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Xitnena Ortúzar Fortín Mapocho Prensa que golea al dIctador chileno Michael Irwin El goleador La .multitud ruge cuando aparecemos pero yo me abstraigo. Estoy registrando las cosas inmediatamente: el cielo está gris sobre el estadio y hay un viento que agita las banderas; la delgada capa de césped se ha secado bien después de la lluvia en la Que e taro madrugada. Núm. 1328. México, D.F. 17 de Septiembre de 1987. El 11 de serpiente y el cancionero popular la cultura en M leo en a culfura ~.~~~LV"V1O<l~.~~tFf'~ ~_ . m re! '.. 0 •• ~ ........ .,.: l':~'¡~'''' .. A ._ .. ~ .. "., . - -... . ,.- . ~ Braceros chinos y racismo" :,.'. _:~ '....... .; ' El movimiento antichino en Sonora (1880-1934) Jorge Gómez Izquierdo ..,... ; . - VICENTE LEÑERO: LOS PASOS DE JORGE (cuarta y última parte) .. . . ~ . LOS PASOS DE JORGE (Ibargüengoitia, Usigli y el teatro) Cuarta y última parte VICENTE LEÑERO Un crítico implacable ntre 1961 y 1964, cuando empezaba a declinar su entusiasmo teatral, luego de diez años de ilusiones sin haber alcanzado jamás un gran éxito en _ escena -como lo había logrado en cambio, y hasta varias veces, sus compañeros Carballido, Magaña, Mendoza, Luisa Josefina... - Jorge Ibargüengoitia se dedicó mensualmente a la crítica teatral en la Revista de la Universidad de México que dirigía Jaime Carcía Terrés. La Revista de la Universidad de México y los suplementos de Fernando Benítez -México en la cultura de Novedades, primero, y La cultura en México de Siempre! después- eran por esas fechas los órganos culturales más fuertes de México: emporios de una élite -de un grupo importante de intelectuales no en balde acusados de mafiosos- que se proponía a sí misma como rectora de la vida intelectual del país. Ibargüengoitia tenía la suerte de estar dentro y gracias a ello, no obstante la ausencia de éxitos tangibles, gozaba del fuero y de la impunidad de todo el grupo; es decir: tenía tribuna propia y la posibilidad de espetar, desde ella, opiniones 'que merecían ser tomadas como dogmas de la inteligencia nacional. La incursión de Ibargüengoitia en el campo de la crítica fue recibida bajo sospecha por los profesionales del teatro con quienes el guanajuatense nunca logró establecer comunicación. Decía: E Tengo facilidad para el diálogo, pero incapacidad para establecerlo con gente de teatro 77. En la revista, heredaba el espacio que habían ocupado Francisco Monterde, Juan Ibáñez, José Luis Ibáñez y Juan Carda Ponce, pero él aparecía con la espada desenvainada: dispuesto a desmitificar valores del teatro mexicano y a introducir la sátira como forma de comentario. Antonio Magaña Esquivel dijo del guanajuatense que era un crítico "chistoso, mordaz, siempre dispuesto a desahogos" 78, mientras sus colegas recibían, mes a mes, una buena andanda de burlas más que de palos. A la muerte de Ibargüengoita, Armando Ponce reunió algunos de los comentarios más hirientes que profirió en esa época el escritor metido a crítico. Vale la pena consignar algunos párrafos: 79 Sobre Federico Schoeder Inclán, por Hoy invita la Güero: Hay personas que piensan que la farsa es 36 una comedia escrita por un tónto: No es verdad. En este caso, por ejemplo, el personaje de Santa-Anna no es una caricatura torpe. No es cierto que Inclán haya querido hacer una comedia que le salió farsa. Quién sabe qué haya querido hacer, pero le salió una farsa muy mala. Lo que no entiendo es por qué el Departamento Central no se da cuenta de que ese Santa-Anna sí es un insulto a la dignidad nacional, porque un país que eligió presidente no sé cuántas veces a un señor así, se merece... pues no sé... se merece una obra como la de Inclán, probablemente 80 • Sobre Luis C. Basurto, por Escandalo de la verdad: "¡Cuánta soledad I ¡Cuánto silencio'" Dice uno de los personajes del Escándalo de la verdad después de tres horas de hablar sin descanso, "todas las palabras maravillosas que no hemos pronunciado... etcétera". TELON FINAL. ¿Será irónico esto? ¿Será Basurto capaz de hacer conscientemente un comentario tan certero de su obra? ¿Habrá estado durante seis o siete años tomándole el pelo a todo México "hablándole en necio"?, ¿o se trata de un caso único de inocencia bien recompensada? 81. Sobre Wilberto Cantón, por Tan cerca del cielo, una obra sobre Carlota y Maximiliano: Este episodio, que desde 1930 ha venido siendo la tentación de los dramaturgos mexicanos, fue tratado de una manera... no definitiva, porque ningún hecho histórico puede tratarse definitivamente, pero sí respetable, Por Rodolfo Usigli en 1943. Dieciocho años después Wilberto Cantón presenta una obra que, siguiendo los pasos de Corona de sombra, no sóJo "no dice nada nuevo" (como hizo notar el comentarista don Armando de Maria y Campos), sino que no dice absolutamente nada 82. Sobre Emilio Caraballido, por su Teseo: Carballido se remontó a la antigüedad clásica para volver a contarnos el mito de Rosalba y los Llaveros. En este caso, Rosalba (Teseo), mata a Lázaro (Minotauro), en vez de conquistarlo y aleccionarlo. Rosalba es el personaje amante del aire puro, que abre las ventanas y arranca las costras de las heridas, sin importarle que haya dos o tres personas que mueran de pulmonía o de dolor; Lázaro es el mal informado que vive prisionero en un laberinto de estupidez familiar. Este paralelo no puede llevarse muy lejos, porque de repente resulta confuso. Por ejemplo, son las hermanas del Minotauro las que hablan como Rosalba, es decir, no como mujeres modernas, sino como alumnas de Filosofía y Letras: "Cuando miraste mi vientre, noté en tus ojos un deseo de sumergirte en él, no como un amante, sino como un niño", o una frase equivalente. Teseo, por su parte, es más homme de monde que Rosalba, pues cuando Ariadna le pregunta si hizo el amor con sus compañeras de viaje, le contesta: "Las poseí a las siete", y le explica por qué lo hizo con razones muy convincentes 83. Sobre Salvador Novo, por su Cuauhtémoc, dice: que el texto está escrito por una persona muy inteligente, muy bien enterada y que no tenía ganas de escribir una obra en esos momentos (... ) Cuando Salvador Novo d!ce que Cuauhtémoc no ha muerto, quiere decir, probablemente, que el indio sigue siendo esclavo, que es precisamente 10 que nunca fue Cuauhtémoc. El tuvo esclavos, y si le hubieran dado tiempo, hubiera sido un déspota como todos sus parientes, pero tuvo la buena suerte de que lo derrotaron joven, de que le quemaron los pies y lo dejaron inútil para cualquier trabajo, y que luego lo colgaron, pasándolo de esta manera a la historia como un héroe impoluto. En cambio, los demás indios, que eran sus esclavos, siguieron siéndolo de los españoles y ahora "de las clases opresoras". Entonces, ¿cuál Cuauhtémoc no ha muerto? 84 • En su repaso mensual, Ibargüengoitia sólo deja a salvo a su maestro Rodolfo Usigli. Seguramente no se reponía aún de la carta de 1957 que le destruyó las Esfinges y las ilusiones, pero conservaba intacto el respeto al preceptor. Cuando en el ambiente teatral salía a relucir el nombre de Usigli, Ibargüengoitia lo citaba para defeaderlo. Así hablaba de El gesticulador, por ejemplo, a raíz de un montaje fallido en el Teatro del Bosque, a principios de 1961: La obra está escrita con un cariño, con un oficio, y con una economía de medios, que ha resistido los años extraordinariamente bien, lo que resulta más meritorio si se tiene en cuenta que fue escrita en una época cuya producción dramática mundial se ha ido a la basura casi en su totalidad, lo que puede comprobarse fácilmente recurriendo a Le XOCHIPOXTLI: Ya en Teloyucan, en Apan y Actopan, en Ixmiquilpan y Hueyapan tocan el teponartle, el xoxotle y el poxtle, la chirimía y el chichucaxtle, como lo ordenaste. CACAMA: Repito: Blanda el guerrero la macana con gana porque yo, Cacama, lo ordeno. (Xochopoxtli escudriña el horizonte.) Petite llustration. Con todo, la actualidad más importante del Gesticulador consiste en ser uno de esos rarísimos casos en que alguien ha dicho en México una verdad política sin bis';tel• • y concluía afirmando, de una vez por todas, que ésa era '1a obra más importante que se ha escrito en México". La invulnerabilidad de Usigli a los sarcasmos de Ibargüengoitia sólo se mantuvo hasta septiembre de 1961. Por aquellas semanas el afamado dramaturgo regresó a México procedente de Líbano -donde continuaba fungiendo como ministro plenipotenciario del gobierno para asistir al estreno de Corona de juego. La obra, según Usigli. era "un primer esquema para una tragedia anti-histórica americana"; trataba sobre Cuauhtémoc y estaba escrita en verso. Dirigida por Ignacio Retes, con escenografía de Julio Prieto y un reparto en el que Antonio Medellin era Cuauhtémoc; José Gálvez, Hemán Cortés; y Héctor Andremar, Bemal Díaz del Castillo. la obra se estrenó el 13 septiembre en el Teatro Independencia -teatro que se estrenaba también- como un enorme acontecimiento teatral. La gran expectación no fue mayor que el sonoro fracaso que sufrió Usigli, quizá el más doloroso de su carrera. Como siempre, el dramaturgo lo trató de atemperar escribiendo luego unas largas Notas a manera de ensayo, sobre el porqué y el cómo de "ese intento de búsqueda o de experimento para tratar de trasponer al teatro mexicano el género trágico en la forma canónica de Grecia". Aclaró, sereno: Si publico las notas es sólo porque en varias críticas que he leído se me acusa -y no siempre entre líneas- de la comisión de un fraude contra el teatro. ¿Qué importa esto ni nada -se dirá- en un momento en el que se tambalea y amenaza desaparecer el mundo que habitamos? Mientras exista, a mí me importa sólo, y por eso lo tomo públicamente, el partido del hombre, el partido de México, el partido del creador, el partido de Cuauhtémoc, el partido del teatro. Y también me importa que mis hijos sepan que su padre podrá ser un dramaturgo fracasado como tantos otros. pero que no es un estafador, ni un improvisado ni un falsificador 86. Al ataque masivo de críticas que recibió Usigli por Corona de fuego se sumó Ibargüengoitia. Pero las impugnaciones del discípulo no fueron motivadas por la vulnerabilidad de la obra sino más bien por la actitud que había mostrado Usigli a su llegada a México al ser entrevistado por Elena Poniatowska. En un doble texto aparecido en México en la cultura el 17 de noviembre de 1961, Ibargüengoitia documentó lo que sería su rompimiento definitivo con Rodollo Usigli: SUBLIME ALARIDO DEL EX ALUMNO HERIDO Después de tomar clase de Teoría y Composión Dramáticas con Usigli durante tres años, de ser dizque su discípulo dilecto, y lo que es peor, de mencionarlo diecisiete veces en mi charla de la Casa del Lago, abro el México en la Cultura del domingo y me encuentro con el siguiente párrafo: "LA ENTREVISTADORA: ¿Y los autores mexicanos, maestro? "USIGLI: Me sigue pareciendo Luisa Josefina Hemández la más seriamente entregada. Hay otro muchacho, Raúl Moncada, en provincia, que trabaja con un Cuauhtémoco De los demás no puedo hablar porque no los conozco. De Carballido no he visto nada nuevo. Leí lo de Sánchez Mayans, "Las alas del pez". y me parece un muchacho que tiene muchas posibilidades" . ¿Por qué no me menciona a mí? Yo también quiero estar en la constelación. Quiero ser santo y estar en el calendario. No es posible que se le haya olvidado que existo. porque el otro día estuvimos tomando copas en el Bamer. Es verdad que no estoy tan seriamente entregado como Luisa Josefina, ni tengo tailtas posibilidades como Sánchez Maya..'lS, pero si habl~ de Moncada porque está trabajando en un Cuauhtémoc. yo tengo derecho a que hable de mí porque estoy trabajando en una obra que voy a tener el gusto de insertar a continuación para que conste que se me ha hecho una injusticia. Se intitula: NO TE ACHlCOPALES CACAMA Tragedia del Anáhuac en verso libre, por Jorge Ibargüengoitia. Personajes: Cacama, Xochipoxtli, Cortés, Marina, Bernal Díaz del C~o. CACAMA: Suene el teponaxtle, el xoxotle. y el poxtle, la chirimía y el chichicaxtle; blanda el guerrero la macana con gana, porque yo, Cacama, lo ordeno. XOCHIPOXTLI: Ya vienen los tlaxcaltecas, los cholultecas y huehuetocas los chichimecas de Chi~híndaro. famosos por sus dulces aguas. y los de Zacatlán de las Manzanas preñadas; y vienen también los mecos y los texcocanos porque al fin y al caho todos son buenos mexicanos. CACAMA: Repito: Blanda el guerrero la macana con gana por que yo, Cacama lo ordeno (Entran cuarenta guerreros en escena, con sus familias.) XOCHIPOXTLI (levantando los ojos al cielo): Huichilopoxtli, en esta noche de Teteme coc, danos la fuerza de Huizachaztle. la rapidez del pachixtle, y el valor del huaxtle, para vencer al capitán Malinche. (Entran los españoles con caballería y artillería. Derrotan a los indíos y hacen prisioneros a Cacama y a Xochipoxtli. Entran Cortés, Marina y Bernal Díaz del Castillo.) BERNAL DIAZ: Bajo los soportales de esta plaza ha tres siglos hubiera paseado con la altivez bizarra de mi raza y mis fanfarronerías de soldado. CORTES: Soy Cortés, pero valiente. MARINA (aparte): En mi sexo re funden dos mundos. . CACAMA: Tu prisionero soy, Malinche, Aztlán está a tus pies, mátame de una vez CORTES (a sus soldados).: Mátenlo de una vez. (Los soldados se disponen a obedecer. Bernal Díaz IQS detiene con un ademán.) BERNAL DIAZ (a Cacama): Joven venturoso no mueras rencoroso, sino gozoso, porque escribiré una crónica y te mencionaré en ella favorablemente. CACAMA: Gracias, Tonathiú. MARINA (aparte): Me siento embarazada, creo que daré a luz al México del futuro. CORTES (a sus soldados indicando a Cacama): Cuélguenlo. (Los soldados obedecen.) CACAMA: ¡México, creo en ti! (1) (Muere.) (1) Si la pieza la montan en el Seguro Social. se puede agregar: "Yen tus escenógrafos" . J1 XOCHIPOXTLI: Llore el ahuehuete, el guaje, el cazahuate y el zapote el dulce fruto. Vomiten el Popocatepetl y El Citlatepetl de blanca nieve. Todo está perdido para Aztlán. BERNAL DIAZ: Les daremos una lengua sonora para comunicarse con Guatemala a toda hora. y por mi crónica, todo el mundo sabrá quién es Don Hernando de Cortés. (El cielo se torna violeta. Cortés se estremece. Marina da a luz. Los indios, bajo la dirección de Xochipoxtli danzan alrededor del recién nacido, mientras cae lento el... TELON). ¿Verdad que es una injusticia que Usigli no haya hablado de mí en su entrevista con Elena Poniatowska? 