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Fracturas periprotésicas femorales proximales a prótesis totales de rodilla Fracturas periprotésicas femorales proximales a prótesis totales de rodilla Edward T. Su, MD, Hargovind DeWal, MD y Paul E. Di Cesare, MD Resumen Las fracturas periprotésicas proximales a prótesis totales de rodilla pueden tratarse de diversas formas: inmovilización con yeso, reducción a cielo abierto seguida de osteosíntesis, fijación externa y recambio protésico de rodilla. Teniendo en cuenta que ninguna de las técnicas mencionadas es hoy en día la de elección para el tratamiento de dichas fracturas, es importante entender cuales son las mejores opciones terapéuticas para cada tipo de lesión. Las primeras clasificaciones que se publicaron al respecto centraron su interés en el desplazamiento de las fracturas, considerándolo fundamental para la indicación terapéutica (quirúrgica o conservadora). Sin embargo, las técnicas más recientes y los implantes actuales han llevado a que, en la mayoría de las fracturas periprotésicas, los cirujanos prefieran el tratamiento quirúrgico. Para la elección del tratamiento más adecuado puede servirnos de guía la clasificación basada en la localización de la fractura. En general, los clavos intramedulares son mejores para las fracturas proximales, mientras que los dispositivos de ángulo fijo lo son para las fracturas cuyo origen esté a la altura del componente protésico femoral. Finalmente, el recambio protésico de rodilla será mejor para las fracturas más distales y para aquéllas en las que las prótesis estén aflojadas. J Am Acad Orthop Surg (Ed Esp) 2004;3:84-92 J Am Acad Orthop Surg 2004;12:12-20 Las fracturas periprotésicas supracondíleas de fémur, en situación proximal a prótesis totales de rodilla, son poco frecuentes (del 0,3 al 2,5%).1-4 Suelen ocurrir en pacientes mayores de 60 años, en los que la osteoporosis es común. El mecanismo de fractura más habitual es una caída sobre la rodilla. Algunas fracturas ocurren por traumatismos de alta energía (p. ej., accidentes de tráfico). Teniendo en cuenta que cada vez se implantan más prótesis de rodilla y que el nivel de actividad de los pacientes de edad avanzada también se está incrementando, lo más probable es que la tasa de estas fracturas también vaya aumentando. Neer y cols.5 definieron la región supracondílea del fémur como la que incluye los 7,62 cm distales de dicho hueso. Culp y cols.6 consideran que el límite de la zona supracondílea está situado a 9 cm por encima de la interlínea articular de la rodilla. Sisto 84 y cols.4 incluyeron en la definición a todas las fracturas que estuvieran en una zona situada 15 cm por encima de la interlínea articular de la rodilla. En general, las fracturas periprotésicas supracondíleas de fémur son las que se encuentran en los 15 cm por encima de la interlínea articular de la rodilla. En prótesis con vástago femoral, dichas fracturas serían las situadas en los 5 cm proximales al extremo superior del implante. Factores de riesgo Se conocen varios factores de riesgo de fracturas periprotésicas supracondíleas femorales. Destacan: la artritis reumatoide, las enfermedades neurológicas, el tratamiento con corticoides durante largo plazo, la existencia de un corte excesivo en la cortical anterior del fémur y las artroplastias de recambio.3,6-9 Merkel y Johnson,3 en un estudio realizado en pacientes con recambio protésico de rodilla, publicaron una incidencia de fracturas proximales a la prótesis del 1,6% (10/637), lo que contrasta con una incidencia del 0,6% (26/4.596) en prótesis primarias. La artritis reumatoide y la toma de corticoides durante largo tiempo también conllevan un mayor riesgo de fractura periprotésica. La razón de ello es la mayor probabilidad de osteoporosis en tales circunstancias. No está claro si la toma de corticoides es un factor de riesgo o un indicador de la gravedad de la artritis reumatoide. En una serie de 16 pacientes con fracturas supracondíleas femorales, 12 tenían artritis reumatoide. De ellos, 10 habían sido tratados durante mucho tiempo con corticoides.10 En otro estudio, 12 de los 22 pacientes