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C O L O M B I A publicación mensual año 2 ~ número 26 febrero 2013 © Derechos reservados Distribución gratuita >> porTada P18 Por QuÉ no cede La crisis Más que a los terroristas o al calentamiento, el mundo le tema a la recesión global que ya lleva cuatro años y no termina de despejarse. >> auTorEs /P44 ricardo silva romero y su doble novela de amor y de guerra. >>Los Libros /p26 un retrato de la guerra en siria desde la ciudad de alepo y los elogios que salman rushdie se hizo a sí mismo en su biografía. >> LanZamiEnTos /p40 santiago rojas integra varias posiciones de la medicina para difundir consejos de salud y bienestar. Editorial >>editor Sergio Dahbar [email protected] >>consejo asesor Carlos Caballero Argáez jaime Abello Banfi Luis Giusti Lala Lovera Denise Lugo >>coordinación editorial Rafael Osío Cabrices >> redacción Isabel Calderón Reyes jose Agustín jaramillo >>colaboradores Antonio García Angel Oscar Collazos Harrys Salswach >>corrección Narcisa García >>diseño gráfico Gonzalo González jaime Pérez M. gg&a comunicación visual C ada tanto desaparece una librería en el mundo. Se alzan entonces voces de protesta. Una alharaca que no dura demasiado tiempo. Una noticia tapa la otra. Y el curso de la vida sigue sin detenerse. Como esas gotas de agua que caen sobre el mar. John Updike llamó a los libreros “la sal de la tierra’’. “La línea del frente’’. “Los fuertes solitarios’’. Porque arrojan luz sobre la acera. “Civilizan las urbanizaciones’’. No es poca cosa. Esos fuertes solitarios han recibido llamados de atención desde el terreno virtual, pero también desde el crecimiento de grandes grupos editoriales, que al lanzar infinitos títulos al mercado dominan el punto de venta para que sus libros no queden en la retaguardia. También han resistido los efectos de crisis y el desprecio del público. Siempre vale la pena volver a Romano Montroni, autor de Vender el alma, El oficio del librero, de Fondo de Cultura Económica. Este cruzado se convirtió en librero por casualidad, trabajó veinte años en Feltrinelli, formó a más de 600 profesionales y es hoy por hoy amigo de intelectuales y escritores. Su libro fue prologado por Umberto Eco y debe ser leído porque no sólo contiene claves para quienes desean vender libros de una manera inteligente, sino porque a la larga representa un manifiesto sobre la naturaleza de una de las grandes catedrales de la cultura universal: la librería. Montroni le pide una opinión a otro italiano, editor de cuna y escritor soberbio, Roberto Calasso. Y este le responde como un eco: “la buena librería es aquella donde cada vez se compra al menos un libro, y muy a menudo no el que se tenía intención de comprar’’. He ahí un milagro cotidiano. Parece sencillo, pero no lo es. C O N T E N I D O O P I N I Ó N >> >> SERGIO DAHBAR Relaciones peligrosas /04 >> ÓSCAR COLLAZOS Pluma de gonzo /06 >> ANTONIO GARCÍA ÁNGEL La elegancia del erizo /08 >> RAFAEL OSÍO CABRICES >> HARRYS SALSWACH La prueba del tiempo /10 Cuaderno de notas /12 >>fotografía Camilo Rozo Vasco Szinetar Efrén Hernández >>Pre-prensa e impresión Legis >>una publicación de el librero colombia Calle 95 #11A-84. Bogotá~Colombia 571.6231210 / 1165. FAX: 571.6231132 Email: [email protected] >>directora Denise Lugo >>administración Esmeralda Avila 20 >> P O R T A D A © derechos exclusivos: The New York Review of Books, The New York Times Book Review Las colaboraciones son rigurosamente solicitadas. El editor no necesariamente comparte los puntos de vista de los colaboradores. los libros >>coordinación Rafael Osío Cabrices >>traducción Gabriela Gamboa >> Derechos exclusivos The New York Times Books Review The New York Review of Books 2>Febrero 2013 Varios economistas han escrito libros que intentan explicar desde distintas perspectivas los últimos cuatro años de recesión económica. La crisis Económica: un enigma en ProceSo de reSolución sudoKu Si Alepo cae la segunda ciudad siria se creía a salvo de la guerra. Ahora, los combates la han dejado sin su riqueza y sin su fe /26 >> NOVEDADES Lo más reciente de la oferta editorial nacional e importada /14 >> VISUALES Una antología que celebra la forma en que Alfredo Garzón hace pensar con sus caricaturas. /24 >>OFICIO Ante el cambio de paradigma en el sector editorial, Julieta Lionetti cree que es importante escribir la historia económica del papel. /34 >> EDITORIALES la valija de fuego quiere inventarse nuevas formas de circulación para sus libros. /36 >> LANZAMIENTOS El periodista venezolano Francisco Oliveros hizo un reportaje sobre una jueza venezolana perseguida por el chavismo. /38 >> LANZAMIENTOS Para Santiago Rojas es importante difundir la medicina por todos los medios posibles. /40 los versos egocéntricos Salman rushdie publicó una autobiografía en tercera persona. Pero eso no hace nada por esconder la visión de sí mismo como un genio /31 >>AUTORES Ricardo Silva Romero quiso escribir una novela de contrastes. /44 >> LANZAMIENTOS Menena Cottín cuenta cómo es posible ver paisajes con los ojos cerrados. /42 Febrero 2013>3 Relaciones peligrosas <<Sergio Dahbar>> Cherchez la femme A lfred Hitchcock sigue tan vivo como en sus mejores días. La encuesta que realiza la revista británica de cine Sight & Sound cada diez años así lo demuestra: Vértigo fue escogida como la mejor película de la historia (a pesar de que el mismo realizador no la consideró redonda). Ahora dos films lo recuerdan: Hitchcock (2012), de Sacha Gervasi, y The Girl (2012), de Julian Jarrold. El primero recupera la creación magistral de Psicosis (1960) y el segundo se centra en su obsesión maniática por la actriz Tippi Hedren, heroína de dos obras de este realizador británico, Los pájaros (1963) y Marnie (1964). Los dos estrenos del año 2012 revelan ese diamante que fue Alma Reville, montadora, guionista, actriz y esposa de Alfred Hitchcock. Era inevitable que el director buscara su aprobación después de cada toma. Ya en la célebre entrevista que le hiciera el director francés François Truffaut en 1965, Hitchcock reconoce que sin su esposa no hubiera podido financiar su primera película. Ella siempre fue su salvavidas en el mar de las dudas y los temores ante los desafíos de la creación. Cuando recibió el homenaje del American Film Institute, a los 79 años, pidió permiso ante la audiencia para nombrar a cuatro personas que le dieron su cariño, reconocimiento, ánimos y constante colaboración: una montadora, una guionista, la madre de su hija Pat y una cocinera. Todas llamadas Alma Reville. Una manera de entender de qué forma Reville fue el alma de uno de los grandes realizadores del siglo XX es ver Hitchcock, del inglés Sacha Gervasi. De 4>Febrero 2013 factura impecable, las dos puntas que tensan la cuerda de esta historia (cómo se hizo Psicosis, cuando los productores le quitaron el apoyo a un Hitchcock que consideraban agotado) son Alma Reville y la obsesión que tenía el director por el crimen que le dio vida a esta obra de terror. Había estrenado en 1959, y con notable éxito, North by Northwest, que fue distribuida en América Latina con el título Con la muerte en los talones. La compañía productora esperaba que este realizador volviera a trabajar en una pieza divertida, con suspenso y agilidad, y con estrellas como Gary Grant, que eran garantía de excelente taquilla. Hitchcock, quien solía repetir que la lógica es aburrida, desdeñó las expectativas de sus financistas. Y atendió el llamado inconsciente de una noticia que vio en la prensa. Un crimen serial de un campesino que asesinaba mujeres porque estaba obsesionado con su madre, ya muerta. El escritor Robert Bloch escribió una novela homónima con la historia, que adaptó el guionista Joseph Stefano. Hitchcock es la creación de este clásico que costó 806.947 mil dólares y recaudó 32 millones de dólares. Gervasi se centra en las dificultades de Alfred Hitchcock para realizar Psicosis. Los productores le dan la espalda; decide hipotecar su casa con un riesgo muy alto de perder todo; su esposa (harta de su megalomanía y sus desplantes con actrices rubias muy bellas) se hace amiga de un guionista y lo desatiende; y cuando duerme lo asaltan pesadillas con crímenes espantosos… Lo interesante es la forma en que Hitchcock crea su nueva película, una obra compleja que por momentos pareciera conducirlo al abismo, enfrentado a imágenes de su propia vida y de quienes lo rodean. La desaparición de su mujer crea en él tanto pánico que llega a sentir que el asesino serial de su historia le susurra al oído ideas espeluznantes. Siempre el cine dentro del cine será una aventura apasionante para quien sienta curiosidad por un oficio lleno de sorpresas y momentos imprevistos. Gervasi muestra la hechura de un film realizado por un genio, con los elementos necesarios para recordar el clásico como si lo viéramos por dentro. Nada más la creación del mercadeo de la película que emprende Hitchcock cuando se entera que sólo dos cines se atreven a exhibir su película es una lección de cómo vender algo en lo que uno cree a muerte. Otro momento glorioso en Hitchcock es cuando regresa Alma de ese escape sin consecuencias con el guionista amigo y decide ayudar al realizador en el montaje de Psicosis, para corregir los excesos y debilidades. Hitchcock creía que sólo en la sala de edición era posible darle sentido a una historia. Y tenía razón. Hitchcock es una película para disfrutar. Se puede ver como la historia de un clásico del cine y tiene momentos entretenidos que llevan de la mano al espectador por buen cauce. Pero también es una operación elaborada para conocer lo que algunos críticos han llamado el agujero negro del horror de este director que tanto miedo supo inocular desde la pantalla. Y allí está, recreada en su esencia, una de las escenas más gloriosas del cine: el asesinato de la rubia que se roba 40 mil dólares y paga su culpa bajo la ducha, cuando se corre la cortina y la acuchillan a mansalva. Una proeza filmada en 6 días, 70 posiciones de cámara y 45 segundos finales de película. Y el cuchillo nunca toca el cuerpo de la asesinada. Ese era Hitchcock. EL Pluma de gonzo <<Oscar Collazos>> La memoria difícil N o es frecuente escribir sobre libros que no han sido publicados. Lo que no tiene nombre, de Piedad Bonnett, será publicado en marzo de 2013 por Alfaguara y escribo desde ya sobre él porque acabo de leerlo y no quiero separarme de la emoción provocada por sus páginas ni del vaivén trágico de estas confesiones. A medida que he ido leyendo el libro inédito de Piedad, siento que el ritmo contenido y mesurado de sus fragmentos es el sabio obstáculo que la escritora puso al riesgo de dejarse arrastrar por el desbordamiento de sus emociones. El libro tiene un tema infrecuente: la madre escritora cuenta –si esta clase de muerte pudiera ser contada– el suicidio de su hijo de 28 años. No lo hace directamente, desnudando las circunstancias objetivas de esa muerte, porque aquí ninguna circunstancia es absoluta y significativamente objetiva. El flujo de esta conciencia se va haciendo con respuestas vacilantes a preguntas y conjeturas. Bonnett ha escrito su libro evitando aquello que podría conducir al patetismo o la autoflagelación. Y a medida que, en medio de las incertidumbres de la conciencia, leemos fragmentos de vida reveladores, sentimos suaves oleadas de dolor y desconcierto. Estos son los fragmentos que dan cuenta de esa muerte y de la corta vida que la precedió. En todo momento, aunque percibimos que detrás del comportamiento del joven Daniel se encuentra el dictado insidioso de la enfermedad, encuentro literariamente admirable el cuidado que Bonnett pone en no nombrarla, quizá porque nombrar la enfermedad equivale a levantar un muro de prejuicios que no respondería a la pregunta del suicidio. Lo que no tiene nombre reserva como texto literario y documento humano un lugar de excepción en una breve lista de grandes obras escritas desde el dolor individual. En Colombia, tiene el cercano precedente de El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince, pero el libro de Bonnett es autobiográfico de otra manera: no recorre los acontecimientos significativos de una vida para contar un destino completo, como lo hacen las autobiografías; lo que sucede en cada párrafo ha sucedido de verdad pero 6>Febrero 2013 cada hecho narrado no es tanto la búsqueda de sentido a una vida sino la búsqueda de razones a un sinsentido. De allí el progresivo desvelamiento del “personaje” y la alternancia de exultación y agonía. En el libro de Abad se imponían las razones objetivas y miserables de un crimen en el escenario de una sociedad criminalizada; en el de Piedad, se interpone la intimidad de una elección, aunque una y otra obra sean expresiones de un dolor privado. No peco de infidencia si digo que Piedad Bonnett empezó a escribir este libro poco después del suicidio de su hijo Daniel Segura Bonnett. Se lo escuché decir semanas después de aquel sábado 14 de mayo de 2011. “No sé cómo lo haré pero tengo que hacerlo”, me dijo Piedad. Desde entonces, imaginé un libro breve y fragmentario, un texto que se serviría del ensayo pero también de la poesía y la novela. No había otra manera de escribir un libro con el dolor vivo y la balbuceante lucidez de la conciencia. Piedad lo empezó a escribir y a concebir como si se tratara de un duelo o un exorcismo, es cierto, pero, muy en el fondo, quizá porque quería responderse las preguntas que plantea el suicidio, el suicidio de un hijo amado, sobre todo. Y esas respuestas no se encuentran en un “cuadro médico” ni en los grandes textos literarios que escribieron los suicidas o quienes estuvieron cerca de ellos, ni en el diagnóstico de los especia- listas ni en la evocación de episodios extremos y “crisis” anteriores al desenlace. Todo esto, y en mayor medida la reconstrucción de episodios a los que la muerte concede su más profundo significado, explican el absurdo, aunque toda explicación del absurdo sea siempre insuficiente y provisional. Al terminar la escritura del libro, tal vez aparezcan nuevas respuestas, conjeturas que no se hicieron, confesiones olvidadas, episodios que no fueron contemplados, claves que explicarían comportamientos decisivos… “No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir brillos a lo que es”, escribe el gran Rafael Cadenas citado por Bonnett. “Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad / Seamos reales. / Quiero exactitudes aterradoras.” De esas “exactitudes aterradoras” está hecho este libro. De esa verdad. De esa realidad. Aunque escrito con la materia de la literatura, Lo que no tiene nombre es un libro que no “añade brillos a lo que es.” Es un libro luminoso por aquello que explica y sombrío por aquello que no alcanza a descifrar. “Vencida por la imposibilidad de acercarme a su intimidad, opté por un amor medular que no necesitaba de palabras”, escribe en alguna parte Piedad. Pero ese “amor medular que no necesitaba de palabras” encontró finalmente su lenguaje en este libro, un gran libro de amor. EL La elegancia del erizo <<Antonio García Ángel>> Svevo y Joyce, el milagro de Lázaro E n 1904 James Augustine Aloysius Joyce vivía en Dublín, tenía veintidós años, bebía en exceso y aún nadie sospechaba que se convertiría en uno de los escritores más importantes del siglo XX. En junio de ese año comenzó su relación con una camarera de hotel llamada Nora Barnacle. Después de un confuso episodio en el que otro estudiante hizo disparos a unos trastos que estaban colgados sobre la cama del joven Joyce, él y Nora abandonaron Dublín y se fueron primero a Zurich y después a Trieste, donde empezó a trabajar en la escuela Berlitz como profesor de Inglés. Después de un tiempo, Joyce renunció y se convirtió en el profesor particular preferido por la rica burguesía triestina. En 1907, el próspero empresario triestino Aron Ettore Schmitz tenía 46 años y administraba un negocio de pinturas para embarcaciones propiedad de su suegro, Gioachino Veneziani. Antes había ayudado a su padre en una cristalería que fue a la bancarrota y había trabajado 19 años como funcionario en el Unionbank de Viena. También había escrito dos novelas. Cuando el Almirantazgo británico cerró tratos con los Veneziani, la empresa debió abrir una sucursal en Londres. Para perfeccionar su inglés, Schmitz — que ya dominaba el italiano, el francés y el alemán— contrató a Joyce como su profesor. Pronto, a lo largo de las clases, a ambos los unió una pasión común: la escritura, pero para Joyce esta significaba el futuro mientras que para Schmitz era parte del pasado. 