87. A raíz de la muerte de Usigli en 1979, dieciocho años después de escritos estos textos en los que resentimiento y burla integran la diatriba, IbargUengoitia recordó el episodio y concluyó con estas frases su epitafio al maestro y a la relación: Nada de lo que he escrito ha sido tan venenoso ni nada ha tenido tanto éxito. Pasó el tiempo. Volví a encontrar a Usigli en la Embajada de México en Buenos Aires, en 1974. Nos saludamos afectuosamente pero era evidente que ya no teníamos de qué hablar. Ahora él está muerto y yo estoy tratando de recordarlo 88 • Ultimo acto Una vez asesinado el padre literario, Ibargiiengoitia ya no tuvo freno que le impidiera arrojar a diestra y siniestra el ácido de su crítica. Ni siquiera se detuvo ante Alfonso Reyes, quien para la élite comandada por Benítez y García Terrés era poco menos que el dios de la intelectualidad mexicana. Pues hasta de Alfonso Reyes se atrevió a reir Ibarguengoitia en junio de 1964, en ocasión de un ~pectáculo preparado por Juan José Gurrola en la Casa del Lago sobre dos textos del ensayista regiomontano. La crítica llevaba como título El Landrú degeneradón de AIJonso Reyes 89 y representó un duchazo helado para quienes no sólo incensaban de continuo al Reyes muerto apenas cinco años antes, sino que consideraban la Casa 38 . del Lago como un templo y a Juan José Gurrola como su sumo sacerdote. Frente al entusiasmo y a las fanfarrias que desencadenó Landrú, IbargUengoitia arrojó su nota discordante: El espectáculo de la Casa del Lago está formado por dos obras: La mano del ro~::zr.· dante Aranda y Landrú. La primera es una obra extraordinaria, que podría llamarse Cómo matar de tedio en ocho páginas, escrita por un señor (Alfonso Reyes) que no tenía nada qué decir y que estaba empeñado en escribir ocho páginas. Al final del cuento, el protagonista, que es la mano del comandante Aranda, descubre que después de todo, la mano ha sido pretexto literario infinidad de veces y decide suicidarse, que fue lo que debieron hacer las ocho cuartillas de Alfonso Reyes, desgraciadamente no lo hicieron y se las tiene uno que soplar para fin de ver Landrú, dichas lo mejor posible por Claudio Obregón y Marta Verduzco, que tratan de hacer parecer ingenioso un texto que es de una estupidez y una densidad verdaderamente lamentables. El público de la Casa del Lago se ríe cuando se lo mandan, que es cada vez que la mano hace un signo procaz. Esto es más lamentable todavía que la obra, porque ocho cuartillas malas cualquiera las escribe, pero que el público no tenga alientos para protestar ante un fraude, es signo nefasto del tiempo y de la sociedad en que vivimos. 89 La crítica causó escándalo desde antes de su publicación. Para el director García Terrés, leer que un texto de Alfonso Reyes era calificau" .:" "una estupidez y una densidad verdaderamente lamentables" resultaba un agravio tanto más sorpresivo e insoportable cuanto que provenía de un miembro de la misma pléyade que supuestamente veneraba a Reyes por unanimidad. Imposible censurar la crítica, pero imposible publicarla intacta, sin contradicción alguna. No se sabe si a Jaime García Terrés se le ocurrió llamar a Carlos Monsiváis, o si fue el propio Monsiváis quien espontáneamente escribió y llevó a la Revista de la Universidad de México un artículo para defender a Alfonso Reyes y regañar a Ibargiiengoitia. Sea cual haya sido el origen, el caso fue que en el mismo número en que apareció, como todos los meses, la crítica teatral de IbargOengoitia, se incluyó el texto de Monsiváis titulado Landrú o crítica de la crítica humorística o cómo iniciar una polémica sin previo aviso 90. Pese a sus años y a su naciente fama de cronista festivo, Monsiváis empezó su artículo con solemnidad de académico: A propósito de un gran experimento de la Casa del Lago: Landrú -dirección de Juan José Gurrola y música de Rafael Elízondo-, Jorge IbargOengoitia intenta demoler la validez literaria de dos textos de Alfonso Reyes. Y a propósito de Jorge IbargUengoitia, intentaré, a la vez que señalo mi radical discrepancia con sus opiniones, atisbar algunos de los escollos más evidentes de la crítica en México. Según Monsiváis, su largo artículo trataba de promover no la defensa de quien ("primer hombre de letras en Hispanoamérica") por sí solo establece su categoría, sino el recuento de los daños que nos causa la crítica o reseña impresionista. Porque es muy peligroso que lo pintoresco haga las veces del razonamiento y que se pueda, en nombre del sentido del humor, legalizar la arbitrariedad. Desde luego, fundándose en impresiones -muy eficaces algunas-, en honestidad implacable y en chistes de la mejor ley, se pueden obtener notas convincentes y divertidas. Pero estaremos frente a una nueva exaltación del sofisma. Se parte de un chantaje cultural: "el ingenio es elogiable", y se concluye: "luego, el ingenio es verdadero". Y de allí a convertir cada artículo en picota, linchamiento o perdón, sólo hay un paso. En tono siempre inquisidor, Monsiváis remataba: Creo que JI, al atender a la obra de Reyes y juzgarla como el relato sobre "un señor mediocre y vagamente degeneradón", cayó en la trampa de su facilidad humorística: es muy gracioso, pero apartado de un análisis coherente (... ) Con chistes se puede alejar al lector del desarrollo .lógico de un punto de vista (... ) y si se relee La mano del comllndante Aranda uno puede, en este desafío de criterio, decir que Ibargiiengoitia sencillamente no entendió el texto. Porque es difícil resumir las aventuras de una mano -como tema y como símbolo contemporáneoscon la riqueza idiomática, la maestría, la erudición sonriente, el humor puro, la cultura afable de don Alfonso. o hay ni por asomo, "estupidez y densidad". Y aquí ni siquiera solicito credulidad para mis afirmaciones. IbargUengoitia no cayó en la provocación. Lastimado al leerse refutado en su propia publicación yen la propia materia de su especialidad, respondió al mes siguiente renunciando a la crítica de teatro que había escrito durante más de tr años en la Revista de la Universidad. Su última nota e llamó Oración fúnebre en honor de Jorge [bargiJengoítia. Empezaba así: 91 Escribo este artículo no más para que no digan que me retiré de la crítica porque Monsiváis me puso como Dios al perico (ver el número de junio de esta revista) o porque me corrieron de aquí por mal crítico. No me voy ni arrepentido, ni cesante, ni, mucho menos, a leer las obras completas de Alfonso Reyes. Me voy porque ya me cansé de tener que ir al teatro (actividad que he llegado a detestar), escribir articulos de seis páginas y entregarlos el día veinte de cada mes. Los artículos que escribí, buenos o malos, son los únicos que puedo escribir. Si son ingeniosos (ver Monsiváis, loc. cit.) es porque tengo ingenio, si son arbitrarios es porque soy arbitrario, y si son humorísticos es porque así veo las cosas, que esto no es virtud ni defecto, sino peculiaridad. Ni modo. Quien creyó que todo lo que dije fue en serio, es un cándido, y quien creyó que todo fue en broma es un imbécil. Antes de hacer- algún comentario a lo que dijo Monsiváis, quiero advertirle al mismo que no habrá la polémica que creyó iniciar "sin previo aviso", porque si él quiere que la crítica se haga "(partiendo) ... de un respeto elemental hacia lo que se juzga, para concluir por un proceso orgánico en la pérdida o en el enriquecimiento de ese respeton, que 10 haga él, porque para mí, el respeto mismo debe tener una base orgánica y en general puedo decir que respeto mucho más al teatro que a las obras que se montan en él y, en particular, que respeto mucho más a LandfÚ que a Alfonso Reyes. Y luego de dos o tres cuartillas más sobre el derecho a ejercer la critica como mejor le parezca a cada crítico, Ibargüengoitia remataba: El caso es que decir que Alfonso Reyes escribió dos obras malas (una de las cuales, por cierto, él no se atrevió a publicar) sigue siendo aquí un pecado tan grande "corno si" alguien dijera, hace cincuenta años, que Angela Peralta cantaba muy feo, o hace veinticinco que Francisco Sarabia era un mal piloto. Así que: ¡Viva Méxicol ¡Gloria a los héroes que nos dieron libertadl EfectivlllIlente, Ibargüengoitia se retiró para siempre de la crítica teatral y del teatro. Después de El atentado no volvió a escribir una obra y toda su energía, toda la chispa de su cáustico humorismo aprendido en el camino de los frentazos, las orientó a la narrativa. Empezó en 1964 con Los relámpagos de agosto, y entre esa fecha y 1983 había publicado ocho libros: uno de cuentos (La ley de Herodes, 1967), otro de artículos recopilados (Via;es por la América ignota, 1972) y los demás, novelas: Los relámpagos de agosto (premio Casa de las Américas 1964), Maten al león (1967), Estas ruinas que ves (Premio Novela México 1974), Las muertos (1977), Dos crímenes (1979) y Los pasos de López (1981) 92. El salto del teatro a la narrativa desde que escribió Los relámpagos de agosto fue enormemente fortuito para Jorge Ibargiiengoitia. El mismo lo dijo: El éxito de Los relámpagos ha sido más prolongado que estruendoso. No me permitió ganar dinerales pero cambió mi vida, porque me hizo comprender que el medio de camunicación adecuado para un hombre insociable como yo es la prosa narrati"::l: ~o tiene uno que convencer a actores ni a empresarios, se llega directo al lector, sin intermediarios, en silencio, por medio de hojas escritas que el otro lee cuando quiere, caroo quiere, de un tirÓD o en ratitos y si no quiere no las lee, sin ofender a nadie -en el comercio de libros no hay nada compaTable a los ronquidos en la noche de estreno 93. En 1979, al echar la vista hacia atrás sobre el dramaturgo que había querido ser en aquel tiempo, cuando ingresó en la dase de Teoría y Composición Dramática de Rodolfo Usigli, Ibargiiengoitia trazó el siguiente dIbujo de sí mismo: En el rostro del autor se notan las huellas del tiempo: ha .engQr<iado, ha encanecido, tiene papada, pero vive feliz. NQ tiene deudas ni se siente olvidado ni es desconocido y, sobre todo, no es dramaturgo. Hace diecisiete años descubrió que aunque puede escribir obras de teatro con relativa facilidad, su carácter no se presta para tratar con gente de teatro: ni entiende lo que ellos dicen ni ellos entienden lo que él les quiere decir. Por eso dejó el teatro por la novela y no se ha arrepentido ni un instante de haber hecho el cambio 94. Cuando Jorge Ibargüengoitia murió, el 27 de noviembre de 1983 en un accidente aéreo en el aeropuerto de Barajas, vivía en Europa felizmente casado con Joy Laville y estaba escribiendo una novela: Los amigos. (77) Jorge lbargüengoitia dice de sí mismo. Op. Cit. (78) Antonio Magaña Esquivel: Medio siglo de teatro mexicano. Opus. cit. Pág. 151. (79) Sobre la reoopilación de citas, ver: Armando Pon- (80) (81) (82) (83) (84) (&5) (86) (87) (88) (89) (90) (91) (92) (93) (94) ce: Ibargüerlgoitia: un crltiaJ teatral exigente, mordaz, implacable, en Proceso No. 370, 5 de diciembre de 1983. Págs. 50 Y 51. Jorge Ibargilengoitia: Teatro. Todos somos cándidos, en Revista de la Universidad de México. V~ lumen XVII. No. 4. Diciembre de 1962. Pág. 28. Jorge Ibargilengoitia: Teatro. Miércoles de ceniza, ¿jueves de qué? Opus cit. Pág. 27. Jorge Ibargiiengoitia: Teatro. Otra vez Max, en Revista de la Universidad de México. Volumen XV. No. 12. Agosto de 1961. Pág. 27. Jorge Ibargiiengoitia: Teatro. Todos somos cándidos. Opus cit. Págs, 28 Y 29. Ibid. Pág. 29. Jorge Ibargiiengoitia: Teatro: El gesticfdador de Rodolfo Usigli en el Teatro del Bosque. Revista de la Universidad de México, Volumen XV. No. 7. Marzo de 1961. Pág. 26.