TR-351 - Rendimiento hidráulico de los revestimientos
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TR-351 - Rendimiento hidráulico de los revestimientos
REFERENCIA TÉCNICA RENDIMIENTO HIDRÁULICO DE LOS RECUBRIMIENTOS FINALES CON GCL Durante la década pasada, diversos estudios sobre el terreno han evaluado el rendimiento de los GCL en funcionamiento en situaciones reales de los recubrimientos finales en los vertederos. Los resultados de estos estudios han sido dispares y a veces confusos. Esta referencia pretende resumir los hallazgos más significativos de dichos estudios, clarificar las condiciones que pueden afectar a la conductividad hidráulica a largo plazo de los GCL en los recubrimientos finales, y proporcionar ciertas recomendaciones para conservar dicho rendimiento hidráulico a largo plazo de los GCL. Recubrimientos compuestos de geomembrana/GCL En 1998, la USEPA lanzó el programa ACAP (Alternative Cover Assessment Program [Programa de evaluación de recubrimientos alternativos]) para evaluar el rendimiento a gran escala de los recubrimientos alternativos y convencionales para vertederos (Albright et ál. 2010). Se construyeron instalaciones para realizar pruebas y se vigilaron 12 lugares a lo largo de EE.UU. De estos, dos emplazamientos, uno en Boardman (Oregón) y el otro en Apple Valley (California), utilizaron sistemas de cobertura con geomembrana/GCL. Los datos que presentaron Albright et ál. (2010) mostraron que los sistemas de cobertura con geomembrana/GCL fueron los que mejor rendimiento mostraron durante todo el estudio, obteniendo una filtración de 0 mm/año. Téngase en cuenta que el componente de GCL de ambos sistemas de revestimiento compuesto había sufrido intercambio iónico por el contacto con sustratos subterráneos abundantes en calcio (Scalia y Benson, 2011); no obstante, el revestimiento compuesto dio en general mejor rendimiento que los sistemas de geomembrana/CCL (en cinco emplazamientos, con índices de filtración de hasta 29 mm/año). Por el contrario, los recubrimientos que constaban solo de suelo compactado dieron los peores resultados (en tres de los emplazamientos, con índices de filtración de 7,4 a 156 mm/año, y en aumento con el transcurso del tiempo). Benson et ál. (2007) advirtieron que durante un periodo de seguimiento de 4 años, la conductividad hidráulica saturada de las barreras que revestían los suelos se incrementó hasta en un factor de 10000. Los recubrimientos de evapotranspiración (ET) que se instalaron en los 12 emplazamientos mostraron un rendimiento francamente variable, con un promedio de índices de filtración de entre 0 y 207 mm/año (Tabla 1). El rendimiento que mostraba el recubrimiento de ET estaba estrechamente relacionado con el clima, siendo las tasas de filtración menores en aquellos sitios con climas áridos o semiáridos, y los mayores índices de filtración en lugares con climas húmedos o semihúmedos. Se obtuvieron índices bajos de filtración solo en lugares con precipitaciones moderadas o infrecuentes. Revestimientos de GCL laminados con geopelícula (GCLL) Benson et ál. (2007) construyeron unos recintos para pruebas con GCL sin reforzar, laminado con una geopelícula de polietileno, de 0,1 mm de grosor (Claymax 600CL). Se construyeron dos fases: En la primera, el GCL laminado se instaló con la geopelícula hacia abajo; en la segunda se instaló con la película orientada hacia arriba. Se utilizaron lisímetros para medir la filtración a lo largo de cada sección de prueba. Las mediciones dieron lugar a índices de máximos de filtración inferiores a TR-351 TR_351_AM_SP_201402_v1 Revisado el 10/2013 REFERENCIA TÉCNICA los 18 mm/año, así como índices medios de filtración de 2,6 y 4,1 mm/año con los dos lisímetros, respectivamente, durante un periodo de 6 años. Recubrimientos de solamente GCL Mackey y Olsta (2003) excavaron muestras de dos sistemas de GCL solamente, ubicados en zonas húmedas de Florida. Las muestras de GCL que se desenterraron estaban húmedas, sin indicios de grietas por desecación. Durante el