Instituciones, figuras y fenómenos más relevantes en el `cine de
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Instituciones, figuras y fenómenos más relevantes en el `cine de
Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 Instituciones, figuras y fenómenos más relevantes en el ‘cine de barrio’ tardofranquista: 20 películas para un periodo Ernesto Pérez Morán – Universidad Complutense de Madrid – [email protected] Resumen: El cine popular de la última década del franquismo supone, por una parte, un conjunto de filmes de homogeneidad variable pero de indudable valor como documento sociológico, que no ha tenido un análogo refrendo por parte de la historiografía. Por otra parte, este cine sigue manteniendo con los años el favor popular, como demuestran las audiencias que cosecha cada una de estas películas en sus pases televisivos. Esta comunicación se presenta como parte de los resultados alcanzados en el marco del proyecto de investigación Ideología, valores y creencias en el 'cine de barrio' del tardofranquismo (19661975)(referencia I+D+i, HAR2009-08187), financiado por el entonces Ministerio de Ciencia e Innovación de España y en el cual se estudian los doscientos filmes españoles con mayor número de espectadores en salas comerciales durante ese periodo. En concreto, el trabajo propuesto en esta ocasión se centra en utilizar veinte largometrajes paradigmáticos del periodo para ejemplificar los discursos relativos a distintas figuras, instituciones y fenómenos, las más representativas de una época, cuyos principales rasgos pueden ser interpretados a la luz de sus discursos fílmicos más relevantes en términos de impacto. Palabras clave: Tardofranquismo. Análisis del discurso. Estudios culturales. Ideología. Cine. 1. Introducción Para encontrar el origen de esta comunicación hay que retrotraerse cuatro años en el tiempo, cuando el entonces Ministerio de Ciencia e Innovación de España concedió financiación para el proyecto titulado Ideología, valores y creencias en el 'cine de barrio’ del tardofranquismo (1966-1975)(referencia I+D+i, HAR2009-08187), que ahora está a punto de tocar a su fin. Por ello es el momento de sacar conclusiones, compartir resultados y contrastar aspectos que aún quedan pendientes. ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 1 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 Porque un grupo de investigadores de varias universidades y distintos países hemos abordado de forma sistemática el estudio de los doscientos filmes más taquilleros del periodo tardofranquista, una labor muy fértil que hasta ahora no se había acometido y que a estas alturas nos permite afirmar sin lugar a dudas que tales películas son las que mejor reflejan la mentalidad oficialista de la época y que emergen como piezas audiovisuales sin las cuales no se entiende aquella época, textos interpretables y palimpsestos de análisis inexcusable para aproximarse a la última década de la dictadura española. Después de realizar el rastreo y la puesta en común de esos títulos, no es disparatado asegurar que nos hallamos ante un corpus contradictorio en muchos de sus términos, debiendo soportar no pocas tensiones. La primera de ellas ha quedado ya desvelada, y es que a pesar de ser el cine más visto de ese momento, ha sido el menos estudiado (por supuesto, debido a su escasa entidad artística), lo que sería igual que decir que las expresiones audiovisuales más influyentes en términos de impacto popular han sido ninguneadas, por razones lógicas pero no del todo justificables1. En segundo lugar, esas películas estaban sometidas a la censura y encaminadas a la reprobación moral de ciertas conductas (pues querían, de forma más o menos declarada, ganarse también el favor de los estamentos de poder, y no se planteaban la más mínima crítica al sistema), pero no podían esconder la fascinación que sobre sus autores ejercían esos procederes mal vistos, tabúes varios o incluso conductas ilícitas. Y si no se acepta esa fascinación inconfesa, habrá que admitir al menos la explotación de las mismas, ya sea el sexo u otras represiones de raíz freudiana, sin ir más lejos. La tercera contradicción desemboca en la política cinematográfica, hecho que excede los dominios de esta comunicación. Baste apuntar que si bien este cine era el más subvencionado (por la vía de las ayudas automáticas según resultados en taquilla), sus creadores atacaban al entonces Director General de Cinematografía y Teatro, José María García Escudero, por haber suprimido las ayudas previas en razón del ‘interés nacional’ (rebautizado como ‘interés especial’, quedando fuera estas comedias populares, ya que lo que se fomentaba desde entonces era la calidad artística), que hasta aquel momento habían generado una doble financiación para estas películas. Y en cuarto lugar, sin agotar las torsiones que debían soportar estas obras, no estará de más recordar que es éste un cine que, siendo profundamente ideológico e incluso propagandístico, su apariencia simula la intrascendencia habitual de la comedia costumbrista desenfadada y ese realismo se asume como un reflejo fiel de la época. Este último extremo viene perfilado por la entidad de los héroes, que no son otros que los españolitos medios, de clase media, inteligencia media y, eso sí, furor sexual ilimitado, en una perversa mezcla de identificación con el espectador –medio– de la época y la proyección 1 La imprecisión conceptual queda patente al aludir al término landismo, en el que reside una injusticia de base para con el intérprete navarro, si bien algunos de sus defensores apoyan algunas de las notas del cine popular del periodo. Es el caso del ínclito Luis María Delgado, que lo definía como “una serie de comedias que se distinguen por su capacidad correctora de las costumbres, recalcando los vicios y los errores de los hombres” (Recio, 1992: 51). ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 2 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 de sus deseos dentro de una dictadura represiva, por lo que estas películas institucionalistas y que en apariencia censuraban ciertas conductas no eran más que manifestaciones de los deseos reprimidos del público2. Así, estas obras explotaban y obtenían rédito comercial de las propias carencias de su público, que además se encargaban de perpetuar. Lo sibilino de la maniobra de este cine de la represión –en su doble vertiente– y sublimación interesada se completa con la presencia de un punto de vista netamente masculino y sus correspondientes constantes en cuanto a los repartos artísticos. Por ello, la mayoría de actores serán varones –Alfredo Landa, Manolo Escobar, Paco Martínez Soria– y las actrices quedan relegadas a roles subsidiarios salvo en contadas ocasiones, siendo Lina Morgan el único ejemplo de entidad, aunque no deja de sorprender que en varias ocasiones haga de prostituta y que su discurso siempre vaya dirigido a ensalzar la figura del macho, algo que queda de manifiesto, sin ir más lejos, en ese manual de buenas costumbres para la mujer que es La descarriada (Mariano Ozores, 1972). Así, este cine masculino, de clase media, que busca la identificación y que se identifica a su vez con la ideología dominante de los estamentos franquistas, lega una impagable y polisémica interpretación de sentido global acerca del periodo, y hay una serie de películas que ilustran especialmente bien determinados aspectos de ese momento, pues suponen, como La descarriada, un cuaderno de conductas debidas o un texto censor acerca de alguna realidad. Por todo ello, aceptando los presupuestos planteados, es posible advertir constantes y visiones determinadas de las más relevantes instituciones, figuras y fenómenos a través de filmes especialmente indicativos, que estamos en disposición de espigar ya que se han estudiado los doscientos con mayor número de espectadores, superando casi todos el millón de entradas vendidas. 2. Instituciones 2.1. Estamentos políticos: Un lugar en medio de ninguna alusión Llama la atención, de partida, las pocas menciones que hay en el cine popular del periodo a las instancias políticas, más allá de la presencia de alguna dirección general en el ministerio de turno o la intervención lateral del político de pueblo, alejado de los verdaderos cenáculos del poder central. Aparte de Operación Plus Ultra (Pedro Lazaga, 1966), una de las pocas películas donde aparece el Caudillo Franco pero en la que no encontraremos ningún retrato directo de los estamentos políticos, hay un filme que, sin parecerlo, se 2 Así lo sugiere Casimiro Torreiro cuando alude a la “consolidación definitiva del landismo, arquetipo del español medio más listo que inteligente, perennemente acuciado por su desbordado apetito sexual y por un cierto complejo de culpa en su relación con los otros, que supera a base de una enorme caradura”. (VV.AA., 1995: 364). ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 3 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 aproxima con mayor nitidez y supone a la vez un sorprendente daguerrotipo de la situación futura. En un lugar de La Manga (Mariano Ozores, 1970) narra la historia de Juan (Manolo Escobar), un español de bien que se niega a vender un terreno cercano a la playa a unos especuladores. La resistencia de este moderno quijote y la voracidad de los empresarios no pueden dejar de verse como la advertencia certera acerca de un modelo de crecimiento que en aquel momento se basaba en el valor del ladrillo y que décadas después ha generado una burbuja por todos conocida y por muchos sufrida. Si se cruza este discurso con el inicio de Un beso en el puerto (Ramón Torrado, 1966), se obtendrá un retrato preciso de la sociedad que pretendía ‘venderse’ –ficticiamente– al exterior. El arranque del filme citado, a modo de prólogo, es una pieza audiovisual con hechuras de documental –en realidad es un falso documental– que da cuenta de la historia y evolución de Benidorm, del boom inmobiliario y de la entrada de divisas generadas por el turismo. Los cinco minutos de duración de esta pieza son sobradamente ilustrativos para entender el contexto socioeconómico de la época, y el discurso sienta las bases de lo que va a ser el tratamiento de la política, cuando el narrador, en over y aludiendo a las gentes del lugar, afirma que “en aquellos tiempos todo el mundo sabía de política… y así andaba la política”, conformando una aseveración un tanto ambigua en cuanto que parece contener cierta crítica a la política –en abstracto– pero sugiere de facto que el problema de la política es que la gente opina sobre ella, lo que sería igual que deslegitimar cualquier amago democrático, si hacemos caso a los fundamentos teóricos de fondo. 2.2. La Iglesia: Modernidad, desenfado y personajes infalibles Muchas son las películas que elaboran de forma más o menos indirecta un fresco sobre las figuras religiosas o representantes de la Iglesia, adalides del nacionalcatolicismo que dominaba por entonces la vida pública. Filmes como Sor Citröen (Pedro Lazaga, 1967) o Sor Yeyé (Ramón Fernández, 1967) presentan a religiosas modernas y hacendosas, vigilantes de la moral pública y siempre sonrientes, transmitiendo una imagen amable de las monjas, aunque inigualablemente menos decidida que la visión de El padre Manolo (Ramón Torrado, 1966). El filme lo protagoniza Manolo Escobar y en él da vida a un párroco de barrio que triunfa en el mundo de la canción, destina los cuantiosos beneficios de la venta de sus discos a obras de caridad en su vecindario, salva almas por doquier e incluso lleva a cabo investigaciones detectivescas que ponen a prueba su infalibilidad. Para más inri, mantiene con su tío, también sacerdote, una pugna acerca de la idoneidad de las costumbres modernas en el seno de la Iglesia, por lo que el largometraje sirve además de evidente lavado de cara y publicidad en favor de los estamentos clericales, más si cabe porque ese héroe multiforme no tiene defectos, su bonhomía es inquebrantable y mantiene a raya la moral de los suyos. ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 4 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 2.3. El ejército: A mí la legión Tampoco se hallan matices en la no menos inquebrantable Novios de la muerte (Rafael Gil, 1975), cuyo título alude a la conocida estrofa del himno de la Legión. Esta hagiografía castrense narra la historia de unos fracasados que se alistan y, tras muchas dificultades, consiguen purgar sus pecados, limpiar sus culpas y hasta sacrificarse por la patria y el ejército. Antes, tendrán que aprender los códigos marciales, dirimir sus diferencias a golpes y beber botellas de licor para demostrar su hombría. Así, el individuo no importa y la colectividad del ejército está por encima de todo, aureolada de cualidades místicas como la muerte final y redentora que se inviste de todo el boato habitual en el cine militar franquista. Las conexiones religiosas se completan con el pasaje de la procesión de Semana Santa, que enlaza la liturgia cristiana con la marcial en un maridaje tan imperecedero como el que une a los legionarios con el ejército. El romanticismo castrense, la épica y el ensalzamiento del valor vienen personificados en el comandante Lauria (Fernando Sancho), encargado de explicitar los mensajes más ideológicos y de reconducir a los protagonistas, ejerciendo como patriarca de facto, figura de la cual podría hablarse aquí en cuanto institución paradigmática pero cuyo estudio dilataremos hasta llegar al análisis de los hijos como sujetos necesarios en el cine del periodo3. 2.4. Matrimonio: Contingencias de lo necesario Pocas películas como ¡No firmes más letras, cielo! (Pedro Lazaga, 1972) establecen de un modo tan decidido los peligros de esta sagrada institución que, si bien se defiende en cuanto vínculo sacramental, este tipo de cine no puede evitar criticarlo como institución encorsetadora para el hombre y fin necesario para la mujer, personaje éste necesariamente pérfido en sus distintas manifestaciones. Así, Sabino Gurupe (Alfredo Landa) vive feliz pescando los domingos con su amigo Porriño y no tiene apuros económicos. Pero un día lo que pesca es un sujetador en el río, y éste pertenece a Elisa, una atractiva joven con la que pronto inicia una relación que desemboca en boda, lo que a su vez trae no pocas consecuencias: la suegra se le mete en casa, ya no puede ir a pescar y su flamante mujercita conspira con la madre para comprar mil y un electrodomésticos que suponen demasiados gastos para la economía de Sabino. No contentas con ello, planean comprar otra casa, mucho más grande y que excede a las posibilidades del joven, aunque ellas son insaciables y finalmente Sabino será incapaz de afrontar tantas deudas, arruinando su vida tal vez para siempre. 3 La película forma parte de un díptico legionario (junto a la posterior A la legión le gustan las mujeres... y a las mujeres, les gusta la legión, de 1976) que el propio Rafael Gil rodó, pues “España tiene una fibra heroica y la legión es símbolo de heroísmo”. Tras varios meses de preparación y con la incondicional ayuda del ejército, el propio Gil recibe el Escudo de Oro de la legión (VV.AA., 1997: 102). ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 5 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 La película no vacila en forzar la situación de víctima del hombre ni la perversidad de las dos mujeres, esposa y suegra, transmutadas de forma cristalina en los males del varón desde que el matrimonio legitima el vínculo y hace que la señora mayor entre en casa. Ellas serán los símbolos y vehículos con los que trazar este retrato acerca del matrimonio, que sirve de adelanto a las distintas figuras, sobre las que conviene detenerse a continuación. 3. Figuras 3.1. El macho ibérico: Disposición perenne y loas imperecederas Como primera figura paradigmática encontramos, por supuesto, un personaje masculino –habida cuenta del prisma de género adoptado por la gran mayoría de los largometrajes– que opera desde esa doble maniobra de identificación y posterior proyección. En cuanto punto de partida, las notas destacables coinciden con las de este tipo de cine: la extracción humilde, la apariencia poco agraciada –con excepciones como Arturo Fernández o Manolo Escobar–, las nada reseñables capacidades intelectuales, una cultura insignificante y unas inquietudes que se centran en culminar el acto sexual y, caso de conseguirlo, prolongarlo más veces mostrando una voracidad inagotable. Muchos podrían ser los ejemplos que ilustrasen este epígrafe, pero Cuando el cuerno suena (Luis María Delgado, 1975) tal vez sea, si no el mejor, sí el más extremo, pues el protagonista José (nombre neutro y el más habitual dentro de la geografía española, interpretado por Alfredo Landa) consigue durante el metraje conquistar a una muy bella vicetiple que llega al pueblo, hacer que ella sea fiel y le cuide, yacer con otras tres mujeres en la misma noche – embarazándolas a todas–, que el trío dé a luz a sendas criaturas y que se muestren felices, a pesar de que José las rechaza para quedarse con su esposa, a quien hará gritar de placer la noche en que se reconcilien. Y es que nada hay como el macho ibérico, que lo es en cuanto su condición de español, salvando obstáculos que llegan a atacar los cimientos mismos de la verosimilitud, como el hecho de que un hombre bajito, rellenito, velludo y no muy guapo vuelva loca a cualquier mujer. Además, la hagiografía es tal que de paso no sólo se justifican –furor mediante– sus procederes licenciosos, sino que se le apoya sin fisuras, como demuestra ese instante en que una de las embarazadas defiende a José afirmando que “la vida de los hombres es muy dura”. 