- Es evidente que Ibargilengoitia exagera sobre la dramaturgia universal que se fue "a la basura". En los años en que Usigli escribió El gesticulador, Jean Anouilh escribió El viajero sin equipaje (1936); Pirandello: Los gigantes de la montaña (1936); Brecht: Los fusiles de la Madre Carrar (1937) y Miedo y miserias del tercer Reich (1938); Bulgákov: Moliere (1936); Paul Claudel: El libro de CrisMbal Colón (1935); T.S. Eliot: Asesinato en la catedral (1935); Carda Larca: La casa de Bernarda Alba (1936); Giradoux: E.lectra (1937); Clifford Odets: GulJen Boy (1938), etc. Rodolfo Usigli: Notas a Corona de fuego, en Prólogos, epílogos y otros textos en Teatro Completo de Rodolfo Usigli. Tomo 111. Letras Mexicanas. Fondo de Cultura Económica, 1979. Pág. 792. Jorge Ibargtiengoitia: Sublime alarido de e:r.alumno herido y No te achicopales CacamQ en Méxko en la cullura '<le NooedaiJes. 17 de~bre de 1961. Jorge lbargilengoitia: Recuerdo de Rodolfo Ungli. Opus cit. Pág. 35. Jorge lbargüengoitia: E1LAndrú degeneración de Alfonso Reyes en Revista de la Universidad de M~ %ÍCO. Volumen XVIII. No. 10. Junio de 1964. Pá~. 26 Y 9:1. Carlos Monsiváis: Landrú o la critica de la crítica Itu~ o cómo úUciar UftCJ poléJrúoa tin previo aviso, en Revista de la UnWersidad de México. VolumenXVnI. No. 10. Junio de 1964. Pá~. 28y 29. Jorge IbargBengoitia: Teatro. Oraciónjúnebreen honor de Jorge Ibargüerlgoitia. Revista de la Universidad de México. Volumen XVIII. No. 11. Julio de 1964. Pág. 29. Todos estos libros de Ibargilengoitia han sido publicados por la editorial Joaquín Mortiz, a eKcepción de la primera edición de Estas ruinas que ves, aparecida en Novara, y de Los pasos de López, aparecida en Océano. Jorge Ibargi.iengoltia dice de sí mismo. Opus cit. J':'fge Ibargüengoitia: Dos aventuras de la dramaturgia subvencionada. Opus cit. Pág. 34. Fotos. Archivo LA cultura en México en la cultura y Juan Miranda. Archivo Proceso. ' 39 .Fortín Mapoch Prensa que golea al dictador chileno Ximena Ortúzar L legítimo derecho a ascender a la primera división. En efecto, en 1947 -cuando la democracia tradicional chilena era considerada tan inherente al ser nacional como el paisaje mismo y la libertad de prensa tan indiscutible como la Cordillera de Los Andes el Fortín Mapocho Futbol Club, impedido con mano mora de convertirse en equipo de la liga, decidió abrir una publicación con el fin preciso de denunciar esa irregularidad. Los ordenamientos legales de aquel tiempo exigían solamente como requisitos para el lanzamiento de un órgano informativo que su nombre fuera registrado en la Biblioteca Naciollal, especificando además el nombre del propietario, el del director, el tipo de contenido y la periodicidad de la publicación. Fortín Mapocho quedó rejos nunca serán tan altps que cierren t:l poso a los ideos y a la verdad, OS en(atizó un preso político en' la cárcel pública de Santiago de Chile, donde conversamos hace algunas semanas. Con esa afirmación respondía a la extrañeza que nos causó el grado de información con que contaba acerca de hechos políticos muy recientes -y muy celosamente ocultados por el régimen militar- y, sobre todo, lo acertado de su apreciación al respecto. En el quiosco de la esquina más próxima a ese penal, díarios y revistas de oposición a la dictadura, agitados por el viento invernal, semejaban banderas de libertad. Para un extraño, tal profusión de opiniones disidentes, impresas y expuestas a la luz del día, podría hacer pensar en una permisividad por parte de la dictadura o en una suerte de apertura a la libertad de expresión inicialfJ:lente conculcada, como todas las libertades. Cualquier chileno, y en es-pecial todo periodista, sabe que tales espacios se ganaron a punta de audacia, decisión, ingenio y valentía. Porque la mañana misma del golpe de Estado contra el gobierno constitucional de Salvador Allende eran clausurados radios, revistas y diarios; la televisión quedaba bajo tutela militar; comenzaba la gigantesca pira donde fueron reducidos a humo millares de libros sin más juicio que el del militar a cargo del allanamiento. La "legalidad" impuesta determinó que toda publicación nueva debería contar con autorización gubernamental para su circulación: tal autorización fue sistemáticamente denegada a toda solicitud referida a publicaciones informativas ajenas al pensamiento uniformado. La avidez por saber encontró las primeras y limitadas respuestas en la prensa clandestina, constituida principalmente por boletines de diversos partidos políticos, con un denominador común: la denuncia. En 1976, la Democracia Cristiana -entonces oposición tolerada al régimen militar luego de haberlo apoyado- obtuvo permiso para abrir el semanario Hoy. .Ese mismo año fue re40 . ....... ~\\4 ···:;···i·;¡;·()~r ......... {'\l ",,:1'"l' ~ S II{l.l""{~'\\~11:1'r•••••• (l.~..... ~ Sl -....: . .1),: ... ............. ~I gistrada la Agencia Publicitaria y de~ segulTla pendiente en Chile, como registrado como "diario, de circulación nacional". Treinta y siete años Servicios Informativos. APSI, cuya tantos otros. después se com¡ertiría en ...el huevo función principal y no declarada fue emitir un boletín informativo para de Colón. ...y en eso llegó el Fortín A fines de 1983 ese diario -que suscriptores. Posteriormente se constinunca había llegado a serlo, porque tuyó en revista quincenal -con el La prensa chilena tenía, a fines de mismo nombre: APSI- y apareció en 1983, solamente diarios oficiales u ofi- sólo circuló como periódico mensual quioscos con información interna- ciosos: El Mercurio, La Nación, Las primero y como bimensual despuéscional. corría el peligro de desaparecer. Ultimas Noticias, La Segunda, La Abandonada por estéril la lucha del Ya en 1983 APSI incluyó informaTercera. Las revistas opositoras, si club de futbol, que desapareció como ción nacional, lo cual le ha valido su- bien cumplieron y aún cumplen un los directivos del periódico decital, cesivos juicios y clausuras, pero ha papel de primera línea en materia de dieron transformarlo en el órgano inpersistido como publicación periódica, información alternativa, no llenaban . temo de la Vega Central-algo como actualmente semanal. el vacío de un diario. Su precio, adeLa Merced de México- y así subsistió En 1979 comienza a publ~carse la más, las hacía y las hace prohibitivas por más de tres decenios. revista Análisis, que pese a contar con para los sectores populares y marLa clausura masiva de órganos peregistro legal ha sido permanentemen- ginales del país que cuenta con índices riodísticos posterior al cuartelazo no de desempleo y subempleo de más de te acosada por funcionarios del Minisincluyó al Fortín; su propietario y adterio del Interior a cargo de la prensa 30 por ciento déla población económiministrador de toda la vida, don Hercamente activa. nacional. Dado que la dictadura no autoriza- nán Pinto Uribe -un viejo militante Por último -al calor de las protes- ría jamás la apertura de un diario comunista- decidió sal~r1e la vida y buscó en qué manos depositarlo. Decitas que iniciaron en Chile la moviliza- nuevo y opositor, había que reabrir alción social antipinochetista- nace en guno antiguo y por tanto autorizado, dió que el destino último del Fortín 1983 la revista Cauce que, como las de aquellos que no fueron clausurados debía ser el de ese diario de combate dos anteriores, asume una clara posi- tras el golpe. Algo así como "el huevo que Chile necesitaba. Y lo logró. ción opositora al régimen. Un ex senador democristiano -Jorde Colón" Esta sublime locura seria Pero faltaba un diario de combate y posible gracias a que años antes un ge Lavandero, que fue tan opositor a todo hacía pensar que ese anhelo club de futbol fue estafado en su Allende como desp~ antipinochetis- no al propio Ejército. A punto de publicar las escrituras probatorias de todo lo anterior, Jorge Lavandero fue víctima de un alevoso atentado perpetrado por doce individuos de civil cargados de aparatos de transmisión en sus vehículos sin placas, de armas semiautomáticas y de garrotes. ta- compró la marca. Lo único que necesitaba para echar a andar el Fortín era notificar a las autoridades competentes el cambio de propietario y el nombre del director responsable. Y conformar un equipo de periodistas audaces, decididos, ingeniosos y gene'rosos -porque al comienzo habría que trabajar gratis- que le dieran forma a lo que en esos días se nombraba con la clave de "El sueño de una noche de verano". Lanzarlo a la calle no fue fácil: no había fondos, ni oficina, ni máquinas de escribir. En vísperas de aparecer con el primer número semanal (habría que postergar las ansias de ser diario), agentes de seguridad del régimen apresaron a dos de los periodistas "fortineros" que preparaban el reportaje central: "Las casas de los miembros de la Junta Militar". Su encarcelamiento fue entonces el reportaje central. El6 de marzo de 1984, en la mañana, los transeúntes de Santiago se arrebataban en los quioscos, en las esquinas, en las salidas del metro, el número uno de la segunda época del Fortín Mapocho, que en un maje superior a los 50 mil ejemplares se agotó en un par de horas. Se marcaba un hito en la lucha por la democracia: el Fortín hacía un gol de media cancha a la dictadura de Pinochet. La segunda edición del número uno, puesta en circulación esa misma tarde, fue requisada por órdenes de la dictadura. Y ese mismo día la dictadura giró instrucciones para que el Fortín fuera clausul"ado y sus directivos sometidos a juicio. La acusación: "Abrir una publicación periodística nueva sin solicitar el permiso correspondiente-. El alegato, ante la Corte de Apelaciones, corrió por parte de los abogados del Ministerio del Interior y los del Fortín, Estos últimos se abocaron a demostrar que no había delito alguno que perseguir toda vez que "el Fortín no es una publicación nueva y por 10 tanto no necesita permiso para circular. Tampoco ha sido abierta recientemente, sino que, con otros dueños, otro contenido, otro maje y otra periodicidad, ha continuado su ya antigua existencia." El fallo de la Corte fue contundente: por tres votos a cero se reconoció la legalidad del Fortín. El número dos apareció con toda puntualidad en la fecha prevista y, también con toda puntualidad. el Ministerio del Interior lo clausuró, elevando esta vez una demanda por ilegalidad del periódico ante la Corte Suprema de Justicia. Allí el fallo fue taxativo: por cinco votos a cero se ratificó la existencia legal del La pérdida de un oído, daño cerebral y el pronóstico de epilepsia -además del robo de los documentos de El Melocotón- fue el resultado de esa "advertencia" que no impidió que la verdad fuera dicha de cara a la nación, en el Fortín. Pese a que la dictadura decretó estado de excepción -que conculca las ya escasas garantías constitucionales- y que en dicho estado es obligatorio someter todo material periodístico a censura previa del Ministerio del Interior, los fortineros deliberaron y decidieron que era imprescindible arriesgarse y elaborar un número extra que dijera en su por- ¡ANiMO .t QlJE. NO t-fAV MAL- QJI: 1)~ cieN AÑOS wi ~ lt.ElII05 Q06. LOAcru~ Fortín Mapocho. El titular del siguiente número fue: tada: LOS DOCUMENTOS DE LA- VANDERO. Y presentarlos al Ministerio. y ahora por goleada. El público, que desde el primer número recibió al Fortín como "su periódico", conformó el mejor equipo de ca- zadores de noticias. Hasta la redacción negaban denuncias, documentos, datos que permitieran contar todo aquello que la prensa oficialista ocultaba. Uno de esos aportes se tradujo en la denuncia más temeraria hecha hasta entonces dentro de Chile y contra Pinochet: la compra fraudulenta de la casa del tirano en El Melocotón -zona precordillerana donde hace justamente un año, miembros del Frente patriótico Manuel Rodríguez realizaron un fallido intento de ajustiCiarlo. 