desenterramiento, se observaron varios fragmentos de conchas en los sustratos de recubrimiento, indicando la presencia de carbonato cálcico. Los análisis de las muestras de bentonita de las GCL desenterradas (entre otros el índice de hinchamiento, la pérdida de líquido y la química de cationes) confirmaron que se había producido intercambio de iones calcio por sodio. Sin embargo, las pruebas de conductividad hidráulica en las muestras de GCL desenterradas empleando agua desionizada mostraron valores de entre 8,5 x 10-9 y 2,1 x 10-8 cm/s (vertedero Alfa), y de entre 3,5 x 10-9 y 2,3 x 10-8 cm/s (vertedero Beta). Estos valores solo eran ligeramente mayores que la conductividad hidráulica en el momento de su producción (<5 x 10-9 cm/s) y siguen siendo propios de una barrera de baja permeabilidad hidráulica. De manera similar, Egloffstein (2002) solo obtuvo aumentos de la permeabilidad moderados al desenterrar muestras de varios sistemas de recubrimiento de vertederos en climas húmedos, donde es menos probable que exista desecación. Mansour (2001) obtuvo muestras de un revestimiento solo de GCL transcurridos 5 años desde que empezó a utilizarse, en un lugar de California de clima semiárido. El sustrato del suelo en contacto con el GCL era abundante en sodio. Como resultado de esto, las propiedades de la arcilla del GCL desenterrado eran características de la bentonita sódica, y la conductividad hidráulica media de las muestras de GCL era de 1,9 x 10-9 cm/s. Meer y Benson (2007) desenterraron muestras de GCL de cuatro sistemas de recubrimiento para vertederos, dando unos valores de conductividad hidráulica en el laboratorio de entre 5x10-9 cm/s y 2x10-4 cm/s con solución diluida de calcio (0,01 M CaCl2, según el método ASTM D5084). (Otros trabajos posteriores de Scalia y Benson [2010] mostraron que la conductividad hidráulica de las muestras de GCL extraídas eran extremadamente sensibles a la composición química de las aguas que las bañaban, y recomendaron realizar las pruebas con soluciones diluidas que tuvieran tanto calcio como sodio, para que representaran mejor las condiciones de una situación real). El contenido en humedad de las muestras varió desde el 30 % hasta el 200 %. Se observó una clara relación entre la conductividad hidráulica y el contenido en agua del GCL en el momento de la toma de muestras, algunas de ellas con proporciones de humedad superiores al 50 o al 100 %, denotando los valores más bajos de conductividad hidráulica. Los análisis de las muestras de bentonita desenterradas (entre otros el índice de hinchamiento y la química de cationes) confirmaron que se había producido intercambio de iones calcio por sodio en la mayoría de los casos. Investigación en laboratorio Desde que se hizo patente que la conductividad hidráulica se veía afectada por el intercambio catiónico combinado con los ciclos de sequedad y humedad, Benson y Meer (2009) realizaron más análisis en laboratorio para investigar dichos dos mecanismos. Las muestras de GCL se TR-351 TR_351_AM_SP_201402_v1 Revisado el 10/2013 REFERENCIA TÉCNICA sometieron a ciclos repetidos de sequedad y humedad con soluciones de diversa fuerza iónica y proporciones distintas de calcio y sodio disueltos. Las soluciones de prueba se clasificaron en función de la relación de cationes monovalentes y divalentes (RMD), que se define como: [Na ]+ [K ] [Ca ]+ [Mg ] + RMD = 2+ + 2+ Valores altos de RMD indican entornos abundantes en sodio poco propicios a que se produzca intercambio catiónico con la bentonita, mientras que valores bajos de RMD indicarán entornos abundantes en calcio en los que es más probable que se produzca el intercambio catiónico. La Figura 1 es un extracto del estudio de Benson y Meer (2009), y muestra que los GCL expuestos a soluciones con valores altos de RMD (≥ 0,14 M1/2) mantenían una baja conductividad hidráulica a largo plazo (del orden de entre 10-9 y 10-8 cm/segundo), incluso después de 10 ciclos de humedad-sequedad. Por el contrario, los GCL expuestos a soluciones con valores bajos de RMD mostraron