también tenían artritis reumatoide. De ellos, 9 habían tomado corticoides durante un largo período de tiempo.2 Un análisis teórico de los efectos de un corte femoral anterior excesivo constató que cuando dicho corte era de 3 mm, la resistencia a la torsión del El Dr. Su es residente, Department of Orthopaedic Surgery, Musculoskeletal Research Center, NYU-Hospital for Joint Diseases, New York, NY. El Dr. DeWal es residente, Department of Orthopaedic Surgery, Musculoskeletal Research Center, NYU-Hospital for Joint Diseases. El Dr. Di Cesare es associate professor, Department of Orthopaedic Surgery, Musculoskeletal Research Center, NYU-Hospital for Joint Diseases. Ninguno de los siguientes autores ni los departamentos asociados con ellos han recibido ayudas ni poseen acciones en empresas u organismos relacionados directa o indirectamente con el tema de este artículo: Dr. Su, Dr. DeWal y Dr. Di Cesare. Copyright 2004 by the American Academy of Orthopaedic Surgeons Journal of the American Academy of Orthopaedic Surgeons (Edición Española) 24 Edward T. Su, MD y cols. hueso disminuía en un 29,2%.6 Por el contrario, en una serie de 670 prótesis de rodilla (670 pacientes), de las cuales 180 (27%) tenían un corte anterior menor o igual a 3 mm, sólo 2 pacientes sufrieron fractura supracondílea femoral (1 con corte excesivo y otro sin él).1 Los autores de dicho estudio concluyeron que la remodelación y redistribución de fuerzas alrededor de la prótesis fue la causa de la baja frecuencia de dichas fracturas, a pesar de la alta incidencia de cortes excesivos en la cortical anterior del fémur. En un reciente trabajo biomecánico sobre fémures de cadáveres, se creó un defecto en todo el espesor de la cortical justo por encima de la parte anterior del componente femoral. Sus autores constataron disminuciones estadísticamente significativas de la resistencia al doblado (18%) y a la torsión (39,2%) (p = 0,0034 y p = 0,01, respectivamente) del hueso.11 Además, el tipo de fractura en los fémures con dicho defecto fue diferente que en los fémures sin él. Los fémures con defecto anterior presentaron fundamentalmente fracturas oblicuas cortas, cuyo trazo de fractura normalmente comenzaba en la cortical defectuosa. Por el contrario, los fémures sin corte anterior sufrieron sobre todo fracturas diafisarias. Como norma general hay que evitar el corte excesivo de la cortical anterior, puesto que así disminuiremos el riesgo de fractura periprotésica en una zona biomecánicamente debilitada (la situada entre el fémur distal y el componente protésico femoral). Clasificación Se han utilizado diversas clasificaciones para las fracturas periprotésicas supracondíleas femorales (tabla 1). La clasificación de Neer,5 ba- Tabla 1 Clasificaciones de las fracturas periprotésicas supracondíleas femorales Estudio Neer y cols.5 Tipo/Grupo Tipo I Tipo II Tipo IIa Tipo IIb DiGioia y Rubash12 Tipo III Grupo I Grupo II Grupo III 25 Chen y cols.7 Tipo I Tipo II Lewis y Rorabeck14 Tipo I Tipo II Tipo III Descripción Sin desplazar (< 5 mm de desplazamiento o menos de 5° de angulación) Desplazada > 1 cm Con desplazamiento lateral de la diáfisis femoral Con desplazamiento medial de la diáfisis femoral Desplazada y conminuta Extraarticular, sin desplazar (< 5 mm de desplazamiento o > 5° de angulación) Extraarticular, desplazada (> 5 mm de desplazamiento o > 5º de angulación) Muy desplazada (pérdida de contacto cortical) o angulada (> 10º); puede haber un trazo intercondíleo o un trazo en T Sin desplazar (tipo I de Neer) Desplazada y/o conminuta (tipos II y III de Neer) Fractura sin desplazar; prótesis intacta Fractura desplazada; prótesis intacta Fractura desplazada o sin desplazar; prótesis aflojada Vol 3, N.o 2, Marzo/Abril 2004 sada en el desplazamiento y en la estabilidad, fue diseñada para las fracturas supracondíleas de rodillas sin prótesis, motivo por el que no tuvo en cuenta las relaciones existentes entre las fracturas y las prótesis. DiGioia y Rubash12 modificaron la clasificación de Neer, tomando de nuevo como referencia el desplazamiento de la fractura. Chen y cols.7 simplificaron la clasificación a dos tipos: fracturas desplazadas y sin desplazar. Lewis y Rorabeck consideraron en su clasificación el aflojamiento de la prótesis, destacando lo importante que era tener en cuenta el recambio protésico entre las posibilidades terapéuticas.13,14 Aunque las mencionadas clasificaciones nos pueden ayudar a decidir el tipo de tratamiento, no suelen utilizarse. Ello es debido a que no sirven para elegir el método quirúrgico más adecuado para cada caso. Tratamiento En el momento de que elegir el tratamiento más adecuado para estas fracturas, hay que tener en cuanta varios factores, como son el estado de salud del paciente, su capacidad de marcha previa a la lesión, el tipo de fractura, su localización, si está o no está desplazada y el tipo de prótesis que lleva el paciente. La osteoporosis local en la zona del componente femoral puede hacer que la osteosíntesis realizada sea poco estable. Los objetivos del tratamiento, ya sea conservador o quirúrgico, son la consolidación de la fractura, la recuperación y mantenimiento del rango de movilidad de la rodilla y la consecución de una función indolora. Para lograr un buen resultado, hacen falta al menos 90° de movilidad, un acortamiento de la fractura menor o igual a 2 cm, una mala alineación en varo o valgo menor o igual a 5° y una mala alineación en flexión o extensión menor o igual a 10°.15 Los criterios mencionados, sin embargo, no sirven para valorar totalmente la función, que en definitiva es lo más importante para el paciente. Hay que recordar que una consolidación viciosa puede producir una mala alineación y también unas fuerzas anómalas 85 Fracturas periprotésicas femorales proximales a prótesis totales de rodilla en la articulación de la rodilla, lo que conduciría al aflojamiento protésico, de forma similar a lo que ocurre en una prótesis primaria, en la que se pueden producir un aflojamiento y fracaso precoces por la mala alineación de los componentes. Tradicionalmente, se ha preferido el tratamiento conservador de las fracturas, mediante tracción esquelética, yesos u ortesis.2-4,9 El tratamiento conservador evita los riesgos de la cirugía: hemorragia, infección (sin incluir la de los orificios de las agujas de la tracción esquelética), pérdida de fijación y complicaciones anestésicas. Sin embargo, no resulta práctico ni bien tolerado poner una tracción esquelética durante mucho tiempo a un paciente senil. Además, podría conllevar los riesgos propios del encamamiento prolongado: úlceras de decúbito, atelectasias, neumonía, embolias pulmonares, trombosis venosas profundas y atrofia muscular por falta de uso. Una inmovilización con yeso o con ortesis evita los riesgos de la cirugía, aunque puede producir una importante pérdida de movilidad, así como pseudoartrosis o con- solidación viciosa. Para la mayoría de los pacientes con fractura periprotésica supracondílea femoral es preferible el tratamiento quirúrgico, excepto si se trata de los pacientes muy deteriorados que podrían no resistir la cirugía. Cuando no pueda operarse, habrá que inmovilizar la extremidad afecta en extensión durante 4-6 semanas, sin permitir al paciente apoyar la pierna. Si el componente protésico femoral estuviera ya aflojado antes de la fractura o se hubiera aflojado en el momento de la lesión, estaría indicado un recambio protésico con componente femoral con vástago16 (fig. 1). Figgie y cols.2 realizaron un recambio a medida en dos pacientes, obteniendo en ambos casos buenos resultados. De hecho, los pacientes volvieron a caminar a la semana de la operación. Kraay y cols.17 efectuaron recambios en siete pacientes mediante aloinjertos distales de gran tamaño, como métodos de salvamento. A pesar de dos complicaciones postoperatorias, todos los pacientes tuvieron resultados satisfactorios. Cordeiro y cols.18 trataron a una serie de pacien- tes: cuatro mediante recambio protésico, tres mediante osteosíntesis (placa y tornillos) y dos de forma conservadora. Los pacientes que tuvieron mejores resultados fueron aquéllos en los que se practicó el recambio protésico. Rorabeck y Taylor15 han recomendado que el vástago se extienda proximalmente más allá del foco de