3.2. La mujer: Conversiones vitales y textiles Los personajes femeninos, además de lamentarse por la suerte de los masculinos, suelen tener un papel lateral y siempre supeditado a ellos, aunque serán las películas que realcen de partida el rol liberado de alguna mujer las que mejor indiquen la filosofía de la época en cuestiones de género. ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 6 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 El caso paradigmático es Relaciones casi públicas (1968), filme dirigido por José Luis Sáenz de Heredia y protagonizado por Manolo Escobar, el actor que más espectadores llevó a la gran pantalla en toda la década. Esta película cuenta la historia de un recto aspirante a estrella de la canción, como tantas otras ocasiones encarnó el cantante almeriense, con la diferencia de que aquí será auxiliado por Marta (Concha Velasco), una periodista cuya profesión liberal no le impide autoproclamarse “public relations” para tratar de lanzar la carrera del protagonista. Así, emerge una fémina que toma sus propias decisiones, que no necesita del galán para trabajar por su cuenta, que narrativamente hace avanzar la acción en lugar del hombre –motor habitual del relato– y que antepone su carrera profesional a sus aspiraciones sentimentales. El problema es que a medida que va avanzando el metraje ella renuncia sistemáticamente a sus principios, demuestra muy pocos escrúpulos –miente incluso con deleite–, acaba perdidamente enamorada del tonadillero e incluso renuncia a su empleo como periodista para aceptar un trabajo como guía turística. Y nada de esto resulta grave, pues el protagonista triunfa, la elige para tener una relación y ella no deja entrever ningún atisbo de arrepentimiento por las decisiones tomadas. Muy al contrario, se manifiesta inmensamente feliz, mientras luce al final una sugerente falda, símbolo inequívoco de su feminidad recuperada… pues al principio, y como reflejo maniqueo de su profesión, viste ropas andróginas y se muestra sospechosamente masculina. Por fortuna, el macho la convertirá en una mujer deseable, como Dios manda. 3.3. Los hijos: Al servicio del macho transformado en padre En este caso no será un largometraje coral, sino los cuatro vástagos de Antonio Martínez (Paco Martínez Soria) en ¿Qué hacemos con los hijos? (Pedro Lazaga, 1967) los que ayuden a esbozar esta fotografía sobre la descendencia, que lo es indirectamente de una institución fundamental en el periodo: el patriarcado. La figura del actor aragonés vuelve a servir de vehículo para retratar al padre en cuanto símbolo de un sistema político basado en la dictadura de cuño personalista. Los cuatro descendientes de Antonio distan mucho de ser felices y su mala cabeza y peor conducirse hacen que el patriarca deba evitar la disgregación y volver a unir a una familia de la que él es la autoridad omnipotente. Como no podía ser de otra manera, el final feliz otorga el triunfo al jerarca, quien pronuncia una serie de frases que cincelan de modo preciso la figura de los hijos, siempre supeditados al cabeza de familia. Antonio dirá a todos que “Aquí se hace lo que yo diga”; a su esposa le ordenará sin miramientos (“Tú a callar”) y a su hija la amenaza con un “Debería partirte la cabeza, pero me iba a doler más a mí que a ti”. Imprecaciones que denotan la sumisión debida de los hijos y el mando incuestionable del macho que aquí, por su mayor edad, reivindica para sí la jefatura del núcleo familiar de forma indudable. No será la primera ni la única vez que Paco Martínez Soria encarne a un patriarca, rol que interpretará hasta la saciedad, como demuestra un vistazo a ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 7 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 las producciones de la época, desde La ciudad no es para mí (Pedro Lazaga, 1966) hasta El calzonazos (Mariano Ozores, 1974) pasando por Hay que educar a papá (Pedro Lazaga, 1971) o El abuelo tiene un plan (Pedro Lazaga, 1973). 4. Fenómenos 4.1. El cortejo: Distintos raseros para los mismos movimientos Como maniobra de aproximación entre hombres y mujeres, de nuevo emerge un filme coral que da cuenta de las distintas formas de acercamiento entre las dos figuras centrales, el hombre y la mujer, y de paso, traza una acuarela costumbrista de la España del momento, o al menos de sus más rancios tópicos. Así, en Ligue Story (Alfonso Paso, 1972) no faltan el piropeador empedernido (encarnado por el siempre gesticulante y altivo Tony Leblanc), el adúltero impenitente (Rafael Alonso), el hombre tímido con inocultables problemas para relacionarse con las mujeres (Manolo Gómez Bur) y ese otro que, debido al trabajo, ha refrenado unas ansias sexuales que ahora, de vacaciones, se desbocan hasta límites míticos (Cassen). Todos sin excepción terminan mostrando su vigor y habilidad con las mujeres, domeñándolas y elevándose como diferentes manifestaciones del arquetipo del macho ibérico, mientras que ellas asisten como testigos, víctimas o, si acaso, cooperadoras necesarias. Maribel (Paca Gabaldón) es una joven casadera que busca novio para toda la vida a través de una agencia de contactos y que será engatusada por el personaje de Leblanc; Juanita y Mari Luz son dos chicas de mal vivir que ayudarán a los hombres en sus andanzas; y la esposa de Alberto el infiel se hará pasar por una pretendiente para acostarse con su propio marido y ponerlo a prueba. Éste cae en las redes creyendo que la mujer que ha conocido por teléfono no es su mujer. Por supuesto, la censura moral se cebará en ella y no en él, cuando el que quería ser efectivamente infiel era este último. Las distintas historias perpetúan de este modo los roles dominantes masculinos y los serviciales femeninos, cuando las mujeres no son acusadas veladamente debido a unas costumbres licenciosas que, caso de practicarlas los varones, son vistas como loables signos de su masculinidad celtibérica. 