8>Febrero 2013 Joyce le mostró a su alumno los poemas de Chamber Music, los primeros capítulos del Retrato del artista adolescente y algunos cuentos de Dublineses, mientras que Schmitz le contó a su profesor que en algún momento de su vida quiso ser escritor. Le regaló ejemplares de sus dos novelas, Una vita y Senilità, publicadas con el seudónimo de Italo Svevo hacía quince y diez años respectivamente. Entre los dos se forjó una amistad que surgió de la mutua admiración y que tuvo consecuencias literarias. Se dice que el irlandés se basó en el judaísmo no practicante de Svevo para caracterizar a Leopold Bloom, y probablemente atendió algunas de las recomendaciones que Svevo le hizo sobre el primer capítulo del Retrato del artista adolescente, además durante años fue Svevo el custodio de los originales del último capítulo de Ulises; pero sin Joyce quizá Svevo y su obra habrían naufragado en el olvido, y estamos seguros de que, sin su intervención, Svevo jamás habría escrito La conciencia de Zeno, su obra maestra, su novela más importante. El caso de Flaubert y Maupassant —como el de Joyce con Beckett— es la relación del narrador experimentado hacia un escritor más joven, aún en ciernes. Hemingway y Fitzgerald eran compañeros de ruta, ambos eran de la misma generación y fueron forjando sus obras al mismo tiempo. En cambio cuando Joyce y Svevo se conocieron el triestino iba de vuelta, había renunciado por completo a la literatura después de la indiferencia con que fue acogida su segunda novela. «Me resigné ante aquel juicio tan unánime», dice Svevo en el prólogo a la reedición de Senilidad, «no existe unanimidad más perfecta que el silencio, y durante veinticinco años me abstuve de escribir». Joyce, impresionado, se aprendió de memoria los párrafos finales de la novela, le dijo a Svevo que había sido juzgado injustamente, que ninguno de los grandes maestros de la novela francesa habría podido escribir mejor que él algunas páginas de Senilidad. La correspondencia entre ambos, cuando ya Joyce había partido de Trieste antes de la Primera Guerra Mundial, muestra la diligente y esforzada labor para que la novela de su amigo llegara a manos de T. S. Eliot, Fox Maddox Ford, Valéry Larbaud, editores, traductores y críticos en Alemania, Londres, Francia y Estados Unidos. Joyce estaba en lo cierto. Senilidad, en la misma línea de grandes novelas como Sonata a Kreutzer y Por el camino de Swann, explora la obsesión de un hombre consumido por los celos. Emilio Brentani, su protagonista, se enamora perdidamente de la elusiva y casquivana Angelina Zarri; en su interior se libra una dura batalla entre la pulsión por idealizarla y la realidad que se manifiesta una y otra vez, cuando descubre sus mentiras y tretas. A medida que se involucran en la trama los personajes secundarios, Esteban y Amalia, amigo y hermana de Brentani, los acontecimientos van tomando un cariz cada vez más angustioso. El contrapunto entre la realidad objetiva y las percepciones de los personajes va apuntalando el desenlace: la entrega de Brentani al apaciguamiento de las pasiones, la conversión de ese amor fallido en dulce nostalgia, la llegada de una tranquila, irremediable senilidad. Como Brentani, Svevo ya había bajado los brazos. La literatura no era para él. Pero vino Joyce y, como el mismo Svevo afirmó, «supo renovar el milagro de Lázaro». Gracias a él, Svevo pudo retomar la pluma y, tras veintitrés años de silencio, comenzar a escribir la Conciencia de Zeno, otra obra sobre la vejez pero cargada de ironía y humor. Cuando fue publicada, en 1923, Svevo se convirtió a su vez en uno de los escritores más importantes del siglo XX. EL La prueba del tiempo <<Rafael <<RafaelOsío OsíoCabrices>> Cabrices>> orwell ilustrado E ric Blair, el escritor inglés conocido entre nosotros por su pseudónimo George Orwell, era un hombre enfermo de cuerpo y espíritu cuando en 1946 se encerró a escribir en una cabaña, sin electricidad, en una remota isla británica, Jura. La tuberculosis iba a matarlo pronto, en enero de 1950, última y victoriosa entre varias enfermedades (más una bala franquista en España) que lo persiguieron en Birmania y Francia; el alma la tenía bañada en desencanto sobre el futuro de la especie humana. Viudo de pronto pero vuelto a casar con quien sería más una albacea que una esposa, miraba a lo que había quedado del mundo tras la peor guerra que había conocido, y no preveía para él un buen porvenir. Orwell había estado entre la primera generación de hombres de izquierda que se desilusionó del rumbo tomado por la URSS en manos de Stalin. Como es sabido, pasó años explorando la pobreza –metiéndose deliberadamente en ella desde su ámbito original de burgués venido a menos– y alcanzó a dar algunos tiros en las brigadas 10>Febrero 2013 internacionales de la guerra española, pero el comunismo organizado desconfiaba de él y las condiciones en que se pudo derrotar al nazismo dificultaron que, al final de la Segunda Guerra Mundial, él publicara su brillante alegoría sobre el stalinismo, Animal Farm (que finalmente aceptó editar, en 1945, Jonathan Cape). Así que, políticamente, se quedó bastante solo, como suele pasarle a los utópicos. Sin embargo, a cargo del hijo que había adoptado antes de que su mujer muriera, y aliviado económicamente por el éxito inmediato de Animal Farm, Orwell persistió en su voluminosa escritura de artículos y ensayos, y en terminar, pocos meses antes de sucumbir, su novela Nineteen Eighty Four, mejor conocida como 1984. Luego de años dando vueltas en torno a esos libros, decidí leerlos completos por primera vez una tras el otro, en dos ediciones ilustradas: la de Rebelión en la granja (editada por El zorro rojo) por el inglés Ralph Steadman, quien con su violento trazo satírico sacó mucho provecho al aire grotesco de la historia; la de 1984 (de Galaxia Gutenberg) por el español Antonio Saura, quien falleció poco antes de que el libro saliera a imprenta, y que intentó con demasiado abstraccionismo hacer un comentario visual (sin éxito en mi opinión) de la estructura pesadillesca del imperio de Oceanía. Animal Farm –la traducción tradicional la titula Rebelión en la granja– pertenece a una tradición muy provechosa en la literatura inglesa, la de la alegoría política, que dio joyas como Los viajes de Gulliver. El modo en que los cerdos organizan una rebelión en una granja para luego someter a los otros animales, cambiando en el camino las leyes y la historia, ilustra con precisión cómo se montó la URSS y cómo funcionan sus discípulos, como con amargura lo estamos viendo en Venezuela (salvando algunas distancias, hasta ahora). 1984 es mucho más larga y menos entretenida, y es una “novela de ideas”, un formato mucho más familiar al lector latinoamericano que se ha enfrentado a Rómulo Gallegos o Mario Vargas Llosa. Aquí la crítica se expresa de manera más detallada y escolar, una decisión del autor que redujo los méritos estéticos y narrativos de lo que pudo ser una gran pieza de ciencia ficción. No será perfecta, 1984, pero al leerla hoy todavía encuentra uno el motivo por el que ha sido tan influyente. Su estela ha servido para bautizar al padre de los reality shows y para dejarnos todo un vocabulario con el cual expresar nuestros frecuentes temores de que regrese el totalitarismo derrotado –solo en parte– en 1945. Es fácil imaginarse al propio Blair preguntándose cómo se le leería en el porvenir, o si se le leería en absoluto, cuando en la primera escena su protagonista se inquieta por cómo describirá lo que vive ante eventuales lectores del mañana: “¿Cómo iba a comunicarse con el futuro? Era imposible, por su propia naturaleza. O bien el futuro se parecía al presente, en cuyo caso no le prestarían atención; o bien sería tan diferente que sus apuros de hoy no significarían nada entonces”. No pasó ni lo uno ni lo otro: se le prestó mucha atención, tal vez porque el futuro no resultó tan diferente. Esas dos novelas de Orwell han perdurado no por sus logros estéticos –que los hay, aunque inferiores a los de muchos otros grandes libros de la posguerra europea– sino por la potencia de su visión. Ambas son denuncias de lo que hizo Stalin con el sueño socialista, escritas con el talento de su autor y con la disciplina a la que lo empujaba su resentimiento de discípulo traicionado, aunque 1984 lanza un grito de Casandra, una profecía del futuro de la modernidad completamente pesimista y aterradora. Pero tienen en común, además, la descripción de un poder absoluto que se alimenta, más que en la fuerza bruta, en la capacidad para manipular la memoria colectiva y para crear en quienes domina la sensación de que puede leer sus pensamientos, de que ni siquiera en la profundidad de su conciencia están a salvo de la vigilancia y la represión. El régimen de los cerdos que terminan vistiéndose como granjeros y la dictadura absoluta del Gran Hermano destruyen el espíritu de quienes someten. La violencia es eventual; la aniquilación del pensamiento y del sentimiento, de toda humanidad, permanente. Es una buena noticia que, salvo Corea del Norte, no haya hoy un régimen que realmente sea como el de esas novelas. Es una mala noticia que, medio siglo más tarde, sigamos teniéndolas tan cerca como advertencias de lo que nos puede pasar. EL doblevia_final_curvas.pdf 1 25/06/2012 09:50:58 a.m. C M Y CM MY CY CMY K Cuaderno de notas <<Harrys Salswach>> A mi padre peter mayer y la broma de los 300.000 ejemplares 1 Mi querido padre, hojeando Una historia de la lectura en la edición ilustrada de Lumen, de Alberto Manguel, quedó sorprendido por un dato: la pequeña Colette, con tan solo ocho años, leía Los miserables de Víctor Hugo con lo que llamaría luego “pasión razonada”. La sorpresa denota que la lectura de un clásico de tal envergadura no es lo habitual, no es la norma hoy día, pero quizás lo fue. Tan solo ocho años y las desdichas de Jean Valjean atraparon a esta jovencita. Si bien es cierto que Colette era una niña de sensibilidad especial y que muchos años después se convertiría en una escritora de fuelle, cuya obra sería publicada en la prestigiosa colección La Pléyade, la prematura inclinación lectora sigue sorprendiendo, y no solo a mi padre. 2 Peter Mayer ha sido un referente insoslayable del mundo editorial. Director de Penguin, el hombre tras el fenómeno editorial de la colección bolsillo cuyo diseño colorido y maleable hizo posible la masificación en términos contemporáneos (no olvidemos que el octavo aparece a principios del siglo XVI en la imprenta del italiano Aldo Manuzio) de la lectura portátil mucho tiempo antes de la llegada de los dispositivos electrónicos, considerado un visionario, hoy, luego de su retiro de la editorial del pingüino, está a cargo de The Overlook Press, la empresa editorial que junto a su padre nunca abandonó, ni siquiera cuando sus tareas lo llevaban de viaje a tres continentes en un mismo mes. Preclaro ante los cambios tecnológicos que inciden en los hábitos de consumo, a sus 78 años sigue editando libros, de esos que vienen en papel. La sorpresa de mi padre ante aquella niña 12>Febrero 2013 inquieta que leía a Víctor Hugo creo sentirla ante este casi octogenario cuando constato que publica libros físicos y que ha dicho una máxima tan simple, inventiva y necesaria como un clip: “Creo que un libro es nuevo si alguien no lo ha leído”. Un gurú. 3 The Overlook Press es una editorial personal, pero el criterio no está sujeto al capricho. Si revisamos el catálogo notaremos que entre las varias decenas de categorías, la ficción es por mucho la que resalta en cantidad de títulos. Y esto no es un capricho. Es la sólida determinación de quien sabe reconocer las grietas que la realidad ofrece a quienes tienen el atrevimiento de divertirse cuando trabajan. Mayer ha dicho en una entrevista diáfana realizada por Juan Cruz para El País de España que “mi función como editor probablemente sea publicar menos información que antes. Y por información no entiendo solo la política, sino todo lo referido a la vida cotidiana, los viajes, la limpieza, la salud, etcétera... Toda esta información la tienes en Internet. Ya no hacen faltan libros para eso (...) sí es cierto que Guerra y paz tiene la misma relevancia hoy que hace un siglo. Y es verdad que la ficción y el teatro se ven menos afectadas por las nuevas tecnologías...” Mayer parece haber previsto que la ficción corresponde a la necesidad intemporal humana de vivir vicariamente una historia. Y quizá el libro no pierda importancia en términos materiales, sino todo lo contrario. 4 Cuenta Mayer que cuando tomó las riendas de The Overlook Press recordó una serie infantil que le brindó alegrías de niño. Nueve años tenía cuando Freddy the Pig Books (una serie de veintiséis libros) ocupaba sus tardes de entretenimiento. Quiso hacer la prueba de publicar algún título de la serie, como una broma, en reconocimiento por un personaje que tanto le gustó de niño. Más de 300.000 ejemplares vendidos, ventas de derechos a otros idiomas (ruso, alemán, chino) confirman que Mayer es un visionario. Una historia parecida experimentó al comprar los derechos de True grit, novela de vaqueros adaptada al cine por los hermanos Coen. Muy sencillo ¿no? “Un libro es nuevo si alguien no lo ha leído”. Esa mirada infantil, de ingenio que señala la obviedad, esa mirada de niño que recrea un mundo de imaginación, la mirada de Colette sobre las páginas de Los miserables, la lúdica decisión de Mayer de publicar las andanzas de tan simpático cerdo, señalan una sensibilidad peculiar sobre los libros, la lectura y la imaginación. Y quizás la sorpresa de mi padre y la mía sobre ambos tenga algo que ver con la esperanza de que siempre habrá alguien que quiera leer un libro. EL Na r r a t i v a > << noVEdadEs >> L I B RO ACANTILADO A L V I E N TO >>¿Sueñan los androides con alpacas eléctricas? >>Pietr, el Letón Varios autores Cinco de los seis autores que se reúnen en esta compilación nacieron en los 70. Sus cuentos de ciencia ficción están ambientados con los paisajes y los imaginarios sociales propios de América Latina. georges Simenon La editorial catalana empezó a rescatar las obras de este escritor belga, autor de una serie de 75 libros de misterio protagonizados por el Comisario Maigret. Esta novela es la primera aparición de este personaje, quien va por París tras un exitoso estafador. L A C U E VA ÍCONO SEIX BARRAL EMECÉ Varios autores Este libro reúne los 23 finalistas del primer Premio Nacional de Cuento, que en 2011 organizó La Cueva. Desde lo que fue una cantina de cazadores en Barranquilla, esa fundación mantiene vivo el legado del grupo de García Márquez y Cepeda Samudio. rafael mauricio méndez La novela corta cuenta el choque contra la realidad que tiene un exadicto, quien después de años de rehabilitación en un convento, vuelve a Bogotá. La intensidad de la escritura varía para reflejar la forma en que el personaje se sumerge en su propio infierno. luis fernando charry Lorenzo tiene todo lo que un hombre sueña: plata, poder, un buen trabajo, dos hijos ambiciosos y una amante. Pero cuando su padre muere y su hermano se hunde en la depresión, surge en su vida el sinsentido del éxito social. Philippe Pozzo de borgo El libro que inspiró la película francesa Amigos. Después del accidente que lo dejó tetraplégico y la muerte de su esposa, al millonario Philippe Pozzo de Borgo lo asaltaron los pensamientos y el dolor. La amistad con su cuidador personal le dio una nueva vida. L I B RO P L A N E TA P L A N E TA A L FAG U A R A gabriel garcía márquez Planeta le apuesta a la venta de libros en grandes superficies: la entrañable historia de un hombre mayor que espera su pensión en un pueblo de la costa colombiana es uno de los primeros títulos que se publica en esta colección pensada para los almacenes Éxito. Héctor abad faciolince Pasaron siete años desde que Héctor Abad se arriesgó a escribir un relato muy personal sobre la vida y el asesinato de su padre. El resultado fue una novela que ha tenido una excelente acogida por parte del público colombiano. Ahora llega en formato de bolsillo. mario Vargas llosa Edición conmemorativa del cincuentenario de la primera novela escrita por el Nobel peruano. Para entender el “Boom latinoamericano” es preciso leer esta historia, ambientada en un colegio militar y basada en aventuras que vivió el autor. >>La música de los ángeles y otros cuentos A L V I E N TO >>Lazarillo de Tormes anónimo Gracias a la Alcaldía Mayor de Bogotá, este título circula gratuitamente en la ciudad. Se trata de la obra picaresca por excelencia, entretenida y al mismo tiempo mordaz: una crítica cáustica de la sociedad española del siglo XVI. 14>Febrero 2013 >>El callejón de humo >>El coronel no tiene quien le escriba >>La naturaleza de las penas >>El olvido que seremos >>Un segundo aliento >>La ciudad y los perros Na r r a t i v a > L I T E R AT U R A M O N DA D O R I SEIX BARRAL R O B OT A L FAG U A R A Javier cercas La novela cuenta varias historias: la de un escritor que investiga la vida de un delincuente juvenil de finales de los 70, la de un adolescente convertido en mito y la de una España que recién salida del franquismo, cargaba con todo el peso de la tradición. david Safier A este escritor alemán le ha ido muy bien como guionista de televisión. Ahora llega a las librerías con una historia sobre una familia disfuncional que cae en la desgracia: sus integrantes se convierten en seres sobrenaturales como vampiros y turistas. mariana gil Después de hacer varias tiras para su blog, esta historietista antioqueña pudo publicar su primer cómic largo. Cuenta cómo Raquel pierde su esperanza y la vuelve a recuperar, mientras sus amigos buscan nuevos rumbos y el mundo se alista para el fin. tomás gonzález El amor es capaz de asumir muchas formas, incluso algunas se parecen más al dolor, a la costumbre, al odio o al desamor. En estos 20 cuentos inéditos, personajes cercanos, imperfectos y humanos dan cuenta de eso. R E L ATA UMBRIEL PLAZA DIENTE >>Las leyes de la frontera >>Antología 2012 Varios autores Relata es una red de talleres de escritura creativa que el Ministerio de Cultura impulsa en 41 municipios de Colombia. Este libro reúne los mejores cuentos, poemas y piezas dramáticas que el año pasado se construyeron en ese espacio. EAFIT >>Rojo como tu pelo lucía Victoria torres Aunque extensa, esta novela se lee rápido gracias a una narrativa muy visual donde abundan los diálogos. La historia es sobre una mujer que intenta romper con su cotidianidad y encontrarse de nuevo a sí misma en Estados Unidos. >>Una familia feliz >>La verdadera historia de Robinson Crusoe >>Raquel y el fin del mundo Y JANÉS >>El lejano amor de los extraños DE LEÓN >>Amor >>Centinela fernando bontempi y Javier atero En pleno siglo XXI el descendiente del personaje que inspiró a Defoe para escribir su obra más conocida, sigue los pasos de su antepasado hasta un archipiélago del norte de Chile. Una historia de aventuras que quiere llegar al público joven y al adulto. isabel allende La escritora chilena ha escrito más de una decena de novelas, muchas de ellas con apartes que escenifican o reflexionan distintos aspectos del amor. Este libro los reúne a todos: los que hablan del sexo, de los celos, del primer amor y de muchos otros. florángela Herrera Una de las principales apuestas de esta editorial independiente es esta novela. Escrita por una periodista, es la historia de una mujer envuelta como combatiente en un conflicto sin sentido de un país que podría ser Colombia. SEIX BARRAL MONTENA BOOKS4POCKET >>Cambios >>Balthazar >>Orgullo y prejuicio y zombis mo Yan El Nobel ya es una tendencia editorial en este continente. En esta, su novela más autobiográfica, una voz en primera persona es testigo de los sucesos que desde finales de los 60 constituyeron la mentalidad de la sociedad china. claudia gray La cuarta y última entrega de la exitosa saga “Medianoche”. Esta cuenta la historia de uno de los vampiros que ya había aparecido en las anteriores, quien por primera vez se enamora de una chica humana. Jane austen y Seth grahame-Smith La obra más conocida de la escritora inglesa, pero presentada en una versión en la que, de improvisto, irrumpen los zombis con escenas que generan más risa que cualquier otra cosa. Febrero 2013>15 Pe n s a m i e n t o y e n s a y o > LUMEN >>El secreto de la vida oscar Wilde El autor de El retrato de Dorian Gray escribió exquisitas obras literarias y varios ensayos sobre arte y cultura. Este volumen reúne textos cortos que brillan por la sensibilidad con que fueron escritos, como el mítico “De Profundis”. U N I V E R S I DA D J AV E R I A N A >>El eterno retorno del populismo en América Latina y El Caribe martha lucía márquez, eduardo Pastrana y guillermo Hoyos (edit.) Diversas ponencias componen este volumen que explora el populismo en sus facetas más actuales y explica cómo su proliferación entra en tensión con los ideales democráticos. Incluye un texto del maestro Hoyos, quien recientemente falleció. U N I V E R S I DA D J AV E R I A N A >>Mujeres en la música en Colombia: el género