1 El dato entregado por un colaborador fue punto de partida para que el equipo Fortín indagara y recopilara las pruebas de que el "capitán general" había accedido a esa propiedad engañando no sólo a la nación, si- Cinco dias después el legajo -con nuevas copias de esos doclUllentosfue regresado sin censuras. ¿Cómo aplicar "censura de prensa~ a escrituras públicas que no son material periodístico? Los 118 mil ejemplares editados de ese "extra" se agotaron el mismo día de su aparición. en diversos puntos de Chile. Y el prestigio del Fortín creció en proporción inversamente proporcional al de Pinochet. El escándalo de la compra fraudulenta de El Melocotón fue reproducido en varios países del mundo. ReBejo unitario de la oposición chilena, con un lenguaje directo y dando prioridad a los temas de interés de las mayorías populares, el Fortín se ganó un espacio preferente, negando a convertirse en la publicación periodística de mayor venta en Chile. A la denuncia y la propuesta movilizadora unió desde el comienzo el humor, en la convicción de que ser serios no implica ser graves. Por ejemplo, el dia 30 octubre de 1984 se realizó con éxito el primer paro nacional de actividades convocado por el Comando Nacional de Trabajadores; mientras la dictadura prohibía al amparo del estado de excepción la utilización de palabras tales como "paro, huelga, protesta, represión, movilización social, tortura", etcétera, el Fortín lanzó una edición extra con el titular a ocho rolumnas de ¡TEMBLO EL 301 incluyendo en una nota de tres párrafos -en un número íntegramente dedieado al paro nacional- la información de un temblor de tierra de dos grados ocurrido ese mismo día. y más tarde, para convocar a dos días de protesta nacional que se realizarían en días 28 y 29, el Fortín tituló a ocho columnas: "Confirmado: El 28 y 29 CAEN.... martes y miércoles, respectivamente". La implantación, del estado de sitio -por enésima vez- impidió la protesta y, de paso la circulación de todas las publicaciones periodísticas. Otro aporte del Fortín en su afán de agregarle una sonrisa a la lucha por la democracia ha sido la creación de La Margarita: una niña pequeña que aparece ert la portada con un pensamiento que puede ser por ejemplo: "No hay peor sordo que el que no quiere irse...", o "¿Por qué tenemos que llegar gradualmente a la democracia si llegamos de golpe a la dictadura?", o "Estamos en un país militarizado, deberíamos estar en un país civilizado". Las constantes clausuras y censuras, el encarcelamiento de directivos y periodistas, el amedrentamiento yel sabotaje dan la exacta dimensión de la importancia que el régimen de Pinochet reconoce a la prensa opositora que, lejos de entregarse, crece en fuerza y en número de publicaciones: en enero de este año apareció el diario democristiano La Epoca y también en enero el Fortín se convirtió en diario, manteniendo su lugar de vanguardia en la preferencia de los lectores. De esa preferencia recordamos una anécdota profundamente ilustrativa: en 1985, durante los funerales de un obrero secuestrado y asesinado por los militares, periodistas del Fortín necesitaban abrirse paso entre el rortejo de miles de personas. Solicitaron tal permiso a uno de los activistas que dirigía el coro que gritaba consignas antipinochetistas. Al decirle: "Compañero, ábranos paso, somos de la prensa", preguntó: "¿De cuál?", y respondieron: "De la buena, pues..... De inmediato, con su altavoz, detuvo a centenares de los miles de participantes en el cortejo, diciendo: "Paso a la verdad, .aquí viene el Fortín Mapocho". Decenas de manos estrecbaron las de los periodistas, algunas flores fueron arrojadas a su paso y hubo quienes dijeron: "Gracias, compañeros, por d~os ~?Z a nosotros, que no la temamos ... El preso político tenía, también en esto, toda la razón: las rejas no son tan altas, las ideas viven" circulan. La verdad también. . 41 einticinco años de canto popular -los últimos 14 en dictadura militar- y un comienzo difícil, lleno de rechazos y amenazas, han dejado una huella profunda en Quelentaro cuya palabra, a su vez, cala profundo en el público, chileno. Fueron inicialmente -a mediados de los años sesenta- un dúo: los hermanos Eduardo y Gastón Guzmán; exiliado el primero en Canadá, Gastón continúa la labor de a dos que se realiza en común a pesar de la distancia -"mi hermano me envía una letra y yo la envuelvo de música"- , y así se presenta ante el público, anunciando "Eduardo y Gastón Guzmán: Quelentaro". Gastón Guzmán no habla con la prensa. Nunca. Excepcionalmente nos recibe en Santiago de Chile. Y conversamos. -¿Qué significa Quelentaro? -Para mí, "toda la tierra cantando". En su significado estricto es algo así como la cola del aguilucho. Pero fue también el nombre de un cacique araucano y el nombre de un estero mezquino y pestilente de nuestro pueblo natal (Angol, provincia de Malleco, en el sur de Chile). -¿Por qué eligieron ese nombre, por el cacique o por el estero? -Por el estero. Porque en aquellos años de los comienzos, Eduardo y yo éramos pestilentes y también mezquinos, es decir, nuestro caudal de canto era tan escaso como el caudal de ese esterito en la veranada. Pero en invierno eSe caudal era horriblemente ancho y Quelentaro tiene también el invierno de su canto, que es muy ancho. -¿Y por qué pestilentes? -Por que lo "normal" en esos tiempos era cantar canciones tradicionales. como tarjetas postales, que no conducen a nada. Canciones con conceptos errados que equivocan los destinos de un pueblo. Y otras, consi· deradas "comprometidas", que tienen mensajes contrarrevolucionarios. ese que dice: "cuándo querrá os del cielo que la tortilla se vuelva. que los pobres coman pan y los ricos mierda. mierda". En un orden revolucionario todo el mundo debe tener pan y nadie, pero nadie, debería comer mierda. -¿Qué cantaba Quelentaro en esos tiempos? -Verdades. Le pusimos a nuestra guitarra todas las verdades que teníamos y las hemos dicho de cara al pueblo. -Las cantaron... -No, las dijimos. Porque en esos comienzos, cuando frecuentábamos peñas folclóricas y centros nocturnos, Eduardo y yo comprendimos muy claramente que no teníamos voz para cantar y buscamos un medio para expresar nuestras verdades. Yel más directo era la palabra. Todo lo decíamos hablando, por falta de V voz. Una de sus últimas canciones, el "Aquiebracanto", habla precisamente de eso, de un "un hombre sin garganta para el canto, que se abri6 paso 'aquiebracanto' limpio", del cual "hay muchos que juran que así canta; el hombre canta hablando y con fondo de guitarra". 42 Quelentaro E 11 de serpiente y el • canCIonero popular Ximena Ortúzar -¿Y por esas verdades fueron rechazados? -y amenazados. Porque en esos tiempos y en esos lugares que frecuentábamos había que ser "machos" y defender el honor a navaja y hombría. Yasí también se defendía el canto a guitarrazo limpio. No sólo se trataba de crear y cantar una canción, sino de defenderla. -Lo lograron: se hicieron cantores populares... -Nos hicimos obreros del canto, o artesanos del grito, con un canto terriblemente descarnado que no obedecía a ninguna circunstancia política, a ninguna coyuntura, sino que nacía desde más allá de adentro. -¿El cambio en el país, camhió a los cantores populares y a Quelentaro? -El país no cambi6, porque país es el territorio. Cambió la patria a partir del once de serpientes del 73. Ese cambio en el entorno impidió que los cantores populares fueran hoy más evolucionados cultural y poéticamente. Este nuevo entorno, esta patria cambiada nos lim6, nos limitó, nos capó. Por eso muchos cantores optaron por la metáfora para seguir diciendo. • -¿Quelentaro también? . -Quelentaro sigui6 usando la palabra directa, desnuda y descarnada. Primero, luego del once de serpierde, le pusimos un crespón negro a la guitarra. Y así aparecíamos en público. -¿Cuál fue la primera canción que compusieron después del golpe? -"Se me asoma tu nombre". Es una canci6n de amor. Y le quitamos el luto a la guitarra. Fue tomar de nuevo el hilo de la madeja de la vida, reco~uirnos y empezar otra vez a florecer. -Lo cual, en las circunstancias de la patria chilena, era todo un acto de rebeldía. ¿Qué vino después? -Después vino la primera canci6n de contenido social: un reconocimiento al maestro primario. Más tarde, en el plano de la denuncia, hicimos "Coplas al viento" y así, hasta llegar a "El cesante", donde relato que cuando era niño, me amenazaban -si no me portaba bien- con llamar al "cesante, que se comía a los niños". Y digo que ahora el cesante soy yo, que me como a los chicos y que veo a mis propios hijos faltos de pan y a mi compañera sin canciones al lavar la ropa. -¿Han permitido esas canciones en este régimen? -Las han dejado ser... relativamente. Porque ninguna estación de radio las difunde y tampoco tenemos ni siquiera la sombra de un espacio en la televisión chilena. Sin embargo, los discos de·Quelentaro se venden, se agotan. El propio sello grabador ha debido reconocerlo entregándoles el Disco de Oro. Y cuando se presenta Gast6n Guzmán -siempre como Quelentaro- en alguna peña, café-concierto o sitio público, la gente abarrota el lugar. Tal sucede en el único recital fijo que realiza cada año, en Santiago, presentándose por dos días consecutivos en un cine o teatro, en cuatro funciones: ni un ~iento vacío, gente en la puerta, impedida de entrar, que se conforma con escuchar lo que las bocinas permiten y con verlo a la salida donde, por cierto, esperan también patrullas policiales y carros lanzaagua. - ¿A qué se debe este fenómeno de público que es Quelentaro que no cuenta con un aparato publicitario ni con una organizaci6n política de respaldo? -Quiero entender que lo que hemos hecho en nuestra vida de cantores populares, como Quelentaro, ha dejado un camino difícil y duro, pero limpio y sano. Le hemos cantado verdades a la clase trabajadora y nadie, hasta ahora, ha dicho más. Eso hace, creo yo, que la gente nos crea y nos siga. Tal vez reconocen en nosotros la capacidad de ser valientes o quizás quieran aprovechar la tribuna que nos hemos ganado para decir, a través nuestro, lo que otros no se atreven a decir. Yo me atrevo siem- Please note: An unrelated section of four colored pages was not scanned. Although there is a break in pagination, no text is missing. Atención: Una sección adicional de cuatro páginas de publicidad en colores no ha sido escaneada. Aunque hay un lapso en la paginación, no falta ningún texto. Víctor Jara, ahora y en la hora E n su descarnada d.nuncia del fascismo franquista, Pablo Neruda decía que esa dictadura comenzaba con el asesinato de su mejor poeta: Federico García Lorca. Días despúes de asesinar al presidente Allende y con él a la democracia, Pinochet -sus esbirros- asesinaron a Víctor Jara, cantor popular en todo el profundo significado de esta expresión: Víctor fue del pueblo y para su pueblo. Romper sus manos a culatazos en el improvisado campo de concentración que fue el Estadio Chile luego de la asonada, abarrotado de patriotas presos como antes de chilenos libres que acudían allí, precisamente, para escuchar a Víctor cantar "Levántate y mírate las manos, para crecer, estréchala a tu hermano... ", bastaría para caracterizar a un régimen que perdura, apoyado en el terror de las balas. No fue todo: torturas horrendas pre, porque alguien tiene que hacerlo. Me eleg¡ yo, teniendo mis propios miedos. No es fácil de explicar. En una canción decimos: 'No le tengo miedo al miedo, porque el miedo, miedo da" ... y en otra: "Y si miro a mis hijos, me atrevo, hasta el miedo del miedo y hasta allá". -¿El público de Quelentaro es especial? -No sólo especial. Es el mejor de todos. Es consecuente, se emociona de veras. Su aplauso no es un ruido hecho con las manos: es un sonido con calor humano que nace de mucho más adentro. -¿Cómo ve hoy el canto popular de otros cantores chilenos? -Terriblemente influenciado por costumbres y creaciones ajenas. Los muchachos de la nueva camada tienen una fuerte influencia de Silvia Rodríguez o de Pablp Milanés. Creo que algunos son cañtores remolones que no se adelantan para abrir nuevos caminos y mostrárselos al pueblo. Todo avanza y un cantor tiene que estar al día con la última voz de la cultura para que, con sensibilidad, sea capaz de proponer metas mejores. Hoy se siguen cantando canciones que ya no tienen vigencia ni validez en esta patria yen este momento. -¿Cómo es la patria chilena, hoy? -Es una larga y hambrienta faja de tierra. Por eso nuestras canciones, sí son populares, sí son para el pueblo, deben tener una médula firme. -¿Pero sin panfletos, no cuyuntural ni funcional? -Uno puede cantar a la infancia que tuvo, por ejemplo, o a las diversas etapas de la vida, pero sin hacer -un ojo vaciado- y la ráfaga al fin, quién sabe si menos dolorosa que todo lo anterior, consumaron el crimen contra toda la nación chilena. La muerte de Víctor resumió miles de muertes. Víctor siguió -sigue- muriendo mif veces en decenas de miles de patriotas chilenos. A catorce años de su asesinato recibe a diario el homenaje de los destinatarios de su canción: en medio del apagón cultural, de la mordaza, de la guerra sin tregua a la razón y a la cultura, lo mejor de Chile le sigue carltando. Sus canciones y otras, nuevas, renovadas, recorren la larga y angosta faja de tierra poblada por hombres sometidos en las normas -que no leyes- pero libres por dentro y desde dentro. Como decía Víctor convencido en su cantar: "¡untos iremos unidos en la sangre, ahora y en la hnra de nuestra muerte. Amén". (X. O.) de ello un monopolio. Siento, además, que uno debe quedarse en otros pero sin cicatrices; es como decirle a alguien todo nuestro dolor pero sin dejarle nuestras llagas. De nosotros, de todos, brota todo aquello que nos siembran. Si se nos priva de la libertad, que es el germen de la vida, nuestra respuesta tiene que ser necesariamente este canto brutal, estrellero y agresivo. o son consignas, son vivencias. -Que otros sienten propias... -Horriblemente propias. Hay gente que nos dice: "eso que está reflejado en su canción no es otra cosa que yo. Ese es mi padre, ese es mi barrio, esa es mi vida y bendigo a quien lo dijo por mí". Y a partir de ese momento se constituye en propietariós de lo que uno ha dicho. Conducimos nuestro canto, pero no nos pertenece. Creo