Abordaje: – Transacro del PHI – Coccígea transversa del PHI TABLA IV. MAPEO SENSORIAL Patología Autor (año) Localización Dolor pélvico Dolor visceral pélvico Kapural (2006) Hunter (2013) T11-L1 T6-T7 T12-L1 Dolor pélvico Tamimi (2008) Hunter (2012) Subcutáneo T7-L1 Dolor visceral (estimulación ventral) Baranidharan (2014) T9-T10 Pancreatitis T7-T8 Dolor renal T10-T11 DOLOR PÉLVICO 1. Estimulación sacra 2. Estimulación retrógrada 3. Estimulación anterógrada Fig. 1. Tipo de estimulación. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR63 Tratamiento multidisciplinar Psicológ/ Biofeed-back Dolor no oncológico Dolor pélvico Farmacológico (analgésicos + adyuvantes) Respuesta + o alivio > 50% Si corta duración: EM/sacra Respuesta - Valoración individual de EM/sacra No respuesta Bomba intratecal Rf/bloqueo simpático No respuesta Rehabilitador/ terapia física Dolor oncológico Bloqueo neurolítico Fig. 2. Algoritmo de tratamiento del dolor pélvico. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 1. House EL. Pansky B. Siegel A. 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El dolor está mediado por la interacción de varios pares craneales (fundamentalmente el V o trigémino), así como las raíces Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 cervicales superiores. La patología puede estar localizada a nivel muscular, articular, fascias, mucosa, piezas dentarias, nervios, senos, maxilar… 64 EPIDEMIOLOGÍA DEL DOLOR ORAL Y MAXILOFACIAL La prevalencia del dolor orofacial se estima entre 1 y 55% con alto impacto en la salud pública debido a la incapacidad laboral y al consumo importante de recursos médicos que se utilizan. La etiología puede y suele ser multifactorial y el diagnóstico y tratamiento en algunos casos es de alta complejidad. PROCESOS DE DOLOR ORAL Y MAXILOFACIAL MÁS FRECUENTES Síndrome de boca ardiente, distonía oromandibular, trastornos de la articulación temporomandibular, xerostomía (síndrome de boca seca), enfermedades sistémicas, cefaleas, neuralgias de trigémino, glosofaríngeo y de nervios cervicales C2-C3, que producen cefalea pero como hay conexiones con el V par, el dolor también puede aparecer en la cara. Síndrome de boca ardiente También denominado glosodinia, glosopirosis o disestesia oral. La IAPS lo define como: “entidad nosológica caracterizada por el incesante ardor oral o dolor similar en ausencia de cambios detectables en las mucosas” y la International Headache Society como: “sensación de ardor intrabucal sin aparentes causas de origen médico u odontológico”. La causa es desconocida, aunque se han sugerido varios factores: mujeres postmenopáusicas, deficiencias vitamínicas, factores psicológicos (estrés y depresión), acidez gástrica, micosis bucal, algunos medicamentos, prótesis mal ajustadas, etc. Los síntomas más frecuentes son quemazón, lengua reseca o entumecida, picor, hormigueo, encías doloridas e hipersensibles, labios cortados, paladar abrasado/abrasivo, de lija y sabor metálico. Tratamiento Clonazepan, paroxetina + terapia cognitivo-conductual, hidratantes y lubricantes, gabapentina, pregabalina, ácido alfalipoico, capsaicina, acupuntura y eliminar el compromiso temporomandibular. RESÚMENES DE PONENCIAS La distonía oromandibular incluye: la dificultad para masticar alimentos (trastorno masticatorio), incapacidad de abrir o cerrar la boca (trismus), movimientos involuntarios de boca, lengua y labios, dolor muscular, desplazamientos mandibulares laterales (desviación mandibular), dificultad para tragar (disfagia) y dificultad para hablar (disartria). Las causas de los síntomas son distonía de la boca y la mandíbula, trastornos de la articulación temporomandibular, discinesia oral, bruxismo e hiperplasia del músculo masticatorio y del tendón-aponeurosis. Puede haber coexistencia de más de una de las causas en el mismo paciente. Tratamiento La toxina botulínica es el tratamiento de elección para la distonía oromandibular, la mejoría oscila entre 1 y 6 meses. Las terapias para reeducación del habla y la deglución pueden reducir los espasmos, también terapias de apoyo, ya que los síntomas empeoran en las situaciones de estrés. En cuanto al tratamiento farmacológico están indicados los anticolinérgicos, baclofeno, benzodiacepinas y tetrabecina. Trastornos de la articulación temporomandibular (ATM) También denominado disfunción craneomandibular o síndrome de Costen. James Costen (ORL) en 1934, fue el primero que reunió un grupo de síntomas y los relacionó con los desórdenes funcionales de la ATM. La ATM interviene en la masticación y en la fonación, por lo que se considera la articulación del cuerpo que más se utiliza; es la más compleja, se abre y se cierra como una bisagra, se desliza hacia delante, hacia atrás y lateralmente, y está sometida a una gran presión durante la masticación. La articulación contiene una pieza de cartílago especializado denominado disco que evita la fricción entre el maxilar inferior y el cráneo. Los trastornos de la ATM son procesos con frecuencia de tipo funcional, de naturaleza musculoesquelética que afectan a las ATM y/o músculos de la masticación, uni o bilaterales. No es sinónimo de bruxismo: hábito de apretar y rechinar de dientes (aunque ambos cuadros pueden solaparse en el mismo paciente). Hasta un 10% de la población han manifestado algún síntoma relacionado con la ATM. Distonía oromandibular Etiología Ocurre cuando los músculos que mueven la mandíbula, boca y/o lengua sufren contracciones involuntarias excesivas. Puede desencadenarse en pacientes con tratamiento psiquiátrico prolongado, tras un tratamiento dental, o un traumatismo de mandíbula o boca. Suelen estar causados por efectos del estrés físico y emocional sobre las estructuras alrededor de la articulación que son: disco cartilaginoso en la articulación, músculos de la mandíbula, la cara y el cuello, ligamentos, vasos sanguíneos, Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR65 nervios cercanos y alteraciones en la oclusión dentaria. El estrés diario puede llevar a la persona a apretar y rechinar los dientes, tanto durante el día como en la noche (bruxismo). Esta fuerza estresante ejerce presión sobre los músculos, tejidos y otras estructuras alrededor de la mandíbula. –– La mala postura, al mantener la cabeza hacia delante mientras se trabaja en el ordenador tensiona los músculos de la cara y el cuello. –– La dieta deficiente y la falta de sueño. –– La artritis, fracturas o luxaciones, tumores y problemas estructurales… Todos pueden desencadenar: contracción muscular y compresión de los nervios en la mandíbula, la cabeza y el cuello. Síntomas Dolor temporomandibular (TM), otalgia y/o acúfenos, cefaleas, rigidez TM con dificultad para abrir la boca y masticar, dolor de tipo miofascial acompañado a veces de mala oclusión dentaria, bruxismo, limitación de la apertura bucal, “clics” o crujidos TM. Diagnóstico El diagnóstico es básicamente clínico. Exploración: evaluación dental, alineación en la mordida, palpar la articulación y los músculos de conexión, presionar en distintas áreas de la cabeza en busca de áreas sensibles o con dolor (puntos gatillo), deslizar los dientes de un lado a otro, asimetrías faciales, observar, sentir y escuchar al abrir y cerrar la mandíbula, radiografías para mostrar anomalías, resonancia magnética que puede ser de mucho valor y electromiografía. Tratamiento En principio el tratamiento debe ser conservador. –– Hay que intentar eliminar el estrés y relajar la articulación, consiguiendo eso, a veces se controla el bruxismo; ingerir dieta blanda para evitar el esfuerzo articular; no morderse las uñas; no mascar chicle, ni tomar café, té o alcohol como medidas excitantes. Debe intentar dormir siempre boca arriba. –– Están indicados los ansiolíticos y antiinflamatorios, los relajantes musculares y en ocasiones son necesarias las infiltraciones de AL + corticoides. –– La fisioterapia destinada a fortalecer los músculos de la zona ha demostrado ser eficaz, el calor local varias veces al día, en algunos casos, seguido de frío, puede disminuir la inflamación de la ATM y atenuar el dolor; también están indicados los suplementos vitamínicos. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 –– Son muy importantes los protectores bucales para tratar el rechinamiento y apretamiento de los dientes, existen diferentes tipos de férulas de descarga o aparatos para mantener la mandíbula más relajada, unas funcionan y otras no. Si el protector bucal no funciona, puede estar indicada la ortodoncia o el tratamiento protésico. –– La artroscopia o cirugía reconstructiva (rara vez se requiere) puede ser resolutiva cuando no se consigue mejoría con el tratamiento conservador. –– Ayuda del psicólogo. Pronóstico La mayoría de los casos se pueden tratar de manera exitosa. Puede ser difícil diagnosticar el problema y encontrar la solución efectiva, a veces, el dolor desaparece por sí solo sin necesidad de tratamiento, si la causa es el bruxismo nocturno, el tratamiento puede ser especialmente delicado, debido a que es un trastorno del sueño que es difícil de controlar. Sequedad de boca o xerostomía Ocurre cuando las glándulas salivales no producen suficiente saliva como para mantener la boca húmeda. Dado que la saliva es necesaria para masticar, tragar, saborear y hablar, estas actividades pueden ser más difíciles con la boca seca. Etiología La QT produce sequedad de boca al hacer la saliva más espesa, por lo general desaparece entre 2-8 semanas después de finalizar el tratamiento. La RT en la cabeza, rostro o cuello también puede producir sequedad de boca. Una vez finalizada pueden tardar 6 o más meses en volver a producir saliva, muchos pacientes, presentan cierto grado de sequedad de boca a largo plazo. Otra causa es “La enfermedad del injerto contra el huésped”, en la que las células trasplantadas de un donante reconocen el cuerpo del paciente como extraño y lo atacan apareciendo llagas y sequedad de boca, también el consumo de antidepresivos, diuréticos, algunos analgésicos, la candidiasis y la deshidratación pueden favorecerla. Signos y síntomas Sensación de boca pegajosa y seca, saliva espesa y viscosa, dolor o ardor en la boca o en la lengua, agrietamiento en los labios y en las comisuras, lengua seca y áspera, dificultad para masticar, saborear y tragar y dificultad para hablar. La sequedad de boca puede causar problemas dentales y puede ser más difícil usar dentaduras, cuando la saliva no es 66 RESÚMENES DE PONENCIAS suficiente, las bacterias y otros microorganismos presentes en la boca se desarrollan demasiado rápido provocando llagas e infecciones (candidiasis bucal). Tratamiento Intentar evitar la sequedad de boca. La amifoscina evita o reduce los efectos de la RT, sustitutos de la saliva y enjuagues bucales, estimulantes de las glándulas salivales: pilocarpina, cevimelina y caramelos o chicles sin azúcar. CONCLUSIONES La complejidad de inervación de campos receptivos a nivel sensitivo de la cavidad oral y maxilofacial es el motivo por el que el diagnóstico y tratamiento del dolor de la cavidad oral y maxilofacial requiere a menudo la colaboración de diferentes especialistas: neurólogos, oftalmólogos, maxilofaciales, ORL, reumatólogos, clínicas de dolor, psicólogos… De todo ello se deduce que el tratamiento debe ser multidisciplinar, y por supuesto hay que buscar y llegar a conocer la causa que lo ocasiona. ACCESO A OPIOIDES M.R. Alonso Unidad del Dolor. Hospital Beatriz Ángelo. Loures, Portugal En 1986 la OMS (1) ha encarado el tratamiento del dolor oncológico como prioridad sanitaria, introduciendo el concepto de escalera analgésica de 3 peldaños para su tratamiento de acuerdo con la intensidad del dolor y determinando que el dolor de intensidad moderada a severa exigiría la introducción de morfina (u otros opioides equivalentes), asociados o no a medicamentos adyuvantes. En una utilización terapéutica y racional de opioides se han considerado como efectos colaterales posibles tolerancia y dependencia física, y se ha desmitificado la ocurrencia de dependencia psicológica y la adicción. La introducción de morfina tenía como duplo objetivo uniformizar a la escala global tratamiento del dolor por los profesionales de salud, con un medicamento de gran eficacia, que por su bajo coste sería accesible a toda población mundial independientemente de sus condiciones político-socio-culturales. Posteriormente, la OMS ha alargado sus políticas al tratamiento del dolor oncológico en niños al dolor con VIH/sida, siendo también fundamental tratar el dolor no oncológico, las comunidades científicas han adoptado para su tratamiento el concepto de escalera analgésica de la OMS. En 2000 la OMS (2), estima que cada año cerca de 5,5 millones de pacientes oncológicos terminales sufren de dolor moderado a grave sin cualquier tratamiento, por lo que es necesario mantener las orientaciones en el tratamiento del dolor. El cáncer no es todavía, la única causa de dolor. Así se estima que a nivel mundial, a cada año cerca de diez millones de personas presentan dolor moderado a severo, por distintas enfermedades y patologías necesitando de acceso a analgésicos y eventualmente morirán sin tener a ellos acceso. El dolor moderado a intenso estará presente en: –– 1 millón de pacientes terminales con HIV/sida. –– 5,5 millones de pacientes oncológicos terminales. –– 0,8 millones de pacientes sufriendo lesiones por accidentes o violencia. –– Número indeterminado de pacientes con enfermedades crónicas. –– Número indeterminado de pacientes recuperándose de procedimientos quirúrgicos. –– Número indeterminado de mujeres en parto. El consumo de morfina fue relativamente estable (e inexpresiva) hasta 1984, cuando la OMS inició la demanda global de la necesidad de utilizar la morfina en el tratamiento del dolor moderado a intenso. El año 1986 ha sido el marco en el aumento del consumo de opioides, y desde 1984 hasta 1992, el consumo global de morfina más que se triplicó. A pesar de que el consumo global de morfina se ha duplicado cada 5 años desde 1984, la tendencia se debe mayoritariamente al aumento de consumo de países desarrollados. Aproximadamente el 80% de la población no tiene acceso a morfina para el alivio del dolor. Los datos del International Narcotic Control Board (INCB) (3) demuestran enorme disparidad en el acceso global a los opioides, indicando que países desarrollados (y de altos ingresos), que conforman apenas el 17% de la población mundial, responden por el 92% del consumo global del consumo de morfina, mientras que países en desarrollo (de bajos y medianos ingresos), que comprenden el 83% de la población mundial, responden apenas por el 8% del consumo médico global de morfina. En 2003 los Estados Unidos informaron un consumo de 47,19 mg/cápita, lo que representa más del 50% del consumo global de opioides. La OMS ha desarrollado una lista de “medicamentos esenciales” (4) como un número limitado de fármacos que deberán estar disponibles a costes reducidos en todo momento y en cantidades suficientes, para que el paciente fácilmente pueda acceder a ellas y satisfacer las necesidades sanitarias de la mayoría de la población. La OMS ha dado recomendaciones para que cada país, en sus políticas nacionales, garantice y actualice su lista de “medicamentos esenciales”. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR67 La disponibilidad de opioides se aplica cuando un opioide es aprobado por un país y estos se encuentran en existencia a nivel de fabricante o de minorista del sistema de distribución de fármacos. Influyen en su disponibilidad: –– Las leyes y las reglamentaciones estatales y nacionales que rigen la importación, elaboración de fármacos y la práctica médica, farmacéutica y de enfermaría, incluidas las autoridades normativas. –– El nivel de desarrollo de los sistemas sanitarios y de distribución de fármacos. –– El grado hasta el cual la demanda médica de opioides ha provocado su disponibilidad en los lugares donde se recetan y entregan según necesidad médica. La accesibilidad a opioides generalmente hace referencia a la capacidad de los pacientes de obtener los opioides que necesitan alivio del dolor. Los pacientes apenas pueden acceder a ellos si los opioides se facilitan en el país y en el sistema de distribución. Por lo tanto, los opioides pueden encontrase legalmente disponibles en un país o en instalaciones sanitarias, pero posiblemente los pacientes no puedan acceder a ellos por diversas razones, entre las cuales están: –– Reticencia de los profesionales sanitarios a recetar opioides. –– Falta de conocimiento de los profesionales sanitarios sobre cómo recetar opioides. –– Procedimientos restrictivos para recetar o entregar opioides. –– Costo de los productos opioides. Como medicamentos esenciales, la disponibilidad y accesibilidad de los opioides deberían estar en equilibrio. Sin embargo, pueden estar disponibles en un país e inaccesibles al paciente que los necesita. Las barreras en su disponibilidad y/o accesibilidad deben ser identificadas en el contexto socio-político-cultural de cada país, de forma a facilitar la implementación de estrategias que logren el acceso al tratamiento adecuado. Por consenso las autoridades sanitarias y reguladoras de fármacos a nivel mundial, incluida la OMS y otros organismos de Naciones Unidas (tales como INCB), clasifican los opioides simultáneamente de “medicamentos esenciales” con exigencia de accesibilidad por su imperiosidad sanitaria, y “substancias controladas” (aquí ya denominados por el término legal de “estupefacientes”), por la posibilidad de uso no terapéutico, con desvío ilícito y riesgo de adicción, exigiendo que su disponibilidad deberá ser estrictamente monitoreada por gobiernos. El principal tratado internacional de regulación de la disponibilidad de opioides, la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961, enmendada por el protocolo de 1972 (5), reconoce a los opioides como “substancias controladas”. En su preámbulo establece que la “adicción a medicamentos narcóticos constituye un mal grave”, aunque “la utilización de medicamentos narcóticos sigue siendo indispensable para el tratamiento del dolor”. La adopción universal de este tratado, sigue siendo altamente eficaz en la prevención de la diversión de opioides Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 en el comercio internacional y en la protección de la sociedad de las consecuencias de dependencia. Sin embargo, no ha sido colocada igual relevancia en el objetivo esencial de asegurar que los opioides estén disponibles para fines médicos y científicos. Como consecuencia, los opioides se mantienen inaccesibles a una mayoría de la población en el mundo. La Convención Única clasifica a los opioides por su potencial de adicción (morfina representa nivel I) y requiere el registro de todo el proceso de tratamiento y el cálculo de las necesidades médicas de opioides. Establece las normas de producción, manufacturación y distribución. También regenta la expedición de opioides entre países, de acuerdo con la aprobación de importación y exportación, y define las necesidades para distribución segura dentro de un país. Define el proceso de importación o manufacturación los opioides y la distribución por fabricantes o almacenistas para hospitales o farmacias, de donde son dispensados a los pacientes por el personal sanitario. Requiere que todos los individuos y compañías en el sistema de distribución estén licenciados y debidamente autorizados y que las transferencias de opioides se realicen apenas entre partes debidamente registradas. Los pacientes deben acceder a opioides apenas bajo prescripción médica. Se deberán mantener registros e informes sobre el consumo que deben ser presentados a la autoridad nacional de reglamentación. Todo esto, junto con arreglos e inspecciones de seguridad, permiten la detección de “fuga” o “diversión” del sistema legal de distribución. Los gobiernos que se adhieren a la Convención Única han acordado poner sus leyes y regulaciones en línea con estas normativas y establecer que la disponibilidad sanitaria de opioides esté en conformidad con sus determinaciones. La Convención Única define que serían las entidades gubernamentales competentes las que tienen la obligación de definir sus propias normativas de fiscalización para prevenir abuso, tráfico y desviación, mientras aseguran la disponibilidad para uso médico de los opioides. La implementación por los gobiernos de normativas muy restrictivas en la cadena de distribución de los opioides (autoridades nacionales reguladoras del medicamento, importadores y exportadores, fabricantes, mayoristas y almacenistas, médicos, enfermeros y farmacéuticos), son factores importantes de limitación de la accesibilidad de opioides y se han identificado como responsable del bajo consumo de opioides a escala global. Para ultrapasar las barreras universales a la prescripción de opioides, disminuir las desproporcionales diferencias de consumos entre países desarrollados y no desarrollados, y para abarcar también un número aún mayor de enfermedades no oncológicas que cursan con dolor moderado a severo en que los opioides son la prioridad terapéutica, la OMS ha elaborado normativas en 2013 (6) que revisan los conceptos definidos por la OMS en 2000 (7). La OMS considera alcanzada la optimización de resultados en salud pública, cuando a la vez se maximiza el acceso y se minimiza el abuso de opioides. Todos los países tienen una 68 obligación dual, basada en imperativos de legales, políticos y de salud pública, de asegurar que los opioides estén disponibles para fines médicos y de proteger a las poblaciones de su abuso y dependencia. Los países deben tener como objetivo una “política de equilibrio” entre ambas obligaciones. Con la finalidad de facilitar a los gobiernos la detección y eliminación de impedimentos a la disponibilidad de opioides, la OMS ha definido guías de autoevaluación que permiten a los gobiernos determinar la adecuación de sus políticas nacionales de fiscalización, para asegurar su disponibilidad para fines médicos y científicos, e identificar y corregir los obstáculos responsables por su insuficiente accesibilidad: –– Los factores relacionados con las políticas socio-sanitarias (no reconocimiento del tratamiento del dolor como prioridad asistencial, políticas muy restrictivas por las autoridades gubernamentales por temor a desviación de opioides para uso no médico y temor exagerado de inducir adicción, políticas nacionales excesivamente represivas de fiscalización y excesiva carga burocrática en la adquisición, fabricación, licencias, certificados, almacenamiento y distribución de opioides, limitan la disponibilidad de opioides). –– Los factores relacionados con la industria farmacéutica (altos costes de opioides por impuestos sobre productos importados y licencias, ganancias para productores, distribuidores y farmacéuticos, limitan la accesibilidad a opioides). –– Los factores relacionados con los profesionales de salud (la falta de formación pre y posgrado, la no prioridad asistencial en el tratamiento del dolor, contribuyendo a la perpetuación de mitos sobre los opioides, conduce a la insuficiente prescripción de opioides y limita la accesibilidad a estos). –– Los factores relacionados con los pacientes (la resistencia del paciente y su familia al tratamiento del dolor, por temor a adicción y dependencia, miedo a acelerar la enfermedad o inducir muerte, o distraer del tratamiento de la enfermedad causal, mantenidos por los profesionales de salud y la sociedad, limitan la accesibilidad a opioides). La implementación de medidas de corrección en cada vertiente, y la posibilidad de una eficaz comunicación entre los profesionales y reguladores, permitirán derrumbar barreras y aumentar la disponibilidad y accesibilidad del opioide. El consumo terapéutico de morfina es considerado indicador de desarrollo de un país. El consumo global de morfina es muy distinto de país para país. La OMS monitorea el consumo de morfina (como probablemente el mejor indicador en dolor moderado a severo oncológico), como el índice de progreso en el tratamiento del dolor. La INCB, que coopera con los gobiernos nacionales para administrar la Convención Única, con el objetivo de forma a impedir que la cantidad de opioides manufacturados o importados exceda las estimativas oficiales de opioides, monitoreando la excesiva importación o exportación y minimizando RESÚMENES DE PONENCIAS el riesgo de diversión para fines no médicos. Así colecta y publica los datos anuales de consumo de cada país a partir de sus reportes, bien como la estimativa de sus necesidades para el año siguiente, de acuerdo con los datos de las autoridades reglamentarias nacionales en el año en curso. Los países pueden poseer distintos métodos para calcular las estimativas, pero el INCB debe ser informados del método utilizado y si se proceden a alteraciones. La INCB ha reconocido que los opioides son infrautilizados en el tratamiento del dolor, y ha llamado a los gobiernos a reevaluar sus necesidades. La responsabilidad para determinar las estimativas necesarias para satisfacer las necesidades médicas de un país descansa enteramente en las autoridades reglamentarias del medicamento de un gobierno y típicamente refleja en algún grado la cantidad de opioides consumidos en años anteriores. La comunicación entre trabajadores sanitarios y reguladores del medicamento son esenciales para garantizar la comprensión de los objetivos de cada uno. Es importante para los expertos en dolor y asociaciones médicas comprender la distribución de opioides en su país, conocer las estimativas nacionales de opioides y tener en cuenta las preocupaciones de las entidades reguladoras. El abuso de opioides es una realidad y los trabajadores sanitarios deben cooperar con las campañas para impedir su diversión. También es importante para las entidades reglamentarias informarse de la importancia del alivio del dolor para el paciente y para la salud pública. Información sobre prescripción de opioides, esclarecimiento de que la dependencia psicológica es una consecuencia rara de la utilización de opioides, el entrenamiento de profesionales sanitarios para garantizar adecuado tratamiento del dolor, y el conocimiento de que la utilización de opioides necesita ser incrementada, ayudarán a las decisiones de los reguladores cuya función será la de asegurar la integridad en la distribución de opioides y ayudarán en la promoción de alteraciones en las estimativas anuales de opioides. Los trabajadores sanitarios deben reportar a los reguladores exactamente qué opioides, dosis y formulaciones serán necesarias para asegurar que las estimativas son adecuadas a las necesidades de los pacientes. BIBLIOGRAFÍA 1. Cancer Pain Relief. World Health Organization. Genova; 1986. 2. Ensuring balance in national policies on controlled substances. Guidance for availibility and accessebility of controlled medicines. World Health Organization. Genova; 2011. 3. Report of the International Narcotics Control Board for 2012. United Nations. New York; 2013. 4. The use of essential drugs. Model list of essentual drugs (fourth revision). Second report of the WHO Expert Comitee. Genova. World Health Organization; 1985. 5. Single Convention on Narcotic Drugs 1961, as amended by the 1972 Protocol mending the Single Convention on Narcotic Drugs 1961. United Nations. 6. Ensuring balance in national policies on controlled substances: guidance for availability and acccessibility of controlled medicines. Worl Health Organization. Genova; 2013. 7. Achieving balance in national opioids control policy: guidelines for assessment “. World Health Organization. Genova; 2000. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR69 AVANCES EN EL MANEJO DEL DOLOR ONCOLÓGICO: TRATAMIENTO INTERVENCIONISTA J. Arranz1, A. Mencias2, R. Calvo1, E. Carrillo1, J.L. Rodríguez3 Servicio de Anestesia, Reanimación y Terapia del Dolor. Unidad Dolor. 2Rehabilitación. Unidad Dolor. 3Unidad Dolor. Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria (HUNSC). Tenerife 1 INTRODUCCIÓN El tratamiento del dolor mediante técnicas intervencionistas aplicado a nivel oncológico es una opción terapéutica. Está indicado una vez fracasan tratamientos conservadores como opiáceos (5-10%) (Teunissen SC, 2007) o bien mediante el uso conjunto, con otros tratamientos, desde fases precoces, como recomienda la escuela holandesa. Este sería un modelo similar al dolor crónico no oncológico. Hay que tener en cuenta que, dada las características de los pacientes, los estudios que se realizan son limitados, principalmente por las características del paciente, sus expectativas y el componente ético, siendo difícil concluir con un grado de evidencia alto. Existe una gran variedad de técnicas aplicadas al dolor, nosotros lo hemos dividido de forma similar a las guías holandesas para intentar ser más pedagógicos y tener una forma de abordar el problema cuando tenemos al paciente. Por tanto lo hemos dividido en dos categorías principales: intratecales-epidurales y bloqueos específicos por áreas. ADMINISTRACIÓN EPIDURAL E INTRATECAL DE ANALGÉSICOS –– Evidencia científica bombas intratecales-epidural oncología. Bombas intratecales: 2B +; bombas epidurales: 2C+ –– Indicación: a) dolor precisa dosis muy altas de opioides oral, transdérmica, o sistémica; b) dolor que es sensible a los opiáceos sistémicos pero acompañados de efectos secundarios intolerables como náuseas, vómitos, estreñimiento, o reacciones alérgicas; y c) el dolor que no puede ser tratado con otras modalidades, tales como bloqueos neurolíticos, cordotomía, o técnicas neuroablativas. –– Fármacos: el uso de morfina intratecal en dolor oncológico presentó una evidencia científica basado en una revisión Cochrane de 2005. Ballantyne sólo fue capaz de incluir un ensayo clínico aleatorizado (ECA) que comparó la morfina intratecal vs. convencional (oral y transdérmica) en pacientes con dolor debido a cáncer. (Ballantyne and Carwood, 2005). Las tasas de éxito clínico fueron 85% y 71%, respectivamente. –– Recomendaciones: • No hay ensayos clínicos randomizados que comparen vía epidural vs. intratecal. En estudios no aleatorizados Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 sin control parece que no hay diferencias (Brogan S, 2010; Ballantyne JC, 2005). La administración epidural puede ser considerada para el tratamiento limitado en el tiempo o bien una modificación de la dosis rápida por la evolución de la enfermedad. Parece que la vía intratecal es la preferida pero no existe evidencia que lo justifique. • El uso combinado de fármacos, como los anestésicos locales a dosis subanestésicas intratecales (Deer TR, 2012), se recomienda para pacientes con dolor refractario debido a cáncer, especialmente cuando tienen un componente significativo del dolor neuropático. Con este fin, la morfina preferiblemente debe combinarse con un anestésico local. –– Observaciones: • Pacientes con expectativa de vida limitada pueden beneficiarse de sistemas percutáneos mediante bombas externas. • Si la expectativa es de meses (3-6 meses) el catéter lo tunelizaremos para prevenir riesgos de infección o desconexiones. • Pacientes con expectativas superiores a 6 meses, es una opción realista valorar sistemas con bombas internas implantables. • La elección entre sistemas implantables de suministro de fármacos y bombas externas depende principalmente de la esperanza de vida del paciente (Stearns, BoortzMarx et al., 2005). Un análisis coste-eficacia demostró que los sistemas implantables son preferibles sobre bombas externas si el paciente tiene una esperanza de vida de al menos 3 meses (Krames, 1999). CORDOTOMÍA: DOLOR UNILATERAL Cordotomía implica la creación de una lesión del tracto espinotalámico lateral en el nivel C1 a C2 de la médula espinal con el fin de aliviar el dolor unilateral localizada debajo del nivel del dermatoma C5. –– Indicación: cordotomía sólo se utiliza para los pacientes de cáncer que sufren dolor severo, refractario al tratamiento farmacológico. Las directrices holandesas para el tratamiento del dolor por cáncer recomiendan que estas opciones terapéuticas se deben considerar para los pacientes con una esperanza de vida limitada (1 año). –– Evidencia para cordotomía cervical: 2C +: disminución dosis opiáceos. Un estudio no aleatorio y observacional 70 RESÚMENES DE PONENCIAS (Nagaro, Amakawa et al., 1994) Otros autores informaron de una reducción del dolor considerable o incluso completa en 82% a 98% de los pacientes, en relación uso opioides (Amano, Kawamura et al., 1991, Stuart and Cramond, 1993). DOLOR ABDOMINAL ALTO SECUNDARIO A CÁNCER DE ESTÓMAGO-PÁNCREAS –– Evidencia científica: plexo celiaco neurolítico: 2A +; bloqueo nervios esplácnicos: 2B +. Un meta-análisis de 24 estudios que evaluaron la efectividad de bloqueo del plexo celiaco entre un total de 1.145 pacientes con diversos tipos de cáncer se publicó en 1995 (Eisenberg, Carr et al., 1995). Este análisis mostró que el 89% de los pacientes experimentan una reducción del dolor después de 2 semanas, con alivio completo. Las cifras correspondientes a los 3 meses fueron 90% y 56%, respectivamente. Más tarde, las publicaciones basadas en ECA a doble ciego han confirmado las conclusiones del meta-análisis que plexo celiaco conduce a reducir las puntuaciones de dolor y/o a una disminución del consumo de opiáceos. Los informes sobre la calidad de vida han sido variables. Existen varios estudios recientes randomizados demostrando su beneficio (Arcidiaacono PG, 2011; Amr YM, 2014). Dentro de las vías de abordaje, la vía endoscópica ha mostrado en un estudio randomizado su eficacia (Wyse JM, 2011). –– Bloqueo plexo celiaco vs. nervios esplácnicos: la elección entre estas dos técnicas depende de las preferencias y experiencia del médico. No existe evidencia de que uno sea superior a otro. En la literatura no se indica que uno sea superior a los otros, aunque los resultados de bloqueo nervio esplácnico a nivel Th11 parecen ser superiores a los del bloqueo plexo celiaco transaórtico. Abdominales no mostraron diferencias en los resultados entre los 3 grupos a los 2 meses de seguimiento. (Johnson, Berry et al., 2009). Un estudio comparativo encontró que etanolización de los nervios esplácnicos fue superior al bloqueo del plexo celiaco en cuanto al alivio del dolor y la calidad de vida. DOLOR VISCERAL PÉLVICO –– Evidencia intervencionista en oncología: 2C +. Parece que a pesar de la falta de evidencia diversos trabajos apoyan su realización en pacientes con dolor pélvico intratable (Amr YM, 2014). Normalmente en la bibliografía se basan en estudios realizados por Plancarte y Casasola, 1997. La indicación se realiza en pacientes con un tumor en la pelvis menor y dolor en el abdomen inferior. Los pacientes con dolor visceral refieren en la mayoría de los casos dolor sordo, mal definido indistintamente localizado. Sólo existen estudios observacionales. El estudio con mayor número de pacientes fue el de Plancarte y colaboradores (Plancarte, de Leon-Casasola et al., 1997). De los 277 pacientes incluidos en el estudio, el 51% reportó un alivio satisfactorio del dolor. Un estudio comparó los efectos de bloqueo del plexo hipogástrico con las de tratamiento farmacológico (Plancarte and Mayer-Rivera, 2002) y encontró un efecto favorable de bloqueo del plexo hipogástrico en el dolor y el consumo de opiáceos. –– Consideraciones: Si el paciente sufre de dolor radicular o zonas dolorosas extensas en la parte baja del abdomen o parte inferior del cuerpo, la opción de tratamiento preferida es el control del dolor mediante abordaje epidural o intratecal. DOLOR PERINEAL –– Evidencia científica: evidencia para la fenolización intratecal de raíces sacras inferiores/cauda equina actualmente: 0. Ningún estudio de alta calidad sobre el tema ha sido publicado en los últimos 20 años. Tres informes de casos recientes incluyen un número limitado de pacientes. Los resultados de estos informes fueron variables: la duración media del efecto fue de 3 meses, pero las dosis de opioides se pudo reducir a 60% (Rodriguez-Bigas, Petrelli et al., 1991; Candido and Stevens, 2003; Slatkin and Rhiner, 2003). –– Indicaciones: se puede considerar para pacientes con dolor perineal debido a tumores de la pelvis. La técnica se indica en pacientes que tienen extirpado el ano con un estoma de colostomía y un catéter vesical permanente. También con incontinencia urinaria y fecal previa/ano artificial. VERTEBROPLASTIA Y CIFOPLASTIA Parece que diversos estudios apoyan su eficacia en pacientes con procesos oncológicos (Craig, 2011; Chwistek, 2012; Terpos, 2013), presentando una evidencia científica para fracturas vertebrales por compresión con o sin tumor infiltrante en vertebroplastia: 2B + y con cifoplastia: 2B +. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 1. Fundamentos en el intervencionismo dolor oncológico: Basado en Evidence-Based Interventional Pain Medicine. According to clinical Diagnoses. Edited by Jan Van Zundert et al. Wiley-Blackwell;2011. Pain in Patients with Cancer. Kris C. P. Vissers. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR71 UTILIZACIÓN PROLONGADA DE OPIÁCEOS PARA EL TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO NO ONCOLÓGICO EN EUROPA: ANÁLISIS DE RIESGO-BENEFICIO M.J. Sánchez del Águila Unidad de Dolor. Hospital Costa del Sol. Marbella, Málaga INTRODUCCIÓN El uso de opioides en el tratamiento del dolor crónico no oncológico (DCNO) ha aumentado considerablemente en los últimos años, pero la controversia surge en cuanto a su eficacia a largo plazo y su seguridad frente a los beneficios que se obtienen. El uso de opioides en el tratamiento del DCNO sólo es justificable cuando otros métodos analgésicos con menos riesgos y efectos secundarios han sido probados sin éxito, y sólo deberán usarse si la mejora en calidad de vida debida a la analgesia supera la carga que los efectos secundarios suponen para el paciente. CAUSAS DE DCNO TRATADAS CON OPIOIDES En 2006 Breivik y cols. revelan que en Europa, uno de cada cinco adultos sufre DCNO (19%). Un tercio de ellos sufre dolor intenso (NRS 8-10), y la mitad un dolor constante, siendo las causas de dolor más comunes el dolor de origen articular (42%), seguido por el dolor de espalda (21%), dolor post-quirúrgico o postraumático (15%) y dolor neuropático (4%). Tanto el dolor nociceptivo como el dolor neuropático responden a tratamiento con opioides. En una reciente revisión, Reid y cols. afirman que en Europa, el analgésico más utilizado en el tratamiento del DCNO son los AINE (43-44%), seguido por los opioides (22,4-23%). Además, para el dolor neuropático, los fármacos más utilizados fueron los anticonvulsivantes (50,7%), seguidos por los antidepresivos (28,7%). A pesar de la alta incidencia de dolor de gran intensidad se observa que la prescripción de opioides para su tratamiento es relativamente baja, lo que nos lleva a pensar que los médicos no prescriben opioides porque el dolor no es lo suficientemente intenso, o por precaución ante las consecuencias del uso prolongado de opioides. en tratamiento con oxicodona naloxona por DCNO en los que se observa una mejora significativa en la función intestinal en comparación con oxicodona sola. Por otra parte, Wild y cols. realizan un análisis similar en pacientes tratados con tapentadol para DCNO por más de 1 año, en el que se observan buena tolerabilidad y mantenimiento estable de la dosis. Sin embargo, la evidencia disponible que apoya la efectividad de los opioides en el tratamiento del DCNO es escasa. Una revisión sistemática Cochrane concluye que muchos pacientes abandonan el tratamiento con opioides debido a los efectos secundarios o la falta de efectividad, aunque hay débil evidencia que sugiere que los que continúan con el tratamiento obtienen un alivio significativo de su dolor. Por otra parte, Chou y cols. sugieren que aunque la evidencia es limitada, el tratamiento con opioides puede ser efectivo en pacientes seleccionados a los que se re-evalúe frecuentemente. ANÁLISIS DE LOS EFECTOS SECUNDARIOS Son bien conocidos los efectos que el consumo a largo plazo de opioides produce, siendo los más frecuentes sedación, mareo, náuseas, vómitos, estreñimiento, dependencia física, tolerancia y depresión respiratoria. También se observan interferencias con el metabolismo óseo y el sistema endocrino. Aunque en el contexto del paciente con dolor el riesgo de dependencia psicológica es bajo, es necesaria vigilancia para detectar su desarrollo. Esto puede suponer una barrera a la administración de opioides ya que la adicción, que es más frecuente en el contexto de individuos sin dolor, no se considera como un elemento aparte. Una revisión sistemática encontró 7 casos de adicción en 4.884 pacientes en tratamiento por DCNO, lo que indica un porcentaje de adicción del 0,14%. Un predictor potente de abuso potencial es la historia de abuso de drogas o alcohol, aunque no existen factores suficientes para identificar a los individuos en riesgo de adicción. ANÁLISIS DE TERAPIA CON OPIOIDES A LARGO PLAZO SEGUIMIENTO En una revisión de pacientes en tratamiento prolongado con morfina oral, Portenoy y cols. encuentran que dos tercios de los pacientes precisaban menos de 20 mg de morfina al día para controlar su dolor. En otro estudio con 106 pacientes, Roth y cols. observaron una dosis media estabilizada de 40 mg/día de morfina y un descenso de los efectos secundarios conforme avanzaba el tratamiento. Blagden y cols. realizan un análisis de varios estudios a largo plazo con 476 pacientes Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 Los pacientes en tratamiento con opioides deben tener un seguimiento rutinario mensual durante los primeros 6 meses de tratamiento hasta conseguir una dosis estable, tras lo que las revisiones se pueden espaciar, aunque deben mantenerse a intervalos regulares para monitorizar cambios en el perfil de efectos secundarios incluyendo mal uso o abuso. La falta de adherencia al tratamiento, peticiones de incremento de dosis, uso simultáneo 72 RESÚMENES DE PONENCIAS de psicótropos no prescritos, pérdida o falsificación de prescripciones, peticiones de adelanto de cita o fallos en el seguimiento de la dosificación, deben ser advertencias de uso patológico de opioide ante el que se deben tomar medidas inmediatas. CONCLUSIONES Aunque el uso a largo plazo de opioides en el tratamiento del DCNO, existen evidencias de que los pacientes que pueden continuar el tratamiento con opioides consiguen un alivio significativo de su dolor. La prevalencia del DCNO es alta en Europa, y el miedo al abuso de opioides o el desarrollo de adicción, no debe prevenir de la administración de opioides, siempre que los pacientes sean correctamente seleccionados y revisados regularmente. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 1. World Health Organization. WHO’s cancer pain ladder for adults, 2014. Available from: www.who.int/cancer/palliative/painladder/ en/ (accessed 25 February 2014). 2. Breivik H. European Journal of Pain 2005;9(2):127-30. 3. Portenoy RK, Foley KM. Pain 1986;25(2):171-86. 4. HSCIC. Health Survey for England - 2011: Chapter 9: Chronic pain. Available from: www.hscic.gov.uk/catalogue/PUB09300 (accessed 18 March 2014). 5. Breivik H, Collett B, et al. European Journal of Pain 2006;10(4):287333. 6. The British Pain Society. Opioids for persistent pain: good practice. London: The British Pain Society; 2010. 7. Reid KJ, Harker J, et al. Current Medical Research and Opinion 2011;27(2):449-62. 8. Roth SH, Fleischmann RM, et al. Archives of Internal Medicine 2000;160(6):853-60. 9. Noble M, Treadwell JR, et al. Cochrane Database of Systematic Reviews 2010; Issue 1. Art No: CD006605. DOI: 10.1002/14651858.CD006605.pub2. 10. Chou R, Fanciullo GJ, et al. Journal of Pain 2009;10(2):113-30. 11. Benyamin R, Trescot AM, et al. Pain Physician 2008;11(2 Supl.):S105-120. 12. Duarte RV, Raphael JH, et al. Pain Physician 2013;16(1):9-14. 13. Duarte RV, Raphael JH, et al. BMJ Open 2013;3(6):pii: e002856. 14. Turk DC, Swanson KS, et al. Clinical Journal of Pain 2008; 24(6):497-508. 15. Ballantyne JC, Mao J. New England Journal of Medicine 2003;349(20):1943-53. 16. Borsook D. Brain 2012;135(Pt 2):320-44. 17. Kumar K, Rizvi S, et al. Pain Practice 2013. doi:10.1111/papr.12126. 18. Kumar K, Taylor RS, et al. Pain 2007;132(1-2):179-88. 19. Raphael JH, Duarte RV, et al. BMJ Open 2013;3(7):pii: e003061. DOLOR DE ESPALDA Y NEUROMODULACIÓN. INTRODUCCIÓN J.A. López López, G. Gómez Benítez Servicio de Neurocirugía y Clínica del Dolor. Hospital Universitario Puerta del Mar. Cádiz INTRODUCCIÓN El Grupo de Trabajo de Neuromodulación de la Sociedad Española de Dolor, al igual que los otros grupos de trabajo, organiza con ocasión del Congreso de la SED una actividad científica. Este año, el tema escogido es el de la estimulación eléctrica para tratar el dolor de espalda. Hasta épocas relativamente recientes, existía el paradigma de que los casos de dolor crónico de etiología diversa en los que predomina el dolor axial de características mecánicas, el tratamiento mediante estimulación eléctrica medular (EEM) estaba condenado al fracaso. Esto conducía a considerar diferentes terapias. Las más frecuentemente usadas son: la artrodesis espinal, en especial en los casos en los que el dolor lumbar es secundario al síndrome postlaminectomía (SPL), y la terapia intratecal a través de bombas implantables. La cirugía (inicial o repetitiva) en sus diferentes formas no ha conseguido alcanzar resultados satisfactorios para los niveles de evidencia actualmente considerados (1). La terapia intratecal es una alternativa terapéutica de uso muy extendido. Sin embargo es de todos conocido que el paciente que entra en esta terapia adquiere una relación muy dependiente de su Unidad de Dolor, tiene importantes reper- cusiones endocrinológicas y está sometido a riesgos clínicos incluso vitales derivados del malfuncionamiento y las complicaciones de los dispositivos (2). Para los casos mixtos, de dolor radicular y axial, la mayor parte de los especialistas en tratamiento del dolor con experiencia en neuromodulación prefieren la EEM por los resultados, complicaciones menos severas y menor dependencia del paciente de la unidad del dolor. LA ESTIMULACIÓN ELÉCTRICA EN EL DOLOR DE ESPALDA Hasta ahora, el paradigma era: “sin parestesias no hay alivio del dolor”. En la práctica la obtención de parestesias axiales con un solo electrodo filiforme era muy difícil. Más difícil aún era mantener estas parestesias a lo largo del tiempo. La explicación reside en un hecho anatómico: las fibras sensitivas responsables de la percepción táctil de la espalda son muy escasas, profundas y muy laterales en su ubicación en los cordones posteriores (3) (Fig. 1). Un electrodo situado en la línea media necesitaría una intensidad de corriente muy elevada para estimular estas fibras Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR73 Profundizando en el conocimiento de los mecanismos de acción Fig. 1. Distribución somatotópica de las fibras sensitivas en los cordones posteriores, tomada (y modificada) de Feirabend y cols. (3). Obsérvese cómo las fibras responsables de la sensibilidad de la zona axial se encuentran muy laterales y profundas en los cordones posteriores. tan lateralizadas. Esto daría lugar a la percepción de una estimulación dolorosa en el resto de las estructuras. Asimismo se induciría dolor al estimularse las fibras de la raíz dorsal, muy próximas al área topográfica axial. Por ello hace años empezaron a desarrollarse diversas estrategias encaminadas a obtener alivio del dolor axial mediante estimulación eléctrica. Recientemente se ha hecho una excelente revisión sobre esta cuestión (4). La primera estrategia que funcionó es la que parecía más obvia y se expone a continuación. Estimulación con dos o más filas de contactos Por una parte se desarrollaron generadores que permitían más y más contactos (actualmente hasta 32) lo que permitía la inserción de 2 o 3 electrodos filiformes o bien electrodos planos de tipo quirúrgico con hasta 5 filas de contactos. Tantos contactos, situados a ambos lados de la línea media, permiten estimular estas fibras laterales que median la sensibilidad axial y por otra parte permiten la estimulación transversal: el flujo eléctrico atraviesa los tractos nerviosos situados a uno y otro lado de la línea media. A este respecto uno de los ponentes de nuestra actividad científica, el Dr. García March, de Valencia, tendrá la oportunidad de ilustrarnos sobre las bases teóricas y sus excelentes resultados, recientemente publicados (5). Las investigaciones acerca de la línea media son muy importantes. Otro de los ponentes de nuestra actividad, el Dr. Paz Solís, de Madrid, nos informará acerca de sus recientes trabajos sobre estimulación y determinación de la línea media fisiológica. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 Otra vía es la profundización en el conocimiento de los modos en los que la electricidad actúa sobre las estructuras nerviosas: La Dra. Lisa Johaneck, de Minneapolis, hará un recorrido y puesta al día de los conocimientos más recientes acerca de estas cuestiones tanto en animal de experimentación como en estudios clínicos. Dentro de los cambios de los conceptos, la mayor innovación ha venido de la mano de la rotura del paradigma: “sin parestesias no hay alivio del dolor”. Inicialmente con la utilización de altas y muy altas frecuencias, de las cuales nos hablarán los Dres. Ricardo Vallejo, de Bloomington, sobre modelos de 10 KHz, y David Abejón, de Madrid, con modelos de estimulación de unos 1200 Hz. Completará la revisión el Dr. Mark Plazier, de Antwerp, sobre su experiencia en el tratamiento del dolor raquídeo con parámetros de estimulación en ráfagas de alta frecuencia. Como resulta evidente, el consumo energético de estos tipos de corriente es muy elevado. Su desarrollo no habría sido posible sin que acompañara la existencia de generadores capaces de proporcionar esta energía, cosa que ha sucedido con la aparición de los generadores recargables. Métodos mixtos Existe también la posibilidad de inducir parestesias directas en zonas concretas de la espalda con la colocación de electrodos subcutáneos y mediante sistemas mixtos subcutáneos y espinales. También con estos sistemas tenemos la suerte de contar con otro gran especialista como es el Dr. Al Kaisy, de Londres, con su ponencia sobre los sistemas sin cableados de extensión ni generadores. ¿Y cuando, a pesar de estos métodos tan sofisticados, todo falla? Para hablar de esto tenemos al Dr. Robaina, de Las Palmas, para volver al inicio del planteamiento. Todavía vigente en muchas Clínicas de Dolor, el tratamiento del dolor axial rebelde sólo se consigue con la infusión intratecal de fármacos. CONCLUSIONES Esta actividad del GTSEDN pretende una puesta al día de una de las muchas formas de tratar un dolor tan frecuente como el de la espalda: la neuroestimulación. 74 RESÚMENES DE PONENCIAS BIBLIOGRAFÍA 1. Chou R y Huffman LH. Guideline for the Evaluation and Management of Low Back Pain. Evidence Review. American Pain Society. 2015. Available at: http://americanpainsociety.org/uploads/education/guidelines/evaluation-management-lowback-pain.pdf 2. Prager J, Deer T, Levy R, Bruel B, Buchser E, Caraway D, et al. Best practices for intrathecal drud delivery for pain. Neuromodulation 2014;17:354-72. 3. Feirabend HKP, Choufoer H, Ploeger S, Holsheimer J, van Gool JD. Morphometry of human superficial dorsal and dorsolate- ral column fibres: Significance to spinal cord stimulation. Brain 2002;125:1137-49. 4. Deer T, Pope J, Hayek S, Narouze S, Patil P, Foreman R, et al. Neurostimulation for the treatment of axial back pain: A review of mechanisms, techniques, outcomes, and future advances. Neuromodulation 2014:17:52-68. 5. García March G, Bordes V, Roldán P, Real L, González Darder JM. Estimulación medular crónica y síndrome de cirugía de espalda fallida. Resultados clínicos con la utilización de electrodos planos quirúrgicos. Neurocirugía 2015;26:78-83. ESTUDIOS ACERCA DE LA LÍNEA MEDIA FISIOLÓGICA J.F. Paz Solís1, S. de Santiago2 Servicios de Neurocirugía y 2Neurofisiología. Hospital Universitario La Paz. Madrid 1 INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS Una de las principales preocupaciones del especialista al tratar el dolor crónico con estimulación, con el implante epidural de un electrodo quirúrgico, es su correcta colocación, siendo realizado generalmente mediante laminectomía/laminotomía (técnica más o menos invasiva) que nos permite una estimulación medular satisfactoria. Se han desarrollado diferentes modelos publicados ampliamente en la literatura médica (anestesia local con cirugía mínimamente invasiva, anestesia epidural segmentaría) (1), con el fin de conseguir testar intraoperatoriamente un mapa de la médula en la zona del implante para poder conseguir lo más correcto centrado del electrodo (2) y un posicionamiento del nivel adecuado para conseguir posteriormente parestesias que cubran la zona del dolor a tratar (3). Nuestro objetivo se centra en realizar un mapeo intraoperatorio de los dermatomos estimulados, basado en la respuesta electromiográfica, producidos con la estimulación de la médula espinal (EME) realizado con el implante de un electrodo quirúrgico de 32 contactos, en orden a obtener los limites de la línea media fisiológica en su posición en relación a la línea media anatómica, con el fin de conseguir una colocación óptima de dicho electrodo quirúrgico. tactos que se activaban. El equipamiento de monitorización intraoperatorio es el NIM-ECLIPSE System. La cobertura de la estimulación fue evaluada posoperatoriamente con las respuestas obtenidas con la colaboración del paciente. RESULTADOS Caso clínico 1 En este paciente no se encontraron respuestas adecuadas con el equipo de monitorización cuando estimulábamos con el ETS, concluyendo que esto sucedía porque la amplitud establecida no fue lo bastante alta para alcanzar el umbral de respuesta adecuada. Una clara respuesta se obtuvo cuando conectábamos el electrodo al equipo de monitorización de neurofisiología y testamos los 32 contactos, estableciendo correctamente los límites de la línea media fisiológica: parte izquierda los contactos del 1 al 14; estimulación bilateral con los contactos 15, 16 y 17 y estimulación del lado derecho con los contactos del 18 al 32 (Fig. 1). MATERIAL Y MÉTODO Se han realizado procedimientos con dos pacientes con dolor lumbar y MMII, con anestesia general y con electrodos de agujas colocados en las áreas que serán analizadas: abdomen, cuádriceps, gastronécmicos, tibial anterior, abductor hallicus y músculos intercostales. Se realizó una laminectomía en línea media T9-T10 con la colocación de una placa quirúrgica de 32 contactos, con 4 columnas de 8 contactos, colocados en la línea media anatómica con la ayuda de fluoroscopio. El electrodo fue conectado a un estimulador externo para fase de prueba (ETS) y se registraba la respuesta electromiográfica con una serie de con- Fig. 1. Mapeo IO del paciente del caso clínico 1. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR75 Caso clínico 2 De la primera experiencia nos permitió estimular a este paciente con el ETS y alcanzar el umbral configurando con amplitudes y anchura de pulso altas, obteniendo respuestas que fueron: lado izquierdo con los contactos 1, 2 y 4; respuesta bilateral con los contactos 7, 12, 16, 20, 28 y 32 y lado derecho con los contactos 18, 25 y 26. Se realizó también un tripolo transverso con intensificación anódica (Fig. 2), obteniendo estimulación bilateral y concluyendo que se necesitan unos parámetros de estimulación mucho más bajos con esta configuración para obtener una respuesta neurofisiológica. La valoración de la cobertura posoperatoria fue muy buena en los pacientes, siendo amabas partes bien estimulados como se predecía con la monitorización intraoperatoria. Fig. 3. Mapa de parestesias a los 3 meses. DISCUSIÓN Los electrodos quirúrgicos en SCS son frecuentemente implantados con anestesia general, siendo imposible obtener una respuesta verbal del paciente del área correctamente estimulada. Más aún una correcta colocación con la línea media anatómica con fluoroscopio no siempre predice una correcta colocación en la línea media fisiológica. Al cabo de 6 meses en control ambulatorio obtenemos en los pacientes una cobertura muy similar de parestesias, con un alivio del dolor superior al 80%, mostrando un mapa de parestesias (Fig. 3) como el que se muestra del caso clínico 2: CONCLUSIONES La respuesta de la monitorización intraoperatoria en EME puede proporcionar una buena información para corregir la colocación de un electrodo quirúrgico con respecto a la línea media fisiológica, obteniendo una cobertura precisa y evitando de este modo una estimulación desagradable o inefectiva. BIBLIOGRAFÍA Fig. 2. Mapeo IO del paciente del caso clínico 2 (tripolo transverso). 1. García-Pérez ML, Bádenes R, García March G, Bordes V, Belda FJ. Epidural anaesthesia for laminectomy electrode placement in spinal cord stimulation. Anasth Analg 2007;105:1458-61. 2. Shils JL, Arle JE. Intraoperative neurophysiologic methods for spinal cord stimulator placement under general anesthesia. Neuromodulation 2012;15:560-72. 3. Air EL, Toczyl GR, Mandybur GT. Electrophysiologic monitoring for placement of laminectomy leads for spinal cord stimulation under general anesthesia. Neuromodulation 2012;15:573-80. MECHANISM RESEARCH FOR ENHANCING SCS THERAPY EFFICACY L. M. Johanek Medtronic, Minneapolis, MN The gate control theory is often referenced as the main “mechanism” for spinal cord stimulation (SCS). However, pointing to the gate control theory as a single mechanism preRev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 sents challenges, in part due to the complex changes which occur during neuropathic pain states. Furthermore, while a broader picture of SCS mechanisms is emerging, how they 76 RESÚMENES DE PONENCIAS relate to pain relief is still unclear. This presentation will discuss the basic concepts related to the neuronal elements involved in spinal cord stimulation and the influence of certain parameters on neuronal modulation. Computational modeling suggests that much of the energy delivered from the spinal Fig. 4. Fig. 1. Fig. 2. Fig. 5. Fig. 3. Fig. 6. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR77 cord stimulation lead flows through the cerebrospinal fluid, and only about 10% will reach the dorsal column fibers. Data from animal models is emerging, suggesting that specific parameters may be chosen to target more specific analgesic or anti-hyperalgesic mechanisms. Specifically, data related to the frequencies of 4 Hz, 50 Hz, 500 Hz, and 1000 Hz suggests multiple neural mechanisms that may be activated. Furthermore, evidence from animal models is emerging which reports that higher charge delivery to the spinal cord with higher duty cycles may engage mechanisms similar to, but unique from, more conventional, lower duty cycle, programming. As a better understanding of pain and disease mechanisms develops, a parallel understanding of spinal cord stimulation-induced mechanisms may be important for patient-specific and individually-tailored therapies. Fig. 7. ESTIMULACIÓN MEDULAR CRÓNICA Y SÍNDROME DE CIRUGÍA DE ESPALDA FALLIDA: TRATAMIENTO CON ELECTRODOS PLANOS QUIRÚRGICOS G. García-March Servicio de Neurocirugía. Hospital Clínico Universitario. Valencia. Departamento de Cirugía (Área de Neurocirugía). Facultad de Medicina y Odontología. Universidad de Valencia. Valencia INTRODUCCIÓN El dolor originado tras cirugía raquídea es un cuadro patológico con una importante incidencia y prevalencia. Es además un trastorno con un enorme impacto socio-sanitario, con importantes repercusiones psicológicas y económicas tanto en el paciente que lo sufre como en la sociedad que tiene que sufragar los gastos que el mismo supone. En la actualidad existe un enorme abanico de posibles soluciones quirúrgicas a los diferentes problemas raquídeos que, en general, deben ser abordados de forma multidisciplinar. Sin embargo, queda un grupo de pacientes con dolor en los que la cirugía convencional no ofrece garantías suficientes de eficiencia y seguridad o bien esta ha fracasado, y que demanda solución a sus problemas. Es precisamente en estos grupos donde se están buscando nuevas alternativas terapéuticas y entre ellas, la estimulación eléctrica medular ha resultado ser de las más novedosas, seguras y eficaces. ETIOPATOGENIA Y FISIOPATOLOGÍA El síndrome de cirugía fallida de espalda o de postlaminectomía es un término no específico que describe el dolor crónico persistente que aparece entre el 10-40% de pacientes sometidos previamente a cirugía lumbar (1). En general se acepta que se trata de un dolor lumbar con o sin comproRev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 miso radicular, con o sin irradiación a miembros inferiores, persistente o recurrente, que se presenta tras una cirugía correctamente realizada de columna lumbar y donde no se evidencia ninguna patología macroscópica que justifique una reintervención (2,3). Aunque este síndrome generalmente se ha asociado a la columna lumbar, cada vez se ven más pacientes con problemas en raquis cervical y extremidades superiores tras la cirugía a esos niveles y que también podrían ser englobados dentro de esta entidad. En la etiopatogenia del síndrome se suelen reconocer estenosis, degeneración de los segmentos adyacentes, hernia de disco recurrente, fragmentos de disco retenidos, espondilolistesis, fibrosis, enfermedad discal degenerativa, radiculopatía, dolor discal, dolor facetario, dolor sacroiliaco, discitis, aracnoiditis, pseudoartrosis e inestabilidad segmentaria. La fibrosis epidural está presente en un 20-36% de los pacientes (3). Se trata de un dolor complejo en donde coexisten el dolor neuropático en la medida en que se han lesionado en mayor o menor intensidad estructuras nerviosas a esos niveles, y el dolor nociceptivo en cuanto que se están irritando y estimulando constantemente nociceptores subcutáneos y profundos de alrededor de la herida quirúrgica, lo que explicaría el dolor axial de la mayoría de estos síndromes. Frecuentemente se ve implicado en estos casos el sistema nervioso simpático. Los pacientes con síndrome de cirugía fallida de espalda pueden sufrir un dolor exclusivamente nociceptivo, normalmente en la región lumbar o cervical, o un dolor neuropático, 78 generalmente referido a varios dermatomos de una o varias extremidades. Sin embargo lo más común es una combinación de los dos, de tal forma que la situación más frecuente es la de un paciente que asocia un dolor nociceptivo en raquis lumbar y un dolor neuropático irradiado a lo largo de una o las dos extremidades inferiores. De todo lo expuesto hasta aquí se puede concluir que el dolor raquídeo residual es una patología habitual, compleja, cuyo abordaje suele ser difícil y su tratamiento con frecuencia frustrante, que suele asociar en los pacientes problemas laborales, psicológicos, sociales y económicos. Se impone por tanto un enfoque multidisciplinar con tratamientos que se realizan en escalonamiento progresivo y donde las técnicas de neuromodulación serían el último escalón terapéutico. OBJETIVOS La finalidad de esta ponencia es presentar los resultados clínicos, detalles técnicos, ventajas y beneficios de la implantación de electrodos planos de estimulación epidural en síndromes de espalda fallida que hemos tenido la oportunidad de tratar durante los últimos 9 años. MATERIAL Y MÉTODOS La estimulación medular se realizó en un total de 119 pacientes (52 hombres y 67 mujeres), con edades comprendidas entre los 29 y 73 años (47,3 de media) y que previamente habían sido diagnosticados de síndrome de espalda fallida o postlaminectomía. Todos ellos presentaban un dolor radicular en alguna de las extremidades, asociado o no a un dolor axial lumbar. La anestesia epidural para la implantación de los electrodos planos, fue inducida con ropivacaína inyectada con aguja de Touhy a nivel del espacio L1-L2, comprobando que tras un periodo de 20 a 35 minutos existía un nivel de analgesia adecuado y con una estabilidad hemodinámica suficiente para realizar el procedimiento. En todos los casos, a través de una laminotomía mínima realizada a nivel de T9-T10 o T10-T11, se implantó en el espacio epidural, un electrodo plano de ocho contactos (mod. 3998 Specify, Medtronic Inc., Minneapolis, MN) en un total de 38 pacientes, o un electrodo plano de moderna generación de dieciséis polos (mod. 39565 Specify 5-6-5, Medtronic Inc., Minneapolis, MN) en otros 81 casos. Los electrodos se ascendían uno o dos niveles vertebrales bajo control fluoroscópico. La posición de los electrodos siempre fue centrados en línea media o ligeramente lateralizados, verificándose siempre con control radiológico y con estimulación eléctrica peroperatoria. La situación definitiva de los electrodos se dispuso en función de la reproducción de parestesias eléctricas en la zona dolorosa de los enfermos. Los electrodos se conectaron con posterioridad a generadores de impulsos eléctricos de doble canal o recargables de la misma casa comercial. RESÚMENES DE PONENCIAS RESULTADOS En todos los casos la implantación del electrodo, así como la reproducción de parestesias eléctricas peroperatorias en la zona dolorosa, se realizó satisfactoriamente. El umbral de intensidad de corriente eléctrica para la reproducción de parestesias durante la cirugía fue tan sólo 1 v mayor que los registrados después de la implantación. Ninguno de los pacientes ha manifestado que el tiempo quirúrgico fuera doloroso o desagradable. Después de un seguimiento medio de 4,7 años, el resultado en cuanto a la mejoría de la situación dolorosa previa es idéntico al reflejado por todos los autores que emplean la estimulación medular crónica en estos cuadros. Así, previamente a la estimulación 110 de los casos implantados presentaban dolor continuo y 9 dolor paroxístico. Tras la estimulación, 7 pacientes permanecían con dolor continuo, 29 con paroxístico, 60 con dolor ocasional y 23 totalmente libres de dolor (Fig. 1). En la escala analógica visual se evidenciaba un descenso medio de los puntajes de 5,5. Los resultados globales fueron evaluados considerando cuatro categorías: excelente, entre el 75 y 100% de analgesia, sin requerimiento de analgésicos, mejoría de los trastornos vasomotores y vuelta a la vida activa social y laboral; bueno, entre el 50 y 75% de analgesia, requerimiento ocasional de analgésicos, mejoría de las alteraciones vasomotoras y vuelta a una vida social activa aunque no siempre laboral; medio, entre el 25 y 50% de analgesia, toma habitual de analgésicos y sin reincorporación al trabajo; y pobre, entre el 0 y 25% de analgesia, necesidad de otras medidas terapéuticas y sin reincorporación laboral. Siguiendo estos criterios en nuestra serie se han recogido 25 casos excelentes, el 21%; 62 buenos, el 52%; 20 medios, el 17%; y, 12 pobres que representaban el 10% del total (Fig. 2). Los parámetros eléctricos con los que se han recogido estos resultados fueron: una duración de pulso de 0,1 a 0,2 mseg, una frecuencia entre 80 y 120 Hz, atendiendo a la mayor comodidad del enfermo a la hora de notar la sensación parestésica, y una amplitud mínima a umbral de parestesias, que generalmente correspondía a 4-6 v. Los dos primeros parámetros no se han modificado a lo largo de los años. No así, la amplitud que se ha ido subiendo en función del agotamiento de los generadores, que se ha producido en los no recargables después de un periodo de funcionamiento medio de 6 años. Fig. 1. Resultados globales de la serie (I). Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR79 y a la mejoría de las actividades de la vida diaria (8). A pesar que el coste inicial de la técnica es alto, los beneficios a medio y largo plazo avalan empleo de la misma (9,10). Las complicaciones de la colocación de los electrodos planos de estimulación medular son mínimos, fácilmente tratables y raramente producen lesiones medulares. CONCLUSIÓN Fig. 2. Resultados globales de la serie (II). Las diferentes categorías de evaluación de resultados se explican en el texto. Los resultados no han variado en función del modelo de generador de impulsos eléctricos utilizado. No se han recogido serias complicaciones en el grupo, limitándose a la infección del bolsillo del generador en un caso que requirió la restitución del sistema. En 6 de los casos se ha tenido que explantar el sistema por ineficacia o intolerancia de la neuroestimulación a largo plazo. DISCUSIÓN Los resultados en el dolor raquídeo residual y sobre todo en el dolor crónico que aparece en el síndrome de cirugía de espalda fallida suele establecerse en una analgesia de más del 50%, que se mantiene a largo plazo, en el 60-80% de pacientes con radiculopatía con o sin dolor lumbar (4,5). Nuestra experiencia personal recogida a lo largo de más de veinte años de tratamiento con estimulación medular en dolores por patología de origen raquídeo es similar en cuanto a resultados en todos los campos (alivio del dolor, ingesta de opiáceos, calidad de vida, reincorporación socio-laboral) al publicado por otros autores (6). La reciente incorporación de la alta frecuencia en los sistemas de estimulación y los datos preliminares recogidos que demuestran una disminución del dolor de la zona lumbar y de miembros inferiores y un aumento en la calidad de vida de los pacientes, podrá dar más opciones terapéuticas en aquellos casos en los que la estimulación medular convencional no haya sido efectiva (7). En nuestro estudio se ha demostrado que la anestesia epidural es una técnica ideal que posibilita una adecuada implantación de electrodos planos de estimulación medular. Con esta técnica se consiguieron niveles de analgesia satisfactorios en el 100% de los pacientes, no requiriendo sedación adicional. La utilización de electrodos planos, a pesar de requerir una técnica más invasiva para su implantación, ofrecen mejores resultados a largo plazo en la estimulación, referidos siempre al alivio del dolor, a la posibilidad de reincorporación laboral Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 Este es el primer estudio, en una serie amplia de pacientes, de implantación de electrodos planos quirúrgicos para estimulación medular en síndromes de cirugía fallida de espalda o postlaminectomía, con bloqueo anestésico neuroaxial a nivel epidural. Con esta técnica el paciente está despierto, tiene una anestesia efectiva durante el acto operatorio, y la estimulación puede realizarse adecuadamente durante el mismo para verificar la posición fisiológica del electrodo. Los resultados clínicos obtenidos están en la línea de los recogidos por otros autores, que hacen aconsejar la neuroestimulación frente a una nueva cirugía espinal en estos cuadros. BIBLIOGRAFÍA 1. Chan CW, Peng P. Failed back surgery syndrome. Review article. Pain Medicine 2011;12:577-606. 2. Kumar K, Taylor RS, Jacques L, et al. Spinal cord stimulation versus conventional medical management for neuropathic pain: A multicentre randomised controlled trial in patients with failed back surgery syndrome. Pain 2007;132:179-88. 3. Van Buyten JP, Linderoth B. The failed back surgery syndrome: definition and therapeutic algorithms – An update. Eur J Pain 2010;(Supl. 4):273-86. 4. North RB, Kidd DH, Farrokhi F, Piantadosi SA. Spinal cord stimulation versus repeated lumbosacral spine surgery for chronic pain: A randomized, controlled trial. Neurosurgery 2005;56:98-107. 5. Taylor RS, Van Buyten JP, Buchser E. Spinal cord stimulation for chronic back and leg pain and failed back surgery syndrome: A systematic review and analysis of prognostic factors. Spine 2005;30:152-60. 6. García-Pérez ML, Badenes R, García-March G, Bordes V, Belda FJ. Epidural anesthesia for laminectomy lead placement in spinal cord stimulation. Anesth Analg 2007;105:1458-61. 7. Van Buyten JP. Tratamiento con sistemas de EEM de alta frecuencia en el dolor lumbar. In IX Congreso de la Sociedad Española del Dolor. Barcelona, España, 6-9 de Junio de 2012. 8. North RB, Kidd DH, Petrucci L, Dorsi MJ. Spinal cord stimulation electrode design: Prospective, randomized, controlled trial comparing percutaneous and laminectomy electrodes: Part II-Clinical outcomes. Neurosurgery 2005;57:990-6. 9. Kumar K, Malik S, Demeria D. Treatment of chronic pain with spinal cord stimulation versus alternative therapies: Cost-effectiveness analysis. Neurosurgery 2002;51:106-16. 10. Mekhail NA, Aeschbach A, Stanton-Hicks M. Cost benefit analysis of neurostimulation for chronic pain. Clin J Pain 2004;20:462-8. 80 RESÚMENES DE PONENCIAS PLAN ANDALUZ DE ATENCIÓN A LAS PERSONAS CON DOLOR E. Cuéllar Obispo Plan de Dolor de la Junta de Andalucía INTRODUCCIÓN El dolor es una experiencia sensorial y emocional compleja que se asocia a daño tisular presente o potencial; pero mientras que el dolor agudo es predominantemente un síntoma o manifestación de lesión tisular, el dolor crónico se considera una enfermedad en sí mismo. El dolor es un problema de alta prevalencia e impacto en las personas que lo padecen, en la sociedad y en los sistemas sanitarios de todos los países desarrollados. Todas las personas se ven afectadas en algún momento por la presencia de dolor. Un malestar que, en caso de ser intenso y/o crónico, disminuye considerablemente la calidad de vida de quien lo padece con consecuencias psicoemocionales, sociales y económicas importantes. El dolor continúa estando infraevaluado e infratratado. A ello contribuyen aspectos como creencias erróneas, carencias formativas o educativas, y el déficit de recursos materiales y organizativos, entre otros. La Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales valoró como una necesidad ineludible y un compromiso ético, evitar y minimizar el sufrimiento que el dolor produce en las personas y de ahí nació en 2009 el Plan Andaluz de Atención a las personas con Dolor. Su objetivo es aglutinar todos los esfuerzos para que la respuesta percibida por las personas afectadas sea cada vez más adecuada. La magnitud del dolor es difícil de determinar ya que los estudios existentes son heterogéneos en cuanto a su calidad metodológica, a la población a la que hacen referencia, a la terminología y a los propios sistemas de información. El Plan presenta, en su análisis de situación, una aproximación teniendo en cuenta diferentes fuentes a partir de una clasificación operativa: moderado en 64% e intenso en 12% (2% de la población adulta). En una reciente encuesta realizada por la Sociedad Andaluza de Dolor en 2012, se obtiene que el 15,5% de la población adulta sufre algún tipo dolor crónico. La causa más frecuente es el origen osteomuscular y su importancia radica en el impacto en la calidad de vida en las personas afectadas, con repercusión funcional (más de la mitad de las personas con dolor intenso -53%- reconocen que se han visto obligadas a reducir o limitar sus actividades habituales), en el sueño (42,24% de los casos), condicionando ansiedad (40,62%) y depresión (24,43%), y con importantes pérdidas de productividad (el 39,39% de las personas que sufren dolor intenso se ausentan de su puesto de trabajo vs. 3,35% de la población sin dolor) y elevados costes sanitarios directos e indirectos (incrementa por cinco la probabilidad de utilización de servicios sanitarios). Precisa por tanto de un abordaje multidisciplinar y multimodal, como veremos en el curso. Dolor oncológico (DCO) En el caso del DCO, en los estudios que incluyen a pacientes en todas las etapas de enfermedad se observa una prevalencia del 53%, llegando al 70% en la situación terminal. Así mismo, los pacientes con enfermedades crónicas progresivas como sida e insuficiencia cardiaca, pulmonar, hepática o renal tienen perfiles similares de síntomas; de hecho, el 50% de ellos presentan dolor en la situación terminal, lo cual produce un sufrimiento innecesario y puede ser devastador para el paciente en los últimos días de su vida. DOLOR PERIOPERATORIO (DPO) DOLOR CRÓNICO (DC) Es el dolor cuya duración es superior a tres meses, y es continuo o intermitente durante más de cinco días por semana, e incluye tanto el dolor de origen no oncológico (DCNO) como oncológico (DCO). Dolor crónico no oncológico (DCNO) Los datos sobre DCNO son variables. En España, en el estudio europeo Pain in Europe en 2010, se estima que 1 de cada 6 españoles presenta dolor crónico, con una prevalencia de un 17% en la población adulta, siendo leve en el 24%, Es el dolor que está en relación con la cirugía mayor y está causado por la enfermedad previa y el procedimiento quirúrgico en sí. El dolor perioperatorio sigue siendo insuficientemente tratado, ya que entre el 30-50% de los pacientes ingresados en hospitales que se han sometido a intervenciones quirúrgicas padecen dolor moderado a intenso. En el estudio PATHOS 2005 (Postoperative Analgesic THerapy Observational Survey) se identificó el estado del dolor postoperatorio en pacientes ingresados en hospitales europeos y las áreas de mejora en su abordaje respecto a 7 puntos estratégicos en la Gestión del DPO: –– Información/educación del paciente. –– Formación de los profesionales sanitarios. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR81 –– Evaluación sistemática del dolor. –– Aplicación de protocolos que contemplen la analgesia balanceada/multimodal. –– Seguimiento del paciente y documentación de los resultados. –– Análisis periódico de los resultados. –– Creación de una estructura organizativa para alcanzar los puntos anteriores. lucía (EPES), cuyo motivo de demanda asistencial fue dolor no traumático. Esto representa un 16,1% de toda la demanda. En el caso de los Servicios de Urgencias Hospitalarios, el 42,8% de los pacientes acuden con dolor como principal motivo, siendo el dolor músculo-esquelético el más frecuente y de mayor intensidad. DOLOR EN POBLACIÓN VULNERABLE Cirugía mayor ambulatoria (CMA) Además, en los últimos 20 años, se ha desarrollado exponencialmente una emergente modalidad de gestión de los procesos quirúrgicos como es la CMA, situándose en un pilar fundamental de la actividad quirúrgica programada de las organizaciones sanitarias. Hoy día, más del 50% de los procedimientos quirúrgicos se realizan en esta modalidad. Sin embargo, un 54,7% de las personas sometidas a CMA, experimentaron dolor en las 24 horas posteriores a la intervención y en un 30-40% es moderado-intenso. Y no sólo en pacientes quirúrgicos, la prevalencia del dolor en pacientes ingresados en los hospitales andaluces en las áreas médicas es de un 29,4%, con un 12,8% de pacientes sin pauta analgésica. DOLOR ASOCIADO A PROCEDIMIENTOS DIAGNÓSTICOS Y TERAPÉUTICOS En la práctica asistencial diaria, se llevan a cabo gran número de procedimientos diagnósticos o terapéuticos, tanto en Atención Primaria (AP) como Atención Hospitalaria (AH), que producen dolor y ansiedad en el paciente y que puede ser prevenible. Entre ellos, se cuentan endoscopias, colocación de catéteres, sondajes y drenajes, punciones, biopsias y curas de laceraciones, heridas quirúrgicas, quemaduras o úlceras… A pesar de que existen diversas intervenciones farmacológicas y no farmacológicas para evitar o minimizar las consecuencias negativas de estos procedimientos, la mayoría de los profesionales no las ponen en práctica; por considerar de manera errónea que es un “mal menor o el precio que hay que pagar” por conseguir un diagnóstico preciso o un tratamiento apropiado y eficaz. DOLOR EN URGENCIAS En el caso del dolor en urgencias, se acepta de forma generalizada que el dolor es el motivo de consulta más frecuente en los servicios de urgencias, tanto en el hospital como fuera de él. En el año 2008, se recibieron un total de 164.800 llamadas en la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias de AndaRev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 El impacto del dolor en la infancia, en las personas de edad avanzada o en las personas con trastornos mentales suele radicar en creencias erróneas sobre la fisiopatología del dolor -no sienten menos dolor, expresan menos dolor- y también, en la escasa evaluación y tratamiento del dolor en esta población, siendo de especial interés la población infantil no solo por el dolor y la ansiedad que experimentan y que son evitables, sino por las repercusiones a corto y largo plazo. Con estos datos, podemos afirmar que la prevalencia de cualquier tipo de dolor sigue siendo demasiado alta y esta situación pone de manifiesto la necesidad de incorporar a la rutina de la práctica clínica lo que ha demostrado ser efectivo: la evaluación, la adecuada analgesia y un plan terapéutico integral. ACCIONES DEL PLAN ANDALUZ DE ATENCIÓN A LAS PERSONAS CON DOLOR Una vez revisada la magnitud del problema, resaltaré algunas de las principales acciones que se recogen en el Plan Andaluz de Atención a las personas con Dolor para contribuir a dar respuesta a las necesidades sanitarias que el dolor plantea y mejorar su atención a todos los niveles: –– Instaurar el seguimiento del dolor perioperatorio en las comisiones quirúrgicas en la atención hospitalaria. Conocer el estado actual de UDAs. –– Incorporar buenas prácticas y objetivos específicos relacionados con el abordaje del dolor e indicadores de evaluación de resultados en salud en los cuadros de mandos de las UGC. –– Implantar progresivamente la cartera de servicios básica definida para el manejo efectivo del dolor. Conocer el estado actual y cartera y actividad anual de UTD y su relación con AP. –– Promover el desarrollo de guías de práctica clínica, y otras herramientas de ayuda a la toma de decisiones, que faciliten el tratamiento adecuado del dolor: • La actualización reciente del PAI Dolor Crónico No Oncológico, donde se han incorporado las nuevas dimensiones: seguridad del paciente, uso racional de medicamentos, cuidados enfermeros basados en resultados, prácticas avanzadas de enfermería y la dimensión de género. 82 RESÚMENES DE PONENCIAS • Incorporar sistemáticamente, en cada uno de los procesos asistenciales integrados, características de calidad relacionadas con la atención al dolor, como en el recientemente publicado PAI Atención al Paciente Quirúrgico. • Elaboración de recomendaciones famacoterapéuticas específicas para la atención al dolor: - Evaluación de tecnologías. - Actualización de tratamiento. –– Creación de un Distintivo de Centros contra el Dolor, formado por un conjunto de recomendaciones y estándares de calidad como timón para definir, desarrollar y mejorar la atención a las personas con dolor. –– Definir competencias transversales para los mapas de acreditación de los diferentes profesionales involucrados en la atención al dolor. –– Definir y desarrollar la estrategia formativa específica para los profesionales del SSPA vinculados con la atención al dolor: • Atención integral al paciente con dolor en la práctica clínica. • Abordaje farmacológico del dolor. • Técnicas invasivas. • Jornadas Dolor y Sociedad 2015. –– Guía temática de recursos de dolor en la BVSSPA. –– Incluir en historia clínica DAE-DIRAYA apartados para la evaluación del dolor. –– Desarrollo de Apps mHealth para profesionales y pacientes. Actualmente, estas acciones están implantadas, o en desarrollo y sometidas a evaluación con el objetivo de conocer su impacto en la mejora de la atención a las personas con dolor. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 1. Plan Andaluz de Atención a las Personas con Dolor 2010-2013. http://juntadeandalucia.es/export/drupaljda/plan_atencion_ dolor-1_0.pdf 2. Proceso asistencial integrado Dolor Crónico no Oncológico. 2ª edición, 2014. http://goo.gl/RvUUNn 3. Documento Marco para la mejora del abordaje del dolor en el SNS. SANIDAD 2014. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. http://www.msssi.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/ pdf/excelencia/CISNS_DocumentoMarcoDolor.pdf 4. Distintivo Centros contra el Dolor. http://goo.gl/Ij5rY4 5. Proceso Asistencial Integrado Atención al Paciente Quirúrgico (1ª edición, 2014). http://goo.gl/CcckNj 6. Encuesta Andaluza de Salud 2011-2012. http://goo.gl/AxVncE 7. Encuesta Nacional de Salud de España 2011/12. http://www.msssi. gob.es/estadEstudios/estadisticas/encuestaNacional/encuesta2011.htm 8. Situación actual del dolor crónico en España: iniciativa “Pain Proposal”. Rev. Soc. Esp. Dolor 2014;21(1). http://scielo.isciii.es/pdf/ dolor/v21n1/original2.pdf 9. Pain Proposal. Claves para mejorar el presente y el futuro del dolor crónico. https://www.pfizer.es/docs/pdf/noticias/104278_A5_12pp_ Spain.pdf 10. RadiografÍa: Dolor, la cultura del sufrimiento sigue viva entre nosotros. El Médico Interactivo. Enero/Febrero 2015; N.º 1161. http://www.elmedicointeractivo.com/analisis/informes/131565/ dolor-la-cultura-del-sufrimiento-sigue-viva-entre-nosotros 11. Epidemiology of chronic non-cancer pain in Europe: Narrative review of prevalence, pain treatments and pain impact. Current Medical Research & Opinion 2011;27(2):449-62. http://informahealthcare.com/doi/pdf/10.1185/03007995.2010.545813 12. Spain Core Therapeutic Report. National Health and Wellness Survey 2010. http://goo.gl/7lgQTx 13. Estudio epidemiológico del dolor en la comunidad autónoma de Andalucía. Rev Soc Esp Dolor 2012;19(5):239-251. http://scielo. isciii.es/pdf/dolor/v19n5/original2.pdf 14. Prevalence of pain in patients with cancer: a systematic review of the past 40 years. Ann Oncol 2007;18:1437-49. http://annonc. oxfordjournals.org/content/18/9/1437.full.pdf 15. A Comparison of Symptom Prevalence in Far Advanced Cancer, AIDS, Heart Disease, Chronic Obstructive Pulmonary Disease and Renal. J Pain Symptom Manage 2006;31:58-69. http://goo.gl/ fTimjd 16. Symptom Prevalence in Patients with Incurable Cancer: A Systematic Review. J Pain Symptom Manage 2007;34:94-104. http:// goo.gl/eiRqHW 17. Postoperative Analgesic THerapy Observational Survey (PATHOS): A practice pattern study in 7 Central/Southern European countries. http://goo.gl/5GRKKD 18. Estudio Observacional PATHOS sobre el dolor postoperatorio leve o moderado. Comparación de los resultados de España frente a Europa. Rev Esp Anestesiol Reanim 2008;55:393-400. https:// www.sedar.es/vieja/restringido/2008/n7_2008/2.pdf 19. Postoperative pain in ambulatory surgery. Anesth Analg 1997;85(4):808-16. http://journals.lww.com/anesthesia-analgesia/ Abstract/1997/10000/Postoperative_Pain_in_Ambulatory_Surgery.17.aspx 20. Estudio epidemiológico del dolor en los hospitales públicos andaluces. Rev Esp Anestesiol Reanim 2014;61(10):549-56. http://www. elsevier.es/es-revista-revista-espanola-anestesiologia-reanimacion-344-pdf-90361964-S300 21. Encuesta nacional sobre dolor en las urgencias hospitalarias. Rev Soc Esp Dolor 2014;21(1):3-15. http://goo.gl/tA12fo 22. Estudio para evaluar el perfil del paciente que acude en primera visita a Unidades de Dolor de centros hospitalarios españoles (estudio PANDHORA). Rev Soc Esp Dolor 2011;18(4):219-27. http:// scielo.isciii.es/pdf/dolor/v18n4/original2.pdf PLAN DEL DOLOR EN EXTREMADURA M. Redondo Fernández Unidad de Evaluación y Tratamiento de Dolor. Hospital Materno-Infantil de Badajoz. Complejo Hospitalario Universitario Infanta Cristina. Badajoz INTRODUCCIÓN La alta prevalencia del dolor, cada vez más elevada en lo que a dolor crónico se refiere, llevó a la Junta de Extremadura a abordarlo como un problema importante de salud comunitaria. La cultura heredada en relación con el padecimiento del dolor, basada en la resignación, era necesario combatirla en Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR83 primer lugar desde la Administración Sanitaria orientada hacia la idea de que no tendríamos que padecer aquel dolor que debería y podía evitarse. Comenzaba la lucha contra el “dolor inútil y evitable” desde la Consejería de Sanidad y Consumo. Tres meses después de recibir las transferencias de Sanidad, en marzo de 2002, se apostó por la creación de dos Unidades de Dolor desarrollando un programa en el que se enmarcaron las actuaciones futuras. Se elaboró un documento que se publicó en 2004 con el nombre de “Programa de evaluación y tratamiento del dolor”. En el momento presente hay cuatro Unidades de Dolor en Extremadura. En este resumen se explica cómo nace el Programa de Evaluación y Tratamiento del Dolor en el año 2004 (pasado) y cómo está la situación actual del Programa del Dolor tal como aparece en el Plan de Salud de Extremadura 2013-2020 (presente y futuro). ¿CÓMO SE ELABORÓ EL PROGRAMA DE EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO DEL DOLOR? Metodología de trabajo El Servicio Extremeño de Salud (SES) decidió realizar un documento que recogiese las experiencias y propuestas de los profesionales sanitarios de la Comunidad de Extremadura en relación con el dolor. Partiendo de la concepción del dolor como un problema de salud importante se estableció un marco de actuación en su comienzo: –– El derecho de nuestros ciudadanos a ser tratados de la forma adecuada en sus procesos dolorosos. –– El deseo de que ese tratamiento se lleve a cabo lo más cerca posible de su domicilio. –– La necesidad de abordar esta tarea desde una concepción multidisciplinar, dado que el dolor, especialmente el crónico, tiene ese mismo carácter. Se crearon ocho grupos de trabajo multidisciplinares, uno por Área de Salud de la comunidad autónoma, que confeccionaron un documento de consenso. Grupos de trabajo multidisciplinares En cada una de las ocho Áreas de Salud de la Comunidad de Extremadura se propuso al Gerente del Área y a su Equipo Directivo la constitución de un grupo de trabajo multidisciplinar formado por las siguientes categorías profesionales: Médico anestesiólogo. Médico del área quirúrgica. Médico del área clínica. Médico de urgencias. Enfermero de hospitalización del área quirúrgica. Enfermero de hospitalización del área médica. Médicos de Atención Primaria (2). Enfermero de Atención Primaria. Psicólogo del Área. Trabajador Social (opcional). Directivo del Área como Coordinador del grupo. Otros profesionales que lo deseen y la Gerencia del Área decida incluirlos. Se realizaron debates intragrupos en reuniones de presencia física desde mayo de 2002 a mayo de 2004, posteriormente se reunieron los diferentes grupos estableciendo un Pre-Programa de Evaluación y Tratamiento del Dolor y en septiembre de 2004 se envía a la Gerencia del Servicio Extremeño de Salud para su corrección y aprobación definitivo. 1. Justificación del Programa (Tablas I y II). TABLA I. PRIORIZACIÓN DE LAS RAZONES PROPORCIONADAS A LOS PROFESIONALES DE LOS GRUPOS DE TRABAJO SOBRE LA JUSTIFICACIÓN DE UN PROGRAMA DEL DOLOR (TOMADO DE PROGRAMA DE EVALUACIÓN Y DOLOR. JUNTA DE EXTREMADURA 2004) N.º orden Contenido 1 Alto nivel de sufrimiento de los pacientes que padecen dolor 2 Necesidad de promover un cambio cultural entre profesionales sanitarios en la actitud ante el paciente con dolor 3 Eficiencia en la actuación en la lucha contra el dolor 4 Recursos suficientes ofrecidos por la ciencia actual para hacer desaparecer el dolor casi en su totalidad en la mayor parte de los procesos dolorosos 5 Posibilidad de protocolización de las patologías más frecuentes causantes de la mayor parte del dolor 6 Fomentar la prevención del dolor inútil. Desarrollar mecanismos que eviten su aparición pensando previamente en él de forma pautada y programada 7 Incapacitación laboral y limitación en las tareas personales de la vida cotidiana de los pacientes con dolor crónico 8 Ausencia en los planes de formación pre y postgrado específicos en la evaluación y tratamiento del dolor 9 Presencia de acciones y actividades encaminadas a mitigar el dolor pero descoordinadas entre sí 10 Baja morbilidad de los pacientes con analgesia pautada que prevengan la aparición del dolor en el postoperatorio Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 84 RESÚMENES DE PONENCIAS TABLA II. RAZONES PRIORIZADAS, AÑADIDAS POR LOS PROFESIONALES DE LOS GRUPOS DE TRABAJO, QUE SEGÚN ELLOS JUSTIFICARÍAN UN PROGRAMA RELACIONADO CON EL DOLOR (TOMADO DE PROGRAMA DE EVALUACIÓN Y DOLOR. JUNTA DE EXTREMADURA 2004) N.º orden Contenido 1 Mejorar el conocimiento de los fármacos disponibles destinados a combatir el dolor y su grado de efectividad en las distintas indicaciones 2 Educar a los pacientes en el manejo de su dolor 3 Aumento de la demanda de pacientes con dolor crónico, debido al incremento de población con patologías que lo provocan 4 Necesidad de crear centros de referencia especializados en el tratamiento integral del paciente con dolor 5 Formación específica de los médicos ante las nuevas técnicas analgésicas 6 Necesidad de generar cambio cultural de la población sobre que el sufrimiento evitable es innecesario 7 Coordinación con los pacientes con dolor y con sus familiares 8 Sobreutilización de los servicios de salud por el enfermo con dolor crónico 9 Disminuir los problemas psicológicos ocasionados por el dolor 10 Que el dolor, en muchos casos, ya haya dejado de considerarse un síntoma para pasar a considerarse una enfermedad 11 Manejar bien el dolor agudo postoperatorio 12 Introducir el criterio de “analgesia preventiva” 13 Alto coste económico del paciente con dolor crónico 14 Necesidad de coordinación de recursos sanitarios ya existentes 2. Marco legal: Ley 16/2003 de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud y Real Decreto 1277/2003 por el que se establecen las bases generales sobre autorización de centros, servicios y establecimientos sanitarios. 3. Marco de referencia: –– Dolor crónico en Europa: encuesta “Pain in Europe” 2003 y Plan Nacional de lucha contra el Dolor elaborado por la Sociedad Española del Dolor. –– Dolor en la Comunidad de Extremadura: • Plan de Salud de Extremadura 1997-2000. • Evolución de la población en Extremadura. • Limitación de actividades laborales y de ocio por problemas de salud en Extremadura. • Consumo de analgésicos en la Comunidad de Extremadura. • Percepción de los profesionales que forman los grupos de trabajo. • Recursos específicos disponibles en Extremadura. 4. Objetivos generales: –– Formación en el abordaje del paciente con dolor. –– Educación para la salud (EPS) del paciente con dolor. –– Abordaje multidisciplinar del paciente con dolor. –– Abordaje específico y diferenciado del dolor crónico y del dolor agudo. 5. Objetivos específicos: –– Formación en el abordaje del paciente con dolor: • Partiendo de las “necesidades sentidas y no sentidas” de los profesionales sanitarios en relación a la formación sobre dolor. • Se establecen propuestas de actuación: - Formación para médicos, enfermeros, psicólogos, fisioterapeutas, farmacéuticos. - Formación pregrado personal sanitario: Facultad de Medicina, de Enfermería, de Terapia ocupacional y de Fisioterapia - Formación postgrado personal sanitario: □ Médicos Residentes y Tutores de Residentes. □ Médicos y enfermeros de Atención Primaria, Hospitalaria, Mutuas, Residencias de Ancianos. □ Rotación en las Unidades de Dolor. - Población en general: Educación para la Salud en Dolor. • Población diana del Programa: médicos, enfermeros, fisioterapeutas y trabajadores sociales de atención primaria y hospitalaria, de residencias de ancianos, de mutuas laborales, psicólogos, farmacéuticos, gestores, población en general. –– Educación Sanitaria en Dolor: incluir la EPS como asignatura obligatoria en los planes de educación, programas apoyados por los profesionales sanitarios, orientados a la autonomía y no a la dependencia. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR85 –– Abordaje multidisciplinar del dolor implicando a todos los profesionales de diferentes especialidades estableciendo como propuestas de actuación la realización de Protocolos de Tratamiento del Dolor siendo la población diana la del primer apartado “Formación en el abordaje del paciente con dolor” (Tabla III). –– Abordaje específico del dolor agudo y crónico (Tabla IV). INVESTIGACIÓN EN EL ABORDAJE DEL DOLOR Promover el diseño de estudios y la consiguiente aplicación de los mismos evaluando los resultados obtenidos con la docencia, consumo de fármacos y técnicas aplicadas en dolor entre otros. CALIDAD EN LA ATENCIÓN AL PACIENTE CON DOLOR Mejorar la calidad implica lograr que la actividad asistencial, la docente y la investigadora sean cada vez mayores y mejores mejorando sistemáticamente la eficiencia, estableciendo un Plan de Calidad en la Formación y definiendo TABLA III. PROPUESTAS DE ACTUACIÓN EN ABORDAJE MULTIDISCIPLINAR (TOMADO DE PROGRAMA DE EVALUACIÓN Y DOLOR. JUNTA DE EXTREMADURA 2004) Propuestas de actuación criterios e indicadores de calidad en relación a los procesos dolorosos agudos y crónicos para la autorización y acreditación de centros, establecimientos y servicios sanitarios de la Comunidad de Extremadura. SITUACIÓN ACTUAL DEL PROGRAMA DEL DOLOR EN EXTREMADURA En el Plan de Salud de Extremadura 2013-2020 el capítulo III del mismo que hace referencia al “Análisis de situación” en el apartado 9.9 queda reflejado el Programa Regional del dolor orientado a disminuir el dolor inútil evitable en sus diferentes patrones de comportamiento (dolor agudo y dolor crónico) ha venido desarrollando la formación en el abordaje de la persona enferma con dolor, EPS en relación con dolor, abordaje multidisciplinar de la persona enferma con dolor y el abordaje específico del dolor crónico y del dolor agudo. La Coordinación Regional del Programa del Dolor homogeniza los criterios de actuación de las Unidades del Dolor implantadas en el SES, además de colaborar con las asociaciones de afectados. En el momento actual las Unidades del Dolor están catalogadas como tipo I/II en Don Benito y Plasencia y III en Badajoz y Cáceres. Estas Unidades tienen carácter transversal trabajando para la formación en Atención Primaria, Especializada, para las estructuras de Atención a la Dependencia así como para Colegios Profesionales, Centros de Enseñanza, Escuela de Estudios de Ciencias de la Salud y Universidad de Extremadura (Tablas V y VI). Fomentar realización de interconsultas por el carácter docente de las mismas TABLA IV. PROPUESTAS DE ACTUACIÓN EN DOLOR AGUDO Y CRÓNICO (TOMADO DE PROGRAMA DE EVALUACIÓN Y DOLOR. JUNTA DE EXTREMADURA 2004) Disponer de Unidades de Dolor Propuestas de actuación Coordinar la atención al paciente con dolor desde la Atención Primaria Guía de manejo clínico del dolor, propia de la Comunidad de Extremadura Realizar catálogo de Prestaciones por patologías y por Servicios Formación básica en el manejo de la escalera analgésica del dolor Informar a los pacientes sobre qué se les puede hacer en relación a su dolor Formación básica en relación con dolor crónico adaptado por categorías profesionales Disponer de ayuda psicológica Formación específica de profesionales en técnicas invasivas del cuarto escalón Realización de protocolos de Tratamiento del Dolor Implantar la escala analógica visual en los registros Formar a los profesionales en abordar dolor agudo y crónico Abordar el dolor agudo postoperatorio Dedicación parcial de los trabajadores sociales Implicación de los gestores Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 Abordaje específico del dolor agudo postoperatorio por los profesionales implicados Incluir e abordaje del dolor crónico en el Catálogo de Prestaciones de Atención Primaria Incremento de la multidisciplinareidad necesaria, en base a la futura demanda 86 RESÚMENES DE PONENCIAS TABLA V. DATOS RESUMEN DE LA ACTIVIDAD DOCENTE DE LAS UNIDADES DE DOLOR DE EXTREMADURA DESDE SU CREACIÓN Actividad docente Número Sesiones docentes (centros de salud, hospitales, otros) 1.025 Talleres y cursos sobre dolor 228 Rotantes por las Unidades 306 En el futuro está previsto incrementar el número de Médicos Especialistas en Badajoz quedando como Unidad de referencia de Extremadura tipo IV. Asimismo se pretende seguir trabajando de forma específica en Dolor como parte de un Programa Global de Atención a la Cronicidad. dad de las Unidades en los primeros años de funcionamiento estaba orientada, en un porcentaje similar al componente asistencial y al docente con formación de pregrado y de postgrado teniendo como diana a los profesionales sanitarios a través de una formación específica así como a la población sana y enferma potenciando la EPS mejorando la calidad de vida de la población de nuestra Comunidad. Esta actividad tiene una continuidad y un futuro como se refleja en el actual Plan de Salud 2013-2020 a pesar de haber disminuido el porcentaje de actividad formativa en los últimos años. La investigación sigue siendo una asignatura pendiente del Programa. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 1. 2. 3. 4. CONCLUSIÓN Desde el año 2004 disponemos en Extremadura de un Programa de Evaluación y Tratamiento del dolor. La activi- Programa de Evaluación y Dolor. Junta de Extremadura 2004. Plan de Salud de Extremadura 2009-2012. Plan de Salud de Extremadura 2013-2020. Memoria de Actividades 2012. Subdirección de Salud Mental y Programas Asistenciales. Gobierno de Extremadura. 5. Memoria de Actividades 2013. Subdirección de Salud Mental y Programas Asistenciales. Gobierno de Extremadura. TABLA VI. PROFESIONALES UNIDADES DE DOLOR DE EXTREMADURA. SITUACIÓN ACTUAL Categoría profesional Badajoz Don Benito Cáceres Plasencia Total Médicos de familia 3 1 2 1 7 Anestesiólogos 2 1 3 Psicólogos clínicos 1 Enfermería 2 1 3 6 1 2 1 7 RADIOFRECUENCIA EN CÁNCER DE PÁNCREAS, MEJOR RADIOFRECUENCIA DE ESPLÁCNICOS O BLOQUEO NEUROLÍTICO DEL GANGLIO CELIACO M. Marín Sevilla Unidad del Dolor Hospital Universitario Donostia. San Sebastián La aplicación de la escalera analgésica de la OMS (1986) (1) y el importante desarrollo farmacológico de los últimos años ha condicionado una disminución significativa en el uso de las técnicas invasivas en el tratamiento del dolor oncológico, ya que se puede controlar el dolor de estos pacientes en un importante porcentaje, que puede llegar a un 80-90% de casos. Sin embargo para este porcentaje de pacientes con dolor de difícil control, siguen representando una alternativa válida y que debemos conocer. Hay situaciones en las que las técnicas motivo de esta presentación pueden ser útiles aún sin haber agotado la escala de la OMS, siguiendo el concepto de “ascensor analgésico” pasando directamente al 4.º escalón. La neurólisis del ganglio celiaco y de los nervios esplácnicos se utiliza para tratar el dolor debido a procesos neoplásicos del abdomen superior, sobre todo de páncreas (2) y en algunos casos de pancreatitis crónica (3). Por bloqueo entendemos la interrupción de la transmisión nerviosa por un periodo más o menos largo de tiempo y en ocasiones permanente (neurólisis). El bloqueo del ganglio celiaco es la técnica intervencionista más utilizada en el dolor crónico del abdomen superior. Existen un gran número de estudios (4-6) y meta-análisis (7), y ha demostrado ser eficaz para controlar el dolor. Sin embargo se han encontrado efectos adversos incluyendo fibrosis retroperitoneal (8), diarrea (7-9), absceso retroperitoneal (10), perforación gástrica (11), severa hipotensión (12) e incluso paraplejía (7-12). Sin embargo la tasa de complicaciones es muy baja alrededor de 1 por 683 bloqueos (13). Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR87 El bloqueo de los nervios esplácnicos se ha realizado a través de un abordaje retrocrural a nivel de T 12, o transtorácico a nivel T 11. El bloqueo de los nervios esplácnicos en las series publicadas reportan una reducción del dolor en un 70% de pacientes (14,15). Marra y cols. refieren mejores resultados con el bloqueo de los nervios esplácnicos que con el bloqueo del ganglio celiaco (14). Se han encontrado como efectos adversos neumotórax y diarrea. Puede haber arritmias inducidas por el agente neurolítico al realizar este bloqueo (16) y/o parálisis diafragmática (17). En 1999 Raj (18) publica “El desarrollo de una técnica de lesión por radiofrecuencia de los nervios esplácnicos”, y en 2002 publica ya su experiencia (19). En su trabajo reporta un excelente resultado en más de un 40% de pacientes y sólo un resultado pobre en un 15%, sin complicaciones inmediatas. Posteriormente se publican diversos trabajos sobre la radiofrecuencia de los nervios esplácnicos (20-22). Hoy podemos obtener resultados prolongados mediante técnicas de bloqueo nervioso. Las técnicas del bloqueo del plexo celiaco y de los nervios esplácnicos, en sus diferentes variantes, entendemos que es, de los bloqueos neurolíticos, son las que más ha sobrevivido a través del tiempo por su fácil ejecución, el mínimo de complicaciones, el alto porcentaje de efectividad y los pocos elementos necesarios para realizarlas, siendo reproducibles por quienes siguen cuidadosamente los pasos descritos en las diferentes técnicas, llevándolos a cabo satisfactoriamente. Hoy podemos utilizar la radiofrecuencia. Al seleccionar el paciente debemos considerar que el dolor debe ser localizado en el territorio a tratar, el balance beneficio-riesgo favorable y sin contraindicación médica. En ocasiones un bloqueo diagnóstico debe proporcionar al menos un 50% de alivio y mostrar signos positivos en la evolución, como una disminución en los requerimientos analgésicos. Como en cualquier técnica intervencionista: comprensión por parte del paciente de la técnica, expresado a través del consiguiente consentimiento informado. Se deben de establecer expectativas realistas en cuanto a la evolución natural de la enfermedad a pesar del alivio del dolor. Realizando una revisión bibliográfica es difícil encontrar estudios que comparen las diferencias entre la neurólisis química o por radiofrecuencia. Se expondrán los diferentes resultados obtenidos en los estudios tanto del plexo celiaco (23), nervios esplácnicos (14,15), neurolíticos o por radiofrecuencia (18-21), así como nuestra casuística y resultados. En nuestra práctica clínica hemos sustituido el bloqueo neurolítico del plexo celiaco por la lesión por radiofrecuencia de los nervios esplácnicos, como método con iguales resultados en eficacia y con menos efectos secundarios y complicaciones. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 Espero abrir así un debate y escuchar las opiniones que se planteen a lo largo de esta sesión. BIBLIOGRAFÍA 1. World Health Organization. Cancer pain relief. 2nd ed. Geneva: World Health Organization; 1996. 2. Jacox A, Carr DB, Payne R, et al. Management of cancer pain: Clinical Practice Guideline N.º 9 Rockville MD: AHCPR Publication N.º 94-0592; March 1994. 3. Malfertheiner P, Dominguez Muñoz JE, Buchler MW: Chronic pancreatitis: Management of pain. Digestion 1994;55(Supl. 1):29-34. 4. Ischia S, Ischia A, Polati E, Finco G. Three posterior celiac plexus block techniques. A prospective, randomized study in 61 patients with pancreatic cancer pain. Anaesthesiology 1992;76:534–40. 5. Wong GY, Schroeder DR, Carns PE, et al. Effect of neurolytic celiac plexus block on pain relief, quality of life, and survival in patients with unresectable pancreatic cancer: A randomized controlled trial. J Am Med Assoc 2004;291:1092-9. 6. Polati E, Finco G, Gottin L, Bassi C, Pederzoli P, Ischia S. Prospective randomized double-blind trial of neurolytic coeliac plexus block in patients with pancreatic cancer. Br J Surg 1998;85:199201. 7. Eisenberg E, Carr DB, Chalmers TC. Neurolytic celiac plexus block for treatment of cancer pain; a meta-analysis. Anesth Analg 1995;80:290-5. 8. Pateman J, Williams MP, Filshie J. Retroperitoneal fibrosis after multiple coeliac plexus blocks. Anaesthesia 1990;45:309-10. 9. Dean AP, Reed WD. Diarrhoea, an unrecognised hazard of coeliac plexus block. Aust NZ J Med 1991;21:47-8. 10. Navarro-Martinez J, Montes A, Comps O, Sitges-Serra A. Retroperitoneal abscess after neurolytic celiac plexus block from the anterior approach. Reg Anesth Pain Med 2003;28:528-30. 11. Takahashi M, Yoshida A, Ohara T, et al. Silent gastric perforation in a pancreatic cancer patient treated with neurolytic celiac plexus block. J Anaesth 2003;17:196-8. 12. Hardy PA, Wells JC. 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Raj PP, Sahinler B, Lowe M. Radiofrequency lesioning of splanchnic nerves. Pain Pract 2002;2:241-7. 20. Garcea G. Percutaneous splanchnic nerve radiofrequency ablation. ANZ J Surg 2005;75(8):640-4. 21. Papadopoulos D, Kostopanagiotou G, Batistaki C. Pain Physician 2013;16:125-33. 22. Finch PM, Racz GB, McDaniel K. A curved approach to nerve blocks and radio frequency lesioning. Pain Digest 1997;7:251-7. 23. Celiac plexus block for pancreatic cancer pain in adults (Review). The Cochrane Collaboration. Published by John Wiley & Sons, Ltd.; 2013. 88 RESÚMENES DE PONENCIAS EPIDEMIOLOGÍA DEL DOLOR NEUROPÁTICO I. Failde, M. Dueñas Departamento de Biomedicina, Biotecnología y Salud Pública. Universidad de Cádiz. Cádiz El dolor neuropático (DN) es un importante problema de salud con gran impacto para la sociedad en términos de pérdida de calidad de vida, comorbilidad y costo. Además, constituye una de las causas de dolor crónico más difícil de tratar y que produce mayor insatisfacción en pacientes y profesionales (1). Clásicamente entre las causas que lo producen, se incluyen distintos procesos como son la diabetes, herpes zóster, accidentes cerebrovasculares, lesiones medulares o VIH/sida entre otros, que ocasionan un dolor que es descrito por los pacientes como una experiencia devastadora que afecta su estado de ánimo, y el rendimiento en el trabajo, y que se asocia con depresión, ansiedad y alteraciones del sueño (1). A pesar de la diversidad de causas de DN, parece que hay un patrón común de signos y síntomas, que hace que el efecto del dolor sobre el individuo sea generalmente independiente de su causa (2), permitiendo considerar el DN como una entidad única. Esta consideración más simplista ha sido discutida por algunas investigaciones en las que se identifican distintos tipos de DN, e incluso se considera la necesidad de identificar factores genéticos individuales que podrían ser importantes para el adecuado tratamiento de los pacientes. La epidemiología es una disciplina que permite identificar factores de riesgo específicos, así como diseñar y evaluar estrategias de prevención de particular importancia en pacientes con DN. A pesar de su relevancia como instrumento clínico, existe un número limitado de estudios que utilizando el método epidemiológico, presenten información precisa sobre prevalencia, distribución y determinantes del DN (2). Diversas razones se han argumentado para explicar este hecho, como son la falta de consenso sobre los criterios diagnóstico de DN, la falta de una definición válida del “caso” de la enfermedad, o la variable calidad de los estudios desarrollados que incluyen distintos grupos de pacientes en los que el dolor no es principal problema que se valora. Debido a ello, los resultados son muy variables y, en muchos casos, los que existen aportan una información que está subestimada (1). En los últimos años se han desarrollado instrumentos validados que permiten una mejor estimación la frecuencia e importancia del DN en la comunidad que, a pesar de las consideraciones antes señaladas, han servido para mejorar la información sobre la epidemiología del DN. En este sentido hay estudios que señalan una prevalencia global de DN en población general entre 5-8%; otros que muestran los resultados de prevalencia de las enfermedades específicas causantes de DN como diabetes, HIV, herpes zóster; y otros que muestran el porcentaje de pacientes con estas enfermedades que sufren DN, p. ej. 26,4% de pacientes con diabetes tipo II tienen DN (3), 6% de los que sufren herpes zóster (4) y 37% de aquellos que sufren una lumbalgia con predominante componente neuropático (5). En una revisión sistemática recientemente publicada sobre la epidemiología del DN en población general que incluía 21 artículos (1), se encontró que la prevalencia de dolor crónico con características neuropáticas o de origen predominantemente neuropático, oscilaba entre 0,7% y 17,9%, con sólo 1 estudio que analizaba la incidencia de DN y que mostraba una cifra de 8,2 casos por mil personas-año. Asimismo, al considerar los estudios que presentaban resultados sobre DN asociados con una causa específica, se encontró que los procesos más estudiados eran la neuralgia postherpética, la neuralgia del trigémino y la neuropatía diabética dolorosa, siendo los resultados muy variables y los métodos de identificación de los casos muy diversos (1). En España, se ha observado una prevalencia de DN entre 3,9% y 4,6% en los pacientes atendidos en las consultas de neurología (6) y en un estudio llevado a cabo en una muestra importante de pacientes en centros de atención primaria, se observó que 1 de cada 3 pacientes que acudían al médico presentaban dolor y que la prevalencia de DN puro era del 11,8% (IC 95%: 10,5; 13,2). Recientemente, la definición del dolor neuropático se ha refinado con el objetivo de mejorar sus fronteras con otros tipos de dolor y de encajar en la nosología de los trastornos neurológicos. Por ello, el grupo de trabajo de DN de la SED ha llevado a cabo un estudio en todo el territorio nacional, con el propósito de estimar la prevalencia de dolor neuropático en los pacientes que asisten a las clínicas del dolor, de acuerdo al sistema de clasificación propuesto por Treede y cols. (7) en la nueva definición de DN. Como objetivo secundario, esta investigación se propuso obtener información relevante sobre las causas de DN y la adecuación del tratamiento de estos pacientes. En este estudio, los especialistas en dolor evaluaron las historias clínicas y la situación clínica de los pacientes que asistieron a sus consultas durante 1 día. Utilizaron también la información disponible para decidir si un determinado paciente tenía dolor neuropático definitivo, probable o posible, y proporcionaron una etiqueta diagnóstica para los procesos causantes de DN y la adecuación del tratamiento que realizaban. Entre sus resultados destaca que de los 2.173 pacientes evaluados por los 178 especialistas en dolor que participaron, 639 (29,4%) presentaban DN definitivo, 304 (14,0%), DN probable, y 97 (4,5%) DN posible. Casi dos tercios de ellos eran mujeres y la edad media era de 58,3 años. En promedio, los pacientes referían una intensidad de dolor de 6,4 cm sobre 10, y su salud autopercibida era pobre. En la mayor parte de los pacientes (67,1%) el diagnóstico fue de DN mixto, y sólo 344 (15,8%) de ellos fueron diagnosticados de dolor neuropático primario (puro) central y/o periférico. Los síntomas comórbiRev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR89 dos de depresión, ansiedad o los trastornos del sueño fueron frecuentes en los pacientes (8). En un subanálisis de los datos obtenidos en el estudio anterior, en el que se analizó la información sobre DN central (DNC) y periférico (DNP), se observó que la prevalencia del DNC en los pacientes atendidos en las unidades de dolor en España era de 2,4% (IC 95%: 1,8; 3,1) y la de DNP de 12,9% (IC 95%: 11,5; 14,4). El dolor post-ictus era la causa más frecuente de DNC (20,0%) y el síndrome regional complejo (18,1%) y la neuralgia postherpética (17,1%) eran las causas más frecuentes de DNP. No se observaron diferencias en intensidad ni en la duración del dolor entre los pacientes con DNC y DNP. Sin embargo, los pacientes que sufrían DNC tenían con más frecuencia depresión (71,4% vs. 42,4%) y trastornos del sueño (71,4% vs. 58,5%). También se observó que tanto la movilidad, el cuidado personal como el desarrollo de actividades cotidianas, como la percepción del estado general de salud, medidos con el EuroQol-5D eran peores en los pacientes que sufrían DNC. Finalmente hay que señalar que en el análisis según el gradiente diagnóstico se observó que, aunque la prevalencia de casos definitivos era la más elevada en ambos grupos (9,6% en los pacientes con DNP y 2,4% en los pacientes con DNC), la frecuencia de casos probables fue mayor en los pacientes con DNP (22,4%) que en los DNC (9,4%). Como resumen y a la vista de todo lo anterior podemos afirmar que el dolor neuropático es común e importante, y que tanto los profesionales de los distintos ámbitos asisten- ciales como los responsables encargados de la provisión de servicios deberían ser conscientes de este problema y del uso de información adecuada sobre su distribución y sus factores de riesgo, con objeto de orientar las estrategias de educación, tratamiento y prevención de una forma más eficiente. BIBLIOGRAFÍA 1. van Hecke O, Austin SK, Khan RA, Smith BH, Torrance N. Neuropathic pain in the general population: A systematic review of epidemiological studies. PAIN® 2014;155(4):654-62. 