fractura, al menos una distancia equivalente al diámetro de dos corticales. También aconsejan tener mucho cuidado cuando se utilicen vástagos de más de 190 mm de longitud, puesto que podrían producir golpeteo en la parte anterior del fémur a causa de su curvatura anatómica. Placas y tornillos Placas de sostén Las ventajas de las placas de sostén son la posibilidad de colocar múltiples tornillos distales en muchas direcciones, y la excelente visión que se tiene de la fractura, lo que facilita su reducción anatómica. Entre sus desventajas, destacan una desperiostización excesiva y una fija- Figura 1. Radiografías anteroposterior (A) y lateral (B) de una fractura periprotésica, que se extiende desde la parte anterior del componente femoral hacia abajo. Se trató mediante recambio del componente protésico femoral por otro con vástago, y aloinjerto femoral distal. En (C) y en (D) se ven, respectivamente, las radiografías postoperatorias anteroposterior y lateral. 86 Journal of the American Academy of Orthopaedic Surgeons (Edición Española) 26 Edward T. Su, MD y cols. ción menos rígida que la que se obtiene normalmente con clavos o dispositivos de ángulo fijo (p. ej., clavos intramedulares, clavos-placa o clavos-placa con tornillos dinámicos condíleos).19 Healy y cols.8 y Zehntner y Ganz20 publicaron buenos resultados en 12 pacientes utilizando placas condíleas de sostén, con o sin injerto óseo. En todos ellos, las fracturas consolidaron, y los pacientes recuperaron la capacidad de marcha previa a la fractura, aunque perdiendo algo de movilidad articular. Merkel y Johnson3 describieron dos complicaciones en cuatro pacientes a los que se realizó osteosíntesis con clavo-placa. Teniendo en cuenta las bajas cifras publicadas y su posible rigidez inadecuada, hoy en día no está clara la indicación de las placas de sostén. Además, los avances recientes de la osteosíntesis, con dispositivos de fijación más rígidos, hacen que las placas de sostén se utilicen cada vez menos en el tratamiento de A B las fracturas periprotésicas supracondíleas femorales. Dispositivos de ángulo fijo Existen dos tipos fundamentales de dispositivos de ángulo fijo: el tornillo-placa condíleo (fig. 2) y el clavoplaca. Cusick y cols.19 hallaron que el tornillo condíleo era más rígido (p < 0,05) y más fácil de colocar que la placa de sostén. El clavo-placa es más delgado que el tornillo-placa condíleo y puede colocarse más distalmente, por lo que resulta útil en fracturas más distales e incluso en fracturas por encima de componentes protésicos femorales sustitutivos del ligamento cruzado posterior (con cajetín intercondíleo). Cuando la fractura sea muy distal, el clavo-placa puede colocarse anterior a los pernos de anclaje del componente femoral.8 El clavo-placa también resiste la flexión y la extensión del fragmento distal mejor que el tornillo-placa deslizante. Ochsner y Pfister21 publica- C ron sus resultados con una placa «en tenedor», que tiene el mismo perfil que el clavo-placa pero utiliza dos horquillas de 12 mm en lugar de una placa sólida. En seis pacientes, colocaron el dispositivo muy distalmente, puesto que las horquillas pudieron pasar alrededor de los pernos de anclaje de los componentes protésicos femorales. Las placas de bloqueo también pueden ser útiles para este tipo de fracturas. Dichas placas combinan la rigidez de un dispositivo de ángulo fijo con la colocación de múltiples tornillos distales, propia de las placas condíleas de sostén.22 Clavos intramedulares Clavos supracondíleos Los clavos intramedulares supracondíleos pueden usarse también para el tratamiento de las fracturas periprotésicas femorales16,23 (fig. 3). En una serie de siete pacientes trata- D Figura 2. Radiografías anteroposterior (A) y lateral (B) de una fractura periprotésica cuyo trazo comienza proximal a la parte anterior del componente femoral. Se trató mediante reducción a cielo abierto y osteosíntesis con tornillo condíleo dinámico y placa lateral. En (C) y (D) se ven las radiografías postoperatorias, anteroposterior y lateral, respectivamente. 