4.2. Noviazgo: Bajo el signo del macho De nuevo bajo la égida de la coralidad, Novios 68 (Pedro Lazaga, 1967) traza un retrato caleidoscópico de distintos noviazgos, siempre heterosexuales, por supuesto. Un donjuán que tiene tres relaciones a la vez, una pareja que sufre un embarazo no deseado por hacer el amor antes del matrimonio, una novia que mantiene a raya a su pareja y lo controla, otra que tras un desengaño entabla una relación con un fabricante de persianas y una última que presiona a su pareja para que marche a Alemania a ganarse un jornal son las cinco ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 8 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 tramas que protagonizan este daguerrotipo de lo que podría ser el crisol de relaciones tipo, todas con su consecuente moraleja, entre las que destaca el no acostarse antes de la boda o la frustrada marcha al país germano, la cual se salda con una decepción que adelanta de modo muy curioso la del protagonista de ¡Vente a Alemania, Pepe! (Pedro Lazaga, 1971). Avisos a los espectadores dentro de esta fábula que delimita las distintas posibilidades en torno al noviazgo. Y éste siempre debe desembocar en el matrimonio. Una comedia costumbrista y aparentemente desenfadada, que defiende de pasada la visión masculina –rozando la loa a la poligamia– y todo será hegemonía sexista frente a una mujer que, ante situaciones variadas, debe ser dócil. 4.3. Las experiencias prematrimoniales: Aviso a navegantes Como derivación del noviazgo, paso adelante y una aparente inversión de lo visto en Novios 68, se encuentra una película que en su título ya remarca la temática central y deja adivinar su naturaleza de filme de tesis, casi propagandístico acerca de la cuestión. Una película con unos planteamientos teóricos tan nítidos que todo se supedita a ellos, generando diálogos discursivos y tediosas explicaciones para establecer una parábola cristalina contra las relaciones previas al matrimonio. Experiencia prematrimonial es el relato de Alejandra, una joven de familia acomodada que, desde que descubre el adulterio de su padre, decide que quiere probar a vivir con su novio estable para conocerlo mejor y saber si pueden convivir juntos. Esto es tomado como una intolerable audacia por su profesor de ética –la muchacha estudia filosofía– y como una indecencia por su familia y la de su novio Luis, que accede a esa experiencia por amor. Los padres del chico, pareja ideal sin fisuras, le aconsejan que no lo hagan, mostrándose comprensivos. Ellos, inmaduros y poco conscientes de lo que están haciendo, no siguen los consejos y alquilan un piso, entregándose a su idilio durante unos primeros días en los que son muy felices. Pero las obligaciones maritales, las discusiones y la falta de comprensión comienzan a minar la iniciativa y ella, por ejemplo, no sabe cocinar, lo que genera las primeras diferencias (Alejandra afirmará que “ahora me doy cuenta de que freír un huevo es más importante que conocer La crítica de la razón pura). Ambos abandonan sus respectivas carreras, él es infiel y llega el embarazo no deseado. La pareja se romperá y el niño nacerá muerto, en un trágico desenlace –inusual dentro del cine popular tardofranquista– que sirve como moraleja para aquellos que osen romper “todos los principios” (en palabras del profesor de ética) y entregarse a una práctica censurada por inmoral4. 4 El crítico Ángel Antonio Pérez Gómez, en su notable estudio del filme, extrae las observaciones de una censura con la que la película tropezó en su primera versión: “Se deberá acentuar la tesis positiva, condenatoria de las experiencias prematrimoniales tanto a través de una dialéctica más convincente que rechace la teoría de los protagonistas, como a través de situaciones que abunden y confirmen dicha dialéctica, de forma que en el ánimo del espectador quede claro y patente que el fracaso de la experiencia no está originado en simples razones ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 9 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 4.4. Noche de bodas: Un tránsito necesario Cuatro noches de boda (Mariano Ozores, 1969), como su título indica, gira en torno a esa velada que para el cine de la época seguía siendo tabú, por lo que su crónica se convierte en el primer reclamo de la película. Ello se manifiesta de modo inequívoco cuando el arranque lo protagoniza un narrador (Joaquín Prat) que explica que sobre el lecho nupcial va a pivotar esta historia coral donde aparecerán personificadas distintas opciones y actitudes, entre las que la de Lorenzo y María José (Alfredo Landa y Concha Velasco) es la más representativa, pues ambos son vírgenes y poco duchos en lides amatorias, lo que supone para el discurso una excusa con la que extraer comedia pero también un juicio moral positivo. Así, ambos leen manuales al respecto y utilizan el alcohol para desinhibirse. La falta de experiencia no es el problema de Joaquín (Antonio Ozores) pues él es un donjuán (apodado ‘Parchís’ por sus amigos debido a que “se las come todas”) que se casa con una joven pacata para no perder una cuantiosa herencia, mientras que el inconveniente de Manolo (Manolo Codeso) es que tiene dos socios que no lo dejan tranquilo ni en su noche de bodas, por lo que, de nuevo y al igual que en otros largometrajes, aparece el trabajo como impedimento para el desarrollo de la vida afectiva, con la particularidad de que ese obstáculo siempre lo tendrán los hombres y nunca las mujeres… por el hecho de que ellas no trabajan –se entiende que en una profesión liberal–, salvo en contadas ocasiones. En último lugar, el filme incrusta una cuarta historia en este relato, la de los maduros Miguel y su esposa (Eduardo Fajardo y Luchy Soto), quienes rememoran muchos años después su noche de bodas, que ahora se verá frustrada pues deben regresar del crucero que habían emprendido para cuidar a su descendencia, y la moraleja viene verbalizada por él cuando dice que “ya no somos un hombre y una mujer, somos padres”. Esa condición de progenitores, por tanto, impide que se entreguen a los placeres carnales, posibles gracias a la consumación del vínculo matrimonial. Las noches de boda acabarán bien en todos los casos, transmitiendo ideas tan inmovilistas como que la falta de una educación sexual no es impedimento para un desarrollo satisfactorio o que es mejor casarse que entregarse a una existencia disoluta. Además, el discurso marca una cesura pronunciada entre los hombres y mujeres que pueden entregarse al sexo en su noche de bodas y esas mismas personas cuando ya son progenitores, lo que les veta de facto las posibles licencias placenteras. 