que eso es lo que la gente reconoce, recibe y reclama de nosotros. os cree porque no les hemos mentido jamás. Ha habido en nuestro canto equivocaciones, pero no engaños. -¿Cuál equivocación, por ejemplo? -Una canción que se llamó" os quieren echar al mar" que escribimos a raíz de un conflicto limítrofe con Argentina. Es una gran equivocación, una mala canción, patriotera y barata. Eso no debe ocurrir y hemos evitado caer de nuevo en ese error. -La limpia trayectoria les significó prestigio, reconocimiento por parte del público. ¿Les dio también dinero? -No más del mínimo necesario. La verdad no es comercial y por lo tanto es desechable. Quelentaro no es comercial, según entienden este concepto los comerciantes de ia canción. Pero nosotros no estamos dispuestos a vender partes nuestras como si fuéramos pollos. Cada cual tiene sus metas. La nuestra es decir verdades. Y eso cuesta caro porque de los 365 dias que tiene el año, tenemos dos, sólo dos, en que nos encontramos con nuestra gente y hacemos un recital como ellos lo van pidiendo. Siempre rompen mi esquema inicial y el recital toma el curso y el orden que el público pide. Es glo- rioso. Pero hay que comer todo el resto del año. Ya veces... Por todo lo anterior, la imagen de Quelentaro es una imagen fuerte, temeraria, desafiante. En su último recital incluyó "Los muros", canción que jamás se atreverá a incluir un disco de su sello grabador y que dice "el muro es el diario nuestro y a escribirlo, compañeros". Eso, en un país donde un rayado mural es todo un desafío al régimen. Pero las verdades de Quelentaro no terminan allí, no se quedan en la denuncia o el desafío. Tal vez una de sus más transparentes verdades sea el amor. De él, Gastón Guzmán dice: -El amor es una capacidad. Hay personas que se mueren amando por no ser capaces, tal vez, de resistir el enorme caudal de su amor. Mi capacidad de amar es horriblemente hermosa. En la escala del amor sé que tengo el peldaño más alto. Quiero con todo el cuerpo y más allá. Amando soy desequilibrado y hago mis pequeños desórdenes porque no puedo canalizar ordenadamente un caudal que es más grande que yo. Y de ese "desorden" nacen canciones como "Se me asoma tu nombre" que dice a renglón seguido: "y me lo trago, y me quedo rumiando un sabor a recuerdos... Siempre escondo tu nombre, lo disfrazo, lo achico, lo dejo pequeñito... y lo amo". Lo explica así: -Cuando me siento débil me aferro fuertemente a los recuerdos, los reconstruyo. Para avanzar hay que agarrarse de los recuerdos más dulces, aunque ellos hayan sido los más desgarradores. -¿Son dulces y desgarradores, al mismo tiempo? -Es que el amor siempre duele. Me gustaría, algún día, centrar el corazón y estacionármelo en el centro. Siempre anda errante dentro de mí, como un pensamiento, como una música. Y duele, duele_ 47 Capítulo 1 n fragmento de la Crónica me recuerda mi aspecto en aquella époa de esta semana ca: "La i jugador clave en está de& la final de a opa, del sábado: el veloz goleador de Inglaterra Vincent Gilpin. A pesar de que Manston es fuerte favorito, después de haber derrotado dos veces a los de Albion durante el campeonato, los expertos pronostican un partido de pooos goles. El ex defensa central de Manston, John Carpenter, quien salvó a Albion -casi manco- de la eliminación, estará de regreso para neutralizar el peligro que representa la estatura de Noel Mostyn. Entre los atacantes de Albion, sólo el joven Barry Oníons puede dar problemas. Se espera que el partido se decida por una sola anotación, y si es el caso, no hay mejor prospecto que Gilpin, quien reaparece con su acostumbrado estilo sorpresivo. Tiene el temperamento, la tenacidad y la motivación necesarias. Si encuentra la red, habrá llegado a la marca legendaria de anotar un gol en cada uno de los partidos de la Copa. Acertada recompensa seria su reincorporación en el equipo mundialista de Inglaterra; él la merece. Cuando se entrega a fondo, pooos defensas pueden con su tenacidad y concentración. Grogan, su marcador, se enfrentará a 90 minutos extenuantes. Nombre: Vicent Gilpin. Estatura: 1.70 Peso, 72 Lugar de nacimiento: El Este de Londres. Estudios: Secundaria de Mountford Hill. Nombre de su esposa: Claire. Hijos: ¡Espera unol Torneos en Inglaterra: Nueve. Mayores aptitudes como jugador: Astucia y seguridad. Limitaciones o debilidades: Baja estatura. Su mejor actuación: Todavía no la da. Ambición inmediata: Ganar en Wembley este sábado y jugar en las finales de la Copa del Mundo con el equipo de Inglaterra. Ambición a largo plazo: Ser recordado. Mayores influencias en tu carrera de futbolista: Cyril Islip y Ceoff Cowley. Jugador más duro al que te has enfrentado: John Carpenter en juegos de práctica. Enfrentarse a él es como tratar de burlar y pasar a un pulpo. ¿Te has fastidiado alguna vez del futbol?: No me lo permitiria. ¿Cuánto tiempo más seguirás jugando?: Hasta que esté acabado. ¿Seguirás en el futbol después de colgar los botines?: No; jugar es lo único que sé hacer bien. ¿Un futbolista nace o se hace?: Las dos cosas. ¿Qué consejo darías a UD jugador joven?: Juega duro y conserva tu suerte. ¿Cuáles son tus pasatiempos fuera del deporte?: Caminar, conversar y husmear. También colecciono navajas. ¿En qué gastas tu dinero?: En diversiones. ¿Qué te gustaría ser si no fueras futbolista?: Agente secreto o buzo de profundidad." Ese párrafo inicial era bien intencionado -el escritor era cuate mío- pero de hecho, nadie más que yo podía entender la importancia que La final tenía para mí. Había cuestiones de fondo que nadie podía adivinar, y que de cualquier manera no podían resultar de utilidad. Estaban fuera del interés de un reportero de futbol. Casi todas ellas aparecerán a lo largo del libro. Todo lo que diré por el momento, es que había muchas en mi mente. El gran día yo estaba contento por esto. Para mí, trabajar antes de cada partido, independientemente de que fuera la final de la Copa, había significado siempre un gran esfuerzo. Muchos jugadores tienen talento; yo no, y la 48 El goleador Capítulo 1 Michael ~in mayoría son más grandes. Para hacer mi marca yo tengo que ponerme en un estado de tensión o apasionarme. Algunas veces me hace falta un duro golpe para levantarme; así como hay boxeadores que no se meten en la pelea hasta que no han saboreado un poco de su propia sangre. Ultimamente me resultaba cada vez más difícil entrar a las patadas, y que Manston fuera claro favorito no ayudaba. Hasta me ponía contento el que Carpenter estuviera en el juego, porque él era un defensa al que tenias que respetar; pensar en sus huesudas patotas me daba uno o dos incentivos que yo necesitaba. Antes de cualquier partido trato de elevar mis propias tensiones; la consigna principal, tener miedo. Pero no lo demuestro. En los vestidores mi personalidad se divide; por fuera platico, bromeo, río como normalmente lo hago, aunque creo que mi voz se acelera. Por dentro, el nerviosismo y la concentración empiezan a burbujear lentamente. Con frecuencia llegan a mi estómago, y tengo que correr a vomitar o a cagar al excusado. En Wembley hice las dos cosas y me sentí muy bien. Todos los demás rituales previos a los partidos avanzaban mezclados a la peste ascéptica del linimento. Brine tiraba una pelota a Paget para poner a trabajar sus reflejos; Mount masajeaba sus grandes muslos; el chaparrito Neil Herrick bailoteaba para todos lados parloteando sin parar; Connaught entraba en su rutina de abdomi~ales. En conjunto, los muchachos hacían un buen cuadro. El entrenador iba de jugador en jugador ofreciendo buenas dosis de consejos, tales como "marquen cerrado", "cánsenlos". Ya estamos uniformados, engrasados y listos; el momento se acerca. Mientras caminamos bajo el túnel estoy tan concentrado en el juego, ya tan próximo, que me ataranto. Si me preguntaras mi número de teléfono no lo recordaría. Los jugadores de Albion, junto a nosotros, se ven nerviosos. Algunos de los más chavos están pálidos. Nunca he jugado contra Grogan. Es delgado y peludo; parece buen saltador, como tiene que ser. Unas semanas antes Noel Mostyn le frustró dos goles de cabeza. Si Noel pudo con él en el aire, yo puedo apabullarlo en el juego terrestre. Onions es un chavito flaco con calvicie prematura. No puedes creer que apenas tenga <:üecinueve años. Volteo para mirar de reojo a John Carpenter, pero él se mantiene inexpresivo; el hombre más alto en el túnel mirando fijamente sobre mi cabeza. Mostyn no va a poder recetarle ni una patada, pero si lo mantiene ocupado abrirá espacio para mí. La multitud ruge cuando aparecemos pero yo me abstraigo. Estoy registrando las cosas inmediatas: el cielo está gris sobre el estadio y hay un viento que agita las banderas; la delgada capa de césped se ha secado bien después de la lluvia en la madrugada. Mi tobillo no anda muy mal, solamente inc6modo. Me relajo un poco mientras nos formamos para la presentación. Una vez que empecemos, quedaré atrapado en el juego, como un pez dorado en una pecera, pero hay tiempo para el último vistazo hacia arriba y alrededor. Algunas de estas noventa mil cabezas pertenecen a gente que yo conozco. Papá y mamá están encaramados en alguna parte, uno junto al otro. Igual que AlIan Ruddock y Pete Harvey con sus mujeres. Mi embarazada esposa está allá arriba con todos sus parientes. También media docena de mujeres que yo conozco y ella no. Claire está disfrutando; Pat Arnold estará irritado, Geoff Cowley sabe Dios qué estará sintiendo. El pobre viejo Dooner maldice su suerte. No logro ver a ninguno, pero ellos me ven a mí, y me reconocen desde tan lejos por mi número diez en la espalda. Pronto los haré gritar. ..... Nuestro máximo goleador, Vincent Gilpin". Una mano real sobre la mía; una amable palabra real o dos. Segundos después todos estamos congelados de pie, a causa del himno nacional aullado por los fanáticos; termina en una grande y loca algarabía y estamos corriendo por la cancha para empezar el partido. A Paget le gusta que lo ayude a entrar en calor con un par de tiros rasos y con algunos balones francos para despertarlo. Es un portero sólido pero podría ser más alto. Lo mismo Charley Mount, quien da la impresión de acortarse cuando enfrenta a un rival, con eso parece tan ancho como su estatura. Trevor Rees ha tenido un sprint o dos; a los treinta y tres años ha perdido un poco el ritmo, pero compensa con su experiencia. Gordon Philp hace alarde con su toque de bola. Sería un gran actor en el teatro, pero no siempre puede desarrollar su destreza dentro del campo. El árbitro silba para que cambiemos posiciones en la cancha. Mientras cruzamos, vuelvo a encarar a Carpenter pero él no me presta atención. Evita el saludo a cualquiera de los nuestros; no creerías que haya jugado alguna vez con nosotros. Grogan se ve feroz y su mentón está cubierto por una incipiente barba. Pronto puede haber fuertes roces, pero él evade mi vista. Mientras los equipos toman posiciones~ el ruido de la multitud se intensifica, como un coche de carreras arrancando. Jack Jeffórd sppla su silbato y la algarabía estalla cuando Dunn da la patada inicial. Las alineaciones son: Manston Town: Paget; Rees, Mount, Brine, Connaught, Selby, Philp, Herrick; Mostyn, Gilpin, Fenn. Alboin: Smith; Searle, Carpenter, Grogan, Innes; Kenny, King, Middleditch; Dunn, Seymour, Onions. Arbitro: Jack Jefford (Stourport). Un partido de futbol no puede ser descrito; muchas cosas pasan al mismo tiempo. Puedes dar sólo una impresión general y ofrecer algunos detalles. En un minuto Onions engaña a Rees y centra; Seymour brinca sobre Mount para rematar directo al pecho de Paget. Paget prepara el saque de meta y yo voy por él, pero Carpenter está detrás de mí para hacer contacto. Me marca mientras Grogan se va contra Mostyn. No tiene sentido. Herrick me manda un pase. Escucho el grito de Mostyn y engancho la bola que pasa sobre mi hombro, hacia el centro. oel va corriendo hacia ella; casi llega, pero Grogan lo empuja por detrás y se oye el silbatazo. Selby llega para cobrar el tiro libre que Fenn puede rematar, pero el silbato suena de nuevo: Jefford no estaba listo. "No la chingues árbitro". "¡Cuida tus palabras'" Me callo porque Jefford ya me amonestó una vez en esta temporada. Intentamos una jugada de pizarrón. Mount hace la finta de tirar, pero salta el balón; Philp lo filtra entre la barrera mientras yo la rodeo. Estoy libre de Carpenter, pero su larga pierna deja la bola en las manos °del portero. La multitud se balancea al ritmo del juego en los dos extremos. Me molesta tener a Carpenter encima; el chingaquedito no te marca: te rodea, te susurra. Pero es más que eso, lo conozco desde hace' mucho tiempo. Hay muchas cosas entre nosotros. No me siento a gusto con su aliento sobre mí. Da lo mismo; si lo mantengo a raya, Mostyn puede atornillar a Grogan como lo hizo hace un mes. Pero que todavía veo a oel y me doy cuenta tiembla después del primer ue. No le gusta la violencia. Grogan salió a polvearse las mejillas para verse cachondo. Estará adentro de nuevo; al próximo segundo ya está