27 Vol 3, N.o 2, Marzo/Abril 2004 87 Fracturas periprotésicas femorales proximales a prótesis totales de rodilla Figura 3. Radiografías anteroposterior (A) y lateral (B) de una fractura periprotésica cuyo trazo empieza en la parte anterior del componente femoral. Se trató mediante osteosíntesis con clavo intramedular retrógrado. En (C) y (D) pueden verse las radiografías postoperatorias, anteroposterior y lateral, respectivamente. dos mediante clavos supracondíleos, todas las fracturas consolidaron, de forma que a los 3 meses todos los pacientes volvieron a la función previa a la lesión.23 En algunos casos, el extremo del clavo tuvo que ser cortado para que los tornillos de cerrojo pudieran colocarse más distalmente. Los clavos intramedulares se ponen de forma retrógrada mediante un abordaje pararrotuliano interno. Antes de comenzar la cirugía, es muy importante saber exactamente el tipo de componente femoral que el paciente lleva (tabla 2). Otra cosa importante es saber si la escotadura intercondílea es abierta o cerrada. En caso de ser abierta también hay que saber si dicha apertura es suficientemente grande como para permitir la colocación de un clavo intramedular. Por lo que se refiere al tamaño del espacio intercondíleo, hay mucha variedad entre los diferentes tipos de componentes femorales protésicos (tabla 2). La mayoría de los componentes femorales que conservan el ligamento cruzado posterior tienen unos diámetros de escotadura de entre 11 y 88 20 mm. Los componentes femorales que no conservan el ligamento cruzado posterior suelen tener escotaduras intercondíleas más estrechas. Es recomendable que el orificio del componente femoral sea por lo menos 1 mm mayor que el del clavo que se va a colocar. Se ha publicado un caso en el que el orificio del componente femoral se amplió con un instrumental capaz de cortar el metal, con el que se consiguió ajustar el tamaño del orificio a un clavo de 12 mm.24 Un inconveniente de dicha solución fue la gran cantidad de residuos metálicos que se generaron al ampliar el orificio, lo que podría ocasionar desgaste protésico por cuerpos extraños, desgaste rápido del polietileno, osteolisis y aflojamiento precoz del componente protésico. Cuando la escotadura sea demasiado estrecha para la implantación de un clavo, será preferible utilizar una técnica alternativa, como por ejemplo, un dispositivo de ángulo fijo. Si los componentes protésicos tienen vástago, las fracturas periprotésicas supracondíleas femorales suponen un problema diferente, ya que dichos vástagos impiden la colocación de clavos retrógrados o tornillos de fijación. En tales circunstancias, harán falta técnicas alternativas, como los clavos anterógrados cortos por encima del vástago o las placas asociadas a técnicas de cerclaje.25-27 Clavos anterógrados y otras técnicas de osteosíntesis Cuando la fractura sea muy proximal, se podrá utilizar un clavo anterógrado (p. ej., cuando el fragmento distal sea suficientemente largo como para que puedan colocarse tornillos distales de cerrojo). No existen publicaciones sobre el enclavado anterógrado estándar de estas fracturas. Es probable que la mayoría de los cirujanos que prefieren los dispositivos intramedulares usen el clavo retrógrado, para así lograr una mejor fijación distal. Hanks y cols.28 publicaron sus resultados a corto plazo tras usar clavos intramedulares de tipo BrokerWills con cerrojos distales en el tratamiento de las fracturas supracondíleas posteriores a prótesis totales de rodilla. Recomendaron su uso cuando Journal of the American Academy of Orthopaedic Surgeons (Edición Española) 28 Edward T. Su, MD y cols. Tabla 2 Apertura intercondílea de los componentes protésicos femorales, según su fabricante y modelo Modelo Compañía Biomet Kirschner DePuy/Jonhson & Jonhson Wright Medical Howmedica/Osteonics Centerpulse (Intermedics/Sulzer) Zimmer Smith & Nephew 17-22 13-15 14 17-23 20 14 14,2-21,5 AGC tamaños 55-80 Maxim PCR tamaños 55-80 Maxim PCS con cajetín abierto tamaños 55-80 Ascent PCR tamaños XS-XXL Ascent PCS con cajetín abierto tamaños XS-XXL Performance AMK Conservadora de ligamento cruzado posterior 1488 y 1688, tamaños 1-5 AMK serie 1489, tamaños 1-5 AMK Congruency estabilizada posterior 