de los géneros carmen millán y alejandra Quintana (edit.) Varios textos indagan en la relación entre el género y la música. Hay análisis sobre la inequidad de la práctica musical en los colegios o sobre la construcción de la feminidad en la música, pero también entrevistas con cantaoras, intérpretes y compositoras. U N I V E R S I DA D D E LO S ANDES >>La arqueología social latinoamericana Henry tantaleán y miguel aguilar (comp.) Dos académicos peruanos compilaron en este libro varios ensayos de autores de América Latina. Un acercamiento teórico a la manera en que el materialismo histórico podría aplicarse en las realidades sociales e históricas del continente. U N I V E R S I DA D D E LO S ANDES >>Construcción de paz en Colombia angelika rettberg (comp.) En 16 capítulos escritos por colombianos y extranjeros, se analizan los marcos jurídicos, sociales, políticos, económicos e institucionales que están empezando a funcionar con miras a asumir el capítulo del posconflicto en Colombia. D E B AT E EAFIT edward o. Wilson La tendencia del ser humano a reflexionar sobre su conducta no se agota en la psicología. Un biólogo norteamericano, aplaudido por sus estudios claros y profundos, se pregunta cómo llegamos a ser tan sociables y de qué nos ha servido. antanas mockus Sivickas A la trayectoria política de Mockus se suma su trabajo académico como matemático, filósofo e investigador en educación. Este libro presenta dos textos complementarios que sirven para comprender la naturaleza y la función social de la Universidad. >>La conquista social de la tierra >>Pensar la universidad D E B O L S I L LO >>De los espejos y otros ensayos A N AG R A M A TAURUS Juan cueto Desde los 70, este periodista español escribe crítica de cine y televisión. Esa perspectiva lo hizo una de las voces más respetadas en su país para el tema de la cultura de masas y la sociedad de la información. Este libro recopila artículos y ensayos. William Shakespeare Este libro, de la reciente colección Great Ideas, compila todos los diálogos y monólogos que en la obra de Shakespeare hacen reflexiones sobre el poder. Está organizado en cuatro apartados: el gobierno, la familia, el uso de la violencia y el amor. >>Yo nací con la infamia 16>Febrero 2013 >>Sobre el poder umberto eco El tono de uno de los libros más académicos de Eco no se acerca a los intelectualismos. Fue publicado por primera vez en 1985 para agrupar ensayos y ponencias que analizan temas sobre estética, lenguaje, representación y literatura. Po e s í a > Crónica e historia> EL ÁNCORA EAFIT Joaquín francisco fidalgo Los interesados en la historia y la geografía valorarán este libro, una edición facsimilar muy bien editada de los documentos que resultaron de la expedición que exploró los territorios del Mar Caribe durante la Colonia. Varios autores Con este libro la colección Libretas de viaje adquiere un nivel muy alto. Recoge las fotografías tomadas en 1935 por Ramón Góez durante una expedición colombo-sueca que visitó los territorios de varias comunidades indígenas de los Llanos Orientales. CRÍTICA TAURUS >>Derrotero y cartografía de la Expedición Fidalgo por el Caribe neogranadino (1792-1810) >>Un día difícil mark owen En mayo de 2011 la muerte de Osama Bin Laden fue una noticia global. Ahora llega a las librerías el relato de aquella redada, escrito por alguien que participó en ella. Es una historia llena de detalles, casi cinematográfica. informe del centro de memoria Histórica El Placer es una de las siete inspecciones de policía que conforman el municipio del Valle del Guamuez. El Grupo de Memoria Histórica presenta este informe sobre la violencia en un punto neurálgico del conflicto en Putumayo y su impacto en la comunidad. DE >>Poetas colombianos Samuel Vásquez y Santiago mutis (edit.) Desde Monterrey, México, una revista de poesía se alió con la academia para hacer la colección 20 del XX, libros que compilan los poemas de varios autores que hayan desarrollado su obra durante el siglo pasado. Este es el volumen dedicado a Colombia. L U N A N U E VA >>Álbum fotográfico: Expedición Bolinder-Góez, 1935 >>El Placer: mujeres, coca y guerra en el Bajo Putumayo L A O T R A / U N I V E R S I DA D A U T Ó N O M A NUEVO LEÓN >>Antología múltiple II ómar ortiz (comp.) Podría llamarse metantología o antología de selecciones. Para celebrar los 25 años de la revista vallecaucana Luna Nueva, el editor convocó a 17 escritores nacionales importantes y cada uno eligió 10 poemas. Este fue el resultado. P L A N E TA E S PA S A José guarnizo Griselda Blanco logró consolidar en los 70 una red de tráfico de cocaína que llegaba hasta Nueva York. Este libro cuenta su vida, desde que dominó el Barrio Antioquia, en Medellín, hasta que fue asesinada el año pasado. eric frattini Un veterano del periodismo en Italia investigó los escándalos relacionados con el Banco del Vaticano para revelar la corrupción y los nexos con la mafia que hay en la más alta jerarquía de la Iglesia Católica. El resultado es este reportaje. >>La patrona de Pablo Escobar >>Los cuervos del Vaticano Febrero 2013>17 Divulgación> Infantil y juvenil> NORMA NORMA VILLEGAS maría baranda Una historia importante para despertar la sensibilidad de quienes empiezan a mostrar interés por la lectura. Es la historia de una niña y su hermana, de quien sabemos, entre líneas, que tiene Síndrome de Down. matías godoy En Poraquí, un mundo de loukotas poetas, bójumiles y xules, Laurencio, Sóngoro y Zumbo, se proponen hacer llorar de felicidad a la princesa Dramafesta. La sonoridad de palabras y versos hacen parte integral del primer relato infantil que publica Godoy. ryan tate Un periodista de tecnología explica cómo el intento de involucrar las dinámicas creativas de las startups en el mundo empresarial, con el propósito de innovar, se convirtió en una política corporativa que hoy se aplica en compañías como Google y Yahoo. andrés Hurtado Un recorrido fotográfico por rincones y paisajes de Colombia, desde los ríos de la amazonia y los desiertos del Huila, hasta los páramos de la cordillera central y sus nevados. Andrés Hurtado ha hecho su carrera de fotógrafo caminando por el país. PANAMERICANA A L FAG U A R A AGUILAR NORMA Sergio andricaín y antonio orlando rodríguez Una caja con cinco historias infantiles que llevarán a hijos y padres a hacer viajes alrededor del mundo a través de historias fantásticas tomadas de la tradición oral de 25 países, como las islas del pacífico sur, México, Marruecos, Brasil y Portugal, entre otros. lisi Harrison La cuarta entrega de la serie usa referencias populares como justin Bieber o Courtney Love para contar la historia de tres adolescentes con características sobrenaturales: una vampira, la hija de Frankenstein y una chica que sueña con ser una estrella de rock. Pilar castaño A lo largo de los retratos que componen este libro visual permanece la pregunta por la forma en que la gente se viste en varias ciudades de Colombia. Al final hay una guía bastante completa sobre blogs y tiendas de moda independiente. A L FAG U A R A NORMA NORMA NORMA >>Oráculos >>Resiliencia donald n. thompson Este investiga varios casos exitosos de empresas que hicieron juegos económicos y mercados de predicción para impulsar el desarrollo de ideas innovadoras dentro del ambiente corporativo. andrew Zolli y ann marie Healy La resiliencia es la capacidad que tienen los sistemas para flexibilizarse y asumir cambios de una forma no traumática. Este libro analiza una diversidad de casos con el fin de aplicar este principio en las organizaciones y la vida cotidiana de la gente. >>Historias de Poraquí FONDO DE C U LT U R A E C O N Ó M I C A >>Marte y las princesas voladoras >>La vuelta al mundo en cinco cuentos >>Night School c.J. daugherty La primera entrega de una saga de misterio pensada para chicas. En un colegio privado, la protagonista empezará a descubrir que hay un grupo de estudiantes que podrían estar involucrados con la muerte de algunos compañeros. 18>Febrero 2013 >>Monster High 4 >>Un monstruo se comió mi nariz maría cristina aparicio a. Un día Bernardo se quedó sin nariz y luego perdió una oreja. Este libro narra las ideas que se le ocurrieron para recuperar las partes de su cara que estaban refundidas y las aventuras que vivió con su mejor amigo, Benjamín. >>La doctrina del 20% >>Estilo urbano >>Caminando Colombia >>Gestión de proyectos rentables Joe Knight, roger thomas y brad angus Gestionar proyectos rentables es una tarea muy exigente. Los autores de este libro hacen énfasis en la necesidad de prever. Armar presupuestos razonables y organizar cronogramas que se cumplan ayudará a todos los miembros de un equipo a prosperar. Divulgación> D E U STO E- D I TO R I A L 531 FONDO alejandro Suárez El autor ha estado involucrado en la incubación de varios proyectos de innovación y desarrollo de startups en España. Para entender mejor su medio hizo esta investigación, en la cual explora los alcances del monopolio que ha construido Google desde sus inicios. esperanza alarcón En este libro combina una investigación académica sobre las competencias laborales en la selección de personal, con ejercicios que le van a permitir al lector desarrollar una estrategia para identificar necesidades y dirigir una buena entrevista. francisco antonio cano A finales del siglo XIX uno de los artistas más reconocidos del país se ganó una beca para ir a estudiar a París. Esta libreta de apuntes tiene dibujos que presentan escenas del viaje de Medellín a Bogotá y algunos bocetos y notas hechos en la capital francesa. Salud y Superación personal> >>Desnudando a Google >>Arte y práctica de la entrevista por competencias DE C U LT U R A E C O N Ó M I C A >>Apuntes de viaje: Medellín – París (1897-1899) P L A N E TA >>La noche en que Frankenstein leyó El Quijote Santiago Posteguillo El escritor español cuenta las historias que hay detrás de libros clásicos de la literatura universal. Su facilidad para narrar permite que lectores jóvenes se acerquen a la forma en que surgieron historias como El señor de los anillos o Los tres mosqueteros. URANO GRIJALBO Rhonda Byrne En la infancia es fácil creer en la magia, pero a medida que llega la adultez se hace difícil sostener la esperanza. Este libro llega en un momento propicio para inspirar a los lectores y convencerlos de que la gratitud es poderosa. Alejandro jodorowsky Los juegos con el lenguaje, el humor irónico y los consejos punzantes para fortalecer el carácter de este exdirector de cine chileno, convirtieron sus libros en un éxito editorial. Este reúne más de 3 mil tweets de su cuenta @alejodorowsky. >>La magia >>Ojo de oro Febrero 2013>19 Portada>> Aún quedan cosas por decir sobre estos desastres La crisis económica: un enigma en proceso de resolución Siguen las protestas, los despidos, los sustos y las malas profecías. Pero también hay buenas noticias, en algunos lugares y desde determinadas perpectivas. Algunos libros han logrado seguir el paso a una conmoción que ya lleva demasiado tiempo e intenta explicar, todavía, su compleja naturaleza >> Equipo El Librero 20>Febrero 2013 D esde 2008 palabras como “crisis”, “recesión” y “burbujas” empezaron a hacer presencia en medios de comunicación de todo el mundo. En Estados Unidos había más de 900 mil millones de dólares en deudas que no iban a ser pagadas, el precio de las propiedades bajó, fondos de inversión hasta entonces confiables –como Lehmann Brothers– quebraron y el gobierno declaró la recesión. Poco después, cuando gobiernos de países europeos se enfrentaron a situaciones similares, la situación se volvió global y crítica. En España, al utilizar fondos públicos para pagar la deuda de varios bancos, se interrumpió un periodo de auge económico y una de cada cuatro personas quedó sin trabajo. Viejos debates revivieron y surgieron opiniones sobre el control que deberían tener, o no, los mercados financieros. Todos intentaban entender la crisis. Sin caer de lleno en el lenguaje especializado, algunas editoriales empezaron a publicar perspectivas más complejas. Las personas más afectadas, interesadas por los errores que se habían cometido y por las medidas que debían tomarse, eran un nuevo nicho de mercado. A este lado del Atlántico ha pasado lo mismo, pues aunque se maneja un discurso relacionado con el desarrollo y el auge, llegan a las librerías varios títulos que señalan la fragilidad del actual modelo financiero y discuten su relación con las políticas sociales. Mientras muchos economistas hacen predicciones, estos libros prefieren el argumento al vaticinio. Perspectivas de autoridad Paul Krugman y George Soros son nombres reconocidos por sus posturas críticas frente a la política económica de Estados Unidos y la Unión Europea. Krugman, premio Nobel de Economía en 2008, publicó a mediados del año pasado Acabemos ya con la crisis (Crítica), donde analiza los detalles de la política de Estados Unidos desde 2007 hasta ahora. Es necesario destacar la gracia con la que este libro describe los problemas: “suponga que su esposo se ha negado durante años a hacer el mantenimiento eléctrico del auto. Ahora no hay forma de que arranque, pero él se niega a pensar en cambiar la batería, en parte porque admitiría haberse equivocado. Usted tiene un problema con su marido y no con su auto, que puede arreglarse con facilidad”. Pero hay más detrás de las metáforas: desde la teoría de Keynes, Krugman explica la forma en que los especuladores hicieron del mercado una forma de enriquecimiento privado y cómo, además de regulaciones, se necesita un nuevo enfoque para superar la crisis. Para él las políticas de ahorro durante las recesiones solo empeoran la situación: salir de la recesión requiere de decisión para invertir en proyectos de productividad y empleo. La regulación del sector bursátil es uno de los temas prominentes en los libros sobre la recesión global Joseph E. Stiglitz, Nobel en 2001, investiga la desigualdad desde que era estudiante en Cambridge. Ha sostenido en múltiples ocasiones que estamos equivocados sobre los mercados: que no son estables sino inestables, como lo demostró la crisis financiera mundial. Tampoco son eficientes porque la demanda debería igualar a la oferta, pero en este momento hay enormes necesidades insatisfechas y grandes cantidades de recursos infrautilizados, uno de ellos, el recurso humano. ¿Qué es el desempleo? Talento desperdiciado. En su libro más reciente, El precio de la desigualdad (Taurus, 2012), Stiglitz pone en su sitio a las fuerzas del mercado y explica el papel que desempeñan en la acentuación de la inequidad. Coincide con Raj Patel –a quien veremos más adelante– en que al planeta le está saliendo muy cara la acumulación de la riqueza. Para él la buena noticia, si es que hay alguna, es que la crisis desencadenó la conciencia de que el sistema económico vigente es ineficiente, inestable e injusto. George Soros, por otro lado, es presidente de su propio fondo de inversión –según Forbes es uno de los 25 hombres más ricos del mundo– e impulsa varios programas de desarrollo en países de África, Asia y América Latina. Al recoger varios artículos que escribió para Financial Times, The Wall Street Journal y The New York Review of Books desde 2008 en su libro La tormenta financiera (Destino, 2011) traza un recorrido en tiempo real de la crisis en Estados Unidos y su propagación hacia Europa. La posición de Soros está ligada a una postura ética que los inversionistas deberían tener: no guiarse por la especulación o el análisis del mercado sino mantener una relación con la realidad. “Las burbujas financieras están Febrero 2013>21 Los paralelismos con la Gran Depresión iniciada en 1929 no explican del todo el presente compuestas por dos ingredientes, una tendencia que prevalece en la realidad y una mala interpretación de dicha tendencia”. Profetas y memoriosos A Raj Patel, como a Soros, también le interesa el activismo. Cuando no está escribiendo ni enseñando en Berkeley, trabaja en el Instituto de Alimentación y Políticas de Desarrollo en Oakland – también conocido como Food First– o asesora al relator especial de las Naciones Unidas para el derecho a la alimentación. En 2008 se preguntó cómo podía ser posible que la peor hambruna de la historia coincidiera con la mayor epidemia de obesidad. Así nació su libro Obesos y famélicos, publicado en España por Los libros del lince. Dos años después otra pregunta lo llevó a su segunda obra. ¿Por qué los diamantes, tan inútiles, valen muchísimo más que el agua? Estudiar la forma en que confundimos el precio de las cosas con su valor, fue el punto de partida para Cuando nada vale nada. En 2010 fue publicado en España por Los libros del lince y el año pasado la editorial independiente Ícono lo hizo en Colom- bia. Según Patel, la sociedad de mercado es insostenible y aferrarnos a ella es síntoma de un mal que se puede comparar con la Ceguera de Antón, una enfermedad caracterizada por la incapacidad de darse cuenta de que se tiene un problema. Detrás del mercado hay corporaciones que han convertido a las personas en ciegos que están convencidos de que pueden ver. Aunque se enfoca en la situación española, otro libro sirve para entender el marco general del sistema financiero y cómo este afecta las políticas sociales. Llama la atención la frase con la que se identifica el sello editorial español Icaria: “ante el pesimismo actual, tiempo de aprendizajes y propuestas”. En Quiénes son los mercados y cómo nos gobiernan (Icaria, 2011) varios docentes del departamento de Economía de la Universidad Complutense de Madrid respondieron 11 preguntas sobre la crisis. Entre otras, por qué una crisis de los bancos se hizo crisis nacional e internacional. La tesis general apunta a que no tiene sentido que los gobiernos rescaten los el siempre fluctuante precio de la energía ha dejado de ser la variable más angustiosa en la economía moderna 22>Febrero 2013 Y mirando hacia la que por el momento sigue siendo la primera economía del mundo, hay otro nuevo libro (aún no traducido al castellano) que ha causado impacto en el mundo angloparlante por lo que sostiene. Es de Michael Grunwald, un veterano periodista sénior de la revista Time, y se titula The New New Deal: The Hidden Story of Change in the Obama Era (“El nuevo New Deal: la historia oculta del cambio en la era Obama”). Grunwald alega que el recién reelecto presidente de Estados Unidos ha hecho con la economía de su país algo similar a lo que su admirado Franklin Delano Roosevelt logró con su gran política New Deal, con la que se recuperó buena parte de la prospe- ridad perdida con el crack de 1929. Grunwald explica con números en la mano, para desgracia de los republicanos (y eventual desconcierto de los ciudadanos comunes que no ven todavía la recuperación en sus bolsillos, sobre todo quienes perdieron sus casas y sus ahorros), que