un aumento de la conductividad hidráulica tras ciclos repetidos de humedad y secado, con los aumentos más significativos asociados a soluciones con valores de RMD ≤ 0,10 M1/2. Figura 1. Equilibrio de la conductividad hidráulica en los GCL sometidos a ciclos de humedad y secado con soluciones de RMD diferentes y dos fuerzas iónicas distintas (de Benson y Meer, 2009). TR-351 TR_351_AM_SP_201402_v1 Revisado el 10/2013 REFERENCIA TÉCNICA Consecuencias prácticas Conforme a estos estudios de casos, se hace patente que la combinación de los procesos de intercambio iónico y la desecación pueden aumentar la conductividad hidráulica del GCL en recubrimientos de solo GCL. Sin embargo, si uno de los dos mecanismos se elimina, como en los estudios de casos de Mackey y Olsta (intercambio catiónico sin desecación) o de Mansour (desecación sin intercambio iónico), el GCL puede mantener una conductividad hidráulica baja a largo plazo, del orden de entre 10-9 y 10-8 cm/s. Para evitar la deshidratación, se puede usar tanto el compuesto de recubrimiento (geomembrana sobre GCL) como el GCL laminado con la geopelícula orientada hacia arriba. En ambos casos ha de situarse el GCL sobre suelo compactado húmedo. Los GCL situados en un subsuelo preparado con un contenido óptimo de agua (o incluso más húmedo) se hidratarán completamente a los 60-90 días (USEPA 1996, Bradshaw 2008), con la mayor parte de la hidratación teniendo lugar cuando el contenido acuoso del subsuelo esté hidratado a un nivel óptimo. Además, la geomembrana debería cubrirse con tierra tan pronto como se pueda. Como se indicó anteriormente, el rendimiento sobre el terreno de los recubrimientos finales con barreras compuestas de GCL resulta excelente. Los índices de filtración son habitualmente inferiores a 1 mm/año en regiones áridas, y se han medido índices menores de 5 mm/año con GCL laminados en zonas de clima húmedo. Se calculan índices de filtración incluso menores en zonas húmedas si se utilizan GCL recubiertos de geomembranas, aunque no se dispone de datos de situaciones reales sobre dichas coberturas. Se puede limitar el intercambio catiónico si los terrenos de recubrimiento contienen suficiente sodio. Benson and Meer (2009) observaron que cuando el RMD de la solución de empapado era al menos 0,14 M1/2, solo se apreciaba un ligero aumento de la conductividad hidráulica. Conclusiones y recomendaciones A partir de los hallazgos aquí mencionados, se hacen las siguientes recomendaciones en cuanto al uso de GCL en recubrimientos finales: • En las cubiertas definitivas, los GCL deberían usarse acompañados de una geomembrana o de una geopelícula encima, a menos que el RMD del agua intersticial en el sustrato en contacto con el GCL sea de al menos 0,14 M1/2. El RMD del agua intersticial del terreno se puede medir con el método ASTM D-6141. • Los GCL deben situarse sobre un terreno húmedo (a humedad óptima o superior) para hacer que la bentonita se hidrate rápidamente. La tierra del recubrimiento superior deberá añadirse lo antes posible tras colocar la geomembrana para minimizar la potencial deshidratación de la bentonita. Aunque los GCL recubiertos de geotextil convencionales en recubrimientos pueden verse alterados por el efecto combinado del intercambio iónico y la desecación, los datos muestran que los recubrimientos finales con barreras compuestas de geomembrana/GCL o GCL TR-351 TR_351_AM_SP_201402_v1 Revisado el 10/2013 REFERENCIA TÉCNICA laminados funcionan realmente bien. Se han medido índices de filtración inferiores a 5 mm/año en zonas de clima continental, y filtraciones cercanas a cero en climas áridos y semiáridos. Bibliografía Albright, W.H., Benson, C.H., Gee, G.W., Abichou, T., McDonald, E.V., Tyler, S.W., and Rock, S.A. (2006), Field Performance of a Compacted Clay Landfill Final Cover at a Humid Site. Journal of Geotechnical and Geoenvironmental Engineering, 132(11), 1393-1403. Albright, W., Benson, C., 2005. Alternate Cover Assessment Program (ACAP). 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