1956, tamaños 1-5 AMK estabilizada posterior (cajetín divergente) 1866 AMK Universal 1489 AMK Coordinate Ultra LCS tamaños pequeño – y grande + LCS Complete, tamaños pequeño – y grande + PFC Sigma conservadora de ligamento cruzado posterior PFC Sigma estabilizada posterior PFC Sigma TC3 sustitutiva de cruzado posterior PFC Modular conservadora de cruzado posterior PFC Modular sustitutiva de cruzado posterior PFC TC3 Advantim PCR Advantim Open Housing estabilizada posterior Advantim Closed Housing estabilizada posterior Advance Medical Pivot (PCR) Advance estabilizada posterior Axiom (PCR) tamaños 55-85 Axiom estabilizada posterior tamaños 55-85 PCA tamaños pequeño y extralargo Duracon Omnifit Scorpio CR tamaños 3-13 Scorpio PS tamaños 3-13 Scorpio TS Natural NKII 14,5-20,6 13,2-17,2 13,25 14,5 Cajetín cerrado 13,6-22 14,4-21,9 17,4 11,9 11,9 19,9 9,3 Cajetín cerrado 19 16 Cajetín cerrado 18 Cajetín cerrado 14-22 16-24 12-16 18,5 Cajetín cerrado 17-21 17-21 Cajetín cerrado 14 Apollo PCR Apollo estabilizada posterior Insall/Burstein I tamaños 55-72 Insall/Burstein II tamaños 54-74 Miller-Galante I tamaños pequeño – y grande ++ Miller/Galante II tamaños 1-8 NexGen LPS tamaños A-H con cajetín abierto Genesis Genesis II 18,5 Cajetín cerrado 15,5-18,8 15,3-21 10,6-17,4 11,9 14,1-21,6 20 16,5 las fracturas están al menos 8 cm por encima de la interlínea articular de la rodilla. Ritter y cols.29 utilizaron clavos de Rush en 22 fracturas supra- 29 Diámetro intercondíleo mínimo (medio-lateral y anteroposterior) en mm condíleas femorales, con resultados aceptables. No se produjo pseudoartrosis ni pérdidas de movilidad. Tani y cols.30 publicaron un caso en el que Vol 3, N.o 2, Marzo/Abril 2004 se utilizó un injerto de peroné como método de fijación intramedular. La fijación externa se ha usado muy poco en las fracturas periprotési- 89 Fracturas periprotésicas femorales proximales a prótesis totales de rodilla cas supracondíleas femorales. Cuando se utilice un fijador externo en la cercanía de una prótesis de rodilla, hay que saber que existe riesgo de infección de la prótesis a causa de los clavos del fijador. Merkel y Johnson3 han publicado tres casos, que inicialmente fueron tratados mediante fijación externa, en los que obtuvieron resultados buenos o excelentes. Figgie y cols.2 trataron a un paciente con fijación externa en el que se infectaron los clavos del fijador, y que más tarde desarrolló una infección profunda. Teniendo en cuenta los pocos estudios que se han hecho sobre fijación externa de estas fracturas, esta técnica tiene una aplicación limitada, por ejemplo, en casos en los que esté contraindicada la fijación interna. Injerto óseo suplementario La colocación de injerto óseo en la fractura puede tener sus ventajas. Sin embargo, por lo que se refiere a la cantidad de injerto y a cuándo utilizarlo, los trabajos publicados hasta ahora no son concluyentes. Healy y cols.8 utilizaron injerto óseo (aloinjerto o autoinjerto) en 15 de 20 fracturas, con buenos resultados. Aunque no fueron estadísticamente significativos, estos resultados mostraron que las fracturas con autoinjerto consolidaron mejor que las que usaron aloinjerto. En dos pacientes, no hubo consolidación; en uno se utilizó injerto mientras que en el otro no. Los autores recomiendan prestar especial atención a la calidad ósea del fragmento distal y, si fuera necesario, reforzar la fijación del implante mediante metilmetacrilato, añadiendo además injerto óseo.8 El injerto puede ser muy útil en pseudoartrosis, tanto si se realiza una nueva osteosíntesis como si no. Wang y Wang31 utilizaron aloinjerto cortical estructural junto a osteosíntesis con placa. Describieron 10 casos, de los cuales 9 obtuvieron resultados buenos o excelentes. Aunque la colocación de aloinjerto cortical estructural requiere mucha desperiostización, en casos de grave conminución o de pseudoartrosis, puede dar más estabilidad a la fijación. 