el costosísimo programa de rescate financiero ha funcionado, y que el país se salvó de otra Gran Depresión. De tener razón Grunwald, es una excelente noticia para Estados Unidos –y algo cierto debe haber porque Obama fue reelecto– pero también para un planeta muy asustado porque la potencia no se rehiciera de los errores de su gobierno anterior y de su casta financiera. EL El fantasma de los 90 L muchos se preguntan por qué el dinero público debe gastarse para pagar por los errores de los especuladores en la economía moderna fondos de inversión privados con recursos públicos. ¿Por qué la sociedad debe pagar los errores de inversionistas que especulan en el mercado de valores? Varios de sus autores hacen parte de colectivos de economía alternativa, pero sus posiciones no son radicales. Ellos reconocen la necesidad del sistema financiero como una fuente para generar desarrollo y productividad, pero argumentan que ese sistema no puede dictar las políticas públicas. Mirando más lejos, la perspectiva histórica siempre ayuda. El triunfo del dinero, del historiador Naill Ferguson (Debate), es un apasionante relato de cómo el dinero ha empujado lo mejor y lo peor de la civilización, que desemboca en una explicación sumamente satisfactoria de los excesos bursátiles que condujeron al estallido de las turbulencias actuales. El fin de la globalización, de Harold James (Turner), es un libro mucho menos reciente, pero que en su examen de los desastres ocasionados por el crack de 1929 ofrece algunas ideas útiles para evaluar los daños de la crisis actual. James alega que las grandes depresiones lanzan el péndulo hacia el nacionalismo y la autarquía, y que eso atenta contra las fuerzas expansivas del proyecto globalizador. Otro ángulo que puede ser muy útil es el que ofrece un psicólogo israelí que ha ganado el Nobel pero en Economía: es Daniel Kahnemann, quien ha descifrado el modo en que tomamos decisiones y cómo eso influye en la economía. Su nuevo libro, Pensar rápido, pensar despacio (Debate), ha sido celebrado por muchas de las grandes mentes del mundo, así como por miles de lectores, por cómo traduce las dos maneras principales en que compramos acciones, creamos empresas, cometemos errores o cambiamos nuestra vida para bien. as nuevas generaciones en Colombia no recuerdan el UPAC. En los 70 el gobierno creó este sistema para que las personas pudieran endeudarse a largo plazo y comprar vivienda, mientras que las instituciones bancarias podían negociar con esa deuda para generar recursos que financiaran la construcción. Este sistema no llegó a cumplir con sus objetivos, pues en los 90 –cuando el país manejaba una inflación de casi el 30% anual– fue imposible pagar las cuotas de los créditos y se desencadenó una crisis hipotecaria y de construcción que produjo un desempleo de casi el 15%. Miguel Urrutia, exdirector del Banco de la República durante la época de la crisis, junto con Jorge Llano, investigador de la Universidad de los Andes, escribieron Los actores en la crisis económica de fin de siglo (2012). En este libro se cuenta la historia de las políticas económicas y de desarrollo en Colombia durante los últimos cincuenta años. Al analizar las causas de esta crisis –la que ha tenido mayores efectos sociales en el país– los autores encontraron que la falta de continuidad de las políticas de los gobiernos generó una fragilidad en el sistema financiero, que impidió reacciones rápidas y apropiadas que la habrían podido amortiguar. Urrutia y Llano también dedican un capítulo del libro a analizar la importancia que tuvo para el país la independencia del Banco de la República –el emisor de moneda– en 1991 y cómo durante los últimos veinte años ha consolidado políticas claras. Ante el optimismo que se maneja frente al desarrollo económico del país y de América Latina, este libro ofrece un buen análisis histórico donde, entre líneas, se pueden ver recomendaciones y alertas para no caer en algunos errores que se cometieron en el pasado. Febrero 2013>23 V I S U A L E S >> Cartones de Garzón bocetos que piensan taller de edición rocca estuvo a cargo de publicar una selección de los dibujos que durante 30 años alfredo garzón ha publicado en El Espectador. el estilo de este artista reta al espacio tradicional de la caricatura. >> José agustín Jaramillo E n Colombia, donde la tradición de lo gráfico estuvo relacionada con el humor político durante una buena parte del siglo XX, es difícil entender como caricaturas los dibujos simples, simbólicos y reflexivos de Alfredo Garzón. Desde que en 1982 le dieron un espacio semanal en el periódico El Espectador –al que bautizó Cartones– este dibujante quiso alejarse del chiste coyuntural y urgente sobre personajes de la vida pública. Para celebrar los 30 años de carrera de Alfredo Garzón, Taller de Edición Rocca publicó una antología de su trabajo. Sin embargo, Cartones de Garzón es más que un libro de homenaje. Recoge 91 dibujos que fueron publicados en El Espectador desde 1986 hasta 2011 y por eso hace un aporte a la historia de la caricatura y la crítica gráfica del país. La selección estuvo al cuidado de Bobby Elliott, un crítico de arte del Huffington Post que ha seguido de cerca el trabajo que Garzón ha hecho en Nueva York para periódicos como The New York Review of Books o el Washington Post. 24>Febrero 2013 Al conversar con antologías de otros caricaturistas colombianos, como Osuna 84-05 (Aguilar, 2006) o Vladdo: 25 años en obra (Aguilar, 2011), este libro muestra que Alfredo Garzón desarrolló una línea que durante gran parte del siglo XX no estuvo presente en el periodismo gráfico: sus cartones no se ataron a la agenda periodística de la fecha. En vez de valerse del humor para construir crítica y opinión frente a los personajes o hechos públicos, apuntaron a la sensibilidad de los lectores y su capacidad para pensar en temas más abstractos como el poder, la riqueza, la soledad o las relaciones humanas. Otros caricaturistas se acercan a partir de lo gráfico a lo que sería una noticia o un reportaje; en contraste, Garzón logró desarrollar una especie de ensayo visual. Los dibujos que hay en este libro utilizan muchas convenciones simbólicas –un globo de los cómics como metáfora de los discursos o un cerebro para hablar de la inteligencia– que no recargan la imagen, sino que dejan espacio suficiente para que el lector pueda contemplar, pensar y encontrar un sentido, o varios, que están escondidos en la imagen. Es un reto al lugar que el sentido común le da a la caricatura, pues aunque es cierto que el humor político tiene una función importante como generador de crítica y opinión, los cartones plantean otro tipo de crítica, más reflexiva. Con este tipo de dibujos, más reflexivos, es posible entender que una buena caricatura no siempre deforma o exagera la realidad para entenderla a partir del humor. A veces, simplemente, comunica ideas a partir de lenguajes y convenciones propias con el único fin de mostrar verdades que aunque todos intuimos, suelen pasar desapercibidas. EL Febrero 2013>25 Alepo: una cabaña en medio de un bosque incendiado Conocedor de la región por décadas, Charles Glass visitó dos veces durante 2012 la segunda ciudad siria, y comprobó cómo había cambiado la atmósfera de una rebelión que la orgullosa y vieja urbe creía que le pasaría de lado Charles Glass 26>Febrero 2013 E ste año no se producirá jabón en Alepo. Los zocos medievales donde los artesanos moldeaban los ladrillos del famoso savon d’Alep, hecho con aceite de oliva y laurel, sucumbieron durante las batallas al final de septiembre de 2012. La fábrica de jabón de la familia Jubayli, detrás de los muros del Qinnasrin de los mamelucos del siglo XIII, sobrevivió el infierno, pero el combate sin tregua la ha dejado inaccesible para empleados y dueños por igual. Para finales de noviembre, tras la cosecha en los campos al oeste de Alepo, el residuo de las prensas de aceite de oliva debía estar hirviendo en los tanques y haber sido vaciado sobre las alfombras de papel encerado que se estiraban encima de los pisos de piedra. Cortado en bloques de tres por dos pulgadas, las barras deben secarse durante seis meses antes de ser vendidas. La guerra ha traído la carestía de jabón, telas, alimentos procesados y productos farmacéuticos a una zona productora, y Alepo consume sus reservas de bienes básicos, así como el efectivo y la esperanza. Todo eso se acaba rápidamente. “No hace falta que vayas a Alepo”, me dijo en Beirut un amigo nativo de esa ciudad siria. “Todo Alepo está aquí”. Algunos de los exiliados sirios, principalmente los industriales que proveían gran parte del empleo en la región, estaban congregados en los cafés de la rue Hamra, algunos a favor del régimen, otros en contra, preservando delicadamente sus amistades a pesar de sus diferencias políticas. Jugando bridge o backgammon, esperan el día en que sea seguro regresar, si es que ese día llega. Cuando estuve en Alepo en Semana Santa pasada, los mercaderes exiliados todavía no habían tenido que irse y sus empresas todavía marchaban. El jabón de Alepo era abundante en el laberinto del zoco de piedra abovedada cerca de la Ciudadela. La mayor parte de la gente compartía su alivio –que era casi complacencia- sobre el que su ciudad había evitado la violencia que asolaba al resto del país. La naturaleza cosmopolita de Alepo, parecían sentir, la hacía diferente. El único pogromo que hubo allí contra la minoría cristiana tuvo lugar en 1851, con un número de muertos bajo, y nunca se repitió. La relativa prosperidad de la ciudad mantuvo a gran parte de la población satisfecha, a pesar de la represión de la opinión política. Alepo era el taller y el mercado de Siria, y su región generaba hasta 65 por ciento de la riqueza nacional, aparte del petróleo. Las fábricas que hacían textiles con algodón sirio, las farmacéuticas y las de muebles, dominaban las zonas industriales fuera de la ciudad y empleaban a miles de personas. Los regímenes de Hafez al-Assad, desde 1970, y de su hijo Bashar desde 2000, dejaron el refinado centro de la ciudad con poco contra lo cual rebelarse, aun cuando los habitantes del campo alrededor de la ciudad eran pobres, se veían obligados por la sequía, el desempleo y la ambición a irse a los suburbios de Alepo y tenían quejas legítimas que eran ignoradas en las villas extravagantes a orillas del río Qowik. Muchos de los habitantes de Alepo tenían edad suficiente para recordar la última vez que la ciudad fue escenario de una rebelión, en 1979. El desenlace de esa revuelta dejó pocas esperanzas de que repetirla pudiera ser algo más que un desastre. Pero cuando comenzó la actual revuelta en el interior de Siria empezó a acercársele a Alepo por todos lados, y la ciudad antigua no tuvo mayores probabilidades de permanecer ajena; era como una cabaña de madera en medio de un incendio forestal. Entre dos malos poderes En tiempos normales, la mejor manera de cubrir los 320 kilómetros entre Damasco y Alepo es por carretera, parando para almorzar en los jardines aledaños a los acueductos romanos de Hama. En mayo de 2011, cuando la rebelión se expandió desde Deraa hasta el sur de Homs, cortando la autopista que va de Damasco a Alepo, la opción más segura era volar. Cuando fui en abril de 2012 pude tomar un vuelo sin contratiempos; y también mi viaje en taxi por la autopista principal hacia la ciudad donde me registré en el maravilloso Hotel Barón Otomano fue tranquilo. Pero cuando regresé seis meses más tarde, el aeropuerto de Alepo estaba casi desértico. Los taxis ya no se arriesgaban en un trayecto a la ciudad sin un pago garantizado, así que le pedí a unos amigos que me enviaran un chofer de confianza. Me arrancó la maleta y corrió a su carro, lo prendió y se persignó apresuradamente. Luego empezó a sudar. Como a un cuarto de milla del aeropuerto hizo una abrupta vuelta en U, sacándonos de la autopista hacia una carretera desértica. Los pocos edificios de la zona habían sido impactados por artillería de alta velocidad y todos, excepto un almacén que era usado por las Lo que comenzó como una revuelta pacífica degeneró en una devastadora guerra civil tropas del gobierno sirio como centro de comando, rodeado de bolsas de arena y una bandera triste, estaban destruidos y vacíos. Como a kilómetro y medio más allá apareció un arma antiaérea montada en un camión en un risco sobre la carretera. El chofer se devolvió hacia la autopista desolada. De pronto una barricada de cauchos quemados, ladrillos de cemento y desechos nos obligó a tomar la vía contraria, donde de haber habido otros carros, hubieran venido de frente contra nosotros. Las estaciones de servicio estaban destruidas, y los camiones de gasolina quemados a orillas de la carretera. Las filas de casas de ladrillo de la gente más pobre mostraban los impactos de artillería. Un poco más adelante, entrando propiamente a la ciudad, el chofer se relajó al ver algunos peatones y carros. Cerca de una redoma, la gente intercambiaba tomates rojos y verdes, papas gigantes, berenjenas, calabacines, manzanas y granadas en un mercado de calle improvisado. El chofer señaló las carretas, que no estaban allí en abril, y dijo: “Querían la libertad. ¡Allí la tienen!” La ciudad tiene ahora fronteras internas. En mi primera noche allí, un amigo caminó conmigo hasta el límite del vecindario seguro de Sulaimaniya. Donde alguna vez pudimos haber caminado fácilmente desde Sulaimaniya hacia el vecino Jdaideh sin notar la diferencia, ahora encontrábamos en Jdaideh otro mundo. Los carros habían sido estacionados de manera de que bloquearan las entradas a las calles, y ninguna luz estaba encendida. El alumbrado público de La relativa prosperidad de la ciudad mantuvo a gran parte de la población satisfecha, a pesar de la represión Sulaimaniya alumbraba los cafés modernos llenos de hombres y mujeres tomando café, dulces o fumando narguiles. Jdaideh, a solo cuareta y cinco metros había quedado despoblado desde que los rebeldes entraron un mes antes. A donde quiera que fueran los rebeldes, el ejército atacaba y los residentes huían. Yo quería visitar los zocos en la mañana, pero mi amigo me dijo que las luchas continuas lo hacían imposible. ¿Quién quemó los zocos algunas semanas antes? “Eso fue el Ejército de Siria Libre”, me dijo mi amigo. “Estamos atrapados entre dos malos poderes. Como sabes, no me gustan las dictaduras. Pero esta gente se muestra como lo peor”. Otro amigo me dijo que los rebeldes que habían llegado a dominar grandes áreas de esta ciudad “entraron en Alepo. Alepo no entró en ellos”. Se trata de un hombre de negocios, que en la primavera estaba feliz de que yo lo citara en mi artículo, pero que ahora insiste en que no publique su nombre. Miembros de esta familia han sido secuestrados, y al final de las negociaciones Febrero 2013>27 Ambos bandos compiten en represalias mutuas mientras acaban con el país que dicen querer gobernar han pagado grandes sumas para su liberación. Así como los alepines una vez temieron a las muchas agencias de inteligencia o al mukhabarat, el servicio secreto del régimen de los Assad, ahora se han vuelto cautelosos sobre las represalias del Jaish al-Hurr, el Ejército Libre, y sus milicias asociadas. Otro amigo me dijo: “La oposición pensó que Alepo les daría la bienvenida. Pero no lo hizo, sino solo en la periferia, donde estaba la gente muy pobre y rural”. Aunque apoyaban la revolución, algunos de los distritos más pobres buscaron excluir a los rebeldes de sus vecindarios de cualquier forma. En Bani Zayd, uno de los barrios más míseros, donde mucha gente tiene que hurgar entre la basura de la ciudad para ganarse la vida, los presbíteros de la zona le entregaron una carta al Ejército Libre: “Vitoreamos al Ejército Libre. Pero lo que está pasando hoy es un crimen contra los habitantes de nuestro vecindario. No hay entidades para la seguridad gubernamental ni el shabihah. Los grupos que han tomado posición en el 28>Febrero 2013 vecindario no pueden defenderlo (…) Nosotros, los presbíteros del vecindario de Bani Zayd, somos responsables de este comunicado y exigimos que los batallones del Ejército Libre que han entrado en el vecindario se retiren y se unan a las batallas en los frentes calientes. Esto aseguraría el retorno a la calma del vecindario y le pondría fin a los ataques aleatorios (de las fuerzas del régimen) a un vecindario pobre que alberga a miles de desplazados”. Los residentes de Bani Zayd eran simpatizantes naturales de la revolución, pero ese apoyo no se extendía a unas tácticas que los exponían a las retaliaciones del régimen. La incapacidad del Ejército Libre de defender la mayoría de las áreas que ocupó ha reversado también el apoyo de otros simpatizantes potenciales. ¿Cuál es el motivo, preguntan, de buscar que el régimen bombardee una zona que no puede sostenerse? Había un particular resentimiento en Alepo por la ocupación rebelde de los zocos a finales de septiembre. Pero antes de eso, el sentir de la ciudad sobre el destino de ese patrimonio arquitectónico y cultural se podía deducir de la descripción que de esos sitios hizo un antiguo embajador australiano en Siria, Ross Burns, en Monuments of Syria: An Historical Guide: “Desde el siglo XVI no ha sufrido grandes cambios (algunos dirán que desde el siglo XIII). Los zocos conservan maravillosamente la atmósfera de la tradición mercantil árabe-turca. En el verano, los techos abovedados ofrecen un refugio fresco; en el invierno, protección de la lluvia y el frío. Mientras que muchos de los productos que venden se han modernizado, todavía hay zonas donde el fabricante de mecate o de carpas y el vendedor de golosinas ejercen su comercio como lo han hecho durante siglos”. Las filas majestuosas de mercados y talleres eran el centro comercial de la ciudad, pero también la encarnación de su espíritu. A pesar de que los rebeldes acusan al régimen de comenzar los incendios, la mayoría, aun los que simpatizan con ellos, los atribuyen a los rebeldes. Cuánto vale Alepo El 3 de octubre, el Ejército Libre culminó su asalto a los zocos con dos bombas: una de mil kilos y otra de 500, colocadas en carros cerca de un club de oficiales y del correo principal en la Plaza Saadallah Jabri, el parque central de la ciudad. Un periodista sirio, testigo de la explosión que mató a más de cuarenta personas e hirió a más de 125, me dijo: “Hay divisiones dentro del Ejército Libre. Si tuvieran algunos cientos de personas, pudieran ocupar el ayuntamiento y proclamar liberada a Alepo”. Que no lo hicieran no solo era una medida de la falta de unidad rebelde, sino expresión de una táctica que consiste en dar golpes aquí y allá sin lograr capitalizarlos. La batalla por Alepo es una guerra por Siria misma. Otro alepín que me pidió que no usara su nombre me dijo: “Si Alepo cae, el régimen temblará”. En términos tanto