Como hacer `rendir` nuestros esfuerzos por mejorar la escuela Por
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Como hacer `rendir` nuestros esfuerzos por mejorar la escuela Por
Como hacer ‘rendir’ nuestros esfuerzos por mejorar la escuela Por Inés Aguerrondo * Trabajar con los propios proyectos educativos tiene buenos resultados no solamente porque los docentes y los directivos mejoran su capacidad para diseñar y presentar proyectos, sino que esto incide también en sus capacidades institucionales de gestión, incluyendo la realización de diagnósticos, el establecimiento de prioridades, la planificación, el seguimiento de las líneas de acción planteadas y la auto-evaluación. A pesar de lo que diariamente vemos y escuchamos sobre la educación quienes estamos dentro de ella, en cualquiera de las ‘trincheras’, sabemos que mirando para adentro se pueden ver muchos esfuerzos hechos por mucha gente para mejorar. Aunque es cierto que ponemos mucho corazón pero a veces no tanto profesionalismo también es verdad que de unos años a esta parte hay un gran movimiento por aprender todas aquellas cosas que, además de mucha pedagogía y de mucho conocimiento sobre lo que enseñamos, son necesarias para tener una educación de calidad en un mundo tan complejo como el actual. Porque intervenir de manera eficaz en los procesos de cambio educativo y dirigirlos de manera adecuada demanda una reflexión profunda y pertinente acerca de las bases desde donde se decidirán las estrategias y herramientas. Si esto no se hace, se corre el riesgo de cambiar algo para que no cambie nada. Es bueno recordar los rasgos más salientes de un estilo de gestión eficiente: No se basa en las normas de lo que debe ser, sino en la realidad de lo posible. No se trata de decir cómo ‘deben ser’ las cosas, sino más bien de generar una estrategia para que la situación actual que se reconoce como problemática, pase a tener otras características, posibles. No hay una norma absoluta que guía la acción, hay una ‘imagen-objetivo’ que da direccionalidad a la acción. No trata de hacer todo junto sino de priorizar en función de la importancia de los problemas. Si la imagen-objetivo o la visión está clara, si sabemos adónde vamos, reconoceremos que no se puede hacer todo a la vez. Fijar la estrategia supone, precisamente, fijarse prioridades para establecer un camino que puede no ser muy ambicioso, pero es siempre de permanente avance. Lo que hoy no es posible, puede serlo mañana, si se van abriendo las condiciones de su factibilidad. El cambio institucional es un proceso en el cual se pueden reconocer una sucesión de situaciones. Se parte de la situación actual y se intenta llegar a una ideal diseñada en la “imagen-objetivo” que fija la dirección del cambio. No se postula llegar a ella de una vez y sin etapas intermedias. Más bien se acepta que cada realidad y cada institución tiene sus ritmos, sus obstáculos y sus ventajas y también que, mientras se mueva hacia la imagen-objetivo, se va por el buen camino. No se trata de administrar la institución sino de guiarla hacia su transformación. Si bien es importante tener en claro como ordenar lo que va ocurriendo en una institución (como administrar) hoy establecemos una diferencia entre esto y planificar. La planificación consiste en algo más, es romper la rutina institucional y ayudar a que los viejos problemas entren en proceso de ser resueltos. Una gestión eficiente se resume en su capacidad de generar y sostener líneas de acción. Establecer qué se quiere hacer y hacia dónde ir. Esto es precisamente armar un proyecto, el PEI, que debe surgir en razón de su propio contexto, de su historia institucional y de su cultura organizativa. Pero gestionar por proyectos no es solo que exista un proyecto general de la escuela, lo que hoy llamamos Proyecto Educativo Institucional. Gestionar por proyectos es que ese Proyecto esté integrado, a su vez, por proyectos. Gestionar por proyectos es tomar conciencia de cuáles son esas partes, priorizar la urgencia de los problemas que en ellas se expresan, y ser capaces de ir tomándolos de manera sistemática e interrelacionada para hacer avanzar el espiral del cambio institucional. Para ello, en lugar de empezar por los objetivos, como hacía la planificación clásica, tenemos que empezar por los problemas. La primera pregunta es: ¿qué es lo que queremos resolver? A partir de definir el problema, se arma el proyecto. Afirmar que donde hay un problema hay un proyecto pone sobre el tapete que planificamos para organizar la acción, no para tener un documento escrito que mostramos a la supervisión. Una buena planificación siempre se concreta en un conjunto de acciones y operaciones. Y para llegar a ellas ¿cuál es el camino? La elaboración de un Proyecto Educativo Institucional, pero definiéndolo como: • Construir la visión de la institución, una visión compartida y que sirve de norte • • • • orientador Pensar que es un espacio de intervención, Reconocer que debemos pasar por un estado de transición Armar el puente entre una situación educativa de partida y el proceso de mejoramiento a encara. Y también pensar un conjunto de operaciones y acciones que permiten modificar una situación inicial direccionada hacia una situación objetivo. Una última cuestión: El PEI, para que sea real y oriente a la escuela, no es nunca el primer paso. Los primeros proyectos efectivos de una escuela son los que limitan su mirada al problema urgente que todos deciden que debe resolverse y frente al cual, entre todos, se trabaja para su solución. Muchos de estos primeros proyectos efectivos ya están en nuestras escuelas porque muchos de nuestros profesores y directivos se esfuerzan en hacer las cosas siempre mejor. Una buena manera de hacerlos ‘rendir más’ es reconocerlos y tratar de ver qué otras cosas hay que cambiar para que la escuela mejore y para de esta manera llegar a pensar, entre todos, un buen proyecto de toda la escuela que es, en definitiva, el PEI. Trabajar con los propios proyectos educativos tiene buenos resultados no solamente porque los docentes y los directivos mejoran su capacidad para diseñar y presentar proyectos, sino que esto incide también en sus capacidades institucionales de gestión, incluyendo la realización de diagnósticos, el establecimiento de prioridades, la planificación, el seguimiento de las líneas de acción planteadas y la auto-evaluación. * Treinta y cinco años de carrera profesional nacional e internacional que incluyen gestión directa del sector público en cargos de alta responsabilidad, además de investigación, docencia y consultoría a gobiernos e instituciones. Experiencia amplia en gestión de la educación secundaria y de la formación inicial y continua de profesores. Formación universitaria de base en sociología con estudios posteriores en educación y políticas públicas.