ahí. Philp, como pendejo, patea la bola para nadie; Grogan se la lleva junto con la pierna derecha de Mostyn. No hay castigo. La táctica está clara. Long John me envuelve mientras Grogan hace palpitar con fuerza el corazón de Mostyn. Ha realizado la mitad del trabajo sin una sola palabra de Jefford. Desde enfrente, lanzan provocaciones a Dunn y a Seymour para que brinquen; es sucio pero útil, porque los viejos y pesados jugadores han olfateado la sangre y tienen con qué enfrentar a nuestros defensas. Philp se atoró con un calcetinazo sin balón y Onions se escapa de nuevo, esta vez zigzagueando sobre Rees y prendiendo un tiro raso que Paget desvía. Dunn cabecea el tiro de esquina por encima del travesaño pero el tiro de esquina tiene que repetirse. Connaught lo estrella en Seymour. Tercer tiro de esquina, y la pelota pasa de largo. Es un desastre allá atrás. Brine regaña a los defensas. Onions otra vez. Observa el panorama y se desplaza con el balón hacia la derecha; después hace un quiebre y deja a Rees sentado. Mount le cae encima a Onions con toda su humanidad, y lo amonestan, mientras el público chifla y abuchea. Onions, sin siquiera sacudirse, cobra el castigo, y otra vez Dunn y Seymour ganan en el salto a nuestros centrales y apenas fallan al rematar. El juego toma forma; una forma inconveniente para nosotros. Rees está hipnotizado por ese chavo Onions, así que Selby se mantiene retrasado para cubrirlo. Ganado un poco de espacio, su medio volante se ha envalentonado y va hacia adelante, neutraliza a Philp y martillea frente a nuestros defensas. Prácticamente, sólo tenemos a se Herrick en la media, y ni siquiera Neil mantiene en movimiento, parece ver la suya. Hacia el frente, Mostyn se está embotellando y Fenn no ha recibido ni un pase. Yo tengo que bajar a acarrear balones; a esa distancia no soy ninguna amenaza. Carpenter simplemente me deja ir y tiene razón. En media hora difícilmente he des~ perdiciado un balón, pero no he conseguido nada. Al fin un mal despeje de Connaught le proporciona una escapada a Fenn. Va pegado a la banda; me deja la bola de tac6n y la toco de priritera intención, pero el botín de Carpenter aparece no sé de dónde para desviar lejos la pelota. Lo he visto hacer eso cien veces, y sigue resultando impredecible. El pandillero no tiene tregua, pero con su alcance y su velocidad puede sacarle una yarda a cualquiera en el juego. Es él quien cabecea el tiro de esquina, mientras Grogan derriba a Mostyn por tercera vez. Sus jóvenes mediocampistas avanzan y avanzan sobre nosotros. No consiguen nada, pero todo el juego se realiza en nuestro tercio trasero. El partido esm resultando contrario a todas las espectativas. La primera mitad está a punto de terminar cuando el pequeño Herrick arranca haeia la derecha con Fenn, jala a Carpenter y me filtra un pase hacia adelante. Mi pierna va a disparar cuando siento el golpe por atrás: una patada de Grogan en la nuca, al mismo tiempo que stiena °el silbatazo, Rees cede otro tiro' de esquina que cobra Onions, y por primera vez Long John logra levantar el servicio. Le grito a Mostyn, que tiene la estatura para ir por él, pero llega tarde y Carpenter mete un cabezazo que pasa a centímetros del marco. Termina el primer tiempo: ¡por Dios que lo necesitábamosl . Me acerco a Grogan y le digo: "Tienes diez minutos, hijo: ¿por qué no sacas un seguro para tus pantorrillas?" En los vestidores no veo las cosas tan mal. No hemos jugado y nos han mantenido atrás, pero todavía estamos cero a cero. Ellos han tenido un buen momento, pero no logrará.n conservar la tranquilidad en esta bronca. El entrenador nos anima; Steve Brine y Charley Mount nos alientan; por mi parte, hablo derecho con Noel Mostyn. "Vayan hacia adelante", "¡presiónenlosl", insiste el entrenador; por una vez tiene razón. El segundo tiempo es diferente desde el principio. Noel ha vuelto a la vida, Philp empieza a lef9 o o o vantar y Fenn se mete en el juego. Me llegan balones y por fin estoy en el negocio, hago quiebres a la derecha, doblo a la izquierda; jalando a Carpenter de un lado a otro dentro del área, en orden tan duro como es, lograré debilitarlo. Grogan ha perdido el ánimo y Mostyn empieza a hacer algo por arriba. En cualquier. momento podría desmarcarme y tener alguna oportunidad. Puedo vencer a Carpenter; si alguien puede, soy yo. Jadea mientras lo hago correr y correr, pero todavia no ha perdido el paso una sola vez. Selby y yo lo movemos con pases rápidos, pero nuevamente usa una de sus largas barridas para desviar certeramente la pelota. Sus medioue~ftSan, y Onions queda aislado. Entra, sale, entra. Selby se escurre y sirve un largo centro que Mostyn cabecea apenas arriba del palo; Grogan se queda parado. Mi tobillo empieza a dar lata, pero no dejaré que me detenga porque estoy oliendo un gol. Vamos a la mitad del segundo tiempo, y una anotación sería suficiente. Hago mi primer tiro: un chafle bien colocado que el portero casi suelta. En dos minutos estamos de regreso. Connaught sirve un balón cruzado, Mostyn brinca para cabecear y Grogan brinca sobre Mostyn, cráneo contra cráneo. La pelota vuela hacia afuera, Grogan se tambalea y Mostyn cae. Reclamamos el pénalty pero Jefford marca un tiro de esquina. Noel sale noqueado, tienen que atenderlo. Grogan también recibe tratamiento, pero no está muy lastimado. Cuando Mostyn se levanta, su ojo izquierdo está cerrado. Una cortada en el párpado chorrea sangre hasta la mejilla. Grogan lo ha visto caer: el precio de una cabeza estrellada. Noel queda fuera y Mick Long toma su lugar. El tiro de esquina sale corlo. Voy por él, al mismo tiempo que Grogan, tirando un codazo. El cae de rodillas; se escucha el silbato y la multi- 50 tud aúlla. El portero me sale al paso~ pero Carpenter lo detiene, mientras Jack Jefford me amonesta por segunda vez en seis semanas. Grogan vuelve al campo después- de recibir atención médica, pero cuando apenas se está reintegrando, Selby lo burla, y Searle se ve obligado a conceder un tiro hore en los linderos del área. Mientras me preparo para cobrarlo, Herrick sirve hacia la izquierda y yo me desplazo hacia la derecha; Mount prende al balón, abre la barrera y la estrella en el travesaño. Herrick entra a rematar pero el portero lo derriba. eil se levanta con suficiente rapidez pero falsea, yo conozco ese gesto. Se ha torcido un músculo. Veo comohaee ettuermsmientras trota.. Hemos fallado un gol por centímetros, estamos con diez hombres y medio y ya hicimos nuestro cambio. Si nos vamos a tiempos extras nos pueden ganar después de todo. De repente empiezan a dar pelea. Con Herrick cojeando tenemos problemas atrás, como en la primera mitad. Onions regresa al juego. Mick Long está empantanado en la media cancha, y Fenn y yo aislados de nuevo. Mi tobillo se estremece a cada paso, pero me mantengo en movimiento, reclamando pases que nunca llegan. Durante veinticinco minutos o algo así, jugamos con un poco de clase; ahora la hemos perdido. Sólo aguantamos, metidos en nuestra área mientras los contrarios continúan p~ionando y el juego se nos escapa. Steve Brine sigue gritando, organizando. pero estamos al borde de la desesperación. Herrick no puede hacer gran cosa. Rees y Philp despejan a donde sea. Paget rechaza de puños los centros que debiera atrapar. Carpenter se adelanta de nuevo y casi anota el primer tanto con un cañonazo que Brine alcanza a sacar con la punta del dedo gordo y Mount despeja al centro de la cancha. Grogan llega antes al balón, peru se lo quito y acelero hacia la portería. Searle se cru- za. desplazándome hacia la derecha, cargo limpiamente y me deshasgo de él, levanto la cabeza para buscar un receptor. Nada. Nadie se adelantó. Hago un tiro de zurda al palo derecho; no es malo, pero el portero lo alcanza y se tira sobre la bola, ante la tardía llegada de Mick Long. Desde la banca nos indican que quedan diez minutos. Mi tobillo agoniza después de esa canera, y hemos desperdiciado un gol. Le pego un grito a Mick: "¡Métele ganas, con una chingada, ve por ellal" Atacan de nuevo. Oníons se desmarca; la bola salta de eabeza en cabeza dentro del área chica, hasta que Brine logra engancharla y Pbilp la despeja como va, para dar un pase a Fenn sobre el corredor izquierdo, Long lo acompaña. Lo que sucede después está muy claro en mi mente, porque lo he revivido cincuenta veces en el video. Fenn se quita a Searle y se desplaza hacia la línea de banda con Grogan enfrente y Long por dentro. Grogan se barre y Fenn sirve un pase retrasado a Long, que se desplaza con la pelota. Somos dos contra uno, así que Carpenter se va sobre él. Mick la suelta adelantada Carpenter mide, presiona a media velocidad y alarga su pierna izquierda en una barrida desesperada. Yo paso la bola por debajo de su rodilla y salto por encima de ella; finto hacia la izquierda, el portero sale y después abro fuego hacia el poste derecho. El pensamiento es más rápido que una pelota de futbol. He ganado el partido, la Copa y un lugar en Europa. He anotado en todos los juegos. He conjurado a la mala suerte este día y en la temporada. Me chingué al grandote Jobn Carpenter. Me he desagraviado. Estoy de regreso, todo relampaguea en mi cabeza antes de que suene el silbato marcando el gol, de que la multitud explote y Mick Long me brinque encima para celebrarlo. (Traducción: Armando Castellanos). BRACEROS CHINOS Y RACISMO El movimiento antichino en Sonora (1880-1934) Jorge Gómez Izquierdo La inmigraci6n china (1880-1910) esde el nacimiento de México como país independiente, de acuerdo con la política de fomento a la colonización del naciente Estado mexicano, se intentó atraer inmigrantes de raza blanca, principalmente europeos católicos, con cuyo concurso se esperaba hacer dé México una nación moderna. Su modernidad consistiría en la aceptación de las i'eglas del sistema industrial imperante en Estados Unidos y Europa. La condición para los extranjeros que desearan vivir en México, de profesar la religión católica, desapareció con el régimen porfirista; pero, en cambio, éste reforzó la idea de que la inmigración prove-. niente de países con un desarrollo industrial avanzado era requisito imprescindible para alcanzar los tan ansiados niveles de civilización, propios de Estados Unidos y Europa. La creencia positivista, sustentada por las élites porfirlstas, que veía en la .población autóctona un obstáculo al progreso, dio el argumento ideal en favor de la colonización extranjera como una necesidad apremiante p~a la nación. Los chinos que empezaron a llegar a principios de los años ochenta del siglo XIX para-trabajar en la construcción del ferrocarril de Tehuantepec y. en labores agrícolas, no eran el tipo de inmigrantes que los ideólogos de la colonización esperaban. Como representante de una nación derrotada y humillada por las potencias industriales a partir de las guerras del opio entre 1839 y 1860, en torno al hombre chino se había creado una imagen estereotipada que lo presentaba como un ser perverso, amoral, degradado por terribles enfermedades y refractario a los valores de progreso y modernidad. La universalización del sistema fabril-industrial encontró en la población china un recurso al alcance para sustituir a la mano de obra negra -cuyo tráfico había sido ya prohibido por Inglaterra en 1833- e indígena en América. La trata de culíes chinos (y de otros países asiáticos) fue un elemento en la transición de la sociedad tradicional agrícola a la moderna sociedad industrializada, que tuvo en la manipulación de las formas tradicionales en beneficio de la producción capitalista una de sus características sobresalientes. En el caso de México fue muy clara la integración de sus élites al mercado mundial l. El entronque de la sociedad tradicional con el mundo industrializado se concretó en la comercialización de materias primas como el algodón del sur de Estados Unidos, el henequén de Yucatán, el azúcar de las Antillas y el guano de Perú, así como en la construcción de líneas ferroviarias; actividades, todas ellas, que requirieron el concurso de trabajadores chinos y asiáticos en general. Así pues, la gran demanda de mano de obra en diversos puntos del país, aunada a la "buena fama" que los chinos habían adquirido como trabajadores dóciles y baratos en Cuba, Perú y Estados Unidos. le abrió las puertas de México en los años ochenta. En 1884 se fundó la Compañía Mexicana de avegación del Pacífico que, representada por Luis Larraza, Emilio Guillermo Voguel y Salvador Malo, firmó un contrato con la Secretaría de Fomento en el cual se comprometía a establecer líneas de navegación en el Pacífico, a realizar doce viajes redondos al año entre México y Asia, y a transportar por sus lineas trabajadores asiáticos e inmigrantes europeos. Un ejemplo de la actividad mexicana en el este de Asia lo constituye la contratación en 1890'de quinientos trabajadores chinos, realizada por Emilio Guillermo Voguel, de la Compañía Mexicana de Navegación del Pacífico, para laborar en la construcción del ferrocarril de Tehuantepec. En el mismo año, Juan G. Meyers