políticos como militares, la capital comercial de Siria es vital para ambos lados. Sin embargo, tanto el régimen como los opositores armados están alienando a la gente que supuestamente están tratando de tener a su favor, mientras conjuntamente destruyen la economía de Alepo, los monumentos históricos que le dan a la ciudad su carisma e identidad únicos, las vidas y la seguridad de sus ciudadanos, y la cohesión social que hasta entonces la habían convertido en un modelo de armonía entre las sectas. Otro amigo me confió: “La revolución murió en Alepo. Pensaban que podían ganar la batalla sobre esta ciudad. Pensaron que esta gente los apoyaría”. Afuera de la ciudad, los rebeldes se embarcaron en un asalto desatado contra todas las industrias que mantenían viva a Alepo, quemando y saqueando las plantas farmacéuticas, los molinos textiles y otras fábricas. Esto daña a los industriales, muchos de los cuales están esperando en el Líbano que pase la guerra, pero sobre todo, a sus empleados. Los desempleados de las urbes tenían buenas razones para apoyar una revolución que pudiera mejorar sus oportunidades en la vida, pero los miles de empleados al inicio de la revolución ahora se quedaron sin trabajo, porque el Ejército Libre ha quemado los lugares donde laboraban, y tienen razón de estar resentidos. Hay historias de trabajadores que tomaron las armas para proteger sus fábricas y arriesgaron sus vidas para salvar a sus patronos de los secuestradores. Alepo está sitiada. La gasolina para la calefacción, la única manera de que la gente sobreviva durante el invierno, no puede ser transportada por el peligro que implica. Cuando se consigue, el precio del mazout, un combustible que se usa en gran parte de las casas de Alepo, es el doble que en Damasco. Al centro de Alepo, controlado por fortificaciones, alcabalas y patrullas regulares del ejército sirio, el único rubro que parece llegar sin contratiempos es la comida. Hay bastantes productos de las granjas cercanas en el mercado de calle que ha reemplazado a los zocos quemados. La brutal represión de los rebeldes por parte del gobierno, especialmente los bombardeos aéreos de zonas urbanas densamente pobladas, ha empujado a algunos partidarios del régimen a los brazos de la oposición. Una joven que en abril me habría dicho que amaba a Bashar al-Assad ahora me cuenta como lloró al ver el bombardeo de Alepo. Un médico, cuya posición contra el régimen yo conocía bien, me dijo: “La mayoría de los sirios no quieren a Bashar al-Assad por todo lo que ha ocurrido en los últimos diez años. Queremos cambio, pero no así”. Esta es una guerra patas arriba, en la cual las lealtades y las animosidades ya no se pueden predecir. El conflicto sirio es lo que sus luchadores quieren que sea. Es una guerra de clases, entre el proletariado suburbano y el ejército del Estado financiado por la burguesía. Es una guerra sectaria en la cual la mayoría árabe suní está luchando por desplazar a la clase alauí dirigente. Es una guerra santa de los musulmanes suníes contra toda manifestación del chiismo, especialmente de la variedad alauita. Los acuerdos sociales de los que Alepo se enorgullecía se desmoronan. Los fundamentalistas musulmanes han atacado iglesias cristianas y mezquitas chiitas. Los árabes han peleado con los curdos. Los chiitas y suníes iraquíes han cruzado la frontera para pelearse en Siria. Emigrar, una opción remota en abril, se ha vuelto común entre aquellos con dinero, idiomas y educación, que puedan ganarse la vida afuera. Un ingeniero civil que ha pasado años preso por criticar al régimen me dijo: “Los sirios se han destruido entre sí. La educación, la convi- vencia, todo lo están destruyendo. Lo puedes ver en los lugares oficiales de trabajo. Las actitudes son diferentes. La gente que no era creyente, y hasta comunista, se ha vuelto religiosa”. Un alzamiento que comenzó en marzo de 2011 con la modesta esperanza de reformar al país ha degenerado en una bellum omnium contra omnes hobbesiana, una guerra de todos contra todos. La selección de bando depende de la experiencia personal. Aquellos que han sido torturados por el gobierno esperan de la fuerzas del Ejército Libre la liberación, mientras que cualquiera cuyo padre o hermano ha sido secuestrado por el Ejército Libre exige protección gubernamental. Durante los seis meses que pasaron desde mi última visita a Alepo, las opiniones han variado en formas inesperadas. En gran parte, los cristianos estaban a favor del régimen o eran neutrales, buscando evitar la atención de cualquier lado. En Semana Santa, cuando conocí a Gregorios Yohanna Ibrahim, obispo metropolitano, sirio ortodoxo, de Alepo, me dijo con una risa alentadora: “¿Preocupado yo? Sí. ¿Asustado? No”. En Alepo había silencio, a pesar de que los conflictos en el resto de Siria eran precursores claros del terremoto que venía. En el momento, Gregorios estaba convencido de que el régimen y la oposición podían resolver sus diferencias: “Si resolvemos nuestro problema interno y nos sentamos a hablar, podemos tener un diálogo constructivo. Podemos reconstruir nuestra sociedad gradualmente”. Como obispo de una pequeña comunidad de 20.000 feligreses en Siria, ha aceptado que el régimen proteja a los cristianos mientras evita un compromiso de un lado u otro. Ahora, sin embargo, la preocupación se ha convertido en temor. Una noche lo vi en los confines resguardados de su rectorado en el centro de Alepo, tras una fuerte sacudida de realidad. “Yo fui optimista las últimas semanas, pero hoy visité mi escuela. De los 550 estudiantes solo quedan 50”. Además del hecho de saber que cada día unos veinte fieles locales recibían visas para países extranjeros, el colapso del colegio hizo que este hombre relajado y jocoso que conocí en octubre se convirtiera en una persona profundamente sacudida, con pocas esperanzas en el futuro de su país. “El asunto ahora”, me explicó, “es cómo convencer al presidente de que deje el poder”. Fue la primera vez que escuché a un obispo cristiano hacerle un llamado a Bashar al-Assad para acabar con la guerra mediante el abandono de su cargo. ¿Acaso Gregorios no le teme a la Hermandad Musulmana? “Si hay democracia, habrá derechos para las minorías”, dijo. “No creo que los fanáticos y la Hermandad Musulmana tengan planes de controlar el país. Tienen planes de ser parte de él”. Aquella revuelta del 79 Esa noche, regresando a pie al Hotel Park, en el lindero de los jardines públicos, escuché en la distancia el sonido continuo de la artillería y las ametralladoras, algo que ya nadie puede ignorar en Alepo. A veces se acerca y luego parece alejarse a las afueras, pero siempre está allí. Los alepines muestran una estudiada despreocupación mientras caen las bombas en las cercanías. Es de mal gusto mencionar el hecho de que, en la cena, las explosiones sacuden la mesa. Sin embargo, puede que el conflicto los obligue a tomar lados por primera vez. Un científico de un ministerio gubernamental me contó que cinco o seis amigos suyos del trabajo esperaban que el régimen cayera. Dijeron que celebrarían en la Plaza Saadallah Jabri. En este mes que pasó, cambiaron de parecer. “Uno tiene un PhD en agricultura. Estaba completamente en contra del régimen. Dijo que celebraremos en otoño. Luego se me acercó y me dijo que el Ejército Libre vino a su área y destruyó su casa. Secuestraron a cuatro de sus primos. Me contó toda la historia. Ahora deseamos que el mukhabarat hubiera tomado su zona y no el Ejército Libre”. Ese es el gran cambio. Uno de los pocos militantes que me dio permiso para citarlo se llamaba Zaidoun al-Zoabi. Había sido profesor de la Universidad Árabe Europea de Damasco hasta que lo despidieron por razones políticas en febrero pasado. Se lamentó de que “han destruido a Alepo. Durante el régimen, era una ciudad. Ya no. Ahora el régimen está perdiendo, pero nosotros estamos perdiendo también. El país ha sido destruido”. Zoabi lucha por mantener viva la revolución original y pacífica que comenzó en marzo de 2011, y que ha sido desplazada por la rebelión armada. Un joven empresario sirio, cuya familia ha estado en desacuerdo con el régimen, culpa a la oposición armada por tratar de tumbar el régimen por la fuerza: “No puedes quebrar un régimen como ese simplemente, está construido para durar”. El régimen, que en sus años iniciales se inmunizó contra los golpes de Estado con el arresto de sospechosos de disidencia en el ejército y la vigilancia constante, en 1979 se blindó contra las rebeliones con el alzamiento en Alepo. La revuelta de 1979 permite una comparación instructiva con la rebelión actual. Un reporte de mayo de 1982 de la estadounidense Defense Intelligence Agency, DIA, titulado “Siria: la presión de la Hermandad Musulmana se intensifica”, analizó esa insurrección y la respuesta de Assad: “A principios de 1979, animada por la Revolución Islámica en Irán, la Hermandad Musulmana de Siria desarrolló un plan para desatar una revolución similar en Siria para sacar a Assad”. El primer ataque con bomba de la Hermandad el 16 de junio de ese año, tuvo como resultado la muerte de 83 cadetes alauitas de la escuela de artillería de Alepo. Eso conllevó a masivos arrestos y a la lucha armada en las calles de Alepo. Para junio del año siguiente, en opinión de la DIA, “el Presidente Assad le ha roto la espalda al desafío de la Hermandad Musulmana”. Los Hermanos Musulmanes que escaparon a la represión de entonces desarrollaron a continuación un plan insurgente de doble filo y un golpe contra Assad con sus simpatizantes en el ejército. El informe de la DIA decía: “A principios de 1982, sin embargo, la seguridad siria descubrió el plan del golpe y comenzó a intensificar sus operaciones contra los disidentes dentro del país. A consecuencia, la Hermandad Musulmana se sintió presionada para iniciar el alzamiento en Hama, que comenzó el 2 de febrero de 1982. La Hermandad esperaba que Alepo, Homs y Pelean por Alepo porque es productiva. Pero los combates la hacen incapaz de producir nada. otras ciudades grandes imitaran a Hama y ayudaran a la llegada de la nueva era. Las otras ciudades no se alzaron, y el Rifaat, el hermano sanguinario de las Brigadas de Defensa de Hafez Al-Assad, aniquiló a los Hermanos en Hama. La DIA decía que el número probable de muertos fue de unos 2.000, pero luego Amnistía Internacional concluyó que unas 25.000 personas habían muerto. Sobre la extensión que podía tener la Revolución Iraní en 1979, se aplicaba lo mismo que ocurrió con la llamada Primavera Árabe de 2010 y 2011. Si Siria no era Irán, no es tampoco Túnez ni Egipto. La nueva rebelión enfrenta suníes contra alauitas y otras minorías, pero lo más importante es que hierve con los resentimientos de clase adquiridos por los pobres desplazados de las zonas rurales al confrontar el lujo urbano. Las sequías entre 2007 y 2011 exacerbaron las adversidades de la vida en el campo, obligando a mucha gente a irse a Alepo. Esto no era nuevo. En 1987, pasé tiempo entre unos campesinos del Éufrates al este de Alepo. Su aldea, Yusuf Basha, debía ser evacuada debido Febrero 2013>29 a la construcción de la represa hidroeléctrica. Regresé a Alepo desde el este y vi a los campesinos secando el trigo en las aceras como lo hacían en sus aldeas. Escribí en Tribes with Flags: Adventure and Kidnap in Greater Syria (1990): “Antes había visto la ciudad de Alepo crecer hacia las montañas, a medida que los suburbios se comían el campo. Ahora, me doy cuenta de que la aldea ha entrado a la ciudad, sembrándose afuera y creciendo hacia adentro. Los granjeros pobres traían sus costumbres y sus maneras a la cosmopolita Alepo, así como a Damasco y Beirut. Convertían sus residencias de apartamentos en versiones compactas de sus casas de barro: las familias dormían todas juntas en una sola habitación, cocinaban en otra, lavaban en otra más, y así cada cuarto era como una de las pequeñas chozas en sus patios. No era pobreza, era tradición la que ponía a toda la familia en una habitación. Esta era la única seguridad que tenían en una ciudad hostil y desconocida”. El regreso a Alepo fue un momento revelador, cuando vi la ciudad como la ven las personas que llegan desde las aldeas. Si Alepo los hubiera recibido, absorbiéndolos lentamente a la vida económica y cultural de la ciudad, como había hecho en siglos pasados, tal vez no le habrían dado la bienvenida a los rebeldes, culturalmente Los cristianos que se “Han destruido a Alepo. Durante el régimen, era una ciudad. Ya no”. sentían protegidos por el régimen, ahora se preguntan cuándo caerá para que la guerra termine similares a ellos. Las políticas económicas neoliberales que introdujo Bashar al-Assad cuando tomó el poder en 2000 exacerbaron lo apremiante de su situación. Los beneficiarios eran los dueños de los bancos recién privatizados, los primos de Bashar que obtuvieron las licencias para la venta de celulares, los intermediarios y corredores de bolsa con educación y costumbres urbanas, y no los recién desplazados sin tierra, dinero ni formación para adaptarse a la vida metropolitana. El que ellos reaccionaran como lo hacen ahora es parte de un antiguo patrón que pude ver durante ese regreso a Alepo hace 25 años: “Por primera vez en todos mis años en el Levante, ahora veo cuán corruptora les parecía la ciudad a los campesinos y los beduinos. La tradición árabe decía que cada dos generaciones una ola de reformadores fanáticos religiosos llegaban del desierto para purificar la ciudad. Había pasado en Arabia Saudita muchas veces, y duraba hasta que el lujo de la ciudad corrompía a los hijos de esa generación”. Me preguntaba si eso ocurriría en Siria. Veinticinco años más tarde, está pasando. Unos 40.000 sirios han pagado con sus vidas y otros dos millones han sido desplazados, de los cuales 40.000 han huido por las fronteras como refugiados mientras pasa la guerra. La oposición, cada vez mejor armada, recientemente declaró en Qatar que estaba uniéndose en una coalición respaldada por Occidente, una unidad auto declarada que sin duda será frágil. Al poco tiempo un grupo de facciones islamistas dijo que rechazaba la coalición y que quería establecer un Estado islámico. El 20 de noviembre el presidente del Partido de 30>Febrero 2013 la Unión Democrática Kurda (PYD) también rechazó la coalición. Mientras el régimen siga con su terca resistencia a dejar el poder, todos los bandos parecen aprestarse para una guerra larga y destructiva. EL Charles Glass es un corresponsal especializado en Medio Oriente que ha escrito para varios medios de Estados Unidos y el Reino Unido, y ha trabajado también para la televisión, pues fue corresponsal jefe de ABC News en la región durante buena parte de los años 80, entre otros cargos en la industria. En el libro mencionado en la nota, Tribes with Flags, cuenta también su secuestro de más de 60 días a manos de milicianos chiitas en el Líbano. Tiene otros libros más, todos sobre el Medio Oriente y sus conflictos salvo uno, American in Paris, acerca de los estadounidenses que vivían en la París ocupada por los nazis. El desagradable caso Salman Rushdie Prepárense, seguidores del novelista anglo indio, que esta reseña de su libro de memorias -Joseph Anton, titulado por el alias que usó en sus años de clandestinidaddeja muy mal parado no solo al texto sino al hombre que lo escribió, un autor cuyo ego parece incluso mayor que su indudable talento Zoë Heller Febrero 2013>31 C uando Anis Rushdie leyó por primera vez Midnight’s Children, escrita por su hijo, estaba convencido de que Ahmed Sinai, el padre borracho de la novela, era un retrato satírico de él mismo. Con lo cual comenzó una pelea familiar. Rushdie hijo no negó haber basado a Sinai en su padre. “En mi actitud de joven fastidioso”, diría luego en una entrevista en The Paris Review, “respondí que había dejado fuera todas esas cosas malas”, pero objetó la reacción herida de su padre, y consideraba que revelaba lo cruda que era su comprensión de cómo funcionan las novelas. “Mi padre había estudiado literatura en Cambridge, así que esperaba que tuviera una respuesta sofisticada ante el libro; en cambio la persona que sí la tuvo fue mi madre (…) Ella entendió de entrada que era ficción”. La posición que Rushdie tomó durante su riña literaria doméstica prefiguró sorprendentemente la posición que tomaría nueve años más tarde, cuando fuera confrontado por la ira de otro patriarca, mucho más castigador. El 15 de febrero de 1989, un día después de que el Ayatollah Khomeini emitiera una fatwa (una orden a obedecer por todos los musulmanes) condenándolo a muerte por escribir Los versos satánicos, Rushdie apareció en la televisión británica y anunció que deseaba que su libro fuera “más crítico” del Islam. Como reporta en Joseph Anton –su libro de memorias, que ha escogido escribir al estilo de De Gaulle, en tercera persona – su emoción principal en el momento fue de desconcierto. Cuando lo acusaron por primera vez de ser ofensivo se quedó genuinamente perplejo. Creía haber hecho una concesión artística con el fenómeno de la revelación; una concesión desde el punto de vista de un no creyente, ciertamente, pero apropiada en cualquier caso. ¿Cómo podría considerarse eso ofensivo? Los sensibles años de identidades políticas marcadas por la ira le enseñaron a él, y a todos los demás, la respuesta a esa pregunta. Sin querer queriendo Dada la frecuencia con la cual Rushdie ha sido acusado de escribir Los versos satánicos con el propósito expreso de causar problemas, es comprensible que desearía subrayar lo inesperado en la naturaleza de los eventos que siguieron a la publicación de su novela. Aun así, la visión retrospectiva de sí mismo como un ratón de biblioteca inocente, desconcertado por la intrusión 32>Febrero 2013 grosera del mundo en la esfera literaria, parecía un poco demasiado fabricada. Para ese momento de su carrera, Rushdie, que ya había sido demandado por Indira Gandhi por declaraciones difamatorias en Midnight’s Children, y que ya había visto la prohibición de su tercera novela en Pakistán, estaba mejor calificado que la mayoría para apreciar la capacidad de la literatura de provocar respuestas hostiles no literarias. Pero más preocupante aún, sin embargo, que la pose exagerada de su inocencia, es el caso que Rushdie parece estar presentando sobre la inmunidad de la ficción ante la rabia política o religiosa. Alejándose de la idea normal, liberal, de que la literatura debe tener la libertad de ofender, propone que la literatura, entendida adecuadamente, no puede ofender. Los musulmanes que se sintieron insultados por Los versos satánicos eran culpables de un error de categoría: así como Anis Rushdie, en su lectura “no sofisticada” de Midnight’s Children, habían confundido la ficción con otros tipos de discurso. En cualquier caso, su Profeta no se llamaba Mohammed, vive en