4.5. Embarazo: Dos filmes y un destino Éste es uno de los casos donde se deben citar dos películas, pues ambas se encuentran unidas con hilo de plata tanto al concepto en cuestión como entre sí y, es más, funcionan como un folleto publicitario, un díptico con el que loar económicas o de imperfección humana sino en motivos inherentes a la propia filosofía de la experiencia prematrimonial” (Pérez Perucha, 1997: 705). ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 10 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 las lindezas del embarazo y los primeros meses tras el siempre feliz alumbramiento. Nos referimos a dos largometrajes escritos y dirigidos por Mariano Ozores: Crónica de nueve meses (1967) y Después de los nueve meses (1970). En el primero, cuatro matrimonios reciben simultáneamente la noticia de que van a ser padres y el relato se articula, bajo la fórmula coral, en función de cómo cada uno reacciona y se prepara para el parto. Hay una pareja que gracias al anuncio ve reforzado su amor; otra espera sin mucha convicción el desenlace, pues son ya demasiadas las veces que la noticia ha resultado ser una falsa alarma; la tercera encuentra en la renuencia del marido el inconveniente más poderoso, y la cuarta en la experiencia de ocho hijos la principal ventaja. Y si todo comenzaba a la vez, la clausura se fuerza cuando el tercer acto de la narración culmina con el alumbramiento, un happy end retorcido para que todo se arregle5. Después de los nueve meses presenta a cuatro matrimonios distintos, pero con ciertas notas comunes entre las que destaca el que, otra vez, un acontecimiento simultáneo inaugure el relato, y éste no sea sino el parto de marras con el que se cerraba la obra anterior. Ahora se nos contará la historia de un matrimonio inexperto y primerizo; de una chica que se apresta a ser madre soltera; de otra cuyo marido no parece tener muchas ganas de ser padre y de una cuarta familia compuesta ya por muchos vástagos y que espera con impaciencia otro más. A estas notas que rescatan rasgos de la primera película se unen trazos genéricos y estructurales comunes: ambas son comedias corales y en las dos el dibujo de un niño, que va apareciendo, funciona como desenfadado narrador que conduce las distintas historias y establece de forma inequívoca las moralejas, sintetizables en una sola en sendos discursos: tener un hijo es lo mejor de la vida, fin necesario que hace que todos los problemas se resuelvan, trae felicidad y, de forma implícita, refuerza la organización familiar que sedimenta con la llegada de un niño y basada en una mujer cuidadora y un marido que debe encargarse de dotar de recursos económicos a la familia. Estas dos películas emergen en la distancia como unas obras dirigidas al fomento de la natalidad en la España del momento. 4.6. Adulterio: La responsabilidad variable Por todo lo ya dicho, se entenderá que el adulterio es una de las constantes temáticas del cine de la década, pero tendrá un tratamiento opuesto dependiendo de quién sea el autor del engaño. Si es la mujer quedará marcada y recibirá absoluta censura; caso contrario si es el varón, pues a él se le adjudicarán las excusas más rebuscadas. Incluso hay un filme que se destina 5 El propio Mariano Ozores explica sus intenciones, las consecuencias del largometraje y de pasada la abundancia de parábolas firmadas por Pedro Lazaga (algo que se puede observar en esta comunicación): “La película fue también un éxito de taquilla, hasta el punto de que el día del estreno se me acercaron los de Dipenfa para decirme que yo tenía que trabajar con ellos de la misma forma que lo hacía Pedro Lazaga. La película era en el fondo una exaltación de la mujer y de la maternidad, cosa que agradaba mucho a los de Dipenfa, que eran del Opus. Y, efectivamente, más tarde trabajé con ellos muy a menudo” (Gregori, 2009: 282). ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 11 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 íntegramente a justificar al macho de turno y que sirve como explicación y tesis de este fenómeno. ¿Por qué te engaña tu marido? (Manuel Summers, 1969) es una comedia fantasiosa en la que el protagonista se imagina casado con varias mujeres. Una de ellas deja de cuidar su aspecto una vez ha pasado por el altar, otra es una hippy con la que él acaba en una extraña comuna, la tercera sufre de ninfomanía y agota físicamente al protagonista, y Dora, por el contrario, se niega a mantener relaciones sexuales con él. Todas tienen en común hacerle la vida más difícil al personaje central, que acaba deseando la muerte de las cuatro, ninguna de las cuales se plantea otra conducta que convertirse en esposa, fin necesario debido a su condición femenina. Todas, a su vez, conducen necesariamente al protagonista al adulterio, justificándose así ese proceder y haciendo recaer la responsabilidad en las distintas mujeres. Y es que ya lo dice uno de los personajes durante un discurso pronunciado en la ONU: “El que pueda afirmar por su honor que nunca ha engañado a su mujer que levante la mano”, mientras un abarrotado auditorio asiente convencido. 