2. Smith BH, Torrance N. Epidemiology of neuropathic pain and its impact on quality of life. Curr Pain Headache Rep 2012;16(3):1918. 3. Davies M, Brophy S, Williams R, Taylor A. The prevalence, severity, and impact of painful diabetic peripheral neuropathy in type 2 diabetes. Diabetes Care 2006;29(7):1518-22. 4. Bouhassira D, Chassany O, Gaillat J, Hanslik T, Launay O, Mann C, et al. Patient perspective on herpes zoster and its complications: An observational prospective study in patients aged over 50 years in general practice. Pain 2012;153(2):342-9. 5. Freynhagen R, Baron R, Gockel U, Tolle TR. painDETECT: A new screening questionnaire to identify neuropathic components in patients with back pain. Curr Med Res Opin 2006;22(10):1911-20. 6. Perez C, Saldana MT, Navarro A, Vilardaga I, Rejas J. Prevalence and characterization of neuropathic pain in a primary-care setting in Spain: A cross-sectional, multicentre, observational study. Clin Drug Investig 2009;29(7):441-50. 7. Treede RD, Jensen TS, Campbell JN, Cruccu G, Dostrovsky JO, Griffin JW, et al. Neuropathic pain: redefinition and a grading system for clinical and research purposes. Neurology 2008;70(18):1630-5. 8. Perez C, Ribera MV, Galvez R, Mico JA, Barutell C, Failde I, et al. High prevalence of confirmed, but also of potential and believed, neuropathic pain in pain clinics. Eur J Pain 2013;17(3):347-56. TRATAMIENTO DIFERENCIAL DEL DOLOR CRÓNICO ONCOLÓGICO D. Bédmar Cruz, A. Rincón, R. Rosado, L. Izquierdo, M.J. Guinaldo, M.M. González Servicio de Anestesiología, Reanimación y Tratamiento del Dolor. Hospital Universitario de Fuenlabrada. Fuenlabrada, Madrid INTRODUCCIÓN La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) ha publicado recientemente el informe GLOBOCAN 2012, donde se recogen los datos sobre incidencia, prevalencia (1, 3 y 5 años) y mortalidad por cáncer de los 28 tipos más frecuentes en 184 países. En España, considerando una población de 46.771.000 habitantes, la incidencia es de 215.534 casos (alrededor de 2/3 partes en pacientes ≥ 65 años). La predicción para 2015 es de 227.076 casos, con un crecimiento de nuevos casos que se produce en mayor medida a costa de la población ≥ 65 años (Tabla I). El aumento de la población y su envejecimiento explicarían, fundamentalmente, este incremento. La supervivencia también aumenta debido, fundamentalmente, al diagnóstico precoz y a los avances en los tratamientos contra el cáncer. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 SITUACIÓN ACTUAL DEL TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO ONCOLÓGICO El dolor crónico que acompaña a los pacientes con cáncer está insuficientemente tratado. La prevalencia del dolor oncológico varía entre los diferentes tumores y a lo largo de las diferentes etapas de su evolución: el 30% de los pacientes lo presentan al diagnóstico, un 50% en el curso del tratamiento, un 80% en situación terminal, un 80% de los enfermos tienen más de una localización y un 50% no experimentan alivio suficiente con los tratamientos que se les prescriben (1). Según esto y, tomando la incidencia de cáncer en España, en 2015 pasaremos de 107.767 a 113.538 pacientes con dolor oncológico a pesar del tratamiento (Fig. 1). A ellos habrá que sumar el dolor crónico que afecte a los que superen la enfermedad, cada vez más numerosos por el aumento de la supervivencia y la complejidad y agresividad de los tratamientos (2). 90 RESÚMENES DE PONENCIAS TABLA I. INCIDENCIA DE CÁNCER EN ESPAÑA, EXCEPTUANDO EL MELANOMA Año Edad 2012 N.º de casos 21534 < 65 años 85.427 > 65 años 130.107 2015 227.076 < 65 años 89.042 > 65 años 138.034 Datos extraídos de Ferlay J, Soerjomataram I, Dikshit R, Eser S, Mathers C, Rebelo M, et al. Cancer and mortality worldwide: sources, methods and major patterns in GLOBOCAN 2012. Int J Cancer 2015;136(5):E359-E386. La prevalencia del dolor de este complejo proceso es debido a múltiples causas. Los pacientes a los que se les diagnostica un cáncer sufren un gran impacto psicológico al enfrentarse a una enfermedad potencialmente mortal. En ocasiones sufren una negación psicológica de su enfermedad y de los signos acompañantes, infravaloran su dolor por cuestiones culturales o religiosas, o prefieren no comunicar su dolor para no distraer al médico del tratamiento del cáncer. Muchas veces rechazan el tratamiento con opioides por miedo a la adicción o a los efectos secundarios. Entre los clínicos implicados en el tratamiento de estos pacientes un 26% no pregunta a los pacientes sobre el dolor, un 24% no sabe controlar su dolor, un 33% no tiene tiempo para atender a los síntomas y un 13% prefieren dedicarse al tratamiento activo del cáncer (1). Desde hace décadas, el manejo del dolor crónico oncológico se basa en la escalera analgésica de la OMS, publicada en 1986 en su versión final. A esta se han ido añadiendo esca- Fig. 1. Incidencia de pacientes con cáncer y dolor oncológico en España en 2012 y estimación para 2015. Tomando una población total de 46.771.000 habitantes, incidencia 2012, 215.534 casos; incidencia 2015, 227.076. Dolor a pesar del tratamiento: 2012, 107.767; 2015, 113.538. lones adaptándola a las sucesivas necesidades. En los últimos 10 años se ha propuesto asumir esta escalera como un ascensor subiendo y bajando en la escalada del tratamiento según el momento en el que se encuentre el paciente (Fig. 2). En este esquema, el dolor moderado-intenso se trata con opioides, sin embargo, el tratamiento a largo plazo de los pacientes con dolor crónico con estos fármacos ha demostrado que puede producir graves efectos secundarios que reducen la calidad de vida: anulación del eje hipotálamo-hipofisario-gonadal, reducción de la inmunidad, náuseas, vómitos, pérdida de apetito e incluso adicción, sin que existan pruebas definitivas de su eficacia en pacientes con dolor neuropático o mixto como es el caso de los pacientes oncológicos (3). La OMS sigue manteniendo como gold estándar la morfina, sin embargo, tampoco ha demostrado mayor eficacia que otros opioides (3). A todo esto hay que añadir los efectos de los polimorfismos genéticos para la sensibilidad al dolor y los efectos de los opiáceos que hacen que existan muchas variaciones interindividuales, tanto en la eficacia como en la incidencia de efectos adversos, incluso con cambios de un simple nucleótido en el ADN (PSN: single nucleotide polymorphisms) (4) (Tabla II). Desde el punto de vista fisiopatológico y causal, el dolor oncológico es muy complejo. Se ha evaluado y tratado del mismo modo que el dolor crónico no oncológico, clasificándolo y tratándolo según fuera nociceptivo (somático o visceral) o neuropático. Recientes estudios neurobiológicos han demostrado que las células tumorales y las células inmunes de la región tumoral liberan mediadores (endotelina, bradiquinina, factor de crecimiento tumoral, etc.) que interactúan con multitud de receptores de fibras nociceptoras lo que provoca hiperexcitabilidad y descargas anormales de las mismas. Además, el crecimiento del tumor en la vecindad de nervios periféricos induce una neuropatía con alodinia, hiperalgesia y dolor Fig. 2. Escalera analgésica de la OMS (modificada de Pernía A, Torres L. M. Tratamiento del dolor oncológico terminal intenso. Rev Soc Esp Dolor 2008;15(5):308-324). Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR91 TABLA II. EFECTOS DE CAMBIOS GENÉTICOS EN LA SENSIBILIDAD AL DOLOR Y LA EFICACIA ANALGÉSICA EN HUMANOS Gen Proteína Mutación Fenotipo LTA Linfotoxina α Múltiple SNPs Alteración sensibilidad al dolor PTGS2 Prostaglandin-endoperóxido sintetasa 2 Múltiples SNPs Alteración de la sensibilidad al dolor SCN9A Canales de Na voltaje dependientes tipo IX, subunidad α SNP Aumento de dolor COMT Catechol-O-metiltransferasa Múltiples SNPs Aumento/descenso de sensibilidad al dolor OPRM1 Receptor mu1 Múltiples SNPs Disminuye analgesia opioide OPRD1 Receptor delta1 Múltiples SNPs Aumento/descenso sensibilidad al dolor TRPA1 Transient receptor potential A1 Múltiples SNPs Aumento de la sensibilidad al dolor TRPV1 Transient receptor potential V1 SNP Descenso sensibilidad al dolor CYP2D6 Citocromo P450 2D6 Múltiple SNPs Alteración de la eficacia analgésica ABCB1 SPN Alteración de la sensibilidad a morfina Banda de unión al ATP B1 Modificada de Motavaf M, Safari S, Alavian SM. Understanding of molecular pain medicine: genetic basis of variation in pain sensation and analgesia response. Anesth Pain Med 2013;2(3):104-6. persistente. Todo ello provoca hipersensibilización central que facilita aún más la transmisión del dolor nociceptivo en la ME. Esto da lugar al denominado “dolor con componente neuropático” típico del dolor oncológico. El dolor oncológico depende del tipo histológico de tumor, de la ubicación de la neoplasia primaria y de la ubicación de las metástasis si existen (5). Los pacientes oncológicos son derivados a las unidades de dolor siguiendo los criterios pronósticos de EDMONTON (Tabla III), generalmente cuando sus médicos no controlan el dolor a pesar de estar tratados con dosis muy altas de opioides. Como se ha dicho las causas del dolor oncológico son múltiples y los tratamientos deben reflejar este hecho. Los especialistas en dolor tienen a su disposición técnicas intervencionistas muy eficaces en el control de determinados tipos de dolor y pueden reducir el consumo de opioides y aumentar la calidad de vida de los pacientes: Infusiones de fármacos epidurales, bloqueos simpáticos, bloqueos nerviosos periféricos, vertebroplastia y cifoplastia, así como infusión intratecal de fármacos y otras técnicas neurodestructivas. Sin embargo, estas técnicas están infrautilizadas y a menudo indicadas sólo en fase terminal (6). El tratamiento psicológico de los pacientes con dolor crónico es, en general, necesario desde el principio de la cronificación del proceso. Sin embargo, en los pacientes oncológicos es fundamental, ya que la ansiedad, el miedo, la depresión, las alteraciones del sueño, la pérdida de apetito, la astenia que acompaña a estos pacientes en las diversas etapas de su enfermedad agravan los índices de dolor y reducen su calidad de vida. Un tratamiento psicológico óptimo por parte de los psiconcólogos reduce este grupo de síntomas y reduce los índices de dolor (7). El cáncer terminal precisa del concurso de los servicios de cuidados paliativos. En la actualidad, en España estos servicios son heterogéneos habiendo algunos intrahospitalarios y otros ambulatorios. También su personal es heterogéneo con especialistas, en algunos casos, y médicos de atención primaria y TABLA III. CLASIFICACIÓN PRONÓSTICA DE EDMONTON Estadio I Estadio II Dolor visceral, óseo o partes blandas Dolor neuropático, mixto o desconocido No dolor incidental Dolor incidental No distrés emocional Distrés emocional Incremento lento de opioides Escalada rápida de opioides No dependencias previas (alcohol, drogas) Drogodependencias previas Bruera E, Schoeller K, Wenk R, MacEachern RN, Marcelino S, Hanson J, et al. A prospective multicenter assessment of the Edmonton Staging System for cancer pain. J Pain Symptom Manage 1995;10(4):348-55. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 92 enfermería, en otros. La capacitación de este personal no es homogénea y ocasiona diferencias en la calidad de los cuidados a los pacientes (8). En España la distribución de los cuidados paliativos no es equitativa entre comunidades (Fig. 3). Cada vez son más los pacientes que superan el cáncer y, en muchos de ellos, se desarrollan síndromes dolorosos. El dolor persistente en los supervivientes de cáncer puede ser debido a la propia enfermedad: como son las neuropatías paraneoplásicas o a los tratamientos recibidos como la quimioterapia que produce neuropatía periférica sensitiva, la radioterapia que puede inducir de forma tardía toxicidad y la cirugía previa que puede provocar un síndrome de dolor post-quirúrgico (2). ÁREAS DE MEJORA EN EL TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO ONCOLÓGICO La información y educación de los pacientes en su proceso patológico y en sus tratamientos debe ser una labor constante de los médicos que los tratan consiguiendo así reducir su ansiedad, hacer más reales sus expectativas y ayudando a que acepten que el tratamiento de su dolor es paralelo al tratamiento de su enfermedad y no menos importante. La formación de los oncólogos en dolor debe ser prioritaria para que midan, traten el dolor y deriven a sus pacientes a las unidades especializadas de forma precoz (8). Hemos venido utilizando los criterios diagnósticos de dolor neuropático en los pacientes con dolor crónico oncológico y no oncológico indistintamente. Actualmente la IASP está revisando estos criterios diagnósticos y su aplicación para mejorar la práctica clínica en el tratamiento de los pacientes con dolor oncológico (9). RESÚMENES DE PONENCIAS Se deben arbitrar tratamientos fisiopatológicos ad hoc de acuerdo a los últimos estudios de la génesis del dolor oncológico y no seguir tratándolos con las mismas estrategias que para cualquier dolor crónico nociceptivo o neuropático de otra etiología. Debemos elegir el mejor tratamiento del amplio arsenal farmacológico: bifosfonatos, corticoides, AINE, anticonvulsivantes, bloqueantes de receptores NMDA, opioides; La mejor vía de administración: oral, subcutánea, intravenosa, intratecal etc.; y las terapias intervencionistas más adecuadas a cada momento del proceso: radioterapia, bloqueos nerviosos, bloqueos neurolíticos, etc. En cuanto al manejo psicológico, la psicooncología tiene en el momento actual dos tipos de terapia para pacientes oncológicos: reactiva y proactiva (10), el psicooncólogo elegirá la más conveniente en cada caso. Los cuidados paliativos deben ser uniformes en la atención de los pacientes. Para ello, el personal que integra las unidades debe tener las capacidades necesarias para atender a los pacientes en su domicilio. Las unidades hospitalarias deberían tener una buena coordinación con oncólogos, psicooncólogos y especialistas en dolor. CONCLUSIONES –– El dolor crónico oncológico debe ser tratado según su fisiopatología y de forma individualizada. –– Debemos normalizar nuestra visión de la enfermedad oncológica y tratar a los pacientes sin tener la imagen de terminalidad. –– Las unidades de tratamiento del dolor oncológico deberían ser multidisciplinares. Dada la complejidad para tener una unidad formada por servicios tan heterogéneos (oncología, dolor, psicología, cuidados paliativos, cirugía) se deben establecer mecanismos de coordinación y derivación de pacientes ágiles y eficaces. –– La enseñanza en el tratamiento del dolor debe ser mejorada tanto en pregrado como en postgrado para todos los profesionales implicados en el tratamiento de estos pacientes. –– Se deben establecer políticas eficaces, dotadas de presupuestos adecuados para que todos los pacientes tengan acceso al tratamiento paliativo en todo el territorio nacional. BIBLIOGRAFÍA Fig. 3. Necesidades de cuidados paliativos en unidades básicas (1 médico y un DUE) por cada 80.000 habitantes (tomada del Informe de la situación actual de cuidados paliativos. Asociación Española Contra el Cáncer. https://www.aecc.es/Comunicacion/ publicaciones/Paginas/DiaMundialContraelCancer.aspx). 1. Breivik H, Cherny N, Collett B, et al. Cancer-related pain: a pan-European survey of prevalence, treatment and patient attitudes. Ann Oncol 2009;20(8):1420-33. 2. Brow MRD, Ramirez JD, Farquhar-Smith P. Pain in cancer survivors. Br J Pain 2014;8(4):139-53. 3. Koyyalagunta D, Bruera E, Solanki D, Nouri KH, Burton AW, Pérez Toro M, et al. A systematic review of randomized trials on the effectiveness of opioids for cancer pain. Pain Physician 2012;15 ES39-ES58. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR93 4. Motavaf M, Safari S, Alavian SM. Understanding of molecular pain medicine: Genetic basis of variation in pain sensation and analgesia response. Anesth Pain Med 2013;2(3):104-6. 5. Schmidt BL, Hamamoto DT, Simone DA, Wilcox GL. Mechanisms of cancer pain. Mol Inter 2010;10(3):164-78. 6. O’Brien T, Kane CM. Pain services and palliative medicine –an integrated approach to pain management in the cancer patient. Br J Pain 2014;8(4)163-71. 7. Monsalve V, Gómez-Carretero P, Soriano J. Intervención psicológica en dolor oncológico: un estudio de revisión. Psicooncología 2006;3:139-52. 8. Brenda Breuer B, Fleishman SB, Cruciani RA, Portenoy RK. Medical oncologists attitudes and practice in cancer pain management: A national survey. J Clin Oncol 2011;29(36):4769-75. 9. Brunelli C, Bennett MI, Kaasa S, Fainsinger R, Sjøgren P, Mercadante S, et al. Clasification of neuropathic pain in cancer patients: A Delphi expert survey report and EAPC/IASP proposal of an algorithm for diagnostic criteria. Pain 2014;155:2707-13. 10. Jennifer Middleton. Psico-oncología en el siglo xxi. Revista actualidad psicológica 2002;298. NUEVAS VÍAS DE ANALGESIA POSTOPERATORIA M.C. Benito Alcalá Grupo de trabajo de Dolor Agudo de la SED Desde que al final del siglo xx, se puso en evidencia el mal control del dolor en los hospitales, a pesar de existir analgésicos para poder controlarlos, por baja dosificación o incumplimiento de las órdenes prescritas, con la creación de Unidades de Dolor Agudo Postoperatorio, se intentó mejorar la gestión de este tipo de dolor, prevalente y que además se puede cronificar si no lo tratamos adecuadamente. Gestionadas habitualmente por anestesiólogos, en el intento de trasladar el objetivo conseguido de una “cirugía sin dolor” a un “hospital sin dolor”. Su acción se basa en la formación y la información a pacientes y personal sanitario, además de concienciar sobre su importancia y complicaciones. Se protocoliza la analgesia de acuerdo a la agresividad de la cirugía, características de los pacientes, personalizando su tratamiento y siguiendo su evolución. La analgesia multimodal (combinación de analgésicos centrales y periféricos, junto a coadyuvantes) permite potenciar la analgesia y disminuir los efectos secundarios, que asociado a una menor agresividad quirúrgica, con la introducción de la laparoscopia en la cirugía abdominal, urológica o torácica, mejor nutrición de los pacientes y rehabilitación ha permitido mejorar la atención a este tipo de paciente. La forma de administrar la analgesia tanto intravenosa como loco-regional, mediante bombas electrónicas o mecánicas que permite administrar perfusiones continuas de analgesia, consiguiendo un nivel lineal de analgesia estable supuso un avance sobre los bolos pautados de analgesia. Con la mejora técnica de la bombas de PCA (analgesia controlada por el paciente), se consigue adecuar la administración de analgesia a la demanda del paciente, respetando la subjetividad en la percepción y vivencia del dolor por parte del paciente. Estas bombas permiten mantener una dosis basal baja de perfusión continua y bolos a demanda para rescate autoadministrado por el paciente, que disminuye el tiempo que tardaría la enfermera en atender a la llamada del paciente. Mejora la seguridad, con sistemas de infusión con válvulas antirreflujo y antisifón que evita la caída de flujo accidental y Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 por gravedad, en la protocolización de la analgesia con márgenes máximos y mínimos a administrar. Las alarmas asociadas son otra herramienta de seguridad que nos informa de los incidentes que surjan, en relación con la administración de la analgesia. La información obtenida mediante el historial del paciente y la memoria de la bomba para conocer la demanda y la administración de bolos por parte del paciente constantemente y adecuar las dosis a la analgesia real, es otra ventaja. Los elastómeros con o sin PCA, son otra alternativa analgésica, sencillos pero con mayor coste y menos efectivos, pues solo el dolor del paciente nos indicará su inadecuado funcionamiento, no son reutilizables y no informan de los bolos demandados por el paciente. Como inconvenientes a la analgesia intravenosa o por catéter con PCA tenemos la ruta invasiva (1) necesaria para su administración con los riesgos asociados de infección, extravasación, equivocaciones de vías, administrando medicación equivocada…, además de los errores en la programación (aunque esto ha mejorado con los nuevos modelos de bombas PCA. El inadecuado uso por parte del personal sanitario, pautando bajas dosis o del paciente, que no sabe si se autoadministra la medicación o no, por estar fuera del tiempo de cierre, le genera ansiedad y/o desconfianza. Por ello, para un correcto uso de la PCA es imprescindible una adecuada elección del paciente e información sobre su utilización, con el consumo de recursos que supone. La concienciación sobre la existencia persistente de este dolor y necesidad de mejorar su atención, desde las diferentes instancias políticas-administrativas en los últimos años se han generado estructuras multidisciplinarias en los hospitales (comisiones para atender al paciente con dolor) de forma obligatoria y considerar el tratamiento del dolor como un criterio básico de calidad hospitalaria y su presencia es considerado un evento adverso por omisión si no se trata. Debe existir un protocolo de prácticas seguras para tratar el dolor, en todos los hospitales y el dolor como 5.º constante, 94 que debe ser registrado en todos los pacientes hospitalizados o de urgencias, mediante escalas validadas. Una vez tratado el dolor, su alivio o no debe ser evaluado de nuevo, además de registrar si aparecen los efectos indeseables y evitarlos. Realizar una transición analgésica adecuada entre los diferentes niveles asistenciales es otra prioridad. En cuanto a la farmacología analgésica, considerando que aún no disponemos de ningún analgésico que cumpla con todos los criterios necesarios para ser considerado como ideal, los más consumidos son el paracetamol como analgésico de base, los antiinflamatorios, junto a los opioides y/o anestésicos locales, sin que en estos años haya habido grandes novedades en los protocolos analgésicos. La investigación en esos años ha permitido obtener AINE para administrar vía intravenosa (ketorolaco, dexketoprofeno, ibuprofeno…) y paracetamol intravenoso. Modificaciones en las moléculas de los opioide han permitido que la morfina no sea el único mórfico posible aunque sigue siendo el gold estándar. Todos los opioides que utilizamos en anestesia pueden ser útiles para analgesia postoperatoria, siempre que haya una monitorización adecuada que permita un uso seguro de estos potentes fármacos (fentanilo, oxicodona, sufentanilo, siendo frecuente su utilización). Los anestésicos locales han modificado su estructura mediante liposomas (fase acuosa con las moléculas hidrosolubles activas englobadas en una cápsula lipídica, se libera la “carga activa” intracitoplasmáticamente, de forma que ahorraríamos los pasos de formas iónicas y no iónicas) y son liberados progresivamente, pudiendo evitar los catéteres, pero aún no han conseguido su implantación rutinaria. Estudios en animales sobre diversas neurotoxinas naturales (tetrodotoxina, neosaxotoxina), no han demostrado aún su seguridad como nuevos anestésicos locales a pesar de la publicidad en prensa. Los coadyuvantes son otra familia que utilizados para evitar efectos secundarios, como los corticoides para disminuir la emesis, pueden ser utilizados para mejorar la analgesia; disminuyen la inflamación pero también hay que conocer su efectos secundarios sobre la inmunidad del paciente y que empeoran la cicatrización. Se definen como fármacos coadyuvantes los que no son analgésicos en sí, pero que mejoran la analgesia, entre ellos los antidepresivos y los anticonvulsivantes son las dos grandes familias utilizadas. Aunque fuera de ficha técnica los anticonvulsivantes (gabapentina, pregabalina) administrados la noche antes de la cirugía pueden ahorrar mórficos administrados en el postoperatorio, pero no parece influir en su cronificación. Los antidepresivos que inhiben la captación sobre todo de la noradrenalina son los indicados para mejorar la analgesia, no precisan dosis altas y hay que valorar su posible potenciación de los efectos sedantes de otros fármacos que actúan como depresores del sistema nervioso central. RESÚMENES DE PONENCIAS La dexmedetomidina es un agonista de los receptores alfa-2 adrenérgicos, sedante analgésico que provoca sedación consciente, aún no ha demostrado suficiente evidencia científica para poder ser incluido como analgésico en el postoperatorio actualmente (2). Los parches cutáneos, utilizados para moléculas liposolubles, son otra alternativa para el dolor crónico, sin indicación para el dolor postoperatorio, sí que nos los encontramos en pacientes que previo a la cirugía los utilizan debiendo mantener su uso, sobre todo los de fentanilo para evitar síndromes de abstinencia. Las diferentes presentaciones de fentanilo sublingual, intranasal, solo tienen indicación para dolor irruptivo. Las vías de administración también han presentado modificaciones en estos años decantándose por las técnicas de bloqueos nerviosos centrales o periféricos y el uso de anestésicos locales en lugar de opioide. Los catéteres multiperforados en la incisión quirúrgica son una opción ventajosa en desarrollo. Otra opción es la realización de los bloqueos periféricos (3) y las técnicas de bloqueo plano transverso abdominal (TAP) realizadas con control ecográfico (4). Pero estas técnicas precisan entrenamiento y material adecuado para realizarlas correctamente. El TENS (estimulación nerviosa transcutánea) no parece una buena indicación para tratar el dolor postoperatorio intenso (5), aunque sigue siendo discutido en la bibliografía (6), al igual que otras técnicas no farmacológicas como la estimulación electroacupuntura transcutánea (TAES) o el PENS (estimulación nerviosa eléctrica percutánea). La iontoforesis transdérmica de fentanilo, aunque con muchos estudios publicados en la década anterior, por problemas técnicos no fue viable. Actualmente la vía sublingual de fármacos, como sufentanilo, aunque todavía no comercializado, puede ser una buena alternativa analgésica, adecuándose a la técnica de PCA, su rápida absorción y escasos efectos secundarios pueden suponer una forma no invasiva y potente de analgesia en un futuro inmediato (7,8). En conclusión el dolor postoperatorio sigue siendo un campo de estudio y mejora importante, con múltiples expectativas en el desarrollo de nuevos fármacos más seguros y con menos efectos indeseables, pero sin claras evidencias científicas todavía. BIBLIOGRAFÍA 1. Palmer PP, Royal MA, Miller RD. Novel delivery systems for postoperative analgesia. Best Pract Res Clin Anaesthesiol 2014;28(1):81-90. 2. Shorrock P, Heaton T, Cochrane N, Jackson M, Lund K, Plummer N. The effects of dexmedetomidine on postoperative pain. 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Ringold FG, Minkowitz HS, Gan TJ, Aqua KA, Chiang, YK, Evashenk MA, et al. Sufentanil sublingual tablet system for the management of postoperative pain following open abdominal surgery a randomized, placebo-controlled study. Reg Anesth Pain Med 2015;40(1):22-30 8. Melson TI, Boyer DL, Minkowitz HS, Turan A, Chiang YK, Evashenk MA, et al. Sufentanil sublingual tablet system vs. intravenous patient-controlled analgesia with morphine for postoperative pain control: a randomized, active-comparator trial. Pain Pract 2014 14(8):679-88. TÉCNICAS VS. MEDICACIÓN EN EL PACIENTE FRÁGIL D. Benítez Pareja Hospital Universitario Puerta del Mar. Cádiz INTRODUCCIÓN La mayoría de personas que tratamos en nuestras unidades de dolor son pacientes complejos, incluso los jóvenes y sanos, ya que aúnan diferentes condicionantes personales, sociales, psicológicos, etc., que dificultan su diagnóstico y su plan terapéutico. De entre ellos, un sector de la población puede catalogarse como pacientes “frágiles”, al presentar unas connotaciones que los hacen susceptibles de no poder usar todo nuestro arsenal terapéutico disponible a dosis plenas con total seguridad, ya que la probabilidad de que no sea tolerado por el paciente es muy alta. El paradigma de paciente frágil, y así se nos viene a nuestra cabeza, es el paciente anciano, por la prevalencia de dolor en este subgrupo, pero también podemos incluir en el grupo de pacientes frágiles aquellas personas con enfermedades crónicas debilitantes tales como insuficiencias funcionales de órganos diana. La OMS advierte que los años no son el indicador exacto de los cambios que se producen en el envejecimiento. Mientras que algunos pacientes de 75 años son verdaderamente frágiles y presentan múltiples discapacidades, otros con 85 años son totalmente autónomos. La insuficiencia cardiaca descompensada, la enfermedad pulmonar crónica no controlada, la insuficiencia vascular periférica, la renal, la hepática, etc., pueden también ser ejemplos de pacientes frágiles. Pero además debemos añadir aquellos pacientes que por sus condiciones sociales se comportan con una fragilidad especial. Podemos, por tanto, definir al paciente frágil como aquella persona que por sus condicionantes físicos, funcionales, psíquicos o sociales, sea susceptible de presentar secundarismos a dosis mínimas de fármacos o ante intervencionismos menores y que, por tanto, puedan mermar la eficacia de nuestros tratamientos y nuestro éxito terapéutico. Serán pacientes donde no será posible en todos los casos usar los fármacos que estarían más indicados o realizar las técnicas que a priori serían más eficaces en cada caso. Con este perfil de pacientes debe por consiguiente primar por encima de todas las cosas, y más que nunca, la seguridad y Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 la eficiencia, entendiéndola como la consecución de la mayor efectividad posible en las condiciones concretas y personales de cada paciente. Pero no solamente se van a ver mermados nuestros recursos terapéuticos, sino también nuestras herramientas de medición y de evaluación del dolor, lo que complica también el proceso. La EVA, tan reivindicada por muchos autores como la quinta constante vital, muchas veces no nos sirve. Los descriptores verbales son más fáciles de entender, así como escalas de color o de caras, aunque no tengan la potencia estadística de las escalas numéricas. PERFIL DEL PACIENTE FRÁGIL Podemos describir al paciente frágil con algunas connotaciones o características que resumimos a continuación: –– Paciente > 75 años o < 16 años. –– Déficit neurológico o de atención. –– Dependiente de terceras personas. –– Insuficiencias funcionales no controladas de órganos diana. CAMBIOS METABÓLICOS EN EL PACIENTE ANCIANO Seguridad y eficacia de los fármacos analgésicos Los pacientes mayores han estado sistemáticamente excluidos de los ensayos clínicos, por lo que la utilización de fármacos en edades extremas se ha extrapolado de la de los adultos a falta de estudios farmacocinéticos y farmacodinámicos. Las principales agencias reguladoras de los medicamentos han exigido en una reciente directiva que, para que una muestra poblacional sea representativa de la eficacia y seguridad del fármaco en estudio, debe incluir la franja de población que pueda ser sugestiva de ser tratada. Sin embargo, pocos ensayos clínicos incluyen pacientes ancianos y en los criterios de 96 RESÚMENES DE PONENCIAS selección se excluyen los que presentan comorbilidad médica asociada o la ingesta de ciertos medicamentos. Si sabemos que los pacientes de más de 70 años tienen una media de tres comorbilidades médicas y toman un promedio de siete medicamentos, uno puede cuestionarse la representatividad de la muestra de los pacientes incluidos en los estudios. Evidentemente, es difícil enrolar a pacientes frágiles, pero el sesgo en la selección confirma la falta de evidencia científica para la mayoría de los tratamientos cuando los aplicamos al paciente mayor. Recomendaciones para el tratamiento del dolor crónico –– El tratamiento farmacológico es tan importante como el no farmacológico. La fisioterapia es especialmente útil en uno de los síndromes de dolor persistente más prevalente como la artropatía degenerativa y las fracturas osteoporóticas. Dentro del tratamiento no farmacológico las intervenciones con mayor nivel de evidencia son la terapia física, el programa gradual de ejercicios y los programas de educación. Las terapias cognitivas conductuales han sido siempre de difícil aplicabilidad, pero se está incrementando la utilización de las mismas a través de Internet como alternativa viable a las sesiones cara a cara. –– Los fármacos deberían ser administrados por vía oral, pautados y utilizando la escala analgésica de la OMS. –– Se preferirá los preparados de liberación sostenida o larga actuación para el dolor continuo. –– El dolor irruptivo se tratará con preparados de liberación rápida e inmediata. –– La norma es empezar lentamente y continuar lentamente. –– De primera elección será el paracetamol. –– Contraindicados muy particularmente en los pacientes con antecedentes de enfermedad gastrointestinal, cardiovascular y renal. En el caso de reagudizaciones, si se considera imprescindible su administración, a tenor de todos los datos publicados, el AINE de elección será el naproxeno, dado que el riesgo cardiovascular es neutro, a diferencia del diclofenaco e ibuprofeno, y se suplementará la terapéutica con un inhibidor de la bomba de protones. –– No existe justificación sobre la utilización de los coxib en esta franja de población, pudiéndose utilizar un AINE convencional (naproxeno, ibuprofeno o dexketoprofeno) más un omeprazol. –– La combinación de fármacos no opioides, opioides y coadyuvantes deberá ser considerada, siempre que sea posible, a fin de reducir los riesgos de los efectos adversos de antes de dar dosis altas de cada uno. –– Las combinaciones fijas de opioides con paracetamol pueden ser útiles para el dolor de leve-moderado. –– Si utilizamos opioides debemos tener en cuenta que: • Existen muy pocos datos en dolor crónico, y la mayoría son de dolor oncológico. La titulación ha de ser muy lenta. En estos últimos 2 años ha mejorado considerablemente la disposición de preparados que nos facilitan esta maniobra (tramadol en solución, Oramorph 2 mg/ml, MST 5 mg, Duragesic matrix 12 μg, oxicodona/naloxona de 5/2,5 mg, Tapentadol 25 mg). • Aun así, debe mantenerse una monitorización intensiva durante la primera semana. • Dosis repetidas dan lugar a concentraciones superiores al 25% de la de los adultos. • Manejo precoz de los efectos secundarios. • A ser posible, evitar codeína, dextropopoxifeno, metadona. • Evaluación regular de la terapia farmacológica. –– Los objetivos clínicos deberán incluir el alivio del dolor, la mejora del sueño, del humor y la mejora de la capacidad funcional. Fármacos analgésicos secundarios: –– Los antidepresivos tricíclicos, aunque son el primer abordaje en el dolor neuropático, suelen tener un perfil inaceptable de efectos secundarios. –– Dentro de los múltiples anticonvulsivantes, la pregabalina y la gabapentina son las que acumulan un perfil de tolerancia y eficacia mejor en esta franja de población. –– Raras veces consiguen un alivio completo. –– Si los administramos conjuntamente aumenta el potencial de efectos secundarios. Alteraciones anatómicas. Dificultades de las técnicas intervencionistas En el paciente de edad avanzada, las referencias anatómicas cambian a modo de degeneración artrósica, rotación, fracturas, osteofitosis, estenosis foraminal y del canal vertebral, etc., que también dificulta la realización de las diferentes técnicas intervencionistas. Por otro lado, el paciente de edad avanzada suele tolerar mucho mejor la realización de las técnicas intervencionistas. En el caso de pacientes con poca adaptabilidad, alteraciones cognitivas, etc., la realización de estas técnicas suele pasar por una sedación superficial o sedación consciente que ayude a su confort. Siempre que se pueda, infiltraremos con anestésicos locales. Los cambios en la farmacocinética de los anestésicos locales no pueden explicar por sí solos los cambios relacionados con la edad en el bloqueo neural. Se ha sugerido que, probablemente, están más relacionados con la farmacodinamia. Estos cambios provocan que se obtengan niveles más altos de bloqueo así como la intensidad y duración del mismo. La incidencia de hipotensión es también mayor en el anciano. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR97 Todo ello, en definitiva, aboga a la reducción de la dosis de anestésico local en población geriátrica. Dentro de los bloqueos neurales posibles la analgesia epidural es la más utilizada a pesar del gran avance en la utilización de bloqueos periféricos, especialmente en cirugía distal de EEII. La técnica epidural es más difícil. Hay que ser lo más segmentario posible a la incisión a fin de disminuir el volumen y la dosis total. A priori la levobupivacaína y la ropivacaína tienen ventajas en el paciente mayor. No obstante, un estudio aleatorizado y doble ciego muestra una analgesia postoperatoria similar sin diferencias significativas en la hipotensión, con volúmenes iguales de levobupivacaína 0,125%, ropivacaína 0,2% y bupivacaína al 0,125% en pacientes ancianos sometidos a cirugía de cadera. Abordaje multimodal Siguiendo las últimas recomendaciones publicadas, parece ser que existe suficiente evidencia para decir que las técnicas utilizadas en adultos son efectivas también en la población geriátrica ajustando las dosis, y que las técnicas que llevan a un ahorro de los fármacos necesario para conseguir una buena analgesia son deseables, especialmente, en los pacientes frágiles. La analgesia multimodal propuesta por Kehlet es mucho más que una combinación de fármacos; en realidad, se refiere al abordaje multimodal en todos los ámbitos de tratamiento del paciente. No obstante, desde el punto de vista farmacológico, lo que se pretende es bloquear la transmisión siempre que se puedan añadir analgésicos no opioides que a su vez tendrán un efecto ahorrador de la dosis total de anestésicos local, y estos a su vez tendrán un efecto ahorrador sobre la dosis total de opioides fármacos excelentes, pero cuyos efectos deletéreos pueden influir más en el resultado postoperatorio final. 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Computer and internet based psychoterapy interventions. Curr Direct Psychol Sci 2003;12(1):18-22. MEDICAMENTOS Y CONDUCCIÓN E. Calderón Seoane Hospital Universitario Puerta del Mar. Cádiz Un amplio abanico de sustancias puede afectar las capacidades psicomotoras o cognitivas necesarias para una conducción segura. Las habilidades psicomotoras incluyen el tiempo de reacción y la coordinación mano-ojo, mientras que la capacidad para tomar decisiones adecuadas se relaciona con las capacidades cognitivas. Las principales habilidades necesarias son la vigilancia y la capacidad de interpretar las situaciones del tráfico y de repartir la atención entre las tareas. El comportamiento y la actitud del conductor también contribuyen al riesgo de un accidente de tráfico. Aproximadamente el 50% de la población consume algún tipo de medicamentos, y casi un 30% de los conductores en España toman regularmente fármacos. Además, se estima que Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 al menos el 10% de los muertos o lesionados en accidentes de tráfico habían tomado algún tipo de medicación psicoactiva. De acuerdo con la normativa europea, la posible influencia de los fármacos en la conducción de vehículos constituye uno de los aspectos de inclusión obligatoria en la ficha técnica de los medicamentos, además del pictograma que aparece en el envase en relación con el aviso de afectar la capacidad de conducción. Desde el punto de vista legal, aunque las primeras versiones del artículo 12, sobre la presencia de drogas en la conducción de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial ya hacían mención a la prohibición del consumo de drogas en la conducción, lo cierto es que ha 98 habido que esperar a que los controles para la detección de la presencia de estas sustancias se generalizaran hace pocos años, para poder abordar este problema, que se constata ya como uno de los más graves para la seguridad vial. Desde el punto de vista administrativo se castiga la mera presencia de drogas en el organismo del conductor, de las que quedarán excluidas aquellas substancias que se utilicen bajo prescripción facultativa y con una finalidad terapéutica, siempre que se esté en condiciones de utilizar el vehículo conforme a la obligación de diligencia, precaución y no distracción establecida en el artículo 9, dejando para el tipo penal previsto en el artículo 379.2 del Código Penal la sanción por la conducción bajo la influencia de drogas. Precisamente, una de las principales disfunciones de la regulación existente hasta ahora en el artículo 12 y en otros que hacían referencia a esta materia, era la confusión entre el objeto de la regulación penal y el de la administrativa, que ahora se pretende deslindar de forma más nítida. Aspecto importante, porque por primera vez se explicita en esta ley, es la apuesta por los dispositivos de detección de drogas en saliva, que se han demostrado como seguros jurídicamente, poco intrusivos para los conductores y viables desde un punto de vista policial. Aunque este tipo de dispositivos se concretan ahora en la norma administrativa, ya el artículo 796.1 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, tras la modificación del Código Penal, los incluyó previamente en el ámbito penal. En general los medicamentos pueden mejorar la capacidad para conducir, como consecuencia de la mejora en la situación clínica del paciente. No conviene olvidar que los medicamentos como consecuencia de sus efectos terapéuticos, bien por sus efectos adversos o por interacciones farmacológicas pueden afectar a la capacidad de conducción, con manifestaciones como somnolencia, alteraciones cognitivas, visión borrosa Varios estudios han demostrado que los opioides en dosis estables no necesariamente ponen en peligro las actividades complejas, como la capacidad de conducción; sin embargo, debido a la variabilidad intraindividual en las respuestas de opioides y otros factores como la intensidad del dolor y comorbilidad, el juicio con respecto a la capacidad de conducción se debe hacer de manera individual. Hubo menos deterioro en ciertas pruebas psicomotrices relacionadas con la conducción en las personas que se encontraban en mantenimiento con buprenorfina, en comparación con los que recibían metadona. En 2 estudios se demostró que pacientes con dolor crónico y en tratamiento sostenido con fentanilo transdérmico o buprenorfina realizaron significativamente mejor las pruebas psicométricas que personas sanas con una concentración de 0,05% de alcohol en sangre. Es obvio que la administración de opioides en el grupo de pacientes opioide-naïve interfiere seriamente con la capacidad de conducción. Por lo tanto, con la introducción de la terapia con opioides, los pacientes deben abstenerse de conducir, siempre que los efectos secundarios del SNC están RESÚMENES DE PONENCIAS presentes. La evidencia sugiere que se desarrolla tolerancia a los efectos cognitivos, como también se ha demostrado para las náuseas y somnolencia. En este contexto, sería prudente que el médico aconsejara esperar entre cinco y siete días después del inicio del tratamiento para el control el dolor antes de tomar una decisión respecto a la capacidad de conducción. La mayoría de los estudios han analizado la capacidad de conducción de los pacientes que recibieron crónicas, dosis estables de opioides. Pocos trabajos se han centrado en los efectos de aumento de la dosis de opiáceos. En esta situación, la introducción de un nuevo aumento de opiáceos o la dosis debe seguir las mismas precauciones que los observados después de la introducción del tratamiento con opioides. Abstenerse de conducir durante cinco a siete días es una actitud prudente. La dirección general de tráfico (DGT) (ICADTS) clasifica los principales grupos terapéuticos que afectan a la capacidad de conducir en: –– Categoría I: seguro o escaso efecto en la capacidad de conducir. –– Categoría II: con frecuencia produce efectos leves-moderados. –– Categoría III: efectos graves y potencialmente peligrosos. 1. Analgésicos: buprenorfina (III), codeína y dihidrocodeína (II), metadona (II), morfina (III), petidina (III), tramadol (III). 2. Antidepresivos: –– Tricíclicos: amitriptilina (III), clomipramina (II), doxepina (III), imipramina (II), nortriptilina (II). Heterocíclicos: maprotilina (II), mianserina (III). –– ISRS: citalopram (I), fluoxetina (I), fluvoxamina (I), paroxetina (I), sertralina (I). –– Mixtos: mirtazapina (III), nefazodona (II), reboxetina (I), sales de litio (II), trazodona (III), venlafaxina (II). 3. Antiepilépticos: ácido valproico (II), carbamacepina (II), clonacepam (II), diacepam (III), etosuximida (II), felbamato (II), fenitoína (III), fenobarbital (III), lamotrigina (II), primidona (III), valpromida (II), vigabatrina (II). 4. Neurolépticos: clorpromazina (III), levomepromazina (III), flufenazina (II), perfenazina (II), tioxantenos (II), haloperidol (II), sulpirida (II), tiaprida (II), clozapina (II), risperidona (II), olanzapina (II), quetiapina (II). 5. Hipnóticos/ansiolíticos: –– Benzodiacepinas (vida media larga): bromacepam (III), clobazam (II), clonacepam (II), clordiacepóxido (III), diacepam (III), flunitracepam (III), ketazolan (III), nitracepam (III), barbitúricos (III), meprobamato (III). –– Benzodiacepinas (vida media intermedia-corta): alprazolam (III), loprazolam (III), loracepam (III), lormetacepam (III), midazolam (III), oxacepam (III), Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR99 triazolam (III). Inductores sueño: buspirona (II), zolpidem (II), zopiclona (II). El consumo de sustancias psicoactivas es muy frecuente, tanto en la población general como en la de conductores, es por ello que consejo sanitario y la información al paciente pueden evitar gran parte de los riesgos que conlleva la asociación conducción y medicamentos. Es preciso que tanto desde la administración sanitaria como desde la de DGT se promueva la información, investigación y educación de la población. 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Rehabilitación Área de Gestión Integrada de Ourense, Verín e O Barco de Valdeorras. 2 Servicio de Neuro-Rehabilitación. Hospitales Nisa. Valencia 1 INTRODUCCIÓN La entidad habitualmente conocida como Hombro Doloroso del Hemipléjico hace referencia a una complicada situación sindrómica cuyo impacto en el paciente con ictus no se limita únicamente a la utilización del miembro afecto y a la interferencia en su proceso de rehabilitación, sino que compromete la funcionalidad global del paciente, prolonga la hospitalización y el programa de rehabilitación, y se acompaña además de mayor índice de depresión y disminución de la calidad de vida. Tanto su incidencia como su prevalencia varían ampliamente entre diferentes autores bien por diferencias metodológicas bien por diferencias poblacionales. ETIOLOGÍA El diagnóstico diferencial causal resulta complejo por la dificultad en la valoración clínica del paciente con Ictus (focalidad sensitivo-motora; afectación de funciones cerebrales superiores) y por su carácter etiológico multifactorial. De un modo simplificado sería posible clasificar la etiología del HDH en: –– Hombro doloroso de causa central: incluiríamos las siguientes entidades: dolor talámico, SDRC, espasticidad dolorosa, subluxación gleno-humeral parética. –– Hombro doloroso de causa NO central: agruparía procesos musculoesqueléticos tales como compromiso subaRev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 cromial, capsulitis adhesiva, subluxación gleno-humeral y plexopatía braquial. En la Tabla 1 se presenta la distribución etiológica según Lo et al. (1). Centraremos nuestra atención en primer lugar en aquellas características diferenciales del paciente con ictus respecto a la población sin ictus para posteriormente abordar aquellos aspectos de especial relevancia en lo relativo a su manejo desde el punto de vista rehabilitador. Aspectos específicos del paciente con omalgia e ictus El daño neuronal consecutivo al ictus genera alteraciones en el tono muscular, en ocasiones transitorias como la flaccidez y en otras definitivas con o sin progresividad como ocurre en el hombro espástico. Flaccidez y espasticidad, han sido relacionadas con el hombro doloroso del hemipléjico en base a diferente fisiopatología (2). La flacidez imposibilita el adecuado control de la mecánica y dinámica articular del hombro, con la pérdida de mecanismos de protección, al tiempo que el propio peso del miembro sin control proximal puede posibilitar lesiones por tracción de nervios periféricos o plexopatías. El patrón de espasticidad que se presenta en el miembro superior del paciente hemipléjico favorece la disposición en rotación interna que incrementa el conflicto subacromial en una población que, por su edad y acorde a la patogenia clásica 100 RESÚMENES DE PONENCIAS TABLA I. CRITERIOS CLÍNICOS Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DEL SÍNDROME HOMBRO-MANO (SHM) Diagnóstico de SHM: los dos criterios A + un criterio B al menos Criterios A – Hinchazon de los dedos (en comparación con el lado sano) – Dolor de hombro en reposo o con la movilización en rango fisiológico Criterios B – Dolor de dedos en reposo o con la movilización en rango fisiológico – Dolor/molestias con la palpación de la cara volar de las articulaciones metacarpofalángicas – Eritema dorsal en la palma o los dedos Diagnóstico diferencial Hay que excluir las siguientes entidades: – Dolor talámico – Capsulitis adhesiva o periartritis escapulohumeral – Espasticidad/espasmos musculares – Epilepsia – Osificaciones paraarticulares – Osteoporosis – Fractura – Dolor psicógeno Fig. 1. Etiología del dolor en el hombro doloroso hemipléjico. HC: hombro congelado; DMR: desgarro del manguito rotador; SHM: síndrome hombro-brazo. Tomada de Lo et al.31. ©2013, con permiso de Elsevier. de Neer (3), ya presenta alteraciones de importancia en los tendones que conforman el manguito de los rotadores. Con todo, estudios de imagen mediante RM y ECO no han mostrado diferencias entre las lesiones del manguito en paciente hemipléjicos con y sin omalgia (4). En la evaluación del paciente con HDH la exploración física experimentada junto con las mediciones necesarias (2,4) y un estudio radiográfico en adecuada proyección (2) pueden ser más que suficientes en un proceso en la que la mayoría de las Tomada de Kondo et al.54. ©2013, con permiso de Elsevier. entidades del diagnóstico diferencial basan su identificación en criterios clínicos; como ejemplo ilustrativo incluimos las Tablas 2 (5) y 3 (6) relativas al síndrome hombro-mano. TABLA II. CRITERIOS DEL SÍNDROME HOMBRO-MANO (SHM) POST-ICTUS Localización Signos y síntomas Hombro Pérdida de rango articular, sobre todo abd y rotación externa. Dolor con la movilización o en reposo Codo Generalmente sin signos ni síntomas Muñeca Dolor con la extensión y limitación/rigidez. Dolor con la palpación. Edema dorsal Mano Edema y dolor con la palpación/flexión de articulaciones metacarpofalángicas (mtc-f) Dedos Dolor y/o rigidez con la flexión (mtc-f) e interfalángicas (if). Edema fusiforme. Piel brillante sin arrugas ni pliegues. Cambios en faneras. Labilidad vasomotora y sudomotora. Probabilidad de SHM según los signos y síntomas SHM definitivo Todos los signos descritos SHM probable Todos los signos descritos en la muñeca y la mano SHM posible Dolor y edema en la mano y en la muñeca SHM ausente Edema aislado de mano y muñeca Traducida y adaptada de Geurts et al.52 Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR101 La presencia de diabetes (7), limitación en la rotación externa (8) y la ausencia de conducta de protección en pacientes con heminegligencia (2) han sido factores relacionados con la severidad del cuadro clínico del HDH. Aspectos específicos relativos al tratamiento rehabilitador Como todo tratamiento, la prescripción de las diferentes técnicas de medicina física y rehabilitación están sujetas indicaciones, contraindicaciones y no se encuentran exentas de efectos secundarios. A modo de ejemplo resaltaremos los puntos siguientes: Representan especial utilidad y formalmente indicados: –– La mejor estrategia se centra en la implantación de medidas preventivas de forma precoz, con un adecuado posicionamiento del miembro ya en las fases iniciales del ictus (9). –– El papel del ejercicio terapéutico independiente de la modalidad empleada representa el segundo pilar del abordaje del HDH (10). –– Un adecuado manejo farmacológico analgésico resulta imprescindible para una adecuada adherencia al tratamiento físico y mitigar sufrimientos innecesarios. –– El empleo de TENS con finalidad analgésica y la electroestimulación. –– Considerar técnicas (mínimamente) invasivas: punción seca (DNHS), infiltración intraarticular, bloqueo nervios periféricos. Entre las contraindicaciones debemos señalar: –– La utilización de las diferentes modalidades de cabestrillos debe limitarse en base a un escaso ratio beneficio/ riesgo y a su frecuente mala colocación por pacientes y familiares. Además, su utilización disminuye la movilidad en un miembro poco funcional, imposibilita el braceo fisiológico durante el ciclo de la marcha y el posicionamiento es a favor de contracturas en rotación interna, que precisamente debemos evitar (2,11). –– Los ejercicios mediante poleas se encuentran formalmente contraindicados (11). –– La presencia de crisis convulsivas contraindica la utilización de técnicas de electroterapia. –– La aplicación de dispositivos de alta frecuencia en la modalidad de aplicación continua también se encuentra contraindicada en caso de presentar dolor de características neuropáticas. BIBLIOGRAFÍA 1. Lo SF, Chen SY, Lin HC, Jim YF, Meng NH, Kao MJ. Arthrographic and clinical findings in patients with hemiplegic shoulder pain. 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El manejo anestésico de estos pacientes debe considerar que muchos de los fármacos empleados pueden causar una liberación masiva de mediadores químicos mastocitarios. Las mastocitosis pertenecen al grupo de las llamadas enfermedades raras, es decir, enfermedades poco frecuentes; por 102 ello, es difícil que los médicos, en general, posean la experiencia suficiente para enfocar de forma adecuada su diagnóstico y su tratamiento. El diagnóstico de las mastocitosis se establece por la clínica y los hallazgos histopatológicos en biopsias de los órganos afectados como piel y médula ósea. El signo clínico más frecuente de las mastocitosis es la presencia de lesiones de urticaria pigmentosa. La mayoría de los pacientes presentan síntomas relacionados con la liberación de mediadores del mastocito y la prevención del efecto de estos mediadores sobre los tejidos constituye la clave del tratamiento y manejo clínico de las mastocitosis. En la actualidad no existe un tratamiento curativo, por lo que se trata de unas enfermedades crónicas que tienen un impacto negativo sobre la calidad de vida (1). El manejo de las mastocitosis para cualquiera de sus categorías incluye: a) un cuidadoso entrenamiento en los cuidados de la enfermedad a los pacientes y padres en caso de las formas pediátricas; b) evitación de la liberación de mediadores; c) tratamiento de los episodios agudos de liberación de mediadores; d) tratamiento de los síntomas crónicos de liberación de mediadores, y e) tratamiento de la infiltración de mastocitos en diversos órganos. INTRODUCCIÓN Las mastocitosis son un grupo heterogéneo de enfermedades que se caracterizan por la proliferación de mastocitos o células cebadas y su posterior acumulación en uno o varios tejidos u órganos (2). Fueron descritas inicialmente por Nettleship y Tay en 1869 como “urticaria crónica que deja manchas pardas y dura más de 2 años...”. En 1949, Ellis describió el primer caso de afectación multiorgánica. Cuando hay evidencia de afectación de un tejido distinto a la piel se denomina mastocitosis sistémica (MS) (3). La MS es una enfermedad poco frecuente cuya incidencia y prevalencia se desconocen (4). Mientras que la mastocitosis cutánea suele iniciarse en la infancia, la MS lo hace en la edad adulta. El diagnóstico se basa en una correcta anamnesis y exploración física, y la confirmación se realiza mediante estudio histológico (5). La mastocitosis es una enfermedad poco frecuente que se caracteriza por producir episodios de prurito intenso secundarios a la degranulación de los mastocitos frente a múltiples y variados estímulos (6). Al tratar con pacientes afectados de esta enfermedad, el anestesiólogo debe estar preparado y alerta porque, en ocasiones, la degranulación puede ser tan importante que desencadene una verdadera reacción anafiláctica (7). La elección de la técnica anestésica y analgésica es de especial importancia en este tipo de pacientes. No hay que olvidar que muchos de los fármacos empleados durante o después de la anestesia pueden provocarles reacciones anafilácticas o anafilactoides, así como graves alteraciones de la coagulación sanguínea. Estos cuadros se producen por la liberación de RESÚMENES DE PONENCIAS mediadores químicos mastocitarios, tanto preformados (histamina, heparina, triptasa) como originados durante el proceso de activación mastocitaria (PGD2, LTC4). La capacidad de algunas de estas sustancias para desencadenar la degranulación mastocitaria ha sido demostrada in vitro y, asimismo, se han descrito varios casos de reacciones graves durante la anestesia. El mecanismo que desencadena estos cuadros puede ser mediado por los receptores para la inmunoglobulina E, los receptores Fc gamma o el sistema del complemento. Los mediadores liberados por cualquiera de estos mecanismos, actuando sobre los órganos diana como el corazón, vasos, piel, pulmón y otros, pueden producir trastornos cardiacos, hemodinámicos y metabólicos similares a los observados en una reacción anafiláctica o graves trastornos de la coagulación. En lo referente al tratamiento del dolor, puede ser complejo ya que, potencialmente, casi todos los fármacos analgésicos pueden ocasionar degranulación mastocitaria e histaminoliberación. El uso de la morfina está formalmente contraindicado por su elevado poder histaminoliberador y, por esta misma razón, todos los opiáceos se pueden descartar, aunque en la práctica hay experiencias positivas con varios de ellos (8). Autores como el Dr. Olarra y Longarela (9) piensan que no debe descartarse su uso sino que debe individualizarse, ya que la sensibilidad a la histaminoliberación producida por los opiáceos puede ser distinta en cada paciente e, incluso, en un mismo paciente distinta para cada fármaco. Como fármaco de elección para el tratamiento de dolores menos intensos o para utilización como coadyuvante, destaca el paracetamol, mientras que fármacos como los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) o los inhibidores selectivos de la COX-2 están contraindicados. Ellos mismos están de acuerdo con otros autores (10,11) en que, siempre que sea posible, las técnicas analgésicas locorregionales (centrales o periféricas) deben considerarse de elección. Aúnan el elevado perfil de seguridad de los anestésicos locales del grupo amida (7,12) -los de tipo éster como la procaína o la clorprocaína están contraindicados-, con la disminución de la necesidad de utilización de otros fármacos que, administrados por vía i.v., tienen mayor riesgo potencial de producir una degranulación mastocitaria. Frente a esta opinión, Tirel et al (13) postulan que el bloqueo simpático producido por la analgesia regional podría empeorar la situación clínica del paciente, en caso de producirse una degranulación mastocitaria intraoperatoria. Conclusiones –– La MS no sólo condiciona de forma importante la técnica analgésica a elegir, sino que pone en peligro la vida del paciente (14). –– Aunque la incidencia real de los episodios de degranulación mastocitaria y ulterior reacción anafiláctica ligados al acto anestésico no se conoce con certeza, su frecuencia Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR103 está posiblemente infravalorada al no haber constancia escrita de todos ellos. Por tanto, debemos considerar el tratamiento analgésico como un desencadenante potencial. –– Es fundamental realizar una correcta valoración anestésica, que debe incluir el estudio con pruebas cutáneas de estimulación frente a los fármacos más comúnmente utilizados en nuestro quehacer diario. –– Las técnicas locorregionales con anestésicos locales tipo amida son de elección para el tratamiento analgésico en los períodos intra y postoperatorios. Pero, si bien deben evitarse inicialmente los fármacos con mayor potencial de provocar una degranulación mastocitaria (opiáceos, AINE, inhibidores de COX-2 y anestésicos locales tipo éster), el manejo debe ser individualizado, ajustando el tratamiento a cada paciente, a su grado de afectación por la mastocitosis, al resultado de las pruebas de provocación y al tipo de intervención quirúrgica o cuadro doloroso. BIBLIOGRAFÍA 1. Hoz, B. de la; González de Olano, D; Álvarez, I; Sánchez, L; Núñez, R; Sánchez, I; Escribano, L. Guías clínicas para el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de las mastocitosis An Sist Sanit Navar; 31(1): 11-32, ene.-abr.2008. 2. Escribano L, Bravo P, Cantalapiedra A, Vázquez R, Garante M, Díaz B, et al. Aspectos prácticos sobre el diagnóstico y tratamiento de la mastocitosis del adulto. Act Dermosifilogr. 1999; 90:211-23. 3. Valent P, Horny HP, Escribano L, Longley BJ, Li CY, Schwartz LB, et al. 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Valencia El dolor neuropático en el área Orofacial después de la realización de procedimientos dentales es un proceso que se suele dar con más frecuencia del que pensamos y es el cuadro que más quebraderos de cabeza genera al clínico encargado de su diagnóstico y su tratamiento. Dentro de estas entidades, son la neuropatías trigeminales dolorosas post-traumáticas (NTPT) una de las causas más frecuentes de dolor neuropático en la cavidad oral. En la gran mayoría de los casos estos cuadros son consecuencia de lesiones iatrogénicas o accidentales de terminaciones nerviosas periféricas tras la realización de procedimientos quirúrgicos en el interior de la cavidad oral, siendo la lesión del nervio dentario inferior y la del nervio lingual tras la extracción de terceros molares las que se presentan de modo más frecuente. Del mismo modo y como consecuencia del auge en la realización de otros procedimientos quirúrgicos como la implantología o la cirugía ortognática el nivel de incidencia de estas neuropatías se ha disparado últimamente. Muchos pacientes presentan, tras la realización de procedimientos dentales, un cuadro de dolor crónico de características neuropáticas asociado a déficits o alteraciones de carácter sensorial, produciendo éste, una merma importante de la calidad de vida del paciente. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 En nuestra presentación procederemos a revisar los conocimientos actuales sobre la epidemiología, etiología, fisiopatología, manifestaciones clínicas, diagnóstico, diagnóstico diferencial, tratamiento y pronóstico. También se discuten los criterios diagnósticos propuestos para su inclusión en la Clasificación Internacional de Cefaleas que va ganando adeptos en la actualidad. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 1. Haviv Y, Zadik Y, Sharav Y, Benoliel R. Painful traumatic trigeminal neuropathy: An open study on the pharmacotherapeutic response to stepped treatment. J Oral Facial Pain Headache 2014;28:52-60. 2. Fried K, Bongenhielm U, Boissonade FM, Robinson PP. Nerve injury induced pain in the trigeminal system. Neuroscientist 2001;7:155-65. 3. Benoliel R, Zadik Y, Eliav E, Sharav Y. Peripheral painful traumatic trigeminal neuropathy: clinical features in 91 cases and proposal of novel diagnostic criteria. J Orofac Pain 2012;26:49-58. 4. Treede RD, Jensen TS, Campbell JN, Cruccu G, Dostrovsky JO, Griffin JW, et al. Neuropathic pain: Redefinition and a grading system for clinical and research purposes. Neurology 2008;70:1630-5. 5. Woda A, Tubert-Jeannin S, Bouhassira D, Attal N, Fleiter B, Goulet JP, et al. Towards a new taxonomy of idiopathic orofacial pain. Pain 2005;116:396-406. 6. Headache Classification Subcommittee of the International Headache Society (IHS). The International Classification of Headache Disorders, 3rd edition (beta version). Cephalalgia 2013;33:629-808. 104 RESÚMENES DE PONENCIAS DOLOR NEUROPÁTICO OROFACIAL POSQUIMIOTERAPIA J.M. Torres Hortelano Unidad de Dolor Orofacial y Medicina Oral del Sueño. Clínica Kranion. Alicante La neuropatía periférica inducida por quimioterapia - NIQ (CIPN: chemotherapy-induced peripheral neuropathy) es unos de los efectos secundarios más frecuentes del tratamiento del cáncer y se estima que afecta a un tercio de todos los pacientes tratados con agentes quimioterápicos que se utilizan en primera y/o segunda línea para el tratamiento de diversas neoplasias sólidas y hemáticas. La NIQ deteriora la funcionalidad, compromete la calidad de vida y, frecuentemente, conlleva la reducción y/o suspensión del tratamiento, lo que representa un efecto adverso limitante de dosis de muchos antineoplásicos. La mucositis oral es la complicación más frecuente de las terapias antineoplásica, cuya presentación clínica va desde dolor local leve hasta ulceración severa, hemorragia y afagia. Sin embargo, la NIQ también puede asentarse en el territorio orofacial en forma de dolor mandibular profundo o en forma de hipersensibilidad dental que puede persistir semanas o meses después de haber suspendido la quimioterapia. Los trastornos temporomandibulares también son frecuentes, pero están más relacionados con el distrés psicosocial, el bruxismo y la perturbación del sueño presentes en este tipo de pacientes. El tratamiento del paciente con NIQ debe sustentarse sobre dos pilares: la prevención (ajuste de dosis y neuroprotección) y el alivio sintomático: –– Entre estos agentes neuroprotectores destacan factores tróficos (NGF), antioxidantes (glutamina, vitamina E, ozono), antiepilépticos y agentes quelantes (infusiones de gluconato cálcico y sulfato de magnesio), aunque la evidencia científica disponible es aún escasa y hasta el momento ningún fármaco ni suplemento nutricional han demostrado su efecto neuroprotector y/o ausencia de interferencia en la actividad antitumoral del agente quimioterápico. –– El tratamiento sintomático de los pacientes afectos de NIQ es igualmente decepcionante. Dada su similitud con la neuropatía diabética, existe un “seguidismo” a la hora de tratar a estos pacientes con los mismos fármacos. Sin embargo, dada la variabilidad de mecanismos patogénicos implicados en la NIQ, estos no resultan siempre eficaces y los estudios a doble ciego, aleatorizados y controlados con placebo que se han llevado a cabo con nortriptilina, amitriptilina, gabapentina y lamotrigina no han demostrado su valía. TÉCNICAS INFILTRATIVAS EN DOLOR CRANEOFACIAL I. Moreno Hay Departamento de Estomatología. Universidad Rey Juan Carlos. Madrid Entre las diferentes opciones diagnósticas y terapéuticas de los trastornos temporomandibulares, se encuentra el uso de los bloqueos anestésicos mediante distintas técnicas infiltrativas. Estos bloqueos anestésicos nos permiten establecer un diagnóstico diferencial de las distintas afecciones del aparato estomatognático, permitiéndonos diferenciar los dolores primarios (es decir, el origen del dolor), de los dolores referidos (el lugar en el que el paciente refiere la sensación de dolor), que en algunos casos de trastornos temporomandibulares no siempre coinciden (1). Por consiguiente, estos bloqueos anestésicos no sólo juegan un papel muy importante ayudándonos a localizar cuál es el origen del dolor, sino en la educación de nuestros pacientes. Las diferentes técnicas infiltrativas que podemos emplear en el tratamiento de los trastornos temporomandibulares incluyen: las infiltraciones musculares, intraarticulares y los bloqueos nerviosos. Se emplearán diferentes técnicas infiltrativas en función de cada caso (2). En primer lugar, las infiltraciones musculares pueden ser muy útiles para identificar el origen de dolor. Sin embargo, estas mismas infiltraciones se pueden emplear como parte del plan de tratamiento en algunos casos como por ejemplo, espasmos musculares o dolor miofascial. El dolor miofascial se caracteriza por la presencia de nódulos palpables en las bandas de fibras musculares. Estos nódulos hiperirritables en los músculos esqueléticos se conocen como puntos gatillo, y son responsables de fenómenos de excitación central como los dolores referidos. La infiltración local de una solución anestésica sin vasoconstrictor en el punto gatillo nos aporta, en primer lugar, un efecto analgésico inmediato muy beneficioso para el paciente pero temporal. No obstante, se cree que debido al efecto mecánico de la aguja sobre estos nódulos de fibras musculares se produce un efecto terapéutico que prolonga el efecto analgésico logrado químicamente por el anestésico local. El tratamiento de estos puntos gatillo en los que se emplean únicamente agujas de acupuntura se conocen por punción seca. Dentro de las técnicas infiltrativas musculares, en la actualidad, también se emplea la toxina botulínica para el tratamiento de determinadas afecciones musculares del aparato estomatognático (3). Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR105 Por lo tanto, la infiltración de una solución anestésica en el origen del dolor, nos aporta una información útil para poder establecer un diagnóstico de certeza. En estos casos, nos conviene emplear una solución anestésica de corta duración sin vasoconstrictor. En los pacientes con dolor crónico puede ser recomendable emplear anestésicos locales de mayor duración para obtener así un efecto analgésico mucho más duradero. Por ejemplo, en los casos en los que estuviera indicado un bloqueo nervioso podríamos emplear un anestésico de larga duración con vasoconstrictor. En el área del dolor orofacial los bloqueos nerviosos empleados más a menudo comprenden: la anestesia dental y el bloqueo del nervio auriculotemporal. Este ultimo estará siempre indicado antes de realizar ningún tipo de tratamiento irreversible de la articulación temporomandibular (ATM). Por último, las infiltraciones intraarticulares estarán indicadas como parte de un plan de tratamiento ya que no se emplean sólo como una herramienta diagnóstica. La infiltración de la ATM se realiza con el fin de inyectar algún tipo de medicamento dentro de la articulación como, por ejemplo, corticosteroides. Estos se emplean para mejorar la sintomatología en los casos de dolor articular. Otra de las medicaciones que se emplean frecuentemente en la ATM es la infiltración de ácido hialurónico tras una artrocentesis. El material necesario para la realización de este tipo de técnica se encuentra rutinariamente en el gabinete dental del odontólogo. Sin embargo es muy importante que el profesional haya recibido una formación adecuada y tenga claros conocimientos de anatomía para minimizar las posibles complicaciones. En conclusión, el uso de las técnicas infiltrativas tanto de anestésicos locales como de otro tipo de medicamentos ha demostrado ser muy útil en el diagnóstico y tratamiento de los trastornos temporomandibulares. BIBLIOGRAFÍA 1. Okeson JP. Bell’s orofacial pains: The clinical management of orofacial pains. 