una ciudad que no se llama La Meca y creó una religión que no se llama (o casi no se llama) Islam. Y aparecía solo en las secuencias de sueños de un hombre llevado a la locura por la pérdida de su fe. Estos diferentes artilugios eran, en opinión de su creador, indicadores de la naturaleza ficticia de su proyecto. Rushdie ha declarado que una de las grandes penas de los años de la fatwa, de las que más lo agitaban personalmente –más que el asalto a su libertad de expresión, o incluso a la amenaza contra su vida– fue el descubrir que una gran cantidad de gente se negaba a aceptar su “intención artística seria.” “Ha sido desconcertante saber,” escribió en 1990, “que a la gente no le importa el arte”. Parte de su misión en Joseph Anton es rescatar la literatura, ese “arte antiguo y hermoso del cual es un privilegiado practicante”, de la traducción cínica y el encubrimiento ignorante. Esto requiere alejarse significativamente de las opiniones que ha expuesto anteriormente sobre la participación inextricable de la ficción con la política y la historia. En un famoso ensayo suyo, “Outside the Whale”, Rushdie atacó varios libros y películas que propagaban mitos imperialistas sobre la naturaleza de las relaciones entre la India y Gran Bretaña durante el Raj (sostuvo, por ejemplo, que la trama sobre la violación, central en Raj Quartet Cuando se anunció la fatwa, Rushdie, en medio de su desconcierto, dijo que hubiera deseado que su libro fuera más crítico con el Islam de Paul Scott, respalda la fantasía racista frente a la amenaza sexual que significaban los “negros cachondos” para las mujeres coloniales). Las novelas, dijo, no pueden ser excusadas de ser criticadas sobre la base de ser “solo” ficción; todo el arte, en cuanto se atreve a aseverar “lo que es el caso, lo que es la verdad y la no verdad”, es inescapablemente político, y parte de “la tormenta incesante, la riña continua, la historia dialéctica”. No es de sorprenderse que Rushdie debería ser un poco más cauto ante la tormenta de la historia en estos tiempos, pero su impulso de dejar a la literatura en cuarentena ante “la cacofonía de otros discursos, religiosos, políticos, sociológicos y post coloniales” es, sin embargo, infeliz. Ciertamente, no todos los oponentes de Los versos satánicos estaban tan alertas a las técnicas lúdicas de la novela moderna como pudieran haber estado. Pero sostener que sus reacciones heridas fueran inconsistentes con los motivos artísticos de Rushdie no puede ser la conclusión del argumento. Si Paul Scott hubiese podido responder la crítica de Rushdie a The Raj Quartet, tal vez habría insistido en que no quería ser racista. Tal vez hasta hubiese acusado a Rushdie de engancharse en la política de la identidad susceptible. Pero estas réplicas no podrían haber vulnerado la legitimidad de la queja de Rushdie. Solo ante los fanáticos En varios momentos, Rushdie parece cansarse de defender los derechos especiales de la ficción y avanza en su defensa de los derechos súper especiales de la ficción seria o importante. “Él esperaba, y muchas veces necesitaba, una defensa más particular, como la calidad de la defensa hecha en el caso de otros libros agredidos, Lady Chatterley’s Lover, Ulysses, Lolita….” Uno se queda anonadado, no solo porque desestima a otros escritores que pudieran no merecer la “defensa de calidad” de sus obras perseguidas, sino también por la despreocupación con la cual Rushdie se coloca al lado de Lawrence, Joyce y Nabokov en el rango del mérito literario. En el transcurso de su memoria, Rushdie reclama un parentesco con cualquier cantidad de grandes hombres literarios, hombres que, como él, sufrieron por su genialidad, pero cuya fama estaba destinada a durar más que la de sus opresores. Los escritores inmortales del pasado fueron sus guías. Él no era, después de todo, el primer autor en peligro o secuestrado o anatemizado por su arte. Pensaba en el poderoso Dostoievski frente al pelotón de fusilamiento quien, tras el perdón de última hora de su sentencia, pasó cuatro años en un campo de prisioneros; y en Genet escribiendo en la cárcel su obra maestra homo erótica Notre-Damedes-Fleurs…. o en Rabelais, quien también fue condenado por la autoridad religiosa; la Iglesia Católica no ha podido digerir aún su hiperabundancia satírica. Pero el rey François I lo había defendido, alegando que su genio no podía ser suprimido. En aquellos tiempos los artistas podían ser defendidos por los reyes por ser buenos en su oficio. Eran tiempos mejores. ¿Tiempos mejores? ¿En serio? Es cierto que durante esos primeros años de la fatwa, el gobierno británico no fue totalmente valiente en su defensa de Rushdie. Margaret Thatcher, a quien había caracterizado como “Sra. Tortura” en Los versos satánicos, no era fanática de Rushdie, y los miembros de su gabinete dejaron claro en sus pronunciamientos públicos que lo consideraban una persona desagradable e inconveniente. Sin embargo, reconocían su deber de proteger la libertad de expresión de un ciudadano británico –aunque este no les gustara– contra las amenazas de muerte de un clérigo extranjero. Y esto indica algo más Según hizo creer, a Rushdie lo que más le ofendía era que los musulmanes no apreciaran las sutilezas de su arte literario bien alentador sobre esos tiempos. Ciertamente, presenta una situación más reconfortante que una en la cual la seguridad de un ciudadano depende del arbitraje de un monarca sobre su talento literario. Un hombre que vive durante nueve años bajo amenaza no debe ser culpabilizado por caracterizar su aprieto en términos grandilocuentes. Pero uno pudiera esperar que al revisar en libertad sus emociones y su seguridad, pudiera traer algo de separación irónica para represar su propia grandilocuencia. Mirar hacia atrás, finalmente, no tiene ningún efecto aleccionador sobre el amor propio de Rushdie. Un sentido desvergonzado de lo que se le debe como literario asediado, inmortal en espera, impregna su libro. Quiere que simpaticemos con la irritación que sintió cuando los hombres de su equipo de protección abreviaron su gran alias conradiano-chekoviano a “Joe”. Quiere que apreciemos la ira que siente de recibir órdenes de oficiales de Scotland Yard agigantados (“era un aspecto vergonzoso de su vida el que los policías sintieran que podían hablarle así”). Quiere que entendamos la afrenta que sintió cuando los esfuerzos diplomáticos a su favor se detuvieron por las negociaciones para liberar a los rehenes británicos en Irán: “Los derechos humanos de Terry Waite tuvieron precedencia sobre los suyos propios”. La venganza de Salman Sobre todo, quiere que nos sintamos ofendidos también de haber sido un poeta sin suficiente honor en su propio país. Rushdie ha dicho que una de sus metas al escribir Joseph Anton era ser más “duro” consigo mismo “que con cualquier otra persona”. Esta es una gran ambición para cualquier autor de memorias, y posiblemente algo poco realista para un hombre tan tenaz en sus rencores como Rushdie. Al enfrentarse con la decisión entre mostrarse magnánimo y ejercer una venganza largamente esperada, el autor de Joseph Anton casi invariablemente escoge lo segundo. Algunos de sus momentos menos caritativos ocurren cuando escribe sobre sus cuatro matrimonios. Rushdie tiene la costumbre de excusarse por sus propias infidelidades y traiciones frecuentes en la naturaleza imperativa de sus propios deseos (“sus propias necesidades eran como órdenes,” recuerda cuando explica por qué tuvo que dejar a su tercera esposa, Elizabeth West, y su pequeño hijo, para irse a callejear a América). Las diversas fallas de las esposas –avaras y gruñonas y celosas de su talento– no se excusan fácilmente. En una competencia reñida entre Marianne Wiggins (la número dos) y Padma Lakshmi (la número cuatro), es la última la que emerge como la peor del grupo de esposas. Rushdie la presenta como la Marion Davies de William Randolph Hearst: una caza fortunas seductora y erótica, pero fundamentalmente insulsa, cuyas ambiciones egoístas como modelo, actriz y presentadora de televisión no tienen “nada que ver con sus necesidades profundas”. La revelación final de su superficialidad se evidencia justo después del 11 de septiembre, cuando Rushdie, afligido y conmovido, necesitado de conectar con sus seres amados, la llamó a Los Ángeles y supo que ella estaba en medio de “una sesión fotográfica de ropa interior”. El clímax estremecedor de Rushdie en este momento puede parecerle al autor un poco excesivo, viniendo de un hombre que pasa gran parte de su memoria recordando encuentros con estrellas de pop, conejitas de Playboy y novias “buenas”, en el estilo de un jadeante joven personaje de Austen escribiendo sobre su primera visita a las aguas termales de Bath. Pero Rushdie quiere que comprendamos que estos recuentos copiosos de sus salidas nocturnas con celebridades son la crónica de un hombre valiente en su supervivencia, en su compromiso con un deber moral. “Comía en Balthazar, Da Silvano y Nobu, iba a estrenos de películas y bautizos de libros, y fue visto disfrutando hasta tarde en lugares como Moomba, donde conocen bien a Padma (…) Solo viviendo abiertamente, visiblemente y sin miedo, y reseñado haciéndolo, podía reducir el clima de temor que lo rodeaba ahora, en su opinión, un obstáculo mayor que cualquier amenaza iraní que todavía perviviera. De no haber estado de parran- da con Padma en Moomba los terroristas habrían ganado, ¿no entiendes?”. Otras evidencias del fracaso de Rushdie en cuanto a su propósito de ser tan duro consigo mismo como lo es con otros, se manifiesta en sus divertidos recuerdos del comportamiento de sus editores norteamericanos y británicos durante la fatwa. El director de Penguin, Peter Mayer, y Sonny Mehta, en Knopf, habían decidido publicar en tapa dura Los versos satánicos, pero dudaron y finalmente se atrevieron solo con las versiones de bolsillo. Que ambos tenían responsabilidades por la seguridad de su gran número de empleados –hombres y mujeres incluidas en los términos de la fatwa, pero quienes no tenían el beneficio de protección policiaca las 24 horas– no le parece a Rushdie justificación suficiente para sus decisiones, y se divierte a costillas de lo que considera su comportamiento “débil”. Robert Gottlieb, antiguo editor en jefe de Knopf, con quien Rushdie publicó Midnight’s Children, también es castigado por haber sugerido alguna vez que Rushdie no habría escrito su libro de saber que “iba a matar gente”. Rushdie estaba tan disgustado por este comentario, nos dice, que nunca le volvió a hablar a Gottlieb. Los lectores tendrán diferencias de opinión sobre el valor de sostener la libertad de expresión a cualquier costo que representaba la edición de bolsillo de The Satanic Verses. Pero aun aquellos que están del lado de Rushdie se verán en dificultad para equiparar su sorna hacia el punto de vista contrario. Para cuando el asunto Rushdie culminó, más de cincuenta personas habían muerto. Las preguntas que Mayer, Mehta y Gottlieb asomaron sobre el sentido común y la moralidad de seguir publicándolo dadas las circunstancias, parecía entonces, y sigue pareciendo ahora, perfectamente razonables y humanitarias. Sorprendentemente, cuando Rushdie relata el triste episodio de 1990 en el cual se reunió con líderes musulmanes y acordó no solo sacar del mercado la edición de bolsillo sino proclamar su fe islámica, regaña a aquellos que no mostraron “compasión” por su “error”. La compasión, ciertamente, es lo que se le debe durante esta era atribulada. Solo es lamentable que el propio juicio de antiguos amigos y colegas esté tan vacío de esta cualidad. De todas las racionalizaciones y estrecheces de puntos de vista que se muestran en Joseph Anton, lo más triste, tal vez, es su actitud alterada sobre el Islam. Durante la fatwa, Rushdie resistió cuidadosamente la tentación de hacer del propio Islam su enemigo. “Eso que llamamos islamismo no es lo mismo que Islam”, le dijo a David Cronenberg en 1995. “Esta cosa política que llamamos fundamentalismo, a la cual todo el mundo le teme. No es un movimiento religioso, es un movimiento fascista político que casualmente usa un cierto tipo de lenguaje religioso”. Pero su tolerancia hacia este tipo de distinciones ha palidecido. Ahora considera deshonesto y errado cualquier esfuerzo por separar las formas reaccionarias del Islam del propio Islam. Dice que son corolarios embarazosos de los viejos intentos de los marxistas occidentales de separar al “verdadero” marxismo de los horrores del comunismo soviético. El Islam no persigue una entidad heterogénea sino un monolito repugnante y asesino, y el “respeto” occidental por la religión –que debe ser colocado siempre entre comillas desdeñosas– es solo “hipocresía al estilo Tartufo”. ¿Como podemos reconciliar estos sentimientos con la gratitud que Rushdie expresa en otras partes del libro hacia escritores musulmanes que lo apoyaron durante la fatwa? ¿O su creencia en el papel del artista como promotor de la tolerancia entre humanos? El papel de la literatura, nos instruye en sus páginas finales de su libro de memorias, es promover “comprensión, simpatía e identificación con personas que no son como uno (…) para hacer que el mundo se sienta más grande, más amplio que antes”. Algunos lectores encontrarán hacia el final de Joseph Anton que el mundo se siente más estrecho y sombrío que antes. Pero no deberían sentirse alarmados. El mundo es tan ancho y grande como siempre ha sido; es solo que Rushdie ahora es más pequeño. EL Zoë Heller es una autora y periodista británica que suele hacer crítica literaria, a veces con la misma mordacidad que manifiesta en esta reseña sobre (o contra) Joseph Anton. Una de las novelas de Heller, Notes on a Scandal, fue finalista del Booker, uno de los grandes premios literarios de la lengua inglesa, y llevada al cine, con la gran actriz australiana Cate Blanchett en el rol principal. Los libros del muchísimo más conocido Salman Rushdie son publicados en español por Random House Mondadori. Febrero 2013>33 O F I C I O >> el editor digital ¿dóndE EsTÁ EL VaLor DE LOS LIBROS? Julieta lionetti, exeditora de los sellos españoles muchnik y Poliedro, se ha dedicado a investigar la historia de los libros desde una perspectiva que integra su valor económico y cultural. Su visión optimista frente al cambio de paradigma rompe con las perspectivas más apocalípticas. >> José agustín Jaramillo >> FotograFía ErnEsto molina 34>Febrero 2013 “ Yo compararía la labor de un editor serio con el ejercicio más radical de la crítica literaria, pues uno se juega el patrimonio con la simple decisión de publicar o no publicar un libro”. Editar es tomar riesgos. Eso lo tiene claro Julieta Lionetti: en 1992 decidió publicar en español a Mo Yan –el más reciente Nobel de Literatura– y más tarde hizo lo mismo con Chuck Palahniuk, un autor a quien los agentes vendían con cautela pues parecía ser demasiado irreverente para los lectores. De nacionalidad argentina, Lionetti se mantiene activa en el medio de las publicaciones. Es consultora independiente, cura la sección de libros en español para el blog Publishing Perspectives y poco a poco avanza en una investigación personal sobre la historia de los libros, en relación con la economía y su función social. Internet permite que con baja inversión puedan surgir discursos -En tus artículos y exposiciones hablas del libro desde un punto de vista doble: como un vehículo del conocimiento y como un objeto inmerso en la economía de mercado. -Se suelen idealizar los libros y olvidar que también son una mercancía. Esas dos visiones no plantean una contradicción, acaso una tensión. ¿Por qué un libro con valor literario se transforma en una posibilidad de ganar dinero? Los libros tienen valor en cuanto a su capacidad para modificar nuestro campo de conciencia, pero también como una posibilidad de generar riqueza. Esa tensión ha tomado formas distintas a lo largo de la historia de la palabra escrita. -¿Cómo se manifiesta esa tensión en este momento donde conviven los libros tradicionales y surgen nuevas formas de ellos en el contexto digital? -Durante muchos años se le dio un valor simbólico al papel, tanto en los libros como en el papel moneda. Lo impreso tenía tanto valor que los editores iban a las librerías, entregaban un montón de papel impreso y a cambio recibías dinero, otro montón de papel impreso. Ahora ese valor se está yendo hacia lugares de abstracción mayores, pero en vez de intentar descubrirlos muchos editores se dedican a inundar el mercado con libros inútiles. Asistimos a una especie de inflación: el papel está dejando de ser un soporte permanente del conocimiento y la devaluación del papel tiene mucho que ver con la devaluación de los contenidos. -¿Hacia dónde se está yendo ese valor? -Siempre la cultura ha sido material. La tecnología y los materiales en los cuales nos apoyamos cambian la naturaleza de los objetos simbólicos. Ahora hablamos de un mundo virtual y muchos lo ven como una “desmaterialización”, pero seguimos siendo materiales, pues todo el conocimiento existe en los grandes data centers. Ahora tenemos unos híbridos que llamamos e-books, donde se está centrando casi toda la discusión en cuanto a precios, derechos y otras cosas, pero yo creo que en el fondo las grandes compañías de software nos están planteando un libro que ha dejado de ser mercancía y que está inscrito en parámetros económicos que todavía no entendemos bien. Los e-books están sirviendo para convertir a los lectores en tan significativos como los de los mercancía. El valor ya no está en la plataforma ni en el contenido, sino en los usuarios. Cuando cada cosa que haces tú con un libro electrónico es darle información a una gran base de datos –sea Amazon, Google, Apple o cualquier otra– que la va a usar para darte publicidad personalizada: en realidad la mercancía eres tú. -Esas afirmaciones son muy desalentadoras. -Hay gente que me dice que esto es como Matrix o 1984. Pero esto nos ofrece cosas nuevas. La lectura hipertextual nos plantea una lectura de fragmentos donde la totalidad nunca es visible y donde los conocimientos se organizan enciclopédicamente por temas o palabras clave. Nunca tenemos la noción de la obra completa, ni siquiera cuando la compramos, pues puede cambiar y actualizarse. Todo se matiza según la reacción que tomemos. Cualquier corte cronológico es castrador y tenemos que experimentar con esto para descubrir qué podemos sacar de todos estos cambios. Si nos resistimos ahí sí que vamos a perder mucho más. -¿Los e-books son un paso hacia esa experimentación? -No me gusta hablar de e-books o de libros electrónicos. La tecnología libro vino en papel y solo es posible en ese material. A los e-books los llamamos libros porque es la única referencia que tenemos, pero son algo totalmente distinto: con los libros