fue comisionado por varios hacendados yucateeos para buscar jornaleros en Japón y China 2. Un tercer ejemplo: hacendados, comerciantes y otros hombres de negocios de Yucatán, en noviembre de 1891, decidieron importar jornaleros de China, para lo cual acordaron con Hi Log y Compañía, de la colonia inglesa de Hong Kong y de San Francisco, California, un "enganche" de 484 chinos procedentes de Tehuantepec y Hong Kong 3. En época tan temprana como 1871, algunos medios impresos de la ciudad de México habían advertido que la inmigración china podía crear problemas de miscegenación (mezcolanza genética) y de desplazamiento en el mercado laboral 4. Sin embargo, sería en Sonora, dos décadas después, donde ocurrirían las mas fuertes protestas contra la presencia de chinos en México. Se les acusó de ser los peores enemIgos de la clase trabajadora, pues al emplearse en cualquier actividad a cambib de salarios muy bajos abatían los jornales y desplazaban al trabajador nacional, sumiéndolo en el desempleo u obligándolo a emigrar a Estados Unidos en busca de mejores horizontes. Se dijo también que era de temerse un posible mestizaje del chino con mujeres rpexicanas de las clases bajas, pues ello seguramente ocasionaría degeneraciones genéticas en la "raza" mexicana. "Los chinos mezclados con nuestl¡as ínfimas clases no prometen, por cierto, el tipo de r za del porvenir: vigorosa, inteligente y acti va que reclaman la situación geográfica d nuestro país y las aspiraciones de la nación; sino el tipo de una nueva raza más degenerada aún que nuestras castas indígenas byectas por naturaleza 5. A consecuencia de un fuerte movimiento antichino gestado en los años setenta y encabezado por el Partido Obrero de California, el congresa estadunidense canceló virtualmente la inmigraci6n de chinos con la aprobación del Acta de Exclusión de 1882. La presencia china constituía la más seria amenaza contra los trabajadores, pues por sus bajos niveles de vida y su "exótica" cultura era imposible pensar en su integración a la sociedad norteamericana 6. A partir de ese momento es probable que algunos chinos vieran 51 en México una alternativa para fijar su residencia. La zona fronteriza del norte mexicano resultaba sumamente atractiva para ellos, pues desde allí podían intentar el retorno a Estados Unidos o encontrar buenas condiciones para hacer una vida digna; era una región que se desarollaba con dinamismo gracias a la inversión de capitales extranjeros en la minería y los ferrocarriles, y a la existencia de una agricultura y ganadería con alto rendimiento. Aunque el peso de los chinos como grupo en la economía de Sonora era aún modesto, se puede hablar de la aparición de una incipiente burguesía que controlaba excedentes y realizaba inversiones en considerable escala; como lo muestra el caso del industrial de Guaymas, Luis Chong Si, quien en la década de los ochenta inal1guraba el cultivo de arroz en Pótam 7, población ribereña del río Yaqui. "En 1890, el gobernador de Sonora, Ramón Corral, informó en un censo nominal que de todos los extranjeros residentes en su estado 229 eran chinos, solamente superados por los 337 norteamericanos y con gran ventaja sobre los elementos ingleses y españoles en el Estado. La población total era de 56000 habitantes aproximadamente" 8. En 1903 la comisión encargada de estudiar los problemas de la inmigración asiática en México, creada por decreto presidencial del 17 de octubre de ese año, se declaró contraria a la aceptación de población china porque ésta no se amalgama con los pueblos modernos de origen europeo, ni es asimilable a la civilización occidental. Se calificaba a los chinos de ser un peligro para la población nativa por su "baja condición y repugnantes costumbres" 9. En ese año, por otra parte, los chinos poseían ya diez de las treinta Y siete fábricas de zapatos existentes en Sonora. Hacia 1910 la población china en México había aumentado, de 897 que había en 1895, a 13,203 personas 10. En esta primera época de la presencia china en México, la acusación más reiterada contra ellos fue la de que arruinaban al trabajador nacional, al abaratar los jornales y al usurpar sus fuentes tradicionales de empleo; también se les acusó de desplazar a lavanderos, abarroter<)S, cocineros, cantineros y costureras, a otros comerciantes y a las mujeres proletarias. "Más que desplazar casas establecidas, los chinos se movieron callada y rápidamente para satisfacer las demandas creadas por la apertura de minas, la construcción de ferrocarriles, el crecimiento de los pueblos y la expansión del mercado interno" 11. En este sentido, la actividad de los chinos era un factor más en el proceso de diversificación de la sociedad sonorense y, en gran medida, por eso atrajo para si las fobias y la animadversión de las clases bajas y de los comerciantes. Ciertos aspectos de la idiosincrasia china se constituían, en ventajas que·los mexicanos no estaban dispuestos a tolerar; entre otros el de la frugalidad o "carencia de necesidades·', expresada en costumbres como dar a un mismo local usos diversos (espendio, bodega y habitación), lo que les permitía vender más barato. La movilidad social del chino aparecía como una amenaza. Al modernizar y ampliar el mercado (uniendo regiones antes aisladas) destruia formas tradicionales de producciÓn y atentaba contra la inercia de la sociedad. El racismo antichino en México, como en su momento el antisemitismo en Alemania, fue la expresión del miedo del pequeño comerciante a verse desplazado por la modernidad. Racismo y xenofobia en Sonora Los sentimientos antiextranjeros y los odios ra- S2 ciales no eran un fenómeno nuevo en Sonora. Ciertos acontecimientos de su historia (la invasión de filibusteros franceses en los años cincuenta, la pérdida de la Mesilla por esos mismos años y algunos rasgos xenofílicos de la política económica del régimen porfírista), así como la secular disputa contra los grupos indígenas, conformaron lo que podríamos llamar el nacionalismo sonorense, que se vería avivado durante el conflicto de 1910-1917. Subyacería después magnificado en su carácter xenof6bico y racista, en el proyecto de unificación nacional de los gobiernos emanados de la revolución, influidos fuertemente por los sonorenses. El proyecto de modernidad del estado porfirista, que benefició en Sonora a las empresas extranjeras mineras, deslindadoras y constructoras de ferrocarril, se enfrentó con añejos privilegios de otra élite: los hacendados. Pero a fin de cuentas éstos tuvieron que aceptar una posición subordinada. La pérdida de su influencia en el manejo de la riqueza y la política sonorense inconformó a las viejas oligarquías, convirtiéndose en la "cabeza visible" del oposicionismo sonorense al porfirismo. La vena racista del nacionalismo sonorense (que tiene elementos comunes con el norteño en general) proviene de un fuerte rechazo a los grupos autóctonos, que recordaban al colonizador blanco el peligro de perder los territorios conquistados. Otro elemento es la influencia del movimiento sindicalista estadounidense en la ideología de la revolución mexicana 12; afirmación que resulta muy molesta a los patriotas defensores de la "originalidad" del nacionalismo revolucionario mexicano. Sin embargo, resulta claro que las ideas y argumentos utilizados contra los chinos, que eventualmente formarían el arsenal ideológico de los organismos nacionalistas antichinos, están tomados literalmente de las consignas del movimiento obrero estadounidense que en los años setenta y ochenta del siglo pasado luchó por la exclusión de aquéllos de Estados Unidos. Esto se reflejó más claramente en el programa de 1906 del Partido Liberal Mexicano, de Rores Magón, que en su punto 16 planteaba la necesidad de prohibir la inmigración china, argumentando que ésta no reportaba niñgún beneficio para México 13. Campaña antiextranjera y matanza de chinos (1911-1914) Durante el periodo de la revolución maderista el odio generalizado de la población contra los extranjeros tuvo su mejor oportunidad de manifestarse abiertamente. Los años de protección a lo extranjero, con la evidencia Cotidiana del progreso ascendente de sus negocios. habían propiciado la emergencia de fuertes sentimientos xeqofóbicos; por ello, al romperse el lazo de la autoridad porfirista, las diversas facciones y jefes revolucionarios encontraron legítimo, y a la postre sumamente útil, dirigir el odio y las frustraciones largamente contenidas de las clases humildes y desposeídas contra los extranjeros (estadounidenses, chinos y españoles principalmente). Los chinos fueron convertidos en las victimas propiciatorias, adecuadas para el desahogo de las pulsiones xenófobas latentes desde tiempo atrás. Por su número y por el carácter de sus actividades, así como por sus características físicas y lingüísticas, adquirieron una visibilidad social de la que carecían otras etnias extranjeras. Si a ello agregamos que para entonces se había generalizado la creencia de que los chinos eran ya un grupo privilegiado Ypoderoso, aunque carente de un poder político que los protegiera, resulta explicable la existencia de resentimientos y envidias contra ellos, principalmente entre las clases trabajadoras y entre las clases medias de comerciantes y agricultores. A los primef()S les parecía obvio que los comerciantes chinos eran los responsables de la carestía y la escasez de alimentos. Y para los segundos, los chinos constituían un obstáculo a sus aspiraciones de mejoramiento social y económico. Fue este último grupo el que constituyó la fuente más activa del racismo. Resultaba intolerable que extranjeros como los chinos, calificados desde siempre como raza inferior (ni blanca, ni europea), ocuparan posiciones en la economía local que debían pertenecer a los nacionales. Además, el ataque contra los chinos, y en general contra los extranjeros, brindaba a la gente la posibilidad de mostrar su patriotismo e identificarse como miembro de una colectividad que creía luchar por la defensa de la nación. De esta manera la xenofobia y el racismo adquieren presencia en la ideología de la revolución desde sus principi~: ideolgía que ayudó a crear el sentido de identidad nacional de los mexicanos. Durante la revolución maderista muchos chinos encontrarian la muerte y, la mayoria, la destrucción de sus propiedades. El hecho que marca el inicio del movimiento antichino es la matanza de 303 de ellos, el 15 de mayo de 1911, en Torreón, acción perpetrada por las huestes maderistas al capturar la ciudad, que había sido evacuada con antela~ión por el ejército federal; al mando de las fuerzas revolucionarias se encontraba Emilio Madero, hermano de Francisco, jefe de la revolución y futuro gobernante de México. En su calidad de presidente interino del país, Francisco León de la Barra ofreció al ministro chino pagar la cantidad de tres millones de pesos para indemnizar a los chinos por las pérdidas sufridas en los acontecimientos del 15 de mayo. Cuando Madero se convirtió en Presidente Constitucional, no sólo ratificó la oferta que había hecho De la Barra, sino que adicionó 100 mil pesos, aclar~do que con esa cantidad se cubrirían todas las reclamaciones de los afectados. El gobierno de Madero reconoció que los chinos no habían provocado de ningún modo a los revolucionarios, sino que ést~, al tomar la ciudad de Torreón, se dirigieron "al Banco de esa nacionalidad [China], [y] dos dependientes-que habían visto [los robos y asesinatos que previamente habían cometido contra otros chinos] se propusieron defenderse, disparando sus armas. Aquello fue motivo para que rodearan la casa y descargaran por cientos sus carabinas, acribillando a balaz~ a los dos y a todos los que allí se encontraban y siguieron furiosos descuartizando a todos los de esa nacionalidad". 