4.7. Separación: Ante todo, las apariencias Por lo que respecta al resbaladizo tema de la ruptura del matrimonio, que no se consumaría de forma civil en un tipo legal hasta 1981 con la Ley del Divorcio, hay una película que supone toda una parábola acerca del tema y que lleva por título Separación matrimonial (1973). El filme dirigido por Angelino Fons y con guión del crítico cinematográfico Carlos Pumares cuenta la historia de Clara (Jacqueline Andere), una mujer que debe soportar estoicamente las infidelidades del marido y que se plantea separarse de él. Acude primero a un cura y éste le deja claro que ésa no es la solución y que la institución que él representa “no gusta de las separaciones. Sólo suelen acarrear males y desgracias” (posteriormente, y ante los engaños reiterados, le aconsejará “resignación”). Más dogmático se mostrará el padre de la muchacha, cuando afirme sin dudar que “la sociedad no perdona. Ante todo, la moral exterior”, argumento que le sirve para negarse tajantemente a aceptar la decisión barajada por su hija, y que se revela en todo su cinismo cuando sepamos gracias a su esposa que él también fue adúltero en su día. La reacción de la señora fue aceptarlo, luchar por él sin descanso y animar a su hija a que ahora haga lo mismo. Ese conjunto de actitudes inmovilistas hará que Clara recule y trate de reconquistar a su esposo, que no se ha reformado ni un ápice y da pocas muestras de arrepentimiento. El final, no obstante, abre la puerta a la denuncia pues Clara asesina a éste y a su amante, pero hasta entonces se han transparentado con sorprendente fidelidad los modos de pensar ‘institucionales’ acerca de los papeles del hombre y la mujer en cuanto matrimonio. ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 12 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 4.8. El aborto: Castigo y arrepentimiento Pero si un filme ataca con virulencia un acto determinado, ése es Aborto criminal (1973). El largometraje de Ignacio F. Iquino recurre de nuevo a la estructura coral para mostrar cuatro historias de otras tantas mujeres que abortan (una prostituta, una chica trabajadora, una casada y una joven hippy) y representan diversas categorías sociales, con el ánimo indudable de otorgar universalidad a un discurso que ya desde el título criminaliza el aborto, aunque no se detiene ahí y vincula los delitos con prostitutas, homosexuales y cualquier persona que se salga de lo que se consideraba ‘normal’ por unos creadores que lanzan una diatriba de una furia inusitada incluso dentro de un periodo que, como hemos visto, es pródigo en fábulas severas6. Otra cita servirá para hacerse una idea del tono de la película, cuando Menchu, la chica hippy, se arrepiente antes de entrar en prisión: “Ahora daría toda mi vida por haber sido una chica decente… En la cárcel trataré de recordar todas las oraciones que aprendí de niña y deseo que mi condena sea muy larga para que cuando la haya cumplido pueda andar por el camino de la verdad”. 4.9. El turismo: un peligro necesario Como fenómenos de cierre, no sería lógico olvidar dos hechos que protagonizaron la última década del franquismo y que condicionaron a su vez tanto las expresiones cinematográficas como el mismo cambio de una sociedad que pedía a gritos un aperturismo más real que el que se promocionaba desde los estamentos gubernamentales. Tanto el turismo como la emigración fueron dos aspectos determinantes del periodo, si bien el primero era más novedoso que el segundo. Y es que el turismo, en la España del momento, era prácticamente una cuestión de Estado, habida cuenta de las divisas que generaban los millones de extranjeros que veraneaban en España y que son retratados en El turismo es un gran invento (Pedro Lazaga, 1968), filme en el que Benito Requejo (Paco Martínez Soria), alcalde de la localidad de Valdemorillo del Moncayo, acude a Marbella para tomar ideas con las que atraer gente a su pueblo. Con esta excusa el largometraje traza un tópico daguerrotipo de los turistas – sobre todo de las mujeres–, caracterizados como personajes bobalicones, atractivos y cuya apariencia moderna esconde la mayor de las vacuidades, 6 No podemos evitar incluir la sulfúrica crítica que de esta obra hacía Juan M. Company en el libro Cine español, cine de subgéneros: “El tono cotidiano, real como la vida misma y lleno de tremenda denuncia, queda sublimado por la música de Bach, que le da al asunto un tono épico y mayestático, ambientado adecuadamente, de pasada, al sermón cuaresmal que, en definitiva, Iquino nos ha enjaretado. Naturalmente, no se estudian las causas reales de los abortos (ignorancia sexual, prejuicios sociales, pobreza). El sexo es pecado y el embarazo es el castigo (del que se deriva la muerte o la cárcel). El film condena el exceso de libertad (libertinaje, en lenguaje ultra) de los jóvenes, afirma que el sitio de la mujer está en su casa y advierte a los confiados padres sobre la conveniencia de vigilar severamente a sus hijas” (VV.AA., 1974: 221). ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 13 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 mientras que en las figuras patrias residen los valores que terminarán triunfando. Así, este filme, como tantos otros, despliega esa doble vertiente que nada entre la fascinación y la censura de un fenómeno resumido de forma ideal y de nuevo, por el Manolo Escobar de la ya citada En un lugar de La Manga, quien con una de sus tonadas resume perfectamente la doble lectura mencionada. Así, en el pasodoble Viva el sol de España, le escucharemos entonar lo siguiente: “Pero quiero recordaros, con perdón de los presentes, que el turismo trae divisas mas también inconvenientes. La tasca se adorna con tres chucherías, y un corto con leche te cuesta la vida. Las turistas vienen y traen buena renta, pero todas tienen cumplidos setenta”. No en vano, este filme se ambienta en La Manga y el relato gira en torno a la especulación inmobiliaria, lo que inviste a este largometraje de un sorprendente aire visionario, basado, eso sí, en una consciente voluntad inmovilista. 