estamos ante la entereza de la obra y el lector va y viene a través de ella según él quiera. Yo tengo costumbres atroces de leer: empiezo por la mitad y después voy hacia donde me plazca, pero esto solo lo puedo hacer porque se mantiene el concepto de unidad. En los e-books no estamos ante la obra completa: es como si estuviéramos viendo pasar una película que tiene letras –o páginas– en vez de imágenes. Esto no favorece a la comprensión de la totalidad de la obra, por más que tenga un índice o una tabla de contenidos, que muchos libros no traen, incluso en papel. -También es evidente que están cambiando las formas de negocio. -Creo que la apuesta por el e-book representa en muchos casos una política defensiva y de resistencia al cambio. Me refiero a las reglas de grandes conglomerados económicos. copyright agresivas y restringidas que intentan mantener unos privilegios absurdos y van en contra de la circulación del conocimiento. Por ejemplo, en Estados Unidos, surgió una página de encuentros de intercambio de e-books. Como el DRM lo permite, la página empezó a funcionar como un club de libros. ¡Pero se ganó una demanda! Tuvo que cerrar el sitio porque le dijeron que era ilegal, y no lo era. Otro ejemplo son los geobloqueos. Que no puedas comprar un libro porque vives en Colombia hace parte de un copyright que no sirve más. Ojo, no es porque se quiera regalar todo y porque todo deba ser gratis, sino porque ya no se adapta más a estas condiciones sociales. Sin embargo, ante este panorama, la red tiene también muchas ventajas: Internet permite que con baja inversión puedan surgir discursos tan significativos como los de los grandes conglomerados económicos. A lo largo del siglo XX el libro se fue uniformando hasta perder su valor y ahora Internet puede ser un aliado para desuniformar la producción de conocimiento. En ese panorama, buscadores y metadatos deben ser los objetivos principales. -En todo este cambio, ¿qué tradición representa el editor? -Incluso en el mercado de los libros, el papel de los editores cambió: desde hace unos años la inmediatez del mundo en que vivimos hizo que los libros –que gozaban de un prestigio– empezaran a ser engañosos. Esto no es culpa de los editores, pues ellos deben responder a decisiones económicas y a un nuevo modelo social que en donde se genera de forma permanente. En 2005 un libro se planificaba con un año y medio de antelación, eso ahora es imposible. Sin embargo sí creo que un editor es como una guía, una lámpara de Diógenes, y sé que este cambio va a generar muchas lámparas de Diógenes. En medio de esta sociedad de la inmediatez, creo que los editores podrían empezar a moverse por unas catacumbas que rescaten la lentitud: hay autores que tardan diez años en escribir una obra y eso tiene que existir como un lugar más, como un remanso donde la memoria pueda fructificar. EL Febrero 2013>35 E D I T O R I A L E S >> la valija de fuego Una apuesta por lo artesanal La distribución de los tres primeros títulos que publicó el nuevo sello bogotano empezó en las librerías independientes. >> isabEl CaldErón rEyEs >> FotograFía Camilo rozo E n el barrio Palermo hay una librería que se llama La valija de fuego. Es una casa pequeña con libros nuevos y usados, revistas, afiches, prendedores y tazas de café. Allí tuvieron lugar varias reuniones entre tres personas que querían fundar una editorial: Alejandra Céspedes, artista gráfica; Marco Sosa, librero y fanático del rock, y Jairo Buitrago, autor e ilustrador de literatura infantil. Los motivó el deseo de hacer buenos libros ilustrados que pudieran venderse por igual en tiendas de tatuajes, ferias y librerías. “Queríamos ser diversos y darle más importancia al gusto personal que a los intereses comerciales”, cuenta Marco Sosa. En honor al punto de encuentro, el sello que crearon se llama La valija de fuego. El año pasado se dieron a conocer con tres títulos: Cuentos desobedientes, de Jairo Buitrago, dirigido al público infantil y compuesto por dos historias paralelas; Alquilé una casa en el este del infierno, un cuaderno de bocetos del ilustrador “Juan & Diego”; y Adiós en altamar, poema escrito e ilustrado por Alejandra Céspedes. Buitrago, Céspedes y Sosa decidieron usar un formato tipo acordeón (leporello) para cada uno de los libros y los uniformaron con un estuche de cartón hecho a mano. Lo hicieron así porque les gusta lo artesanal y desean que en su trabajo haya una identidad visual. En palabras de Sosa, pensar el libro como objeto es importante porque “los libros acartonados y planos espantan a la gente joven; inventarse 36>Febrero 2013 la valija de fuego queda en la calle 45 # 20-45, en bogotá. formatos agradables y versátiles permite que la gente tenga un mejor acercamiento primario a la lectura”. Los títulos de La valija de fuego se consiguen en la librería homónima, en Casa Tomada, en Babel y en Sinsalabim, en Medellín. Pero en esos lugares no se agota su distribución: están en tiendas de tatuajes como Big Brother y Bogotá Tattoo, y les llama mucho la atención participar en ferias de diseño y llevar sus libros a otros espacios. Al respecto, Céspedes y Sosa dicen que no ven nada de malo en la marginalidad y que la distribución de sus libros en espacios no convencionales es un aporte al fomento de la lectura. “Hay muchas personas que, aunque sienten una fascinación por la ilustración e incluso disfrutan de la literatura, no se han acercado a los libros porque han sentido una distancia inmensa entre su cotidianidad y el mundo de la lectura”, cuenta Céspedes. Y a propósito de tatuajes, uno de los próximos proyectos de La valija de fuego es hacer un libro erótico vintage con tatuadores. Los tres autores inaugurales también piensan repetir, aunque la editorial está en busca de nuevas voces. Como dice Sosa, “la idea no es que Jairo se auto-publique siempre, ni que Aleja se auto-publique siempre. A nosotros nos gusta la variedad y creemos que la diferencia no significa disonancia. Nuestros criterios son distintos, pero a la hora de escoger lo que publicamos somos equitativos. De hecho, es más fácil llegarle a la gente cuando hay diversidad en las propuestas”. Alejandra Céspedes cuenta emocionada que su correo electrónico se está llenando de mensajes escritos por artistas que han visto sus libros y les escriben para mostrar su trabajo y proponer su publicación. De los proyectos que han llegado a sus manos, hay uno que los tiene entusiasmados por estos días. Se trata de un fanzine/libro sobre la historia inconclusa del punk en Colombia. El punto de partida es una recopilación de expresiones gráficas y callejeras y la idea es aprovechar ese material para llamar la atención de los jóvenes y mostrarles que los libros pueden abordar los temas que les interesan. Y es que los editores de La valija de fuego se han visto sorprendidos por la acogida de sus libros. Aunque aseguran que no les interesa hacer de esto un negocio y que se sienten satisfe- chos si recuperan la inversión y eso les sirve para hacer más libros, Alejandra Céspedes habla de la emoción que le producen las ventas: “A mí me impresiona, porque si ponemos un puesto en una feria, llega alguien buscando un libro para el hijo y se lleva el de Jairo Buitrago, o llegan los jóvenes y se llevan el de ‘Juan & Diego’. Incluso, he visto gente mayor comprando el poema que yo escribí e ilustré. No me lo esperaba.” EL Febrero 2013>37 L A N Z A M I E N T O S >> Afiuni: la presa del comandante “La sociedad venezolana ha perdido la capacidad de discernir” En diciembre de 2009, una jueza penal de Venezuela otorgó la libertad a un banquero encarcelado por órdenes del gobierno de Hugo Chávez. El libro que cuenta su historia ha vendido 20 mil ejemplares. Su autor, Francisco Olivares, explica por qué. >> Rafael Osío Cabrices M aría Lourdes Afiuni no pertenece a ningún partido político. No es periodista ni militar. El público no la había oído nombrar hasta hace tres años. En diciembre de 2009, ella otorgó la libertad a Eligio Cedeño, uno de los nuevos ricos del chavismo, que había caído en desgracia y había sido encarcelado por órdenes del Ejecutivo, que controla todos los demás poderes en Venezuela. Cedeño aprovechó para salir pronto del país; Afiuni, en cambio, fue detenida de inmediato y sometida a una larga y cruel venganza. Ella es uno de los símbolos, hoy, de lo que el chavismo hace a quien considera sus enemigos. Su presidio es una advertencia para que ningún juez se atreva a 38>Febrero 2013 emitir una sentencia contraria a los deseos del poder. El año pasado, el periodista Francisco Olivares aprovechó que a ella le habían concedido la casa por cárcel, para entrevistarla y escribir un libro que en pocas semanas de diciembre vendió 20 mil ejemplares. Afiuni: la presa del Comandante (La Hoja del Norte) es uno de esos reportajes que superan con mucho la pretendida asepsia de la mirada periodística. Francisco Olivares obtuvo una prolífica confianza con la jueza Afiuni, quien le contó lo que no le ha contado a nadie más sobre su paso por el infierno de una cárcel venezolana. Además visitó en Miami a Eligio Cedeño, el joven prodigio financiero de orígenes humildes a quien el chavismo eligió como una de sus víctimas propiciatorias, hasta que la desgracia que había caído sobre él fue transplantada, con fuerza mucho mayor, a la jueza que lo puso en libertad porque no encontró razones legales para mantenerlo preso. Este reportaje debe ser uno de los estudios de casos más poderosos para revelar cómo el Estado venezolano fue copado por una experiencia de poder para convertirse en un arma de destrucción masiva. Francisco Olivares, uno de los más acreditados reporteros de investigación de Venezuela, a cargo de la unidad de investigación del centenario diario El Universal y autor de libros anteriores como Las balas de abril, contestó las preguntas de El Librero acerca de Afiuni: la presa del Comandante, sus hallazgos, sus dilemas éticos “Una sociedad tan polarizada hace que la ideología determine lo cierto y falso. La sociedad venezolana ha perdido la capacidad de discernir y ello nos lleva a una suerte de oscurantismo intelectual”. y el contexto en el que este libro, preciso pero doloroso, sale a la calle. -¿Cómo decidiste contar esta historia? ¿Cómo llegaste al tema y estableciste una estrategia para abordarlo? -Tenía en mente atender el caso de Afiuni pensando en publicar en El Universal. Pero Lina Romero me sugirió que ese tema podría abordarse en un libro. Acordamos hacerle una visita para conocerla y conversar sobre su caso. Me di cuenta de que allí había mucho más. Me pareció una mujer muy interesante, una historia conmovedora, encontré en Afiuni a una mujer luchadora y muy consciente de cuanto le ocurría. Creo que hubo cierta conexión desde el primer momento y de inmediato le propusimos hacer el libro. En la medida en que hablábamos me adentraba en su mundo, compartíamos esa vivencia y sentí que más que un interlocutor me convertí en depositario de sus dramas más íntimos. Ella depositó su confianza no solo en quien la entrevistaba sino en un amigo. -Es un asunto difícil el del manejo de la confianza del entrevistador. ¿Sientes que lo que estás contando responde a esa confianza que te dieron, en especial la jueza? ¿Cuáles dilemas te encontraste en cuanto a la distancia que se supone debe tener un periodista con el objeto o el sujeto de su investigación y cómo los resolviste? -Cuando me sentaba frente a un personaje como ella, en su casa, frente a su familia, lo primero era el agradecimiento de que me abrieran sus puertas, que tras una mirada se estableciera el vínculo de confianza. Alrededor de las tragedias siempre hay gente que saca provecho, que lleva segundas intenciones. Es un riesgo que se toma de lado y lado. Del lado del periodista porque el personaje puede ser un experto manipulador y de parte del entrevistado porque puede tratarse de un amarillista que hace negocio con el escándalo y tergiversa las historias. La familia Afiuni es una familia tradicional, honorable, y cuando entras a su casa ese aroma lo sientes desde la entrada, no necesitas verificar muchas cosas para saber que hablan con la verdad. -Una de las muchas escenas estremecedoras del libro es aquella en los tribunales en que se llevan detenida a Afiuni y una sola persona, una nada más, se atreve a protestar. ¿Cómo llega- mos a esa inmensa soledad de los dignos, de los valientes, o más bien de los temerarios? Hay mucho de decadencia moral, pero, ¿cómo hablar de moral desde el periodismo, cómo hablar de ética ante una sociedad que no parece tener mayor interés en el tema? -Ciertamente muchas personas se han ocultado y se han protegido bajo la sombra del poder. Al principio fue precisamente la clase media profesional la que con entusiasmo colocó en el poder al actual Presidente, a quien vio como un vengador, pero 14 años después ese sentimiento se ha transformado en miedo, ya no a perder privilegios sino a algo más elemental como conservar el puesto de trabajo, la beca, la misión, etcétera. Por eso cuando Afiuni era trasladada desde su despacho a la cárcel, tras de sí se cerraban las puertas de los pequeños despachos de los jueces. Pero cuando la oscuridad cubre como un manto a todo un país siempre salen voces, desde la ruinas se levantan brazos y curiosamente de parte de quienes ya no tienen nada que perder. El capítulo final del libro así lo dibuja con un acto muy simple, pero muy humano, y más aun yo diría que hasta “heroico” en ese capítulo que llamé “la dignidad de los cabeza rapadas” que lo dejo de incógnito a los lectores. -¿Qué esperas que pase con este libro? ¿No te frustra el hecho de que te leerá solo quien no puede hacer nada, o quien ya está de acuerdo contigo? ¿De que difícilmente este libro podrá cambiar la opinión de alguien? ¿O no son esas tus expectativas? -Una sociedad tan polarizada como esta hace que la ideología determine lo que es cierto y lo que es falso. Lamentablemente la sociedad venezolana ha perdido la capacidad de discernir y ello creo que nos lleva a una suerte de oscurantismo intelectual que pagarán las generaciones futuras. Sin embargo en Venezuela se está escribiendo mucho y se está leyendo mucho, más que en otros tiempos. De allí que creo que nuevas generaciones encontrarán las claves de la historia contemporánea y entre otras cosas, gracias a los medios masivos y a los libros que se están produciendo. La izquierda tradicional siempre se ha edificado sobre conceptos preestablecidos como el de que defiende más que nadie los derechos humanos. Pero en el poder justifica acciones mucho más violentas contra quienes los adversan. En Venezuela hay numerosos presos políticos, pero no en el sentido tradicional. No son exactamente los líderes opositores quienes están tras las rejas, sino los necesarios para dar un ejemplo al resto de la sociedad de lo que no se debe hacer. Es el caso de Afiuni. El 10 de diciembre cumplió 3 años de encarcelamiento en un caso que desde el punto de vista legal no tiene ningún asidero. La propia Fiscalía General y el SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia, equivalente del DAS colombiano) concluyeron que ella nunca se benefició con su decisión de darle juicio en libertad a Eligio Cedeño. Ella es una presa del más alto poder. EL Febrero 2013>39 lanzamientos >> Sana mente Lejos de fundamentalismos Este libro es una guía que reúne a 40 expertos en temas que van desde el bienestar espiritual hasta el tratamiento de la rinitis o el control de la ira. Para Santiago Rojas hay dos conceptos clave entre esa diversidad: integrar y educar. >> José Agustín Jaramillo >> Fotografía Camilo Rozo 40>Febrero 2013 E l primer libro que escribió Santiago Rojas hablaba sobre las esencias florales de Edward Bach. Lo publicó en 1993, cuando hablar de terapias alternativas causaba recelo, más si quien lo hacía había estudiado en una escuela médica reconocida tradicional. Este médico bogotano atiende pacientes en su centro médico particular desde una perspectiva que combina principios de la medicina tradicional y la alternativa. Además ha divulgado su conocimiento a través de programas radiales, de televisión, conferencias y libros. Según él, el oficio del médico tiene mucho que ver con el del educador: “siempre he tenido la visión de que la salud es un tema de todos: yo creo en un médico social, en un médico grupal”. Su libro más reciente, Sana Mente (Aguilar), recoge varias entrevistas que Rojas condujo para el programa radial que él conduce todas las noches para la emisora Caracol. Son conversaciones con expertos en distintos campos de la salud, quienes vienen tanto de la rama tradicional como de la alternativa: una guía que presenta distintas posturas sobre espiritualidad, terapias alternativas, tratamiento de enfermedades y mantenimiento del bienestar. “Con este libro quiero hablar de una sola medicina y hacerla útil”. La clave está en integrar Sana Mente es un libro diverso. El adjetivo aplica para los temas que trata y para los perfiles de los interlocutores de Rojas. Sin embargo todo se construye alrededor de una sola línea, pues se sintetiza el concepto de lo integral, una guía básica en el oficio de Rojas. “Cuando yo estudié terapias alternativas en el 84, estudiaba Medicina en la “Siempre he tenido la visión de que la salud es un tema de todos: yo creo en un médico social, en un médico grupal”. Universidad Militar Nueva Granada. Mis maestros, tanto en un lado como en el otro, renegaban del otro discurso como si fuera lo peor, manejaban un discurso muy fundamentalista. Yo creo que conocer los dos sistemas es esencial, pues el problema no está en las medicinas sino en los médicos, quienes no somos capaces de ver la otra cara del lado y complementar. No hay una medicina buena y otra mala, sino una sola con diferentes opciones.” Esto no habría sido posible decirlo hace 20 años, pero para Rojas durante esta época hubo un cambio radical en la forma en que la gente se relacionaba con la salud y la medicina: el acceso libre a información médica que antes era privilegiada, hizo que la relación entre médicos y pacientes pasara de ser vertical a horizontal. En otras palabras, el paciente se hizo dueño de su propio tratamiento y el médico pasó a ser una guía. Por otro lado, el sistema médico tradicional se autopromocionó como el único posible y fracasó: “fue víctima de su propio fundamentalismo”, apunta. En este nuevo contexto, donde los pacientes ganaron importancia y se volvieron activos, críticos y capaces de decidir frente a su propia salud, surge la necesidad de volver cotidiana la ciencia médica. Sin embargo la diversidad de voces que hay alrededor del tema –algo que se vuelve palpable en Sana Mente o en la fuerte tendencia de libros de salud y autoayuda– puede generar confusión. “Es peligroso replicar experiencias personales que aunque tienen valor no pueden generalizarse. Mucho de lo que se publica tiene la intención de convertirse en una verdad absoluta”, advierte Rojas. “Hay una tendencia en la autoayuda que habla sobre el poder de la mente. Yo creo que la mente puede producir muchas cosas, pero hay limitaciones materiales. Estos discursos facilistas, aunque sirven para que la gente se acerque masivamente al tema, llevan a distorsionar la espiritualidad”. Según Rojas, en ese oficio doble del médico educador, hay una responsabilidad implícita: escoger la mejor información y validarla así no se comparta personalmente. Luego, en el momento de divulgarla, se debe pensar en la premisa de aclarar el panorama y no generar confusión. EL El Librero conversará con el Dr. Santiago Rojas el próximo 19 de febrero a las 5:30 de la tarde en la librería Art Books (Carrera 11 # 85-79). 