90 Complicaciones El hecho de que no existan muchas publicaciones sobre fracturas periprotésicas supracondíleas femorales hace que el cálculo de la tasa de complicaciones resulte difícil. Se han publicado altas tasas de complicaciones, tanto mediante tratamiento quirúrgico como mediante tratamiento conservador. Entre las complicaciones, destacan la pérdida de movilidad articular, la mala alineación, la infección, la pseudoartrosis y la muerte intraoperatoria. Nielsen y cols.32 publicaron complicaciones en tres de cada cuatro pacientes tratados quirúrgicamente, y Merkel y Johnson3 en tres de cada cinco. Los autores de ambos trabajos recomendaron el tratamiento conservador como la primera forma de manejo de dichas fracturas. Sin embargo, Culp y cols.6 recomendaron la fijación quirúrgica, partiendo de la base de que sólo tuvieron seis complicaciones en 31 pacientes tratados quirúrgicamente (19%) y 13 en 30 pacientes tratados de forma conservadora (43%). La mayoría de los autores de series cortas y de casos clínicos han descrito pocas o ninguna complicación, por lo que preconizan el tratamiento quirúrgico. Una revisión de la bibliografía24,6,8-10,16-18,20,21,23,30,33-42 constató 361 fracturas periprotésicas femorales proximales a prótesis de rodilla. De ellas, 140 (39%) habían sido tratadas de forma conservadora y 221 (61%) mediante cirugía. En los 140 casos quirúrgicos hubo 44 complicaciones (31%), de las cuales 19 fueron retardos de consolidación o pseudoartrosis (14%) y 25 consolidaciones viciosas (18%). En los 221 casos operados, hubo 43 complicaciones (19%), que consistieron en 6 infecciones (3%), 15 retardos de consolidación o pseudoartrosis (7%), 10 consolidaciones viciosas (4%), 6 fallos de la osteosíntesis (3%) y otras complicaciones en el 3% de los casos (muerte intraoperatoria, embolia pulmonar y molestias producidas por el material de osteosíntesis). En dicha revisión bibliográfica, no se estudiaron las diferencias posibles entre los diversos tipos de tratamiento conservador (yeso, férula, ortesis, tracción) y quirúrgico (reducción y osteosíntesis a cielo abier- to, enclavado intramedular, fijación externa y recambio protésico de rodilla). Así pues, aunque las cifras parecen indicar que las fracturas operadas van mejor que las tratadas de forma conservadora, es difícil obtener conclusiones científicamente correctas, a causa de la gran diversidad de tratamientos utilizados. Clasificación Ante una fractura periprotésica supracondílea hay que tener en cuenta ciertos factores, como las enfermedades concomitantes que el paciente pueda tener y los objetivos específicos del tratamiento. Las clasificaciones hasta ahora conocidas se han centrado en determinar si es necesario o no el tratamiento quirúrgico.7,12,13 Aunque el tratamiento conservador puede ser aceptable en fracturas sin desplazar, en pacientes con mala salud, la mayoría de las fracturas deben tratarse de forma quirúrgica. Sus objetivos serán disminuir el riesgo de desplazamiento secundario, facilitar la movilización del paciente y mejorar el rango de movilidad de la rodilla.42 A pesar de que se han publicado altas tasas de complicaciones (del 25 al 75%), en realidad, mediante un tratamiento quirúrgico adecuado, se pueden obtener buenos resultados.2,6,8,16,21,27,28 La clasificación que se describe a continuación (fig. 4) puede servir para decidir el tratamiento quirúrgico más conveniente en cada caso. Las fracturas tipo I son aquéllas que se producen por encima del componente femoral. Pueden tratarse mediante clavo intramedular anterógrado o retrógrado (siempre que el citado componente femoral tenga un cajetín que permita la colocación del clavo), aunque a veces puede ser necesario implantar un dispositivo de ángulo fijo. Las fracturas tipo II tienen un trazo que empieza en el extremo proximal del componente femoral y se extiende hacia arriba. Suelen tratarse mediante un dispositivo de ángulo fijo o por medio de un clavo supracondíleo retrógrado (si el cajetín femoral es abierto). En las fracturas tipo III, cualquier parte de la fractura es distal al borde superior de la Journal of the American Academy of Orthopaedic Surgeons (Edición Española) 30 Edward T. Su, MD y cols. Tipo I Tipo II Tipo III Figura 3. Imágenes anteroposteriores y laterales de la clasificación de las fracturas periprotésicas supracondíleas