7th ed. Quintenssence; 182-92. 2. De Leeuw R, KLasser G. Orofacial Pain: Guidelines for Assessment, Diagnosis, and Management. 5th ed. Quintessence; 2013. 3. Simmons DG, Travell JG, Simons LS. Travell & Simons’ Myofascial Pain and Dysfunction: The Trigger Point Manual. 2nd ed. Baltimore: Williams & Wilkins; 1999. p. 150-73. DOLOR CAUSADO POR TUMORES EN ANIMALES DE EXPERIMENTACIÓN S. González Rodríguez Área de Farmacología. Departamento de Medicina. Instituto Universitario de Oncología de Asturias (IUOPA). Universidad de Oviedo. Oviedo INTRODUCCIÓN El tratamiento del dolor es uno de los grandes retos en el ámbito oncológico ya que, aunque existen diferentes tratamientos disponibles, muchos de ellos tienen limitaciones por las reacciones adversas que producen y en ocasiones una eficacia disminuida. Aproximadamente un 70-90% de los pacientes con un proceso tumoral avanzado experimentan dolor (1). Los procesos cancerosos se caracterizan por un crecimiento anómalo de las células, así como por la diseminación de las propias células tumorales a otras localizaciones del organismo. Las células de tumores primarios localizados en mama, pulmón o próstata metastatizan en otros territorios. Entre los órganos más frecuentemente invadidos están los huesos, cuya afectación se asocia frecuentemente a dolor, una de las causas que más contribuye a disminuir la calidad de vida de los pacientes. Igualmente, muchos fármacos antineoplásicos provocan síntomas dolorosos de carácter neuropático en 30-70% de los pacientes, que junto con el derivado de la propia patología, resulta difícil de controlar (2). La necesidad de descifrar y entender qué mecanismos y cambios neuroquímicos tienen lugar en la instauración y mantenimiento del dolor neoplásico ha impulsado el desarrollo de modelos animales con objeto de Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 identificar nuevas dianas farmacológicas que permitan diseñar tratamientos más eficaces. MODELOS ANIMALES DE DOLOR NEOPLÁSICO EXPERIMENTAL Actualmente existe una gran variedad de modelos animales que emplean diferentes líneas celulares, especies animales y localizaciones anatómicas del tumor primario tratando de mimetizar las características de los procesos tumorales humanos. Modelos animales de dolor por inoculación de células tumorales en hueso En la mayoría de los casos, se trabaja con situaciones experimentales en las que el tumor se genera directamente en un hueso en respuesta a la inoculación intraósea de células cancerosas en ratones o ratas. La elección de la cepa viene determinada por su histocompatibilidad con la línea celular, ya que puede producirse un rechazo o que el desarrollo del tumor no tenga lugar. Respecto a los lugares de inoculación utilizados (fémur, calcáneo, tibia o húmero), las células se 106 inoculan generalmente en huesos de las extremidades, lo que permite valorar cambios en la locomoción de los animales y utilizar los métodos habituales para la detección y medida del dolor, que en muchos casos están basados en la aplicación de estímulos nociceptivos en las patas. El primer modelo descrito consistía en la inoculación en la cavidad medular del fémur de ratón de células de fibrosarcoma NCTC 2472 (3). Esta línea celular produce tumores dolorosos con características osteolíticas debidas a la activación de osteoclastos y con él se pudieron identificar cambios tanto en el comportamiento (hiperalgesia y alodinia, dolor espontáneo) como en la neuroquímica de los ganglios de la raíz dorsal y el asta dorsal de la médula espinal. A partir de este modelo y como se ha mencionado anteriormente, se han desarrollado modificaciones tras su inoculación en diferentes localizaciones, como el calcáneo (4), la tibia (5) o el húmero (6). Partiendo de este modelo se buscaron situaciones experimentales en las que el proceso metastásico tuviese un mayor protagonismo utilizando células de diferentes tumores con capacidad de generar metástasis óseas. Cabe destacar los modelos que se han desarrollado utilizando células de melanoma (líneas celulares B6, B16-F10, B16-BL6), mama (líneas celulares 4T1, AC1, MRMT-1, Walker 256) o próstata (líneas celulares RM-1, MLL y AT3B) tanto en ratas como ratones (revisado en 7). Modelos animales con tumores primarios extraóseos En menor medida se han generado también situaciones experimentales en las que las células tumorales se localizan en órganos distintos al hueso. A menudo se trata de procesos tumorales que, cuando ocurren en humanos, pueden no producir síntomas dolorosos, lo que restrasa la detección y por tanto la prescripción de un tratamiento. A estas características responde el cáncer de páncreas, que sólo presenta síntomas dolorosos en fases tardías de la enfermedad y para el cual existen también modelos experimentales (8). Existen además modelos animales de cáncer de cabeza y cuello que han sido originados bien por la inoculación directa de células escamosas de carcinoma humano en la lengua de los animales o por la administración del sobrenadante o la tripsina liberada por las mismas (9). Respecto al tracto gastrointestinal, existe un modelo de carcinomatosis peritoneal consistente en la inoculación de células tumorales 60As6 en la cavidad peritoneal cuya presencia provoca dolor visceral e hipersensibilidad abdominal (10). CONSIDERACIONES GENERALES A TENER EN CUENTA EN LOS MODELOS ANIMALES DE DOLOR EXPERIMENTAL El dolor, como se ha mencionado inicialmente, posee un componente subjetivo que no es detectable en las situaciones RESÚMENES DE PONENCIAS experimentales con animales descritas anteriormente. Aún así, la presencia y medida de dolor representa un reflejo de los procesos que están teniendo lugar a partir del crecimiento tumoral y constituye la herramienta más útil en el desarrollo de terapias farmacológicas analgésicas. La relación existente entre los cambios neuroquímicos que tienen lugar durante el desarrollo del proceso tumoral y la aparición de dolor no siempre ocurre de forma paralela. En este contexto, es importante destacar un modelo animal de fibrosarcoma en el que tras la inoculación de células NCTC 2472 en la tibia de ratón y la aparición de alodinia mecánica, los animales presentan analgesia ante un estímulo nocivo de origen térmico que es revertida por naloxona mostrando la implicación del sistema opioide endógeno (5). Igualmente, en ratones con el modelo de cáncer de páncreas mencionado anteriormente, la administración del mismo antagonista opioide ha puesto de manifiesto la presencia de síntomas nociceptivos en estadios iniciales del proceso neoplásico, antes de que estos aparecieran espontáneamente en los estadios finales (8). Por el contrario, en un modelo de osteosarcoma se ha observado que la administración crónica de morfina acelera la aparición de dolor y el número de fracturas óseas (11). Un valor añadido al desarrollo de situaciones experimentales de dolor neoplásico es la posibilidad de usarlos como herramienta predicitiva en la aparición de dolor. Así, en algunos modelos experimentales de dolor canceroso en respuesta a la inoculación de distintos tipos de células tumorales en la tibia de ratones se han medido los niveles de algunas quimiocinas responsables de la aparición de dolor en el propio medio de cultivo de las células que fueron inoculadas. La sobreexpresión de la quimiocina CCL2 en el medio de cultivo de las células NCTC 2472 (derivadas de fibrosarcoma) y de RM-1 (derivadas de cáncer de próstata) se correlacionó con la aparición de hiperalgesia tumoral la cual fue bloqueada con la administración de un antagonista del receptor, CCR2, al que se une esta quimiocina CCL2. Por el contrario, no se ha detectado ningún aumento en la expresión de CCL2 en un modelo de melanoma y, consecuentemente, la administración del antagonista no revirtió la hiperalgesia térmica (12,13). Estos son sólo ejemplos para mostrar la heterogeneidad de este tipo de patologías y la necesidad de desarrollar más modelos animales de dolor neoplásico. CONCLUSIONES La aparición de modelos animales de dolor noeplásico ha permitido estudiar cómo una patología tan compleja como es el cáncer presenta una enorme heterogeneidad a nivel etiológico, neuroquímico y comportamental. No se puede generalizar y hablar de dolor neoplásico como una entidad bien descrita y definida ya que cada proceso parece único y típico de cada tipo celular. El desarrollo de modelos animales podría ayudar en un futuro a predecir e identificar marcadores implicados Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR107 en el establecimiento y mantenimiento del dolor, lo que en conjunto permitirá diseñar estrategias farmacológicas más eficientes con el fin de facilitar el diagnóstico y personalizar los tratamientos. BIBLIOGRAFÍA 1. Honore P, Rogers SD, Schwei MJ, Salak-Johnson JL, Luger NM, Sabino MC, et al. Murine models of inflammatory, neuropathic and cancer pain each generates a unique set of neurochemical changes in the spinal cord and sensory neurons. Neuroscience 2000;98:58598. 2. Honore P, Luger NM, Sabino MA, Schwei MJ, Rogers SD, Mach DB, et al. Osteoprotegerin blocks bone cancer-induced skeletal destruction, skeletal pain and pain-related neurochemical reorganization of the spinal cord. Nat Med 2000;6:521-8. 3. Schwei MJ, Honore P, Rogers SD, Salak-Johnson JL, Finke MP, Ramnaraine ML, et al. Neurochemical and cellular reorganization of the spinal cord in a murine model of bone cancer pain. J Neurosci 1999;19:10886-97. 4. Wacnik PW, Eikmeier LJ, Ruggles TR, Ramnaraine ML, Walcheck BK, Beitz AJ, et al. Functional interactions between tumor and peripheral nerve: Morphology, algogen identification, and behavioral characterization of a new murine model of cancer pain. J Neurosci 2001;21:9355-66. 5. Menéndez L, Lastra A, Fresno MF, Llames S, Meana A, Hidalgo A, et al. Initial thermal heat hypoalgesia and delayed hyperalgesia in a murine model of bone cancer pain. Brain Res 2003;969:102-9. 6. Wacnik PW, Kehl LJ, Trempe TM, Ramnaraine ML, Beitz AJ, Wilcox GL. Tumor implantation in mouse humerus evokes movement-related hyperalgesia exceeding that evoked by intramuscular carrageenan. Pain 2003;101:175-86. 7. Currie GL, Sena ES, Fallon MT, Colvin LA. Using animal models to understand cancer pain in humans. Curr Pain Headache Rep 2014;18:423. 8. Lindsay TH, Jonas BM, Sevcik MA, Kubota K, Halvorson KG, Ghilardi JR, et al. Pancreatic cancer pain and its correlation with changes in tumor vasculature, macrophage infiltration, neuronal innervation, body weight and disease progression. Pain 2005;119:233-46. 9. Lam DK, Dang D, Zhang J, Dolan JC, Schmidt BL. Novel animal models of acute and chronic cancer pain: A pivotal role for PAR2. J Neurosci 2012;32:14178-83. 10. Suzuki M, Narita M, Hasegawa M, Furuta S, Kawamata T, Ashikawa M, et al. Sensation of abdominal pain induced by peritoneal carcinomatosis is accompanied by changes in the expression of substance P and mu-opioide receptors in the spinal cord of mice. Anesthesiology 2012;117:847-56. 11. King T, Vardanyan A, Majuta L, Melemedjian O, Nagle R, Cress AE, et al. Morphine treatment accelerates sarcoma-induced bone pain, bone loss, and spontaneous fracture in a murine model of bone cancer. Pain 2007;132:154-68. 12. Pevida M, Lastra A, Meana Á, Hidalgo A, Baamonde A, Menéndez L. The chemokine CCL5 induces CCR1-mediated hyperalgesia in mice inoculated with NCTC 2472 tumoral cells. Neuroscience 2014;259:113-25. 13. Llorián-Salvador M, Pevida M, Fernández-García MT, Lastra A, Obaya A, Cal S, et al. Hypernociceptive responses following the intratibial inoculation of RM1 prostate cancer cells in mice. Prostate 2015;75:70-83. DOLOR IATROGÉNICO: DOLOR PRODUCIDO POR ANTITUMORALES E.M. Sánchez-Robles Área Farmacología y Nutrición-Unidad asociada al CSIC. Facultad Ciencias de la Salud. Universidad Rey Juan Carlos. Alcorcón, Madrid INTRODUCCIÓN El dolor iatrogénico es aquel producido por un acto médico o por un tratamiento farmacológico; es más frecuente de lo que se cree y supone un riesgo evidente para el paciente. Los fármacos antitumorales pueden producen dolor debido a la lesión de un nervio, que es lo que se conoce como neuropatía periférica. Los antitumorales más relacionados con este problema son los taxanos, los alcaloides de la Vinca y las sales de platino, entre otros. La neuropatía periférica producida por la quimioterapia es un gran problema en la práctica oncológica puesto que cada vez son más los pacientes que sobreviven y superan un cáncer; es un efecto secundario limitante de dosis lo que muchas veces implica modificar el tratamiento ya sea reduciendo la dosis, espaciando la siguiente dosis o cambiando a otro antitumoral; estas medidas pueden afectar gravemente el pronóstico de la enfermedad. La neuropatía se caracteriza por una combinación de alteraciones sensoriales y motoras que cursa con dolor neuropático, parestesias, entumecimiento, debilidad muscular, etc. En muchas ocasiones la neuropatía es reversible tras Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 la interrupción del tratamiento, pero la recuperación es lenta pudiendo tardar meses. A día de hoy faltan tratamientos efectivos para tratar el dolor producido por la neuropatía; se suele tratar sintomáticamente y algunas estrategias terapéuticas que han sido probadas para prevenir los efectos neurotóxicos de los antitumorales no han tenido demasiado éxito. Las neuropatías suelen ser resistentes a los tratamientos analgésicos de 1ª línea para tratar el dolor neuropático. Además, la neurotoxicidad de estos fármacos conlleva un importante impacto negativo en la calidad de vida y el estado emocional de los pacientes. Para manejar mejor y poder prevenir el riesgo de neuropatía asociada al tratamiento antitumoral debemos conocer bien la fisiopatología, lo que a día de hoy es en gran parte, desconocida. En los últimos años se han desarrollado modelos animales de neuropatía periférica inducida por antitumorales, los cuales tratan de imitar los síntomas neuropáticos clínicos, con el fin de caracterizar mejor los mecanismos moleculares y celulares implicados y, encontrar así tratamientos más específicos y efectivos (1). Los antitumorales que más se utilizan para desarrollar modelos de neuropatía periférica en roedores 108 RESÚMENES DE PONENCIAS aparecen en la tabla I y son los que más síntomas clínicos producen en los pacientes (2). FISIOPATOLOGÍA: MECANISMOS Y DIANAS CELULARES Los estudios preclínicos han contribuido al conocimiento de la fisiopatología de la neuropatía (1). Los antitumorales producen daño y pérdida neuronal que se caracteriza principalmente por una degeneración del cuerpo celular de los ganglios de la raíz dorsal (DRG) y de los axones de los nervios sensoriales/motores periféricos. El grado de degeneración neuronal está relacionado con el grado de neuropatía y dolor. Los antitumorales pueden afectar a varias dianas celulares para producir su neurotoxicidad y un mecanismo de neurotoxicidad puede ser compartido por varios fármacos, independientemente de sus propiedades antitumorales. Los principales mecanismos neurotóxicos de los antitumorales identificados hasta ahora son (3,4): 1. Acumulación de antitumorales (platinos, taxanos, vincristina) en las células de los DRG a través de transportadores de membrana que están sobreexpresados. Esta acumulación de fármaco hace que en el nervio afectado disminuya el metabolismo y el transporte axoplásmico. 2. Alteración del transporte axonal. Debido a la disfunción microtubular que producen algunos antitumorales (taxanos, alcaloides de la vinca), el citoesqueleto de la neurona se altera; ello conduce a un deterioro en el transporte de vesículas y orgánulos en el axón y a la muerte progresiva de la neurona desde el axón al cuerpo celular. Aparecen cambios morfológicos en el axón, como vainas de mielina fragmentadas, agrandamiento de núcleo y otros orgánulos citoplasmáticos. 3. Disfunción mitocondrial/estrés oxidativo. La acción de los antitumorales produce toxicidad mitocondrial y en los axones aparecen mitocondrias hinchadas y vacuoladas. El deterioro mitocondrial origina un déficit energético en el axón y la producción de especies reactivas de oxígeno, reforzada por una reducción de las defensas antioxidantes en las neuronas periféricas, lo que sugiere una implicación fuerte del estrés oxidativo en las neuropatías. 4. Disfunción de canales iónicos. Los antitumorales, como el oxaliplatino producen hiperexcitabilidad neuronal al activar transitoriamente canales de canales de sodio y potasio dependientes de voltaje. La sobreexpresión en los DRG y médula de canales TRPV, TRPM, TRPA, entre otros, está relacionada con la hipersensibilidad térmica y mecánica, que caracteriza al dolor típico de las neuropatías producidas por los platinos, taxanos y la vincristina (5). 5. Procesos inflamatorios a través de la activación de las células gliales. Los platinos y el paclitaxel producen la activación de las células gliales y de los macrófagos en las células de los DRG y médula espinal; esto desencadena el reclutamiento de más células inflamatorias y un aumento de la expresión de citoquinas proinflamatorias. La inflamación neuronal y ganglionar origina un mayor daño tisular y contribuye al dolor neuropático (5). Todos estos mecanismos de neurotoxicidad conllevan alteraciones morfológicas y estructurales en las neuronas que se han observado en animales tratados con antitumorales; los más comunes son: pérdida de fibras nerviosas intraepidérmicas, mitocondrias hinchadas y vacuoladas en los axones periféricos, alteraciones nucleolares y desorganización de ribosomas. ¿CÓMO SE EVALÚA LA NEUROPATÍA EN MODELOS ANIMALES? La evaluación de la neuropatía inducida por antitumorales en roedores comprende al menos 3 tipos de pruebas: comportamentales, electrofisiológicas e histológicas (2). –– Pruebas comportamentales: suelen ser comunes a todos los estudios de dolor por neuropatías. Se utilizan para evaluar principalmente: a) la percepción sensorial del dolor “provocado” por un estímulo mecánico o térmico, lo que nos permite estudiar el desarrollo de alodinia e hiperalgesia mecánica y/o térmica; y b) la actividad locomotora o coordinación motora del animal. Los test más frecuentemente utilizados aparecen en la tabla II. –– Pruebas electrofisiológicas: los métodos utilizados en modelos animales para estudiar la electrofisiología neuronal están basados en los clínicos y han sido ajustados para los roedores. Los parámetros que miden son: conducción nerviosa sensorial y/o motora (latencia y amplitud de los potenciales de acción tras un estímulo, y velocidad de conducción). Estas técnicas se usan comúnmente para confirmar la degeneración nerviosa que producen los antitumorales. TABLA I. ANTITUMORALES USADOS EN LOS MODELOS ANIMALES DE NEUROPATÍA PERIFÉRICA INDUCIDA POR QUIMIOTERAPIA Taxanos Sales de platino Alcaloides de la Vinca Otros Paclitaxel Docetaxel Cisplatino Oxaliplatino Vincristina Bortezomib Talidomida Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR109 TABLA II. TEST COMPORTAMENTALES MÁS UTILIZADOS PARA EVALUAR LA NEUROPATÍA INDUCIDA POR ANTITUMORALES Alodinia/hiperalgesia mecánica Alodina/hiperalgesia al frío Hiperalgesia al calor Actividad locomotora/ coordinación motora Von Frey Test de Randal-Selitto Rodent-pincher Acetona Placa fría 4-10 °C Inmersión de la cola Placa caliente 52-55 °C Test de Hargreaves Inmersión de la cola Actímetro Rota-rod Rueda de actividad –– Pruebas histológicas: sirven para estudiar los cambios morfológicos neuronales y la degeneración axonal mediante el uso de cortes histológicos de nervios y técnicas inmunohistoquímicas y estereológicas. Las mediciones más frecuentes suelen ser: a) el recuento de neuronas para evaluar la pérdida neuronal; b) morfometría de los cuerpos celulares neuronales, mediante el análisis de secciones transversales de los DRG, y de los axones de un nervio periférico; y c) densidad de fibras nerviosas intraepidérmica en axones sensoriales no mielinizados, a través de biopsias de piel de las almohadillas de las patas del animal. Estas pruebas dan información sobre el grado de pérdida y deterioro neuronal, lo que está directamente relacionado con la gravedad de la neuropatía. CONSIDERACIONES FINALES A pesar de todas las pruebas que existen para evaluar la neuropatía en modelos animales carecemos de estudios que combinen todas ellas y den una información más completa y real. A día de hoy los datos obtenidos son muy variados debido a que no existe un consenso en cuanto a las dosis, formas de administración y duración del tratamiento antitumoral, la especie animal (rata, ratón) y su sexo, edad y fondo genético y, las medidas de resultados y momento en el que se realizan. La simplificación y estandarización de todas las pruebas, mediciones y protocolos experimentales en los modelos animales son necesarias para mejorar la traslación de los resultados obtenidos a la clínica. Por otro lado, es indispensable estudiar todos y cada uno de los puntos de actuación donde los antitumorales ejercen su neurotoxicidad para encontrar tratamientos farmacológicos eficaces en el tratamiento del dolor. BIBLIOGRAFÍA 1. Authier N, Balayssac D, Marchand F, et al. Animal models of chemotherapy-evoked painful neuropathies. Neurotherapeutics 2009;6(4):620-9. 2. Höke A, Ray M. Rodent models of chemoterapy-induced peripheral neuropathy. ILAR Journal 2014;54(3):273-81. 3. Ferrier J, Pereira V, Busserolles J, Authier N, Balayssac D. Emerging trends in understanding chemotherapy-induced peripheral neuropathy. Current Pain & Headache Reports 2013;17:364-72. 4. Miltenburg N, Boogerd W. Chemotherapy-induced neuropathy: A comprehensive survey. Cancer Treatment Reviews 2014;40:872-82. 5. Cashman C, Höke A. Mechanisms of distal axonal degeneration in peripheral neuropathies. Neuroscience Letters, 2015 (in press). doi: 10.1016/j.neulet.2015.01.048 APROXIMANDO LA MEDICIÓN DEL DOLOR ENTRE HUMANOS Y ROEDORES E.J. Cobos del Moral Departamento de Farmacología. Facultad de Medicina. Instituto de Neurociencias. Centro de Investigación Biomédica. Universidad de Granada. Granada INTRODUCCIÓN El dolor canceroso se encuentra entre las causas más frecuentes de dolor crónico (1) y tiene un impacto devastador en la calidad de vida del paciente (2). Los avances en el tratamiento y la detección de cáncer se han traducido en un mayor tiempo de supervivencia del paciente, por lo que la cronicidad del dolor canceroso se ha convertido en un problema cada vez mayor (3). Además del dolor producido por el tumor, varios antineoplásicos de gran uso clínico contribuyen al dolor del paciente mediante la producción de neuropatías periféricas, y de hecho, incluso pueden ser causa de la interrupción del tratamiento (4). Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 Por lo tanto, hay una gran necesidad de desarrollo de nuevos analgésicos para tratar de manera eficaz el dolor canceroso, así como el dolor neuropático inducido por los antineoplásicos. LOS RETOS DE LA INVESTIGACIÓN PRECLÍNICA EN EL CAMPO DEL DOLOR La investigación preclínica juega un papel fundamental para el estudio de los mecanismos involucrados en los procesos patológicos y en el desarrollo de nuevas terapias. En el caso de la investigación preclínica en dolor, sus principales 110 retos son dos: el desarrollo de modelos animales (entendidos como la lesión inducida experimentalmente) que se asemejen suficientemente a las condiciones de dolor de los pacientes humanos y la búsqueda de respuestas comportamentales adecuadas para la evaluación del dolor experimentado por los roedores (y por consiguiente la analgesia inducida por los tratamientos experimentales) (5). LOS MODELOS ANIMALES ACTUALES DE DOLOR CANCEROSO Y DE DOLOR NEUROPÁTICO INDUCIDOS POR ANTINEOPLÁSICOS El dolor inducido por metástasis óseas es la fuente más común de dolor canceroso de intensidad moderada y severa, y aproximadamente el 75% de los pacientes con cáncer en estadios avanzados de la enfermedad experimentan dolor óseo (3). En consecuencia, la mayoría de la investigación preclínica a este respecto se ha focalizado en el dolor oncológico óseo. En estos estudios se administran líneas celulares tumorales en el espacio medular del hueso, principalmente de la pata trasera del animal (fémur, tibia o calcáneo) (6). Además, puesto que el dolor canceroso no se limita exclusivamente al tejido óseo, también hay modelos experimentales en los que implantan las células tumorales en tejido blando, como por ejemplo la lengua (7). Las neuropatías periféricas inducidas por antineoplásicos (p. ej. taxanos) también pueden reproducirse en el animal de experimentación (4). Estos modelos animales basados tanto en la administración de células tumorales como en el desarrollo de neuropatías periféricas por antineoplásicos, aunque quizás no perfectos y sin duda susceptibles de mejora, podrían simular de manera adecuada los procesos sufridos por el paciente oncológico. LA MEDICIÓN DEL DOLOR EN ANIMALES DE EXPERIMENTACIÓN Si la correcta translación de las condiciones dolorosas de los seres humanos a los animales de experimentación no está exenta de desafíos, la búsqueda de respuestas indicativas de dolor en roedores equivalentes a las observadas en pacientes humanos tampoco es un lecho de rosas, ya que los animales son (obviamente) incapaces de transmitir verbalmente su grado o intensidad de dolor, por lo que es necesaria la realización de ensayos conductuales para determinar el dolor del animal. Las medidas convencionales del dolor en estudios preclínicos Los ensayos conductuales más habituales que se utilizan en experimentación preclínica son el test de von Frey y el de RESÚMENES DE PONENCIAS Hargreaves. Para la realización del test de von Frey, se aplican secuencialmente filamentos calibrados de diferentes diámetros (intensidades de estimulación), idénticos a los que se usan en las exploraciones sensoriales en humanos. Durante el test de Hargreaves se utiliza un haz de luz con una intensidad controlada, que se enfoca a la zona del animal que se pretende estimular. En ambos casos, y por conveniencia metodológica, los estímulos se suelen dirigir a la pata trasera del animal y las respuestas indicativas de dolor son movimientos reflejos inducidos por la estimulación sensorial (la retirada abrupta de la pata, el pataleo o el lamido de la pata estimulada). La disminución en el umbral de respuesta frente a los filamentos del von Frey indica el desarrollo de alodinia mecánica, mientras que la disminución en la latencia de respuesta frente al foco calorífico indica el desarrollo de hiperalgesia térmica (revisado en 5). Estas anomalías sensoriales son facetas importantes del dolor crónico en humanos, y en ese sentido tienen sin duda cierto valor translacional. Las nuevas tendencias de evaluación del dolor en estudios preclínicos: del humano al roedor Posiblemente, la simplicidad y robustez de las medidas de hipersensibilidad sensorial anteriormente comentadas ha hecho que sean actualmente el estándar de la evaluación del dolor en los laboratorios preclínicos de todo el mundo. Sin embargo, y también por su simplicidad, poseen limitaciones importantes, ya que únicamente cubren una faceta muy concreta del dolor tal y como se experimenta en el paciente humano. Un aspecto muy relevante del dolor crónico (incluyendo el dolor oncológico) es el dolor espontáneo, que se produce en ausencia de una estimulación sensorial obvia. Pese a que esta es una de las preocupaciones principales del paciente en cuanto al dolor se refiere, es altamente complicado explorarlo en el animal de experimentación, y los estudios preclínicos que utilizan medidas nociceptivas espontáneas (alzamiento o lamido de la pata afectada) son excepción. La dificultad en la evaluación es probablemente debida a que los roedores son presas naturales de una gran variedad de especies, lo que hace que eviten conductas indicativas de debilidad (8). Dadas las dificultades en la evaluación preclínica del dolor espontáneo, en los últimos años ha habido una búsqueda creciente de otras medidas de dolor en animales de experimentación que vayan más allá de la exploración sensorial convencional, y que puedan reflejar otros aspectos relevantes del fenotipo doloroso del humano. Las recomendaciones del grupo IMMPACT (del inglés Methods, Measurement, and Pain Assessment in Clinical Trials) para la evaluación del dolor en ensayos clínicos incluyen la medición de las consecuencias del dolor en la función física y emocional del paciente, que influyen notablemente en su calidad de vida (9). De hecho, estos parámetros se evalúan frecuentemente en ensayos clínicos con pacientes con dolor oncológico (p. ej. 2). Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR111 A pesar de que la búsqueda de respuestas diferentes de las medidas clásicas de hipersensibilidad es un campo de investigación preclínica en auge, la mayoría de estudios de este tipo se han llevado a cabo en animales con dolor inflamatorio o dolor neuropático inducido mediante daño mecánico (ligadura del nervio ciático), mientras que hay todavía muy pocos estudios explorando estas respuestas “alternativas” de dolor en animales con dolor oncológico y ninguno en animales con neuropatías inducidas por antineoplásicos (revisados parcialmente en 5). Los estudios preclínicos más relevantes sobre estas medidas aplicadas al dolor canceroso se resumen a continuación. Uno de los métodos más habituales en investigación preclínica para evaluar la repercusión del dolor en la función física es mediante el estudio de la distribución del peso corporal en los cuartos traseros. La distribución del peso que soportan las extremidades inferiores, tanto en los seres humanos como en los roedores, es normalmente simétrica. Sin embargo, en condiciones de lesión de una de las extremidades (la administración de metástasis de tumor mamario en el fémur), el peso corporal se desplaza de manera sostenida hacia el lado no lesionado. Este cambio postural no es una respuesta nociceptiva ocasionada por una estimulación sensorial aplicada por el experimentador, sino una respuesta de evitación del dolor. Es decir, el animal (o el humano) es capaz de adoptar una postura defensiva anticipándose al posible dolor que ocurriría al apoyar el miembro lesionado en el suelo. De esta manera, se puede utilizar un cambio postural espontáneo para cuantificar objetivamente (mediante sensores de presión localizados en el suelo del habitáculo de evaluación) el dolor del animal, en la que el estímulo potencialmente doloroso es más natural (simplemente permanecer de pie) y más relacionado con las actividades cotidianas del paciente que los usados en los ensayos preclínicos habituales (revisado en 5). Sin embargo, aunque esta medida ha sido validada usando analgésicos convencionales en otros tipos de dolor, no hay ningún estudio que evalúe el efecto de fármacos analgésicos en animales con dolor canceroso utilizando esta respuesta conductual. Otro método usado en investigación preclínica para estudiar la influencia del dolor en la función física es la fuerza de agarre. Se ha descrito que las variaciones en este parámetro correlacionan con el dolor percibido por el paciente humano en ciertas condiciones patológicas (artritis), por lo que esta medida también podría tener valor translacional. De hecho, los animales con dolor oncológico óseo (implantación de células de fibrosarcoma en el húmero) disminuyen la fuerza de agarre de la extremidad afectada, siendo estos cambios revertidos por la administración de morfina. La sensibilidad de este parámetro al efecto de morfina indica que los cambios en la fuerza de agarre son producidos por el dolor del animal (revisado en 5). Los estudios que evalúan el impacto del dolor oncológico en la funcionalidad del roedor no se han limitado al cáncer óseo, y se ha desarrollado recientemente un modelo preclínico de cáncer de lengua mediante la inyección de muestras de carcinoma oral de células escamosas. En estos animales se utiliza Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 como medida de la alteración funcional inducida por el tumor el tiempo necesario para roer unas pequeñas estacas de madera. Los animales bajo el proceso canceroso muestran tiempos más largos para completar la tarea, y este tiempo se reduce mediante la administración de morfina, indicando que el dolor juega un papel importante en la alteración de esta respuesta (7). En cuanto al impacto del dolor en la función emocional del roedor, tan importante en el paciente humano, se han realizado diversos estudios preclínicos utilizando paradigmas clásicos para la evaluación de la ansiedad y la depresión, aunque focalizados al dolor inflamatorio y neuropático (5). Hay únicamente un estudio que utiliza una medida de estrés como indicador del dolor producido por un cáncer óseo (células de fibrosarcoma en el calcáneo). Los roedores bajo esta situación patológica incrementan la emisión de vocalizaciones ultrasónicas al ser aislados en los habitáculos de evaluación, siendo este incremento en la emisión de ultrasonidos atenuado por el opioide analgésico fentanilo (10). CONSIDERACIONES FINALES El dolor crónico produce alteraciones en la función física y emocional del paciente, lo que tiene un gran impacto en su calidad de vida. Estas repercusiones del dolor crónico están siendo exploradas muy activamente a nivel preclínico con resultados alentadores. Aunque son necesarios más estudios para determinar la utilidad de estas metodologías, es esperable que si evaluamos el dolor de los animales de experimentación usando parámetros con mayor similitud a los usados en clínica (como índices del impacto del dolor en la calidad de vida), se facilite el desarrollo preclínico de nuevos fármacos analgésicos. BIBLIOGRAFÍA 1. Goldberg DS, McGee SJ. Pain as a global public health priority. BMC Public Health 2011;11:770. 2. Breivik H, Cherny N, Collett B, de Conno F, Filbet M, Foubert AJ, et al. Cancer-related pain: A pan-European survey of prevalence, treatment, and patient attitudes. Ann Oncol 2009;20(8):1420-33. 3. Falk S, Dickenson AH. Pain and nociception: Mechanisms of cancer-induced bone pain. J Clin Oncol 2014;32(16):1647-54. 4. Sisignano M, Baron R, Scholich K, Geisslinger G. Mechanism-based treatment for chemotherapy-induced peripheral neuropathic pain. Nat Rev Neurol 2014;10(12):694-707. 5. Cobos EJ, Portillo-Salido E. “Bedside-to-bench” behavioral outcomes in animal models of pain: Beyond the evaluation of reflexes. Curr Neuropharmacol 2013;11(6):560-91. 6. Wang LX, Wang ZJ. Animal and cellular models of chronic pain. Adv Drug Deliv Rev 2003;55(8):949-65. 7. Currie GL, Sena ES, Fallon MT, MacLeod MR, Colvin LA. Using animal models to understand cancer pain in humans. Curr Pain Headache Rep 2014;18(6):423. 8. Mogil JS. Animal models of pain: progress and challenges. Nat Rev Neurosci 2009;10(4):283-94. 9. Dworkin RH, Turk DC, Wyrwich KW, Beaton D, Cleeland CS, Farrar JT, et al. Interpreting the clinical importance of treatment outcomes in chronic pain clinical trials: IMMPACT recommendations. J Pain 2008;9(2):105-21. 10. Kurejova M, Nattenmuller U, Hildebrandt U, Selvaraj D, Stosser S, Kuner R. An improved behavioural assay demonstrates that ultrasound vocalizations constitute a reliable indicator of chronic cancer pain and neuropathic pain. Mol Pain 2010;6:18. 