12 consejos para el bienestar del día a día · Nada en demasía. · Aprenda a sonreír. · Desarrolle un arte por el gusto de hacerlo. · Tenga una comida variada, nutritiva y gustosa. · Haga actividad física por lo menos 3 veces a la semana y por lo menos 40 minutos. · Duerma. · Aprenda a perdonar. · Exprese libremente sus emociones. · No culpe. · Sea agradecido. · Póngase metas y conviértalas en desafíos. · Comprométase: con su salud, con su pareja y con la vida. Febrero 2013>41 lanzamientos >> Un diálogo sobre cómo percibir el mundo El milagro de escribir para quien no puede ver Probando a no ver, en la presentación mexicana de El libro negro de los colores La autora de El libro negro de los colores acaba de publicar Cierra los ojos que vamos a ver (Dahbar), un libro sobre su relación con una joven mexicana invidente con quien intercambió una serie de interesantísimas postales sobre el mundo. >> Menena Cottin >> Fotografías Camilo Rozo 42>Febrero 2013 E l día de la presentación en México de El libro negro de los colores (Tecolote, 2006), fue la primera vez en mi vida que yo hablé con una persona ciega. Se trata de un libro todo negro –con ilustraciones negras de Rosana Faría en relieve y texto traducido en braille– que habla de cómo un niño ciego percibe los colores. El evento se realizó en el auditorio del Fondo de Cultura Económica, en el Distrito Federal y lo organizó Cristina Urrutia, la directora de la editorial. Era un domingo de agosto. Mucha gente se apareció en el lugar. Los anfitriones pidieron al público que formara una fila a la entrada del auditorio. A medida que iban llegando a la puerta, se le colocaba a cada quien una banda negra sobre los ojos y se le entregaba una caja con los diferentes elementos a los que alude el libro: plumas, hojas secas, fresa, mostaza. Cada nueve personas entraban con un guía ciego a la sala que estaba totalmente oscura, y allí se iban sentando en círculos sobre la alfombra de los pasillos, cada grupo con su guía. Cuando se llenaron estos espacios, los demás asistentes fueron conducidos hasta las butacas con sus respectivas cajas. A mí, como era la autora del texto, me ubicaron en el escenario y me dieron un Menena Cottin en los Himalayas micrófono y una linterna para iluminar el libro. Lamentablemente Rosana Faría, la ilustradora, no pudo acompañarnos aquella mañana. Una música esotérica ambientaba el lugar. Luego de una breve presentación hecha por la señora Urrutia, abrí mi libro, aclaré la garganta y leí la primera frase: “Según Tomás, el amarillo sabe a mostaza, pero es suave como las plumas de los pollitos”. En ese momento hice una pausa y todos los asistentes, en medio de aquella oscuridad, abrieron sus cajas y comenzaron a experimentar texturas, olores y sabores con la ayuda de los guías ciegos. Fue una experiencia conmovedora. Allí había muchos invidentes ese día, además de los guías del evento, que eran varios. Había un grupo de fotógrafos ciegos acompañados de su profesora. Estaba también una chica con su perro guía que dio una charla sobre la ayuda que representa para las personas invidentes contar con dispositivos especiales, e hizo demostraciones con su teléfono y su computadora. Varios invidentes habían asistido como público. Yo estaba muy impresionada con aquella gente admirable. Al finalizar el evento, Cristina Urrutia me presentó a varios de los muchachos ciegos que participaron como guías. Yo –debo confesar– estaba bastante cohibida y nerviosa, era demasiada la emoción que sentía. Lucero estaba sentada aparte, con el libro abierto sobre su regazo. Tocaba las páginas abstraída de lo que sucedía alrededor. Alguien me dijo que aquella chica quería que le dedicara el libro. Me acerqué a ella y me presenté. Me entregó su libro. Le pregunté cómo se llamaba y volteando me respondió: “Lucero”. Me sorprendieron sus enormes ojos verdes. Recuerdo que le dije: “no sé si tus ojos tienen luz, pero te dieron el nombre perfecto porque llevas dos luceros en tu cara”. Ella sonrió. “Mis ojos sí tienen luz”, dijo. Tomó de vuelta en sus manos el libro dedicado, me agradeció que hubiera pensado en ellos –personas diferentes– y me dio su dirección de correo por si acaso algún día yo necesitaba algo. Era ella la que me estaba ofreciendo su ayuda, “por si acaso yo necesitaba algo”. Eso me tocó. ¿Qué vi en Lucero que tanto me interesó? Ella me dijo que sus grandes ojos verdes sí tenían luz, y yo le creí. “Mi interés por el tema de la ceguera empezó quizás por miedo. Miedo a imaginar una vida sin imágenes, sin visiones, sin colores”. Mi interés por el tema de la ceguera empezó quizás por miedo. Miedo a imaginar una vida sin imágenes, sin visiones, sin colores. Por curiosidad, porque nunca había conocido ni hablado con una persona ciega. Por admiración a esas personas que les toca vivir sin ver. Por la esperanza de que algún día sean tomadas en cuenta por la sociedad para hacerles la vida más fácil, más humana, más justa. Siempre he pensado que yo no hubiera podido resistir ser invidente. Soy eminentemente visual. Siempre lo fui, desde niña. Soy diseñadora gráfica e ilustradora, me comunico con el mundo a través de imágenes visuales. Quizás de allí viene mi curiosidad por ese mundo ciego. Un día decidí experimentarlo personalmente. Me volví niño: Tomás, un niño ciego. Imaginé que yo tenía un amigo que sí podía ver. ¿Cómo nos entendíamos? Escogí plantearme el reto de la forma más difícil: a través de los colores, que son estímulos absolutamente visuales. Yo soy Tomás. Cada vez que mi amigo dice que el cielo está azul, yo siento que el sol calienta mi cabeza. Mi amigo dice que la sangre es roja, es decir que el rojo duele cuando se asoma por el raspón de mi rodilla. El verde huele a grama recién cortada. Así fui buscando paralelismos entre los colores y otras sensaciones que no fueran visuales. Fue una experiencia de gran sensibilidad e intromisión. Yo misma me sorprendí frente al resultado cuando leí el texto que había escrito. Días más tarde del evento de presentación de El libro negro de los colores viajé con mi esposo a las montañas de Bután, pequeño país situado al este de los Himalayas, entre China e India. Yo estaba sumamente sensibilizada por la experiencia que acaba de vivir en México. Durante los catorce días que duró mi caminata por las montañas no dejé de pensar en cómo le podría describir las maravillas que yo estaba viendo a alguien invidente. Los ojos de Lucero estaban muy presentes en mi memoria. Decidí afrontar el reto de llevarla de viaje a los Himalayas. Potencié todos mis sentidos, escuché, olí, degusté, toqué, percibí las montañas. Regresé a Caracas y reviví mi viaje con los ojos cerrados. Pocos días después envié a Lucero un cuento que escribí para ella: “Esencia de Bután”. Gran sorpresa fue la pronta y emotiva respuesta de Lucero luego de leer mi cuento, y más aun la curiosidad y el interés que mostró. “¿Has escrito otros cuentos? Me gustaría seguir leyéndote”. Claro que había escrito otros, muchos, de cada viaje, de cada caminata, pero ningún otro había sido pensado para un lector invidente. Se lo advertí, pero ella insistió en que quería viajar. Así comenzó un largo intercambio de correos que duró seis años. Nunca hablamos, no hizo falta. Las palabras escritas nos llevaron a viajar, a subir montañas, a conocer pueblos y culturas. Yo le prestaba mis ojos y ella me brindaba sus otros cuatro sentidos. Ambas conocimos mundos diferentes, sensaciones y emociones que nunca hubiéramos imaginado posibles: por ejemplo, que algún día esta historia que vivimos se convertiría en un libro. EL Febrero 2013>43 A U T O R E S >> Ricardo Silva Romero “No tengo el peso de estar explicando el país” En su libro más reciente, el escritor bogotano pone a dos personas a conversar en la ciudad, mientras la violencia sucede en los campos. Érase una vez en Colombia está compuesto por dos novelas: una de amor y una de guerra. >> Isabel Calderón Reyes >> Fotografías Camilo Rozo E l libro más reciente de Ricardo Silva Romero, Érase una vez en Colombia (Alfaguara), fue publicado en noviembre del año pasado y para Navidad ya estaba agotado. Desde 2009, Silva no escribía un libro para adultos. Sus lectores mayores de 15 años se conformaban con leerlo en El Tiempo, donde escribe una columna de opinión todos los viernes. Ahora que volvió a las librerías lo hizo con un libro que trae dos historias en vez de una. Benjamín y Martina, los protagonistas de Comedia Romántica, tienen una conversación que les dura toda la vida y ocupa la mitad del libro. El otro lado se lo toma El Espantapájaros, una masacre en forma de novela. -¿Cuál de las dos historias se te ocurrió primero? -Comedia Romántica. Lo empecé hacia el final del 2009, con la idea de escribir algo menos difícil que Autogol, mi novela anterior. Esa había implicado un trabajo periodístico que a mí no me gusta: salir, entrevistar a todo el mundo e investigar. No estaba con la energía para arrancar con algo tan fuerte. Más bien, quería hacer algo que estuviera en mis manos, que fuera basado en mi experiencia. Aparte, tenía muchas ganas de escribir un libro que lo pusiera a uno feliz. -¿Es extravagante que un libro haga feliz al lector? -Los libros lo ponen a uno mal. Lo incomodan, lo estremecen y lo dejan a uno como sin piso. Pero yo quería escribir algo que lo pusiera a uno feliz. Y sin que fuera tonto. Eso es algo que perdieron los libros, me parece. Como hay superación personal y hay tanta cosa que produce felicidad –desde YouTube ahora, y el cine 44>Febrero 2013 “Me pareció interesante que estos personajes, como toda la gente que tiene una vida de ciudad, estuvieran dándole la espalda sin querer a ese otro lugar que es donde ocurre la violencia”. hace cien años, y la televisión después– los libros se han replegado, o por lo menos la gente que está en el mundo de los libros se replegó y todos nos quedamos con la sensación de que lo serio eran los libros. -Como si el territorio de los libros fuera un territorio solemne... -Sí. Se volvió prestigioso ser un secreto a voces, o el secreto mejor guardado de la literatura. Un prestigio de hacer parte de la minoría. Y en los medios se notó que la cultura era para gente supremamente entendida, mientras que para todos los demás estaba el entretenimiento. Sí, para ser felices el entretenimiento y la cultura para ser cultos. -¿Por eso haces una reivindicación de las comedias románticas? -Es que hay películas que lo ponen a uno bien con la vida sin que le estén dando palmaditas en la espalda y sin que estén fingiendo. Es un optimismo que no es tonto. -¿Cómo el de cuáles? Dame algún ejemplo. -El apartamento, de Billy Wilder, o The Shop Around The Corner, de Ernst Lubitsch. Esas comedias románticas saben que la vida es durísima, que el mundo es horrendo, pero que es posible una vida feliz. No dicen mentiras pero lo dejan a uno bien. -Si querías hacer un libro que no te costara mucho esfuerzo, ¿por qué optaste por escribirlo todo como un diálogo? ¿No es eso mucho más difícil que entrevistar futbolistas? -Yo ya tenía los personajes y pensé que lo más fácil era que se pusieran a hablar para que contaran su historia. -Y mientras escribías el diálogo, ¿nunca confundiste a los personajes? ¿Nunca te perdiste? -Muchas veces. Me tocó leerlo por lo menos tres veces en voz alta, con otra persona haciendo las voces, a ver si faltaba alguna línea. Y varias veces faltaban líneas, porque eso pasa. Sobre todo si uno agrega una línea de un personaje y se le olvida que también tiene que agregarle una al otro personaje. -Pero aclárame una cosa, Ricardo. Querías hacer un libro que dejara felices a los lectores. ¿Entonces en qué momento apareció la idea de escribir una novela sobre una masacre? ¿Qué sucedió ahí? -Terminé Comedia Romántica, pero mientras escribía siempre tuve ganas de contar una masacre desde que empieza hasta que se acaba. Por eso en un momento de la conversación Martina y Benjamín hablan de eso: como ella es periodista, ha estado investigando sobre el tema. Me pareció que así como ellos lo hablaron es justo como uno lo habla. Uno puede estar en un almuerzo y pregunta: “oiga, ¿sí vio lo de la masacre?”. Y eso no es indolencia, ni es para sentir culpas. No era como que quisiera castigar a los personajes por ser ligeros con la realidad nacional. Cosa que en todo caso no logran hacer porque la realidad los afecta. -¿Y cuándo decidiste que la masacre no debía ser solo una escena de Comedia Romántica sino una novela? -Yo sencillamente pensé que quería contar esa historia. Me pareció que era interesante que ellos, como toda la gente que tiene una vida de ciudad, estuvieran dándole la espalda sin querer a ese otro lugar que es donde ocurre la violencia. Me parece importante que ese optimismo, o esa vida posible que sale tan bien en Comedia Romántica, tuviera un contrapeso. -¿Para poner el optimismo en perspectiva? -Más bien para pensar qué es una buena vida. A uno lo han educado en abstracto: “Mire cómo está Colombia, ¿usted qué va a hacer? ¿Cómo va a salvar a Colombia?”. A mí me parece interesante poner a dos personas a cuidarse. Me parece que esa es una buena reducción para resolver los problemas de una comunidad: que alguien se encargue de otro. -¿Pero sabías que ibas a ensamblar las dos historias en un solo libro? -Yo sabía que eran dos, que quería sacarlas al tiempo y que las quería tener separadas. Quería construirlas casi como un opuesto. -¿A quién se le ocurrió el formato cara y cruz? -A Santiago Mosquera, el diseñador, y a Carolina López, la editora. Fue buenísimo. Porque dejó clara la idea: una vida estaba patas arriba para la otra. Alguien me lo puso en estas palabras: “dos realidades cosidas en el mismo lomo”. Eso me resolvió la duda. -¿Fuiste a El Salado, a Bojayá, o algún lugar donde haya sucedido una masacre? -A El Salado no he ido, pero he estado cerca de la reconstrucción que Semana ayuda a adelantar. He tenido acceso a investigaciones de la Procuraduría y he conocido personas involucradas. Aunque traté de no basarme mucho en la información, porque lo que me parecía importante era no hacer una masacre prototipo ni una recreación. Para eso existen los informes de memoria histórica. Con todo lo extraño que suena, yo quería que la masacre la hiciera yo. Quería que esa fuera mi violencia. Y que el lenguaje no fuera superior a la violencia. -¿A qué te refieres con eso? -A que el lenguaje no estudiara la violencia, ni la mirara desde arriba. Que no fuera como si esto le sucediera a gente extraña. Quería jugar con la sensación de que uno es capaz de esa violencia. Si hubiera sido una narración objetiva y desde arriba, con una investigación, Febrero 2013>45 “Traté de no basarme en la información, porque no quería hacer una masacre prototipo ni una recreación. Yo quería que la masacre la hiciera yo. Quería que esa fuera mi violencia. Y que el lenguaje no fuera superior a la violencia”. como un relato sociológico, hubiera sido diferente. Creo que lo más importante de esta historia era no sentirse superior a la violencia. -¿Existen otras novelas colombianas sobre masacres? Yo no encontré... -Yo tampoco. Porque aunque Los ejércitos, de Evelio Rosero, se acerca, lo que cuenta no es una masacre, es otra cosa. Puede que haya novelas sobre masacres y que uno no lo sepa, pero yo no he encontrado ninguna. -Y aun así, hay un lugar común: mucha gente que dice que en Colombia no se escribe sino de violencia y conflicto. -Yo me siento con mucha tranquilidad al respecto porque siempre he hecho lo que he querido: he escrito libros sobre un tipo que amanece convertido en el pediatra de sus hijos, o sobre un niño al que se le muere la abuela. En fin, no tengo el peso de estar explicando el país. Pero cuando oigo decir que “aquí solo se habla de violencia y conflicto” me parece que es falta de información. Por ejemplo, en el cine pasa mucho. Todos preguntan: “¿otra película sobre la mafia?” El año pasado se estrenaron más de 20 películas; de esas, había por lo menos 15 de temas distintos. De los libros que salen, pocos son sobre el país. Hay muchas historias cotidianas, chiquitas. Otro ejemplo: la literatura infantil, que está fuera del alcance de las personas que dicen la dichosa frase. Resulta que esa literatura, aunque no niega el conflicto armado, es muy abierta a todo. -A propósito de libros para niños, ¿vas a seguir explorando ese mundo? Después de En orden de estatura y Que no me miren, ¿quieres hacer más? -Hice unos poemas para niños, que salen en abril; cuentan el árbol genealógico de una familia de oftalmólogos. El libro es ilustrado por Daniel Gómez y lo publicará Tragaluz. Por otro lado, ahora empecé a escribir una novela que tenía en la cabeza hace rato: sucede en el siglo XIX en Bogotá. EL UN LIBRO SACA OTRO LIBRO Dahbar E d i c i o n e s [email protected] 46>Febrero 2013 Menena Cottin ha hecho posible un milagro: Contar una historia de superación personal, que nació como un acto de amor por los libros Otro libro de la autora en Dahbar Ediciones Comience sus lecturas del año con estos recomendados Lo invitan a que conozca la firma de los mejores autores. Angelitos empantanados de Andrés Caicedo Adquiera alguna de estas novedades de Alfaguara e ingrese a www.regalalibrosalfaguara.co Participe desde el 15 de diciembre, con su factura de compra, por un año de buenas letras. Primer premio Gane un estilógrafo Montblanc, todas las novedades de 2013 publicadas en papel por Alfaguara, un dispositivo de lectura digital con 5 e-books de Prisa Ediciones y una suscripción a la revista El Malpensante. Segundo premio Tercer premio Dispositivo de lectura con 5 e-books de Prisa Ediciones y algunas novedades publicadas en papel por Alfaguara durante el primer semestre de 2013. Algunas novedades publicadas en papel por Alfaguara durante el primer semestre de 2013. Aplican términos y condiciones. Consulte la mecánica del concurso en www.regalalibrosalfaguara.co Poesía completa de Porfirio Barba Jacob
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