Leer, interpretar, reescribir

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Leer, interpretar, reescribir
Leer, interpretar, reescribir: pasos hacia una filosofía de la lectura Dácil Álamo Santana Pero ¿quién debería ser el amo? ¿El escritor o el lector? Denis Diderot. Jacques el fatalista, 1796. La historia de la literatura está llena de lectoras y lectores subversivos, que encuentran la fuerza de su rebeldía en la identificación con una historia o un personaje. A su vez, estos personajes que leen hacen soñar a sus lectores, les mueven a reaccionar y querer ser más libres. Lecturas que construyen y transforman la subjetividad, que inevitablemente invitan a pasar a la acción. Intimidad en la que quien lee encuentra las huellas de su vida, espacio secreto, como señala Alberto Manguel en Una historia de la lectura, entre el lector y el libro. En el ámbito de la filosofía, lectura y escritura han sido frecuentemente señaladas como elementos potencialmente transformadores. Jacques Derrida en su crítica al logocentrismo o a la “metafísica de la escritura fonética” trata de producir un nuevo concepto de escritura. La textualidad derridiana implica un tejido interminable de lecturas y escrituras, de textos que se injertan y remiten unos a otros. Por su parte, Sarah Kofman comparte con Derrida un interés por la lectura de obras consideradas tradicionalmente como “menores”, escritas por los “grandes” de la historia de la filosofía occidental. Según esta filósofa, la lectura de estos textos, excluidos de los sistemas filosóficos “oficiales”, revela a menudo los intereses subjetivos, las creencias y la posición sexual de un pensamiento que se considera a sí mismo puro, riguroso y objetivo. Esta comunicación reflexionará no sólo en torno a la figura del lector literario sino también analizará el papel de las lecturas en filosofía, cuando por ejemplo hablamos de “el Freud de Derrida” o “el Nietzsche de Heidegger”. Kofman apunta que en la aplicación del psicoanálisis al arte, Freud manipula y violenta los textos literarios aludidos para sacarles “una verdad escondida”, la verdad del psicoanálisis. Gesto de dominio instaurado ya por Aristóteles al apropiarse de sus predecesores y hacer del mito la infancia de la filosofía. Así pues, leer e interpretar un texto implica en cierta medida su reapropiación y desplazamiento, inscribirlo en el propio pensamiento, reescribirlo. Leer es interpretar, reescribir… filosofar.