femorales. Tipo I: fractura proximal al componente protésico femoral. Tipo II: fractura cuyo trazo comienza a la altura de la parte proximal del componente femoral y se extiende hacia arriba. Tipo III: fracturas en las que cualquier parte de la línea de fractura está distal al borde superior de la parte anterior del componente protésico femoral. zona anterior del componente femoral. Pueden tratarse mediante un dispositivo de ángulo fijo (siempre que el fragmento óseo se ajuste al dispositivo de fijación) o mediante un recambio protésico con vástago femoral, posiblemente en combinación con aloinjerto femoral distal. Si el componente femoral está aflojado, hará falta un recambio protésico con vástago, independientemente de la localización de la fractura. Esta afirmación puede ser objeto de debate, puesto que algunos cirujanos prefieren tratar primero la fractura y después realizar el recambio protésico, con el fin de disminuir la pérdida sanguínea y evitar la necesidad de un gran aloinjerto estructural femoral. Puede ocurrir que la planificación preoperatoria prevista tenga que cambiarse durante el acto quirúrgico. Aunque en las radiografías preoperatorias el componente femoral no parezca aflojado, el cirujano deberá prever la posibilidad de encontrar un aflojamiento protésico durante la intervención, lo que haría necesario el recambio del componente femoral. Algunos dispositivos, como la placa condílea de bloqueo, pueden colocarse por incisiones relativamente pe- 31 queñas, de forma que los tornillos se implantan por vía percutánea. De esa forma, se logrará un montaje rígido, con una desperiostización menor. Una desventaja de dichos dispositivos es que tienen mayor riesgo de lesión neurovascular, debido al abordaje a ciegas y a la falta de visión de la fractura en el momento de la reducción. Cuando exista gran conminución, habrá que hacer una reducción a cielo abierto. La colocación de injerto óseo puede facilitar la consolidación de la fractura. Cuando se utilice un clavo supracondíleo o cualquier otro dispositivo de fijación que no requiera la apertura del foco de fractura, podrá o no ponerse injerto óseo. Su posible efecto beneficioso es todavía controvertido. Resumen Aunque el desplazamiento de la fractura es lo fundamental para indicar el tratamiento (quirúrgico o conservador) de las lesiones supracondíleas femorales proximales a prótesis de rodilla, en la mayoría de los casos, se elegirá el tratamiento quirúrgico. Sólo si el paciente está demasiado en- Vol 3, N.o 2, Marzo/Abril 2004 fermo como para resistir la cirugía, deberá evitarse el tratamiento conservador. Con una planificación preoperatoria cuidadosa el cirujano podrá elegir entre las diversas formas de tratamiento quirúrgico existentes, lo cual dependerá de los hallazgos intraoperatorios de cada caso. Para la planificación preoperatoria, es importante conocer el tipo y tamaño de los componentes protésicos implantados, y definir si están o no aflojados. La elección del material de osteosíntesis dependerá de la cantidad de hueso disponible para la fijación distal. Los clavos intramedulares suelen ser el mejor tratamiento de la mayoría de las fracturas proximales. En las fracturas cuyo trazo comience a la altura del componente femoral, habrá que utilizar dispositivos de ángulo fijo. Las fracturas muy distales, o aquéllas en las que la prótesis esté aflojada, requerirán un recambio protésico con vástago en el componente femoral junto a aloinjerto estructural. El cirujano debe estar preparado para realizar cirugía de recambio, puesto que a veces los hallazgos intraoperatorios son mayores de los que el estudio radiológico preoperatorio permite suponer. 91 Fracturas periprotésicas femorales proximales a prótesis totales de rodilla Bibliografía 1. Ritter MA, Faris PM, Keating EM: Anterior femoral notching and ipsilateral supracondylar femur fracture in total knee arthroplasty. J Arthroplasty 1988;3: 185-187. 2. Figgie MP, Goldberg VM, Figgie HE III, Sobel M: The results of treatment of supracondylar fracture above total knee arthroplasty. J Arthroplasty 1990;5:267276. 3. 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