4.10. La emigración: No te vayas a Alemania Frente al fenómeno del turismo, que debe ser fomentado, la emigración fuera de España halla un desplazamiento inverso (frente a la sístole, la diástole), en la desmitificación del flujo de dentro afuera –en oposición al ensalzamiento del de fuera adentro– acerca del cual ¡Vente a Alemania, Pepe! funciona como el mejor artefacto publicitario. La película establece a su vez un movimiento de expansión y contracción que contiene en su seno el mensaje ideológico. Pepe (Alfredo Landa) es un aldeano que se deja engatusar por los cantos de sirena de su amigo Angelino (José Sacristán), quien vuelve de Alemania convertido en un potentado y contando cosas maravillosas de aquel país. El protagonista deja su pluriempleo y una novia posesiva y poco agraciada para abrazar el sueño de la emigración. Una vez en Munich descubre que no todo era tan reluciente como Angelino relataba y que en realidad su amigo malvive del mismo modo que hará él en unos días: trabaja más que en España, tiene más empleos y las guapas teutonas lo ignoran completamente, cuando no se ríen de él. Vive en una pensión con otros españoles, pero todos quieren regresar y el único que no manifiesta esa intención es un viejo republicano que tiene cuentas pendientes con el Régimen. Así, al poco tiempo, Pepe retorna arrepentido a España y forma una familia con su novia, mucho más feliz que en Munich, ahora con el añadido de que sabe lo bueno que es su país y lo malo que es sentir nostalgia del mismo. No es difícil observar en este largometraje otra fábula nítida cuya moraleja viene a poner en valor la marca de España y a romper los tópicos, según el discurso, que idealizan la emigración. La defensa del país no puede ser más decidida y no se hallará ni por asomo una mínima justificación de los movimientos migratorios, que son censurados de raíz por este discurso monolítico. ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 14 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 5. Conclusiones Tras este somero repaso, mediante el cual se han observado el diez por ciento de las producciones estudiadas en el grueso del proyecto, se pueden ya concluir una serie de cuestiones acerca de esta muestra representativa que funciona como sinécdoque analítica del cine de un periodo tan convulso como el tardofranquista. Y la primera gravita precisamente en torno a lo proceloso de la década, que tiene su correlato en estas películas que no reflejan en absoluto las tensiones del contexto que las ve nacer. El género hegemónico –la comedia– y la óptica costumbrista deberían –sobre todo la segunda– arrojar una visión más realista, o al menos relativamente fidedigna de la realidad. Muy al contrario, el prisma idílico y la amabilidad de los conjuntos condicionan incluso las estructuras, con un final feliz necesario casi siempre y con muchos filmes que reposan en una disposición circular (el protagonista y el estado de las cosas recuperan el statu quo inicial) que denota el inmovilismo de la mayoría de estos discursos. Como segunda conclusión cabe destacar el alto número de producciones que establecen tesis acerca de determinados temas, lo que no deja de ser paradójico dentro de unas producciones que se presuponen y aparentan ser apolíticas, desprovistas de toda ideología. Y aunque eso se ha revelado imposible, llama la atención que el cine popular del periodo estableciese unas parábolas tan nítidas, por supuesto acordes con la ideología de los estamentos de poder. En tercer lugar, no deja de ser curioso que, frente a la vertiente metafórica de los filmes inconformistas, el aparente naturalismo de estas obras aquí analizadas, la simpleza de los recursos puestos en escena y los actores en cuanto vehículos y reclamos de cara a la taquilla constituyan un cine que sigue estando vigente a pesar del silenciamiento del que ha sido víctima por parte de la historiografía. Esa relevancia se demuestra por las elevadas audiencias que dichas películas cosechan en los pases televisivos que aún hoy se les siguen dando y gracias a los cuales superan con creces el millón de espectadores en las tardes de los fines de semana. Hecho de relevancia tal que obliga al estudio de estas películas como vehículos ideológicos y reflejos distorsionados de una época. Referencias bibliográficas Font, D. (1976): Del azul al verde. El cine español durante el franquismo. Barcelona: Editorial Avance. Gregori, A. (2009): El cine español según sus directores. Madrid: Cátedra. Gubern, R. (1981): La censura. Función política y ordenamiento jurídico bajo el franquismo (1936-1975). Barcelona: Ediciones Península. Pérez Perucha, J. (Ed.)(1997): Antología crítica del cine español 1906-1995. Madrid: Cátedra. Recio, J.M. (1992): Alfredo Landa. Barcelona: CILEH. ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 15 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 Seguin, J. (2002): Historia del cine español. Madrid: Acento Editorial. VV.AA. (1974): Cine español, cine de subgéneros. Valencia: Fernando Torres Editor. VV.AA. (1974): Cinedisposiciones. Normativa vigente en materia de cinematografía. Madrid: Ministerio de Información y Turismo. VV.AA. (1995): Historia del cine español. Madrid: Cátedra. VV.AA. (1997): Rafael Gil, director de cine. Madrid: Filmoteca Española. * La presente comunicación se enmarca en el proyecto de investigación "Ideología, valores y creencias en el 'cine de barrio' del tardofranquismo (19661975)", (referencia I+D+i, HAR2009-08187), financiado por el entonces Ministerio de Ciencia e Innovación de España. ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 16 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html