La participación ciudadana como solución/ Mario Ramos
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La participación ciudadana como solución/ Mario Ramos
La participación ciudadana como solución/ Mario Ramos México, nuestras instituciones y nuestra democracia, necesitan respuestas y soluciones que reclama nuestro contexto actual. Un contexto en el que el 67% de los ciudadanos en México tienen la percepción de que viven en una ciudad insegura, en tanto que el 27.4% afirma que la situación continuará igual. La anterior evidencia el pesimismo que los ciudadanos tienen en materia de seguridad pública, pesimismo que es reflejo de la indignación, impotencia y vulnerabilidad en la que nos encontramos. La inseguridad pública no es la única preocupación de los mexicanos. La pobreza y la desigualdad, también son problemas que padecen millones de habitantes del país, según refiere el CONEVAL, institución que señala que el 45.5% de los mexicanos viven en pobreza, lo que significa que alrededor de 55.3 millones de personas viven en esta condición. El desempleo es otro problema que lástima a millones de mexicanos. No obstante que en el último año se ha reducido ligeramente dicha problemática, aún 4.8% de la población económicamente activa, es decir, 2.5 millones de mexicanos continúa sin tener un empleo. Pero no es la única problemática relacionada con el empleo, ya que el 59% de los empleados tienen un empleo informal, lo que provoca problemas adicionales a la sociedad y al gobierno. La inseguridad, el desempleo y la pobreza, son algunas de las causas que provoca la desconfianza de los ciudadanos en las instituciones, así como la pérdida paulatina de legitimidad de las autoridades gubernamentales. Para corroborar lo anterior, basta con revisar la última evaluación de confianza en las instituciones que elabora la empresa Consulta Mitofsky, en la cual señala que la institución mejor evaluada es la Marina con 8.3 puntos, luego el Ejército con 8 puntos. En contraparte, las instituciones peor evaluadas son la policía con 5.8 puntos y las instituciones políticorepresentativas como los partidos políticos, los diputados y los senadores. Los anteriores datos expresan la manera en que los mexicanos pensamos la política y las instituciones. Para reforzar el argumento anterior comparto otras cifras que ayudan a explicar nuestro contexto actual, veamos: el 80% de los mexicanos perciben la política como algo complicado según la Encuesta de Cultura Política realizada por la secretaria de gobernación y el INEGI. Por otra parte, Entre 90 y 97% de los jóvenes jamás han pertenecido a alguna organización, sea deportiva, política o religiosa y por último 86% de los mismos jóvenes declaran que el voto es poco o nada efectivo, estos datos son tomados de la Encuesta de cultura política de los jóvenes hecha por el Colegio de México. Hay apatía en la política, hay desconfianza en los políticos. Las manifestaciones constantes en la capital del país y en otras ciudades por diversos motivos, la desaparición de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa y la reacción social provocada por este suceso, además de todos los datos que he compartido con anterioridad, nos hacen reflexionar sobre las alternativas de solución que se deben emprender para mejorar el contexto nacional. Pareciera que resolver estos y muchos otros problemas cotidianos que he señalado, son tarea y responsabilidad exclusiva de los gobiernos. Y déjenme decirles que esto no es así. El gobierno no puede solo con el paquete, el gobierno requiere (aunque algunos gobernantes no lo crean y otros no lo quieran) el gobierno requiere de la participación de la sociedad civil y de otros sectores de la sociedad como los empresarios, las universidades, los artistas, etc. Los ciudadanos juegan un papel fundamental en la solución de los problemas nacionales. Los ciudadanos deben participar e involucrarse y dicha participación debe ser activa, informada y consciente. Permítanme compartirles dos reflexiones sobre el tema: La participación ciudadana no implica burocracias: la participación ciudadana no implica grandes pactos, cabildeos y negociaciones entre partidos políticos, tampoco implica grandes reformas a la constitución y a las leyes. Afirmo que la participación ciudadana no implica un proceso burocrático porque en su estricto sentido natural la participación ciudadana, debe surgir de la consciencia y el compromiso de los ciudadanos y no esperar la iniciativa de las instituciones. Los ciudadanos son los protagonistas de esta obra llamada democracia y son ellos, sin que esperen el llamado de las instituciones de gobierno o de los partidos políticos, los que determinan el tiempo y la forma de su participación. No obstante lo anterior, hay que decir también que los ciudadanos no tienen el “monopolio” de la participación ciudadana, también las instituciones tienen la responsabilidad de fomentar la activación de los ciudadanos en cualquier actividad de índole pública y política. Cuando hablo de instituciones no solo me refiero a partidos e instituciones de gobierno sino de manera especial me refiero a los organismos públicos autónomos. Es responsabilidad compartida: nosotros, como organismos autónomos cargamos en nuestra espalda la gran responsabilidad de actuar como defensores y promotores de los derechos de los ciudadanos, a la vez que incrementamos la cultura cívica y la educación para la democracia. Si bien, los institutos electorales en las elecciones materializamos la posibilidad de que el ciudadano pueda elegir a sus representantes, también debemos tener claro que no es la única tarea que tenemos, la legislación en Jalisco nos faculta para promover y organizar los mecanismos de participación ciudadana como son el plebiscito, el referéndum y la iniciativa popular, y al cumplir con esta responsabilidad también debemos trabajar en coordinación con otros organismos públicos autónomos para incentivar la participación ciudadana. El Instituto de Transparencia, la Comisión Estatal de los Derechos Humanos entre otros organismos, debemos transformar nuestra política institucional hacia una que involucre y considere más al ciudadano como pieza fundamental del proceso y camino democrático. Nosotros los organismos públicos, que tenemos diferentes características, diferentes atribuciones y diferentes responsabilidades, debemos entender que la participación ciudadana es una responsabilidad compartida y estar convencidos de que es una salida viable, pacífica y efectiva al contexto nacional actual. A manera de conclusión y para dejar unas breves propuestas que deseo sean el inicio de una discusión y planificación más amplia, les comparto lo siguiente: 1. Dentro de la Estrategia Nacional Para la Educación Cívica todos los organismos públicos debemos participar en la educación de los ciudadanos para que participen de manera activa, es decir, crear ciudadanos profesionales. 2. Involucrar el uso de la tecnología comenzando por las redes sociales, las plataformas de gobierno y las herramientas novedosas que salen a luz día con día para incentivar a los ciudadanos a participar y fomentar una cultura en favor de la transparencia y la rendición de cuentas. 3. Apoyar y fortalecer a las Organizaciones No Gubernamentales; capacitarlas, crear espacios de interacción como la Red de Participación Ciudadana y otros similares que las fortalecen. Es cuestión de utilizar la creatividad, los recursos al alcance de nuestras instituciones y de la sociedad en general para crear más propuestas. Estas que propongo son algunas por las que podemos comenzar, seamos parte de la solución, que es nuestra obligación moral serlo.