Cápsula 52 - Arquidiócesis de San José

Transcripción

Cápsula 52 - Arquidiócesis de San José
San José, 8 de julio de a.D. 2013
Muy queridos hermanos en el presbiterado:
Dios es Amor y nos concede el privilegio de ser instrumentos de su amor.
LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA EN CADA UNA DE SUS PARTES Y RITOS
Con la entrega n. 51 dimos inicio a un proceso de mayor conocimiento de la Liturgia de la
Palabra. Hoy y, en algunas entregas de fechas próximas, damos continuación a gran tema
de la Mesa de la Palabra. Vamos, de inmediato, a entrar en detalles.
LA LITURGIA DE LA PALABRA EN LA EUCARISTÍA (Continuación)
DIOS HABLA
A. Las lecturas
Las lecturas bíblicas, con los cantos que se intercalan, constituyen la parte principal de
la Liturgia de la Palabra. Se dispone la Mesa de la Palabra de Dios a los fieles y se les
abren los tesoros de la Revelación Divina.
Entre semana normalmente se proclaman dos lecturas bíblicas (la primera con su salmo
y el Evangelio antecedido del verso del Aleluya). En misas celebradas expresamente
para niños y sólo para ellos, se permite proclamar una sola (Evangelio). (Directorio para
misas con niños, nn. 41 y 49).
Todos los domingos del año y en las solemnidades se proclaman tres lecturas. El
número de tres obedece a la pedagogía usada por Dios en su manifestación a nosotros:
La salvación se anuncia a través de la Ley y los Profetas (primera lectura, que se toma
del Antiguo Testamento, excepto en tiempo pascual).
Cristo lleva a plenitud la salvación y su manifestación divina (última lectura o
Evangelio).
La comunidad cristiana experimenta y vive la salvación, en unión con las
comunidades cristianas del tiempo de la predicación apostólica (segunda lectura).
Se puede expresar esta concatenación de la proclamación de la Palabra de Dios en el
“La Liturgia es la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la
fuente de donde mana toda su fuerza” (S.C. 10)
Tel. (506)2258-1015 Fax: 2221-2427 Apdo: 497-1000 San José, Costa Rica Dirección electrónica:
[email protected] / www.arquisanjose.org.
siguiente gráfico:
Cristo la lleva a plenitud (Evangelio)
La comunidad cristiana la vive (2ª lectura)
La salvación se anuncia (1ª lectura)
¡Atención!
No se pueden sustituir las lecturas bíblicas por otras lecturas de escritores sagrados o
profanos, ni antiguos ni modernos; tampoco por textos de Concilios, Sínodos o
Asambleas episcopales. «Sería un grave abuso sustituir la Palabra de Dios por palabra
de hombre, sea de quien sea» (Instrucción INÆSTIMABILE DONUM 1).
B. Los lectores
En la Liturgia de la Palabra ES DIOS quien habla a su pueblo por mediación de los
ministros. De ahí la gravísima importancia de que los proclamadores de la Palabra de
Dios lo hagan con mucha dignidad y propiedad. Esto exige un mínimo de preparación
en aspectos técnicos, una preparación previa de la lectura y al menos un momento de
oración basándose en el contenido de la misma. Es importante que el lector entienda y
viva lo que proclama. Si algo no entiende, de antemano pregúntelo.
El oficio de proclamar la Palabra no es una función presidencial, sino de otros
ministros: lectores, diáconos y, sólo supletoriamente, el presidente.
En ningún caso debe un sacerdote concelebrante o celebrante leer las primeras lecturas
habiendo ministros laicos. Si no los hay o no están preparados, hay que prepararlos.
Reiterando algunos aspectos: Los lectores deben ejercitarse en el arte de la
comunicación: no se trata tanto de leer sino de proclamar, de comunicar con autoridad y
en nombre de Dios el mensaje bíblico. De ahí la importancia de una buena dicción, de
las pausas y la puntuación correctas, así como de una buena emisión de la voz.
Asimismo, hay que saber distinguir entre los diferentes estilos literarios un relato
histórico, una enseñanza doctrinal, una exhortación moral, el estilo profético, lírico, la
glorificación, el himno, etc.
En razón de lo anterior se da por entendido que no es conveniente llamar de improviso a
posibles lectores voluntarios.
“La Liturgia es la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la
fuente de donde mana toda su fuerza” (S.C. 10)
Tel. (506)2258-1015 Fax: 2221-2427 Apdo: 497-1000 San José, Costa Rica Dirección electrónica:
[email protected] / www.arquisanjose.org.
Es necesario adiestrarse en el uso del micrófono. No todos los micrófonos tienen la
misma sensibilidad. Unos habrá que acercarlos a la boca, otros, más bien, mantenerlos a
cierta distancia. Unos perciben de lado igual que de frente, otros solamente de frente.
Nunca se debe golpear el micrófono para saber si está encendido. Esto lo daña. Lo
aconsejable es rasgar con la uña o soplar.
Tengan presente los lectores que no se debe leer lo que en el Leccionario está en letra
roja o cursiva. No se debe decir: “primera (o segunda) lectura”, “salmo responsorial” o
“respondemos al salmo”. No se leen los números de capítulos ni versículos.
La proclamación del evangelio: Si hay diácono, a él le corresponde proclamar el
Evangelio. La lectura del trozo evangélico está reservada al ministro sagrado, es decir,
al diácono o a un sacerdote. En las concelebraciones, si no hay diácono, proclama un
concelebrante.
El diácono siempre pide la bendición del Obispo o del sacerdote que preside, antes de
proclamar el Evangelio.
Si el que preside una concelebración es Obispo y no hay diácono, el sacerdote que va a
proclamar el Evangelio también pide la bendición al Obispo.
Este amplio y rico tema, vendrá continuado en los próximos números.
Con un cordial saludo, les invito a que continúen compartiendo con nosotros estas breves
reflexiones, y que, con lenguaje catequético, las compartan con el pueblo de Dios.
En Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote,
PBRO. ALFONSO MORA M.
Vicario Episcopal de Liturgia
“La Liturgia es la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la
fuente de donde mana toda su fuerza” (S.C. 10)
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