112 RESÚMENES DE PONENCIAS SÍNDROME DOLOR VESICAL/CISTITIS INTERSTICIAL J.M. González Mesa Hospital Clínico. Málaga La primera referencia histórica a este síndrome fue realizado por Skene en 1887 al describir unas lesiones inflamatorias en la pared vesical. En 1915 Guy Hunner asoció la presencia de ulceraciones de mucosa y submucosa en la pared vesical apreciadas en la cistoscopia con la existencia de clínica consistente en frecuencia miccional y espasmos vesicales. En 1930 Bumpus retoma el término de CI. En 1949 John Hand presentó una extensa serie de pacientes con CI con diferentes presentaciones endoscópicas e histopatológicas, concluyendo que esta patología no debe responder a una sola causa entidad. Esta postura fue apoyada con posterioridad por Stamey (1978) y Fall (1987) (Síndrome de dolor vesical/ Cistitis intersticial, continuando aún en vigor. Con el fin de abarcar a todos los pacientes que sufren dolor vesical se propuso el término Síndrome de dolor vesical (SV) como una terminología más exacta. La Cistitis intersticial (CI) representa un tipo especial de inflamación crónica de la vejiga mientras que SDV/CI alude a presencia de dolor vesical. Esta definición permite englobar a su vez dos subtipos: la CI /SVD clásica definida por la presencia de ulceraciones en la mucosa vesical y la CI/ SVD no ulcerosa, más frecuente, sin estos hallazgos endoscópicos y con clínica similar. El término CI/SVD describe una situación crónica y angustiante que puede limitar de forma importante la calidad de vida de la persona que las sufre. Se define el SDV/CI como una enfermedad de etiología desconocida, caracterizada por un incremento de la frecuencia urinaria, urgencia miccional y presencia de dolor pélvico, uretral o perineal. La prevalencia oscila de 8-16 /100000 habitantes en Países Bajos a los 50-60 /100.000 hab de EEUU o los 239/100000 hab de Finlandia. Se trata de una patología de predominio en el sexo femenino en una proporción de 10:1, más frecuente en personas de raza blanca y en mujeres judías. Se ha propuesto que muchos varones diagnosticados de prostatitis crónica pueden presentar signos compatibles con los criterios de SDV/CI. El dolor es el síntoma principal estando en relación directa con el llenado. Se localiza a nivel suprapúbico a veces con irradiación a ingles, vagina, recto o sacro. Mejora con la evacuación pero reaparece en seguida. Las valoraciones de los síntomas ayudan a describirlos y son útiles para medir la respuesta al tratamiento. Destaca por haber sido validado el índice de Síntomas de O´Leary. La etiología es actualmente desconocida aunque se evidencia un urotelio defectuoso con pérdida de la barrera hematourinaria. Se han postulado numerosas hipótesis como la infecciosa, traumática, hipóxica, neurogénica o inflamatoria. Actualmente las que cobran más fuerza son las que apuntan hacia una disfunción en la capa de glucosamicanos y la gené- tica en la que existirían polimorfismos en los genes que codifican genes de receptores purinérgicos. En 1987 la NIDDK (National Institute of Diabetes, Digestive and Kidney Diseases) en una reunión de consenso en Bethesda definió la enfermedad por unos criterios diagnósticos basados en criterios de exclusión actualmente la cistoscopia con hidrodistensión es la principal prueba diagnóstica. En la actualidad se han abandonado pruebas muy dolorosas como la sensibilidad intravesical al potasio por su falta de especificidad. Al comienzo de la enfermedad se confundirán los síntomas con patología infecciosa de origen urogenital con recidiva frecuente y sin causa objetivable. Es una enfermedad crónica que puede ser progresiva. El SDV/CI En sus comienzos se exacerba con las relaciones sexuales y antes del ciclo. La evolución es muy variable y su curso se caracteriza por periodos en los que se alternan episodios de mejoría con otros de reagudización. Se han descrito casos de remisión espontánea de síntomas. Sin embargo en ocasiones la enfermedad en su forma clásica hace que las cicatrices vesicales favorezcan la aparición de fibrosis y el resultado final es la disminución de la capacidad vesical con un empeoramiento de síntomas y un deterioro progresivo de la calidad de vida de los pacientes. Las opciones conservadoras comprenden la educación, modificación de la conducta, tratar el estrés, practicar ejercicio de bajo impacto (como las caminatas, los estiramientos o el yoga) y la adopción de terapias físicas manuales (por ejemplo, fisioterapia pélvica específica y/o inhibición de los puntos gatillo). Como tratamientos médicos sistémicos existe la administración de antihistamínicos, pentosano polisulfato, ciclosporina A, opiáceos y medicación para el dolor neuropático (gabapentinoides o antidepresivos tricíclicos). Entre los tratamientos médicos intravesicales se encuentran el suministro de dimetilsulfóxido (DMSO), lidocaína y heparina. Las opciones quirúrgicas incluyen la hidrodistensión y la fulguración de las lesiones mucosas. Otras opciones son la neuroestimulación (para la urgencia urinaria y el incremento Copyright© International Association for the Study of Pain (Asociación Internacional para el Estudio del Dolor), 2012 de la frecuencia miccional), la inyección de toxina botulínica en el intradetrusor, procedimientos de intervención para el abordaje del dolor (inyecciones anestésicas), la cistoplastia, la derivación urinaria y la cistectomía. El SVD / CI y el dolor pélvico crónico supone un auténtico desafío para los profesionales implicados en su tratamiento. En numerosas publicaciones especializadas se reconoce como una de las entidades más frustrantes tanto para paciente como profesional ya que hasta el momento actual no existe un único tratamiento satisfactorio. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR113 BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 1. BJU Int 2005;96(6):909-10. Light at the end of the tunnel for interstitial cystitis? Wyllie MG. 2. Lai H, Gardner V, Vetter J, Andriole GL. Correlation between psychological stress levels and the severity of overactive bladder symptoms. BMC Urol. 2015 Mar 8;15(1):14. doi: 10.1186/s12894-015-0009-6. PubMed PMID: 25887525; PubMed CentralPMCID: PMC4357155. 3. Nanri M, Nanri M, Nanri K. [Interstitial cystitis in urology clinic: current status and problems]. Nihon Hinyokika Gakkai Zasshi 2014;105(4):178-82. PubMed PMID: 25757347. 4. Pierce AN, Christianson JA. Stress and chronic pelvic pain. Prog Mol Biol Transl Sci. 2015;131:509-35. doi: 10.1016/bs.pmbts. 2014.11.009. Epub 2015 Feb 2. 5. PubMed PMID: 25744684. 6. CID, J. Dolor Pélvico crónico. Rev. Soc. Esp. Dolor [online]. 2006, vol.13, n.1, pp. 29-39. 7. Yukio Homma1,*, Tomohiro Ueda2Hikaru Tomoe3, Alex TL Lin4, Hann-Chorng Clinical guidelines for interstitial cystitis and hypersensitive bladder síndrome. International Journal of Urology. Vol 16, Issue 7, p 597–615, July 2009 8. Philip M. Hanno, David Allen Burks, J. Quentin Clemens, Roger R. Dmochowski, Deborah Erickson, Mary Pat FitzGerald, John B. Forrest, Barbara Gordon, Mikel Gray, Robert Dale Mayer, Robert Moldwin, Diane K. Newman, Leroy Nyberg Jr., Christopher K. Payne, Ursula Wesselmann, Martha M. Faraday. 9. Diagnosis And Treatment Of Interstitial Cystitis/Bladder Pain Syndrome. www.auanet.org/education/guidelines/ic-bladder-pain-syndrome.cfm PAPEL DE LA GENÉTICA EN EL DOLOR M.I. Martín Fontelles, E. Sánchez Robles Área de Farmacología y Nutrición, Unidad Asociada al Instituto de Química Médica (CSIC). Departamento de Ciencias Básicas de la Salud. Universidad Rey Juan Carlos. Alcorcón, Madrid La variabilidad en la percepción del dolor, tanto en el riesgo de cronificación como en la respuesta al uso de analgésicos, es un reto que todavía no tiene una respuesta adecuada. Por ahora es imposible realizar predicciones fiables sobre estos aspectos que condicionan el abordaje terapéutico y su éxito. Las diferencias entre individuos dependen tanto de factores genéticamente condicionados que suponen la existencia de diferencias en las secuencias genéticas como modificaciones en la capacidad de expresión de estos genes que son condicionadas por factores externos y no suponen diferencias en el ADN (factores epigenéticos), analizaremos la influencia de factores de ambos tipos, genético y epigenético, en el dolor. La variabilidad interindividual es evidente y esta variabilidad es debida a diferencias genéticas. Se conocen más de 200 genes que parecen implicados en la regulación de la percepción del dolor. Hay dos abordajes diferentes para analizar la influencia de la genética en el dolor: una posibilidad es analizar el condicionamiento genético para desarrollar diferentes tipos de dolor y qué mecanismos condicionan estas diferencias y la otra analizar la influencia genética en la eficacia y los efectos indeseables de los fármacos. Ambos abordajes son de interés y pueden mejorar la práctica clínica. En este caso vamos a centrarnos en la respuesta a analgésicos que está condicionada por la expresión de las enzimas que median el metabolismo de los fármacos, de los receptores sobre los que actúan y los diferentes pasos implicados en el procesamiento de la respuesta. En la modificación de la respuesta a los analgésicos hay diferentes variaciones genéticas que pueden condicionar la respuesta: 1. Modificaciones farmacocinéticas, dependen sobre todo de la variabilidad en la capacidad del individuo para metabolizar un fármaco, por ejemplo en un metabolizador lento de codeína obtendría poca morfina y el efecto analgésico de la codeína sería menor. Este es un campo Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 bastante desarrollado y empieza a ser económicamente accesible para mejorar la eficacia y la seguridad del tratamiento del dolor (1). 2. Modificaciones farmacodinámicas, derivan de alteraciones en la expresión de receptores y/o sistemas de transducción. El conocimiento de los genes que codifican estas características permitiría disponer de datos para predecir la respuesta terapéutica y los riesgos de efectos indeseables. En lo que concierne a las modificaciones epigenéticas, el dolor crónico, inflamatorio neuropático o nociceptivo, es capaz de provocar modificaciones adaptativas a nivel molecular que contribuyen a la perpetuación del dolor y de los síntomas que pueden acompañarle, como alodinia o hiperalgesia a nivel local y ansiedad o depresión a nivel general. Indudablemente la aparición de estas modificaciones se debe a la expresión de enzimas, receptores, transmisores… que no se expresan, o no lo hacen en la misma medida, en ausencia de dolor. La modificación en la expresión genética es causada por mecanismos epigenéticos, en este caso desencadenados por el dolor crónico aunque, por supuesto está condicionada también por el sustrato genético de cada individuo. Nuestro conocimiento sobre estos eventos está aún en las primeras etapas y si llegamos a ser capaces de manejar estas modificaciones habremos dado un paso cualitativo importante para modificar la historia natural de los componentes neuropáticos del dolor. Utilizando modelos animales de dolor crónico hace años que sabemos que en estos animales aparecen modificaciones de la expresión génica tanto a nivel medular como supraespinal, los mecanismos desencadenantes de estos cambios son epigenéticos; los cambios epigenéticos suponen modificaciones de la expresión génica 114 RESÚMENES DE PONENCIAS que se deben a modificaciones en el material genético que no afectan a la secuencia del genoma del individuo. Estos mecanismos pueden incluir, entre otros: –– Metilación del ADN lo que reduce su capacidad de expresión. –– Modificaciones de las histonas (acetilación, metilación, fosforilación, ADP riboxilación); estas modificaciones pueden facilitar o bloquear la capacidad de expresión. –– Modificaciones de la expresión de micro ARN (miARN) que también se manifiestan como modificaciones al alza o a la baja de la expresión de proteínas. Estos cambios no se presentan de forma aislada sino que en general afectan a más de uno de los mecanismos descritos. La reducción de la capacidad de transcripción del ADN se produce por la supresión del factor de transcripción en las regiones promotoras, las metilaciones se producen en localizaciones concretas -metil-CpG-binding protein 2 (MeCP2)-, y actúan como represoras de la trascripción (2) cuando se reprime la expresión de ligandos o receptores antinociceptivos, por metilación de los dominios promotores de los que depende si expresión, puede incrementarse la trasmisión dolorosa como sucede en la hipermetilación que se observa en algunos tipos de cáncer que cursan con dolor. Por ejemplo, en muchos cánceres se observa un aumento en la liberación de endotelina 1. El efecto proalgésico de este péptido está mediado por unión al receptor de endotelina 1A, mientras que la activación receptor 1B es antinociceptiva (3). En estudios posmortem se ha demostrado metilación en el dominio del gen promotor del receptor de endotelina 1B en pacientes con carcinomas escamosos orales dolorosos. En modelos animales se ha demostrado que la restauración de la expresión del receptor de endotelina 1B por inhibición de la metilación tiene efectos antinociceptivos (4). Por el contrario la fosforilación de la proteína MeCP2 lleva a la separación de la proteína de los nucleótidos de guanina localizados en el promotor y a la facilitación de la expresión génica, por ejemplo de citoquinas proinflamatorias en el dolor neuropático. Cambios epigéneticos se presentan también en interneuronas implicadas en las vías del dolor y pueden faclitar (5) o inhibir la trasmisión del mismo y en células gliales como los astrocitos participando en los fenómenos de sensibilización glial (6). Otro mecanismo menos estable que la metilación de histonas o del ADN es la acetilación de histonas; esta reacción se promueve por histona-acetiltransferasas que promueven la transducción y puede revertirse por histona deacetilasas que bloquean la transducción (7). En modelos animales la administración de inhibidores de la deacetilación tiene efectos antinociceptivos. La acetilación de las histonas también está relacionada con la expresión de receptores opioides MU y de canales de Na 1.8, consiguientemente también por estos mecanismos se modifica el control endógeno del dolor, la respuesta a fármacos analgésicos y la trasmisión de los impulsos dolorosos. El potencial del mi-RNA para regular la expresión de genes específicamente relacionadas con el dolor hacen que el miRNA sea también otra posible nueva diana para el control del dolor (8,9). A la vista de los ejemplos descritos el mejor conocimiento de la genética que condiciona la frecuencia de presentación de diferentes cuadros dolorosos, el riesgo para que el paciente desarrolle dolor crónico y el manejo de los factores epigenéticos que modifican estos aspectos abre una nueva aproximación al tratamiento del dolor de indudable interés. BIBLIOGRAFÍA 1. Trescot AM, Faynboym S. 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MicroRNA changes in the mouse prefrontal cortex after inflammatory pain. Eur J Pain 2011;15:801.e1-801.e12. 9. Bai G, et al. Downregulation of selective microRNAs in trigeminal ganglion neurons following inflammatory muscle pain. Mol Pain 2007;3:15. DOLOR POSTOPERATORIO CRÓNICO. MECANISMOS FISIOPATOGÉNICOS. EPIDEMIOLOGÍA J.L. Ortega García, F. Neira Reina Servicio de Anestesia, Reanimación y Tratamiento del Dolor. Unidad de Gestión Bloque Quirúrgico. Hospital Universitario Puerto Real. Cádiz MECANISMOS FISIOPATOGÉNICOS La cronificación del dolor postoperatorio es un factor de riesgo que ensombrece los resultados quirúrgicos y la calidad de vida de los pacientes. El dolor postoperatorio crónico puede tener características distintas al dolor agudo postoperatorio, se suele asociar con frecuencia a características neuropáticas, si bien también se puede relacionar con componentes musculoesqueléticos. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR115 En el postoperatorio, cuando el estímulo periférico se mantiene en el tiempo, se producen modificaciones de las propiedades de las neuronas espinales. Los cambios inducidos en el SNC por lesiones nerviosas periféricas, pueden producir y/o amplificar el dolor que se mantiene tras la curación de la lesión primaria (1). Todos estos fenómenos conducen a la pérdida de la especificidad y la somatotopía, al aumento de la capacidad de respuesta y a la sensibilización. Cuando el dolor postoperatorio se perpetúa, las modificaciones se acentúan aún más. Se produce degeneración neuronal, disminución del umbral de excitación de los nociceptores, aumento de la amplitud dependiente de la frecuencia y de la velocidad de las descargas, fenómenos de post-descargas prolongadas, aumento de las áreas receptivas periféricas, reclutamiento de nuevas sinapsis excitadoras, se potencian los mecanismos de transducción intraneuronal y puede haber un aumento del número de nociceptores. A nivel espinal, hay un aumento del tamaño de los campos receptores cutáneos de ciertas neuronas, se produce un aumento en la excitabilidad neuronal y una pérdida de la capacidad codificadora de los impulsos nociceptivos. Todas estas modificaciones se denominan sensibilización central o neuroplasticidad, que se ha asociado a la hiperalgesia secundaria (1). Entre los factores etiológicos se encuentran: dolor preoperatorio de más de un mes de duración, intensidad del dolor postoperatorio agudo, factores psicosociales como la ansiedad y depresión, factores genéticos, que el procedimiento quirúrgico realizado tenga la posibilidad de dañar un nervio y necesidad de determinadas terapias tras la cirugía (2). La incidencia de dolor crónico tras mastectomía, by-pass de arteria coronaria o herniorrafia inguinal está incrementado en pacientes con alto índice de masa corporal o en pacientes jóvenes. En la mujer aumenta el riesgo de padecer dolor crónico tras toracotomía y colecistectomía. La severidad del dolor preoperatorio sólo predice la existencia de un dolor crónico tras amputación, mastectomía o colecistectomía. El dolor neuropático yatrogénico quizás sea el dolor postoperatorio persistente más frecuente. Deben utilizarse técnicas quirúrgicas que eviten las lesiones neurológicas. Además, la asociación de analgesia preventiva multimodal puede reducir de forma importante la incidencia de dolor crónico postoperatorio (2). Entre los diferentes mecanismos implicados en la cronificación del dolor postoperatorio se encuentran: sensibilización central y periférica, hiperalgesia por ansiedad y la hiperalgesia inducida por opioides (HIO). Pueden existir distintos mecanismos neurobiológicos para la hiperalgesia inducida por opioides (HIO). Determinar el mecanismo predominante en cada paciente tiene gran repercusión sobre el tratamiento del dolor. La prevención de la HIO es la mejor opción; para ello, se recomienda emplear medicación no opioide cuando sea factible; hacer un tratamiento multimodal, que permita reducir la dosis de opioides y sus efectos secundarios; utilizar técnicas intervencionistas cuando sea posible, lo que permite reducir el Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 empleo de tratamiento farmacológico y, por tanto, de opioides. No obstante, hay circunstancias en las que aparece la HIO (3). Entre los fármacos relacionados con efecto antihiperalgésico se encuentran: anestésicos locales, inhibidores de la ciclooxigenasa, paracetamol, ketamina, metadona, gabapentina y pregabalina (4). Entre las estrategias propuestas para prevenir la hiperalgesia perioperatoria se encuentran: establecer grupos de riesgo, evitar la hiperalgesia por opiáceos intraoperatorios, control eficaz del dolor postoperatorio tanto en reposo como en movimiento (tratamiento multimodal), utilizar técnicas quirúrgicas de menor agresión (en términos de lesión tisular y nerviosa), utilizar bloqueos de campo y bloqueos nerviosos con anestésicos locales, en pacientes de riesgo emplear antagonistas de receptores NMDA (ketamina a bajas dosis), establecer el momento de inicio y de finalización del tratamiento de acuerdo con el dolor y los mecanismos implicados, realizar una adecuada valoración y medición del dolor. El tratamiento de la hiperalgesia postoperatoria se debe iniciar antes de producirse la lesión tisular o durante las fases iniciales y debería incluir: paracetamol, si no se ha realizado anestesia regional; bloqueos de campo; asociar técnicas continuas regionales para analgesia postoperatoria; ketamina previa a la incisión seguida de una perfusión continua durante 48 horas a dosis subanestésicas; ajustar la dosis de los opiáceos; utilización preoperatoria y postoperatoria de gabapentina o pregabalina y control de la ansiedad. EPIDEMIOLOGÍA Es un hecho constatado la cronificación más o menos frecuente de diferentes procedimientos quirúrgicos. Así la toracotomía se puede cronificar en un 5-67%, la mastectomía en el 11-57%, la colecistectomía en el 3-56%, la artroplastia de rodilla en el 19-43%, la histerectomía en el 25% y la cesárea en el 12%, entre otras (2). Cirugía cardiovascular Cuando hablamos de dolor postoperatorio pensamos en dolor agudo y, si bien es cierto, que es el más frecuente, no deja de serlo que hay dolores postoperatorios que se cronifican. El 56% de los pacientes sometidos a cirugía de derivación coronaria desarrollan dolor crónico tras injerto aortocoronario (5). Otros autores encuentran una prevalencia del 23% en pacientes sometidos a injerto de arteria mamaria interna. Este dolor se puede prolongar durante meses e incluso años. Tras la realización de la cirugía con injerto coronario se puede desarrollar un síndrome de dolor persistente en la pared costal, diferente al dolor isquémico previo a la cirugía. La prevalencia de este síndrome doloroso es superior al 50%. Dos tercios de estos pacientes (38% de todos los pacientes inter- 116 RESÚMENES DE PONENCIAS venidos) tienen dolor en el lado izquierdo de la pared costal. Una posible etiología es el trauma en la pared costal durante la intervención (dolor nociceptivo musculoesquelético). También se ha sugerido el dolor neuropático como causa potencial de este síndrome, por la lesión de nervios intercostales durante la obtención de la arteria mamaria interna. Este síndrome es más frecuente en los pacientes con injerto de arteria mamaria interna (23%) que en los que tienen injerto de vena (4,5%). El mecanismo neuropático es el más evidente en la mayoría de los pacientes. El dolor suele asociarse con hipoestesia (mecánica y termal), alodinia e hiperalgesia. Además, este síndrome puede estar asociado con un grado moderado de depresión y puede interferir con la realización de las actividades diarias en un nivel significativo para algunos pacientes (5,6). Cirugía de mama La prevalencia del síndrome de dolor posterior a una mastectomía varía entre un 20% y un 46% (5). En un estudio realizado por Wallace la incidencia de dolor, durante al menos un año, tras mastectomía con reconstrucción fue del 49%, mientras que tras mastectomía simple fue del 31%. La cronificación del dolor tras cirugía de mama también puede aparecer tras intervenciones de reducciones de mama (incidencia del 22%), así como tras el aumento de las mamas (incidencia del 38%), sin diferencia significativa entre los implantes de silicona y los salinos (22% y 33%, respectivamente). Sin embargo, la localización submuscular del implante presentó una incidencia de dolor significativamente mayor (50%) que la localización subglandular (21%) (7). Cirugía torácica La toracotomía es una de las intervenciones quirúrgicas más dolorosas. La cronificación es una complicación frecuente del dolor postoracotomía y sucede aproximadamente en el 50% de los casos, con una duración de hasta dos años. La incidencia de dolor severo en el postoperatorio inmediato tras toracotomía es uno de los factores predictivos de cronificación del dolor. El tratamiento agresivo del dolor reduce la incidencia de dolor crónico postoracotomía (6,8). BIBLIOGRAFÍA 1. Ortega JL, Neira F. Fisiología del dolor. En: Torres LM. Anestesia y Reanimación. Vol I. Madrid: Arán Ediciones SA; 2001. p. 685-734. 2. Cánovas L. Cronificación del dolor agudo postquirúrgico: ¿mito o realidad? En: López S, García B. Manual dolor agudo postoperatorio. Madrid: Ene&Cryre ediciones y publicaciones SL; 2009. p. 181-7. 3. Silverman SM. Opioid induced hyperalgesia: Clinical implications for the pain practitioner. Pain Physician 2009;12:679-84. 4. Gomar C, Tena B. Estrategias antihiperalgésicas perioperatorias. En: López S, García B. Manual dolor agudo postoperatorio. Madrid: Ene&Cryre ediciones y publicaciones SL; 2009. p. 169-80. 5. Eisenberg E, Pultorak Y, Pud D, Bar-El Y. Prevalence and characteristics of post coronary artery bypass graft surgery pain (PCP). Pain 2001;92:11-7. 6. Neira F, Ortega JL. Etiopatogenia y efectos funcionales del dolor postoperatorio. En: Torres LM. Tratamiento del dolor postoperatorio. Madrid: Ediciones Ergon SA; 2003. p. 1:3-29. 7. Wallace MS, Wallace MA, Lee L, Dobke MK. Pain after breast surgery: A survey of 282 women. Pain 1996;66:195-205. 8. Palacios A, Martínez-Tellería A, Sánchez-Palencia A. Tratamiento del dolor agudo postoperatorio en cirugía torácica (dolor postoracotomía). Rev Soc Esp Dolor 1999;6(Supl. III):30-47. DOLOR CRÓNICO POSTOPERATORIO. TÉCNICAS PREVENTIVAS M. Robles Romero Unidad del Dolor. Hospital de Melilla. Melilla INTRODUCCIÓN Analgesia multimodal El término de dolor crónico postoperatorio (DCPO) se refiere al dolor que persiste durante más de 3-6 meses tras la cirugía. Ocurre en el 10-50% pacientes postquirúrgicos (1). Se han descrito como factores de riesgo el sexo femenino, la edad inferior a 55 años, predisposición genética, la presencia de dolor preoperatorio, ansiedad preoperatoria, tipo y duración de la intervención quirúrgica, técnica anestésica perioperatoria y la existencia de dolor neuropático postoperatorio. Se basa en la combinación de diversas técnicas analgésicas, con diferentes vías de administración; intentan ahorrar el consumo de opioides y prevenir la hiperalgesia inducida por los mismos. Regímenes multimodales con gabapentina, AINE, paracetamol y anestesia regional fueron efectivos en controlar el dolor postoperatorio y disminuir el consumo de opiáceos. MÉTODOS DE PREVENCIÓN Antagonistas NMDA (ketamina, memantina y dextrometorfano) Las intervenciones psicológicas que llevan a una disminución del catastrofismo hacia el dolor podrían ser un objetivo de relevancia en la prevención de dolor crónico (2). No hay diferencias entre la administración epidural o intravenosa de ketamina. Aunque a corto plazo reduce el consumo de opioides y el dolor agudo postoperatorio, no hay estudios Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR117 concluyentes en la prevención del DCPO. Además tiene como obstáculo el carecer de una formulación oral. Memantina, tiene la ventaja de tener una formulación oral. Se ha utilizado con éxito en la prevención del dolor del miembro fantasma en amputaciones traumáticas del miembro superior (3). La administración preoperatoria de dextrometorfano con bloqueo intercostal con anestésicos locales suministra analgesia preventiva, pero no tuvo ninguna incidencia sobre el síndrome post-toracotomía (4). Ligandos alpha2-delta. Pregabalina y gabapentina Pregabalina produce menores efectos secundarios; administrada 15 días antes de cirugía de rodilla, reduce la incidencia de dolor neuropático y mejora la flexión de rodilla (5). Sobre la base de los datos disponibles, no hay una clara evidencia de que el uso perioperatorio de pregabalina reduce la intensidad del dolor postoperatorio. Sin embargo, la pregabalina exhibe un efecto ahorrador de opioides significativo en las primeras 24 h y una reducción significativa en los efectos adversos relacionados con los opioides (vómitos). La incidencia de alteraciones visuales es significativa con pregabalina; también se incrementan otros efectos secundarios como sedación y mareos. Debido a la heterogeneidad de los datos, no se puede sacar una conclusión sobre la dosis óptima y la duración de la terapia. Ningún estudio ha evaluado la pregabalina en el dolor crónico nociceptivo, como la artritis (6). AINE Se usan como adyuvantes para el dolor postoperatorio al disminuir la cascada inflamatoria en la periferia y bloquear el estímulo en la médula espinal. Por sus efectos secundarios de sangrado gastrointestinal, disfunción renal e inhibición pla- quetaria, se prefiere el uso de COX-2 que, al menos, no afectan a la función plaquetaria. TRATAMIENTOS EXPERIMENTALES Minociclina Es un modulador neuroglial; la neuroglia tiene un papel importante en el desarrollo del dolor neuropático. Un reciente estudio compara la administración de 100 mg/ día y 200 mg/día de minociclina para el tratamiento del dolor neuropático. Minociclina tuvo éxito en la reducción de los síntomas afectivos del dolor medidos en la escala de Mc Gill (7). BIBLIOGRAFÍA 1. Vadivelu N, Mitra S, Schermer E, Kodumudi V, Kaye AD, Urman RD. Preventive analgesia for postoperative pain control; a broader concept. Local Reg Anesth 2014:7:17-22. 2. Hanssenn MM, Peters ML, Vlaeyen JW, Meevisen YM, Vancleef LM. Optimism lower pain: Evidence of the causal status and underlyng mechanism. Pain 2013;154(1):53-8. 3. Schley M, Topfner S, Wiech K, Schaller HE, Conrad CJ, Schmeltz M, et al. Continuos plexus braquiales blocks in combination with the NMDA receptor antagonist memantine prevents phantom pain in acute traumatic upper limb amputees. Eur J Pain 2007;11(3):299308. 4. Nossoti M, Rosso L, Tosi D, Palleschi A, Mendogni P, Righi I, et al. Preventive analgesia in thoracic surgery: Controlled, randomized, double-blind study. Eur J Cardiothorac Surgery 2014. 5. Buvanendran A, Kroin JS, Della Valle CJ, et al. Perioperative oral pregabaline reduces chronic pain after total knee arthroplasty; a prospective, randomized. Controlled trial. Anesth Analg 2010;110:199-207. 6. Mishriky BM, Waldron NH, Habib AS. Impact of pregabalin on acute and persistent postoperative pain: A systematic review and metaanalysis. Br. J Anaesth 2015;114(1):10-31. 7. Sumitani M, Ueda H, Hozumi J, Inoue R, Kogure T, Ogata T, et al. Minocycline does not decrease instensity of neuropathic pain, but improves its affective dimension. J Pain Palliat Care Pharmacother 2015. TÉCNICAS DE RADIOFRECUENCIA EN DOLOR NEUROPÁTICO M.T. Bovaira Forner Unidad de Dolor. Servicio de Anestesiología. Hospital Intermutual de Levante. San Antonio Benagéber, Valencia DOLOR NEUROPÁTICO El dolor neuropático ha sido recientemente redefinido por NeuPSIG como el dolor “que surge como consecuencia directa de una lesión o enfermedad que afecta el sistema somatosensorial”. Esto implica que el dolor neuropático puede ser consecuencia de una lesión que afecte tanto al sistema nervioso central (dolor post-ictus y el dolor tras lesión medular) como al periférico (neuralgia post-herpética, polineuropatía diabética y otras neuropatías periféricas). También se incluyen en esta Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 definición 2 patologías que no son puramente neuropáticas, como el síndrome de dolor, regional complejo y el síndrome de cirugía de espalda fallida (en el que abundan los síntomas radiculares). RADIOFRECUENCIA Dentro del arsenal terapéutico habitual para tratar el dolor neuropático contamos con bloqueos, cirugía de resección, 118 radiofrecuencia, neuromodulación y bombas de infusion intratecal de fármacos. Resulta muy difícil establecer evidencias acerca del tratamiento intervencionista. La radiofrecuencia se aplica fundamentalmente sobre tejido neural, fundamentalmente ganglios, ya sea ganglio de la raíz dorsal para el dolor radicular, ganglio de Gasser para la neuralgia del trigémino o ganglio simpático cuando hay un componente vascular en el dolor. El ganglio de la raíz dorsal está localizado bilateralmente al final de la raíz dorsal en el espacio epidural lateral. Formado por los cuerpos celulares de la primera neurona aferente somática y visceral que trasmite la información desde la periferia al SNC. La primera neurona sensitiva es pseudounipolar, con un simple cono de axón que se bifurca en la rama aferente periférica y la rama eferente central, que trasmite la información desde una gran variedad de receptores (nociceptores, termorreceptores, quimiorreceptores y propioceptores) a través de fibras de diversos tamaños (C, a delta, a beta). Este sistema se ha descrito como “guardián de la puerta” para los nervios aferentes primarios, y eso lo convierte en el “target” por excelencia en el tratamiento del dolor neuropático. Radiofrecuencia convencional Funciona mediante una elevación de la temperatura, lo que da lugar a una termocoagulación no selectiva de los tejidos circundantes y, por tanto una neuroablación. Puesto que destruye tejido neural, podría producir dolor por desaferentización que puede ser más severo que el dolor original. El primer trabajo que lo describió fue en 1975, por Shealey. Eficacia de la radiofrecuencia convencional: –– Van Kleef et al., 1996 a RCT 20 pacientes con dolor radicular cervical, RF comparada con placebo, eficaz a 2 meses. –– Slappendel et al., 1997 a 61 pacientes con dolor radicular cervical, compara RF a 40° y 67 °C, eficacia similar a los 3 meses del tratamiento. –– Geurts et al., 2003 à 83 pacientes con dolor radicular lumbosacro tratado con RF versus placebo. No hay beneficio. Radiofrecuencia pulsada Pero además contamos con un método de radiofrecuencia posterior que no busca los efectos de la elevación de temperatura sino los del campo eléctrico que se genera alrededor, luego, en principio, parecía ser no neuroablativo (Sluijter; 1996). A mediados de los 90, Cosman y Sluijter modificaron el generador normal de RF para liberar ráfagas de corriente con una frecuencia de 2 Hz o 2 ciclos por segundos. El primer trabajo al respecto lo publicó Sluijter en 1998 aplicando, la radiofrecuencia pulsada sobre el ganglio de la raíz dorsal. RESÚMENES DE PONENCIAS Mecanismo de acción Existen múltiples publicaciones que intentan explicar de qué manera ejercería la radiofrecuencia pulsada sus efectos biológicos, pero lo cierto es que, a día de hoy, los mecanismos íntimos de neuromodulación siguen siendo desconocidos. Vamos a hacer un somero repaso de las publicaciones que han tenido más impacto al respecto. –– Higuchi, Neuromodulation 2002: pRF en DRG induce expresión c-Fos en el asta dorsal. –– Cosman, Pain Medicine 2005: ráfagas de calor que generan campos eléctricos altos con capacidad para destruir membranas. Miniablación (0,2 mm). Ablación puede ser Tª-dependiente. –– Van Zundert, Anesthesiology 2005: estudio sobre ratas aplicando RFC y pRF. A los 7 días, aumento en la expresión de cFos en asta dorsal. La activación del cFos independiente del calor. –– Hamman, Pain 2006: activa la trascripción del factor 3 en ratas. Es selectivo, actúa sobre neuronas cuyos axones son pequeños, fibras C y A. Ausencia de alteraciones motoras y sensitivas. –– Cahana, Pain Medicine 2006: metaanálisis. pRF altera trasmisión sináptica de percepción del dolor. Mínimamente destructivo (2003) descenso transitorio y reversible del potencial excitatorio post-sináptico. No depende de la Tª. No tiene efectos secundarios. –– Erdine, Pain Practice 2009: estudio 5 ratas, ciático izquierdo pRF, derecho tratamiento placebo. Valorado por microscopía electrónica a los 10 días: evidencia de daño ultraestructural de axones nociceptores sensoriales tras la exposición a PRF. Alteración morfología mitocondrias y membranas, disrupción de microtúbulos y microfilamentos. La PRF actúa principalmente sobre las fibras más finas: C y A delta. –– Vallejo, Pain Physician 2013: provocan una lesión a nivel de los nervios ciáticos de ratas y se analizan los cambios genéticos a 3 niveles: medular, DRG y nervio periférico (tanto por la lesión del nervio ciático como por el tratamiento de la PRF): • A nivel del nervio reduce el dolor neuropático mediante la atenuación de la • neuroinflamación. • A nivel del DRG es donde ocurren la mayoría de cambios genéticos, más que en el nervio dañado. La pRF actúa sobre las vías serotoninérgicas y gabaérgicas para alivio del dolor. • A nivel medular reduce la expresión del C-fos (marcador de actividad neural). Si el conocimiento sobre su mecanismo de acción no está claro, menos lo está su eficacia. No obstante, hay una extensa bibliografía que habla específicamente de ello: –– Teixeira, Pain Practice 2005: estudio retrospectivo en 12 pacientes con dolor radicular agudo secundario a hernia Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR119 de disco, postulan que la pRF puede ser potencialmente una alternativa viable a la infiltración de esteroides epidurales. –– Abejón, Pain Practice 2007: es un estudio retrospectivo en 54 pacientes a quienes se les realizaron 75 procedimientos de PRF con diferentes diagnósticos: hernia discal, estenosis de canal y síndrome de cirugía de espalda fallida. Presentaron una mejoría significativa los pacientes con hernia discal y estenosis, pero no aquellos con FBSS. –– Choi, Pain Medicine 2012: estudio retrospectivo en 112 pacientes con dolor radicular cervical y tratados con esteroides TF. 29 de ellos presentaban un dolor radicular refractario y 21 se incluyeron en estudio prospectivo con PRF. –– Van Zundert J, Pain 2007: sigue siendo el trabajo de referencia sobre la eficacia de la radiofrecuencia pulsada para el dolor neuropático. Es un estudio randomizado a doble ciego en 23 pacientes a quienes se les realizó aleatoriamente un tratamiento con radiofrecuencia pulsada versus tratamiento placebo. A los 3 meses se les hizo una evaluación y hubo una mejora significativa en la escala analógica visual, en el efecto global percibido y en la calidad de vida, así como una reducción en la medicación analgésica en el grupo de radiofrecuencia. –– Pope et al., Pain Medicine 2013. Revisión sistemática de las terapias intervencionistas sobre el GRD (gangliectomía, RF convencional, pulsada, nuevas terapias: farmacológicas y estimulación). Determinan: • Nivel C para dolor cervicobraquial para RFC y PRF. • Nivel D evidencia para cefalea cervicogénica. • Nivel C negativo para RF sobre DRG en dolor radicular lumbar. • Dworking, Pain 2013: revisión sistemática de terapias intervencionistas para tratamiento del dolor neuropático. • Dolor radicular cervical à evidencia limitada de un beneficio a corto plazo en RF convencional y PRF en el GRD. • Dolor radicular lumbosacro à evidencia limitada del beneficio de la PRF en GRD y evidencia negativa de la RF convencional. • Neuralgia post-herpética àevidencia baja para la radiofrecuencia pulsada del GRD. • Neuralgia del trigémino à evidencia baja para la RF convencional. • No lo consideran para el tratamiento de neuropatías periféricas o del síndrome de dolor regional complejo. –– Shantanna, Journal of Pain Research 2014: realizan un estudio randomizado comparando la radiofrecuencia pul- Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 sada con el placebo para el tratamiento del dolor radicular lumbar: • 6/16 pax. en PRF y 3/15 pax. del grupo placebo muestran reducción de EVA > 50%. • No diferencias significativas entre ambos grupos. • Muy difícil realizar RCT con amplias y homogéneas muestras. • Plantear modificar los parámetros de la PRF (t.º a 4-10 min). • No efectos adversos. –– van Kleef, Evidenced-Based Interventional Pain Medicine 2012: en una revisión sistemática determinan que la radiofrecuencia convencional es la técnica de elección en la neuralgia del trigémino en pacientes mayores, pese a que no existen muchos estudios prospectivos que lo avalen. CONCLUSIONES 1. Es muy difícil realizar estudios de calidad en el dolor neuropático por la difícil homogeneidad de las muestras, y que sean resultados extrapolables a un grupo de población. 