14. Después de estos sucesos, el movimiento antichino fue más fuerte en _Sonora. De 13 mü 203 chinos residentes en México, la tercera parte radicaba en ese estado. En 1912 se calculaba en mil 500, aproximadamente, a los residentes chinos sólo en Cananea, en su mayoría dedicados al comercio y a la horticultura, y se decía que se habían apoderado de la mayor parte de las tierras de labranza y del comercio. En 1911 Plutarco Elías Calles ejercía las funciones de secretario de una asociación denominada Club Democrático Sonorense, en cuyo programa también destacaba la demanda de prohibir la inmigración china 15. A partir de 1912, otro tipo de acusaciones contra los chinos servirían como causa contundente para aplicarles el artículo 33 de la Constitución. Se iniciaron con la denuncia del cónsul mexicano en San Francisco, California, en el sentido de que los chinos traficaban con opio a través de la frontera 16. En el transcurso de los próximos dos años, los chinos tendrían frecuentes problemas con las autoridades, les impondrían multas por delinquir contra la salud pública al establecer lugares para juegos de azar y fumaderos de opio. En 1913 la Legación de China pide al gobierno federal protección para sus paisanos que sufrieron ataques y saqueos a raíz de la entrada de los rebeldes a la ciudad de Monterrey los días 23 y 24 de octubre. En los meses de junio y julio de 1914 la propia Legación protesta contra las agresiones de diversas fuerzas revolucionarias contra agricultores chinos en Durango, Chihuahua y Coahuila 17. Dos gobernadores xenófobos: Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta Durante la gubernatura en Sonora de Plutarco Elías Calles, el presidente municipal de Magda- . lena, el maestro de escuela José María Arana, fundó y dirigió las primeras ligas antichinas. Sostenían su acción en ideales nacionalistas, que inspiraron al gobernador Calles para emitir disposiciones como la de crear "barrios chinos", con el objeto de segregar del resto de la población a una raza "nociva" e "inadaptable". Los antichinos insistían en que la mejor solución al problema era expulsarlos, siguiendo el ejemplo estadunidense, para terminar con el "peor obstáculo" al desarrollo del comercio nacional. La demagogia antichina utilizó los odios raciales en nombre de una causa "noble", sin advertir su potencialidad y el riesgo de acrecentarlos hastra extremos patológicos. En su informe de gobierno de 1916-1917, Adolfo de la Huerta sostenía que el aumento de la inmigración china era "alarmante" y que los chinos eran nocivos porque desplazaban a las mujeres de las actividades tradicionales "más comunes a ellas", como el lavado y planchado de ropa. Con el triunfo de la revolución constitucionalista y la llegada al poder de Venustiano Carranza, en 1917, languideció la campaña antichina por órdenes directas del jefe constitucionalista al gobernador de Sonora. Los antichinos juzgaron entonces que si las medidas dictadas por Calles y De la Huerta no se habían aplicado, se debía a que diversos funcionarios locales habían sido extorsionados para conseguir el amparo de las autoridades federales para los chinos. Estos respondieron basando su defensa en la existencia del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación Chino-Mexicar o, firmado en 1899, que garantizaba el trato de súbdito de la nación más favorecida, para los chinos en México y pan los mexicanos en China. En 1919 fue asesinado Carranza. En el año de la consolidación del poder del grupo sonorense (De la Huerta, Obregón, Calles) se incrementó como nunca el acoso antichino. La representa. ción diplomática de ese país presentaba numerosas protestas al gobierno mexicano. El gobernador argumentaba que aquéllos no acataban las disposiciones contenidas en la Ley Orgánica del estado: entre otras, la confinación en barrios especiales y el aislamiento del resto de la población, y la obligación de los patrones estipulada en el artículo 106 de la Ley de Trabajo, de emplear en sus negocios a por 10 menos 80 % de nativos del total de sus empleados. En las tareas de arrestar chinos y llamar a la población a saquearlos y clausurar sus negocios, se destacaron los presidentes municipales de Cananea y Magdalena, Ju· lián Conzález y José María Arana. En 1919 el gobernador Adolfo de la Huerta propuso, como solución al conflicto, que los chinos abandonaran Cananea y fueran ubicados en otros poblados del estado. En esta misma época Nacozari de Carcía, Pilares de Nacozari, El Tigre y Magdalena, eran los poblados sonorenses donde la criminalidad antichina se mostraba más frecuente. Por orden presidencial el gobernador tuvo que revocar, por anticonstitucionales, las medidas que impedían ejercer el comercio de comestibles a los chinos, con las que se pretendía evitar que transmitieran a la población enfermedades "propias de ellos" como la tuberculosis, el tracoma, la sífilis y la sarna 18. En el mismo año de 1919, la Sef :oetaría de Industria, Comercio y Trabajo calculó una población de 6 mü 078 chinos en Sonora J9. El gobierno federal, que reconocía que el conflicto an, tichino "no se originaba en el odio de razas, sino en la competencia comercial", destituyó a José Maria Arana, principal líder antichino, de la presidencia municipal de Magdalena 20. De acuerdo a C002;ález Navarro, el número de chinos asesinados en México en la década 19101919 fue de'471, muy cercano al de los 550 estadounidenses. El nacionalismo excluyente El punto de desacuerdo entre las autoridades federales y las agrupaciones antichinas y funcionarios sonorenses que las apoyaban, residía no tan53 to en considerar la inmigración china como perjudicial para México, sino en las razones a esgrimir para restringirla. El gobierno federal, apoyado en la Constitución, razonaba que sólo se debía limitar el ingreso de trabajadores extranjeros a fin de proteger al trabajador nacional, y agregaba que no existía razón alguna para rechazar a hombres de negocios e inversionistas; los antíchinos, por el contrario, planteaban que la entrada de los chinos debía prohibirse por su origen étnico. Con el fin de evitar la derogación del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación pactado con China, el gobierno de Obregón decide firmar el 21 de septiembre de 1921 un modus vivendi a dicho tratado, que persigue reducir la afluencia de trabajadores chinos y, de esa forma, terminar con la "ruinosa competencia" que éstos significaban para el trabajador nacional. Sin embargo, la población china en el país siguió incrementándo.se durante el lapso de 1910 a 1921, en el que pasó de 13 mil 203 a 14 mil 813 individuos 21. En Sonora, en cambio, hubo un descenso, de 4 mil 468 en 1910, a 3 mil 639 en 1920 22. Aunque en términos generales en el periodo 1920-1928 se nota UDa disminución de la violencia antichina, no dejan de producirse algunos hechos notables que prepararán el terreno para la expulsión definitiva de los chinos de Sonora. En 1924 el presidente Obregón decreta la expulsión de los directores de la Chee Kung Tong, una logia masónica, que habían sido encontrados responsables de los disturbios interchinos culminados en enfrentamientos armados entre esa'aseciación y su rival el Kuo Ming Tang (el partido nacionalista, a la sazón gobernante en China). Como consecuencia los antichinos adquirieron nuevos bríos para exigir al gobierno federal la aplicación del artículo 33 Constitucional a todos los chinos residentes en el país. En este ambiente y bajo el gobierno de Alejo Bay, la XXVII Legislatura de Sonora aprobó el 13 de diciembre de 1923 las leyes 29 y 31, la primera relativa a la creación de "barrios chinos", y la segunda a la prohibición de matrimonios de chinos con mexicanas, que castigaba con una multa a aquellos que hicieran vida marital 23. Al finalizar el mandato presidencial de Plutarco Elías Calles, en 1928, se contaba ya con el dispositivo legal necesario para hacer efectivo el viejo ideal de los defensores de la "pureza racial" mexicana: excluir a los chinos del proyecto nacional. La familia EJías da muerte al "dragón amarillo". Durante este periodo el discurso antichino seguía r~riéndose a ellos -como traficantes y consumidores de opio y morfina, como clientes de garitos y casas de prostitución, como irrespetuosos de las ley y malagradecidos con el país. Se hablaba de la conspiración del "dragón amarillo" para apoderarse del comercio nacional y boicotear al gobi roo, y de la corrupción que había generado el "oro chino" entre múltiples autoridades. La campaña de integración nacional emprendida por el recientemente fundado P R encontró en el movimiento antichino una posibilidad de arraigarse y extenderse en muchas entidades de la R pública. En Sonora, Sinaloa, ayarit, Jalisco, Oaxaca, Baja California 'arte, Durango, Coahuila, Tamaulipas, Veracruz y Chiapas se movilizaron otra vez diversos contingentes, a cuya cabeza se colocaron las autoridades locales. El 5 de agosto de 1931 el gobernador de Sinaloa, Macario Caxiola, se pronunció por proteger y desarrollar la línea nacionalista de la campaña antichina y evitar 1ue se desviara hacia posiciones antiextranjeras. 4. El 4 de julio del mismo año, Rodolfo Elías Calles había enviado un mensaje al presidente del PNR en Sonora, diputado Andrés Peralta, haciéndole ver la conveniencia de que las organizaciones del partido tomaran parte acS4 la cultura en MEXICO en la cultura 1<;. IIIIlCI n.U de S~ [tUI t."! Director Gennal: José Paps L1ergo Diredor: Peco Ignacio Taibo 11 Jef~ IÚ redacción: Gerarelo ele la Torre DWt1o: Beatriz Mira Redacción: Francisco Pérez Aroe, Mauricio Ciechanower, Rogelio Vizcaino, Emiliano Pérez Cruz, Luis Hemández, Cosme Omelas, Jorge Belarmino Femández Tom.ís, Jesús Anaya Rosique, Andrés Ruiz, Orlando Ortiz, Víctor Ronquillo, Juan Manuel Payán, Héctor R. de la Vega, Carlos Puig, Angel Valtierra, Pilar Vásquez, Armando Castellanos, Círo Gómez Leyva, Miguel Bonasso 'n~.tigQCió" gráfica: Paloma Saiz Coltll)omción espedal: Eisa accarella y Rafael Centeno. tiva en la campaña para proteger el comercio mexicano 25. Durante los años 1932 y 1933 se llevó a cabo la expulsión de los chinos de Sonora; se les deportó a Estados Unidos o al vecino estado de Sinaloa. La justificación que daban las autoridades estatales era legalista: que los chinos habían burlado las leyes y sobornado a diversos funcionarios. En marzo de 1932, el cónsul chino en Nogales calculaba en menos de mil personas la población china en Sonora y denunciaba el cierre forzoso de negocios y propiedades chinas, así como la deportación de 70 comerciantes chinos de Hermosi110 y 30 de Huatabampo 26. El 16 de noviembre del mismo año en un informe en el que explica las causas de la salida de los chinos de Sonora, el gobernador interino Ramón Ramos sostenía lo siguiente: "Los chinos por [... ] su inmutable idiosincracia, prefirieron antes que acatar nuestras leyes, salir del país. o hubo acción coercitiva de parte de este gobierno" 27. En 1934, al terminarse la campaña antichina en Sonora, el gobernador Rodolfo Elías Calles explicaba que las considerables pérdidas en los ingresos del estado, originadas por la clausura de los negocios chinos, habían sido compensadas por el desarrollo del comercio mexicano. Por lo demás, el "éxito" de la campaña ocasionó que disminuyera la población china en México de 15 mil 976 a 6 mil 661 individuos en el periodo de 1930 a 1940. El odio generalizado contra los chinos no debe considerarse como una reacción contra su importancia y poder. Mucho mayor fue siempre el poderío de los estadounidenses; pero mientras a éstos, a pesar de la existencia de genuinos sentimientos en su contra, se les temía y respetaba porque representaban un poder real con vastas capacidades de defensa, a los chinos resultaba fácil convertirlos en chivo expiatorio; sobre ellos se descargarían las frustraciones de amplios sectores sociales, a los cuales se les brindaría al mismo tiempo la oportunidad de mostrar su patriotismo e identificarse con una colectividad que fantaseaba con la "conspiración amarilla". . El proyecto de unificación callista incorporó al movimiento antichino en su programa nacionalista, que trataba de fomentar la unidad e identidad de los mexicanos. A corto plazo, el elemento xenofóbico actuó como un gran cohesionador, pues ante la carencia de elementos positivos que pudieran alimentar el orgullo de saberse participes de un proyecto nacional bien definido, la insinuación de que todo lo que hicieran los chinos era malo sirvió para mostrar a los mexicanos su superioridad sobre aquéllos, por lo menos en e aspecto moral. De esta manera los antichinos, camo el Ku Klux Klan en Estados Unidos,luchaban en nombre de la moral, por la observancia de la tradición y la limpieza de las costumbres. Las maniobras institucionales para dirigir la agresividad hacia las víctimas designadas expli can que la destrucción socialmente aceptada del sujeto señalado haya funcionado como válvula de escape de los instintos agresivos reprimidos 28 La sociedad sonorense hallo así, en la actitud an tichina, 1\ bcasión para un desahogo "racionali zado", en el sentido de una elección plenamenfe intencional. El odio a los chinos tuvo una transcendencia regional indudable, como lo demuestra el hecho de que todavía en 1965 se celebraba el 50° ani versario de la campaña nacionalista antichina en Sonora como un triunfo "en la defensa de la na cionalidad y de la raza 29. OTAS 1 Cereña, José Luis. "La penetración extranjer,a y los grupos de poder económico en el México porfirista en Problemas del Desarrollo. Año 1, Núm, 1. pp 4988. México, Instituto de Investigaciones Económi cas, UNAM, 1969. 2 Misawa Saito, K. La colonia Enomoto de ChiaPas, estrategÚJ expansionista y proyectos migratorios japoneses a fines del siglo XIX; El caso de México. Teis de maestría en historia de México. Facultad de Filosofía y letras, UNAM, 1982, pp 40-41. 3 El Economista Mexicano. 21 de diciembre de 1891, pp 224-226. Hemeroteca del Areh:ivo General de la ación. 4 El Imparcial y TIIe Two Republics. Septiembre y octubre de 1871. 5 El Tráfico de Guaymas, Sonora. 18 de enero de 1901. 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Ed Taurus, Madrid, 1971. 29 Apología del 50 aniversario de la Campaña Nacionalista. 26 de Mayo, 1915-1965. Estado de Sonora.