2. Principal target à Ganglios, fundamentalmente el ganglio de la raíz dorsal. 3. De elección radiofrecuencia pulsada. 4. Evidencia limitada para PRF en radiculopatía cervical y lumbosacra. 5. Radiofrecuencia convencional posible dolor por desaferentización. Evidencia negativa para dolor radicular lumbosacro. 6. Evidencia moderada para radiofrecuencia convencional (2B+) en la neuralgia del trigémino. Evidencia negativa para la radiofrecuencia pulsada. BIBLIOGRAFÍA 1. Dworkin RA, O’Connor AB, Kent J, et al. Interventional management of neuropathic pain: NeuPSIG recommendations. Pain 2013;154:2249-61. 2. Pope JE, Deer TR, Kraner J. A systemaric review: Current and future directions of DRG therapeutics to treat chronic pain. Pain Med 2013;14:1477-96. 3. Erdine S, Bilir A, Cosman ER, Cosman ER Jr. Ultraestructural changes in axons following exposure to pulsed radiofrequency fields. Pain Practice 2009;9(6):407-17. 4. Vallejo R, Tilley DM, Williams J, Labak S, Aliaga L, Ramsey B. Pulsed radiofrequency modulates pain regulatory gene expression along nociceptive pathway. Pain Physician 2013;16:E601-E613. 5. Van Zundert J, Patijn J, Kessels A, Lamé I, van Suijlekom H, van Kleef M. Pulsed radiofrequency adjacent to the cervical dorsal root ganglion in chronic cervical radicular pain: A double blind sham controlled randomized clinical trial. Pain. 2007;127(1-2):173-82. 120 RESÚMENES DE PONENCIAS ACREDITACIÓN EN TÉCNICAS DE RADIOFRECUENCIA DE LA SED J. De Andrés Ares, G. Roca Amatriaín, C. Nieto Iglesias, M. Bovaira, M.L. Franco Grupo de Trabajo de Radiofrecuencia de la SED INTRODUCCIÓN OBJETIVOS El desarrollo de los métodos de radiofrecuencia para el tratamiento del dolor en los últimos años ha llevado al reconocimiento tácito de una nueva disciplina con requerimientos de formación y práctica específicos. Este creciente interés ha dado lugar a la aparición de asociaciones de carácter científico y profesional, así como al desarrollo de programas de certificación en EE. UU., Holanda o Gran Bretaña, e iniciativas incipientes en otros países europeos. El análisis de la situación en nuestro país, recientemente realizado por el Grupo de Radiofrecuencia de la Sociedad Española del Dolor (GRFSED), revela una progresión en el desarrollo de estas técnicas. No obstante, ciertos datos tales como la procedencia heterogénea de las personas que realizan las técnicas, sus distintos niveles de formación, con un aprendizaje autodidacta en gran parte de los casos, y la variable dotación de equipamiento en los mismos, hacen aconsejable el desarrollo de un sistema de formación y certificación/ homologación que garantice en última instancia la calidad y homogeneidad de las exploraciones. El CASED es el Comité de Acreditación de la Sociedad Española del Dolor. La misión del CASED es promover y garantizar la calidad de los programas del tratamiento del dolor, mediante la definición de estándares y el desarrollo del proceso de acreditación tanto individual como institucional. Los programas de acreditación incluidos son los siguientes: Dolor agudo, Dolor crónico y Dolor por cáncer. No existe un programa de acreditación en Técnicas Intervencionistas de Radiofrecuencia. Bajo este planteamiento, presentamos una propuesta a la Sociedad Española del Dolor, y en concreto al CASED, de Acreditación en Técnicas de Radiofrecuencia para el Tratamiento del Dolor en España, basado en el análisis e integración de experiencias similares en otros países. Este documento ha sido elaborado por el GRFSED. Existen varios modelos de homologación en dolor, destacando entre ellos el de: –– International Spine Intervention Society (ISIS). –– World Institute of Pain (WIP) que elabora el título FIPP. –– Dutch Pain Society. –– American Board of Pain Medicine elabora el MOC. –– American Society of Interventional Pain Physicians (ASIPP) que elabora el título ABIPP. Si bien estos son los modelos más conocidos por su amplia y probada trayectoria, se han analizado otras experiencias europeas teniendo siempre en cuenta que la extrapolación a nuestro país requiere ciertas precauciones. Este programa pretende entre sus objetivos estimular la formación y reconocimiento profesional del personal cualificado, así como unificar los criterios y metodología técnica que permitan, en última instancia, mejorar y homogeneizar la calidad de las técnicas invasivas de radiofrecuencia. Esta iniciativa puede constituir el germen para una futura homologación con otros países de la UE. VENTAJAS DE LA ACREDITACIÓN (SEGÚN EL CASED) 1. Se promueve la calidad asistencial. 2. Se garantiza esta calidad mediante estándares definidos. 3. Se favorecen las relaciones con las autoridades sanitarias. 4. Se facilitan las relaciones con las entidades y clientes, y se consiguen avales para la obtención de recursos. 5. Se potencia la docencia y la investigación. El desarrollo de esta propuesta se realiza a través del GRFSED y en el seno de la Sociedad Española del Dolor que deben ser los organismos encargados de su canalización y, en su caso, aprobación y puesta en marcha. Esta es, a nuestro juicio, la mejor garantía de que la iniciativa no obedece a intereses partidistas o comerciales. Pese a su carácter aparentemente innovador, se basa en la observación de experiencias previas en otros países y está destinada a facilitar el intercambio ante la perspectiva de una futura homologación europea. Su finalidad no es lucrativa y, por tanto, los posibles ingresos generados deben ser reinvertidos íntegramente en el mantenimiento de la infraestructura necesaria y desarrollo de programas de formación. Su aplicación no es restrictiva en cuanto al origen y titulación de los candidatos siempre y cuando cumplan con los requerimientos especificados en la normativa de certificación. CANDIDATOS A LA ACREDITACIÓN Podrán solicitar la acreditación para la certificación en Técnicas Básicas todos aquellos Licenciados en Medicina y Cirugía, españoles o extranjeros que acrediten un mínimo de doce meses tratando pacientes con dolor crónico. Para la certificación en Técnicas Avanzadas, será necesario haber obtenido la acreditación de nivel básico y acreditar un mínimo Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR121 de tres años de experiencia en técnicas intervencionistas de radiofrecuencia. COMISIÓN EVALUADORA Esta comisión sería la encargada de evaluar a los aspirantes y convocar los exámenes para la homologación personal, así como de determinar qué candidatos cumplen las condiciones de acreditación. Creemos que la composición final de la Comisión Evaluadora debe establecerse por acuerdo entre los miembros del GRFSED y la SED, pero en todo caso, sus integrantes deberían disponer todos de la acreditación. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 1. Sociedad Española del Dolor: Bases de la Sociedad Española del Dolor para la Acreditación de las Unidades de Tratamiento del Dolor. Documento modificado por la Junta Directiva de la SED el 11 marzo de 2006. www.sedolor.es /doc/SED-acreditacion_de_Unidades_11-03-2006.pdf 2. Sociedad Española del Dolor: Catálogo de las Unidades del Dolor existentes en España. www.sedolor.es 3. American Board of Pain Medicine. Certification and Recertification Examination in Pain Medicine. www.abpm.org 4. ABIPP diplomate examination and certification. American Board of Interventional Pain Physicians. www.abipp.org 5. World Institute of Pain. Fellow of Interventional Pain Practice. www.worldinstituteofpain.org 6. British Pain Society: Faculty of Pain Medicine of the Royal College of Anaesthetists. www.rcoa.ac.uk/index.asp ÉTICA EN LA INFORMACIÓN AL PACIENTE Y FAMILIA J. Boceta Osuna Unidad de H. Domiciliaria y Cuidados Paliativos. Hospital Universitario Virgen Macarena. Prof. Asociado del Departamento de Medicina (Ética Médica). Universidad de Sevilla. La relación clínica es una relación compleja entre dos seres humanos o más, en la que, ante una situación de vulnerabilidad o enfermedad del paciente, se barajan la información, los elementos técnicos de la ciencia médica y los valores, para tomar las mejores decisiones posibles ante esa situación. Aunque el médico sea la parte fuerte de esta relación, también está sometido a la vulnerabilidad de la incertidumbre y la presión del tener que saber cómo actuar, lo cual puede generar en él un reflejo defensivo, que condicione una conducta altanera o distante. Cuando el reflejo defensivo prevalece sobre el comprensivo o compasivo, surgen conductas de desapego, ironía o sarcasmo, y un riesgo evidente de desgaste profesional o “burn out”. La relación clínica es asimétrica. En ella la autoridad y poder del médico debe ponderarse con la capacidad de los pacientes de tomar decisiones autónomas. La autonomía de los pacientes y la beneficencia de los profesionales y familiares, pueden articularse en torno a esa relación de diversas maneras, configurando diversos modelos asistenciales en los que los profesionales nos configuramos, no en un plano teórico, sino en nuestros actos cotidianos, de modo que interpretamos un papel social y nos adaptamos a él. Delimitamos lo que estamos dispuestos o no a hacer, hasta qué punto nos implicamos emocionalmente, o si deseamos complacer los requerimientos que se nos plantean por parte del paciente, su familia, nuestro equipo, o la institución y sistema sanitario en la que trabajamos. Diversos autores han agrupado y clasificado esos modelos asistenciales. Borrell los agrupa en cuatro modelos asistenciales: 1. Modelo técnico: concibe a los profesionales como técnicos puros en la recogida de datos y aplicación de técnicas, restando valor a lo que no sea “objetivo”. Se detecta Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 a menudo en residentes jóvenes de especialidades muy tecnificadas. La objeción principal es que nuestra toma de decisiones se apoya en elementos subjetivos, consideraciones éticas y valores, y el paciente desea ser tratado como un ser humano y por un ser humano, incluso cuando le van a realizar una técnica. 2. Modelo paternalista: el profesional, desde su autoridad, interpreta los hechos y aconseja. Transmite a los pacientes sus convicciones morales. No suele tolerar discusión (“el médico soy yo”). Se detecta a veces en médicos con una larga trayectoria y prestigio. Conlleva dos riesgos: infantilización, acrecentada por el sesgo de selección (los pacientes poco diferenciados como adultos tienden a buscar profesionales paternalistas que les dirijan); y obstinación terapéutica por no asumir que el paciente no acaba de ir bien con las decisiones tomadas previamente. 3. Modelo de amistad: busca un clima de cordialidad y franqueza, a expensas de reducir los contenidos profesionales. Se detecta a veces en médicos y enfermeras jóvenes, con admirable facilidad para empatizar y acceder a información que otros profesionales no conocen, pero pierden la distancia terapéutica, que debería permitir analizar con objetividad los problemas, considerando posibilidades y obteniendo conclusiones útiles para el paciente (aunque sean dolorosas). 4. Modelo contractual: entiende al paciente como un ser autónomo, sujeto de derechos y deberes con sus propias creencias y valores que se deben respetar. Se le ofrece un servicio desde la distancia terapéutica, buscando preservar, restituir o mejorar su salud o calidad de vida. En este modelo contractual es en el que tendemos a mover- 122 nos actualmente, con diversos matices. El concepto es similar al “modelo democrático” de Gracia o “modelo compartido” de Charles. 5. En concreto, el modelo de la Relación de Ayuda (Counselling) es un estilo de relación entre el profesional sanitario y el paciente y su familia, que pretende mejorar la salud o calidad de vida del enfermo, y cuidar al profesional, dentro de ese modelo contractual. Recomienda un entrenamiento del profesional en habilidades de comunicación y emocionales, que resultan inestimables para la relación clínica y la ayuda en la toma de decisiones, recordando lo estrechamente ligadas que están la ética y la comunicación. Históricamente, el modelo paternalista ha sustentado la relación médico-paciente. La beneficencia paternalista continúa presente en conductas en las que el médico procura bienintencionadamente lo que considera el mayor bien para su paciente, como profesional cualificado que es. Es una herencia de la medicina hipocrática que conviene tener presente, matizar y no rechazar. La modernidad nos trajo el reconocimiento de nuestros derechos como ciudadanos, con potestad para decidir cómo y por quienes ser gobernados, y qué tipo de sociedad construir, liberándonos del paternalismo en las relaciones sociopolíticas y avanzando hacia la democracia. El principio ético de autonomía, típicamente ilustrado, dio soporte a esas nuevas ideas. Afirma la potestad moral de los individuos para decidir cómo gobernar sus vidas mientras no interfieran en las de sus semejantes. En un texto paradigmático, Stuart Mill escribió Ningún hombre puede, en buena lid, ser obligado a actuar, o a abstenerse de hacerlo, porque de esa actuación o abstención haya de derivarse un bien para él, porque ello le ha de hacer más dichoso, o porque, en opinión de los demás, hacerlo sea prudente o justo. Esas son buenas razones para discutir con él, convencerlo o suplicarle, pero no para obligarlo. ( ). Sobre sí mismo, sobre su cuerpo y su espíritu, el individuo es soberano. Esa nueva concepción de la autonomía chocaba contra los argumentos paternalistas de los médicos, y se abrió camino también por la vía judicial. En 1914 una sentencia del juez Cardozo en el caso de Schloendorf contra la Society of New York Hospitals incluyó una frase que lo hizo famoso: “Todo ser humano de edad adulta y juicio sano, tiene derecho a determinar lo que debe hacerse con su propio cuerpo, y un cirujano que realiza una intervención sin el consentimiento de su paciente, comete una agresión por la que se le pueden reclamar legalmente daños”. De ahí surge la obligatoriedad del consentimiento informado, para la protección de los derechos humanos y la dignidad del ser humano frente a las aplicaciones de la medicina y la biología, que se lleva también a la investigación con seres humanos. Su normativa de mayor rango está en el Convenio de Oviedo, aprobado en 1996 por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, en vigor en España desde 2000. RESÚMENES DE PONENCIAS “El consentimiento informado requiere información”. Esto que, dicho así, resulta una simpleza, se complica si valoramos las preferencias de los pacientes respecto al grado de información y participación en la toma de decisiones, especialmente en el ámbito de los Cuidados Paliativos, en las enfermedades avanzadas y terminales. Y se complica aun más cuando tenemos en cuenta que la unidad que atendemos es el paciente y su familia, y consideramos las preferencias de la familia y el grado en el que representan o pretenden representar al enfermo. En nuestro entorno cultural es frecuente la situación que llamamos “pacto de silencio” o “conspiración de silencio”, acuerdo implícito o explícito de familiares, amigos o profesionales, de alterar la información que se da al paciente, para ocultarle el diagnóstico o pronóstico de su enfermedad, y en la que frecuentemente el paciente sospecha o sabe que tiene una enfermedad maligna. Conforme la enfermedad avanza, proporciona al enfermo cada vez más datos que le hacen pensar en un mal pronóstico, y que entran en contradicción con lo que se le ha informado. Así, va descubriendo cómo su esperanza se basa en una información falsa, y existe un alto riesgo de que se produzca un aislamiento que le impida expresar sus temores, empeorando su sufrimiento y dificultando el control de los síntomas. Además, impide al paciente participar adecuadamente en la toma de decisiones, llevándole a elegir o autorizar opciones terapéuticas que probablemente rechazaría si tuviera otra información. El médico que se ve envuelto en este estilo de comunicación, puede contribuir a mantenerla, con una actitud paternalista, que le lleva a no discutir con el paciente las posibles opciones terapéuticas, y así puede verse abocado a intentar tratamientos agresivos con pocas probabilidades de éxito, cayendo en la obstinación terapéutica. La Ley General de Sanidad establece el derecho a que los pacientes y sus familiares reciban “información completa y continuada, verbal y escrita, sobre su proceso, incluyendo el diagnóstico, pronóstico y las alternativas de tratamiento”. La Ley 41/2002 de Autonomía del Paciente también recoge el derecho del paciente a no ser informado. Estipula que la información debe ser por regla general verbal, con constancia de la misma en la historia clínica. Respecto a la familia, el artículo 5 recoge que podrá ser informada en la medida que el paciente lo permita de manera tácita o explícita. A pesar de que la ley es clara, en nuestro entorno es frecuente que exista una información ambigua o insuficiente, y al valorar el grado de conocimiento del diagnóstico y la actitud hacia la información, algunos trabajos españoles afirman que muchos de los pacientes no informados no quieren recibir información adicional. Un estudio de 2007 mostraba como el deseo de menor información, se relacionaba con la edad avanzada y la expectativa de supervivencia más corta. Gracia Guillén y Núñez Olarte, comentaban que esta situación es tan prevalente en nuestra sociedad porque las familias suelen acertar respecto a las necesidades del paciente, en cuanto al afrontamiento de la Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR123 enfermedad. Nos recuerdan que los pacientes pueden utilizar su autonomía como les convenga, incluso para delegarla en otros. NUESTRA EXPERIENCIA En 2009 analizamos dichas cuestiones en los 325 pacientes oncológicos avanzados o terminales atendidos por nuestro Equipo de Soporte de CP en las plantas del Hospital Macarena durante un año. El grado de información inicial era ausente o dudoso en un 42.6%, y las familias ocultaban la información o evitaban hablar sobre ella en un 51.8%. Sistemáticamente, al finalizar cada entrevista de valoración inicial, a todos se les preguntaba si querían preguntar cualquier duda sobre su enfermedad o tratamientos, o comentar alguna cuestión que les preocupara, y en todos se realizó a continuación una entrevista familiar. Aun así se modificó el grado de información en un porcentaje bajo. En 2010 y 2011 repetimos dicho estudio, obteniendo porcentajes similares de pactos de silencio en la valoración inicial, y solo en un 17% de los casos aumentamos el grado de información, cuando esa era la preferencia del paciente. El porcentaje de los que pidieron aumentar su información fue menor en los mayores de 65 años y en los que tenían peor estado funcional. Actualmente estamos valorando dichas preferencias añadiendo una pregunta respecto a la toma de decisiones: “si más adelante hay que tomar decisiones sobre sus tratamientos, prefiere que se las expliquemos a Vd. con detalle, o a alguien de su familia, o a todos…” impresiona comprobar cómo muchas personas mayores o muy enfermas prefieren delegar “…eso mejor lo habla Vd. con mi hija…”. En tales casos el no dar más información es ser respetuoso con la autonomía del paciente expresada en esa preferencia. Debemos huir de la interpretación simplista de que lo respetuoso es proporcionar al paciente toda la información, y pedirle que establezca sus preferencias sobre las decisiones clínicas. Por otra parte, el médico no expone las opciones “asépticamente” para que el paciente elija. Tiene el deber ético de influir en el paciente: indicar, aconsejar, incluso convencer, sin manipular ni coaccionar, en el marco de un diálogo condicionado por los matices antes expuestos. El paciente se relaciona no solo con un profesional, sino también con un equipo, y un sistema sanitario. La toma de decisiones compartida incluye a dichos equipos y sistemas. El paradigma de calidad en las decisiones clínicas lo representarían las sesiones clínicas, en las que se presentan y discuten los casos difíciles, para que se oriente al profesional que aporta el caso. Del mismo modo, debemos considerar las sesiones Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 ético-clínicas propias de los comités de ética asistencial, en las que se delibera sobre casos que planteen problemas éticos, y se emiten informes no vinculantes que sirvan de ayuda a los profesionales o equipos que aporten los casos. La accesibilidad a tales tipos de asesoramiento debería ser considerada una prioridad en una medicina de calidad. La calidad de la asistencia no solo depende de la relación entre profesional y paciente (micro-ética), sino también de la organización y gestión de los procesos asistenciales en los equipos e instituciones (meso-ética), y de las políticas sanitarias que se fomenten e implanten (macro-ética). Los CP nos enseñan a tener en cuenta no sólo los aspectos bio-psico-sociales sino también los espirituales, y concluyo aludiendo dos de esas necesidades que influyen de manera fundamental en el modelo de relación clínica. Ya hemos considerado como elemento fundamental la información y comunicación, que quedarían incompletas si no abordamos la importancia de la esperanza. Transmitir esperanza es tarea de profesionales esperanzados, y conviene hacer presente este elemento intangible si queremos afinar en nuestro modelo de relación. Del mismo modo resulta fundamental en CP no huir de la trascendencia, aspecto clave en el final de la vida. El miedo a las preguntas que no tienen respuesta puede llevarnos al refugio del pacto de silencio, pero también puede enseñarnos a escuchar, acompañar y respetar a la persona que hace esas preguntas, sin necesidad de responderlas. Para acompañar desde una relación de ayuda a personas que afrontan la muerte, resulta especialmente conveniente tener sanamente encauzados nuestros propios miedos, y maduradas nuestras creencias. BIBLIOGRAFÍA 1. Gracia D y Júdez J (Eds.). Ética en la Práctica Clínica. ISBN 84-95840-15-4. Fundación Ciencias de la Salud. Ed Triacastella. Madrid 2004. 2. Arranz P, Barbero JJ, Barreto P, Bayés R. Conspiración de Silencio. En: Intervención Emocional en Cuidados Paliativos. 98-103. Modelo y Protocolos. Ariel Ciencias Médicas. Barcelona 2003. 3. Borrell i Carrió F. Manual de Entrevista Clínica. ISBN 84-8174052-7. Ed Harcourt Brace 1998. 4. Núñez Olarte JM, Gracia Guillén D. Cultural Issues and Ethical Dilemmas in Palliative and End of Life Care in Spain. Cancer Control 2001. Vol 8, N.º 1. 5. Ministerio de Sanidad y Consumo. Guía de Práctica Clínica sobre Cuidados Paliativos. MSC. Madrid 2008.61-74. 6. Fellowes D, Wilkinson S, Moore P, Communication Skills Training for health care professionals working with cancer patients, their families and/or carers. Cochrane Database Syst Rev.2004; (29): CD003751. 7. Centeno-Cortés C, Núñez Olarte JM. Estudios sobre la comunicación del diagnóstico de cáncer en España. Med Clín (Barc). 1998; 110: 744-750. 8. Grassi L, Giraldi T, Messina EG, et al. Physicians’ attitudes to and problems with truth-telling to cancer patients. Support Care Cancer. 2000; 8:40-45. 124 RESÚMENES DE PONENCIAS EMPLEO DE FÁRMACOS FUERA DE INDICACIÓN EN FICHA TÉCNICA F.M. Gamboa Antiñolo Hospital El Tomillar. Universidad de Sevilla. Sevilla El documento oficial de información de un medicamento es su ficha técnica (cuyo término análogo en inglés es labeling), elaborada por la compañía farmacéutica que lo comercializa, una vez ha sido evaluada y aprobada por las autoridades sanitarias. La información que contiene debe ser congruente con los resultados de los estudios farmacológicos, clínicos y galénicos presentados en los documentos de registro. Por lo tanto, el uso de medicamentos bajo las condiciones que se describen en la ficha técnica asegura que su eficacia, seguridad y calidad han sido evaluadas científicamente. Sin embargo, cuando se prescribe fuera de lo contemplado en ficha técnica, no pueden garantizarse ni la eficacia ni la seguridad de este uso. Por tanto, un medicamento sólo debería utilizarse idealmente en las indicaciones terapéuticas recogidas en su ficha técnica. Esto haría necesaria una continua actualización con la información aportada por los estudios que se realizan tras la autorización, lo que puede suceder a través de modificaciones de la ficha técnica varias veces al año (o ninguna durante muchos años). A día de hoy, las agencias tienen un papel muy limitado para actualizar las indicaciones una vez que el fármaco está en el mercado, circunscribiéndose en general su papel a modificaciones relacionadas con problemas o nuevos datos de seguridad (por ejemplo incluyendo en las fichas restricciones de uso ante algún evento adverso). Sólo el fabricante puede solicitar la modificación de la ficha técnica (y esto genera costes). En la literatura científica se conoce como uso de un medicamento en condiciones de uso distintas a las autorizadas, o uso off‐label, a la utilización en condiciones distintas a las señaladas en su ficha técnica y puede consistir: en el uso en una indicación distinta a la aprobada, en el uso en la misma indicación pero en distinta población de pacientes, por ejemplo pacientes pediátricos, o en el uso con diferente dosis, duración de tratamiento o vía de administración a las autorizadas. El uso de medicamentos en indicaciones y condiciones de uso diferentes a las reflejadas en la ficha técnica constituye una práctica muy habitual, sobre todo a nivel hospitalario y en determinadas especialidades médicas como pediatría, oncología, psiquiatría, ginecología y cuidados paliativos. También en atención primaria se produce. Es importante recordar que la ficha técnica tiene implicaciones legales, tanto para la compañía farmacéutica como para el médico. De hecho, el uso de un medicamento en indicaciones diferentes de las autorizadas puede tener consecuencias penales, una situación menos frecuente en Europa, pero que supone un elevado porcentaje de las denuncias presentadas contra los médicos e incluso contra la industria farmacéutica en EE. UU. El uso de medicamentos para condiciones diferentes de las autorizadas es muy frecuente en algunos grupos de fármacos, y se dispone de estudios que indican que ocurre en el 74% del uso de anticonvulsivantes, el 71% en el caso de rituximab, el 60% en los antipsicóticos, un 50-75% en los tratamientos en oncología y el 41% en los antibióticos. También es frecuente en los agentes biológicos, como eritropoyetina o bevacizumab. Hay estudios que indican que, de forma global, los medicamentos se utilizan en condiciones diferentes de las aprobadas hasta en el 21% de los tratamientos. Un aspecto que se debe considerar es que las indicaciones aprobadas en la ficha técnica de la European Medicines Agency (EMEA) o de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) no coinciden necesariamente con las aprobadas en la ficha técnica de otras agencias sanitarias como la FDA en EE. UU. o por las agencias de los diferentes países latinoamericanos, canadienses o australianos. Este aspecto es reprochable y permite la heterogeneidad de las fichas técnicas en las diferentes marcas de una determinada molécula, o de las fichas técnicas de la misma molécula elaborada por el mismo laboratorio en diferentes países europeos regulados por la EMEA. La causa más frecuente para el uso de fármacos fuera de indicación es su utilización en pacientes excluidos de los ensayos clínicos durante el desarrollo del medicamento; este caso es el habitual en pediatría ya que niños y adolescentes suelen excluirse en los primeros ensayos clínicos con un medicamento, y esto es tanto más frecuente cuanto más antiguo sea el medicamento. En oncología y hematología la causa más frecuente para la utilización de medicamentos fuera de indicación suele ser por aplicación en situaciones graves que carecen de alternativas eficaces existiendo datos preliminares beneficiosos en fases intermedias de investigación. En ambas situaciones se pueden agregar otras causas para justificar la ausencia de la indicación en la ficha técnica, como el desinterés del propietario por nuevas indicaciones, la demora entre la publicación de los resultados de la investigación clínica y la autorización de una nueva indicación por las agencias reguladoras, o la lentitud en la actualización de la ficha cuando aparecen nuevas evidencias. La disociación entre los mecanismos para la validación y autorización de los medicamentos y la actuación farmacoterápica, se resuelve habitualmente con una actitud permisiva ante el uso no autorizado. En los EE. UU., la “practice of medicine exemption” considera legal que los médicos modifiquen las condiciones de uso aprobadas sin informar a la FDA ni obtener su autorización, de modo que el uso en indicaciones no autorizadas se valora como racional y apropiado, en tanto exista apoyo científico y no se incurra en contraindicaciones o en riesgos. Tal es la posición de la American Medical Association (AMA), que defiende el uso off-label si está respaldado por la evidencia científica o el criterio médico sólidos. En cada uno de los países latinoamericanos la regulación varía con mayor o menor desarrollo legislativo. Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 XII CONGRESO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL DOLOR125 Desde julio de 2009, en España, con la entrada en vigor del Real Decreto 1015/2009 por el que se regula la disponibilidad de medicamentos en situaciones especiales, la utilización de medicamentos en indicaciones no aprobadas pasa a ser una responsabilidad del médico y su paciente, quien deberá dar su consentimiento informado. Con carácter excepcional y limitándose a situaciones en las que se carezca de alternativas terapéuticas autorizadas para un determinado paciente, se permite la utilización de medicamentos autorizados en condiciones diferentes a las establecidas en su ficha técnica, respetando las restricciones que se hayan establecido ligadas a la prescripción y/o dispensación del medicamento y el protocolo terapéutico asistencial del centro sanitario. El médico responsable del tratamiento deberá justificar convenientemente en la historia clínica la necesidad del uso del medicamento, notificar las sospechas de reacciones adversas y respetar en su caso las restricciones que se hayan establecido ligadas a la prescripción y/o dispensación y el protocolo terapéutico asistencial del centro sanitario. Debe informar en términos comprensibles al paciente de los posibles beneficios y los riesgos potenciales, obteniendo su consentimiento conforme a la Ley de autonomía 41/2002, de 14 de noviembre. Sin embargo, la norma deja puntos sueltos, establece la exigencia de que existan datos en la literatura científica que avalen el uso, lo que no deja de ser un cierto contrasentido o al menos una subjetividad (quien define las evidencias válidas) y tampoco señala el papel que pueden tener en esta protocolización otros estamentos como las comisiones de farmacia, la dirección del hospital o las comunidades autónomas. Cuando se plantee la inclusión de un fármaco off-label en los protocolos terapéuticos asistenciales, es necesario tomar en consideración algunos aspectos importantes: 1. Si se trata de un fármaco nuevo, la evidencia científica que avale su uso off-label puede no estar basada en estudios de calidad y, además, es posible que únicamente se disponga de información limitada. 2 Si se trata de un fármaco ya comercializado desde hace tiempo, su uso off-label puede plantear situaciones muy diferentes (falta de interés de la industria por registrar nuevas indicaciones). 3. El uso off-label de fármacos con reacciones adversas graves y conocidas requiere una especial atención en todos los aspectos relativos a la seguridad del paciente. 4. El uso off-label de medicamentos de alto coste requiere que se exijan expectativas razonables en cuanto a la obtención de resultados clínicos. 5. En todo caso, el uso off-label de medicamentos exige disponer de una mínima evidencia científica que avale su uso. El uso de medicamentos en indicaciones no aprobadas en sus fichas técnicas debería ir unida al seguimiento de un protocolo terapéutico asistencial y al cumplimiento de un procedimiento que garantice la información y el consentimiento informado del paciente. Queda establecido en la norma que el uso de un medicamento en condiciones diferentes a las contempladas en su ficha Rev. Soc. Esp. del Dolor 2015;22(Supl. I):1-125 técnica, forma parte de la práctica clínica. También puede entenderse que las alternativas y el orden en las alternativas las establece el protocolo asistencial, por lo que el médico estaría obligado a respetar un protocolo o unas restricciones para la prescripción de este tipo de medicamentos. Igualmente, es imprescindible un estricto cumplimiento de la Ley de autonomía del paciente en lo referido a información y consentimiento Desde un punto de vista ético el uso de medicamentos en condiciones de uso distintas a las autorizadas puede justificarse desde el principio de beneficencia, una vez establecido un adecuado balance beneficio/riesgo y con el consentimiento del paciente (autonomía), situación frecuente y de carácter individual. No es tan fácil justificar el uso en condiciones distintas a las autorizadas aludiendo a argumentos de coste o al principio de justicia, ya que no los contempla la ley, no tienen carácter individual y es difícil establecer un balance beneficio/riesgo adecuado. Como es obvio también existen conflictos entre las partes no resueltos, ya que los gestores de la sanidad pueden cuestionar la necesidad de pagar fármacos no aprobados, los médicos aludir a su deber (beneficencia) y la libertad en la prescripción, la industria a la posible ampliación de nuevos mercados o a la protección de sus derechos y responsabilidades, y los pacientes el derecho a libre acceso a los medicamentos y a recibir la mejor opción terapéutica. El uso de fármacos off-label puede hacer entrar en conflicto las diferentes expectativas de distintos colectivos: gestores de la sanidad, médicos, industria farmacéutica y pacientes. Así, los gestores de la sanidad pueden cuestionar la necesidad de pagar fármacos no aprobados para tratar una enfermedad o potenciar otros no aprobados (bevacizumab intravítreo), los médicos desean la libertad en la prescripción, los pacientes desean medicamentos seguros, eficaces y accesibles (enfermedades raras) y finalmente la industria farmacéutica busca una ampliación del mercado con nuevos medicamentos y con nuevos usos de los ya comercializados. En EE. UU. la comercialización fuera de indicación ha aumentado, y las actividades de marketing para estos usos son difíciles de detectar y examinar. Según las denuncias analizadas los fabricantes intentan aumentar el uso de sus productos a través de: búsqueda de usos no probados (estrategia más frecuente), variaciones en la indicación probada y alteraciones en la dosis probada. En ocasiones el uso off-label puede causar daño en el paciente y el marketing inadecuado ha llevado a los laboratorios y profesionales a numerosos pleitos y multas millonarias (uso off-label de gabapentina). Concluyendo, los prescriptores somos muy dados al uso off-label, con argumentos no siempre rigurosos. Esta práctica, sobre todo si se realiza con medicamentos recientemente introducidos en el mercado representa un riesgo para los pacientes, ya que no hay un conocimiento suficiente de los productos, y entraña un gasto inapropiado, por la mínima base científica con que puede justificarse. Por lo tanto, además de señalar lo insensato del sistema, los errores de la Administración o lo perversa que pueda llegar a ser la industria, los médicos deberíamos examinar nuestras propias responsabilidades en esta materia. 126 RESÚMENES DE PONENCIAS ÍNDICE DE AUTORES Acín Lázaro MP, 63 Almeida A, 5 Alonso MR, 66 Alonso Cardaño A, 10 Arranz J, 69 Baltanás Rubio P, 41 Bédmar Cruz D, 89 Benítez Pareja D, 95 Benito Alcalá MC, 93 Boceta Osuna J, 121 Bovaira M, 10, 120 Bovaira Forner MT, 117 Calderón Seoane E, 97 Calvo R, 69 Canós Verdecho MA, 14 Cánovas L, 24, 59 Cánovas Martínez L, 9 Carregal A, 59 Carrillo E, 69 Cobos del Moral EJ, 109 Colomer Font C, 99 Contreras D, 24 Cuéllar Obispo E, 80 De Alba Moreno R, 101 De Andrés Ares J, 10, 24, 120 De la Iglesia A, 59 De Santiago S, 74 Del Pozo Martín C, 28 Díaz Rodríguez D, 32 Dueñas M, 88 Esteve R, 47 Failde I, 88 Fernández Baena MJ, 50 Fragoso M, 1 Franco ML, 10, 120 Gálvez R, 24 Gamboa Antiñolo FM, 124 García Martínez FL, 43 García-March G, 77 Gómez Benítez G, 72 Gómez López MP, 7 Gómez-Arnau JI, 22 González MM, 89 González Mesa JM, 112 González Rodríguez S, 105 Guinaldo MJ, 89 Herrero Trujillano M, 38 Insausti Valdivia J, 38 Izquierdo L, 89 Johanek LM, 75 López López JA, 72 López-Martínez A, 47 Maldonado Contreras J, 54 Margarit C, 24 Marín Sevilla M, 86 Márquez-Rivas J, 43 Martín Fontelles MI, 113 Martínez Navas A, 34 Mayoral V, 24 Mencias A, 69 Mendiola de la Osa A, 38 Miguéns Vázquez X, 99 Moreno Hay I, 104 Muriel Villoria C, 18 Neira Reina F, 11, 19, 114 Nieto C, 10 Nieto Iglesias C, 16, 26, 120 Ortega García JL, 11, 19, 114 Paz Solís JF, 74 Pérez C, 24 Pérez Cajaraville J, 24 Quel Collado MT, 54 Ramírez-Maestre C, 47 Redondo Fernández M, 82 Rincón A, 89 Robles Romero M, 116 Roca Amatriaín G, 10, 120 Rodrigo Royo MD, 41 Rodríguez JL, 69 Romero García A, 103 Rosado R, 89 Salazar Vecino R, 30 Sánchez del Águila MJ, 71 Sánchez Navarro C, 46 Sánchez Robles E, 113 Sánchez-Robles EM, 107 Torres Hortelano JM, 104 Vela de Toro A, 54 Velázquez Rivera, 2 Ventura Vargas D, 57 Vidal J, 24 Vila Pousada P, 53